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Monthly Archives: noviembre 2012

Pulso crítico

José Enrique Olivera Arce

Para un pueblo feliz, lo comido y lo bailado también es futuro. Reflexión personal de libre interpretación.

Si en la forma se cambia de traje y en el fondo tendremos la misma fiesta, no debemos olvidar que en su momento para Jesús Reyes Heroles, forma era fondo. Unidad indisoluble que en sí misma conlleva contradicción y conflicto. Enrique Peña Nieto no podrá sustentar su gobierno, objetivos y propósitos,  sin resolver antes esta ecuación, so pena de teñir su mandato de tricolor engaño y simulación ampliando la brecha entre gobierno y ciudadanía. 

La parafernalia dispuesta para la toma de protesta y posesión del encargo como titular del Poder Ejecutivo federal, pone desde ya al Sr, Peña en esta tesitura. Gobernará con y para el pueblo de México ó gobernará alejado de este, a cubierto tras bayonetas y vallas metálicas. La percepción popular se alimenta de imágenes y símbolos, lo dispuesto como medida de seguridad para el acto protocolario del cambio de estafeta en la Cámara de diputados, la forma niega el contenido de lo que los mexicanos podríamos esperar del nuevo gobierno.  

Democracia republicana de dientes para afuera ó autoritarismo presidencialista en los hechos, es la interrogante para un Estado-Nación que dando un paso adelante retrocede dos.  

Es un asunto de confianza y de credibilidad: el nuevo presidente confía o no en el pueblo que gobernará para que este, a su vez, confíe o no en quien habrá de gobernarle y, para ello, el simbolismo de las formas debe ir de la mano del contenido implícito y explícito del programa de gobierno que se pretende poner en marcha, para que así se construya un clima de credibilidad. Resolver la ecuación en sentido positivo asegurará gobernabilidad ó, de lo contrario, como dicotomía irreconciliable, antagónica, enfrentará al mandato presidencial con un pueblo ya de si hasta la coronilla de hartazgo e incertidumbre. 

De cómo inicia esta nueva versión de alternancia, simbólicamente dará la pauta que habrá de plasmarse indeleblemente en el imaginario popular. No olvidemos que lo mismo para Vicente Fox que para Felipe Calderón, el acto de toma de posesión les marcó en su desempeño a lo largo de su respectivo mandato. El primero rompió las formas protocolarias y se llevó entre las botas a lo que de el esperaba el pueblo de México. El segundo, huyó de la escena, salió por la puerta de atrás y nunca perdonó el oprobio. 

Si bien no hay consenso en torno a lo que es y representa el Sr. Peña en un nuevo ciclo del PRI en Los Pinos, el mensaje inicial en las formas y en el fondo debería trasmitir confianza, seguridad y rumbo. Pedir un destino claro de adonde se quiere arribar con el nuevo gobierno, sería pedir demasiado, para ello será la historia la que registre la bondad o el fracaso de la continuidad con una nueva alternancia bajo la conducción de la derecha en el poder. Por lo pronto, queda en el imaginario popular que las vallas metálicas blindando la toma de posesión en San Lázaro, son forma tras la que se oculta un fondo nada halagüeño para los mexicanos.

Hojas que se lleva el viento 

En apenas escasos dos años, resuelto el problema de la seguridad pública, con una cubertura al 100 por ciento en la atención a la salud, satisfecha la calidad educativa, 50 mil nuevas viviendas, 200 mil empleos, generados y 53 mil millones de inversión privada directa, más lo que se acumule, Y si a eso le agregamos que con Peña Nieto se crearán miles de nuevas empresas abatiendo desempleo y pobreza, sobran razones para aceptar que también los veracruzanos somos tan felices y prósperos como el resto de los mexicanos. Con una amplia sonrisa podemos ufanos decirle al mundo que el alma de Dorian Gray reencarnó en Veracruz.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños”: Jacinto Benavente

Mal que bien, tenemos que reconocer que en el mundo convulsionado de hoy se impone el triunfo de lo más rancio de la derecha. Los afanes democratizadores en la mayoría de los países van a la zaga de instituciones y políticas públicas contrarias a los intereses vitales de las mayorías. La salida que toma a la austeridad gubernamental y a la precariedad del empleo como respuesta a la crisis global de un sistema económico y social injusto y en decadencia, es el denominador común que prevalece, socializándose las pérdidas y privatizándose la magra ganancia de un crecimiento económico venido a menos.

Crece déficit fiscal y deuda pública, se rescatan las pérdidas de la banca y poderosas empresas transnacionales, condenando a los más pobres, incluida una deteriorada clase media, a pagar los platos rotos en un clima de franca indefensión para los que menos tienen.

México no es la excepción. El triunfo de la derecha con Enrique Peña Nieto como presidente de la República, es inobjetable. Si se ganó en las urnas o se compró la presidencia, queda para el anecdotario popular. Lo determinante es que lejos de mejorar las condiciones del país, con la derecha en el poder la continuidad del modelo económico y social prevaleciente será la constante.

Podrán variar algunos matices, las aristas más agudas de la realidad nacional que ponen en riesgo la gobernabilidad  pero, lo sustantivo es que el crecimiento económico deseable, de darse este, seguirá gravitando en torno a la concentración del ingreso en unas cuantas manos y el empobrecimiento de las mayorías. La llamada segunda transición del poder político en México, continuará por el mismo camino que su antecesora del 2000, sorteando mayores obstáculos, pero al fin más de lo mismo, bajo la egida de los poderes fácticos que, por cierto, no son ninguna mafia, simplemente son los dueños del país.

El adversario a combatir y vencer, para la izquierda, es a mi juicio en este escenario, éste y no otro en todas las latitudes del orbe y, en particular en nuestro  país. Los malabarismos de la llamada izquierda, combatiendo al gobierno, sus adalides, y no al capitalismo rampante en su fase más salvaje de la historia, son eso, simples malabarismos políticos llamados a encubrir su complicidad con el adversario. Lo mismo en los llamados países del primer mundo, los emergentes o los condenados de la tierra.

No reconocer el triunfo de la derecha, exaltando el éxito de pequeñas escaramuzas que en lo virtual colocan a las llamadas izquierdas como la segunda fuerza política en México, es gloria vana. Tan virtuales y efímeros son los triunfos parciales como sus resultados para hoy, el mediano plazo y lo que se espera en un horizonte de largo aliento en tanto estos no apunten a una mejor calidad de vida de millones de mexicanos.

Reconocerlo para actuar en consecuencia, es a mi modo de ver la postura a asumir en congruencia con una realidad que, a gritos, desaforadamente anuncia la incapacidad y falta de visión de la izquierda para retomar el hilo conductor de la historia. Izquierda sin partido y partidos sin izquierda, más temprano que tarde terminan combatiendo fantasmas, como en lo que nos atañe sucede en nuestro país con los partidos políticos de la autonombrada izquierda, enclenques organismos carentes de vitalidad y de futuro cuya única función social y política es colocar la alfombra roja al paso del PRIAN, derecha electoral triunfante al servicio de los poderes fácticos domésticos y externos.

En unas horas Peña Nieto y su cohorte tricolor, protocolariamente inician la segunda alternancia, anunciando a bombo y platillo combate a la corrupción, eficiencia administrativa, crecimiento económico con incremento de productividad y competividad, seguridad pública, rescate del tejido social, así como nuevas medidas asistencialistas para paliar desigualdad y pobreza. La autonombrada izquierda elevará tibia protesta contra lo que dicen es imposición de un personaje que compró la presidencia, lo sustantivo, razón de Estado, queda en el tintero. Para tirios y troyanos tras una espesa cortina de humo en la algarada, lo relevante son las formas políticamente correctas, para el pueblo empobrecido el contenido implícito de un rumbo sin destino al paso de la derecha triunfadora.

Hojas que se lleva el viento

Dice el gobernador Duarte de Ochoa que se vale especular, ejemplarizándolo con su anuncio de que se irá en el 2017. La invitación del presidente electo a integrarse al gabinete, por hoy se rechaza, será en el último jalón de despedida del Sr. Peña, una vez alcanzada plena  prosperidad para las familias veracruzanas cuando entregará los bártulos a su sucesor. El senador Héctor Yunes no cree en especulaciones, convencido de que el Sr. Dr. Duarte de Ochoa pronto tirará la toalla levanta la mano y dice: yo soy el llamado a gobernar a Veracruz, Pepe Yunes será senador de seis años y los delfines en un mar de lágrimas, con el bat en la mano quedarán en la banca rumiando su dolor.

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La verdad demostrada no aparece. Flor de un día la parafernalia mediática en torno al Segundo Informe de Gobierno del Sr. Dr. Duarte de Ochoa. 24 horas de labia cumpliendo con el protocolo y a otra cosa mariposa. Ni se le han cubierto adeudos pendientes a la mayoría de los medios impresos de comunicación con convenio de propaganda suscrito, ni el mensaje al pueblo veracruzano, preñado de mentiras por dos años de caprichos, inconsecuencias y estrafalario triunfalismo verbal, dieron para más.

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Malestar entre priístas. No ven con buenos ojos que desde palacio se jueguen dos cartas para la candidatura a la alcaldía de Xalapa. Una tricolor, abierta, con la efigie de Américo Zúñiga y otra boca abajo, con la de un aspirante de la maiceada oposición.

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Insólito, pero así es como se expresa el cariño sexenal. Nadie del priísmo veracruzano ha salido a dar la cara en defensa de Carolina Goudiño, alcaldesa del puerto y fidelista despechada.

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En Otero Ciudadano no se aprendió la lección. A propuesta de la alcaldesa Elizabeth Morales se tiene programado un nuevo encuentro para volver a escuchar más de lo mismo sobre su pésima gestión al frente de la comuna xalapeña y proyección de imagen. Pérdida de tiempo y ofensa a la inteligencia de los integrantes de la cada vez más sólida agrupación de la sociedad civil.

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Pulso crítico

José Enrique Olivera Arce

“Un partido vive cuando viven una doctrina y un método de acción. Un partido es una escuela de pensamiento político y, por consiguiente, una organización de lucha. El primero es un hecho de conciencia, el segundo es un hecho de voluntad, más precisamente, de tendencia a una finalidad.”: Federico Engels

El diputado federal veracruzano Uriel Flores Aguayo en su artículo semanal, bajo el título “El PRD y Peña Nieto”, comparte con sus lectores su preocupación sobre el papel a asumir por el Partido de la Revolución Democrática frente al gobierno de Enrique Peña Nieto, a partir de la toma de protesta del priísta el próximo primero de diciembre.

“Son tiempos de definición para la izquierda mexicana, el PRD centralmente en ella”, reflexiona, agregando que es imperativo que el partido se ubique en el momento histórico, que precise como quiere ser y que quiere para México”.

Reflexiones válidas, efectivamente enmarcadas en el momento histórico que vive nuestro país. Más no precisamente por el retorno del PRI con Peña Nieto a la presidencia de la República, sino por el entorno global de una crisis recurrente más del capitalismo, dentro del cual se cuestiona el modelo neoliberal, económico y social de nuestro país que, agotado, requiere de reformas estructurales de fondo y no actos legislativos simulados, que den viabilidad al Estado-Nación para su transcurso en el nuevo siglo.

Las definiciones que se reclaman no sólo atañen a la izquierda mexicana, a un partido político en particular, sino a todo el Estado-Nación en su totalidad en un horizonte de mediano y largo plazo, no solamente en la coyuntura sexenal de de un proceso político administrativo de continuidad de la administración pública federal.

En este sentido, a mi juicio la atención, preocupación y reflexión de Flores Aguayo sobre su partido, debería ser extensiva a toda la sociedad en su conjunto. Qué y como concebir a México para la próxima centuria, a partir de lo que es hoy a la luz de realidades objetivas, así como percepciones que suman experiencias de un ayer guardadas en la memoria histórica, y el quehacer presente sin rumbo y sin un destino claro al cual arribar.

Más sin embargo, el diputado se queda corto. Su estrechez de miras dominada por el pragmatismo de los tiempos que corren, ideológicamente no dan para tanto. No obstante refleja una preocupación real y la confusión existente (izquierda sin partido, partido sin izquierda) no sólo en muchos perredistas bien intencionados, que ven en la izquierda una alternativa de lucha acorde con su concepción del mundo, de la vida y el quehacer político que exige mayor participación ciudadana en la búsqueda de equidad y democratización del país.

Su planteamiento se sustenta en premisas a mi juicio falsas que desvirtúan su preocupación e interés como hombre de izquierda.

Argumenta razones de gobierno y no de Estado en cuanto al papel del PRD como partido de oposición. Lo sustantivo a mi entender no es quien gobierne sino como gobierne, con que propósitos y con que objetivos se orientará la marcha del Estado-Nación. En este marco no se puede hacer de lado que la razón última de todo partido es la toma del poder político del Estado.

Afirma que el PRD es un partido de izquierda, cuando no lo es en el sentido clásico del concepto y denominación y, ni siquiera puede ubicársele como de “izquierda moderna” en los terrenos reformistas de la social democracia europea. Su eclecticismo ideológico, oportunismo pragmático y falta de compromiso para con las clases subordinadas en pie de lucha, le desdibuja como partido y como movimiento social.

Como una conjunción de fracciones o tribus de lo más disímbolo en propósitos y objetivos, carente de un programa unitario para la acción lo mismo para el corto plazo que en un horizonte de largo aliento, si en el marco del sistema político electoral en México se le puede considerar como partido político, este en tal escenario jurídico se ubica ideológicamente en el centro del espectro en la actual correlación de las fuerzas político electorales en el país, dominadas por cierto por las corrientes de centro-derecha.

Para dar contenido a su preocupación, Flores Aguayo recurre a los resultados de la última elección presidencial por la autodenominada izquierda, agrupada en el  “Movimiento Progresista”.

Si bien la alianza electoral cuantitativamente obtuvo algo más de 16 millones de votos, el PRD, por sí mismo participando solo en la contienda no habría alcanzado tal cifra que, objetivamente, fue un logro atribuible al liderazgo de López Obrador como candidato común. Cualitativamente, lo alcanzado es resultado de un proceso de maduración en amplias capas de la población que en medio del hartazgo y la frustración, votaran a favor de un cambio verdadero no más allá del reformismo limitado ofertado por el político tabasqueño. En esta premisa, vale acotar que con la salida de Andrés Manuel de las filas perredistas, el partido se queda huérfano de liderazgo y capacidad opositora.

Partiendo de tales premisas, considero que no hay mucho de que discutir en torno al papel que debiera jugar el PRD a lo largo del mandato del Sr. Peña, incluyendo el acto formal de toma de posesión en el seno del Congreso de la Unión. Por cuanto a la izquierda real, social y políticamente relevante, sus preocupaciones y tareas van más allá de los límites de los partidos políticos actuales cuyo agotamiento para hacer frente a las expectativas de la sociedad mexicana en el Siglo XXI, también están agotados.

El Partido de la Revolución Democrática simplemente jugará el papel protocolario que como “oposición de izquierda”, le fije e imponga el sistema político nacional. Lo demás, incluida la toma de tribuna o no en San Lázaro, es un simple show para justificar obtención y uso de las prerrogativas que se le tienen asignadas. Como sin duda ocurrirá con los partidos del Trabajo y Movimiento Ciudadano.

Luego la preocupación central de Flores Aguayo sobre el futuro de su partido, cae en el vacío por irrelevante, cuando lo que sí debería ser objeto de revisión y debate, es el papel que los partidos políticos juegan en el Estado-Nación mexicano, implicando ello  revalorar lo que la ciudadanía en general y la militancia para el caso  particular del PRD, espera de ellos. Aclarándose una confusión que ya deviene en crisis político existencial para la izquierda electoral.

Los perredistas de buena fe que vienen de la izquierda histórica, lo viven y sienten en carne propia, resistiéndose a abandonar las filas de lo que aún creen es una alternativa opositora válida en México, cuando al mismo tiempo están cada vez más convencidos de que con el PRD no van a ningún lado, ni en lo electoral ni el propósito sustantivo de todo partido que es la toma del poder.

Sentimiento de inmovilidad e impotencia que se incrementa conforme se observa un ascenso mundial de masas, en el marco de la nueva expresión de confrontación clasista frente a los triunfos coyunturales de la derecha. Una nueva oportunidad de ascenso para la izquierda, jalonada por la movilización internacional de trabajadores, profesionistas, amas de casa y estudiantes bajo banderas rojas, frente a las medidas de austeridad fiscal y precariedad del trabajo consecuencia de la crisis sistémica global. Es la hora de la izquierda al lado del pueblo y,  para los perredistas bien intencionados su partido se mantiene al margen, les fue secuestrado por una burocracia insensible, acomodaticia y corrupta. Ahora están a la deriva, confundidos ideológicamente sobre el qué hacer y frustrados por equivocar el camino.

Dentro de esta crisis ideológica, ética y moral se encuentra Flores Aguayo. Por un lado se aferra a un  PRD social y políticamente agotado, con la intención de sumarse a su rescate desde dentro, asegurando supervivencia política y modus vivendi con el cargo que detenta, por otro, su sensibilidad social y experiencias del pasado, le dice como ciudadano de a pie y simpatizante de López Obrador que el camino a seguir es participar en Morena como nuevo partido en construcción. Su indefinición y falta de decisión para abandonar el PRD, lo mismo le genera rechazo al interior de su partido y  en las filas de Morena que un vacío existencial.

Sin una u otra opción, no es nada, como nada son quienes como el diputado no se atreven a dar un paso adelante. Sobre ello se debería reflexionar, más que preocuparse por si la cúpula tribal y burocrática del PRD concilia o no con el Sr. Peña y su proyecto de continuidad.

Hojas que se lleva el viento

Gracias al talante democrático que priva en el seno del PRI en Veracruz, el Consejo Político del tricolor en asamblea celebrada el pasado domingo ratificó a Erick Lagos como presidente del CDE, cumpliendo así con la instrucción del gobernador Duarte de Ochoa de premiar al destacado organizador de derrotas. El fidelismo, de plácemes. Xalapa, Ver., 21 de noviembre de 2012.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“En Veracruz  lo prometido, es deuda”: Rafael Árias Hernández

No sólo meter dolosamente la mano al cajón de los dineros públicos es corrupción. Engaño, simulación y deshonestidad intelectual van de la mano, siendo manifestaciones de corrupción que, entre más alto sea el nivel en el gobierno y la política en que en ellas se incurra, mayor es el daño punible al Estado de derecho y, en consecuencia, deuda que se acumula al déficit democrático.

Bajo esta óptica, no se puede estar de acuerdo con la iniciativa de quien asumirá la presidencia de la República para combatir la corrupción en los tres órdenes de gobierno y, mucho menos, con quienes cortesanos y amanuenses dentro de la misma esfera del poder expresan su beneplácito por la anunciada creación de la Comisión nacional anticorrupción, a sabiendas de que la opinión pública les identifica como parte activa de lo mismo que se pretende combatir.

Tanto el presidente electo como la clase política en su conjunto agrupada en la partidocracia, así como una gran mayoría de medios de comunicación, incurren lo mismo en deshonestidad intelectual que en simulación. Conceptual y pragmáticamente un sistema corrupto no puede combatirse a sí mismo sin incurrir en flagrante engaño. Y eso es lo que se observa en los propósitos y contenido de la iniciativa presentada al Congreso de la Unión. La Iglesia en manos de Lutero para todos los fines y alcances a que haya lugar.

Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra, diría el Nazareno. De ahí las preguntas que surgen de inmediato:

¿Con que calidad moral y política se asume el Sr. Peña como enemigo jurado de la corrupción? O ¿con que cara senadores y diputados que emergen de la corrupción institucionalizada van a aprobar un instrumento de Estado que les refleja de cuerpo entero, sin incurrir en simulación?

Pero también: ¿Hasta que punto tal decisión al más alto nivel, será pretexto para una puntual cacería de brujas?

Reflexionando sobre ello me topo con una declaración del senador veracruzano José Yunes Zorrilla, vertida con motivo del Segundo Informe del Gobernador de Veracruz, en la que de acuerdo a la nota periodística, afirma lo siguiente:

 “Además de ser un gran estadista, el gobernador Javier Duarte de Ochoa es un excelente administrador de los recursos de las familias de la entidad, porque ha llevado a cabo acciones para garantizar que el dinero público vaya a los rubros a los que están estipulados y a las personas que más lo necesitan”.

Con ello el Sr. Senador exhibe a mi juicio deshonestidad intelectual. Dada su formación y preparación académica, antes de verter su opinión debería haber consultado las cifras estadísticas sobre el comportamiento de la economía veracruzana en los cuatro últimos años; verificar en el terreno de lo real las aseveraciones del gobernante veracruzano sobre obra pública, combate a la pobreza, vivienda, inversión pública y privada, generación de empleo y, desde luego, qué piensan las familias veracruzanas sobre el monto, manejo y destino de sus contribuciones a las arcas gubernamentales. No lo hizo. A bote pronto se dejó llevar por lo “políticamente correcto”, anticipándose a los resultados de las comparecencias de los secretarios del gabinete ante la Legislatura local; sobredimensionando visión de Estado, capacidad, y manejo transparente y eficaz de los recursos públicos de aquel a quien desea suceder en la titularidad del poder ejecutivo del gobierno estatal. 

Su circunstancia política le orilló a incurrir en simulación, que también es corrupción.

No es de un estadista perder el piso, ignorar la realidad del pueblo que gobierna, sobredimensionándose a sí mismo en busca del aplauso fácil de una ciudadanía desinformada e indiferente. Ojo.

José Yunes Zorrilla será uno de los senadores del PRIAN que aprobará la creación de la Comisión anticorrupción y, uno más de los que aprobaron al vapor las iniciativas preferentes de un Felipe Calderón que va de salida, atendiendo a un llamamiento del Sr. Peña, presidente electo, y no porque previa consulta, así convenga a la entidad federativa que representa en el Congreso de la Unión.

Naturalmente que si así se expresa todo un senador respecto al actual gobernador de Veracruz, ello avala y justifica la cargada de la mayoría de los medios de comunicación que, sin mayor análisis, siguen al pie de la letra el boletín oficial; calificando como extraordinario al comportamiento de la administración pública estatal en los dos primeros años de mandato del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa.

Lo curioso del caso es que esos mismos medios informativos dan cabida a las declaraciones del empresariado veracruzano, que afirma que todavía están pendientes de cubrir por el gobierno estatal adeudos pendientes que datan del 2010, lo que ha dado lugar al cierre de empresas, despido de trabajadores, quebranto patrimonial de quienes arriesgan su capital, y congoja familiar de los afectados.

Para muestra basta un botón. Engaño,  simulación y una absoluta carencia de honestidad intelectual, reina en la vida pública nacional. Esto es a lo que se enfrentara el Sr. Peña, ya veremos si dejando a la Iglesia en manos de Lutero nuestra clase política se redime.

Hojas que se lleva el viento

A partir del primero de diciembre, a los gobernadores se les acaba su status de virreyes en sus respectivas entidades federativas. Con el retorno del PRI a Los Pinos, la súper secretaría de gobernación a cargo de Miguel Ángel Osorio Chong recupera el control centralizado de la vida política nacional que se diluyera con los gobiernos panistas de Vicente Fox y Calderón Hinojosa. Acatamiento a la voluntad presidencial  y rendición de cuentas ante el Sr. Peña será la tónica a seguir bajo la conducción de la triada, Osorio, Murillo Karam y Videgaray.

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Con el segundo informe de labores al frente de la administración pública veracruzana, el Sr. Dr. Duarte de Ochoa abre el compás de espera de su sucesión y, con ello las pasiones desatadas en una guerra sin cuartel entre los dos delfines, actualmente alcaldes de Tuxpan y Boca del Río, que ya se consideran cada uno por su lado, precandidatos designados, muy a pesar de las legítimas aspiraciones de los senadores priístas Yunes Zorrilla y Yunes landa.

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Ante la posibilidad prácticamente confirmada de que será el joven junior Américo Zúñiga el candidato del PRI a la alcaldía de Xalapa, la alianza electoral ampliada entre el PAN y la autonombrada izquierda para la contienda municipal con un candidato ciudadano, se da también como un hecho, considerándose como finalistas en la consulta respectiva para la designación de abanderado común al Dr. Carlos Luna Escudero por el panismo xalapeño, al periodista José Valencia Sánchez por el PRD y la Sra. Dulce María Dauzón Márquez por Movimiento ciudadano. El diputado federal  Uriel Flores Aguayo está descartado, su cercanía con López Obrador no es bien vista como elemento aglutinador para que cuaje la alianza.

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Por cuanto a las diputaciones por los distritos urbano y rural de la capital veracruzana, en el sistema informativo de radio y televisión del gobierno estatal, molcajete en mano se promueven mutuamente la alcaldesa Elizabeth Morales y Antonio Neme Dib, Director del DIF en la entidad, como aspirantes por la dupla PRI-PVEM respectivamente.

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José Enrique Olivera Arce

«No quiero ni imaginarme dónde estaría la economía mundial sin el paquete de estímulo de China»: Christine Lagarde, directora gerente del FMI

 “Don Miguel Alemán hace un momento señalaba: México se ha distinguido en los últimos 15 años por la gran estabilidad macroeconómica que tiene, que lamentablemente todavía no se ve hoy reflejada en suficiencia en la economía familiar, en lo que pueda significar condiciones de mayor bienestar, especialmente a sectores que están en condición de mayor marginación. 

Pero ésta es una fortaleza: la estabilidad macroeconómica. Y más la aquilatamos cuando observamos las distintas crisis que en otras regiones y latitudes se han presentado, precisamente que tienen que ver con el entorno macroeconómico. Pero hoy quisiéramos que México no sólo tuviera este acierto, este beneficio en su haber; sino también que sirviera, insisto, a lograr mayor crecimiento económico, crecimiento económico sostenido, y que se viera reflejado ese crecimiento en la economía familiar”, expresó el presidente electo en el marco de la X Cumbre de Negocios en Querétaro.

 Ratificando ante la cúpula empresarial en México lo que ofreciera en su gira por América Latina y Europa, Enrique Peña Nieto también comprometió su propuesta económica de mantener el “impulso al libre comercio y no aplicar medidas proteccionistas como otras naciones”.  

 Más claro ni el agua, a contracorriente de las tendencias mundiales, enfatizadas en USA,  China, Rusia y la Eurozona, el nuevo gobierno mantendrá su política de más de lo mismo. No porque el Sr. Peña quiera que el crecimiento económico se vea reflejado en la economía familiar, que no pasa de ser un buen deseo, sino porque tales propósitos entran en franca contradicción con el nuevo escenario internacional jalonado por la reelección de Barack Obama y los resolutivos del XVIII Congreso del Partido Comunista de la República Popular China. Dadas las condiciones de la crisis global, las grandes potencias, rectoras de la economía mundial, dan la espalda al libre comercio para arrinconarse como Estado-nación en la fortaleza del enorme potencial de su mercado interno.  

 Frente a la crisis, el optimismo del Sr. Peña se sustenta en la fortaleza de la estabilidad macroeconómica de México, no obstante que los indicadores apuntan a su paulatino deterioro, precisamente por no atender al mercado interno fortaleciendo la economía familiar; ignorando el peso específico de nuestra principal debilidad estructural: con una masa salarial deprimida, sin capacidad real de compra y consumo de una población de más de 50 millones de pobres,  el crecimiento económico y el empleo se ven limitados a la capacidad instalada actual del aparato productivo, su cada vez menor aprovechamiento y su retracción ya apuntada por el INEGI  

 México llegó tarde al neoliberalismo y se quedó estancado en este modelo económico y social caduco cuya obsolescencia en los países del primer mundo y en la mayoría de los llamados emergentes, está a la orden del día. Para concretar un crecimiento económico sostenido con justicia social que acerque la macroeconomía al bolsillo de la mayoría de los mexicanos, a mi juicio se requiere de un proceso de transformación integral de la estructura económica nacional y eso, con perdón de nuestra chata clase política, no se logra con estériles debates en el Congreso de la Unión ni con leyes cosméticas.

 No son las “reformas estructurales” en el papel lo que auspicia un auténtico cambio de rumbo, es la reducción de la pobreza y desigualdad así como la adecuación del aparato productivo y políticas públicas  a las nuevas condiciones y exigencias de la aldea global. 

 El mercado, como rector de la economía dejó de ser operante una vez dominado, controlado y conducido al fracaso por la especulación financiera. Contrariamente a las tesis neoliberales, parece que lo obligado hoy es más Estado y menos mercado; sin el control de la economía por los Estados-Nación, por ahora la crisis sistémica parece no tener salida; con mayor razón un país que depende del mercado de una economía en decadencia como la de nuestro principal socio comercial.

 Peña Nieto y su equipo no lo ven así, insistiendo en más libre comercio en un mercado mundial que tiende a cerrarse, dando continuidad a las políticas públicas neoliberales instauradas desde los tiempos del presidente priísta Miguel de la Madrid, cuando lo deseable es proteger desde el Estado lo rescatable de nuestras fortalezas, entre otras, el petróleo, sustento de la macroeconomía  y de las finanzas públicas que tanto se presumen.  

 Estamos a unos días del cambio de estafeta. Si Calderón fracasó en su utópica estrategia de combatir la violencia con la violencia sembrando muerte, inseguridad e incertidumbre, esperemos que el nuevo gobierno y la continuidad del más de lo mismo,  no nos conduzca al despeñadero económico en una sociedad que ya no aguanta más pobreza, desigualdad y corrupción.

Hojas que se lleva el viento 

 Es de llamar la atención el que en los círculos políticos y periodísticos del próspero Veracruz, se muestre más énfasis y preocupación por conocer quienes serán los elegidos para integrar el gabinete de Peña Nieto, que conocer alcances y posibles consecuencias del proyecto de gobierno de la próxima administración federal.  Entre otras cosas, se apuesta a que Manlio Fabio Beltrones será el próximo secretario de gobernación, cuando todo apunta que este añejo y siniestro personaje se mantendrá en la Cámara baja para pastorear a los diputados y lograr salgan avante las iniciativas de ley del aún presidente electo.

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 Al inaugurar el Consejo Político de la Confederación Nacional Campesina Pedro Joaquín Coldwell criticó al gobierno saliente por haber llevado al extremo el liberalismo, pues la rentabilidad se convirtió en la causa exclusiva de las operaciones agropecuarias. Flaca memoria la del líder priísta, los que desmantelaron el campo privilegiando la ganancia de unos cuantos terratenientes y empresas privadas del sector, fueron los gobiernos emanados del  tricolor.

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 Parafraseando al columnista y director de La Jornada de San Luís,  Julio Hernández, el segundo informe de gobierno del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa al frente del gobierno de Veracruz, tendrá lugar mañana miércoles 15, en medio de un “alborozo popular tan grande que hasta ahora nadie lo ha querido manifestar”.

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 Si el orden público en la capital de Veracruz es un caótico desorden y el descontento popular es ya un artefacto explosivo en ciernes, de conformidad con el decreto que modifica el artículo 373 del Código Penal de la entidad, nada se puede hacer para alterarlo, salvo que se demuestre fehacientemente ante la autoridad que no se actúa con falsedad al propalar por cualquier medio, que el desorden existente en nuestra ciudad es tal que la presunta alarma o perturbación del orden público efectivamente producida, está más que justificada. Si el gran mimo Cantinflas no hubiera muerto, ahora sería diputado, si esa fuera su intención.

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 En vísperas de la preselección de candidatos a contender en las próximas elecciones locales de alcaldes y diputados, al PRI se le está haciendo engrudo el tepache. No se sabe aún si el palomeo de las listas estará a cargo del primer priísta de Veracruz como marcan los cánones o quedara en manos de Videgaray, Osorio y Caram como artífices del “nuevo PRI”. Por lo pronto, en lo que toca a la capital veracruzana la caballada está más que flaca, descartado Ricardo Ahued para la alcaldía sólo queda Américo Zúñiga, joven junior al que mandarán a perder. ¿Y para la diputación por Xalapa urbano? Pues nada menos que nuestra amiga Elizabeth Morales, actual alcaldesa de la que fuera capital de Veracruz. Nada por que preocuparse, dicen los priístas, la oposición esta peor, aunque expertos politólogos afirman que la lectura de los asientos de café indican que en nuestra  próspera entidad todos los partidos patean para el mismo lado, se alimentan en el mismo pesebre y todo se reduce a un simple juego de valores entendidos. ¿Será?

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J. Enrique Olivera Arce

En una sociedad plural, aquejada por síntomas de exclusión, pobreza y desigualdad, es muy difícil, si no es que imposible, el obtener consensos en torno a problemas comunes, propuestas o percepciones individuales o colectivas que configuran un imaginario popular diverso, confuso y contradictorio. Se necesita algo más que simples llamados a la unidad para en base a denominadores comunes motivar, encauzar y concretar el consenso. Siempre habrá algo, un imponderable, que divida y polarice. De ahí que resulte absurdo el pretender imponer unanimidad de pensamiento lo mismo por decreto que por la vía del ablandamiento mediático, sin atender a aquello que más que unirnos nos divide.

En tanto el abatir pobreza y exclusión constituya un reto para los propósitos gubernamentales, como señala el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, y no resultado de acciones concretas encaminadas no a modificar estadísticas sino a reducir la brecha de la desigualdad, el consenso en torno a la acción de gobierno resulta utópico. Quizá esa sea la razón por la que en vísperas del informe del segundo año al frente del poder ejecutivo estatal, para el gobernador resulte un verdadero reto, no su loable propósito de abatir la pobreza en un 50% a lo largo de su mandato como lo ofreciera a los veracruzanos, sino el convencer de que se avanza en el logro de los objetivos y metas propuestos en el llamado Plan de Desarrollo de Veracruz.

De ahí, pienso yo, el que en su desesperación por lograr lo imposible, juzgue como nocivo fantasma a la opinión de quienes pensando diferente, perciben con mayor nitidez lo negativo que todo lo que de positivo tiene la labor de la administración pública estatal en estos dos últimos años, que sin duda lo tiene pero que no se percibe con la profundidad y claridad deseada. Es más sencillo aceptar que el gobierno estatal cuenta con arcas públicas quebradas, habida cuenta del abultado endeudamiento público que el propio gobernante y el Congreso local han admitido,  que reconocer una inversión pública estatal, en el año que corre, del orden de los 40 mil millones de pesos aplicada a la atención de la educación, la salud, infraestructura y combate a la pobreza.

Cada quien ve y habla sobre lo que observa en su entorno y así lo registra atendiendo a su ubicación social y económica. Para unos tiene mayor relevancia una carretera en buen estado, un puente o, entre otras cosas, un nuevo hospital, que un piso de cemento en el humilde jacal de una familia campesina que habita en alguno de los municipios con mayor índice de desarrollo relativo. Para esta familia y sus vecinos, lo relevante es asegurar su alimento a lo largo del año y no la carretera o el piso de cemento.

Estadísticamente cuenta el número de viviendas con piso de cemento, agua potable, drenaje y electrificación como indicadores de bienestar y avance contra la pobreza y la exclusión, pero eso queda en el papel. En la vida cotidiana de miles de familias, el contar con un empleo remunerado, techo y una comida caliente al día, la percepción de su pobreza es diferente y no olvidemos, percepción es política con toda la connotación que ello implica.  Todo es según el color del cristal con que se mira, diría el clásico.

Luego no cabe la impaciencia y el malestar del gobernante frente a la crítica. Mucho menos y en ello he insistido, el tratar de convencer con anuncios espectaculares de un triunfalismo sin sustento. La modestia, el reconocer con humildad que frente a lo deseable lo posible es el camino, convencería más acercándonos al necesario consenso para, en un esfuerzo común, solidariamente empujar parejo para tratar de sacar al buey de la barranca.

Por lo que toca a quien esto escribe, no veo en mis opiniones ningún ensabanado fantasma. La única vez que tuve la oportunidad de hablar con el Dr., siendo éste gobernador electo, fui claro: sería un crítico de su gobierno si a mi juicio ello era procedente. No podía ignorar que fue impuesto por el peor gobernador que ha tenido Veracruz. Y he ejercido la crítica con toda libertad, sin cortapisas, sin maiceo ni reclamos por parte de la administración pública estatal, dando la cara y poniendo un insistente énfasis en las políticas públicas erróneas de comunicación social, lado flaco del régimen actual.

No se puede convencer con dinero mal empleado de lo que la realidad objetivamente niega. Veracruz va a la zaga y no a la vanguardia en crecimiento económico, generación de empleos remunerativos, respeto al medio ambiente, bienestar social, expectativas de progreso a futuro de las nuevas generaciones, así como en transparencia en el manejo del erario público, esta es la percepción dominante a lo largo y ancho de la entidad. Mediáticamente, con recursos públicos no sujetos al escrutinio de la sociedad, se nos dice lo contrario.

 Lejos de convencer con discurso tras discurso de los que se hace eco la prensa adornándolos profusamente con la imagen del gobernante, genera duda y rechazo  alentando en la audiencia-objetivo incredulidad, rumores y chascarrillos de mal gusto, alejándonos del tan necesario como urgente consenso en torno a la necesidad de la unidad de pueblo y gobierno, frente a una crisis que ya está presente en  México sin que Veracruz sea la excepción.

. Estando por concluir el primer tercio de la gestión del gobernador Duarte de Ochoa, es hora de corregir. No más engaño mediático y simulación, por el bien de todos.

Hojas que se lleva el viento

Parece un absurdo, pero no lo es en tanto que sólo se reduce a un juego que ocupa únicamente a la llamada clase política y medios de comunicación. Me refiero al lúdico proceso preelectoral que desembocará con la selección de candidatos a las alcaldías de 4 años y a las diputaciones locales. Todos especulan, todos anticipan, todos apuestan, mientras al grueso de la población ni le va ni le viene quien o quienes habrán de contender por los diversos partidos políticos, nacionales y bodrios locales, al fin que para el caso es lo mismo, mirones de palo sin opción de participación para decir esta boca es mía.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Tianguis Avenida Orizaba. Xalapa, Ver.

Considerándome una víctima más del desorden urbano que priva en nuestra entrañable ciudad, estoy de acuerdo en que poco o nada hacen las autoridades municipales por resolver un problema administrativo, como el reglamentar el ambulantaje escuchando la opinión de los terceros afectados. Más no puedo estar de acuerdo en que, como algunos señalan, deba recurrirse a la fuerza de la autoridad para “acabar con la economía informal” que, en Xalapa, se hace presente en los tianguis, mercados sobre ruedas y puestos callejeros. Todo el peso de la ley, claman con criterio represivo y sin mayor análisis, pretendiendo hacerse eco de la opinión de la mayoría, cuando en realidad hablan en nombre de una minoría que se ve afectada en sus intereses económicos.

El fenómeno del “ambulantaje” o comercio callejero,  es expresión de otro, más profundo de orden económico, social y, por ende también de competencia política, como lo es la economía informal, en una sociedad que se manifiesta incapaz de proporcionar al ciudadano empleo remunerativo o, en su caso,  alicientes para ganarse la vida honestamente dentro de una formalidad regulada por leyes, reglamentos, códigos, usos y costumbres. Lo que habría que preguntarse entonces es porqué la economía informal crece en demérito de la bien entendida formalidad, antes de someter a la picota pública al “ambulantaje”.

La respuesta no es, sin duda alguna, el que la autoridad lo permite. En este caso específico, el Ayuntamiento xalapeño presidido por Elizabeth Morales.

Es demasiado simplista el considerarlo así, cuando en la capital veracruzana se acusa un alto grado de desigualdad, pobreza y remuneraciones salariales deprimentes para quienes tienen oportunidad de estar empleados, sin que ello necesariamente sea responsabilidad, sin distingo partidista,  de la autoridad edilicia o del próspero gobernador en turno. Vamos, ni siquiera del “presidente del empleo” al que hoy juzgamos por los pésimos resultados de su gestión. Es un problema estructural más del subdesarrollo que se viene arrastrando históricamente y que, en los años que corren, se agudiza como consecuencia de un crecimiento prácticamente nulo de la economía nacional.

La economía informal no es un fenómeno nuevo, viene de muy atrás, una veces por una mala costumbre heredada, otras por evasión al fisco deliberada o por ignorancia y, las más, simplemente por necesidad. En nuestra ciudad como en muchas otras, las razones se entremezclan generando en los hechos una competencia desleal para quien se acoge a la formalidad lo mismo en la producción y distribución de bienes y servicios, que para el contribuyente cautivo que por desempeñar un trabajo remunerado ve mermado su salario por contribuir obligadamente al fisco y la seguridad social.

La responsabilidad de las autoridades reside, en todo caso, en no saber, no poder, sujetarse a compromisos políticos creados, corrupción ó no querer tomar al toro por los cuernos aceptando la realidad y actuar en consecuencia, para ordenar un fenómeno económico y social por ahora inevitable, privilegiando el bien común evitando la afectación de terceros.

Pero también, y no dejaré de insistir en ello, es responsabilidad de todos. Tenemos la ciudad que nos merecemos dejando hacer, dejando pasar en tanto no se afecten nuestros personales o familiares intereses. Más allá de la consideración de fondo, a la economía informal contribuimos todos, bien como ofertantes, que como demandantes de bienes y servicios al margen de la formalidad, bajo el supuesto real o virtual de que así conviene a nuestro bolsillo.

Sin una demanda real, justificada ante una mejor oferta en términos de disponibilidad, calidad y precio al alcance del bolsillo de las mayorías, tianguis y mercados sobre ruedas no tendrían razón de existir en nuestra ciudad.  No se ignora que, en el caso de los mercados sobre ruedas, la oferta de productos perecederos procedentes de otras regiones del estado o fuera de este, responde a las necesidades y disponibilidades económicas de las amas de casa. Suprimirlos por disposición de la autoridad sería absurdo, mal visto y contrario al interés de la mayoría.

Son más los ofertantes y demandantes de escasos recursos que se benefician de la economía informal que los que tienen oportunidad y capacidad para desenvolverse en la formalidad. Y tan lo sabe la autoridad municipal que lo capitaliza electoralmente manipulando, tolerando desorden y corrupción, pero también callando las razones últimas por lo que se da el fenómeno de la economía informal. En una ciudad pobre como Xalapa, no hay empleo ni capacidad real de compra en la mayoría de quienes habitamos en la capital de Veracruz, tampoco inversión pública y privada para revertir el fenómeno.

Lo hemos dicho, contamos con una iniciativa privada carente de iniciativa para emprender negocios productivos generadores de empleo remunerativo. Tampoco disposición para pagar salarios dignos. Por ahí habría que enfocar el fenómeno de la economía informal en nuestra ciudad y, de paso, de nuestro estancamiento.

No caigamos en el juego de la simulación, Xalapa es una ciudad de pobres, con gobernantes, políticos y comerciantes prósperos, aceptemos las cosas como son, exigiendo, eso sí, que la autoridad ordene el uso de espacios públicos para tianguis y mercados sobre ruedas, escuchando a quienes se sienten afectados. Podría mejorar un poco nuestra ciudad y otro tanto la imagen de una alcaldesa que no ha sabido ganarse la buena voluntad de los gobernados.

Hojas que se lleva el viento

 “Ese fantasma que muchas veces gira sobre la imagen de Veracruz, que no tenemos recursos, que estamos quebrados y no sé qué tantos rollos más,  que nada tiene que ver con una connotación política, pero queda claro que a pesar de condiciones complejas, Veracruz va para adelante, sigue construyendo su futuro, desarrollando su infraestructura y cumpliéndole a la gente con programas importantes”: Javier Duarte de Ochoa.

Menos mal que el fantasma que recorre Veracruz de noche como de día, es sólo eso, rollo insustancial. Si tuviera connotación política el PRI no gobernaría a la entidad ni habría tema para un periodismo crítico creador de fantasmagóricos rollos. O quien sabe…

 Por cierto, Veracruz es una cosa y su gobierno otra muy distinta.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Catastrofista me llamaron. Desde el 2008 he venido insistiendo en mis maquinazos que se agudizaba la crisis global en los países del primer mundo y que, por lo consiguiente, esta repercutiría en México tomándonos desprevenidos. Por aquel entonces Agustín Cartens, ex secretario de hacienda, calificaba a la turbulencia financiera como un “catarrito” frente al cual nuestro país estaba blindado.

Hoy este mismo personaje, en su carácter de gobernador del Banco de México, alerta sobre el deterioro de uno de los indicadores en los que se sustenta el equilibrio macroeconómico del país: la inflación anualizada fue de 4.6% durante la primera quincena de octubre, mientras que en septiembre fue de 4.8%, la más alta en 30 meses. La alta inflación “ya es un asunto de preocupación pública”, destacó  Carstens

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informa que La inflación en México durante septiembre fue la tercera más alta de los 34 países que forman la, solamente por debajo de Turquía y Hungría. Un día después, el Banco de México anuncia que las remesas que envían mexicanos en el extranjero a sus familias, se desplomaron un 20.24% en septiembre pasado respecto al mismo mes del año anterior, su peor descenso en 35 meses, como resultado de la política monetaria vigente en el país y no como reflejo de la crisis global en el entorno.

El Inegi informó a su vez que la ocupación en el sector informal se incrementó a 29.35% de la población ocupada en septiembre; 0.61 puntos porcentuales más que un año antes, cuando fue de 28.74%. Esto significa que alrededor de 14 millones 217 mil personas laboraron en la informalidad en septiembre pasado.

En tanto que el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, confirmó que en los próximos días se renovará la línea de crédito por 73 mil millones de dólares que tiene México con el Fondo Monetario Internacional (FMI), habiéndolo ya acordado con el equipo de transición del presidente electo. ¿Afrontando lo inevitable con deuda pública siguiendo los pasos de España, Grecia, Portugal e Italia?

La brecha entre macro y microeconomía, es cada vez más evidente que tiende a estrecharse. Si bien el divorcio histórico entre las finanzas nacionales, el aparato productivo y el déficit que acusa la economía familiar se mantiene,  el estancamiento y retroceso del crecimiento económico del país pone a todos en el mismo saco. La estabilidad macroeconómica en riesgo refleja lo que pie a tierra registra el bolsillo de los mexicanos.

¡Dónde quedó el blindaje de Fox? ¿Dónde el barco de gran calado de Calderón?

El catarrito financiero especulativo internacional, no fue tal. Fue la punta del iceberg de una pandémica amenaza con envergadura no prevista. La crisis financiera evolucionó transformándose en una profunda crisis económica poniendo a prueba la capacidad del capitalismo para resolver sus crisis recurrentes. Hoy la mayoría de los países del primer mundo se encuentran al borde del desastre arrastrando consigo a la totalidad de la aldea global, sin que se encuentre la fórmula idónea para encontrar una salida airosa ante el fracaso del neoliberalismo como modelo de crecimiento y desarrollo. El libre mercado como dinamizador y regulador de las economías, dio al traste con el equilibrio sistémico y con la llamada sociedad del bienestar y sus expectativas de “sociedad del conocimiento” que tanto se ha cacareado.

El mundo entero ya no quiere queso, se conformaría con salir de la ratonera, mientras en México, de espaldas a la crisis, desprevenidos seguimos hablando de un crecimiento sostenido del 6% para los próximos años, gracias a la visionaria estrategia de quien gobernará a este país, sustentada, precisamente, en el libre mercado en un escenario internacional que avanza en sentido contrario privilegiando el proteccionismo como medida emergente para, fortaleciendo el mercado interno, proteger el empleo y paliar los efectos sociales de la debacle económica y el pavoroso déficit presupuestal.

Las políticas de libre mercado ya no se corresponden con las necesidades crecientes de una población que exige empleo, salarios decentes, vivienda, educación, salud, como mínimos de bienestar que le alejen de la pobreza y la desigualdad.

Renglón aparte, sería ingenuo no considerar el que de los resultados de la elección del próximo martes en USA, depende en mucho el que la maltrecha economía de nuestro principal socio comercial no nos lleve consigo al “precipicio fiscal” en el inquietante camino de la recesión.

En este contexto, el nuevo gobierno le apuesta a una mayor apertura de PEMEX al capital privado, legislación laboral que coadyuve en el abaratamiento del mercado del trabajo, y una reforma fiscal que premie a la inversión extranjera en demérito de la micro, pequeña y mediana empresa nacional. México así incrementaría productividad, competitividad e innovación tecnológica, para salir a competir con éxito en un mercado internacional deprimido, dicen. Nada más alejado de la realidad y de toda lógica a mi juicio, en un país que, en la coyuntura adversa, requiere ver hacia su interior, fortaleciendo a PEMEX como un bien público estratégico en beneficio de todos los mexicanos; estableciendo una política fiscal progresiva, sin excepciones, que incremente y equilibre finanzas públicas; así como privilegiando el mercado interno, rescatando soberanía alimentaria, poder adquisitivo del salario, ahorro y seguridad en el empleo, para así dar viabilidad a la fábrica nacional frente a la crisis global.

No es posible ni deseable que se mantenga el sendero de un desastre anunciado. México debe hacer frente a la crisis sistémica global con responsabilidad y entereza. No cabe más simulación, falso triunfalismo y demagogia en la conducción del país.

La corrupción e impunidad es otro cantar. El mal endémico, alojado en el tuétano, condiciona y hace nugatorio todo esfuerzo por hacer viable a este país

Hojas que se lleva el viento

Veracruz es la excepción. Aquí seguimos avante sin que pase nada; para el gobernador la crisis nos hace lo que el viento a Juárez, la prosperidad reina lo mismo en las arcas públicas que en todos y cada uno de los hogares de la entidad gracias al programa “Adelante”, como en su oportunidad, con pelos y señales, nos lo hará saber en su segundo informe de labores al frente de la administración pública estatal.

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Mala leche en el trato mediático a López Obrador en su visita a Xalapa para participar en el Congreso Estatal de “Morena” tomando la protesta de rigor a los recién elegidos integrantes del Comité Ejecutivo del Movimiento de Regeneración Nacional en la entidad. Andrés Manuel vino a lo que vino arribando ni antes ni después de lo programado a la asamblea plenaria, y no a presidir un mitin multitudinario. (ver video: http://lopezobrador.org.mx/secciones/multimedia/videos/)

Los únicos convocados al evento fueron los 175 delegados distritales que eligieran democráticamente a la directiva estatal  que desde el sábado encabeza Gloria Sánchez Hernández, y votando a favor de que “Morena” avance en la construcción de un nuevo partido político. Como testigos del acto, un enjambre de reporteros, el diputado federal perredista Uriel Flores Aguayo, y un centenar de militantes y simpatizantes que se acercaran a saludar al ex candidato presidencial.

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Distribución de agua potable en Naolinco, Ver.

Buen estreno para el nuevo titular de la secretaría estatal de turismo. Al calor de las fiestas de difuntos anuncia que el gobernador Duarte de Ochoa autorizó una inversión de 5 millones de pesos para encaminar a Naolinco hacia la designación de “pueblo mágico”, sin antes percatarse de que dicha población no cuenta con agua potable ni existe propuesta alguna de autoridades municipales y habitantes para subsanar tal carencia. Los burros aguadores ya son parte de su magia, las anécdotas de los naolinqueños sobre el particular son de antología.

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¿El senador Héctor Yunes Landa representa los intereses de Veracruz, ó los del PRIAN? Es pregunta.

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Quien comentó que Elizabeth le tomó el pelo a los integrantes de “Otero Ciudadano”, tuvo razón. El “democrático” encuentro fue una pose más en la proyección de imagen de la alcaldesa xalapeña, quién ha hecho caso omiso a los cuestionamientos, observaciones y propuestas que se le plantearan.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Empantanada la vida política nacional en torno a lo que la partidocracia reinante mediáticamente estima conveniente para México, lo mismo en materia legislativa que en combate a la corrupción, a la pobreza, a la desigualdad y a la violencia criminal, Calderón Hinojosa tranquilamente se prepara para abandonar una presidencia obtenida por medios poco convencionales, por decir lo menos. Peña Nieto en la antesala, en espera de una tersa sucesión negociada en lo oscurito.

Por su parte, la enorme mayoría de los mexicanos, excluidos y empobrecidos, al margen de los diferendos políticos hace transcurrir su existencia rascándose cada quien con sus propias uñas. La otredad le es ajena y lo mismo se encomienda al más allá tratándole de encontrar sentido a la vida, que a la esperanza terrena de no perder el magro equipaje que le acompaña en busca de un mejor destino. Todos contra todos y contra todo, roto el diálogo, sin entenderse que lo que afecta a uno le afecta a todos y  a todo.

No aflojar el paso, el camino es de la unidad para alcanzar el vellocino de oro al otro lado del arco iris, mientras el país, a tumbos, amenaza con desquebrajarse dando la espalda a una crisis que, económica y financiera, ya arrastra consigo a lo que desde la antigüedad entendemos y aceptamos como democracia entre notables, perdiéndose principios y valores que hacen de la vida en común para unos y otros una carga llevadera.

Aunque se niegue, la crisis sentó sus reales tocando a la puerta del bolsillo. No hay crecimiento real; desempleo, pobreza y expectativas de progreso canceladas en lo individual y colectivo domina el imaginario popular. La política dejó de ser administrador de los conflictos, el suyo es más profundo; corrupción, simulación, descrédito e impunidad hacen de la representación popular una entelequia. La democracia representativa quedó en los textos de los clásicos para solaz de los filósofos.

En los albores de la ya denominada “Tercera Revolución Industrial”, el rumbo cierto para México en el escenario de la crisis sistémica que tiene de cabeza a la aldea global, está perdido. Los caminos se cierran, barruntos de autoritarismo y una nueva edición de la guerra de clases amenaza en el horizonte próximo.

Una mejor educación, incluyente y de excelencia es la salida, dicen unos, en tanto que otros cómodamente se acogen a la idea de un dios para salir del paso ignorando que en la tierra de los vivos, el más vivo propone disponiendo.

Un pueblo en la miseria no puede aspirar a una educación que gravita bajo los designios de una economía que se le niega, ni es escuchado por dioses omnipresentes y omnipotentes que dan a la minoría lo que a la mayoría le quitan. Sin una economía boyante y una distribución equitativa que destine excedentes  a la cultura, a la educación, a las bellas artes, a la recreación y, a la política como medio y no fin en sí en la búsqueda del bien común, el aula no es solución, la resignación tampoco. Quiero pensar que está en el hogar, en la proximidad de la calle, en el ágora pública, en el diálogo fraterno, respetuoso, y el entender padres e hijos y los hijos de los hijos, que el nosotros solidario y no el yo individualista, como principio ético y moral de una sociedad de todos y para todos, es el bien de todos.

Revolución en las conciencias  y no falsos becerros de oro premiando el todos contra todos que hoy nos ofrecen el político, el sabio y el profeta, como modelo educativo que hace del hombre y del saber  pedestre y desechable mercancía.

“A cada quien según su necesidad, de cada cual según su capacidad”. Afirmara Marx, privilegiando la solidaridad entre diferentes en una utópica sociedad sin clases sustentada en la equidad. No es posible salir del atraso, la pobreza y desigualdad inducida en una sociedad que premia a los menos y excluye a los más de la riqueza producida. En esto último radica la semilla de la corrupción; su combate retórico es el fertilizante que le hace crecer  y multiplicarse día con día. Discurso e intereses creados, enriquecen el nauseabundo florecer de lo que dicen combatir. La Ley y el libro de texto van de la mano, políticos, jueces, legisladores y mentores, artífices son del hombre contra lo humano.

¿Hasta cuando?

Hojas que se lleva el viento

 

Por lo que la Dirección de Comunicación Social difunde y que la mayoría de los medios de comunicación reproducen como propaganda pagada con dinero público, la tónica del segundo informe de gobierno del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa estará enfocada no a convencer sino a pretender engañar. Ya no sólo con un falso triunfalismo fruto de incapacidad, y carencia de visión de Estado. Ahora con el engaño y el insulto a la inteligencia de los gobernados. Como si tapar el sol con un dedo fuera varita mágica para ocultar la realidad, a la prensa se le encomienda el resto. La prosperidad que se construye día con día gracias a la acción de una administración pública estatal y municipal eficaz, es el tema del momento; “buen fin” anticipado para los medios de comunicación que así lo tienen convenido. Una mano lava a la otra, sin lograr disimular sequía y carencia lo mismo de políticas públicas que de honestidad intelectual para, en tiempos de crisis, promover, auspiciar e impulsar crecimiento económico con justicia social a favor del bienestar de los veracruzanos todos.

Xalapa, como toda ciudad, aunada a sus debilidades tiene fortalezas a destacar ante propios y extraños. La nueva revista “La Araucaria”, bajo la dirección de Mario Ulises Pereyra, pretende rescatar la imagen de una población tranquila, orgullosa de su historia de sus hombres y mujeres, ofreciéndonos en sus páginas el recuerdo nostálgico de sus parques, callejones y anecdóticos episodios de la vida cotidiana de sus habitantes, en un intento por retomar memoria histórica como punto de partida para un despertar del marasmo que hoy nos invade y nos achica. Desde estas líneas le deseamos éxito, externándole nuestros buenos deseos para que la aventura no transite por los caminos trillados del embute, el desmesurado elogio acrítico y la simulación que ahoga a la vida pública de Veracruz.

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