Hugo Moreno
«Parecen escucharse algunos ecos de Mayo 68, así como de 1848, y hasta el fantasma de Robespierre que parece preocupar al presidente Sarkozy. «Cuidado con los franceses, adoraban al rey y después le cortaron la cabeza», ha dicho. Quizá la intuición del político oportunista esté dando en el clavo.»
Las previsiones sobre la crisis son alarmantes. En el mes de enero se perdieron 90 mil empleos. La desocupación pasa a más del 8% de la población activa (20% de los jóvenes entre 18 y 25 años, un total de más de dos millones de parados, sin contar con los que ya fueron «borrados»). La ministra de la economía anuncia 300 mil desocupados más para el año corriente. El Indec (Instituto del seguro de paro) avanza la cifra: entre 375.000 y 454.000 para el año 2009.
Son datos que ejemplifican la ola destructiva en curso en Europa y en el mundo. No hay día que no se produzca cierres de empresas y supresión de empleos. Las «reformas» sarkozianas agreden al conjunto de la sociedad: la salud, la justicia, la educación, la información, la cultura. La gestión de Sarkozy, sus bufonadas repetidas, la arrogancia, la concentración del poder, el menosprecio por las instituciones, incluidos sus ministros comenzando por el primero, François Fillon, reducido a una sombra, violan las normas y los principios republicanos.
La política económica conduce a una catástrofe mayor: todas las señales están al rojo vivo. Las capas populares la sufren en la caída del salario, el deterioro de las condiciones de trabajo y de la calidad de la vida. El sentimiento de injusticia social se extiende. Sarkozy aparece como el presidente de los «ricos», sus amigos, a la bota de las grandes empresas y del capital financiero. La fronda aumenta sin cesar. Continuidad de la gran huelga del 29 de febrero, las centrales sindicales convocan el próximo 19 de marzo a una nueva huelga general, unificando reivindicaciones de todos los sectores.
Nota completa en: Revista SinPermiso. 15/03/09