Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
«Como el PAN ya no tiene levadura están inflando a un merengue»: Andrés Manuel López Obrador
El gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, puntualizó en entrevista “que con el fin de no levantar suspicacias todos los funcionarios del Gobierno del Estado, incluyéndose él en calidad de mandatario estatal, habrían pedido licencia sin goce de sueldo para asistir el pasado miércoles a un convivio para acompañar al candidato presidencial del Revolucionario Institucional, Enrique Peña Nieto”.
Más pronto cae un hablador que un cojo. “A partir del 30 de marzo, tendremos que suspender los actos públicos de inauguración por respeto a la legislación electoral”, anunció el Sr. Dr. Duarte de Ochoa. Sabía a ciencia cierta de las limitaciones constitucionales y las específicas contenidas en el Código Federal Electoral aplicables a todo servidor público y aún así, no se aguantó las ganas no solamente en lo personal sino involucrando a funcionarios de su administración, de mostrarse con denodado júbilo al lado del abanderado de su partido a la presidencia de la República.
No basta con pedir licencia sin goce de sueldo para desatender lo que su alta investidura, como gobernador de todos los veracruzanos, le obliga en materia electoral. Así lo interpreta el PAN que ni tardo ni perezoso le acusa ante el IFE de violentar el proceso electoral en curso faltando al principio de imparcialidad en una sociedad por principio plural.
El burro hablando de orejas, el PAN de manera reiterada por conducto de Calderón Hinojosa incurre en lo mismo de lo que hoy se acusa al gobernador veracruzano. Sin embargo, eso no justifica el que el Sr. Dr. Javier Duarte se saltara las trancas atentando contra la imparcialidad partidista en tiempo de elecciones a que está obligado con el pueblo que gobierna.
Sería ingenuo el sólo pensar que el gobierno de Veracruz, como el de otras entidades federativas, no destina recursos humanos, técnicos y financieros de la administración pública en apoyo y respaldo a los candidatos en contienda. Tal conducta es del dominio público. Sólo que hay de formas a formas que van desde actos velados hasta el total descaro. En Veracruz Fidel Herrera Beltrán optó por lo segundo tiñendo de rojo a toda la entidad. Su sucesor sigue la misma escuela, vanagloriándose de ser el primer priísta y guía moral y político de su partido en la entidad. Luego no tenemos porque darnos por sorprendidos ante el hecho consumado de un atentado más en contra de la imparcialidad a que está obligado el gobernante. ¿Qué acaso su mentado programa “Adelante” no tiene tintes electorales?
Lo que sorprende es el que el Sr. Peña y sus asesores de campaña, no tomaran las medidas pertinentes para que el gobernador veracruzano no dañara un acto de campaña en una entidad federativa considerada como el tercer reservorio de votos del país. La ostentosa presencia y participación del Sr. Dr. Duarte de Ochoa y sus funcionarios en el evento proselitista que tuviera lugar en la conurbación Veracruz-Boca del Río, hace coparticipe de la violación legal al propio abanderado del tricolor.
No faltará quien defienda al gobernador veracruzano. Para la prensa oficialista basta y sobra con la licencia sin goce de sueldo, para “evitar suspicacias, no sólo para justificarle sino incluso para destacar la cercanía de “Veracruz”, con el candidato presidencial. Ya que el gobernante de manera reiterada identifica a la entidad con su pésima administración, como si lo uno fuera lo otro.
En la guerra como en el amor, todo se vale, no hay fijón. ¿Porqué en la política no, si es la guerra por otros medios? Lo que no advierte Javier Duarte de Ochoa y la cauda de lambiscones que le siguen y adulan, es que pifias como la anotada, se revierten en perjuicio del objetivo que se persigue. Innecesariamente el CEN del PRI tendrá que utilizar todas sus armas tanto para deslindar ante el IFE y el TRIFE al Sr. Peña de la conducta observada por el gobernador de Veracruz, como en defensa de este último que guste o no ya fue exhibido por el PAN como irresponsable y parcial en un proceso electoral en el que para la llamada clase política está en juego más que el destino de la Nación, la disputa por Los Pinos.
El PRD se suma a la cargada en contra de la administración pública veracruzana. Ya le exige transparencia al gobernante sobre el uso y costo de los espectaculares en los que se sustituyera la publicidad oficial por la propaganda política de los candidatos priístas. ¿Qué necesidad?
Para como están las cosas, basta y sobra con lo sensible que está la ciudadanía respecto al proceso electoral y los candidatos, para que con cualquier motivo o razón descalifique tanto a la partidocracia como a la administración pública en los tres órdenes de gobierno. No hay necesidad de ponerle más leña al fuego con algo más que simples suspicacias. Duarte de Ochoa le falló a los veracruzanos y así debe admitirlo antes de que su partido pague las consecuencias.
Hojas que se lleva el viento
Para quien pensara que Calderón Hinojosa se decidiría por un cambio de jinete a mitad del río, mandando a Doña Josefina a desempeñarse en sus labores propias de su vocación de escritora de temas de superación personal, les falló el pronóstico. Sólo tomó en sus manos la conducción personal de la campaña presidencial del PAN y puso a cargo de las tareas más sensibles a sus más destacados operadores políticos, los mismos que le acompañaran en su ascenso a la primera magistratura del país. El relevo en el primer círculo de Vázquez Mota, no ofrece buenos augurios a estas alturas del partido, la ciudadanía no descalifica a la Sra. Candidata pese a sus connotados errores, sino al partido que le postula, expresión viviente del mal gobierno de Calderón.
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A López Obrador ya se le prendieron las pilas. El adversario a vencer no es la candidata del PAN impulsada por calderón Hinojosa. El rival es Peña Nieto y los partidos que le postulan. Así que no tarda en mostrar nuevas estrategias, más contundentes y radicales, para ir tras la cabeza del “merengue” mexiquense. Las redes sociales nos darán la primicia.
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Para puras vergüenzas. Es más fácil ordenar a una nefasta secretaria estatal de turismo se de un remojón en el mar para desmentir mediáticamente a la Semarnat, que avocarse a solucionar los evidentes motivos del gobierno federal para señalar que dos playas de Veracruz están suficientemente sucias como para poner en riesgo la salud de los bañistas. Mérida, Yuc., abril 11 de 2012