Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
Porque está en la jarocha naturaleza el privilegiar la política electoral, o más preciso, la electorera, y siempre bajo la amenaza de que teniendo más saliva Miguel Ángel Yunes Linares comería más pinole, la reforma electoral federal y su armonización jurídica en Veracruz desató la batahola al interior del PRI en la entidad.
Lo que no pasaba de escaramuzas mediáticas madrugadoras en torno a la sucesión del Dr. Javier Duarte en el 2016, es hoy una auténtica “rebelión en la granja”. El gobernador tiró la piedra y descompuso el cuadro.
Si bien dos años al frente del poder ejecutivo estatal bastan para el saqueo y recuperación con creces de lo invertido, y ello satisfaría la ambición de más de uno, no hay como un botín sexenal y, en torno a esta línea de especulación, se agita la gallera en un todos contra todos en las filas del tricolor, pasándose por alto la gravedad de política económica, política social y cochinero por limpiar en una administración pública estatal fallida.
La descomposición de forma y fondo es total. Para el primer priísta de Veracruz, así como a los agoreros trashumantes se les hace bolas el barniz. No se esperaban que de una simplona estrategia de distracción mediática llamada a atemperar evidencias, señalamientos y crítica, por cierto muy bien fundada, sobre la malograda economía veracruzana y sus repercusiones en los terrenos de lo social, se pasara a una verdadera rebelión interna que pone en riesgo la viabilidad en la entidad del triunfo anunciado del PRI en las elecciones federales intermedias.
Y esto último no porque la caricaturesca oposición de “izquierdas y derechas” que también lleva agua a su molino aprovechando río revuelto, reúna condiciones para disputarle el triunfo electoral al partido del gobernador; comprados como están para simular llevar las contras ni pueden ni quieren enfrentarse al que dicen manda en Veracruz. La derrota se sustentaría en su propia naturaleza, el PRI en la entidad no sabe ni conoce de navegar en las turbulentas aguas de la división, indisciplina y rebelión a su interior sin una mano fuerte que meciendo la cuna dicte la última palabra. Ni el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa ni Elizabeth Morales Domínguez, tienen tamaños para ello.
Eso sin contar el hecho ya irrefutable de que en la actual correlación de fuerzas políticas que domina a la entidad, es mayor la oposición social que una institucional apegada a las reglas inmutables de un régimen político de capa caída. El descontento y hartazgo que conlleva votos de castigo, también cuenta y cuenta mucho cuando en el espectro electoral institucional no hay nada de positivo que ofertar y sí mucho que apechugar frente a una sociedad cansada de lo mismo.
Más si se toma en consideración que en el ámbito nacional para el PRI el horno no está para bollos, enredado como está en seguirle el paso a las pretensiones privatizadoras y empobrecedoras de un presidente que no ve, no escucha el clamor del pueblo al que atropella.
Y mientras a lo largo y ancho de la entidad veracruzana clase política y columnas periodísticas se ahogan en un vaso de agua, ocupándose y preocupándose por el incierto futuro electoral o electorero, que se reduce a un simple rejuego de intereses espurios ajenos a lo que la sociedad demanda, Veracruz sigue deslizándose en el tobogán del deterioro económico y social. Recesión, desempleo, estancamiento productivo, capacidad instalada ociosa, devaluación del poder de compra del salario y contracción del consumo familiar, aunado a endeudamiento creciente, corrupción y ausencia de rumbo de una administración pública fallida, abonan a favor del desastre.
Mal momento para cumplir con la consigna superior de armonización cuanto antes de la legislación electoral estatal ajustándose al mandato federal, cuando ya la aspiración para lo que vendrá en el 2016, para muchos estaba desatada. Peor aún si con la prisa no se le supo tentar el agua a los camotes. Lo que debió haber sido frenando con oportunidad los madruguetes, es hoy rebelión en la granja tricolor. ¿Quién será el bueno que quiera y pueda poner orden en el corral ahora agitado?
¿Algún chamaco de la fidelidad con el respaldo del que ya no está, un senador madrugador? O será necesario un comisionado plenipotenciario con carta poder firmada por ya sabe usted quien.
Hojas que se lleva el viento
Las manecillas del reloj no se detienen. Los Juegos Centroamericanos y del Caribe están ya a la vuelta de la esquina. Ciudad digna y segura está por verse en las sedes designadas. No hay dinero dicen los alcaldes atosigados por deudas impagables; bursatilización de la hacienda municipal y saqueo les juega en contra mientras quienes les precedieran en el cargo, tan orondos y a otra cosa mariposa.
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