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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Con el arribo de Américo Zúñiga Martínez a la presidencia municipal se inicia una nueva etapa para la vida social y económica de la capital veracruzana. El tiradero queda y la desconfianza en la autoridad también. No obstante, en el ánimo de sus habitantes no faltan destellos de esperanza confiándose en que el cambio de estafeta ofrece expectativas de cambio y de progreso.

Cualquier cosa es mejor que lo que le deparó a Xalapa la pésima administración a cargo de Elizabeth Morales es el sentir generalizado, esperándose que con Américo las cosas sean diferentes.

Esto, sin faltar una corriente de escepticismo en cuanto al desempeño y alcances de una administración que no por nueva deja de llevar a cuestas la carga negativa de la extracción priísta del alcalde en turno. De antemano se tiene por sabido que por muy buenas intenciones estas se ven limitadas por la formación partidista y el sometimiento a la autoridad y caprichos del que se dice manda en Veracruz.

Si corrupción, ineficacia y carencia de voluntad política para atender demandas crecientes, reales y sentidas de la población fue la constante a lo largo de los últimos tres años, no puede ignorarse que el PRI nunca llamó al orden a la alcaldesa y que el pésimo desempeño de ésta fue consentido y tolerado por el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, quien renglón aparte, tampoco ha dado muestras de apego y compromiso para con los xalapeños.

Dice la conseja popular que quien sirve a dos amos, con uno queda mal. De ahí que para salir avante, el alcalde tendrá que desenvolver todas sus dotes de alambrista para guardar un sano equilibrio entre sus compromisos partidistas de campaña y servirles a cabalidad a los contribuyentes que le pagan y esperan beneficios tangibles para el municipio…  ¿Podrá?

Luego es lógico el que la opinión pública se divida entre los que confían en el joven ex funcionario fidelista y los que dudan de la oferta de buen gobierno del joven Zúñiga. Sin faltar aquellos a los que ni les va ni les viene la crisis de identidad y atraso en que se debate nuestra ciudad y lo que, al respecto haga o deje de hacer la administración municipal.

Nadie es monedita de oro. Américo no tiene porqué ser la excepción. De su y desempeño eficaz depende el ganar aceptación por una mayoría ahora dolida y al borde del hartazgo. Y en ello deberíamos estar concientes para con talante crítico pero propositivo,  sumar y no dividir y restar, concediéndole el beneficio de la duda.

El alcalde recién desempacado viene ofreciendo las perlas de la virgen en su afán por rescatar confianza y credibilidad en beneficio de la autoridad que el representa, luego a el corresponde ponerle límite al beneficio que se le otorga en el plazo que considere prudente, así como en base a su desempeño al frente de la comuna,  en manos de la población está el refrendar o dar por terminado el maridaje.

Tiempo al tiempo sin bajar la guardia  y todos saldremos ganando. Xalapa merece y exige la contribución solidaria de sus habitantes, no todo viene de la administración municipal; la participación consecuente y responsable de la población  es condición para salir del bache. En ello va implícita la tarea de construir ciudadanía y a ello debemos avocarnos para nunca más votar a ciegas deslumbrados por los espejitos y abalorios que con recursos públicos obsequian candidatos a cambio del sufragio. Que la nefasta experiencia que toleramos dejando hacer y deshacer a Elizabeth Morales nos sirva de lección.

Hojas que se lleva el viento

Cancelada la Reforma Agraria surgida del movimiento armado y desmantelado el campo mexicano por los gobiernos neoliberales, ahora el Sr. Peña Nieto reitera a bombo y platillo el anuncio de un renovado y modernizador impulso a una reforma agraria sui generis sustentada en políticas públicas que nos remiten al porfiriato, privilegiando concentración de la tierra, productividad y competividad, sin el menor asomo de conocimiento de la realidad del agro mexicano y de la historia nacional. No debe extrañarnos entonces que ya se escuche el cabalgar de un Emiliano Zapata que vuelve por sus fueros en las tierras del sur de la patria.

-ooo-

Cada seis meses quien esto escribe cambia de aires, pasando una corta temporada en Yucatán y en cada ocasión Mérida su capital,  me recibe con enjundiosas mejorías que le permiten conservar su status como la ciudad más progresista del sur-sureste de México. En este mes de enero la ciudad blanca considerada internacionalmente como “De la paz”, celebra el 472 Aniversario de su fundación con nuevas obras de infraestructura urbana a la que Dulce María Sauri Riancho, ex gobernadora de la entidad, califica como “Los regalos para Mérida”. Y no es para menos, gobierno del estado, Ayuntamiento e iniciativa privada, en un año calendario  han proyectado y realizado diversas obras e inversiones de gran envergadura que, en mucho,  superan  los logros y anuncios fantasiosos de tres años de gobierno estatal y municipal en la capital veracruzana. Así se las gastan los yucatecos en un clima de colaboración, complementariedad, coordinación y eficacia de los tres órdenes de gobierno.- Cd. Caucel, Yucatán, enero 8 de 2014.

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