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Daily Archives: octubre 23rd, 2009

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El fenómeno de la comunicación afecta en profundidad a toda la organización social y ésta debe ser aprehendida en términos de relaciones de fuerza y no de comunicabilidad o de incomunicabilidad. Los modelos comunicacionales no explican la sociedad, sino que es la estructura social la que explica los modelos comunicacionales.

Armand Mattelart

Son muchas las lecturas a que se presta el absurdo accionar de un  Calderón Hinojosa que aparentemente de buenas a primeras, decide de un plumazo extinguir tanto a la paraestatal Luz y Fuerza del Centro como al Sindicato Mexicano de Electricistas y sus más de 45 mil agremiados. Cada interpretación depende de la posición que se tenga en la escala social, del conocimiento sobre el tema y del grado de compromiso para con este sufrido país. Los mismo tratándose de la marcha de reclamo del pasado jueves, objeto de todo tipo de especulaciones, que del rumbo que debería tomar el movimiento de masas que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Como ciudadano común, dependiente de la información y desinformación mediática a que estamos sometidos, quiero detenerme en una de las tantas aristas del tema que hoy es motivo tanto de preocupación como de posicionamientos encontrados, así  como de una desparpajada indiferencia: El papel que en el conflicto han jugado los principales medios de comunicación de masas, lo mismo electrónicos que impresos que contribuyen a la construcción de la opinión pública.

A mi juicio, si algo de relevante ha tenido la marcha y mitin en el Zócalo de la Ciudad de México, en un país en el que el reclamo popular sólo queda en eso frente a la ceguera y falta de sensibilidad de las autoridades, es su contribución a la toma de conciencia de sectores importantes de la población y, específicamente entre los que se consideran de izquierda en un amplio espectro que va del radicalismo extremo al colaboracionismo sistémico, en torno al papel que le corresponde jugar a los medios de comunicación de masas, como soporte ideológico de un sistema político, económico y social tan corrupto e ineficaz como el que domina en México.

Y no me refiero a aquellas personas que de manera intuitiva descalifican a tal o cual medio, lanzando improperios en su contra o en contra de sus personeros más destacados que día a día atraen la atención del auditorio, bajo el considerando que es a mentadas de madre como habrán de resolverse los graves problemas de un país sin rumbo cierto y sin avezado timonel. No. Me refiero a los sectores más avanzados de la izquierda que percibiendo el fenómeno,  hasta antes del actual conflicto se circunscribían a denunciar lo obvio considerándolo per se y no como expresión intrínseca del capitalismo, sistema social, económico y político dominante en el planeta.

Para estos últimos, si nos atenemos a la poca información difundida al respecto, ha quedado claro que no son los medios en sí los que juegan en contra de los movimientos populares, sino el sistema capitalista en su conjunto del cual estos son lo mismo parte que  voceros y conformadores de una opinión pública que debe ser manipulada ideológicamente y sujeta a los intereses trascendentes del sistema dominante. Tarea en la que los López Dóriga, o un desdibujado Ciro Gómez Leyva, entre otros, son apenas simples y serviles peones al servicio del patrón y el gran capital. Combatir a  tal o cual medio o a estos últimos con estériles denuncias y reclamos, carece de sentido; si hoy son estos mañana serán otros, prevaleciendo siempre la función central de respaldar ideológicamente al sistema del cual son parte activa.

A estas alturas del conflicto social desatado por Calderón Hinojosa, cuyas consecuencias a favor del régimen y del poder fáctico real a decir de los voceros calderonistas son irreversibles, tal toma de consciencia rebasa las expectativas generadas por la movilización del jueves último, haciéndose acompañar por la convicción de que el avance de la izquierda tanto social como electoral por el camino de una simulada democracia representativa, tiende a cerrarse. No es coincidencia el que entre las bases del movimiento que encabeza López Obrador, algunos presionen a este a dejar de lado el camino pacífico de la protesta, el reclamo y la denuncia en torno a un gobierno insensible, ineficaz y anti democrático, para avanzar por la vía de la organización, el programa y la acción consecuente en  el combate al sistema capitalista en su conjunto,  haciendo sentir el peso específico del descontento popular frente a un estado de cosas ya inaceptable.

Como tampoco es coincidencia el que el tema de la muerte de las ideologías y la lucha de clases, ocupen ahora lugar destacado en el debate entre amplios sectores de la izquierda. Tema que transversalmente pasa por el papel de los sindicatos y organizaciones de masas, en un retorno al marxismo como instrumento de análisis de la realidad concreta y guía para la acción.

En política las coincidencias no existen como tampoco la angelical caridad cristiana que muchos esperan de los medios masivos de comunicación. Todo gira en torno a los objetivos del sistema dominante, sus contradicciones y su capacidad histórica de supervivencia. Así lo están entendiendo aquellos que leyendo entre líneas se ocupan de obtener de la marcha del SME las mejores lecciones, sin detenerse en la interpretación simplista de la desgastante pugna intra e interpartidista por sacarle el mayor provecho electoral a una movilización social que busca respuestas en escenarios y caminos diferentes.

Que tanto influya lo anterior en el conjunto de la izquierda en México, está por verse. Lo relevante es que el tema ya está puesto en el centro del debate.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En nuestra isla de la fantasía el Congreso local por mayoriteo de la diputación priísta y a instancias del titular del ejecutivo aprueba sin mayor trámite restarle funciones a la Secretaría de Desarrollo Social, transfiriendo programas y recursos destinados al combate a la pobreza a la Secretaría de Gobierno. Sin más propósito que, por un lado, bajar del caballo a Ranulfo Márquez en su aspiración de alcanzar la candidatura del PRI al gobierno de Veracruz y, por el otro, centralizar la operación político electoral para  los comicios del año próximo.

Esto en un escenario y contexto de un ambiente político en la capital de la República que se calienta y se enrarece a consecuencia del albazo calderonista en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas y la aprobación por mayoría del PRI y el PAN de una Ley de Ingresos para el 2010 y su miscelánea fiscal correspondiente, a todas luces recesiva y contraria al interés de la Nación.

Lo aprobado por el Congreso local en nuestra ínsula, sin ruido, a la chita callando y sin el mayor asomo de una oposición responsable y consecuente, no puede considerarse como un hecho aislado y ajeno al ríspido clima que prevalece en la capital del país. Por ahora y en tanto no se pronuncia el pleno del Senado a favor de modificar la minuta de la Cámara de origen, el costo político de la aprobación del paquete económico recae en el PRI y su sumisa diputación federal. Interponiéndose en el camino del joven diputado federal y delfín a quien se pretende imponer como candidato priísta a la gubernatura de Veracruz, por lo que hay que poner las barbas en remojo, anticipándose a lo que viene.

De ahí que lejos de proceder a adelgazar el pesado aparato gubernamental estatal, se recurre a una medida coyuntural de “reingeniería”; poniendo en manos de Reynaldo Escobar Pérez, o sea las del propio gobernador, aquellos programas y recursos previstos para inclinar la balanza electoral a favor del partido de la fidelidad.

Y no se esperaba menos cuando ya el propio maestro Fidel Herrera Beltrán en días pasados pusiera en evidencia la incapacidad de su gabinete para seguir puntualmente las directrices emanadas del titular del Poder Ejecutivo Estatal, constatando de viva voz del Secretario de Desarrollo social,  las aspiraciones de este de desbancar al delfín de su posición de candidato impuesto. Con la medida aprobada por el Congreso, se descobija a Ranulfo al mismo tiempo que se asegura que programas y recursos no se dispersen ni sean empleados para un destino diferente a lo que electoralmente conviene.

El PAN viene con todo en su pretensión de ganar la gubernatura de Veracruz en el 2010, encabezándolo Miguel Ángel Yunes Linares. El todo incluye programas y recursos federales asistencialistas con clara orientación electoral. El maestro Herrera Beltrán así lo percibe y actúa en consecuencia centralizando bajo su control personal lo que a programas y recursos estatales se refiere. Lo que estaría por verse es si Escobar Pérez y su paso de elefante como operador político,  tocará baranda o fungirá como simple figura decorativa, sumiso firmón al servicio del patrón.

Y mientras en el aldeano ajedrez se acomodan alfiles y peones con una estrechez de miras estrictamente de corte electorero, el consenso nacional crece y se fortalece en torno a lo que para el futuro ofrece una clase política insensible y corrupta que conduce al país al despeñadero. Ya no es un secreto; la gran mayoría de la población podrá ser ignorante pero de ninguna manera pendeja; lo que esta percibe, es que cada vez es mayor el distanciamiento entre sus intereses cotidianos de supervivencia en los que se sustenta la vida económica y social del país, y los propósitos, objetivos y “buenos deseos de salvar a México”, de una nefasta partidocracia que tiene secuestrada a la endeble democracia representativa.

Clase política y sociedad civil marchan por caminos paralelos sin un punto de encuentro aceptable. Se mueven con ritmos diferentes y con grados de pertinencia y urgencia cada vez más contrapuestos para afrontar las crisis concurrentes que se agudizan.  La crisis de credibilidad, sentido común e ilegítima representatividad por la que atraviesa el sistema de partidos políticos en México, está expuesta en el terreno de lo obvio; correspondiéndose con el modelo agotado de un neoliberalismo fracasado que el gobierno de México y la clase política en su conjunto se resiste a abandonar, como ha quedado asentado con la aprobación por la Cámara de Diputados de La Ley de Ingresos y Miscelánea Fiscal para el 2010, al ponerse en el tapete de la negociación el costo político partidista y no el interés de la nación.

El PRI y el PAN, mejor conocidos hoy por la agudeza del ingenio popular como PRIAN, no son los únicos que tendrán que afrontar el costo político de las canalladas del régimen calderonista. Es el sistema de partidos políticos en su totalidad el que en las urnas habrá de cargar con el costo electoral de dejar en manos del pueblo el pagar los platos rotos de más de cinco lustros de neoliberalismo despilfarrador. Ni sabe ni quiere reconocer la profundidad de su propia crisis y mucho menos su derrota como instrumento de interés público, mediador del permanente conflicto que genera el poder fáctico confrontando al interés superior de las mayorías subordinadas.

Constituido en juez y parte, el sistema de partidos políticos en nuestro país se ha privado a sí mismo de legitimidad democrática. Sirviendo a dos amos, queda mal con aquel a quien se debe, traicionándolo. El mal que ello acarrea a México en su presente y futuro, está a la vista. En el terreno de  lo estrictamente electoral no podría estar peor; debiendo recurrir, para mantenerse, al manido expediente de la simulación, la manipulación mediática y el grosero manejo de programas y recursos asistencialistas a cambio del voto, capitalizando en su provecho la miseria que dice combatir.

Lo mismo en el ámbito federal que en nuestra insular aldea, el obligado costo electoral se cubrirá con dinero de los propios contribuyentes. Diputados federales y locales, expresión concreta de la nefasta partidocracia, así lo entienden actuando en consecuencia. En tanto que el grueso de la sociedad civil, hasta ahora paciente, conservador, conformista y la mayor de las veces indiferente, está al  límite de su resistencia.

Suele decirse que el hilo se revienta por lo más delgado. Esperemos por el bien del país que la cauda de contribuciones fiscales directas e indirectas que habrán de descarnar  la espalda de más de 50 millones de mexicanos en condiciones de pobreza y pobreza extrema, entre los que se cuenta a 2.5 millones de desempleados que sin tener ingresos deberán pagar impuestos por lo que consumen, no sea la gota que derrame el vaso.

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Desde el tapanco

R. Pérez y Pérez


No se si aún no despertaba del todo antes de tomar mi primer café del día o me dejé llevar por un inconsciente deseo de contemplar con optimismo cierto grado de congruencia entre el fresco amanecer y la realidad política de un país que a pasos acelerados se hunde en la incertidumbre y el caos. Algo de eso debió suceder;  lo cierto es que al leer la noticia que a grandes titulares destacara mi diario favorito, mi primera impresión fue la de considerarme un ciudadano común de algún país nórdico, o de la Alemania previa a la peor crisis del capitalismo en su manifestación salvaje de su etapa neoliberal. “Estamos en la cima del desarrollo”, fue lo primero que vieron mis ojos al posarlos sobre la primera plana del diario. Frase nada inusual en la sociedad del bienestar tan ponderada en Europa.


Conforme el café fue haciendo sus efectos sobre la lucidez de mi pensamiento, fui prestando mayor atención a la lectura del texto. Cual sería mi sorpresa al reconocer que la frase citada se refería a Veracruz, entidad federativa de un país ajeno totalmente a lo que se concibe como sociedad del bienestar. De golpe terminé de despertar; de la sorpresa pasé a la indignación  negándome a creer lo que el titular del diario destacaba. ¡Vaya, manera que tienen algunos medios de echarle a perder el día a sus lectores! ¿En la cima del desarrollo una entidad federativa que como Veracruz aporta a México uno de los mayores índices de pobreza y pobreza extrema?


Al ir leyendo la nota al calce, disminuyó mi espíritu belicoso. La redacción circunscribía la noticia a un plan estatal de desarrollo que a juicio del gobernador alcanzara sus niveles más altos en la consecución de objetivos y metas preestablecidas, gracias al contundente accionar de la administración pública de la entidad. Así la cosa cambia. Del enojo pasé a un estado de eufórica alegría, en la que la risa desatada por la noticia contribuyó a mejorar mi matutino estado de ánimo. ¡Vaya broma! Como si en Veracruz existiera un plan con propósitos claros de impulso al desarrollo, metas específicas por alcanzar en tiempo y espacio, y una administración pública regida racionalmente por plan alguno.

Conociendo el listado de buenos propósitos que anima al actual régimen sexenal, cualquier cosa se puede decir, así lo diga el gobernante, hasta el considerar que al cuarto para las doce del quinto informe de gobierno de Fidel Herrera Beltrán, Veracruz se encuentra en la cima de los logros por alcanzar por el gobierno de la fidelidad plasmados en el documento de marras. Cualquier cosa, sabiéndose de antemano que nada tiene que ver con la realidad que vive la mayoría de los veracruzanos.


El diagnóstico más superficial, de ser honesto y bien intencionado, seguramente diría que gracias a la crisis y la persistencia en seguir las recetas de un neoliberalismo caduco y ya inoperante, Veracruz se encuentra peor de lo que registraba al inicio del actual sexenio. Sea en educación y salud pública, crecimiento económico o atención al endémico lastre de la pobreza y miseria extrema. Ya no digamos en materia de finanzas públicas, hoy ostensiblemente quebradas.


Decir que pasé a un estado de eufórica alegría, es eso, un simple decir. Nadie en su sano juicio puede alegrarse por constatar el deterioro que por todos lados anuncia la gravedad de una crisis que se acompaña de la también endémica enfermedad de la corrupción. Más cuando tal deterioro lo vive y lo sufre con mayor intensidad el segmento de la población más desprotegido. Nada es al azar, inconscientemente pude haberme referido a la alegría que nos produce el sabernos, como clasemedieros atenidos al pago quincenal que nos asegura el aún figurar en la nómina,  ajenos  a las vicisitudes de miles y miles de familias que con salarios de hambre o en el desempleo  pasan en el día a día.


De lo que estoy cierto y no tengo por que negarlo, que la noticia destacada en la primera plana del diario, mueve a risa. Más no sorprende. ¡Nuestros políticos así se las gastan! Viven tan ajenos a la realidad y tan ocupados en dar lustre a su imagen mediática, que poco o nada saben de lo que es vivir cotidianamente en el medio de una crisis que, por cierto, para la gran mayoría de la población se remonta en México a los anales de su historia.

México SA

Carlos Fernández-Vega

Logran Calderón, panistas y priístas consenso en su contra

El consenso es un artículo de lujo que difícilmente se encuentra en este heroico país, pero las más recientes decisiones del inquilino de Los Pinos, su servicial bancada en San Lázaro y sus queridos amigos tricolores han promovido lo que muy pocas veces se alcanza a registrar en este México lindo y querido: un punto de acuerdo entre diferentes grupos económicos, sociales y políticos para rechazar, tajantemente, el esperpento recaudatorio aprobado el pasado miércoles por los susodichos. Es tal la coincidencia, que hasta los propios legisladores priístas (pero en el Senado) rechazan el engendro y amenazan con practicarle urgente cirugía reconstructiva, si bien no por razones humanitarias, sí por el elevadísimo costo político que pagará el otrora partidazo por apoyar el saqueo fiscal a los de siempre.


Empresarios de todo color y tamaño, sindicatos, partidos políticos, académicos y, en lo inaudito, banqueros han condenado el paquetazo 2010 de Felipe Calderón (el cual, a final de cuentas, quedó igual, pero sin 2 por ciento de IVA disfrazado) aprobado por los corderos panistas y los tigres (de papel) priístas, y lo han hecho no sólo por el salvaje atraco que, en plena crisis, para la población representa el alud de impuestos que a partir del primer día del ya cercano año nuevo deberán pagar para que los señores de la clase política mantengan su tren de vida, sino por tratarse de otro parche fiscal, meramente recaudatorio, y de una política económica (por llamarle de alguna manera) abiertamente recesiva y dañina para los intereses nacionales.


Muy contentos deben estar en Los Pinos, porque si la primera mitad del gobierno calderonista resultó un verdadero fracaso, con el paquetazo 2010 arrancan la segunda mitad con aires renovados, el acelerador a fondo y toda la intención de empeorar su propio récord. Pero no todo es pérdida: después del triunfo prianista del pasado miércoles, por fin Humberto Roque Villanueva quedó liberado de su trauma histórico (provocado por las consecuencias políticas y sociales de su muy famosa roqueseñal); ahora, el político priísta podrá mofarse de otros que lo superaron (la oportunísima gráfica de Paco Olvera ayer en La Jornada da puntual cuenta de quiénes son los tres cochinitos) en eso de pasar a cuchillo a los mexicanos de siempre.


Lo más llamativo de todo esto es que, con sus decisiones el prianismo se cubre de estiércol, pero exige salir limpio y perfumado de la cloaca. Así, el adulador número uno y porrista oficial del inquilino de Los Pinos, César Nava, cínicamente se sacude el excremento y culpa a los tricolores del engendro recaudatorio; éstos, a su vez, achacan la deposición a los blanquiazules, mientras Felipe Calderón, hundido hasta el cuello, finge demencia, creyendo que alguien le cree. Lo cierto es que en eso de las mañas no hay quién le gane al otrora partidazo, y por medio de su nueva generación de legisladores en San Lázaro ya exhibió comprometedor documento oficial del doctor catarrito asumiendo la propuesta de incrementar la tasa del impuesto al valor agregado (el plan B que juraron no tener). El problema es que cada uno de ellos piensa que queda como recién salido de la lavadora cuando le echa la culpa al otro, cuando en realidad llevan muchos años revolcándose en el mismo lodo. Pero al doctor catarrito nada le importa: no me alcanza la lana, fue la primera reacción de Agustín Carstens.


Pues bien, los senadores tricolores son quienes pretenden salirse del chiquero y sacudirse el regalito enviado por sus correligionarios en San Lázaro. Informa La Jornada (Andrea Becerril y Víctor Ballinas) que la fracción del PRI en el Senado anunció que regresará la Ley de Ingresos a la Cámara de Diputados, ya que la modificarán a fondo para eliminar el (aumento al) IVA y otras cargas impositivas que lesionan a la mayoría. Las críticas que ha generado ese paquete en diversos sectores y las declaraciones del dirigente del PAN, César Nava, quién calificó la miscelánea aprobada en San Lázaro como insuficiente, son los factores que decidieron a los senadores enmendar la plana a sus compañeros de partido. En conferencia, Jesús Murillo Karam dijo que coinciden con lo expresado por el panista Nava y por ello van a cambiar las minutas. Eliminarán el aumento al IVA, al ISR y propondrán incrementar cuatro dólares el precio del barril de petróleo y subir a un punto el déficit fiscal. Retomaremos nuestra propuesta, porque no sólo se trata de salvar la caja del gobierno, sino de generar crecimiento y generar empleo. Si dicen que es nuestra propuesta la que se aprobó, pues que sea la nuestra de verdad.


Javier Lozano

Javier Lozano

Mientras eso sucede, si es que en realidad sucede, ayer, más diminuto que de costumbre, apareció en San Lázaro el porro oficial del gobierno calderonista: Javier Lozano Alarcón, a quien le fue como en feria de pueblo, no de gratis, porque a lo largo de casi tres años como (dice) carismático secretario del Trabajo ha hecho hasta lo impensable para granjearse las simpatías de propios y extraños. Al grito de que el chaparro ponga su changarro, el operador del presidente del empleo se vio en la penosa necesidad de rozarse con la chusma, él que a todas luces es sueco.


Fue tan exitosa su presencia ante el pleno de la Cámara de Diputados, con todo y séquito de edecanes panistas, que su comparecencia causó furor: la contabilidad se detuvo al llegar al millón de mentadas; sólo dijo sandeces durante los pocos minutos que parloteó; los borreguitos blanquiazules tuvieron que intervenir mil veces en su defensa y, sudoroso y al borde de un ataque de nervios, el simpático cuan resultón integrante del gabinetazo calderonista salió huyendo ante la presencia de un contingente de electricistas, al que no pudo evacuar por decreto ni con la Policía Federal Preventiva. El que rápidamente lo ayudó a resolver el entuerto fue el presidente en turno de San Lázaro, Francisco Javier Salazar Sáenz, una joya más de los blanquiazules y otrora secretario del Trabajo con la eminencia Vicente Fox, quien también corrió y corrió en Pasta de Conchos, ante las exigencias de los deudos. ¡Y todavía creen que el excremento no los toca!

La Jornada 23/10/09

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