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Monthly Archives: enero 2014

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Amigo lector, ¿no está de acuerdo con mi maquinazo? ¿Considera que con una clase política culta le iría mejor a México? Cuestión de enfoques mi estimado. Lo que habría que definir es que debemos entender  por “política del conocimiento”, concepto al que hace referencia Eduardo de la Torre Jaramillo, no sin antes considerar qué debemos entender por conocimiento en la política para entender el porqué para el autor de “François Hollande/Edgar Morin: diálogo sobre la política “, es asignatura pendiente en el bagaje cultural de la mayoría de nuestros políticos; empezando por preguntarnos: ¿que conocimiento?, ¿conocimiento para qué? Y ¿para que sociedad y al servicio de quien estaría éste?

Sin una respuesta racional a estas interrogantes, a mi juicio estaríamos hablando de una abstracción, habida cuenta de la amplitud y complejidad que en sí misma encierra la palabra “conocimiento”.

Política del conocimiento no significa lo mismo que conocimiento de la política entendida esta bien como dominio de la teoría que como praxis resultado de la experiencia.

Atendiendo al texto de Eduardo de la Torre, el conocimiento de la política debería estar subordinado a una política concreta, la del conocimiento; en un lugar y en un tiempo determinado, así como en el marco ideológico en el que anida,  para saber de que se trata esta última. Lo cual el autor no especifica.

Es por ello que en el maquinazo al que usted refiere su desacuerdo, hago hincapié en la necesidad de contextualizar la idea del déficit de conocimientos en nuestra clase política refiriéndome a un marco concreto, el del modelo neoliberal que desde el exterior se nos ha impuesto, referido al México de hoy y no al México de cualquier tiempo.

Ya que para mi gusto no es lo mismo conocer de la política como instrumento en la búsqueda del bien común para todos los mortales, que como herramienta de la que se vale la minoría plutocrática para poner a su servicio el bien común, caso del neoliberalismo como expresión del capitalismo salvaje que hoy por hoy prevalece a escala global.

Como le digo estimado lector, es cuestión de enfoques.

“Política del conocimiento”

Quiero decirle aprovechando el viaje, sin temor a equivocarme, que en dicho marco hoy día en México y la mayoría de las naciones del orbe, no existe una política del conocimiento ajena a propósitos y objetivos neoliberales; es por ello que, desde temprana edad el conocimiento válido al que se tiene acceso es aquel que se trasmite lo mismo a través de modelos educativos y  libros de texto amañados, que con los medios electrónicos e impresos y las nuevas herramientas de la comunicación y la información; conocimiento enfocado a condicionar y someter al individuo a la ideología dominante, al pensamiento único que modela la concepción del mundo y de la vida en pueblos y naciones, en los términos e interés de la clase dominante por el cabal cumplimiento de la estrategia sistémica de incremento sostenido de la rentabilidad del capital,  por sobre la legítima aspiración de las mayorías a la libertad y el bienestar para todos.

Luego el conocimiento implícito valedero para nuestra llamada clase política, es aquel que conciente o inconcientemente en términos de congruencia y pragmatismo, le condiciona, limita y somete a la política del conocimiento dominante.

Si esto es así, entonces no podemos pedirle peras al olmo pretendiendo que los políticos, con preparación, eficiencia y eficacia, se incorporen al mundo de la modernidad atendiendo al conocimiento de la política, en el contexto de una política de conocimiento que no sea aquella neoliberal oficialmente adoptada por el Estado mexicano, orientada a servir al capitalismo salvaje.

En primera y última instancia, habría que considerar si nuestros políticos, ilustrados o no, le son funcionales al sistema. Por lo que se vive en México indudablemente desde el presidente Peña para abajo, sin distingo partidista, si que lo son reduciendo frente a los avatares del mercado al Estado mexicano y eso,  mi estimado  lector, es lo que cuenta para los propósitos neoliberales

Cabe entonces preguntarse:

¿Es al conocimiento impuesto por la ideología neoliberal al que debemos remitirnos al hablar de la “política del conocimiento” ó el conocimiento de la política en México?

¿O a otro conocimiento ajeno a la ideología dominante que norme conductas y quehaceres de la llamada clase política?

Ahí se lo dejo de tarea mi estimado, invitándole a leer “La revolución de los ricos”, libro de Carlos Tello y Jorge Ibarra, UNAM, 2013.

Otros saberes alternativos

Aclaro que indudablemente existen otros saberes en la política -la no formal y ajena a lo electoral-, que hace verano para nuestra fortuna en cada vez más amplios sectores de la población, lo mismo en el ámbito intelectual que en el común de hombres y mujeres que los oponen al neoliberalismo en su vida cotidiana; resistiendo y generando otra política u otras políticas alternativas del conocimiento retomando el hilo conductor de nuestra identidad, experiencia histórica y afanes libertarios.

Ejemplo de esto último es la experiencia de 20 años del EZLN, con otros paradigmas, otros valores, otras conductas, otra forma de vida, que enriquece teoría y praxis en el conocimiento de la política a nivel internacional. Gobernar obedeciendo, es conocimiento político trascendente que no cabe en los paradigmas de la cultura política neoliberal. Es otra cosa y así lo están entendiendo un cada vez mayor número de movimientos sociales que ya marchan sobre los mismos pasos que el zapatismo.

 Luego si hay de saberes a saberes políticos, cuando hablamos de política del conocimiento o del conocimiento político, lo menos que se debe hacer es contextualizar estos conceptos en el marco de la ideología, paradigmas y valores que en lo personal más nos satisfagan. De lo contrario, insisto, hablar en abstracto de la carencia del conocimiento en la mayoría de nuestros políticos para insertarse y desempeñarse con acierto en una moderna política del conocimiento, es simple juego de palabras, cortina de humo para distraer de asuntos de mayor envergadura y relevancia para el país.

Este es mi pienso estimado lector. Esperemos que Eduardo de la Torre Jaramillo, desde su óptica panista y con la autoridad que como estudioso de la ciencia política le da el conocer del paño, a  usted y a un servidor nos ofrezca mayor luz sobre el tema.- Cd. Caucel, Yucatán, enero 22 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Por elemental sentido común, para los no priístas debería valernos un cuerno lo que en la estructura y organización interna del PRI les compete a sus militantes. Si se conducen con espíritu democrático, o todo lo contrario plegándose a la imposición por dedazo de sus dirigentes y cuadros partidistas, es asunto de ellos en tanto no afecten como está de moda decir, a terceros sin vela en el entierro.

Ya bastante tenemos con soportar que como primera minoría el partido del presidente Peña nos lleve al baile sin invitación previa y formal, como era costumbre entre familias de bien en la sociedad decimonónica.

Lo que si es de nuestra incumbencia en tratándose de la vida interna del PRI, específicamente en Veracruz, es que el gobernador sin atender a razones, imponga como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI ni más ni menos, que a una persona no grata para la sociedad xalapeña. Insisto, a los no priístas nos debe valer gorro más no por ello, deberíamos aceptar sin más que la primera autoridad de la entidad se burle de los habitantes de la capital veracruzana,  premiando a quien durante los últimos tres años agravió con corrupción, soberbia e insolencia a los xalapeños.

Tiempo ha que los xalapeños y quizá la mayoría de los ciudadanos de la próspera ínsula duartista, decidimos no aceptar seguir siendo tratados como menores de edad, minusválidos mentales a los que impunemente se les puede jugar el dedo en la boca. Luego si con su pretensión el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa persiste en subestimar a sus gobernados, que con su pan se lo coma. En su momento, ya veremos si priístas o no priístas en las urnas otorgarán su voto a un partido en mala hora presidido por Elizabeth Morales García y su cohorte de arribistas.

Lo más lastimoso es que con la decisión del gobernante veracruzano, ignorando el pensar y sentir de la sociedad xalapeña, quién saldrá raspado es Américo Zúñiga Martínez, recien desempacado como alcalde de Xalapa, pues si se le está concediendo el beneficio de la duda es con la esperanza de que más temprano que tarde exhiba corruptelas y trastupijes de su antecesora, avocándose a enderezar entuertos heredados rescatando confianza, credibilidad y buena marcha de la ciudad capital.

Así sea de dientes para afuera, el agachar la cabeza y acatar el dar por saldado el déficit de buen gobierno que hereda, sumándose a la cargada a favor de Elizabeth para que esta se haga cargo de la conducción del PRI en Veracruz, de antemano se descalifica rechazando el beneficio que le otorgan sus coterráneos.

Su disciplinada actitud e inmerecidos elogios sobredimensionando el desempeño del gobernador, confirma el manojo de valores entendidos que desde aciagos tiempos de Fidel Herrera Beltrán, se construyeran para cederle a Elizabeth el paso a la alcaldía y él, confiado quedar en lista de espera para el siguiente período. Mal antecedente para quien se propone transformar a la ciudad que gobierna y que nos guste o no, sea de nuestra incumbencia o no lo que el PRI haga o deje de hacer, será la capital veracruzana la que pague nuevamente los platos rotos.

Calladito se hubiera visto más bonito. Pero como ya apuntáramos en maquinazo anterior, obligado está a intentar ser ducho alambrista para equilibrar afanes a favor de la ciudadanía y compromisos adquiridos con antelación ante el que se dice gobierna en Veracruz. Lo declarado en los medios, es su primer traspié en el alambre y aún le falta un largo trecho por recorrer.

Vistas así las cosas, el daño colateral a terceros afectados está a la vista. Luego aunque el sentido común recomiende lo contrario, si hay razón para ocuparnos y preocuparnos por lo que acontece al interior del nunca renovado viejo PRI. Ya veremos si en próximas elecciones pasamos la factura o le seguimos apostando al más de lo mismo.

Hojas que se lleva el viento.

El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa perdió la oportunidad de conocer de primera mano el primer informe de resultados de Rolando Zapata Bello, gobernador de Yucatán quien contando con la presencia de la secretaria de turismo, representante personal del presidente Peña, así como de secretarios de estado, gobernadores, el Jefe de gobierno del D.F., legisladores y la plana mayor nacional del PRI, este domingo en el Centro de Convenciones Siglo XXI de la capital yucateca, dio cuenta de los logros alcanzados en los últimos quince meses por los tres órdenes de gobierno en esa entidad federativa. Seguridad pública, paz social, educación, investigación tecnológica, empleo, turismo, atención al campo, a los trabajadores del mar y a la micro y pequeña empresa, así como vialidad, infraestructura comunitaria, deportiva, cultural y de recreación familiar en el marco de finanzas públicas estables, fue lo destacado. Sin falsos triunfalismos, con  humildad, reconociendo los límites de la realidad de lo posible, Rolando Zapata convocó a la construcción de un nuevo pacto social de los yucatecos sustentado en la unidad, esfuerzo compartido y visión de futuro, dejando entrever el por qué Yucatán avanza con rumbo cierto, sin tropiezos de importancia, por el camino que sus habitantes reconocen como propio.

Lástima, al gobernador veracruzano le hubiera servido de mucho enterarse que la prosperidad se construye paso a paso, librando obstáculos en una realidad adversa y con hechos concretos que se reflejen en el bienestar de la gente..- Cd. Caucel, Yucatán, enero 19 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Hay muy poco talento, talante y preparación por parte de la clase política mexicana, la cual debe entender que ya estamos viviendo en una política del conocimiento, la cual expulsará paulatinamente a aquellos políticos que nunca lleguen a ser mayores de edad…”. ,  nos dice nuestro buen amigo Eduardo de la Torre Jaramillo en el artículo de su autoría François Hollande/Edgar Morin: diálogo sobre la política , insinuando que es la ignorancia y pobreza intelectual de políticos y servidores públicos el principal escollo para la modernización del quehacer político en México.

Si bien celebro el esfuerzo por reencauzar el debate en los medios privilegiando las ideas por sobre la pedestre politiquería que ahoga a Veracruz, no puedo estar de acuerdo con la afirmación simplista del destacado politólogo panista.

Recurriendo a la lógica formal, siguiendo la tónica de su análisis, tendríamos  que aceptar entonces que la corrupción e impunidad con que actúa la clase política es fruto de la ignorancia; que el subdesarrollo económico y social, así como la dependencia estructural de México del imperialismo norteamericano, es resultante de la cortedad de miras, desconocimiento de la historia nacional y escaso apego a la cultura de políticos y servidores públicos.

Lo cual no es así. Ejemplos sobran en la historia de este país de hombres y mujeres impresionantemente cultos, formados en instituciones de educación superior de renombrado prestigio internacional y que, a su paso por la política y el servicio público, hicieran gala de deplorable deshonestidad intelectual y proclividad a la corrupción, causando graves daños a la buena marcha de la nación.

En el ámbito internacional, hoy día el Sr. Francois Hollande, es ejemplo de ello, habiéndose ganado en un corto tiempo el repudio de la mayoría de sus gobernados.

Formación y conducta individual y colectiva de políticos y servidores públicos, si bien es importante no es determinante para bien o para mal en la conducción de un país o de su vida política. Por principio de cuentas, el conocimiento sin honestidad intelectual políticamente carece de valor alguno para la vida en democracia.

No se puede hacer de lado que la llamada clase política atendiendo a los intereses del gran capital, está llamada a la administración del ineludible conflicto de clases en sistema económico capitalista dominante. Y es en este marco que a mi juicio debería contextualizarse el comportamiento individual o de grupo de los actores que hacen posible la tarea.

Luego estimo no se puede sustentar un análisis serio del acontecer nacional al margen del  escenario de dependencia estructural que vincula a México con los centros sistémicos del poder real y, en lo específico, con el modelo neoliberal que nos ha sido impuesto por los organismos financieros internacionales.

Y en este marco, definir el papel del conocimiento como una variable más en la relación de dependencia entre el poder real,  la política y el ejercicio de esta por los diversos actores que en ella intervienen.

A mi modesto entender, lo que habría que preguntarse entonces es si nuestra clase política está a la altura de su cometido. Si realmente contribuye a atemperar el conflicto de clases en México o al contrario, exacerbándolo, y si está  respondiendo con eficacia a los intereses de los poderes fácticos a los que sirve en la conducción económica y social del país, bajo los términos del modelo económico neoliberal en boga.

Ubicando a la llamada clase política en su papel intrínseco de simple administrador subordinado, cuyo interés por representar y servir a la sociedad a la que se debe es secundario,  y muchas de las veces irrelevante por simulado,  así como contrario al tenor del discurso oficial como es evidente en nuestro país.

La respuesta a estas interrogantes estimo daría más luz a la comprensión del errático y contradictorio quehacer político nacional dentro del cual se inscribe la política veracruzana, y todo lo que se deriva de un régimen político caduco y en crisis, que ha perdido tanto visión de conjunto y largo aliento como apego a la realidad cotidiana de una sociedad que lo mismo pierde dinamismo económico que calidad de vida bajo los efectos del neoliberalismo.

Y en tal sentido, haciendo un paréntesis, contrariamente a lo que afirma Eduardo de la Torre, quienes más aportan a la identificación  y comprensión de tal fenómeno estructural, así como a su resistencia y rechazo, son los no pocos “amorosos” intelectuales de izquierda que se avocan al estudio, conocimiento y divulgación  de causas y nocivos efectos del modelo adoptado  por el gobierno de México para la vida económica, política y social de este país. Conocimiento  progresista que ni se ve ni se escucha en el seno de una clase política que no por ignorancia sino por intereses personales, de grupo o partidistas, se subordina al gran capital que es tanto la mano que mece la cuna como factor determinante en la representación del papel que históricamente le ha tocado jugar a México en la división mundial del trabajo.

Con todo respeto para nuestro amigo De la Torre -sin negar el peso específico de la cultura como una variable más en la complejidad multidimensional de la relación del conocimiento con la política y de esta con el poder real-, sin tener clara esta representación, contextualizada en el marco de la globalización, crisis sistémica del capitalismo y modelo neoliberal impuesto a México, a mi juicio la cultura libresca que pueda acompañar a las individualidades que conforman la llamada clase política, estimo no es determinante frente a la gran tarea de transformar a México por los amplios caminos de la democracia, el desarrollo y la justicia social.

El ejercicio de la política formal está determinado por propósitos y objetivos sistémicos trazados desde los centros del poder globalizado, “cultos” o “palurdos”, los actores políticos en todo Estado-nación a éstos están condicionados y subordinados. El “ilustrado” Francois Hollande desde la izquierda institucional francesa y el “ignorante” Enrique Peña Nieto desde la derecha en México, no son excepción.

Evadir esta realidad sobre dimensionando el papel de la educación y del conocimiento libresco en la conformación y conductas de la llamada clase política en México, a mi juicio es tanto como negar el carácter histórico y estructural de una dependencia del exterior que nos impide romper las cadenas que nos atan al subdesarrollo. Una cortina de humo más para distraer la atención sobre la problemática de fondo de la crisis de la democracia representativa, régimen político y sistema de partidos políticos en México.- Cd. Caucel, Yucatán, enero 15 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Con el arribo de Américo Zúñiga Martínez a la presidencia municipal se inicia una nueva etapa para la vida social y económica de la capital veracruzana. El tiradero queda y la desconfianza en la autoridad también. No obstante, en el ánimo de sus habitantes no faltan destellos de esperanza confiándose en que el cambio de estafeta ofrece expectativas de cambio y de progreso.

Cualquier cosa es mejor que lo que le deparó a Xalapa la pésima administración a cargo de Elizabeth Morales es el sentir generalizado, esperándose que con Américo las cosas sean diferentes.

Esto, sin faltar una corriente de escepticismo en cuanto al desempeño y alcances de una administración que no por nueva deja de llevar a cuestas la carga negativa de la extracción priísta del alcalde en turno. De antemano se tiene por sabido que por muy buenas intenciones estas se ven limitadas por la formación partidista y el sometimiento a la autoridad y caprichos del que se dice manda en Veracruz.

Si corrupción, ineficacia y carencia de voluntad política para atender demandas crecientes, reales y sentidas de la población fue la constante a lo largo de los últimos tres años, no puede ignorarse que el PRI nunca llamó al orden a la alcaldesa y que el pésimo desempeño de ésta fue consentido y tolerado por el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, quien renglón aparte, tampoco ha dado muestras de apego y compromiso para con los xalapeños.

Dice la conseja popular que quien sirve a dos amos, con uno queda mal. De ahí que para salir avante, el alcalde tendrá que desenvolver todas sus dotes de alambrista para guardar un sano equilibrio entre sus compromisos partidistas de campaña y servirles a cabalidad a los contribuyentes que le pagan y esperan beneficios tangibles para el municipio…  ¿Podrá?

Luego es lógico el que la opinión pública se divida entre los que confían en el joven ex funcionario fidelista y los que dudan de la oferta de buen gobierno del joven Zúñiga. Sin faltar aquellos a los que ni les va ni les viene la crisis de identidad y atraso en que se debate nuestra ciudad y lo que, al respecto haga o deje de hacer la administración municipal.

Nadie es monedita de oro. Américo no tiene porqué ser la excepción. De su y desempeño eficaz depende el ganar aceptación por una mayoría ahora dolida y al borde del hartazgo. Y en ello deberíamos estar concientes para con talante crítico pero propositivo,  sumar y no dividir y restar, concediéndole el beneficio de la duda.

El alcalde recién desempacado viene ofreciendo las perlas de la virgen en su afán por rescatar confianza y credibilidad en beneficio de la autoridad que el representa, luego a el corresponde ponerle límite al beneficio que se le otorga en el plazo que considere prudente, así como en base a su desempeño al frente de la comuna,  en manos de la población está el refrendar o dar por terminado el maridaje.

Tiempo al tiempo sin bajar la guardia  y todos saldremos ganando. Xalapa merece y exige la contribución solidaria de sus habitantes, no todo viene de la administración municipal; la participación consecuente y responsable de la población  es condición para salir del bache. En ello va implícita la tarea de construir ciudadanía y a ello debemos avocarnos para nunca más votar a ciegas deslumbrados por los espejitos y abalorios que con recursos públicos obsequian candidatos a cambio del sufragio. Que la nefasta experiencia que toleramos dejando hacer y deshacer a Elizabeth Morales nos sirva de lección.

Hojas que se lleva el viento

Cancelada la Reforma Agraria surgida del movimiento armado y desmantelado el campo mexicano por los gobiernos neoliberales, ahora el Sr. Peña Nieto reitera a bombo y platillo el anuncio de un renovado y modernizador impulso a una reforma agraria sui generis sustentada en políticas públicas que nos remiten al porfiriato, privilegiando concentración de la tierra, productividad y competividad, sin el menor asomo de conocimiento de la realidad del agro mexicano y de la historia nacional. No debe extrañarnos entonces que ya se escuche el cabalgar de un Emiliano Zapata que vuelve por sus fueros en las tierras del sur de la patria.

-ooo-

Cada seis meses quien esto escribe cambia de aires, pasando una corta temporada en Yucatán y en cada ocasión Mérida su capital,  me recibe con enjundiosas mejorías que le permiten conservar su status como la ciudad más progresista del sur-sureste de México. En este mes de enero la ciudad blanca considerada internacionalmente como “De la paz”, celebra el 472 Aniversario de su fundación con nuevas obras de infraestructura urbana a la que Dulce María Sauri Riancho, ex gobernadora de la entidad, califica como “Los regalos para Mérida”. Y no es para menos, gobierno del estado, Ayuntamiento e iniciativa privada, en un año calendario  han proyectado y realizado diversas obras e inversiones de gran envergadura que, en mucho,  superan  los logros y anuncios fantasiosos de tres años de gobierno estatal y municipal en la capital veracruzana. Así se las gastan los yucatecos en un clima de colaboración, complementariedad, coordinación y eficacia de los tres órdenes de gobierno.- Cd. Caucel, Yucatán, enero 8 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En su breve mensaje de año nuevo, divulgado en un video por la presidencia de la república, Peña Nieto convocó al pueblo de México a que “juntos hagamos historia en el 2014”. Recalcando  que es hora de creer. Críptico mensaje del representante oficial de la clase dominante a las clases subordinadas, que para hombres y mujeres comunes no dice ni motiva a nada, salvo aceptarlo como un llamado de dientes para afuera a una conciliatoria tregua entre un pueblo y su gobierno con historias divergentes.

Con o sin el presidente Peña, con o sin la autonombrada clase política, la historia la hacen los pueblos en la cotidianeidad del día a día, sin sujetarse a plazos o fechas específicas. Si para quien ejerce el poder por mandato ciudadano el 2014 tiene algún significado en la profundización de políticas públicas neoliberales autoritariamente impuestas, no necesariamente hay coincidencia en intencionalidad y relevancia para el común de los mexicanos como para juntos, construir una historia que para estos es ajena.

Sobre la misma pista, el poder dominante marcha en sentido contrario al camino que a sí mismo con mayor o menor conciencia el pueblo llano transita como propio. Construyéndose en esa dualidad historias encontradas que coincidiendo en tiempo y espacio, una y otra se oponen, tanto en propósitos como en objetivos. La historia oficial que del devenir de México conocemos, da cuenta de tal carencia de coincidencia y unidad de propósitos e intencionalidad entre las clases dominantes y las subordinadas.

Para el Sr. Peña y los poderes fácticos, el 2013 fue un año de grandes transformaciones, un año en el que “México se atrevió a despegar”. Para hombres y mujeres comunes, en su gran mayoría fue un acumulado nefasto de deterioro económico y social que se hizo acompañar por el rechazo de senadores y diputados a una voluntad ciudadana que no se quiso ver ni escuchar.

Nada en común que permita sin más marchar juntos a lobos y corderos. Y sin embargo, el Sr. Peña nos dice que es hora de creer. ¿Creer en que? Es lo que habría que preguntarse. Si la voz presidencial nos dice que es hora de creer, reconoce por tanto que el pueblo no ha creído ni el poder público se ha hecho acreedor a credibilidad y confianza. ¿Por qué ahora sí tenemos que creer? ¿Qué ha cambiado? ¿Cuáles son esas grandes transformaciones que nos orillaran como pueblo a despegar?

Meras abstracciones que suenan más a mentira que a hechos tangibles y creíbles. A la mentira y simulación estamos acostumbrados, tanto que ya no creemos en huecos discursos de ocasión.

¿Porqué un puñado de reformas neoliberales contrarias al interés de la nación habrían de ser motivo para atrevernos a creer en lo que, por principio, del poder público desconfiamos? Cuando el mismo Sr. Peña días antes rechazando la consulta ciudadana afirmara, mintiendo, que “El diálogo, el acuerdo y la civilidad política de la democracia mexicana permitieron construir los consensos y mayorías necesarias para aprobar reformas que permitirán al país un mayor desarrollo social y crecimiento económico…”

¿Acaso estamos convencidos de la certeza de tan cínica y descarada afirmación? Honestamente estimo que no.

Como mensaje de año nuevo se vale. Todos con tal pretexto renovamos votos, deseos y propósitos, a sabiendas de que no estamos ni preparados ni dispuestos para su cabal materialización. Nos engañamos solos en tan propicia ocasión. Lo que no se vale es que la primera autoridad del país intente engañar con falsas expectativas a un pueblo que ya no cree ni en Santa Claus ni en los Reyes Magos. La realidad le desmiente y los incrédulos le abuchean, acelerando la descomposición de un sistema político obsoleto y decadente que tiene al país de rodillas. Negándose la posibilidad de juntos, pueblo y gobierno construir una historia común en el 2014.

El Sr. Peña Nieto sabe de esto último. Cumple pidiendo lo imposible;  si a su llamado no obtiene respuesta, el autoritarismo y unilateralidad es el camino. La responsabilidad entonces recaerá en quienes se nieguen a creer, que tras advertencia no hay engaño.- Cd. Caucel, Yucatán, 2 de enero de 2014.

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