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Monthly Archives: agosto 2011

Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 En memoria de Carlota Ángela Botey Estape, incansable luchadora social agraria hasta el día de su muerte. Descanse en paz.

Difícil cambiar de página como me lo propusiera. Lo que inicialmente se circunscribiera a un asunto policiaco –que no es mi línea el tratarlo-, se tornó político, prestándose a todo tipo de interpretaciones y especulaciones como suele suceder en Veracruz.

Sin pretender meter las manos al fuego por los twitteros consignados como presuntos “terroristas y saboteadores” -los que no conozco personalmente-, a mi juicio la actitud asumida por el gobierno me parece, además de exagerada, arma de doble filo, al poderse interpretar como advertencia o amenaza en contra de quienes disientan con el comportamiento de funcionarios públicos ó con las políticas públicas de la administración estatal.

Atendiendo al lenguaje coloquial, una cosa es Juan Domínguez y otra “no me chingues”. Está bien que la sociedad veracruzana aplauda el empeño de su gobierno por combatir a la delincuencia organizada cumpliendo con su función de proveer de seguridad a la población, mas no es aceptable a mi juicio que, con el pretexto de ello, se equipare a lo acontecido en Monterrey, acción criminal premeditada que Calderón Hinojosa calificara de “terrorismo”, con el caos vial y zozobra de atribulados padres de familia que, en la conurbación Veracruz-Boca del Río, se dejaran llevar por la histeria generada por un rumor en medio de un clima de desinformación propiciado por las mismas autoridades, como bien señala Emilio Cárdenas Escoboza en su columna “De interés público”.

Parangón a mi entender exagerado que, con su secuela de actos punibles en contra de dos o más twitteros y el juicio sumario en contra de estos en la prensa cooptada, habla por sí de paranoia gubernamental.

En el caso de la Sultana del Norte, independientemente de la intencionalidad de quienes sean los criminales responsables de la tragedia, hay pérdida de vidas humanas que lamentar y daños materiales. En Veracruz, el único daño real es la confirmación de una pésima política de comunicación social del gobierno duartista, al extrapolar un asunto local a toda la entidad, extendiéndose lo mismo zozobra que rumor.

“Terroristas y saboteadores” somos todos. Internet, celular y “radio bemba” no descansan; el miedo se apodera de las calles ante la incertidumbre. «Si aquí hoy no pasa nada, ya pasará, me lo dijo un pajarito».

*****

En mis años mozos el gobierno priísta imponía a chaleco el pensamiento único, combatiendo a la disidencia. No había lugar para pensar diferente y, quien se atreviera a hacerlo, acusado de disolución social era encarcelado o desaparecido sin mayor trámite. Todavía está vivo el recuerdo de los varios cientos de jóvenes masacrados en  Tlatelolco  a manos del gobierno priísta en 1968. Para quienes vivieran enfrentando desde la clandestinidad al gobierno de Díaz Ordaz, está aún latente la zozobra propia y de sus familias ante la amenaza del terrorismo de Estado.

El gobierno de México,  haciéndose eco del macartismo norteamericano, a todo disidente le colgaba la etiqueta de “comunista y propalador de ideas exóticas y extralógicas”. Ello bastaba para que fuera reo del delito de disolución social y enemigo de la patria.

Hoy día en Veracruz, sin el mayor talante autocrítico y si mucho de ligereza, por decir lo menos, el gobierno priísta presuntamente sin  más intención aparente que poner las barbas en remojo ante el creciente malestar, inconformidad y protesta ciudadana,  saca del armario empolvado artículo del Código Penal y califica de “terrorismo y sabotaje” a un rumor que, fruto de la inconsciencia, dolo deliberado o venganza política, fuera propalado vía internet y teléfono celular, consignando la Procuraduría de Justicia ante un juez a sus presuntos autores.

No medió un análisis serio, reflexión sobre las consecuencias políticas ó la autocrítica por parte del gobierno, juez y parte en el tema. A bote pronto se aplica la ley a raja tabla, bajo el supuesto de que la Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI) logró ubicar las cuentas y usuarios iniciales que generaron estas actividades y que propagaron los falsos mensajes. “Estableciendo que llevó a cabo diligencias periciales de química forense, perfil psicológico, informática forense, dactiloscopia y dictamen de información de teléfonos celulares y equipos de cómputo, los cuales se tienen como prueba plena de que los indiciados enviaron mensajes desde estas unidades».

Mejor no lo pudo hacer la policía china, cuando es público y sabido que los presuntos “terroristas informáticos”, en sus cuentas en twitter y facebook, daban pelos y señales de su identidad, dirección IP, conexión al servicio de internet, y presumible proclividad al chisme y el rumor.

No se pensó que de haber existido premeditación en los indiciados, lo lógico hubiera sido el que estos actuaran al amparo del anonimato, lo que es posible y práctica común en todas las redes sociales.

*****

El rumor está en la carcel, los villanos andan sueltos. Todo al viejo estilo autoritario priísta, para beneplácito de los cortesanos, amanuenses, y texto servidores a disposición del gobierno duartista.

El rumor ya no más tiene cabida en Veracruz, quien lo inicie o lo propale será acusado de “terrorismo”. Luego o se tiene el valor civil para expresar libre y abiertamente lo que se piensa del gobierno priísta, ateniéndose a las consecuencias, o se guarda silencio cómplice. No habría de otra sopa.

El dinosaurio está de vuelta y la disidencia, en esta ocasión más amplia y con mejores medios a su alcance, de percibir advertencia o amenaza, optaría entre regresar a los sótanos de la clandestinidad y el anonimato o, con valentía y mejor juicio, dar la cara enfrentando al autoritarismo oficial negándose a aceptar el retorno al pensamiento único.

Si el PRI quiere ganarse a los jóvenes para que estos voten en el 2012  a favor de los candidatos de éste partido político, el tiro pudiera salirles por la culata. El no entender que la sociedad veracruzana ha evolucionado, resistiéndose a aceptar los retos de nuevas expresiones comunicacionales de una juventud inconforme y dolida, ello tiene un costo. Chile es el ejemplo.

Bien vale no provocar a la hidra, pretendiendo enjaularle. El caldo podría salir más caro que las albóndigas.

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Crónica del poder

Este sábado, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz, informó que en seguimiento a la Investigación Ministerial 340E/2011, consignaron al juzgado en turno a los ciudadanos Gilberto Martínez Vera y María de Jesús Bravo Pagola como probables responsables de los delitos de Terrorismo y Sabotaje, previstos y sancionados en los numerales 311 y 314 del Código Penal vigente de la entidad.

Dos cibernautas fueron consignados ante un juez como probables responsables de los delitos de terrorismo y sabotaje, pues son señalados por el Gobierno de Veracruz de generar rumores falsos en las redes sociales que provocaron temor el pasado miércoles en las ciudades de Veracruz y Boca del Río.

El Ministerio Público consideró tener suficientes pruebas contras los dos cibernautas, entre ellos una ex funcionaria del anterior gobierno, por lo que decidió consignarlos ante un juez, quien decidirá si son culpables o inocentes.

Las dos personas son señalas de haber iniciado rumores el pasado miércoles sobre presuntos ataques del narcotráfico en contra de escuelas públicas de la zona turística de Veracruz y Boca del Río.

Los rumores generaron que miles de padres de familia acudieran a escuelas a recoger a sus padres y que decenas de estudiantes se refugiaran en escuelas ante supuestamente un inminente ataque.

De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia, se trata de Gilberto «N» y María de Jesús «N», esta última ex directora de Actividades Artísticas y Culturales de la Secretaría de Educación de Veracruz, quienes se encuentran recluidos en el penal de Pacho Viejo, acusados de los delitos de terrorismo y sabotaje, previstos en el Código Penal del Estado.

La Agencia Veracruzana de Investigaciones (AVI) logró ubicar las cuentas y usuarios iniciales que generaron estas actividades y que propagaron los falsos mensajes.

La dependencia establece que llevó a cabo diligencias periciales de química forense, perfil psicológico, informática forense, dactiloscopía y dictamen de información de teléfonos celulares y equipos de cómputo «los cuales se tienen como prueba plena de que los indiciados enviaron mensajes desde estas unidades».

«En la presentación correspondiente, los indiciados confesaron y aceptaron haber incurrido en el envío de información alarmista a través del twitter y facebook», señala un boletín oficial.

La Procuraduría establece que de las constancias de la indagatoria, se acredita que los detenidos tenían la intención de trastornar la vida social, económica y educativa del Estado.

Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 El tema de moda en la aldea es el del “ciber terrorismo”, el Procurador Escobar Pérez, la policía cibernética, y la meteórica pesquisa que llevara a la detención de varios twitteros que presuntamente encajan a la perfección en lo dispuesto por el Código Penal de Veracruz. Cortina de humo por demás eficiente para cubrir lo ineficaz de las políticas públicas de información y comunicación social del gobierno duartista. Tanto se ha insistido en las altas esferas del poder que los ciudadanos somos estúpidos o retrasados mentales, que muchos ya estamos convencidos de que lo somos, así que mejor darle vuelta a la hoja, que cada quien lo interprete a su manera, y que las autoridades se encarguen de resolver el como cerrar la Caja de Pandora que destaparan en el ciberespacio,  y a otra cosa mariposa.

Al declarar el gobernador que con la nueva línea de crédito por casi cinco mil millones de pesos que autorizara el Congreso local, se podrá cumplir con las reglas de operación establecidas  en el nuevo esquema del FONDEN, se da por terminada la discusión a que diera lugar el Secretario de Finanzas en torno a  la responsabilidad del gobierno federal al retrasar el arribo a la entidad de los recursos del Fondo de Reconstrucción de Entidades Federativas.

Más claro ni el agua. No bajaban los recursos porque el gobierno estatal no cumplía con las reglas de operación al no aportar la parte que le correspondía. Simplemente no se tenía el dinero para el pari passu al heredar el Dr. Duarte las arcas vacías. Así se pone fin a los dimes y diretes y aspavientos porriles de Héctor Yunes Landa, presidente del CDE del PRI en Veracruz, en contra de Calderón Hinojosa y Ernesto Cordero.

Lo que de ninguna manera queda claro, ni siquiera aún para la SHCP, pues se mantiene una hermética opacidad por parte del gobierno veracruzano, es lo referente al destino de los 10 mil millones de pesos de la línea de crédito autorizada por el Congreso en 2010 a Fidel Herrera Beltrán, titular del ejecutivo en aquel entonces. Toda vez que dicho monto presuntamente se destinaría a la reconstrucción de municipios devastados por lluvias y huracanes. Mismo destino que hoy se aduce para el voto a favor del Congreso para la autorización de una nueva línea de crédito por 4 mil 556 millones de pesos, con la salvedad de que ahora sí, a decir del gobernador, se está en condiciones de cumplir con las reglas de operación del FONDEN. Representando ello disponibilidades de 9 mil millones de pesos  para emprender la reconstrucción.

Tampoco se tiene claro como fue posible que Fidel Herrera Beltrán, en su carácter de titular del ejecutivo estatal (“el que manda en Veracruz”, decían sus panegiristas),  dejara de pagar al IPE, contratistas, proveedores y periodistas nada menos que 17 mil quinientos millones de pesos, heredándole la deuda a su sucesor. Lo menos que se dice en “radio bemba veracruzana”, es que se los robó, aunque en honor a la verdad concediéndole el beneficio de la duda, pudiéramos presumir que simplemente dio muestras de ser un pésimo administrador, como pésimo lo fue como gobernador.

Sea cual fuere el destino de la deuda pública acumulada y heredada al Dr. Duarte de Ochoa, algún día saldrá a la luz pública, como ya está aconteciendo con el caso Coahuila, cuyo gobierno ya fue denunciado por la Secretaría de Hacienda.

Lo verdaderamente grave en perjuicio del gobierno duartista, se da en dos vertientes, a saber:

La pérdida de credibilidad en el gobierno estatal por parte de una ciudadanía que se da por engañada, achacándosele al Dr. Duarte de Ochoa ser tapadera de los malos manejos de su antecesor;

La imposibilidad de la actual administración pública veracruzana para ocultar que no cuenta con dinero suficiente para atender con eficiencia y eficacia sus tareas, en el propósito de abatir la pobreza y consolidar la prosperidad en Veracruz.

En el primer caso, el gobernador tendrá mucho trabajo por delante para borrar tal impresión, actuando en consecuencia.

Por cuanto a la escasez de recursos, tendrá que admitirse que cuando menos que en lo que resta del año y en tanto no nos afecten nuevos huracanes, tormentas tropicales, lluvias y ventoleras, el énfasis del gobierno estará en aplicar los recursos del FONDEN en “la reconstrucción”, puesto que no hay para más.

Esto último sin que se sepa a ciencia cierta que se hizo en el 2010 y que se hará en el presente año; opacidad e impunidad cubren con un manto indeleble el verdadero alcance de las afectaciones a lo largo y ancho del estado.

Partiendo de esto último, el Dr. Duarte de Ochoa está más que obligado a imprimir a su mandato la más cristalina de las transparencias, so pena de ser juzgado con el mismo rasero con el que hoy se juzga a su antecesor, en una circunstancia clave como son las elecciones del 2012. Por el bien de Veracruz esperemos que el gobernador esté a la altura de lo que de el esperan los veracruzanos, empezando por una limpia de depredadores heredados y aún enquistados en las filas de su gobierno, así como la transparente y oportuna aplicación de los nueve mil millones que dice cuenta su administración  para hacer lo que debería haberse hecho el año pasado.

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De Interés Público 

Emilio Cárdenas Escobosa

La psicosis está instalada entre nosotros. Y no es para menos: la sucesión de hechos violentos, sobre todo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, con un saldo notable de muertos y heridos entre sicarios, elementos de seguridad y ciudadanos inocentes, así como la puesta en marcha de aparatosos operativos de vigilancia de las fuerzas castrenses, tienen a la gente con el  Jesús en la boca. Por eso la rumorología desatada este jueves en aquella zona de la entidad encontró campo fértil y causo estragos en el ánimo colectivo.

Padres de familia aterrorizados que corrían a recoger a sus hijos a la escuela; directivos y maestros cancelando actividades y dejando salir a los educandos, incluso de las universidades; usuarios de redes sociales haciendo eco de un sinfín de versiones disparatadas, no hacían sino dar forma al fantasma que roba el sueño a los veracruzanos. Y ese fantasma, construido con retazos de las escasas notas de prensa que abordan la violencia criminal, con rumores y comentarios de boca a boca de ciudadanos que en un afán de autoprotección intentan alertar a otros de los peligros que se ciernen en las calles y terminan por alimentar una espiral de desinformación, con el zigzagueante discurso oficial que un día dice que el crimen organizado está entre nosotros y se le combatirá con toda la fuerza del estado y al otro señala que vivimos en paz y que aquí no pasa nada, se nos apareció, o más bien se le manifestó con crudeza al gobierno de Veracruz.

La combinación del sentimiento de vulnerabilidad de la gente y la notable crisis de credibilidad gubernamental en el tema de la inseguridad dieron por resultado el caos vivido este jueves que llevó a la Procuraduría de Justicia del Estado a echar mano del delito de terrorismo para iniciar indagatorias contra los usuarios de las redes sociales que difundían versiones de atentados en escuelas, coches bomba o balaceras.

Con todo y los comunicados de prensa y declaraciones, lo mismo del Secretario de Educación Adolfo Mota que del propio gobernador Javier Duarte, enfatizando que está garantizada la seguridad de los alumnos en las escuelas del estado, en las redes sociales el pánico se alimentó y se sigue atizando con versiones diversas. Incluso el anuncio del inicio de acciones legales en contra de los twitteros que iniciaron la bola de nieve desinformativa, ha sido tomado con ironía, como una manera de salir al paso de la crisis, o disuadir a los cibernautas más críticos, dejando intocados a los verdaderos causantes de la situación de inseguridad, tal y como puede uno leer en comentarios de muchos, muchísimos usuarios, que bajo la lógica conspirativa también tendrían que ser investigados.

El problema central de todo esto es la falta de credibilidad de la población al discurso oficial. El desaparecer la información de los enfrentamientos y demás hechos violentos en los medios de comunicación, sea por censura o autocensura, ha convertido a las redes sociales como Facebook y Twitter en los vehículos de información de la mayoría de la gente, que -asustada, y con razón por la ola de criminalidad- cree a pie juntillas lo que ahí, responsable o irresponsablemente, se difunde.

El problema de comunicación gubernamental en este caso es muy serio. No debe perderse de vista que en tiempos de incertidumbre lo común es que los rumores se extiendan como reguero de pólvora y más cuando en la sociedad moderna las redes sociales juegan un papel fundamental en la comunicación al instante, en tiempo real, de lo que ocurre.  Por lo que ante la carencia casi absoluta de credibilidad de lo que informan los medios convencionales de comunicación, un comentario o muchos reportes de los cibernautas pueden adquirir proporciones enormes y dañinas, independientemente de su veracidad.

Sabemos que el ciudadano es desinformado por tradición y que la confirmación de los sucesos era tomada por buena siempre que la diera la prensa escrita o el famoso conductor los noticiarios televisivos o radiofónicos, pero ante el quiebre de la confiabilidad de éstos queda un vacío informativo que es llenado justamente por los “reporteros” de las redes sociales.

Ante una realidad de violencia que ahí está por más que se le quiera ocultar, y la falta de información de la gente derivada del hartazgo ante el idílico panorama que pintan los diarios locales, con sus loas al gobernante y a todo lo que diga o haga, o las intrascendentes notas de los noticiarios televisivos locales, lo que digan en las redes sociales hay que creerlo, “porque ahí está la verdad que nos ocultan”. Si la crisis de credibilidad en el gobierno es notable, la de los medios de comunicación veracruzanos ya toca fondo.

En materia de comunicación, al igual que en política, los vacíos se llenan. Con versiones disparatadas, malintencionadas o producto del miedo de la gente, pero se llenan.

La ausencia de una eficaz política de información en tiempos de crisis está dejando espacio a otras voces, a múltiples versiones de lo que los medios no pueden o no quieren ya decir. Es el precio de una errática comunicación gubernamental y no únicamente de “terroristas” informáticos.

Tan fácil que sería  monitorear las redes sociales, reaccionar a tiempo, liberar a los medios de comunicación cautivos y alentar la libertad de expresión. Sin eso, por más comunicados de prensa o declaraciones que se emitan y aparezcan en primera plana, ya pocos les creen.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A Gustavo Cadena Mathey, nuestras condolencias por la sensible pérdida de su hermana Trinidad.

Poca importancia se le dio a la nota periodística. Unos le tomaron como un placebo publicitario más. Para otros como justificación del viaje del gobernador a Brasil, en tanto que para la mayoría simplemente pasó desapercibida la declaración del Dr. Javier Duarte en el sentido de que la empresa “Odebrecht”, trasnacional brasileña, dotaría de agua Xalapa.  

Lo cierto es que lo declarado reviste una importancia que va más allá de los dimes y diretes sobre la difícil y conflictiva situación por la que atraviesa la actual administración pública veracruzana y las tribulaciones políticas del Dr. Duarte. Casi nadie paró en mientes que de materializarse dicho proyecto, se estaría dando un primer paso para la privatización del suministro, administración y cobro del agua en la capital de Veracruz. 

Incapaz el gobierno estatal de responder a la población dotando por sí mismo del vital líquido a Xalapa y ampliar la red de distribución que ya entró en obsolescencia, estaría recurriendo a un “contrato de prestación de servicios” (PPS) para la ejecución de las obras y concesionandose el usufructo de la dotación del agua  a una empresa privada, como si fuera el caso de una autopista de cobro operada por particulares. 

¿Por cuánto tiempo estaría en manos privadas tal usufructo? Eso lo determinaría el contrato respectivo que previamente sería autorizado por la CONAGUA y, en su caso, por el Congreso local.  A su vez, el precio a pagar por los xalapeños sería el que determine la empresa brasileña concesionaria que, como toda trasnacional, en nada comulga con la generosidad de las “hermanas de la caridad”. Naturalmente que el precio del agua estaría sujeto a la oferta y la demanda, a partir del principio de que no hay bien más caro que el que no se tiene. 

Este proyecto de presunta privatización del agua, entre otros, no es otra cosa que consecuencia, por un lado, de haber dejado al tiempo el que la escasez de agua hiciera crisis en nuestra ciudad, por falta de previsión y desidia en su momento de las autoridades estatales y municipales, así como por la ausencia de un plano regulador que diera sentido y racionalidad al crecimiento urbano de la capital veracruzana, lo que diera lugar a una expansión anárquica de la mancha urbana y la insuficiente capacidad pública para dotarle de servicios básicos adecuados.  

Crisis que hoy por hoy está próxima a tocar fondo, precisamente cuando la actual administración pública carece del mínimo de recursos presupuestales para hacerle frente. Lo curioso del caso que para resolver este problema vital de la capital veracruzana no se piensa, como en otros casos similares, recurrir al endeudamiento con organismos internacionales como el BID, sino que se toma el camino fácil de la privatización del recurso hídrico, no obstante experiencias negativas en el ámbito internacional. 

Esperemos que el gobernador reflexione sobre la ligereza de sus declaraciones y, de ser cierto lo que anunciara, proceder a una consulta pública en la que sean los habitantes de la capital veracruzana quienes digan la última palabra.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El problema no es que los gobiernos se endeuden, lo grave es que los gobernantes se beneficien de ello saqueando al erario.

O de plano nos tienen a todos como incapaces de ver más allá de nuestra nariz ó es tal el desprecio por la inteligencia de los veracruzanos que nuestros políticos y algunos medios de comunicación que les sirven de comparsa, insisten en querer convencernos de que es mejor tragar el remedio que sufrir la enfermedad, sin parar mientes en que su credibilidad está ya por descontada para una opinión pública medianamente informada.

No es broma de mal gusto. Entre las noticias que en los últimos días ha publicado la prensa nacional y estatal alimentada por el boletín oficial del gobierno veracruzano que difunde la Sra. Gina Domínguez Colío, no obstante que son para morirse de risa, tanto el gobierno estatal como el priísmo trasnochado, se lo toman muy en serio. Habida cuenta de que con fines estrictamente electoreros, en su cortedad de miras pretenden que una mentira se vuelva verdad de tanto repetirse mediáticamente.

Como si los veracruzanos en su gran mayoría no supieran que dos mas dos es cuatro, cuando es público y notorio que la reestructuración de deuda pública, o más bien redocumentación en términos bancarios, por 10 mil millones de pesos e intereses no cubiertos en su oportunidad, sumados a 17 mil quinientos cincuenta millones de pesos a contratar para cubrir adeudos a proveedores varios de bienes y servicios que se arrastran del sexenio anterior, suman alrededor de 28 mil millones de pesos, a los que habría que agregar las obligaciones contraídas con la bursatilización fidelista. En lenguaje coloquial, la administración pública estatal está endeudada hasta el copete, si no es que en franca bancarrota por más que lo quiera disfrazar de otra cosa el Secretario de Finanzas.

A esta deuda el gobernador con la complicidad de la bancada priísta, pretende darse un respiro obteniendo un nuevo financiamiento bancario por 4 mil setecientos cincuenta millones de pesos, siempre con la garantía de las participaciones federales que corresponden anualmente a Veracruz.

De ahí que cuando leemos en la prensa que el Secretario de Hacienda declara que las medidas financieras adoptadas por el gobierno de Veracruz están bien encaminadas, poniendo al gobierno veracruzano como “ejemplo de orden”, asumiendo el gobernador Duarte de Ochoa “decisiones costosas en política pero fortaleciendo las finanzas”, no se sabe si reír o llorar, o las dos cosas acompañadas de sonora carcajada.

De un político que aspira a ser candidato de su partido a la presidencia de la República, se pueden esperar muchas cosas, con tal de ganar simpatía y apoyo pueden negar hasta a su madre si ello les es redituable. Luego las declaraciones de Cordero no tendrían mayor relevancia, si éstas no insinuaran que el apapacho al gobierno veracruzano y a quien lo encabeza, es resultado de un presunto acuerdo en lo oscurito entre las autoridades hacendarias y el Dr. Javier Duarte de Ochoa.

Esto último en el marco del rompimiento de una fracción de gobernadores y diputados  priístas encabezados por Beatríz Paredes con el Secretario de Hacienda y con la propia dirigencia nacional de su partido, “para llevar la fiesta en paz con Calderón Hinojosa pues el escándalo por los alcances de la deuda de Coahuila podría poner en riesgo la Presidencia de la República”.

¿A que se comprometería el gobernador veracruzano con el Secretario de Hacienda, y a cambio de qué? Es la pregunta obligada, aunque es obvio que se le da fácil acceso a las arcas de BANOBRAS a cambio de respaldo político, tanto al gobierno calderonista como al aspirante a candidato presidencial del PAN, ante las andanadas de palos de ciego de Humberto Moreira.

Pero el asunto lleva cola. Cuando el mismísimo Secretario de Hacienda dice a los veracruzanos que su gobierno va por buen camino con la política financiera adoptada, implícitamente acepta que el Dr. Duarte puede seguir endeudando a Veracruz para tapar la cloaca heredada de su antecesor.

Y para seguir disfrutando de la farándula, Marco Antonio Aguilar Yunes, Secretario de Trabajo Previsión Social y Productividad del gobierno estatal, declara a la prensa que se han creado 50 mil empleos en Veracruz en lo que va del año “Vamos por la ruta adecuada. El eje fundamental de la política de gobierno de Javier Duarte de Ochoa es el empleo y lo vamos cumpliendo», consideró el funcionario. Eso no se lo cree ni mi mamá, que a sus 93 años es asidua lectora de las engañifas del boletín oficial del gobierno veracruzano que publica literal y puntualmente el Diario de la provincia.

Claro que Aguilar Yunes se abstiene de declarar, si es que lo sabe, cuantos negocios han cerrado en igual período y a cuanto ascienden los despidos en la economía formal, incluidos los burócratas y policias que el gobierno puso de patitas en la calle sin aún haberles cubierto su liquidación,  con el pretexto de poner orden adelgazando la administración.

De risa, si todo ello no implicara perjuicios graves para la vida económica y social de la entidad.

Y espérese amigo lector. Falta por ver como le está yendo a los Ayuntamientos Veracruzanos con las cuantiosas deudas heredadas, incluidas las obligaciones de la bursatilización que les fueran impuestas en el trienio anterior.

Si no se dispone otra cosa, vamos bien, el camino andado es el correcto en la farándula mediática con que se nos da circo porque para pan, simplemente no hay de donde.

Aunque en descargo al Dr. Duarte de Ochoa, francamente a nadie le gustaría estar en sus zapatos, hace lo que puede, pues peor sería que no hiciera nada para tratar de salvar al  gobierno de los veracruzanos.

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J. Enrique Olivera Arce

A saber cual será la bolita de cristal de cabecera o el santo al que se encomienda el gobernador de Veracruz para persistir en navegar contra la corriente. No obstante que la Secretaría de Hacienda insiste en alertar sobre el riesgo que implica el que los estados se sigan endeudando, el Dr. Duarte de Ochoa recurre una vez más a los obedientes diputados de su partido en la Legislatura local para que estos, sin mayor análisis y trámite, le autoricen un nuevo endeudamiento por 4 mil  750 millones de pesos, que se destinarían a la reconstrucción de municipios devastados por lluvias y huracanes del año pasado, bajo el pretexto de que no fluyen los recursos del FONDEN.

En artículo anterior señalaba que en la reestructuración de la deuda que tanto se publicitara, ni el gobernador ni menos el Congreso local había considerado un colchón que asegurara un mínimo de  liquidez para solventar los compromisos más urgentes de la administración pública veracruzana. Habida cuenta de que únicamente se atendió a la redocumentación de pasivos bancarios y a la contratación de un nuevo financiamiento por 17 mil quinientos millones para pago de adeudos a constructores, proveedores y medios de comunicación.

No pasó un mes para que se intentara corregir el entuerto. A los 17 mil quinientos millones de pesos de financiamiento bancario que autorizaran los diputados priístas, ahora habrá que sumarle 4 mil 750 millones más. Elevándose la deuda pública, sin contar las obligaciones de la bursatilización, a más de 32 mil millones.

“Se hace lo que se puede” afirmara el gobernador en aplaudido mensaje, cuando la razón indica que debe hacerse lo que se debe, exigiendo cuentas claras sobre el destino de la deuda que heredara de su antecesor. Puesto que ya para nadie es creíble el que tiro por viaje se tome como pretexto al huracán y a la tormenta tropical para seguir endeudando al gobierno estatal, culpando al gobierno federal del despilfarro fidelista.

Resultando también paradójico que se anuncie que se están reestructurando las finanzas públicas para estar en condiciones de enfrentar posibles efectos de la “crisis financiera” en los Estados Unidos y Europa, cuando lo que se hace es buscar la salida fácil de un endeudamiento creciente, desmantelando a la administración y pignorando el futuro de los veracruzanos. Bajo esta óptica, el Programa Adelante ya no sólo es entelequia en sus alcances, sino fracaso en sus inicios por falta de recursos para combatir la pobreza, cuando el grueso de las disponibilidades se destina a la tan llevada y traída “reconstrucción”.

Como es de esperarse, la irresponsabilidad de la bancada priísta en el Congreso local, con Jorge Carballo como pastor y Eduardo Andrade como sacristán, cual ágil saeta dará por aprobada, con dispensa de trámite, la nueva petición del Dr. Duarte de Ochoa, mientras la ciudadanía en franca indefensión, como el chinito, “nomás milando” mientras lleva sobre sus espaldas un adeudo a pagar en treinta años, o más.

Alguien debe marcar el alto a la espiral del absurdo.

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J. Enrique Olivera Arce

«La lección de 2008 es que cuanto más tarde se actúe más hay que hacer». Robert Zoellick, Presidente del Banco Mundial

No es catastrofismo a secas ni minimizar lo que en materia de violencia criminal estamos viviendo. Hay mucho de preocupación sobre el Veracruz que heredaremos a las nuevas generaciones, cuando reflexiono sobre la necesidad de poner las barbas en remojo y prepararnos para lo que considero una menaza real a la vida económica y social de la entidad, como consecuencia de una posible recesión en nuestro vecino país del norte.

Tenemos mucha tela de donde cortar para resistir los efectos del desorden financiero que ya nos impacta, “no hay que ser catastrofista cuando lo que se requiere es optimismo, valorando lo mucho que tenemos para construir el futuro”, me dicen algunos amigos. En efecto, el potencial de Veracruz es tan amplio y diverso que sus riquezas naturales y el trabajo de su gente dan para eso y más. Sin embargo una cosa es contar con la fortaleza que nos ofrece la diversidad geoeconómica y otra, muy distinta, el que le saquemos el necesario provecho con oportunidad, inteligencia y racionalidad a favor de las mayorías. En ello estriba la diferencia para poder valorar con realismo fortalezas y debilidades, frente a un proceso global de recesión económica que lastima a los sectores más vulnerables de la población.

Y aquí cabe un paréntesis. En artículo anterior comentaba de mi percepción sobre la indiferencia de nuestra clase política frente a una amenaza que estimo posible. Las declaraciones de algunos políticos locales y líderes de opinión, son en el sentido de que lo que viene es una nueva crisis financiera que, como en el pasado reciente, se puede superar. Creo que aquí reside tanto la confusión como el desinterés que se evidencia en una llamada clase política  que privilegia la grilla electoral.

A juicio de connotados analistas internacionales, la crisis por la que atraviesa no sólo Estados Unidos de Norteamérica sino el mundo entero no es nueva. Es expresión de la profundización de un fenómeno estructural, multidimensional y multisectorial del sistema económico y social dominante, -cuyas primeras manifestaciones se dan a mediados del 2008-, y no sólo unos traspiés financieros coyunturales. Impacta y afecta primordialmente en lo económico y social, en tanto que más allá de las manifestaciones de las bolsas de valores, especulación financiera e instrumentos macroeconómicos para “blindar” la economía, la actual fase de la crisis sistémica incide en el aparato productivo, mostrándose incapaces las recetas neoliberales para sostener el libre mercado, la derrama económica y la tasa media de ganancia del capital, motor del sistema.

De darse un proceso de desaceleración de la economía norteamericana, la más poderosa del planeta, se desequilibra la relación oferta-demanda, restringiéndose el consumo y la inversión productiva a nivel global, impactando en primer término en el sector exportador de cada país. Lo que, dado nuestro nivel de dependencia en condiciones asimétricas con nuestro principal socio comercial, traería consecuencias graves en México.

Hay que ver la realidad de Veracruz con optimismo, insisten mis amigos. “Mientras nos apoyemos en la fortaleza del amplio potencial veracruzano y lo que venimos haciendo en materia de inversión y crecimiento económico, fortaleciendo el campo, generando empleos y propiciando una más amplia distribución de la riqueza producida en un combate frontal a la pobreza, estamos blindados y a ello le apuesta la actual administración pública de Veracruz que, como dice el Gobernador, ya se toman medidas para remontar un posible impacto de la crisis”. Pensar diferente, me dicen, es catastrofismo sin sustento.

No coincido con tal apreciación.

Para Veracruz estimo que el problema inmediato es de mercado. Si a nivel nacional se restringe el flujo comercial y se incrementa el desequilibrio en la balanza de pagos que se guarda con nuestro vecino del norte e incluso, con la Unión Europea y Asia, habría que esperar menor inversión productiva, volatilidad de precios de alimentos, energéticos y materias primas, cierre de empresas ineficientes y poco competitivas, merma de remesas de mexicanos en el mercado laboral norteamericano, mayor desempleo e incremento de la economía informal, abatimiento de la masa salarial, y por ende, mayor pobreza.

En ese contexto Veracruz no podría mantenerse al margen del fenómeno ni cifrar sus esperanzas en medidas cuya maduración se contempla para el mediano y largo plazo.

A lo que habría que agregar que las no tan sanas pero si vapuleadas finanzas públicas estatales se verían afectadas a la baja, como consecuencia de una menor captación fiscal y una reducción previsible de aportaciones federales. Ello necesariamente incidiría negativamente en los esfuerzos públicos por ampliar y modernizar infraestructura, promover el crecimiento económico y abatir los índices de pobreza. Afectando en todos los órdenes a la vida social y económica de Veracruz  sin que estemos preparados para modificar la actual tendencia exportadora con vistas a fortalecer el mercado interno, restringido ya de sí por el bajo nivel de ingresos de quienes tienen aún la oportunidad de contar y sostener un empleo formal remunerado y acompañado de prestaciones en seguridad social. De ahí que el blindaje que me señalan a mi juicio es ilusorio.

Lo deseable es que todo ello no pase. Que todo quede en un “pesimista catastrofismo” de quien esto escribe. Pero no podemos hacer de lado que el escenario negativo que ya se da a nivel global, obliga a la reflexión tanto en una clase política insensible y poco informada, como por la sociedad veracruzana en su conjunto, tomando en serio la amenaza latente.

¿Perderíamos algo si ponemos las barbas en remojo?

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Para mi entrañable amigo Melitón Morales, quién con trabajo, tesón y permanente deseo de trascender, celebra el treinta y tres aniversario de su revista “Análisis Político”.

 En sus últimas presentaciones públicas es de llamar la atención lo mismo actitudes que contenidos del discurso del gobernador Duarte de Ochoa, abonando a favor de realismo, congruencia y valentía, de un no por joven e inexperto servidor público, deja de tener conciencia de la fuerza que da el poder y la disposición para ejercerlo con inteligencia.

Los últimos discursos de Javier Duarte, contienen frases que ya hablan de realismo pie a tierra. “Hago lo que se puede, peor es no hacer nada”, conciente de que no puede ir más allá de lo posible pretendiendo bajar peras del olmo. Se enfrenta con valor a su circunstancia a sabiendas de que está atado de manos, no solamente por el problema financiero heredado, sino que se percibe también en sus palabras que no cuenta con el mejor equipo de trabajo que deseara ni el más confiable, así como tampoco con la comprensión y apoyo de la llamada sociedad civil para encontrar eco en sus propósitos, de ahí que llame a “cerrar filas” para enfrentar entre todos tanto la escalada de violencia como la amenaza de la crisis que se avecina con el tsunami norteamericano.

 

Todos vamos en el mismo barco, de cada quien su aportación y a cada quien lo que en justicia merezca, es el mensaje.

 

No sólo son palabras. En esta caso cuenta el tono y la contundencia; congruencia entre lo que se piensa y lo que se dice, en el tenor del discurso. Javier Duarte ha mostrado en los últimos días que en el gobernador presuntamente débil existe disposición y fortaleza de carácter para enfrentar el reto. “Es la clase empresarial la que crea empleos no los gobiernos. Nosotros sólo somos facilitadores de sus tareas y coadyuvantes”, dice a una iniciativa privada, privada de iniciativa, que espera todo de la administración pública estatal. El Dr. Duarte delimita campos y responsabilidad social en las tareas del combate a la pobreza y crecimiento económico. Si el empresariado no es eficiente y competitivo por sí mismo, el gobierno no le va a hacer su tarea. Ya era hora, y eso va también para aquellos dueños de medios de comunicación que no han sabido o no han querido conciliar sus legítimos intereses con la nueva realidad de Veracruz.

Pero no queda ahí la cosa, en su mensaje televisivo a los veracruzanos, reproducido por la prensa impresa y portales informativos en la internet, El Dr. Javier Duarte de Ochoa fue claro y contundente: “Quiero decirles a todos los veracruzanos que mi compromiso con la vigencia de la ley es total. Por esa razón, expreso que todos aquellos servidores públicos que por miedo o por interés económico estén coludidos con grupos delincuenciales, tendrán que responder a la sociedad por sus malos actos, por la traición a la confianza depositada en ellos y serán sancionados con todo el peso de la ley. Deseo también ser muy preciso en este tema: la delincuencia tiene además raíces y apoyo en diversos sectores de la sociedad. No podemos auto engañarnos y cerrar los ojos ante la participación de otros actores, quienes se escudan entre empresarios, periodistas, profesionistas y otros grupos sociales”.

No es pose mediática ni amenaza fruto visceral de impotencia, sino reconocimiento a la terca realidad, expresado con valor y congruencia. Tras advertencia no hay engaño, el que la debe, debe pagarlo, así sea un encumbrado personaje.

Aunque como dice en su columna Manuel Rosete Chávez, del dicho al hecho media un buen trecho, a lo que agregaría que tampoco es garantía de corrección en políticas públicas poco eficaces emprendidas por su gobierno.

Ya se verá en el terreno de los hechos si valor y congruencia percibidos en el discurso del Dr. Duarte se materializan en medidas concretas que desbrocen el camino del ejercicio del poder en beneficio de Veracruz; lo que trae a cuento la manida frase de que “el poder no se comparte”. Si es así, no debería dispersarse ni fragmentarse, por lo que el tono y contundencia de las palabras del gobernante, considero también son una primera llamada pública para aquellos que aún no asimilando que hoy por hoy quien gobierna es Javier Duarte, viven de y para el oneroso pasado reciente más que se desgañiten y aplaudan a rabiar, como si la casaca no fuera de su medida.

Es la hora de las definiciones. No se puede echar en saco roto enérgico y a la vez realista y conciliador  mensaje. Al buen entendedor pocas palabras.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A diferencia de Cartens, el actual Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, diría que lo que se viene con la crisis económico financiera de nuestros vecinos del norte, no es ningún catarrito, tras conocer el informe del FMI en el que se advierte que  una desaceleración prolongada en el crecimiento de Estados Unidos sería una carga sustancial para la economía de México. Advertencia que hace propia la Canacintra señalando a su vez que México es capaz de enfrentar la crisis financiera, pero no para enfrentar una desaceleración o recesión en EU.

Escenario en el que no puede dejar de jugar el hecho de que en esta ocasión, a diferencia del pasado reciente, la crisis económico financiera global se hace acompañar por una espiral de efervescencia social, que confronta a los gobiernos con su población, sin que se encuentre más salida que el autoritarismo antidemocrático y la represión.

Así las cosas, ante la gravedad de una crisis estructural que afecta ya al mundo entero, cabe entonces poner las barbas en remojo, puesto que siendo los Estados Unidos nuestro principal socio comercial y dada nuestra dependencia económica y política con el país más poderoso del mundo, su fragilidad en la coyuntura arrastrará consigo necesariamente a México, sin contar con el blindaje suficiente para amortiguar el golpe.

Agotado el modelo económico que nos ha sido impuesto, las recetas neoliberales ya no dan más. O se cambia de rumbo a nivel nacional o nos lleva al baile la tía de las muchachas.

Ello implicaría tomar el ejemplo de otras economías que en el ámbito internacional están optando por políticas públicas proteccionistas, fortaleciendo su mercado interno, restringiendo importaciones no indispensables  y consumiendo prioritariamente bienes y servicios locales.

Si lo anterior es motivo de preocupación nacional, con mayor razón debería ser tema de primer orden para una economía en franco deterioro como la veracruzana. Misma que en el renglón productivo acusa un alto grado de dependencia tanto de las exportaciones al país del norte como de las remesas que nos llegan del exterior. Sin perder de vista que en lo social, el abandono del campo y los cinturones urbanos de miseria cobran factura. Acusamos  niveles de pobreza que mantienen deprimido el mercado interno, en un marco de inestabilidad y restricción de finanzas públicas. O lo que es lo mismo, como entidad federativa carecemos de “blindaje”, estando a merced del tsunami recesivo anunciado.

Si ya la prosperidad en Veracruz es utopía, de seguir por el mismo camino, dependiendo de inversión externa y de reducidos nichos de mercado en los países consumidores de América del Norte y Europa, la amenaza de mayores índices de desempleo, pobreza y desigualdad no es simple expresión de catastrofismo a la que haya que ignorar.

En nuestra pueblerina aldea, vamos en el cabús, a la zaga de otras entidades federativas mejor equipadas para afrontar la nueva etapa de la crisis global. El colmo para la economía veracruzana es que se tenga que depender del exterior  para satisfacer el abasto de productos básicos, incluida el agua, favoreciendo a las grandes cadenas comerciales al extremo de felicitarnos por privilegiar productividad y competitividad de la inversión externa, ignorando al productor local por ineficiente.

Naturalmente el explorar nuevos caminos no figura en la agenda de nuestra llamada “clase política”. Lo que está a debate no es la economía ni mucho menos los efectos sociales de una muy posible recesión mundial. Al fin veracruzanos, la prioridad es la política electoral, privilegiando dimes y diretes, ajustes de cuentas, acomodos y reacomodos, con vías a la elección del 2012. Tan es así, que las deterioradas finanzas públicas estatales arrastrando cuantioso endeudamiento, parecen no ser de su incumbencia. Lo hecho, hecho y a otra cosa mariposa, como si éstas no fueran palanca del crecimiento económico y desarrollo de la entidad, o bien impedimento para avanzar.

Es problema de Javier Duarte y de nadie más, al fin es el que manda, dirían nuestros políticos, desentendiéndose de la bronca a la cual contribuyen.

Los partidos políticos nacionales en su expresión estatal, presuntas correas de trasmisión y amortiguamiento entre gobierno y sociedad civil, juegan cada uno para su santo; la elección del 2012, está por encima de cualquier otra consideración, así sea el futuro de Veracruz. Nada que pudiera afectar la suma o resta de sus nomios, es de su interés, mucho menos desviar su atención a problemas económicos y sociales que por incapaces no está en sus manos resolver. En la jerarquización de prioridades primero está definir presuntas candidaturas para contender por senadurías o diputaciones federales para de ahí, concentrarse en la pugna nacional por la presidencia de la República. La recesión económica y sus muy previsibles efectos pueden esperar.

Quien ya no espera son los veracruzanos de a pie, quienes cotidianamente consultando su bolsillo, restringen no por gusto su consumo a la par que sus condiciones de vida, observando como la espada de Damocles pende sobre sus cabezas. El pobre, por pobre, ya no aguanta más tras estarse acostumbrando a no comer, en tanto que los varios millones que sobreviven en la medianía, pierden expectativas y esperanzas en un futuro incierto que ya es hoy.

La amenaza es real. Estamos indefensos, aceptémoslo.

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