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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

Las apariencias engañan. Escribiendo al bote pronto y con la pretensión de ser “políticamente correcto” evitando ser víctima del incesante rumor que tiene azolada a la sociedad veracruzana, al remitirme al caramelo informativo que difunde la Sra. Gina Domínguez Colío desde la Coordinación General de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, me fui con la finta, dando crédito a lo expuesto en el comunicado oficial en el que se diera cuenta de los festejos patrios en la entidad.

Craso error que me llevara a exaltar la participación de patriotas y confiados veracruzanos que sobreponiéndose al miedo, celebraran con júbilo un aniversario más de la gesta independentista de México. Pifia que en mi anterior entrega me llevara a la afirmación de que en Veracruz “El amor patrio, tradición y memoria histórica se impusieron por sobre la incertidumbre, el rumor y el miedo…”  Y peor aún, agregando que con ello le hemos respondido al Dr. Duarte de Ochoa con confianza en su gobierno y fe frente a la adversidad.

Pasada la euforia del primer momento habiendo atribuido a los veracruzanos lo que ni por asomo es, ya con información fidedigna caí en cuenta de mi error. Lo que mediáticamente pudiera parecer una cálida, alegre y espontánea participación popular haciendo honor a la memoria histórica y justo reconocimiento a nuestros héroes nacionales, cuando menos en la capital veracruzana no pasó de ser simple jolgorio priísta, alimentado con acarreo de humildes familias y modestos servidores públicos, en el que la mano de la alcaldesa Elizabeth Morales, no fue ajena.

La Sra. Morales quiso cumplir su ofrecimiento al gobernador y a su partido de concentrar 10 mil personas en la Plaza Lerdo, lo cual no sucedió, ni es físicamente posible cuando de todos es sabido que tal sitio se llena hasta el tope con escasamente un millar. Triste es reconocerlo, pero así fue. Tanto que en respuesta al tradicional grito, la escasa multitud, se desató en “vivas” por consigna al gobernador Duarte de Ochoa, como si éste fuera el homenajeado. La sociedad xalapeña no logró vencer el miedo y mucho menos desatendió la ola de rumores. Lo que se impuso fue la necesidad de humildes familias de la cual siempre se aprovecha el priísmo rampante.

Luego cabe entonces pedir disculpas a mis dos o tres lectores, con el compromiso de no basar más mis opiniones en el comunicado oficial del gobierno veracruzano, sin antes confrontarlo con la percepción que de la realidad construye el imaginario popular. Pues “si nada es verdad, nada es mentira sino que todo es del color del cristal con que se mira”, preferible equivocarse escuchando la voz del pueblo que caer en el engaño de los caramelos mediáticos de Doña Gina Domínguez.

No obstante, como veracruzano puedo afirmar que Veracruz está lastimado, pero no herido y mucho menos vencido. Si como pueblo queremos hacerle frente a lo que ahora nos es adverso tenemos que aceptar el liderazgo de Javier Duarte, contribuyendo a su fortalecimiento con unidad y cohesión si, pero exigiendo un gobierno eficaz y para todos.

Reitero: no nos defraude gobernador.

A quienes cumpliendo con la tradición, con alegría y talante nacionalista  festejaran en familia y en la intimidad de su hogar la conmemoración de nuestra gesta independentista, mi comprensión y reconocimiento. Ya vendrán nuevos y mejores tiempos en los que los ciudadanos recuperemos los espacios públicos que hoy nos han sido secuestrados.

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