Roberto Fonseca Flores / Pulso crítico
Virginia Durán Campollo suele decir que “perro no come perro”, pero bien vale la pena darle a la destacada periodista veracruzana un buen mordisco. Nadie ignora que a lo largo del sexenio de la fidelidad, medró a la sombra de Carlos García Méndez, hoy ex secretario de desarrollo económico y portuario del gobierno de Veracruz. Sueldo y compensaciones se le pagaron en tiempo y forma en la dependencia, e incluso se le otorgaron facilidades para que en su “tiempo libre”, editara y distribuyera la revista “semblanza”. Pues bien, la también “premio nacional de periodismo”, en su último artículo (columna Mole de Gente) arremete, duro y macizo en contra de su protector, llamándole “el mil amores” y describiéndole como un pelele y tapadera de negocios poco claros de su compadre, el también conocido vividor, Gustavo Adolfo Murrieta, coordinador de asesores de Carlitos García Méndez. ¿Qué impulsó a la destacada periodista a darle de patadas al pesebre? Ella y su conciencia, pero no se vale mamar y dar de topes, cuando en su calidad de periodista, si se enteró de alguna irregularidad en la dependencia que le daba cobijo, debió denunciarla a tiempo y no hoy, cuando el ex rector de la Universidad de Xalapa, está políticamente muerto”