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Monthly Archives: diciembre 2011

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Tenía que ser en México.  Caso digno de ser documentado como de insólito interés para Ripley el que el más encumbrado de los aspirantes a la presidencia de la República, sin mayor trámite  se auto descalifique, haciéndose el haraquiri político al colocarse de pechito provocando un debate mediático, en el que se discute si Enrique Peña Nieto es la persona idonea para gobernar al país, o simplemente es un hombre de paja de los poderes fácticos, cuya imagen de ganador fuera construida paso a paso por Televisa y las revistas del corazón, a lo largo de los últimos cuatro años.

Lo menos que se esperaba del ahora precandidato del PRI, era un mínimo de congruencia entre su imagen mediática de ganador y el perfil deseable de un hombre de Estado, serio, responsable, culto y preparado para enfrentar las vicisitudes de una nación que se aproxima peligrosamente a la categoría de Estado fallido.

Bastó una pifia, estando en el lugar y en el momento equivocado, para desenmascararse, inmolándose ante el escarnio ya no sólo de sus adversarios, también de una mayoría ciudadana en la que los jóvenes pensantes haciendo cabeza, esperaban  la oportunidad de exhibir los pies de barro del gigante elevado a la categoría de mitológico semidios.

El costo político lo pagará sin duda el PRI. El haber optado por el impacto mediático de una imagen artificiosamente construida por mercadólogos domésticos y extranjeros, y no por la fuerza de las ideas, experiencia y capacidad demostrada de un Manlio Fabio Beltrones, se reflejará, primero, al interior del partido cundiendo el desencanto y, posteriormente  en las urnas.

La experiencia vivida por el PRI en los procesos electorales del 2000 y 2006, de aquí para adelante será el fantasma que psicológicamente abata la sed de triunfo del priísmo en sus afanes por retomar el control de Los Pinos. No se puede aspirar a ganar con un abanderado que de antemano se derrota a sí mismo, víctima de su ignorancia. Nadie desea ser gobernado y menos en las actuales circunstancias del país, por un personaje cuyo nivel cultural se  equipara con el de un adolescente cursando el segundo año de secundaria.

En un pueblo en el que la lectura no es virtud, el poco apego al libro que exhibiera el Sr. Peña no hubiera tenido relevancia alguna, si sus respuestas a preguntas comprometedoras hubieran mostrado humildad  y visión de Estado. No es por su escasa cultura que se le juzga, el común denominador de nuestra clase política es la ignorancia. Lo que le pone en la picota es la soberbia y trivialidad con la que refleja su desprecio a la inteligencia del pueblo al que pretende gobernar. Confundió a la Feria Internacional del Libro con una tertulia informal de gente bonita, la vacuidad de sus respuestas le perdió. Lo destacable es que con la pifia y el control de daños desplegado, se confirma la profundidad de la crisis del régimen político en México, así como la incapacidad manifiesta de los partidos y sus personeros para reconocerle como tal y actuar en consecuencia.

El régimen político, obsoleto y caduco, respira por la herida, mostrándose desde el fondo ineficiente e ineficaz para mantener la mascarada de una democracia representativa de la cual el pueblo de México pueda sentirse orgulloso. La simulación e hipocresía de antaño es hoy mezcla de desvergüenza y cinismo, exhibida en la personalidad y perfil académico de un analfabeta funcional ungido como el llamado para rescatar confianza, gobernabilidad y prestigio internacional,  perdidos a lo largo del sinuoso camino de una falsa y fallida transición democrática.

Ningún partido político está a salvo. La crisis del régimen es generalizada. Todos van en el mismo barco, arrastrando consigo a una sociedad secuestrada por la partidocracia rampante.

En este marco de inconsecuencia y abandono de principios, forma y contenidos, se transitará a lo largo de los próximos meses hasta desembocar con la elección en julio próximo. El tiempo para cambiar y ajustarse a las nuevas realidades está agotado. La única salida que se percibe en respuesta a la crisis política es el más de lo mismo para el futuro inmediato.

¿Hasta cuando se soportará tal gatopardismo? Nadie lo sabe, ni se vislumbra el camino del cambio real. Así de grave se observa el panorama.

Perdida confianza y credibilidad en los partidos políticos, la última esperanza estaba cifrada en los candidatos contendientes, personajes de carne y hueso en los que en mayor o menor medida se podría confiar. ¿Tras la inmolación de Peña Nieto, el deshoje estéril de margaritas en un PAN cuya flaca caballada no prospera, y un Andrés Manuel López Obrador copado por lo más corrupto de las llamadas izquierdas, tal expectativa se diluye. Ni partidos ni notables están a la altura de las apremiantes necesidades de un país que se desgarra entre la violencia, la desigualdad y la pobreza.

Luego entonces ¿qué hacer?

Tal interrogante recorre el mundo entero sin encontrar respuesta frente a la crisis sistémica globalizada. El derrumbe de la economía real arrastra a los regímenes políticos, lo mismo demócratas que autoritarios, incapaces de encontrar en el interés de las mayorías el camino salvador.

No tenemos elementos para considerar a México al margen de este fenómeno, cuando la pérdida de rumbo se hace acompañar por la descomposición del tejido social, el deterioro del aparato productivo, la corrupción y la amenaza de la ingobernabilidad con un régimen político que ni ve ni escucha, conformándose con ocultar bajo la alfombra los grandes problemas nacionales, en espera de que sea un gigante con pies de barro el que se haga cargo de limpiar la casa.

¡Vaya esperanza cuando el gigante de paja ni siquiera sabe leer!

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Felipe Calderón Hinojosa

Parafraseando a Torcuato Luca de Tena, los caminos torcidos de Dios enmarcan cinco años de gobierno del hombre de Felipe de Jesús del Sagrado Corazón Calderón Hinojosa y el principio del fin de su mandato. México está como está porque “así lo quiere Dios”, expresó el mandatario mexicano refugiándose dogmáticamente en la teología para no reconocer públicamente el fracaso de su gobierno, así como de su estrategia de guerra, combatiendo el fuego con fuego pretendiendo abatir consecuencias sin tocar las causas que dan origen al clima de deterioro social y político que tiene en jaque a la gobernabilidad.

Con la renuncia tácita del Estado como hacedor y conductor de los destinos de México, dejándolos en manos de Dios, Calderón Hinojosa confirma la percepción de que el régimen político imperante, obsoleto y caduco, toca fondo en lo más profundo de su crisis. Incapacidad, impotencia, prepotencia y sectario voluntarismo del titular del Poder Ejecutivo del gobierno de México, reflejan el todo de una clase política que no da más en sus afanes hegemónicos de mantenerse por encima de la voluntad del pueblo al que dice representar.

Que sea lo que Dios diga, retrocediendo siglos para ubicar a México en la Edad Media, habla por sí del estado de cosas que priva en una llamada clase política sin rumbo y sin tamaños para afrontar las nuevas realidades del país y del mundo. Lo que no se dice es si el Dios al que se acogen no sea más que el becerro de oro al que rinden adoración y pleitesía.

En este escenario habría que ubicar ya no a lo que se espera del último año del calderonismo, cuyo fracaso es manifiesto, sino al proceso electoral que desembocará en el relevo en el Congreso de la Unión y del presidente de México. La política en manos del designio de los dioses, con ayuda de los hombres ungidos como semidioses a los que el común de los mortales debemos adoración y sumisión.

Ya no es el “haiga como haiga sido”, en el que el fin justifica los medios sino el Dios dirá, en boca de los candidatos, el que regirá el resultado del sufragio. A ello debemos acogernos para cifrar nuestras esperanzas, futuro y destino como país y como sociedad. El triunfo en las urnas del semidios más cercano a la voluntad divina, será el paso previo al fascismo y a la hoguera. Porque así lo quiere Dios para castigar la incapacidad de lo humano para conducirse por el camino de bien común.

Si así está dispuesto por ley divina, ¿qué caso tiene poner en manos de los hombres parafernalia y oropel de una campaña electoral presumiblemente democrática? ¿No acaso bastaría esperar la emisión de humo blanco en la cúpula del poder  para conocer lo que Dios dispone para el nuevo sexenio?,  tal cual práctica del PRI en sus procesos internos de selección de dirigentes.

Si así fuera, el dinero de los contribuyentes destinados a costosas campañas electorales, tendría mejor destino si se aplicara a obras piadosas que nos rediman de toda culpa, para así enfrentar libres del pecado de soberbia a la Santa Inquisición, pues  ¿quiénes somos, humildes mortales, para desear privar a Dios de su santa voluntad?

“Algo huele mal en Dinamarca”, más vale prepararse para lo peor.

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Pulso crítico

Participar responsablemente ejerciendo a plenitud derechos y deberes cívicos es el camino de la democracia. Apostémosle a ello votando por el cambio.

J. Enrique Olivera Arce

01/12/2011

Con la aprobación del IFE a las coaliciones electorales con vías a la elección del 2012, queda confirmado oficialmente que el PRI irá con el Partido verde y con el Panal, en tanto que la izquierda será representada por el PRD, PT y Movimiento Ciudadano. Por su parte el PAN participará solo y su alma debiendo afrontar la pésima experiencia que se vive con Calderón Hinojosa al frente del Poder Ejecutivo Federal.

Todo está dispuesto formalmente para que los partidos políticos con registro pongan toda la carne en el asador en la disputa por el sufragio ciudadano. Lo que aún está en duda es si los mexicanos estamos preparados para avanzar en la construcción de la aún incipiente democracia, enriqueciendo participación y fortaleciendo el estado de derecho para una más sana convivencia, dentro del marco de la pluralidad que distingue al México de nuestros días.

La respuesta a tal interrogante habrá de darse a lo largo del proceso electoral, confirmándose en las urnas en julio próximo. Con un arbitro cuestionado y un régimen político caduco, el como le responda la ciudadanía a la partidocracia será el indicador cualitativo del avance, estancamiento o retroceso de la vida en democracia en el país. De todos los mexicanos depende el permanecer secuestrados por los partidos políticos, privilegiando abulia, desinterés e “importamadrismo”, o dar un paso adelante con participación consecuente, rescatando lo que por derecho corresponde para hacer valer soberanía y voluntad popular.

Habida cuenta de que se estima que el proceso electoral ya en marcha será atípico, enmarcado en la crisis del régimen político, el clima de violencia imperante en el país, así como por el efecto dominó de la crisis sistémica globalizada, la mayor o menor participación ciudadana con responsabilidad, buen juicio y talante crítico, será determinante como contrapeso a las prácticas antidemocráticas, “guerra sucia”, simulación, gatopardismo y mediocridad que ya se vislumbran como  tónica a prevalecer en la contienda.

Implicando la participación ciudadana no sólo vigilar y denunciar en aras de propiciar limpieza electoral, sino que lo sustantivo y relevante sería sin duda el analizar y ponderar propuestas, comportamiento, y alcance de miras de coaliciones, partidos, candidatos, servidores públicos y la llamada clase política en general, lo mismo en la cercanía del ámbito más próximo, el municipio, que en los niveles estatal y nacional para, en su momento, definir el sentido del voto de confianza que de manera responsable se habrá de emitir en las urnas.

Sobre todo teniendo en cuenta que en esta ocasión no sólo se disputa la representación popular, sea a nivel presidencial o en el Congreso de la Unión. Lo que la contienda pone sobre la mesa va más allá de la ortodoxia electoral, estando en juego si  los mexicanos queremos más de lo mismo o estando convencidos de la necesidad de cambio, optamos por este por la vía democrática.

Que coalición o partido político coincide con ésta necesidad y propone y actúa en consecuencia, o está a favor de la continuidad de un estado de cosas que lastima a la mayoría, ofertando el cambio para seguir igual. Esa es la cuestión de fondo que habrá de dilucidarse en julio próximo, correspondiendo a los votantes el dar la última palabra.

Se dice que pese a lo atípico que pudiera ser el proceso electoral, la ortodoxia sugiere que la elección no se gana en las urnas sino en la mesa de negociaciones. Este es el reto a superar, demostrando que la sumisión y el secuestro de la voluntad popular por la partidocracia, es historia negra, cosa de un pasado al que ya no deseamos retornar. Una copiosa y responsable votación es el camino, sin perder de vista lo que está en juego.

El por quién votar es atribución personal de cada quién, como la obligación de cada cual es el velar por el respeto a su voto. La suma de sufragios emitidos con responsabilidad, consciencia y amor a México, hará la diferencia entre un simple triunfo legal y uno legítimo sustentado en la legalidad. Optemos por lo segundo para así estar en condiciones de exigir que desde la presidencia de la república, el Congreso de la Unión, o los partidos políticos, no se nos de nuevamente gato por liebre.

La abstención es reacción visceral del conformista y, por tanto inútil. El voto nulo es la reacción del inconforme, protesta ante una realidad que nos agobia, legítimo pero legalmente también inútil. Demos valor al voto útil, sí pero sufragando como ciudadanos libres a favor del México nuevo, el que deseamos para nuestros hijos.

Ni más de lo mismo ni más cambios simulados para seguir igual. Participar responsablemente ejerciendo a plenitud derechos y deberes cívicos es el camino de la democracia. Apostémosle a ello votando por el cambio.

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BBC Mundo

La Cumbre fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) concluyó este sábado con la aprobación de la Declaración de Caracas y la asunción por parte de Chile a la presidencia pro tempore del nuevo organismo.

El anfitrión y presidente de Venezuela, Hugo Chávez, confirmó la aprobación del Plan de Acción de Caracas, aunque explicó que no se logró cerrar un acuerdo sobre la fórmula para definir si la toma de decisiones en el seno de este mecanismo se producirá por mayoría o por consenso.»El tema pasa para seguirlo evaluando para los próximos eventos y mientras tanto la CELAC seguirá tomando sus decisiones como hasta ahora, es decir, por consenso», afirmó Chávez, anfitrión de la cumbre que congregó en Caracas el viernes y sábado a jefes de Estado y de gobierno de 33 países.

Durante la cumbre más de un mandatario, incluido el propio Chávez, hizo hincapié en la necesidad de que lo discutido en este tipo de encuentros no quede en el aire y se tomen acciones concretas, señala el corresponsal de BBC Mundo en Venezuela, Juan Paullier.

Milenio ; El Universal

Humberto Moreira

Ciudad de México  • Humberto Moreira decidió esta mañana dejar la dirigencia del partido por considerar que era lo que más le convenía. Mediante llamadas telefónicas el hasta ahora presidente del partido comunicó su decisión a los diferentes líderes estatales y a algunos gobernadores. Moreira renuncia después de que el precandidato Enrique Peña Nieto declaró la víspera que el ex gobernador de Coahuila tendría que tomar una decisión en ese sentido.

Cristina Díaz asume como lider interina.

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