Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
Si en la coyuntura lo que está en juego es la elección presidencial, para el mediano y largo plazo la disyuntiva está entre el elegir la opción de un más de lo mismo ofertado por el gatopardismo que desde la cúpula del poder nos habla de un nuevo rumbo para seguir igual, o un proceso de cambio auténtico con el objetivo de sacudir el marasmo de la Nación y, entre todos, proponernos abatir atraso, desigualdad, pobreza, injusticia, corrupción, violencia e impunidad.
En este orden de ideas, el primero de julio más que una típica elección presidencial lo que las circunstancias nos ofrecen es un plebiscito amplio, en el que el pueblo de México definirá si se sigue por el mismo camino, sin brújula y sin rumbo cierto recreando atraso y retroceso, o se opta por un cambio verdadero que saque al país de un atolladero que se complica en el marco de un escenario internacional de crisis, incertidumbre y nula esperanza de futuro.
Para lo más de lo mismo, no hay que pensarle mucho ni arriesgar el resto. Sólo es dejarnos llevar por la inercia, bajo la manida premisa de que el PRI o el PAN si saben gobernar. Porque no nos engañemos, en primera y última instancia las candidaturas de Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota sólo son reflejo y consecuencia del conservadurismo que aún anima en amplias capas de la población. El miedo a dar un pequeño salto hacia delante nos lleva a pensar que “más seguro lo comido ya mañana Dios dirá”, mientras lamemos impotentes las heridas que nos deja un ominoso pasado que se recrea en tiempo presente. A este dejar hacer dejar pasar, se atienen los poderes fácticos para manipular conciencias, voluntades y futuro de la Nación.
El optar por un cambio auténtico no es tan simple. Tenemos que ver con claridad el pasado, valorar el presente y otear el futuro con talante crítico. Hay que pensar y actuar en consecuencia, superando los miedos y mostrarnos a nosotros mismos de que estamos hechos. Todo cambio ofrece incertidumbre, da miedo equivocarse y tomar el camino equivocado en la encrucijada. Dar el primer paso exige valor pero también la certeza de que siempre hay la posibilidad de desandar el camino en busca de la ruta correcta. La historia de la humanidad nos ha dejado múltiples ejemplos de ello, el progreso y la marcha ascendente del hombre como inquilino del mundo está jalonado por el acierto y error en el largo y complejo transitar de los pueblos. Es de humanos equivocarse, como lo es el enmendar el entuerto.
En nuestras manos está el afrontar con valor el futuro o seguir durmiendo despiertos presas del temor a brincar la tablita.
Cambiar para seguir igual o el cambio verdadero. Dicotomía que pone en primer plano las únicas opciones a elegir. La moneda está en el aire, o nos dejamos llevar por la inercia ó nos inclinamos por el voto razonado. Pensamos y actuamos atendiendo a la razón o dejamos que piensen por nosotros. El pueblo de México lo decidirá en el pleisbicito nacional del primero de julio. Sea cual fuere el resultado no hay lugar para las lamentaciones y el reclamo, el pueblo de México habrá hablado.
Hojas que se lleva el viento
Verdaderamente lamentable y vergonzoso el que el candidato Enrique Peña Nieto haya descalificado a priori el debate entre presidenciables organizado por el movimiento universitario #yosoy132. Su negativa a aceptar la invitación que le hiciera un importante segmento de la juventud estudiosa de México, le privó de ser partícipe en un evento de lo más trascendente para la vida democrática y civilizatoria de México. Pese a la limitación de recursos técnicos, el debate entre los tres candidatos presentes, cualitativamente superó en mucho a los dos anteriores organizados por el IFE. Mis felicitaciones para un movimiento estudiantil que entiende que lo que está en juego es el futuro de la Nación. Como era de esperarse, el priísmo en su gran mayoría menosprecio al igual que su candidato un encuentro civilizado sustentado en el diálogo fructífero, la tolerancia y el respeto a las diferencias.
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El fuego amigo se recrudece en nuestra prospera aldea conforme se acerca el primero de julio. El temor y la incertidumbre se apoderan de las altas esferas del poder y las recriminaciones mutuas no se dejan esperar. No sólo al interior del partido gobernante, también se da en las cúpulas opositoras. Caras largas en todos los abrevaderos, si gana Peña Nieto la elección, malo para el gobernador y su administración, si la pierde, peor, desestabilizándose el frágil andamiaje de la gobernabilidad en Veracruz. La simulación y el trastupije quedará exhibida y sin condiciones para negociar.
Si gana López Obrador el derrumbe en el tortuoso mundillo de la corrupción, intereses creados, prebendas e impunidad es la amenaza. Si pierde, el ajuste de cuentas, cortadero de cabezas y el sálvese el que pueda entre servidores públicos que bajo el agua le apuestan al candidato de las llamadas izquierdas.
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La desconfianza en su propia fuerza, anida en una clase política rampante, nadie cree ni en sus propios dichos ni en lo expresado en el changarro de enfrente. A diferencia del clima de triunfalismo desbocado en el que para todos era miel sobre hojuelas, hoy el temor a la derrota resquebraja unidad, propicia la traición y en medio de la incertidumbre el transitar de las ratas de un buque a punto de zozobrar a otro en el que apenas la lumbre llega a los aparejos. Lo que está en chino es saber cual llegará incólume a puerto seguro. Nadie apuesta ya al carro completo, la elección en Veracruz a tercios, Javier Duarte de Ochoa falló en el intento de cumplir lo ofrecido a Peña Nieto.
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Del miedo a lo que venga del “#yosoy132”, el priísmo veracruzano brinca al temor de que su ingeniería electoral quede exhibida. La caza de mapaches y localización de bodegas y tienditas de compra venta de votos está a la orden del día a lo largo y ancho del estado. La militancia alquilada del PRI no es suficiente para impedir que la denuncia haga mella, ni el gobierno estatal capacitado para disimular su ingerencia en lo que ya los veracruzanos identifican como fraude. De risa, tras ser sorprendidos con las manos en la masa, el dirigente estatal del PRI confunde denuncias ciudadanas con guerra sucia. De ese tamaño es el espanto.- Xalapa, Ver., Junio 20 de 2012
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