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Monthly Archives: noviembre 2009

Hector Yunes Landa

Desde mi partido, comparto el proyecto de desarrollo que en días pasados presentara el senador Dante Delgado, expresó el diputado local priísta, Héctor Yunes Landa, al rendir su II Informe de labor legislativa en Cardel, Ver.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Mientras prevalezca como denominador común en nuestra clase política el preocuparse y ocuparse de aquellos personajes que podrían contender en las próximas elecciones de gobernador, alcaldes y diputados locales,  y no el debate serio y el estudio acucioso sobre la imagen objetivo de lo que deseáramos para el Veracruz que heredaremos a nuestros hijos, es inútil hablar de crecimiento económico y desarrollo; el estancamiento y obvio retroceso, a ojos vistas seguirá siendo la constante de una sociedad que deposita fe y esperanza en una democracia representativa que legalmente está vigente pero que de facto le es ajena.

Por ello es de llamar la atención la propuesta que en días pasados Dante Delgado Rannauro pusiera a consideración de los veracruzanos, en tanto que toca el punto toral de todo proceso de crecimiento y desarrollo, como lo es la participación activa de los ciudadanos en la construcción de su propio futuro. En síntesis, el ex gobernador interino y hoy senador, propone el retornar al principio básico, sustento de la vida republicana, de un gobierno del pueblo para el pueblo como fórmula incluyente en la que sustentar generación de riqueza y equidad en su reparto social.

Coincidentemente, el buen amigo Emilio Cárdenas Escobosa pone a la consideración de sus lectores un magnífico artículo que bajo el título de “La Reforma Municipal”, propone la urgente necesidad de revalorizar el papel de los ayuntamientos y de revisar el esquema en el que operan los tres niveles de gobierno para reivindicar al municipio como la base de nuestra organización política. Sustentando su argumentación en la idea de que es necesario que se generen nuevos modelos de participación ciudadana ajenos a la lógica del autoritarismo, el populismo, el clientelismo electoral o la demagogia que han marcado las políticas en la materia.

Cárdenas Escobosa reivindica así, por su parte, la idea sustento medular de la democracia,  que no puede ser otra que el gobierno del pueblo por el pueblo mediante la participación activa de los ciudadanos en asuntos que le competen. Y que mejor que iniciar su práctica a partir de la célula básica de nuestra organización política, con una sociedad civil participativa y un  gobierno surgido de la comunidad que atienda de manera precisa a las necesidades reales y sentidas de los ciudadanos y de la región.

Dos propuestas provenientes de dos miembros de la clase política, por cierto adversarios políticos, que no son ajenas al sentir popular y que, por obvias razones son desatendidas o descalificadas por principio de cuentas, en tanto están llamadas a modificar el statu quo, la inmovilidad que aqueja a la sociedad veracruzana y a romper con el esquema de corrupción, impunidad y simulación que frena o distorsiona las tareas de impulso al crecimiento económico y desarrollo.

Tanto Dante Delgado como Cárdenas Escobosa no son ingenuos; saben que la principal limitante a lo que proponen es la voluntad política de la clase gobernante y poderes fácticos privados que se resisten a todo cambio que modifique el actual estado de cosas, por lo que hablan de procesos graduales en los que, para el senador, están condicionados a la previa participación electoral de la sociedad civil y a la elección afortunada de un gobernador sensible a los requerimientos de la ciudadanía, en tanto que, para Cárdenas Escobosa, estos deben iniciarse en el Congreso local previa definición por parte de la administración pública estatal impulsada desde el seno mismo de los municipios.

Dos visiones distintas en la forma pero coincidentes en sustancia y objetivos, que deberían ser del interés de los veracruzanos que, cansados ya del discurso banal, el exceso de propaganda mediática y la simulación, bien se guardan de involucrarse participando activamente en la vida política de la entidad, pese a que en esta se toman aquellas decisiones trascendentes que hoy por hoy perjudican más que beneficiar a las mayorías.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


Las cosas que son iguales a lo mismo, son iguales entre sí…

Lewis Carroll


Hace un buen de años desde las páginas de “El Imparcial de Xalapa” recomendaba a mis lectores tomar de “Alicia en el País de las Maravillas”, de Lewis Carroll, elementos de juicio para construir el método más idóneo de interpretación para comprender el inicio del derrumbe del viejo régimen en la vida política de México. Cuando ahora leo a un “connotado politólogo” congelado en el tiempo, que bajo los dictados de su bolsillo afirma ni más ni menos que en el 2010 el PRI ganará la elección de gobernador así postule a una vaca, y observo que la percepción de éste se corresponde con el hecho objetivo del retorno del dinosaurio, con sus costales a cuestas de corrupción, simulación y prácticas antidemocráticas feudales, parecería que mi recomendación sigue aún vigente. A la razón se impone el surrealismo de un pueblo que infantilmente se niega a aprender de la historia, cosechándose lo que merecemos, incluso, ser gobernados por una vaca.

Si a usted estimado lector, le inquieta el futuro electoral del PRI con vías a la sucesión del Maestro Fidel Herrera Beltrán el próximo año, puede dormir tranquilo. El baño de pueblo del diputado federal, delfín del régimen fidelista y ya de facto abanderado del institucional para la contienda por la gubernatura en el 2010, confirmó el pasado sábado en una de las colonias más pobres de la capital veracruzana que, por encima de cualquier consideración, el poder del dinero público, la sumisión de la estructura partidista, y el capricho del gobernante en turno, aseguran de antemano la continuidad de la fidelidad como expresión juvenil de lo más rancio y nauseabundo del viejo régimen.

Javier Duarte de Ochoa

Acarreo, lonche, discurso anodino y promesa de rescate de un país en ruinas como escenario de la concentración en favor de Javier Duarte de Ochoa, son apenas la punta del iceberg del “viene lo mejor” de un Fidel Herrera Beltrán, que ya decidió por y para los veracruzanos a quién entregar la estafeta.

Oscuro presagio de dragones y castillos del medioevo; el anciano dinosaurio está de vuelta.

Si a usted estimado lector, más que inquietarle el futuro tricolor le preocupa el futuro de Veracruz, este no estará presente en las urnas el próximo 4 de julio. Tampoco le sería de gran ayuda leer “Alicia en el País de las Maravillas”, o su versión moderna: “El PRI en la isla de la fantasía”. Sólo asómese a la terca realidad, valórela y actúe en consecuencia.

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BOCA DEL RÍO, Ver., 23 de noviembre.- Dante Delgado propuso a la sociedad veracruzana un nuevo método de desarrollo, con un modelo de gobierno que estimule y aliente la participación ciudadana como protagonista de su propio desarrollo, a fin de lograr que Veracruz acelere su crecimiento y recupere los niveles de progreso y bienestar en los que se rezagó hace décadas.


En las instalaciones del World Trade Center y en presencia de los principales actores del partido Convergencia; como senadores, empresarios y sociedad civil, Dante Delgado Rannauro presentó su programa “Propuesta para el Desarrollo de Veracruz”,  descartando que sea su plan de desarrollo como gobernador. Contando con la presencia de Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla, Delgado Rannauro sorprendió al público al respaldar su presentación con animación 3D, bajo la explicación de un personaje digital llamado “Date”.

Al término de su propuesta gubernamental, el senador fue entrevistado y negó que sea éste su plan de gobierno, su destape pues, al manifestar una y otra vez que este es simplemente un bosquejo de lo que considera debe hacer quien esté al frente del gobierno de Veracruz para impulsar el Estado, más no respondió sí este acto fue un acto oficial de destape como candidato convergente a la gubernatura de Veracruz.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Terca realidad que siempre termina por imponerse por sobre la ligereza del discurso. No pasó mucho tiempo para que la Suprema Corte de Justicia de la Nación diera fin al bizantino debate sobre bursatilización y deuda pública en Veracruz. De acuerdo a la declaración de inconstitucionalidad emitida en el caso de Sonora, bursatilizar recursos que el gobierno local reciba de los impuestos y de las participaciones federales, es simple y llanamente deuda pública sujeta a  transparentarse y fiscalizarse.

Dictada la última palabra por los ministros de la Corte, cae por su propio peso todo el esfuerzo aplicado en la entidad a tratar de convencer a la ciudadanía de que por ningún concepto con la bursatilización del impuesto a la tenencia de automotores y participaciones federales,  se incrementaba la deuda de la administración a cargo de Maestro Fidel Herrera Beltrán.

En muchos casos se podría considerar que el afirmar que bursatilización no es deuda, fue simple seguidísmo con un mucho de oportunismo de quienes por ignorancia así lo manifestaran. No así en el caso del ex titular de la SEFIPLAN que, como bien señalan sus apologistas, es todo un experto en administración y finanzas públicas; obligado entonces por su formación académica y cargo que desempeñara, a expresarse con verdad, antes al contrario, correspondió al ahora diputado federal Javier Duarte de Ochoa ser el más entusiasta defensor de que la bursatilización por donde se le viera no constituía técnicamente de manera alguna deuda pública y así, sin duda, se lo hizo saber al gobernador. Hoy, gracias a lo dispuesto por la Suprema Corte de Justicia, no sólo se tragará su insistente dicho sino que sienta un precedente de mentiroso, lo que pesará sin duda en su aspiración a gobernar a los veracruzanos.

Precedente negativo que habrán de compartir los diputados locales que con tanto entusiasmo votaran a favor de la aprobación de la iniciativa que diera lugar a las bursatilizaciones, con excepción de Héctor Yunes Landa quien oportunamente pidiera se pospusiera la discusión y aprobación en su caso, en tanto no se conociera el dictamen de la Corte por el caso Sonora. Y más todavía, los diputados de la oposición que se negaran a firmar la demanda de inconstitucionalidad de lo aprobado por el pleno de la Legislatura local tras haber votado en contra.

Lo que ahora estaría en la mesa de debate, es si de acuerdo con el dictamen de la Corte, el gobierno de Veracruz está dispuesto tanto a  aceptar que efectivamente se incrementó la deuda pública con las bursatilizaciones y en que monto, así como a reconocer la obligación de transparentar y dar cuenta al Congreso local y a la ciudadanía sobre el destino y resultados de los recursos bursatilizados, o se hará de la vista gorda. Sobre todo cuando está siendo cuestionado su manejo por parte de algunos ediles que, presuntamente, les han dado un destino poco claro y distinto a lo autorizado por la Legislatura.

Debate que por principio ya está contaminado e inscrito en el proceso electoral en marcha. Duarte de Ochoa se ha manifestado pública e insistentemente en contra de un mayor endeudamiento de la administración pública y, bajo ese argumento, justificó el que la diputación federal priísta hubiere votado a favor del incremento del ISR y el IVA contemplado en la Ley de Ingresos de la Federación y la Miscelánea Fiscal para el 2010, en tanto que el  director del ISSSTE y aspirante a la gubernatura de Veracruz por el PAN, haya insistido en que con la bursatilización se disparaba la deuda pública del gobierno estatal a niveles nunca vistos.

En uno y otro caso, el Maestro Fidel Herrera Beltrán queda en medio y obligado a manifestarse públicamente al respecto. Si lo dispuesto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación para con el gobierno de Sonora,  tiene aplicación o no en Veracruz es un tema relevante que debe quedar claro para la ciudadanía.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Magistralmente Eduardo López Betancourt, Presidente de la Barra Nacional de Abogados, diagnosticó el estado que guarda el país, complementando a Cuauhtemoc Cárdenas quien afirmara que México no tiene nada que celebrar con motivo del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana (Proceso ).

López Betancourt censurando a magistrados jueces, políticos y legisladores afirmó:

«Como nunca, los principios jurídicos son pisoteados. Los encargados de hacer cumplir la ley actúan a espaldas de la sociedad, se confabulan para el engaño y descarado reparto del botín. Mantenemos un Congreso constituido por pícaros vividores, que no sólo practican el nepotismo más abyecto, sino que son verdaderos engendros de Lémures, en busca del más evidente daño a la comunidad», agregando que “…»mientras el pueblo se ahoga en la desesperación, el desempleo y la miseria, los legisladores inventan, crean e imponen alcabalas sin ápice de responsabilidad. Se dividen la jugosa carnada presupuestal, en base exclusivamente a sus bastardos y despreciables intereses»».

Cruda opinión que muchos mexicanos sin distingo partidista o posición social compartimos. La clase política en su conjunto y salvo honrosas excepciones, se hace merecedora a ella. Pero lo más llama la atención es que con toda desverguenza le preste oídos sordos, persistiendo en la simulación, el gatopardismo, corrupción e impunidad, compañeros inseparables de viaje en la cotidianeidad del quehacer político y el servicio público como segunda piel.

Lo más sorprendente es que la ciudadanía, en su gran mayoría, acepte tal abyección sin parar mientes, como si en cada proceso electoral en el momento de depositar el sufragio guardara la esperanza de ver florecer un jardín entre impúdico y pedestre detritus. Fe, esperanza, y caridad cristiana para con la clase política, sustentadas en el río permanente de demagogia, a la que se le corresponde con  indiferencia, sumisión, y agradecimiento por el yugo impuesto. Dejar hacer, dejar pasar, mientras el país se hunde arrastrando a todos por igual.

La aprobación por el Congreso de la Unión de los presupuestos de ingresos y egresos de la federación y, en nuestra isla de la fantasía, el triunfalismo sin sustento del V Informe de Gobierno de Fidel Herrera Beltrán y la criminalización del aborto que desmiente forma y contenido del discurso conciliador del gobernante, que no merecieran de la ciudadanía la más mínima atención son el vivo ejemplo; no obstante el retroceso que ello significa para la vida económica y social de la Nación y, en lo que a los veracruzanos toca, de la entidad.

“Cuidaremos cada peso del presupuesto”, afirma calderón Hinojosa. “Veracruz ya está en las ligas mayores del petróleo”; “Vamos bien y falta lo mejor”, certeza sin sustento del titular del poder ejecutivo federal y del correspondiente de la entidad, que no puede sino inscribirse en las afirmaciones del abogado López Betancourt. Medias verdades y medias mentiras en las que México es  simplemente el botín a repartir.

¿Qué sigue? Se preguntan destacados politólogos, analistas e intelectuales que perciben un salto atrás de corte fascista para el país. Seguramente lo que a continuación sigue no tiene cabida en la agenda de la clase gobernante, no le interesa ni le quita el sueño, como tampoco le quita el sueño a la mayoría de una ciudadanía que, en su desventura, confía aún en el milagro que nunca llega.

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J. Enrique Olivera Arce

Buenos o regulares, tanto logros como atención a rezagos históricos a lo largo de cinco años de gobierno del Maestro Fidel Herrera Beltrán corresponderá a la ciudadanía juzgarlos finalmente, llegado el momento y al margen de la contaminación mediática que hoy todo lo hace ver a la luz de un triunfalismo inducido por el propio titular del ejecutivo.

Cinco años de un personalísimo estilo de gobernar que corresponderá a la historia juzgar en su contexto, a la luz de números fríos y, porqué no, también a la luz de cómo a cada quien le fuere en la feria de la fidelidad; Así es la regla no escrita con la que, pasado el tiempo, se nutre el balance de una administración y de quien la encabeza.

No faltarán, sin duda, apologistas o “detractores” que, anticipándose, de primera intención califiquen la actuación del Maestro Herrera Beltrán y su administración sin más elementos de juicio que la percepción interesada o bien, la interpretación subjetiva de aquello que primero salta a la vista, como obras de infraestructura concluidas, en proceso u ofrecidas y no cumplidas, así como el destino final  del gasto público a lo largo de los cinco años, sin profundizar en que o como estas manifestaciones del quehacer gubernamental  incidieran coyunturalmente en la solución de problemas de fondo o contribuyeran a impulsar crecimiento económico, desarrollo y bienestar de la gente. Se vale porque así es la costumbre y porque en ello se sustenta la idea de que el último año de gestión la tarea consiste en consolidar logros y no en recapitular para empezar de nuevo en aquello que a lo largo del tiempo fuera quedando en el tintero. Lo que se logró se logró, lo demás es tarea pendiente para las administraciones subsecuentes.

Y es en esto último que habrán de correr ríos de tinta. La apología del éxito alcanzado o la crítica superficial habrán de alimentar el imaginario de la clase política y, por extensión en el de los medios de comunicación. En cuanto al imaginario popular, este por ahora está dominado por percepciones sobre lo que habrá de traer consigo el alza de impuestos y el incremento en la carestía de la vida, más que alimentado por la abundante información y contra información que deviene de la cúpula del poder.

Cada quien desde su particular punto de vista e intereses en juego habrá de procesar la información referente a los cinco años del actual régimen, con la vista puesta tanto en el sucesor como en una posible continuidad en tiempo, forma y contenido de la administración por concluir; conformando el escenario antes durante y después de la contienda electoral que desembocará en la elección del 4 de julio del año próximo.

Pese a que el Maestro Herrera Beltrán afirma lo contrario, lo que le resta de su mandato será determinado por el proceso electoral. Todo lo que haga o deje de hacer, se inscribirá en el proceso de sucesión y así se interpretará. La fuerza de la costumbre así lo indica y de ahí se derivará el quehacer de la clase política en su conjunto y, en lo específico, de los primeros círculos del priísmo veracruzano que, conforme pasen días y semanas atenderá, por un lado, a la espera de la emisión desde palacio del humo blanco y, por otro, las manifestaciones obligadas de cortesanía y quema de incienso al paso de quien se presuma resultará ser el escogido para abanderar a su partido en la contienda por la gubernatura. Lo que haga o deje de hacer el gobernador fuera de este marco pasará a ser marginal.

De ahí la importancia del quinto informe de gobierno, penúltimo constitucionalmente pero objetivamente el último en el que el Maestro Fidel Herrera Beltrán ocupe el sitial protagónico y los efectos concentrados de los reflectores mediáticos.

Lo que sigue a partir de hoy domingo, está ya preestablecido en el libreto protocolario de un poder que tras su ascenso tiende a declinar. En este escenario se inscribirá también  el jaloneo al interior de las filas priístas entre personajes y proyectos sucesorios, resultando paradójico que, en esta ocasión y pese a la tradición, en la medida que el poder decisorio del gobernador decline, en la misma medida declinará la presunta fortaleza del que anticipadamente impusiera como su candidato a sucederle.

De ahí la urgencia en  el primer círculo de que el CEN del PRI emita cuanto antes la convocatoria que habrá de determinar tiempo y forma del proceso de selección interna en la entidad; entre más dilate la expedición del documento más se aleja la posibilidad de que el diputado federal Duarte de Ochoa logre remontar el clima de impugnación que se cocina entre sus correligionarios. No resultando extraño que ya se afirme que entre más se prolongue la espera, menor será el flujo de recursos de que éste disponga para extender la precampaña emprendida y mayor el riesgo de que se desinfle. Por cierto que en ello confían quienes al interior del PRI esperan frente a la puerta ver pasar el cadáver político del delfín impuesto.

Y mientras en nuestra aldea corran surrealistas ríos de tinta dando cuenta de la feria electoral, México entero continuará en picada enfrentando el arribo del Bicentenario de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana, entre oscuros nubarrones de impredecible e incierto presagio.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Con la velocidad con la que suelen presentarse los últimos 30 días de año, las ominosas señales del deterioro general del país se suceden unas a otras sin dar tiempo a que una a una sea procesada en la mente de los lectores de noticias. Quiza una de estas señales, relevantes pero poco difundidas, sea la relativa al Presupuesto de Egresos de la Federación que deberá quedar aprobado por el pleno de la Cámara de Diputados a más tardar el próximo domingo.

Sin el ruido mediático que acompañara al proceso de discusión y aprobación de la Ley de Ingresos y Miscelánea Fiscal para el 2010, la contraparte relativa a montos y destino de la captación de recursos prevista, el jaloneo entre los diversos partidos representados en el Congreso de la Unión, contaminado por la opinión de los gobernadores y cabezas visibles de los poderes fácticos que velan por sus propios intereses, bien se guarda de reflejar ante la opinión pública que los criterios que se manejan en la conformación del presupuesto de egresos son los mismos que animaran a diputados y senadores en la aprobación de incrementos a impuestos, derechos y, por qué nó, prebendas y privilegios.

Nada que en lo sustantivo apunte, por un lado,  a frenar en la coyuntura  los efectos recesivos de la crisis y, por el otro, a tocar en lo más mínimo el rezago estructural que tiene sumido al país en un proceso permanente de subdesarrollo, no obstante que la sociedad en sus diversos estamentos ya se expresa de manera recurrente en que hay que hacer un alto en el camino, repensar el modelo de desarrollo e incluso, de la necesidad de construir un nuevo pacto social, más acorde con la realidad que vive México tanto en lo interno como en el contexto global.

Hasta donde la información que fluyendo veladamente lo permite, es de destacar que el presupuesto de egresos para el 2010 será un bodrio más, improvisado, fragmentado, plagado de parches a modo y ajeno a un plan predeterminado de hacia donde y como debe avanzar un país que ya se le escurre entre las manos a la clase política. Cada uno de los grandes rubros parece responder más a las necesidades y caprichos de los gobernadores y poderes fácticos, vinculados estrechamente a los requerimientos de supervivencia de la partidocracia, que a las necesidades reales y sentidas de un México que lleva a cuestas a más de la mitad de su población en condiciones de pobreza y pobreza extrema.

Una vez más seremos testigos de cómo en la balanza pesará más el capital político electoral en juego, con vistas a la elección del 2012, que los intereses trascendentes de la Nación, mientras el país sigue su curso descendente en un ya inocultable salto atrás que nos aleja cada día más de toda expectativa de crecimiento económico y desarrollo. Llamando poderosamente la atención el falso debate en el Congreso  entre privilegiar gasto social para financiar programas asistencialistas (electoreros) ó rescatar infraestructura productiva, como si “desarrollo social” no fuera de la mano de crecimiento económico.

Falso debate que por cierto en su momento diera lugar a la medida de “reingeniería” en la administración pública veracruzana, que separa orgánicamente a “desarrollo” social y medio ambiente, de “desarrollo” económico y portuario, haciéndose acompañar por aparte de la atención oficial al campo y al turismo. Los desastrosos resultados de tal fragmentación están a la vista. Ni el crecimiento económico es palpable ni se puede afirmar que los programas sociales inciden en mejores condiciones de vida para la mayoría de la población; manteniéndose intactos los rezagos estructurales históricamente acumulados mientras la burocracia se multiplica, traslapándose la mayor de las veces en acciones desconcertadas y objetivos contrapuestos que a su vez confrontar a los funcionarios responsables.

Y mientras en el Congreso de la Unión se cocina un nuevo bodrio, el descontento crece, la inconformidad se expresa y desborda en las calles, el tejido social se fractura y el estado de derecho se cuestiona, dando lugar a la prevalencia de la delincuencia organizada, el uso de la fuerza estatal para dirimir diferencias y conflictos, así como la nociva tendencia al hacer justicia por propia mano. Todo ello en medio de un caldo de cultivo propiciado por el derrumbe del quehacer económico y la persistencia en mantener el rumbo equivocado.

Después de la rechifla masiva a Felipe Calderón Hinojosa en La Laguna, todo discurso triunfalista ya no tiene cabida. O se cambia de caballo o nos arrastra el río.

13/11/09

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En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

Poco efecto tuvo en Veracruz el que por “decreto” Felipe Calderón Hinojosa diera por concluida la recesión económica en México. Destacando por ello que el ex gobernador Miguel Alemán, desde Monterrey, declarara que la percepción del titular del ejecutivo federal no se corresponde con la realidad, coincidiendo tanto con Carlos Slim como con diversos politólogos y expertos que le siguen el pulso a la crisis sistémica y sus efectos en la vida económica y social del país.

El limitado efecto, sin duda se debe a que en Veracruz la crisis y su componente recesivo de la economía no es algo que preocupe o inquiete a una mayoría de la población que confía en la atinada estrategia del gobernador que, como afirmara el secretario de desarrollo social  el sábado pasado ante los miembros de la naciente Asociación Veracruzana de Periodistas Democráticos, se ha sustentado en la promoción de la inversión pública y privada así como en la protección e incremento del empleo. Nada de que preocuparse, en tanto que la administración pública de la entidad se ocupa con eficiencia y eficacia en proveer liquidez a empresas y consumidores para mantener el ritmo de crecimiento económico y desarrollo.

Afirmación de Ranulfo Márquez que fuera confirmada por el secretario de trabajo y productividad, Américo Zúñiga, quien diera a conocer a la opinión pública que Veracruz ocupa el tercer lugar nacional en la generación de empleos, coincidiendo con su homólogo de desarrollo económico y portuario que en días pasados, divulgara que la entidad registra un alto número de nuevas empresas generadoras de riqueza y empleo. Luego la afirmación de Calderón Hinojosa, pese al desmentido de Miguel Alemán y el llamado del empresario Carlos Slim a corregir rumbo privilegiando fortalecimiento del Estado y mercado interno, por lo que respecta a nuestra entidad debe considerarse como correcta. Se remontó la situación de recesión económica y todo indica que México retoma el camino del crecimiento.

Percepción esta última que se sustenta en cifras duras del INEGI que indican alivio en la inflación y reactivación del aparato productivo, así como en el índice de confianza del consumidor que registra un alentador repunte.

A contracorriente del resto del mundo y de la percepción del hombre común, México sale paulatinamente de una  crisis que en Veracruz no alcanzó a sentirse. Hasta aquí la visión optimista que sin duda habrá de ratificar el Maestro Fidel Herrera Beltrán al rendir ante el Congreso local su quinto y penúltimo informe de gobierno, trasmitiendo confianza en la ciudadanía con vías al proceso electoral que desembocará en la elección de quien habrá de sucederle. Optimismo y confianza que a su vez trasmite en su cotidiano “pueblear” el diputado federal Javier Duarte de Ochoa, afirmando que la diputación federal veracruzana habrá de encargarse de que cuando menos en lo que respecta a las finanzas públicas, Veracruz esté bien proveído a lo largo del 2010 para así asegurar la continuidad del actual ritmo de crecimiento y desarrollo.

Dios le oiga, dicen la mayoría de los alcaldes veracruzanos, pues si la crisis y recesión económica no les ha afectado, si la creciente deuda presente y futura que les agobia. De ahí que masivamente entreguen al diputado federal y vocero de la bancada priísta en la Cámara de Diputados, largos y enjundiosos listados de necesidades reales y sentidas de sus respectivos municipios, incluyendo apoyos extraordinarios para cubrir prestaciones laborales a su cargo en lo que resta del presente año.

La visión pesimista de los “detractores” es otra cosa muy poco de tomarse en cuenta. O están alejados de la aldea y hablan de oídas, o aviesa intención les anima para no confiar en la cifras duras del INEGI y el IMSS, haciéndole el juego al “innombrable” que no para de hablar en contra de los veracruzanos a los que aspira a gobernar. Para estos lo afirmado por Calderón Hinojosa es un “decreto a modo” y lo que presume la administración pública estatal es simple falacia. La crisis y la recesión económica que le acompaña sigue dañando a todo el país y  Veracruz no es la excepción pese a las cifras que afirman lo contrario.

Y mientras todo esto es tema recurrente en las cúpulas, abajo, en los hogares de las mayorías en los que los vaivenes de la bolsa de valores o las cifras del INEGI no guardan relación con la economía familiar, la inflación sigue su curso ascendente, el cierre de empresas, desempleo y salarios congelados es asunto cotidiano de supervivencia.

12/11/09

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Sindicatos de varios estados del país se unieron hoy a la movilización realizada en la Ciudad de México por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), luego de la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC)

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El líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, tras considerar la jornada de paro cívico como todo un éxito, expresó que el movimiento debe conducir a una huelga nacional e hizo un llamado a crear un nuevo pacto social en el marco de la próxima celebración del centenario de la Revolución Mexicana y del bicentenario de la Independencia, así como un movimiento social pacífico, para recobrar el poder y los derechos del pueblo.

Acompañado por diputados de izquierda e integrantes de diversas organizaciones campesinas, estudiantiles, sindicales, entre otras, advirtió que el movimiento del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) no está terminado.

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