Pulso crítico.com / Roberto Fonseca Flores
En contraposición a la célebre frase que nos dice que “Muerto el rey, viva el rey”, el ex diputado local y aspirante en su momento a la gubernatura del estado, nos dice que “el rey no ha muerto” al darse la culminación del gobierno de la fidelidad e iniciar el sexenio de Javier Duarte de Ochoa. Al destacar los logros, permanencia en la vida política y aspiraciones futuras de Fidel Herrera Beltrán, francamente no sabe uno si lo expresado por Héctor Yunes tiene doble sentido, pudiéndose interpretar, a como se suele especular en Veracruz, que el poder tras el trono seguirá en manos del oscuro gobernante que mañana miércoles entregará la estafeta al joven cordobés.
Por experiencia histórica, se afirma que el poder no se comparte y, si esto es así, “Muerto el rey, viva el rey”, pese a lo que Yunes Landa pudiera pretender decirnos con su juego de palabras. El “muerto” está muerto políticamente, por lo menos a partir de mañana y en tanto no se encarame nuevamente al “pinche poder”.
Un buen número de columnistas veracruzanos, con amplia y brillante trayectoria, sabiamente así lo perciben, lo huelen y lo palpan y, tan es así, que les resulta fácil pegarle al “cadáver” sin temerle a las consecuencias. Y que mejor que éstos para conocer la fragilidad del que se nos va. Algunos con el sobre nombre de “premio nacional de periodismo”, que a lo largo del sexenio vendieran o alquilaran su pluma para tejer la alfombra roja que hoy califican como “la infidelidad”, saben a ciencia cierta de la construcción mediática de la imagen de Herrera Beltrán y como ahora hacerla difusa ante la opinión pública.
Cuidado Dr. Duarte, tome nota, no se deje envolver por la lisonja, lambisconería y la melosa palabra de los texto servidores de oficio. Recuerde que el día de mañana, cuando deje de ser “el rey”, en su calidad de “muerto”, recibirá ingratitud y patadas de aquellos que comieran de su mano.