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Daily Archives: febrero 6th, 2009

Pulso crítico


J. Enrique Olivera Arce


Cualquier cosa antes que perder la iniciativa y mucho menos truncar el proyecto que se ha venido construyendo para el 2010. Quizá eso explique el por qué se alista para la contienda electoral en marcha,  a una  caballada priísta tan flaca arropando al delfín del gobernador. De haberse puesto el interés en mejorar el listado de precandidatos, se correría el riesgo de que Javier Duarte de Ochoa dejara de ser el hombre del momento y, llegada la ocasión, fuera desbancado de la posición de coordinador de la diputación veracruzana en la Cámara Baja del Congreso de la Unión.


Inteligente y previsora la decisión con vistas a la contienda por la gubernatura del estado en el 2010, aún a riesgo de ver disminuida en número más no en calidad a la fracción parlamentaria veracruzana del tricolor. Tan bien se hizo el cálculo,  que varios de los que hoy inician su correspondiente pre campaña están señalados para perder. Sin dejar de considerar que la resistencia que pudiera oponer el PAN en la entidad, como principal contrincante a vencer, no está contemplada como determinante para las aspiraciones del el ex titular de la secretaría de finanzas; esta fue previamente «ablandada» desde la cúpula del poder estatal en turno, allanándole el camino al joven político cordobés.


Así, salvo imponderables que suelen presentarse en el quehacer político electoral, todo está fríamente calculado para que  la coordinación de la fracción parlamentaria del PRI, sea la plataforma de lanzamiento para que en el 2010, Javier Duarte pueda concretar como candidato a la gubernatura de Veracruz el proyecto de Fidel Herrera Beltrán.  Si triunfa o no en las urnas, eso ya será otro cantar y seguramente ya no dependerá exclusivamente de los buenos deseos del gobernador, por lo que deberá brillar con luz propia como legislador federal. Habida cuenta de que llegado el momento de la elección del sucesor de Fidel, la circunstancia política tanto en el ámbito nacional como en la entidad veracruzana, podría darse bajo una correlación distinta de las diversas fuerzas políticas, pues no puede echarse en saco roto que tanto Miguel Ángel Yunes Linares como Dante Delgado Rannauro, ya trabajan con el mismo objetivo de Duarte de Ochoa.


Aceptando sin conceder que como insisten los panageristas  del maestro Fidel Herrera Beltrán, a este ya debemos considerarle como el mejor gobernador en la historia de Veracruz, cabe entonces preguntarse que esperamos de un político novel como Duarte de Ochoa; ¿Estará a la altura de los requerimientos postraumáticos de los efectos de la crisis ya considerada «tormenta perfecta» a nivel planetario?, ¿desbancando a su padrino del histórico lugar alcanzado?


Esto sin atender a  que al interior del priísmo veracruzano, otros destacados personajes ya se están considerando como opción válida para contender por el institucional en el 2010, como podría ser el caso de Héctor Yunes Landa, cuyo currículo no es nada despreciable. Pues no debemos desechar que en la política,  las fidelidades son pasajeras y circunstanciales; cada político profesional cuenta con proyecto de vida propio, estando cada quien en pleno derecho de construir su hoja de ruta, capitalizando en su provecho tiempos, oportunidades y circunstancias.


Todo lo anterior y no podemos hacerlo de lado, se da en el marco de un período temporal en el que la política estará condicionada por la recesión económica, las medidas gubernamentales tendientes a paliar la crisis, y las expectativas futuras de una población que en su mayoría procurará atender más a su supervivencia que a los intereses coyunturales de una clase política de la cual se siente ajena. A diferencia del pasado, el como los políticos enfrenten los efectos nocivos de la crisis, será determinante en la correlación de las fuerzas políticas que posibiliten el éxito del proyecto del maestro Fidel Herrera Beltrán y su delfín. La izquierda, a pesar de sus pesares, podría ser la sorpresa.


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No lo dicen los gringos, lo gritan los campesinos: para ellos cuando menos el gobierno, si no es que todo el Estado, es claramente fallido.


Obregón estaría muy extrañado. Doscientos cuarenta cañonazos de mil millones de pesos cada uno no fueron suficientes para doblegar la resistencia campesina. Al contrario: a mayor presupuesto para el agro, mayor la indignación de los más cuando ven que los recursos sólo fluyen para unos cuantos. Indignación que se volvió a mostrar en la marcha del 30 de enero en el Distrito Federal, en el Puente Internacional de Ciudad Juárez y en varios estados de la República.


Ya no es un simple malestar recurrente lo que revelan las movilizaciones campesinas de enero. Ni la protesta cíclica de tiempos electorales, como lo tratan de descalificar algunos políticos gobiernistas. Lo que sucede es que la ingobernabilidad se está adueñando del campo mexicano.


La gobernabilidad puede entenderse como eficacia en la acción de gobierno; como la capacidad de respuesta de la misma a las demandas sociales, o como la estabilidad social generada por una combinación de las anteriores.


En el sector agroalimentario la ineficacia del gobierno federal es evidente: a pesar de que se gastan más de 200 mil millones de pesos en el sector, la balanza comercial del mismo alcanza un déficit histórico de 4 mil millones de dólares. Pese a que existen decenas de programas, nuestra dependencia alimentaria del extranjero llega ya a 35 por ciento. Y la miseria y desigualdad rurales se siguen burlando de presupuestos astronómicos y programas tecnocráticos.


En cuanto a la gobernabilidad como legitimidad ganada con base en la respuesta adecuada a las demandas sociales, basten los siguientes ejemplos:


Los productores de leche, que han intensificado sus protestas, se declaran al borde de la quiebra. Denuncian la competencia desleal de las importaciones de leche de Estados Unidos a precio dumping. En la zona más productiva de Chihuahua, producir un litro cuesta arriba de cinco pesos, mientras que importar la leche en polvo y rehidratarla aquí cuesta sólo tres pesos con cinco centavos. Por esto, sólo de enero de 2008 a enero de 2009 las importaciones del lácteo aumentaron 23 por ciento. Muchos perdedores de ambos lados de la frontera. El puñado de ganadores: los grandes consorcios lecheros y las megacooperativas estadunidenses.


Los porcicultores nacionales también están a punto de colapsar. Por más cabildeo, por más exhortos del Congreso de la Unión -seis para ser precisos- que han emprendido ante ante la Secretaría de Economía, no han podido evitar la importación de puerco del extranjero. Tan sólo el año pasado las importaciones crecieron 50 por ciento.


Los productores de maíz de Sinaloa y Chihuahua altamente productivos y tecnificados expanden su producción, pero enfrentan la incompetencia de funcionarios de Sagarpa y Aserca, y la codicia de los engordadores y monstruos lecheros. En un primer caso, la liquidación anticipada de coberturas por parte de las grandes compradoras los ha puesto en riesgo de perder mil 300 millones de pesos. Por su parte, los maiceros chihuahuenses se enfrentan a que los grandes compradores pretenden incumplir el contrato signado por ellos y liquidarles el dólar a sólo 12.30 pesos porque los negocios no les resultaron como calculaban. Si se salen con la suya, los agricultores habrán perdido 500 millones de pesos. Estamos hablando no de campesinos estrictamente, sino de productores medianos y ya no tan medianos. Los próximos damnificados de la política agropecuaria. Y los eternos beneficiados, los grandes consorcios como Leche Lala que liquidaron sus coberturas pensando que iban a hacer el negocio de la vida, pero al seguir a la baja el precio del maíz, pretenden ahora que el gobierno y los productores les financien sus pérdidas: un fobaproíta maicero, el fobamáiz.


Los algodoneros también se indignan: hasta el año pasado les pagaron a 16 mil pesos la tonelada de buena fibra. Pero la invasión de fibra de mala calidad procedente de Estados Unidos les ha derrumbado el precio hasta 12 mil 600 pesos. Tan sólo en Chihuahua esto puede impactar en que se dejen de sembrar 70 mil hectáreas y se pierdan más de 2 millones de jornales. Aquí no sería un paro técnico como en la industria, sería un paro total.


Porque el gobierno ni ha sido eficaz para producir alimentos ni empleos ni responde a las demandas de las mayorías y sólo acciona para los oligopolios, la tercera vertiente de la gobernabilidad tampoco se da en el campo: la estabilidad. Y no hablamos sólo de las variopintas movilizaciones rurales. Hablamos también de los espacios rurales que el Estado abandona para dejarlos a merced de la delincuencia organizada, del despoblamiento de comunidades, de la quiebra de sistemas-producto completos.


No lo dicen los gringos, lo gritan los campesinos: para ellos cuando menos el gobierno, si no es que todo el Estado, es claramente fallido.

La Jornada 06/02/09

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