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Monthly Archives: septiembre 2009

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El bajísimo nivel cultural que a diferencia de otros tiempos, priva en Veracruz, se ve reflejado en la mediocridad de una clase política que ni lava ni presta la batea.

Carentes de cultura política y, a últimas fechas incluso del menor indicio de civilidad democrática, la gran mayoría de nuestros políticos destacan más por las cantidades de tinta e imagen que de estos vierten los medios de comunicación que por su talento e inteligencia.

Trastocados principios y valores, el éxito de un político se taza en riqueza acumulada y capacidades para mantenerse, de manera permanente, pegado a la ubre del erario público; hacer del cinismo y displicencia virtud para satisfacer  sus insanos apetitos a partir del pillaje y la rapiña y, sin duda el destacar ante la sociedad como ciudadano ejemplar e impoluto jefe de familia. Raro es entonces el toparse con algún político cuya relevancia se sustente en su apego a la cultura, al cultivo de la ciencia o de las artes, haciéndose acompañar en el ejercicio de lo público por la honestidad intelectual y el amor al prójimo.

En medio de esta mediocridad, a lo largo de los últimos cuatro años y medio, la promoción cultural ha sido ajena a la administración pública estatal. No se necesita de mucho para darse cuenta que, de entrada, la primera asignatura en la que Fidel Herrera Beltrán al ser calificado por la historia saldría reprobado, lo sería el amor y compromiso para con la cultura y los  creadores veracruzanos. La prueba más evidente es el haber desvinculado a esta trascendente actividad humana de la educación popular, incorporando el quehacer cultural a la secretaría de turismo, valorándolo como mercancía al alcance del mejor postor.

Los resultados de tal medida de “reingeniería” privatizadora son lastimosos. Ni la actividad cultural contribuye al turismo, ni este aporta nada a la cultura. Antes al contrario, contemplada esta última como vulgar acto de comercio, en su nombre se atenta contra el patrimonio histórico y cultural veracruzano, como ha quedado constatado en la zona arqueológica de El Tajín. Criterio que se simplifica con las declaraciones de los responsables de la  llamada “Cumbre del Tajín en las que, sin empacho se afirma,  que “…tal evento cultural y musical constituye importante impulsor de la transformación de la región del totonacapan, ya que el impacto económico y mediático ha estimulado a los pueblos veracruzanos en su economía, educación y cultura”. Nada más alejado de la verdad, los pueblos indígenas considerados como objeto inerme, permanecen excluidos, discriminados, explotados  y sumidos en el abandono y la miseria. Su cultura ancestral es hoy objeto de comercio, promovido y ponderado a nivel internacional, en tanto que la actividad turística languidece atenida a un flujo estacional de visitantes de bajo nivel económico, al que le importa todo, menos el patrimonio cultural veracruzano.

Perdón. El tema al que me quería referir en este artículo era otro y en el camino me desvié. Lo que quería destacar es que entre tanta mediocridad y ausencia de cultura y honestidad intelectual, muchos de aquellos políticos que endiosaran hasta la abyección al Maestro Fidel Herrera Beltrán, haciendo del gobernador santo de su devoción y de la fidelidad religión, son ahora la canalla que con infundios, maledicencias, vituperios y chistes de mal gusto, pretende tirarle de su pedestal. “Muerto el rey, viva el rey”, es la tónica con la que los lacayos lambiscones de oficio, lo mismo cortesanos oficiales que amanuenses resentidos, vislumbran la proximidad de la entrega de estafeta, preparando el camino para uncirse  a lo que viene.

No se juzga ni por asomo el quehacer y resultados de la gestión sexenal próxima a culminar, las buenas, malas, o regulares políticas públicas resultantes de una peculiar y personal manera de gobernar, o la cercanía del gobernante con el pueblo que tanto se ha ponderado. La saliva insidiosa, el veneno, se vierte sobre el ser humano, su familia   y, la presunta  proclividad innata al saqueo de las arcas públicas de aquel semidiós antes objeto de su ignominiosa adoración. ¡Que vergüenza!

Lo que más llama la atención es que entre esta canalla, figuren personajes de medio pelo que calificaran  públicamente de “traidor” a Héctor Yunes Landa; que tienden hoy alfombras rojas al paso de Javier Duarte de Ochoa sin dudar un instante en que de fracasar este en su intento, ya habrá un nuevo semidiós ante el cual ignominiosamente mostrar las nalgas desnudas para hacerse acreedores al mendrugo que resbale de la mesa.

Esta es la “cultura política” que domina a Veracruz. A ella quería referirme. Pido disculpas por mi digresión.

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Gobierno de facto emite decreto que permite suspender a medios

Tegucigalpa. El gobierno de facto de Honduras emitió un decreto que permite suspender a los medios de comunicación que «atenten contra la paz y el orden público» tras el golpe militar que derrocó hace tres meses al presidente Manuel Zelaya.


Un funcionario de alto rango del gobierno de facto dijo el domingo que el decreto, al que Reuters tuvo acceso y que prohíbe además la libertad de asociación y circulación durante 45 días, ya está vigente.


El ministro del Interior, Oscar Matute, dijo que la libertad de expresión puede ser restringida para preservar la seguridad nacional.»No se trata de coartar la libertad de expresión, sino que si hay un medio que está incitando al odio y la violencia, es un deber ponerle un alto», dijo en una entrevista telefónica.


La emisora Radio Globo y la televisión Cholusat Sur, los dos únicos medios hondureños que no apoyaron el golpe militar del 28 de junio, fueron sacados del aire en varias ocasiones desde entonces.


«Hay un par de medios de comunicación que (…) lo que ha hecho es sembrar la discordia (…) Eso nos parece que debe ser regulado», dijo Matute.


El decreto también prohíbe las reuniones no autorizadas por las fuerzas de seguridad y les permite hacer detenciones sin una orden escrita. Medidas similares fueron decretadas tras el golpe militar.


El decreto podría limitar las acciones del Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe que reclama la restitución de Zelaya, que regresó clandestinamente el lunes a Honduras y está refugiado en la embajada de Brasil.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


El énfasis con el que los medios de comunicación masiva destacan los encabezados de algunas notas periodísticas, muchas de las veces no guarda congruencia con la información en  sí pero cumplen con el propósito de atraer la atención del lector. Sin embargo, sobran ocasiones en las que los encabezados  están encaminados a propiciar anticipados juicios de valor  para que la información que se da a conocer se atienda con previo prejuicio.


Caso paradigmático de esto último en las últimas semanas se puede observar en tratándose del controvertido tema de “Juanito” el de Iztapalapa, que, gracias a un mal intencionado manejo mediático,  ha hecho del personaje lo mismo expresión viviente de la mediocridad de la vida política nacional que motivo de escarnio para con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador. Ocultando la razón sustantiva del origen y contexto  de la elección del hoy delegado electo, que se sustenta en  una ley electoral recesiva, la corrupción y mala fe que priva tanto en el IFE como en Poder Judicial de la Federación,  y en el hecho inobjetable de que en escasos quince días, AMLO volcara la intención del voto de los habitantes de una de las delegaciones más pobladas de la ciudad de México a favor no de “Juanito”, sino de la Sra. Brugada, enmendándole la plana al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación..


Lo mismo se está observando en el manejo que la prensa veracruzana aplica a la alianza del PRD y posiblemente Convergencia con el PAN, en el vecino estado de Oaxaca. Favoreciendo los medios al PRI y estigmatizando a la izquierda electoral, sin atender al contexto dentro del cual se da eso que se ha dado en llamar “aberración ideológica”. Para quienes no estén lo suficientemente informados, el sólo encabezado de la nota que da cuenta de las declaraciones de un dirigente del PRI en el estado, induce al prejuicio y a la aceptación tácita de que efectivamente tal alianza es una “aberración”, como si el pragmatismo que domina en la vida político electoral no fuera el común denominador. ¿O acaso el PRI no acaba de aliarse al PAN y a los verdes, para avalar la designación del nuevo procurador general de la República propuesto por Calderón?, ignorando el sentir de la opinión pública y su propio rechazo al régimen calderonista.


Sin pretender darle la razón a la sin razón cotidiana del pragmatismo de una buena parte  del PRD, no podemos dejar de lado que en el caso específico de Oaxaca persiste en la mayoría de la población, sin distingo partidista,  la convicción plena de que hay que echar del gobierno al PRI, representado en la entidad por Ulises Ruíz y su camarilla. Convicción puesta de manifiesto hasta el cansancio por la también mayoría de los mexicanos que por cierto, tienen también puesta la mira en el (des) gobernador de Puebla.


La pretendida alianza no es un asunto ideológico ni puede juzgársele como tal; pragmáticamente, la alianza es reflejo de una expresión de la voluntad popular en contra del sátrapa gobernante, y sujeta a la aceptación plena de un candidato único que responda a las expectativas del pueblo oaxaqueño. Bajo esta óptica, ni puede considerarse  aberrante ni mucho menos como algo inaudito y generalizado que deba someterse a un sesudo análisis, como el que ya realizan algunos columnistas que en sus elucubraciones pretenden extrapolar maliciosamente el fenómeno a Veracruz.


Y digo, maliciosamente, porque no se oculta el miedo del priísmo a que en nuestra entidad pudiera construirse una alianza del PAN no con el PRD controlado desde palacio de gobierno, sino con Convergencia. No olvidemos que si en su momento esta alianza se hubiera dado de no haberla rechazado Dante Delgado, Fidel Herrera Beltrán no sería el gobernador de Veracruz.


Las circunstancias son otras. Oaxaca no puede compararse con Veracruz, ni en lo político ni en lo social. Como tampoco se puede comparar a un repudiado Ulises Ruíz con Fidel Herrera Beltrán cuyo cacicazgo es ilustrado y  que es bien visto cuando menos por un tercio del electorado. La correlación de las fuerzas electorales en nuestra entidad se manifiesta en un cierto grado de equilibrio en el que dependiendo de quienes sean nominados como candidatos a la gubernatura, el voto popular lo mismo puede beneficiar al PRI en una si aberrante alianza con el partido verde,  que al PAN o incluso a Convergencia.


Así que no adelantemos vísperas. En Oaxaca la última palabra la tiene su pueblo. En el Veracruz de hoy, se percibe que la última palabra la tendrán las bacinicas en una guerra sin cuartel.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Como en el debate universal acerca de lo público,  la ideología manda y condiciona”.

Adolfo Sánchez Rebolledo

El pasado martes 22 de los corrientes, Julio Hernández López en su ya imprescindible columna “Astillero” en La Jornada, pone sobre el tapete de la discusión un tema que ya es motivo de preocupación y en torno al cual se ha venido construyendo un consenso cada vez más amplio. Bajo el título de “Replanteamientos necesarios” Julio hace referencia a la situación que tiene al país al borde del desastre y la actuación de la izquierda social en México, la que se ha venido expresando a través del Movimiento de Resistencia Pacífica que encabeza Andrés Manuel López Obrador, frente a una realidad que exige definiciones claras y contundentes para enfrentarle.


Ya en alguna ocasión, sobre el mismo tema hice hincapié en que México no va a cambiar a partir de mentadas de madre, chistes de mal gusto, protestas masivas o reiteradas denuncias, a las que la clase política presta oídos sordos. Así también deje asentado que, a mi juicio, la izquierda social debería pasar a la construcción de una sólida organización sustentada en definiciones ideológicas con visión de largo plazo, un programa mínimo para la acción consecuente en la coyuntura, en torno al cual se posibilite la aglutinación y unificación  de fuerzas hoy por hoy dispersas, y desde abajo, como ha insistido Andrés Manuel, identificar y formar cuadros comprometidos que al margen de los partidos políticos representen legítimamente los intereses de sus comunidades.


Contemplar si, la participación del Movimiento en los procesos electorales acompañando y apoyando a los partidos que conforman el Frente Amplio Progresista (FAP) y a sus candidatos, cuando éstos así lo requieran, lo justifiquen y ello contribuya al fortalecimiento de la izquierda social, pero sin caer en el juego espurio de las componendas electoreras en que suele incurrir con frecuencia la llamada “izquierda electoral”. Manteniendo independencia, autonomía y libertad de movimiento en atención a los propósitos y objetivos concretos de mediano y largo plazo de la movilización popular. No atender a esta necesidad objetiva, ha dado lugar a que a lo largo de cuatro años la izquierda social le haga el trabajo sucio y desgastante tanto al PRD como al PRI, oponiéndose y denunciando el desastre del (des) gobierno ilegítimo de Calderón Hinojosa y al PAN, para que éstos partidos  lo aprovechen en su propio beneficio y, de paso, beneficiando a los poderes fácticos.


Coincido plenamente con lo expuesto por Julio. Andrés Manuel López Obrador debe definir el rumbo del movimiento y definirse a sí mismo. No puede mantenerse indefinidamente un liderazgo social en la izquierda,  cuando este se sustenta en torno a un solo hombre que siembra duda y desconfianza en la ambivalencia de una lucha popular de largo aliento y los intereses coyunturales de contiendas  electorales. No se puede confiar en quien tiene un pie en el PRD y otro en partidos políticos distintos, con fines electorales,  y al mismo tiempo conducir un movimiento de masas independiente. Más que un solo Andrés Manuel, el movimiento requiere de miles de Andrés Manuel surgidos desde abajo, en la comunidad, el barrio, la escuela, la academia,  el sindicato, el surco, el taller, que a lo largo y ancho del país, más que denunciar lo obvio, construyan, organicen y promuevan respuestas propositivas ideológicamente consecuentes con la necesidad de cambio.


México se ha situado a la cola de América Latina, marchando a contracorriente de la tendencia general de abandono de las recetas neoliberales y construcción de nuevas alternativas de desarrollo frente a la crisis sistémica global. Dentro de este esquema de involución, la izquierda se ha constituido en simple compañero de viaje de la derecha, actuando bajo las reglas y candados de una ley electoral recesiva que favorece a una clara tendencia al bipartidismo y al pensamiento único y en las que la participación plural y democrática no tiene cabida. Tal postura política no tiene futuro, de persistirse en ella el movimiento nacional de resistencia terminará hundiéndose en las mismas aguas en las que hoy naufraga el calderonismo neoliberal.  La definición ideológica y política es exigencia impostergable. Al margen de etiquetas y poses engañosas, la izquierda tiene que definirse por sí misma y para sí misma, ideológica y programaticamente sobre el futuro deseable para este país sin rumbo y sin destino, actuando en consecuencia.


Esperemos que la opinión vertida por Julio,  abra paso a un debate serio y responsable en el que como bien señala Adolfo Sánchez Rebolledo, la ideología mande y condicione.

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Astillero

Julio Hernández López

Replanteamientos necesarios

Hoy, López Obrador tiene que definir el rumbo del movimiento que encabeza y definirse él mismo. Sería una desgracia que por falta de agilidad, autocrítica y visión general, no hubiera el líder que las circunstancias reclaman para las luchas que de manera natural se darán conforme se agudicen los problemas en México.

Es tiempo de preguntarse si se ha agotado el esquema de movilización y protesta que hasta ahora ha desarrollado Andrés Manuel López Obrador. Mismas acciones frente a mismos problemas están dando los mismos resultados: activismo voluntarioso, protesta pública heroica, consignas y pancartas, fidelidad militante y concentración de programas y expectativas en la figura central del líder pero no aún el giro adecuado para convertir la gran crisis nacional en una alternativa viable de organización política y social que haga converger a múltiples sectores e intereses dañados por el mal gobierno y les permita luchar por algo más que por consignas genéricas o por las siguientes elecciones delegacionales, estatales o federales.

La crisis en curso reclama del único movimiento social activo, el de los seguidores de López Obrador, nuevos enfoques y acciones, que aprovechen y potencien la fuerza personal de su líder pero que al mismo tiempo ofrezcan nuevas formas de participación a los amplios segmentos sociales que se han quedado entrampados entre la propaganda oficialista apabullante que ha difamado al tabasqueño, a la que creen por efecto de la repetición en los púlpitos electrónicos, y la necesidad de una opción fresca e incluyente de lucha, que dé curso a la muy extendida insatisfacción social que hasta este momento no tiene un cauce político amplio y que corre el riesgo de convertirse en decepción deseosa de mano dura o en río desbordado de consecuencias imprevisibles.

Es cierto que López Obrador es el único mexicano capaz de congregar multitudes en torno a un acto público, y que tiene el gran mérito de haber sobrevivido al terrible bombardeo mediático y político que en su contra han desatado los mismos poderes supremos que le arrebataron la Presidencia de la República y que no desean su sobrevivencia pública. Pero eso no es y no puede ser suficiente, porque entonces convertiría la acción política de las masas en una recurrencia placera nostálgica y acotada. Ya el pasado 15 hubo un Grito en el Hemiciclo a Juárez que no significó nada nuevo, con medidas que parecieran más una forma de entretener con algo a los seguidores que un proyecto en forma. Ayer, en San Lázaro, se repitió, con menos éxito, la rutina de la presentación de propuestas a las bancadas legislativas afines para que peleen, en el interior de una maquinaria dominada por el prianismo, por hacer triunfar lo que sabidamente no tiene viabilidad allí, en lo institucional.

El escenario político e institucional ha sido cambiado a grandes pasos y con claros trazos. Calderón ha sido hecho a un lado y sólo le han dejado como instrumento ceremonial, mientras el priísmo, congregado en derredor de la figura mafiosamente patriarcal de Carlos Salinas, está tomando el control de todo lo que políticamente se haga. Los grandes medios de comunicación están apostando abiertamente, no sólo con espots en tiempo de máxima audiencia, por ese retorno del PRI a Los Pinos, y los principales empresarios están inequívocamente dispuestos a impedir, nuevamente, que triunfe una opción de izquierdismo reformista (una especie de buen priísmo) en 2012.

Hoy, López Obrador tiene que definir el rumbo del movimiento que encabeza y definirse él mismo, porque de continuar la lógica de las concentraciones públicas movidas por el interés de sus palabras personales, y de persistir en la obsesión electoral con él mismo como necesario actor estelar, tanto el movimiento como él pueden quedar, irónicamente, en una frecuencia distinta a aquella en la que va entrando el país a causa de las desgracias económicas y la tensión social. Sería una desgracia que por falta de agilidad, autocrítica y visión general, no hubiera el líder que las circunstancias reclaman para las luchas que de manera natural se darán conforme se agudicen los problemas en el país. No se trata, ni remotamente, de arriar banderas, sino de alzarlas más alto y defenderlas con más fuerza e inteligencia. De preguntarse si el acento principal de la lucha colectiva debe seguir siendo la movilización, el mitin y el discurso centrados en una persona y, desde luego, si ese capital político debe ser convertido casi por sistema en botín de oportunistas merced a las transmutaciones electorales fallidas que tanto esfuerzo del líder consumen.

Irónicamente, de no darse el replanteamiento a la alza, incluyente, combativo y no electorero, el tabasqueño y su entorno directivo estarán cediendo el paso a las opciones de izquierda que encajan en el modelo de repartición concertada del pastel que promueve el salinismo. Marcelo Ebrard, bien visto por Elba Esther Gordillo y siempre asesorado por el maestro Camacho, podría convertirse entonces en la pieza inteligente y moderna que sea capaz de inducir una muy lucidora reunificación de las izquierdas. Por el bien de todos, hay que hacer replanteamientos de fondo.

La Jornada. 22 de septiembre de 2009

José Enrique Olivera Arce

Fue en el sexenio de José López Portillo cuando dio inicio el proceso de eliminación de la ley no escrita: “Mordaza” que,  en oposición a lo dispuesto por la Constitución General de la República, como espada de Damocles, operara de manera eficaz para el viejo régimen priísta en su prolongada “dictablanda”;  doblegando a la prensa y alejándola de su razón sustantiva de ser reflejo, vocero, y canal de la libre expresión de la sociedad.

Paradójicamente, fue en el mismo período en el que,  con mayor sutileza,  se encontrara la fórmula idónea para seguir haciendo de la prensa instrumento al servicio del gobierno y no al de la sociedad: la propaganda oficial, pagada con recursos públicos, el intercambio de favores y el abierto contubernio entre la autoridad y los propietarios de los medios, al margen de eso que delincuencialmente se conoce cono “conflicto de intereses”. Haciéndose famosa aquella frase de López Portillo ante la salida del huacal de algunos medios que no siguieran a pie juntillas la regla no escrita: “No les pago para que me peguen”.

La frase fue histórica y de ahí pal real tuvo su secuela: el ejercicio de la autocensura en los medios de comunicación de masas, como fórmula para no perder privilegios y canonjías. Con la implantación del modelo neoliberal en México, a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, se institucionalizó el cinismo y la desvergüenza: para la mayoría de los medios de comunicación, impresos o electrónicos, el ejercicio  periodístico dejó de ser servicio público, transformándose en el mayor de los casos en espurias empresas mercantiles privadas,  regidas no por la ética e interés de la sociedad en su conjunto, sino por las leyes del mercado: la oferta y la demanda. La información se trocó en grosera mercancía. Sobre todo en aquellos medios marginales que sobreviven gracias a la propaganda política oficial u oficiosa, generosamente pagada con recursos públicos.

Entronizados en México el cinismo, la desverguenza, la corrupción e impunidad, la prensa, salvo honrosas excepciones, está en estrecho contubernio con los poderes formales y fácticos en la innoble tarea de saquear al país. “No se le pega al que paga ni se le paga al que pega”, es ahora el paradigma mediático.

Dentro de esas excepcionales y honrosas excepciones destaca el diario “La Jornada”, que si bien no puede   substraerse del todo, por razones obvias, del carácter mercantil a que están sujetos los medios de comunicación, cumple y ha cumplido a cabalidad, 25 años al servicio de la sociedad; habiendo mantenido contra viento y marea tanto la ética que honra al buen periodismo como el carácter plural y de servicio a la comunidad que le distingue. Para quienes a lo largo de cinco lustros le hemos tomado como paradigma en el ejercicio del periodismo, o como lectores comprometidos con las mejores causas de México, mentiría,  si afirmara en contrario, que a  “La Jornada” la sentimos en lo personal como propia y, en lo colectivo, parte del patrimonio nacional.

Hace unas semanas, con motivo del primer número de La Jornada Veracruz, hice público mi beneplácito por el inicio de un proyecto que inyectaba renovado oxígeno a la prensa veracruzana, confiando en el aval ético y moral que bajo el nombre y el prestigio de eso que sentimos como nuestro, habría de respaldarle. Sólo espero que mi optimismo en ese momento desbordado, se mantenga en el tiempo y que las nuevas generaciones puedan, en su momento, sentirse orgullosas de que Veracruz cuente con su propia “Jornada”. De sus editores depende que en sus páginas se refleje el espíritu que ha animado a “La Jornada” nacional a lo largo de 25 fructíferos años.

Semanario Pulso crítico

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Entre críticas y rechazo de senadores del PRI y el PRD al impuesto de 2 por ciento al consumo general, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, dijo que ése y la mayor parte de los nuevos gravámenes que contiene la propuesta económica gubernamental de 2010, deberán ser permanentes, ya que se perdió una fuente duradera de ingresos por la caída de la plataforma de producción petrolera.


A excepción de los incrementos al impuesto sobre la renta (ISR) y al gravamen especial a la cerveza, que en unos años podrán regresar a los niveles de 2009, los demás, incluido ese 2 por ciento al consumo que se destinará al combate a la pobreza, no serán temporales ni transitorios, sino duraderos en términos de reponer los ingresos perdidos, detalló el titular de Hacienda, durante su comparecencia en el Senado.


Chantaje a los gobernadores

El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, advirtió a los senadores de la República que si no aprueban más impuestos para 2010, los sacrificados serán los estados. “Si se dice, vámonos a más deuda y menos impuestos, la Recaudación Federal Participable no aumenta y, por lo tanto, los estados recibirían menos recursos.

La Jornada 23/09/09

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Los mexicanos no somos tontos, entendemos que no es lo mismo perforar miles de pozos que alcanzar con estos la suficiente producción de crudo como para sustituir la declinación de Cantarell.


El Gobernador Fidel Herrera Beltrán dijo que ante la disminución de la producción de Crudo en la Zona de Cantarell, Veracruz emerge como el sustituto en la producción de Aceite y Gas, dado a que en la región de Palencanal se perforan tres pozos diarios.


“Veracruz representa en estos momentos para la nación, un punto de referencia en medio de una situación de dificultad, de carácter recesivo, Veracruz sigue creciendo y hoy es un baluarte que está llamado a ser el sustituto en la producción de Petróleos que se da en la zona de Cantarell, cuya actividad ha descendido, pero en contraste en Veracruz, Petróleos Mexicanos perfora hasta tres pozos diarios en Paleoncanal en donde se extrae aceite y gas”.


Con la sana intención, quizá, de generar confianza en la población frente a una crisis a la que no se le encuentra respuesta viable en el corto plazo, el Maestro Fidel Herrera Beltrán recurre a medias verdades y medias mentiras. La Región del Paleocanal de Chicontepec, efectivamente está considerada como una más de las opciones de Pemex para mantener la producción petrolera del país, sin embargo, son muchos y muy variados los expertos que coinciden en la inviabilidad en el corto plazo de la explotación petrolera  en una región  que cubre una extensión de 3 mil 875 kilómetros cuadrados,  en una zona que comparten los estados de Veracruz y Puebla, abarcando 14 municipios.


No se necesita estar ampliamente informado sobre un  complejo tema como es el de la explotación petrolera en México. Basta para darse una idea de cómo anda el abarrote con la opinión de los expertos que difunde  la prensa nacional, para darse cuenta de que la realidad es muy diferente a la que el gobernador de Veracruz anuncia a bombo y platillo.  Si en la región del Paleocanal de Chicontepec “se perforan tres pozos diarios”,  es únicamente porque con ello se beneficia a las empresas trasnacionales con las que PEMEX signara contratos contrarios al interés nacional, no porque con ello se beneficie al país con un incremento substancial de disponibilidades de crudo que substituyan a la menguada producción en la Zona de Cantarell.


En diversos medios de comunicación quedó asentado que: Pemex entregó en 2002 un contrato por 500 millones de dólares al consorcio integrado por Schlumberger, ICA Flour y Drillers Tecnology para la perforación de pozos. Es el contrato más grande de su tipo que ha otorgado Pemex y abarca servicios como estudios de campos, instalación de aparejos, la perforación de 200 pozos y la terminación de otros 50 pozos, reparaciones y otros trabajos de superficie, así como infraestructura de ductos, compresión y almacenamiento, en tanto que en julio del 2008, la transnacional canadiense Wheaterford se incorporó al proyecto de explotación del yacimiento de Chicontepec y perforará en cuatro municipios de la Sierra Norte de de Puebla, 600 de los dos mil 500 pozos petroleros que se ubicarán en esta entidad federativa.


Para los expertos, el tema  se reduce a la relación costo-beneficio de la explotación y, de acuerdo a estudios realizados con la puesta en marcha del proyecto la Nación sale perdiendo.


El grupo de ingenieros petroleros Constitución de 1917, integrado por ex funcionarios, analistas, académicos y ex trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex), denunció que los campos productores de crudo en el Paleocanal de Chicontepec no han resultado tan rentables como aseguran las autoridades de Petróleos Mexicanos (Pemex). Detallaron que de acuerdo con datos del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), se demuestra que en 2007 la producción incremental de aproximadamente 9 mil 100 barriles diarios requirió una inversión de 4 mil 871 millones de pesos en ese mismo lapso, por lo que extraer un nuevo barril de crudo en esa provincia petrolera tuvo un costo promedio de 133 dólares. De esta manera, la pérdida para el erario (con un precio promedio de 62 dólares por barril durante el año pasado)  fue de 245 millones de dólares.


En el caso de Chicontepec, se tiene planeado incrementar la producción en 737 mil barriles diarios hacia el año 2017, para lo que se requerirá incrementar la capacidad de perforación en la zona por más de 12 mil pozos en el periodo, es decir, mil 200 por año en promedio, es la versión oficial dada a conocer por el entonces todavía director de la paraestatal, Jesús Reyes Heroles y publicada en “Petróleo al Día”.


Por su parte Carlos Morales Gil, director de Pemex Exploración y Producción (PEP) explicó en entrevista con EL UNIVERSAL el 17 de febrero del presente año, que el programa de extracción de Pemex plantea concentrar recursos financieros y tecnológicos en la llamadas reservas probables de este yacimiento (Paleocanal de Chicontepec).  “El esquema contempla perforar poco más de 17 mil pozos en los 29 campos de Chicontepec, para un promedio de mil por año. “Lo que buscamos es prolongar el periodo de vida de los pozos y del mismo yacimiento”. Actualmente cada pozo puede ser productivo por cuatro o cinco años, “pero intentamos con nuevas tecnologías alargar su vida útil”. Nos hemos planteado, agregó, una producción por pozo de 100 barriles diarios; “si lo logramos, va a ser todo un éxito”, toda vez que otra de las dificultades que presenta Chicontepec es que no se trata de un gran yacimiento como Cantarell, sino de cientos, de miles de pequeñas cavernas que pueden estar separadas entre sí por metros o kilómetros, lo que nos obliga a la perforación masiva.”


Para Francisco Garaicochea, experto en el tema petrolero, “El problema de la explotación del Chicontepec es, además de la pobre capacidad de producción de sus pozos, su alta declinación inicial. Esto se debe a que los yacimientos son de baja permeabilidad, pequeños, con alto contenido de arcillas hidratables, y a que al iniciar la producción se libera en ellos una gran cantidad del gas disuelto que bloquea el paso del aceite hacia los pozos. Debido a ello, un pozo puede comenzar con una producción de entre 300 y 600 barriles diarios, pero la declinación suele ser de1 orden del 50 al 60 por ciento en el primer año. Al cabo de tres o cuatro años, la producción cae a 40 barriles por día o menos, y después, de siete o 10 años la caída es a unos 20 barriles por día, sostuvo Garaicochea y describe: “en extensión, el manto petrolero en cuestión es el más grande que hay en el país, pero el costo de su exploración y explotación también será uno de los más elevados”.


Equipo editorial de Petróleo Internacional, Junio 2009, por su parte puntualiza “El Proyecto Aceite Terciario del Golfo (ATG) demanda un gran esfuerzo financiero y de ejecución por parte de Pemex Exploración y Producción (PEP). En Chicontepec habrá que perforar 16.000 pozos de desarrollo en el período 2002-2020, o sea cerca de 1000 pozos por año, puesto que la permeabilidad de la roca madre (su capacidad para permitir que un fluido la atraviese) es baja, lo que resulta en que la productividad de los pozos sea también baja. : Para dar una dimensión del reto, en Cantarell se han perforado poco más de 250 pozos, entre otras razones porque la productividad promedio por pozo en Cantarell está entre 5.000 y 15.000 b/d, mientras que en Chicontepec, la productividad promedio por pozo está entre 100 y 300 b/d.”


Para Antonio Gershenson, (La Jornada 20/09/09), “Chicontepec  apenas constituye la porquería favorita de Calderón”.


Y así podríamos alargarnos sobre el tema a partir de todo lo que se ha divulgado por los medios nacionales e internacionales, referidos a opiniones de expertos reconocidos, pero sería ocioso. Basta con reiterar que de ello se dio una amplia explicación durante el desarrollo del Foro Energético que tuviera lugar en el Senado de la República y al que concurriera el gobernador Herrera Beltrán con su tesis de la “tercera vía”. La defensa popular que en aquel entonces se hiciera del patrimonio nacional frente a la iniciativa de reformas en materia energética de Calderón Hinojosa, demostró que la mayoría de los mexicanos no somos tontos y que, entendemos que no es lo mismo perforar miles de pozos que alcanzar con estos la suficiente producción de crudo como para sustituir la declinación de Cantarell. Amén del daño ecológico y social que el proyecto trae aparejado, como ya lo han denunciado agrupaciones indígenas de la región.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


Por ahí, existe una receta a la que recurren los verdaderos expertos en planeación que, de manera muy simple, establece que el conciliar lo deseable con lo posible depende de lo disponible.


Para empezar, no se puede hablar de planeación sin la concurrencia de profesionales que conozcan del asunto. En segundo término, sin contar con un diagnóstico sobre la realidad sobre la que se pretende actuar para,  así, determinar si es viable conjugar buenos deseos con disponibilidades de recursos naturales, financieros, materiales y humanos para, a continuación, concluir con lo que es posible realizar  en cuando menos tres escenarios: el óptimo, el intermedio y, en el peor de los casos, el más pobre pero más seguro.


Es entonces cuando inicia el verdadero proceso de planeación, al que habrá de alimentar con programas y proyectos que cumpliendo con los propósitos y prioridades, pre establecidos, permitan alcanzar objetivos y metas racionalmente jerarquizados y ubicados en un tiempo y espacio específico dado. En tratándose de planificación regional, el proceso es sin duda de una mayor complejidad, dado el conjunto de factores y variables a considerar. Hasta aquí, quiero entender lo que para el sector público debería entenderse como un proceso racional de formulación de un plan estatal de desarrollo.


Hasta donde me ha sido dado observar, y lo afirme en su momento,  nada de esto se tomo en consideración en la elaboración del llamado Plan Estatal de Desarrollo de Veracruz, al que hoy constantemente se hace referencia. Lo comenté hace cuatro años y hoy lo ratifico a la luz de la crisis que estamos padeciendo: Lo que debería ser el eje rector del quehacer público, privado y social de la entidad, no pasó de ser un simple listado de buenos deseos con el que retóricamente se pretendiera dar respuesta a las demandas de la sociedad, recogidas a lo largo de la campaña electoral de quién hoy es el gobernador de Veracruz.


Entre medias verdades y medias mentiras, así, de alguna manera lo ha hecho público el actual coordinador del Comité de Planeación (COPLADEVER). Organismo que debiendo ser autónomo, depende de la Secretaría de Planeación y Finanzas, incurriéndose en duplicidad de funciones si consideramos que tareas similares corren a cargo del Programa de gobierno que depende de manera directa del titular del poder ejecutivo estatal. Resultando que ni uno ni otro, al parecer no tienen ni la más mínima idea de lo que significa la planeación regional.


El escenario ideal sobre el que se elaborara el listado de buenos deseos, no existe. Se carece de diagnósticos específicos de la realidad socioeconómica de cada una de las regiones en que arbitrariamente se ha dividido al estado, y mucho menos validados por los actores privados y sociales sobre cuyas espaldas descansan las tareas del desarrollo. A falta de un plan integral e integrador, el sector público actúa reactivamente, unas veces a pedir de parte, otras por conveniencia político electoral y otras, desafortunadamente, por simple capricho. Propiciándose con ello un verdadero rompecabezas regional en el que nadie sabe que piezas deberían encajar unas con otras.


Hoy nos enfrentamos al peor de los escenarios. Al que nadie tomó en cuenta. Como  nadie sabe por donde transitar en un país sin rumbo; Con un Estado desmantelado y saqueado; sin un quehacer económico con expectativas de recuperación y crecimiento; con finanzas públicas quebradas que ahora van tras el bolsillo de los más desprotegidos, y sin una visión de futuro que contemple a la educación y a la salud como activos social y económicamente redituables en beneficio del país y, lo peor, sin esperanzas de que el actual estado de cosas cambie para bien de México. El poder conjugar lo deseable con lo posible, en un escenario de tal naturaleza, ni en sueños fue contemplado por aquellos que elaboraran lo que sin rubor se dice es el Plan Estatal de Desarrollo de Veracruz. La fiesta que empezara a bombo y platillo, a cuatro años y medio, se acerca al final de la tocada sin siquiera  tener idea de lo que se festejara.


¿Pesimismo? Si. Sin duda. No se podía esperar otra cosa de una entidad federativa que vive solo de y para los procesos electorales de cada tres años. No termina uno cuando ya empezó el siguiente. El gobernador ya determinó, ahora sí como señor feudal, quien gobernara a Veracruz en el próximo sexenio y ya inauguró la nueva ronda de festejos en honor del elegido. Esperemos que, cuando menos, el Sr. Duarte de Ochoa no herede el mismo listado de buenos deseos. Veracruz se merece otra cosa: Un auténtico y legítimo Plan Estatal de Desarrollo sustentado en honestidad intelectual, sentido común, racionalidad y, sobre todo, alimentado por la participación popular.


Si esto no figura en la agenda del ahora diputado federal, salen sobrando matracas y fanfarrias en su honor.

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En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

Marcelo Ramírez

Marcelo Ramírez

Dialogar con el Maestro Marcelo Ramírez Ramírez, es un privilegio. Su amistad me honra. En su humildad en el trato con quienes no tenemos ni el talento, capacidad y preparación académica que en el desborda, radica su principal virtud. Con una honestidad intelectual a toda prueba, escucha con atención,  y se hace escuchar defendiendo con pasión, a la altura de sus interlocutores, tanto sus bien argumentadas posturas filosóficas e ideológicas como también políticas. Destacando su profundo amor a México,  y su fe y confianza en la capacidad humana para sobreponerse a sus limitaciones haciendo valer lo mejor de su naturaleza. La humanidad no es suicida, y en eso coincidimos plenamente.


Coincidencias y divergencias enriquecen el diálogo. Sabe distinguir y aceptar  la razón de sus interlocutores, defendiendo con pasión la propia, en un marco de mutuo respeto, en el que no cabe ni la soberbia del intelectual ni la necedad del ignorante. Nos identifica el origen común. Tanto Marcelo como un servidor provenimos de familias proletarias vinculadas con el diario quehacer de la hoy ya fenecida fábrica de hilados y tejidos de Ciudad Mendoza. Inteligencia y talento sin duda diferentes, a favor del maestro, pero también circunstancias diversas, nos han hecho transitar por caminos divergentes que en el presente y gracias a las vueltas que da la vida, se reencuentran  para permitir compartir una preocupación, fruto quizá, de nuestro común origen: el incierto camino de un país que marcha a la deriva, recreándose condiciones que en el pasado dieran lugar a la rebeldía de nuestros abuelos.


Lo anterior viene a cuento lo mismo por el intercambio de ideas que periodísticamente tuvieran cabida en las páginas de “Análisis Político”, sobre el sistema de partidos políticos en México, en el que por cierto, estoy obligado a reconocer que mal interpretara el sentido del artículo inicial de Marcelo, publicado en Diario de Xalapa y en el portal de internet del buen amigo Quirino Moreno, que por esta necia realidad que a los diferentes partidos políticos le merecen mayor atención y prioridad  la forma y no el contenido. Guardándose más de atender a la conservación e incremento de su llamado “capital político” ante el electorado, que avocarse con seriedad a la búsqueda, desde su legítima diversidad ideológica y programática, de respuestas tan viables como tangibles al ramillete de crisis que hoy inciden ciertamente en todo el orbe, pero que en nuestro entorno específico lastiman día a día a mayor número de compatriotas.


Observándose como denominador común tanto ausencia de honestidad intelectual como de congruencia entre la ética política,  que debería normar la vida pública de la nación, y la conducta personal y grupal de quienes están llamados por su encargo, a servir como mandatarios del mandante soberano, el pueblo de México.


Esto es preocupante y expresión severa del retroceso que en todos los ámbitos de la vida pública –arrastrando de paso a la privada-, está acusando nuestro país. Cual cangrejos caminamos para atrás y no precisamente para retomar lo mejor del legado histórico del viejo régimen; de esos setenta años -que la reacción panista califica peyorativamente- en los que con talento, esfuerzo, patriotismo,  y no poca resistencia, México se diera a la construcción de instituciones paradigmáticas; leyes ejemplares; infraestructura básica y los cimientos de una economía sustentada en producción de riqueza y no en simple especulación mercantil. Todo ello fruto de un pacto social que bien conciliaba y combinaba los legítimos intereses de los sectores social y privado con el interés más general de lo público, preservándose soberanía, identidad y rectoría del Estado. Lo mejor de la política en su función sustantiva de administrar el permanente conflicto de la lucha de clases, o como se dice ahora, “la conciliación entre diferentes”.


Antes al contrario, se avanza hacia atrás retomando lo más deleznable del viejo régimen que amenaza con volver: el autoritarismo, la corrupción e impunidad, la demagogia, la simulación y el gatopardismo. Dándosele la espalda a la política como quehacer civilizado y  sustantivo en la búsqueda de una sana y equilibrada convivencia nacional. Paradójicamente, habiendo México llegado a ser ejemplo para el resto de América Latina, hoy es calificado entre los más atrasados en el concierto latinoamericano y, peor aún, como el único, -al que se suma Colombia-,  que marcha contra la corriente general;  aferrándose a las mismas recetas neoliberales frente a la crisis con las que el viejo régimen priísta, agotado, iniciara la debacle del país que hoy por hoy, profundiza un panismo insensible e ineficaz.

La preocupación es real. La incertidumbre ante un futuro incierto que ya apunta al desastre,  como denominador común crea un consenso nada cercano a la visión oficial y que el sistema de partidos políticos no quiere o no puede ver ni mucho menos, la sensibilidad de atender.


Marcelo, en su artículo inicial se plantea la interrogante: Partidos políticos ¿Volver a sus orígenes? Respondiéndose a sí mismo: “Volver al origen significa para ellos replantear los propósitos históricos que les dieron vida, pero actualizados para funcionar en el contexto de las realidades del mundo globalizado”. Yo lo malinterpreté, planteándome que no es posible retornar a un México que ya no existe, tomando su interrogante como afirmación. Tiene razón en su argumentación. Volver al origen, sí, pero para replanteándose los propósitos históricos que les dieran vida, afrontando con decisión, voluntad política y honestidad intelectual los retos de nuestro tiempo. Esa es la gran tarea pendiente. En tanto ello no se de, el consenso social puede trocarse en una indeseable amenaza.

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