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Category Archives: Defensa del petróleo

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Si en Francia el “populismo” de centro derecha gano la elección presidencial en segunda vuelta, no es de extrañarse que en México pueda darse el caso de que sea el “populismo” de centro izquierda,  con Morena,  el que en el 2018 se levante con el triunfo.   

La gente, aquí y en una gran parte del mundo  ya no quiere más de lo mismo. El descontento y hartazgo popular frente a los partidos políticos tradicionales es más que evidente; trátese de institutos políticos de derecha, izquierda o centro, ya no se consideran opción viable en las expectativas electorales de las mayorías.

Esto quizá explique a mi juicio, el por qué entre más se insista en descalificar a Morena o a su líder moral, más crece la empatía y aceptación del partido de nuevo cuño, surgido del Movimiento de Regeneración Nacional que diera la pelea en contra de las llamadas “reformas estructurales” que auspiciaran la privatización del petróleo y la energía eléctrica, así como la pérdida de soberanía al abrírsele las puertas a las poderosas trasnacionales de los energéticos.

Fenómeno nuevo en el que el análisis tradicional sobre el curso de una elección, ya no tiene cabida. Factores decisorios como “estructura partidista”, “voto duro”, “imagen mediática de partidos y candidatos”, entre otros, quedaron atrás. Por primera vez en la historia de este país, es la gente con sus percepciones y su participación consecuente,  la que define el curso definitorio de un proceso electoral que desembocará con la elección del sucesor de Peña Nieto.

Muy cierto que la gente suele equivocarse. Son muchos decenios en los que se votara por proyectos partidistas contrarios al interés nacional, luego de sufragarse en favor de Morena y esta decisión resultara fallida, sería una equivocación más, con la salvedad de que ello contribuiría a elevar la conciencia política de los mexicanos. Y si al contrario, los resultados obtenidos por la opción “populista” de centro izquierda fueran positivos, por primera vez en muchos años se vislumbraría como viable el anhelado cambio que la gente exige, a la par que se fortalecería la participación popular y el ejercicio del derecho ciudadano a elegir lo que más convenga al interés de las mayorías.

La moneda está en el aire y, pese a  la alianza tácita de los partidos tradicionales en contra de la muy posible elección de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, todo indica que la gente está comparando y diferenciando la opción de Morena con la de años de simulación, corrupción, impunidad y secuestro de la democracia representativa por oscuros intereses de la partidocracia, en un régimen caduco soportado por el PRI, PAN y la llamada “morralla” partidista.

La gente está diciendo ¡Basta!, lo mismo en el Estado de México, Nayarit, Coahuila y sin duda Veracruz. Frente al más de lo mismo y a sabiendas de que al PRI o al PAN se les puede derrotar en las urnas, ve en Morena al “rayito de esperanza”. Nos guste o no, el “populismo” está tomando las calles.

Los mexicanos no somos tontos. Sabemos que en la vida política nacional la corrupción impune es denominador común, ningún partido político se salva de esta lacra y Morena no es la excepción, empero, hay de corrupción a corrupción y la gente lo valora tras ser del dominio público aquellos extremos a los que se llegara con auténticos saqueadores  emanados de las filas priístas, panistas y perredistas. La diferencia entre Morena y los partidos tradicionales es tal, que no deja lugar a dudas entre los electores potenciales. De entre lo pésimo, lo menos peor podría ser la respuesta como se confirmara en EE. UU con Trump, o en Francia con Emmanuel Macron, electo presidente por el voto del hartazgo el pasado domingo.

Que tanto pesará el voto ciudadano frente a la orquestada andanada del PRIAN desde Los Pinos, es la interrogante. De lo que sí podríamos estar seguros es que la guerra sucia como argucia electorera, desgasta ante la opinión pública a quienes la propician, revertiéndoseles. La sociedad ya es otra y la crisis de credibilidad en las instituciones y aparatos propagandísticos al servicio del statu Quo, se deja sentir hasta en los sectores políticamente más atrasados o menos informados.

Será el tiempo el que dicte la última palabra.

Hojas que se lleva el viento

Cerrar los ojos ante una realidad contundente, también es un derecho que hay no solo que tolerar sino respetar. Bienvenidos sean los senadores Yunes Landa y Yunes Zorrilla a una contienda que, en el 2018, se da de antemano perdida para el PRI.

Cd. Caucel, Yucatán, mayo 11 de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Los que saben del asunto de la guerra dicen que lo trascendente en toda conflagración bélica no es el ganar o perder una batalla sino ganar la guerra. Y si como dicen los conocedores del paño, “la guerra es la política por otros medios”, bien podría establecerse como válido que en la política electoral es quien gana la guerra y no una batalla el que a la larga se hace merecedor al triunfo.

Bajo esta lógica, y atendiendo que el pasado domingo se diera inicio formalmente a la carrera electoral que desembocará en las urnas el 4 de junio próximo con la elección de alcaldes en los 212 municipios veracruzanos, cabe considerar que el PAN-PRD y MORENA, los dos grandes contendientes a enfrentarse con relativo éxito, se encontrarán en la tesitura de ganar o perder una batalla en el largo camino de ganar la guerra.

Por ahora y en lo que toca a la vida política postduartista de la entidad, la alianza PRD superó a Morena ganando la batalla por la gubernatura de dos años, más no la guerra; debiendo refrendar su triunfo parcial en la batalla por las alcaldías veracruzanas como prolegómeno para la gran batalla del 2018.

Por su parte, MORENA estará en la obligación de ganar la batalla parcial en el presente proceso electoral si quiere aspirar al triunfo de la guerra en el 2018, alzándose con la gubernatura local y la presidencia de la república.

Siempre bajo este orden de ideas, habría que considerar si alguno de los dos grandes contendientes tiene conciencia plena del con que armas cuenta no para ganar batallas, sino de manera relevante para ganar la guerra no a nivel nacional que es otro cantar, sino en territorio veracruzano.

Y es que bajo mi punto de vista personal, bajo esta óptica habría que analizar los pros y contras en el abanico de posibilidades reales de ganar la contienda, más que en los actores que de manera destacada circunstancialmente en ella participan.

Para empezar, habría que partir de si ambas fuerzas electorales tienen en mente ganar la guerra o sólo contiendas parciales; no por la intencionalidad que en eso no hay duda, ambas aspiran a la sucesión del enterrador del PRI en la presidencia de México, pero los buenos deseos no bastan, se requiere algo más que buenas intenciones y es aquí en donde a mi juicio la alianza PAN-PRD en Veracruz está en desventaja frente a MORENA.

A la cabeza de dicho contubernio sui generis de intereses locales en el que el sol azteca va sobre la espalda del blanquiazul, se ubica al actual mini gobernador Yunes Linares, cuya visión de mediano y largo plazo es prácticamente nula al estar obsesionado más en atacar fantasmas del pasado que en gobernar con visión de futuro.

Al frente de las huestes azul-negro amarillas, no tiene nada que ofrecer a una sociedad ávida de cambios que positivamente pongan al alcance de los electores mejores condiciones de vida material, política y social. No existe, cuando menos en el discurso, un proyecto-programa de acción que apunte al mediano y largo plazo; el quehacer político se reduce a una coyuntura inmediatista en el que el objetivo último es borrar del mapa a las corrientes fidelistas y duartistas enquistadas en la administración pública estatal y municipal. Ya mañana Dios dirá.

Por el contrario, MORENA –siempre a la luz del discurso- tiene más claro que el objetivo último es ganar la guerra y no solamente batallas aisladas; ofertando al electorado lo mismo hipotéticas respuestas a la coyuntura que se vive en Veracruz que expectativas, más o menos viables de florecer, plasmadas en un nuevo proyecto de nación enmarcado por un escenario internacional fuente permanente de incertidumbre, descontento y hartazgo ciudadano; vinculando el sentir popular frente a un gobierno local transitorio, “zombi” con poco dinero en efectivo y mucha deuda e incapaz de auspiciar crecimiento y desarrollo, con el pésimo gobierno priísta de Peña Nieto que lastima lo mismo inteligencia que el bolsillo de las mayorías.

Líneas arriba insisto en que mi apreciación se sustenta en el discurso-mensaje político electoral. Los hechos concretos están aún por verse en el marco de la terca realidad, toda vez que depende en mucho el que MORENA sepa capitalizar a su favor la batalla del 2017, aglutinando a la mayoría electoral en torno a democracia e inclusión en su base militante y corriente de simpatizantes para convencer a los indecisos; implicando esto el mayor esfuerzo por seleccionar a los mejores candidatos con amplia aceptación a las gubernaturas edilicias. Y aquí es donde, a mi juicio, la marrana tuerce el rabo, cuando el discurso no se hace acompañar por una praxis congruente y consecuente menospreciando a las bases y pragmáticamente recurriendo a prácticas antidemocráticas y antipopulares presuntamente superadas, dejando en manos de Andrés Manuel López Obrador la última palabra, cuando es evidente que este desconoce antecedentes, probada militancia y nivel de compromiso para con el partido y ciudadanía de la mayoría de los que -dejándose llevar por lo que la dirigencia estatal recomienda-,  con su dedo señale como precandidatos y candidatos en su momento a contender por las alcaldías.

En las filas de MORENA ni están todos los que son ni son todos los que están, dejando abierta la puerta de acceso a oportunistas de toda laya como le consta a los veracruzanos, y en ello debe poner atención tanto el líder moral del partido-movimiento como la dirigencia nacional, evitando lastimar a una militancia auténtica que a brazo partido se ha rajado el cuero acompañando a López Obrador en la lucha por la soberanía nacional y defensa del petróleo desde el 2006.

Mostrar el músculo, evidenciando la fortaleza de MORENA frente a la alianza PAN-PRD como gobierno local,  como se observara el pasado domingo en la capital veracruzana, no basta si el objetivo último es ganar la guerra. Por si no lo sabe Andrés Manuel, un buen de veracruzanos ya aprendió a leer entre líneas; cansados y agotados están de más de lo mismo y este malestar se inicia y concreta a partir de los gobiernos municipales.

Ganar una batalla a cualquier precio puede significar el perder la guerra.

Hojas que se lleva el viento

En plena incertidumbre y a goteo las arcas públicas en materia de convenios de comunicación y propaganda, la mayoría de la prensa veracruzana añorando el pasado da palos de ciego en torno a la vida política de la entidad; aspirando entre sueños al retorno a un pasado que Yunes Linares pretende sepultar. Solo así se explica que el cada vez más estrecho círculo priísta siga figurando de manera relevante en notas de prensa y columnas políticas, dándole más importancia que la que en la realidad tiene o pretende tener. Situación inercial que habrá de reflejarse durante el Foro “Medios de comunicación, comunicadores, libertad de expresión y derecho a la información”, que se realizará los días 13 y 14 de febrero en las instalaciones del Congreso del Estado y convocado por Instituciones de educación superior, públicas y privadas de la entidad.

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Si el gobernador veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares no alcanzó su propósito de “cimbrar a México”, Andrés Manuel lo logró con creces con tres magnas concentraciones en Michoacán, Estado de México y Veracruz en las que se ratificara el “Acuerdo político de unidad por la prosperidad del pueblo y el renacimiento de México”. Confirmándose la amplia ventaja del tabasqueño rumbo al 2018 y un PRI que se desdibuja en el escenario nacional.

Y a propósito de Don Miguel Ángel, ni la burla perdona al afirmar que la prioridad de su administración es “Combatir la pobreza y el rezago social… por lo que se mejorará la calidad de vida de un millón de familias en materia de alimentación, salud, vivienda, educación y bienestar”. Ni dinero ni tiempo, tampoco claridad respecto a lo que en Veracruz representa pobreza y desigualdad, pero sí tremendismo mediático de un triunfalismo sin sustento. Javier Duarte al inicio de su mandato afirmó lo mismo, sólo que con mayor modestia, pues sólo se comprometió a reducir la pobreza en un 50%.

Xalapa, Ver., febrero 8 de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Pasada la euforia de las fiestas decembrinas y el consabido e irracional consumismo que, con pretexto de éstas,  domina a una gran parte de la población, el retorno a una realidad en la que habrá que trepar la llamada cuesta de enero ahora marcada por el alza de precios de las gasolinas, el gas LP y  la electricidad.

Reencontrarse con la realidad, nada fácil para las mayorías empobrecidas en las que hoy por hoy se ubican segmentos importantes de las clases medias que ven menguadas sus posibilidades de ascenso económico y social.

Y aún hay más. El alza generalizada de los energéticos, sumado a la devaluación de un peso que se sostiene con alfileres, traerá consigo una auténtica cascada de incrementos en los precios de todo tipo de bienes de consumo y servicios públicos, elevándose la espiral inflacionaria a niveles no previstos por los aprendices de brujo que rodean al presidente fallido. Con tiempo lo advirtió el Sr. Cartens y no fue escuchado, hoy se entiende el porqué de su renuncia anunciada.

Lo destacable es que en tanto se desliza a la baja la capacidad de compra de los ingresos de los trabajadores que sostienen la planta productiva nacional, el salario en México  no se incrementa en la proporción deseada, estrechándose el mercado interno y, por ende, el consumo de bienes y servicios que hace posible el crecimiento de una economía hoy por hoy estancada y con visos de recesión.

Escenario éste nada optimista al que la política-política da la espalda. Encapsulada dentro de los límites de la pugna electoral en la que la búsqueda del poder por el poder mismo es la constante, el sentir y el pensar de las mayorías le tiene sin cuidado. Y, por si fuera poco, rechazando el poner las barbas en remojo, se mantiene ajena a un entorno internacional hostil cuyas amenazas están a la vuelta de la esquina.

Siendo más que evidente la ampliación de la brecha entre el quehacer político de la élite gobernante y una población castigada y ofendida. El rechazo social crece y amenaza con salirse de cauce.

Partidos políticos y sus conspicuos personeros, sin más interés que llevar agua a su molino, arrastran consigo a los medios de comunicación, privilegiando en su orden de prioridades el tema electoral, desentendiéndose de lo verdaderamente relevante para el pueblo de México.  Hacedores de un marco legal propicio lo mismo para la entrega del patrimonio nacional a trasnacionales extranjeras que para acumular sobre las espaldas de  la población el costo de corrupción, desaciertos y traiciones, lejos de frenar políticas públicas que atentan contra la mayoría del pueblo empobreciéndolo y privándole de expectativas de progreso, se pierden en estériles dimes y diretes pretendiendo convencer en los tendidos que el de enfrente es el culpable del desaguisado.

Y generalizo, porque ningún partido político se salva. Incluso Morena, de nueva creación, preocupado y ocupado en el tema electoral con vías a los comicios que tendrán lugar en el presente año y la elección presidencial en el 2018, ocupa lo mismo la tribuna en el  Congreso que la plaza pública para capitalizar en provecho propio los entuertos de un gobierno fallido de origen;  proponiendo un programa sin programa que en sus alcances retóricos no conduce a nada.

En su momento lo señalamos. Cuando Morena deja de ser movimiento social para transformarse en partido político, en ese momento tácitamente acepta jugar con las canicas y bajo las reglas de sus dueños, sumándose a la partidocracia corrupta y ajena a la voluntad popular. Hoy nuestra percepción se confirma, Morena con el reformismo limitado de Andrés Manuel López como bandera, concentra su quehacer en las lides electoreras, alejándose de las demandas insatisfechas de un pueblo que resistiendo a los embates neoliberales, exige cambio de rumbo y destino. Traicionándose a sí mismo y a sus seguidores, Morena se niega a sí mismo como opción de cambio sumándose al más de lo mismo dando la espalda a millones de mexicanos que, en cada vez mayor número, transitan en la búsqueda de otras opciones no electorales, otras visiones y otros paradigmas  como respuesta y solución a una problemática nacional hoy empantanada.

Que mayor prueba de ello que el exabrupto de López Obrador, considerando que las propuestas del Congreso Nacional Indígena y el EZLN dividen el voto de la izquierda. Incapacidad para interpretar el sentir y el pensar de los otros en una sociedad plural,  o soberbia al considerar que la única opción válida para la izquierda es la electoral y,  por lo consiguiente,  Andrés Manuel es el llamado por la providencia para dirigir los destinos de la nación.

No hay diferencia. Las formas exhiben un nebuloso fondo que a todos los partidos políticos en México iguala; poniéndose en evidencia la necesidad de un cambio estructural del Estado-nación; un nuevo pacto social  que con visión de futuro  responda a las necesidades de un país que con más de ciento veinte millones de habitantes,  ya no es el mismo que surgido de la Revolución Mexicana en su momento se diera la Constitución de 1917.

Justicia social y democracia representativa auténtica, es el llamado de las campanas al vuelo. Ni con los mismos ni más de lo mismo, es la rúbrica.

Hojas que se lleva el viento

Resuelto el tema de la carga financiera de diciembre, la administración pública veracruzana acusa un respiro. Empero no todo marcha como miel sobre hojuelas, la crisis que ahora deberá enfrentar el mini gobierno de alternancia es política. El descontento social generado por el “gasolinazo” está creciendo dando marco al proceso ya iniciado de la elección municipal de 2017. PRI, PAN y PRD tendrán que asumir el costo electoral de la reforma energética de Peña. Circunstancia que abre espacios a Morena,  adversario a vencer  por la alianza tácita de los partidos políticos signatarios del llamado “Pacto por México”.

Prueba de fuego para el Sr. Yunes Linares. También lo prometido es deuda. Sin dinero y tiempo suficientes para legitimarse cumpliendo con su oferta de campaña tendrá que navegar contra la corriente en un escenario nacional adverso, a la par que en el corto plazo tendrá que someter su proyecto de gobierno a los avatares de un proceso electoral cuyos resultados se le niegan. Si llegó a la gubernatura capitalizando hartazgo social, éste último hoy por hoy lo mismo rechaza al PRI que al PAN gracias a Peña Nieto y su gasolinazo.

P.D.

Va un abrazo solidario para nuestro amigo y distinguido periodista Marco Antonio Aguirre Rodríguez, “regañado” por el gobernador Yunes Linares en el Día del Periodista” por expresar su oportuna y documentada opinión.

Cd. Caucel, Yucatán. Enero 4 de 2017.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Bueno, parece que no sólo al gobernador de Veracruz le interesa y urge desviar la atención en los tendidos, poniendo en primer termino el desbarajuste electoral por sobre los problemas de fondo que acusa la entidad. También el gobierno federal hace lo propio, ahora con el falso debate mediático de la legalización de la marihuana a partir del amparo que concediera la SCJN a cuatro individuos de una organización de la sociedad civil, quitándole presión en la opinión pública a temas torales del país, como el económico, la movilización magisterial, el affaire no resuelto de Ayotzinapa o la violencia criminal que, como la humedad, se cuela y extiende a lo largo y ancho del territorio nacional.

Cortinas de humo que, al parecer, tanto a Javier Duarte, en su caso, como al Sr. Peña les vienen como anillo al dedo para cerrar el año con el menor número de tropiezos en el imaginario colectivo.

Deuda pública y corrupción impone como corolario, pasan a segundo término en Veracruz, tocándole en suerte al presidente del CDE del PRI el ser el patiño a modo, lo mismo con su “misoginia” que con su orquestado cosquilleo mediático en los ijares de los senadores Yunes Zorrilla y Yunes Landa. No sólo la prensa oficialista, también la independiente y crítica, se han ido con la finta electoral aceptando sin remilgos que el problema de Veracruz es de liquidez de una administración pública quebrada y, por tanto prácticamente insoluble y ya demasiado manoseado, y no económico como lo pusiera sobre la mesa Javier Duarte, cuando la realidad real apunta en contrario, agudizándose la crisis en el aparato productivo estatal que va de la mano con un deterioro social en crescendo.

Para el caso del Sr. Peña, por lo consiguiente. La presión de la percepción social que se refleja en un bajo nivel de aceptación del presidente, se alimenta a partir de dos temas sustantivos, el estancamiento económico y como corolario el tropiezo de las finanzas públicas, así como la inseguridad fruto de un incremento no aceptado oficialmente del accionar de la delincuencia organizada. A estos temas se agrega en lo específico el enredo de la fuga del “chapo”, el conflicto magisterial y el affaire Ayotzinapa, anidados en el imaginario colectivo e interpretado como falta de capacidad, eficacia y transparencia en el quehacer gubernamental.

Sin perder de vista que para algunos sectores mejor informados, el deterioro creciente de la industria petrolera y eléctrica nacionales, perdiendo peso específico en la conformación del presupuesto federal, acompañado de la ya imparable devaluación del peso, se considera en el ámbito de la percepción ciudadana como un fracaso de Peña Nieto en la implementación de las llamadas “reformas estructurales” como instrumentos para reactivar la economía.

De ahí que el colocar el falso debate sobre la misoginia de un político de medio pelo o legalización de la marihuana como temas de la mayor relevancia, habría que considerarles como un éxito tan coyuntural como efímero en las estrategias mediáticas tanto de Duarte como del Sr. Peña. La salida casi inmediata del secretario de gobernación, abriendo las puertas al debate en el marco previo a la cobertura informativa con motivo de la visita de Raúl Castro a México, o las declaraciones en tratándose de Veracruz de la secretaria general del CEN del PRI, Carolina Monroy y el correspondiente bombardeo mediático sobre estos temas, así lo confirman.

Lo destacable del caso es que por sobre la coyuntura cortoplacista, la terca realidad tiende a imponerse. A una cortina de humo casi de inmediato hay que sobreponerle otra sin que pueda ocultarse del todo la problemática estructural del país. Más allá de lo mediático, la percepción colectiva no quita el dedo en los renglones de que le son vitales y de atención cotidiana, como el desempleo, la desigualdad, la pobreza y y la seguridad individual y comunitaria agravados por los efectos de la crisis globalizada.

Lo grave es que ni la problemática de Veracruz ni la que acusa México en su conjunto, se resuelve mediáticamente, posponiéndose el tomar el toro por los cuernos con estrategias viables y políticas públicas para enderezar el rumbo perdido. Tanto Peña como Duarte se han atado a sí mismos las manos estando imposibilitados para cambiar de caballo a mitad del río, cediéndole terreno a la terca realidad que se les opone.

Luego tal similitud coyuntural de tesituras, no es de dudarse configuren el tejido de la misma sábana con la que ambos, Peña y Duarte, se cubren para en el caso Veracruz dejar hacer dejar pasar hasta donde el tiempo y los veracruzanos aguanten. De otra manera para quien esto escribe, opinador que no periodista, desde endenantes el gobierno federal hubiera llamado a cuentas al gobernador fallido. Y esto no sucede por más evidente que sea el agrio divorcio entre Javier Duarte, la realidad real y el hartazgo de sus gobernados.

Hojas que se lleva el viento

Con dinero, acarreos y resoplidos se intenta revivir a la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos (CNC) para que el PRI pueda recuperar el voto duro en la zona rural. Vano intento, para hombres y mujeres en el agro veracruzano no viendo lo duro sino lo tupido con el abandono que padecen desde hace más de tres décadas, ni confían en dirigentes de oropel ni esperan que por la vía electoral se resuelva la compleja problemática de la producción agropecuaria, forestal y pesquera que aqueja a la entidad. Dicen que el campesino es medio tonto, pero no. Sabe bien distinguir entre liderazgos auténticos y dirigencias espurias surgidas del terreno de los explotadores de siempre.

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Javier Duarte ya no tiene la fuerza de endenantes para someter, cooptar o comprar y manipular a los partidos que se oponen al PRI y sus señalados satélites, de ahí que ya se de como un hecho la alianza electoral entre el PAN y el PRD en Veracruz, contando con la venia de sus respectivas dirigencias nacionales como una opción viable de alternancia en la gubernatura de la entidad. Alianza que se construye al margen de identidades ideológicas y sobre el supuesto pragmático de que a partir del hartazgo social el número de votos por alcanzar en el 2016 será suficiente para vencer la estructura facciosa y estrategia al tricolor. Falso supuesto, el electorado hoy día está más despierto y para el imaginario colectivo PAN y PRD se sumaron al PRI en el llamado pacto por México, entregando la industria petrolera y eléctrica al capital internacional con la reforma energética. Los veracruzanos tampoco olvidan el papel jugado por estos partidos en la aprobación del criminal endeudamiento aprobado en el congreso local. Del plato a la boca suele caerse la sopa y otra alianza, más congruente y comprometida podría dar la sorpresa. Al tiempo.

Xalapa, Ver., 08/11/2015

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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

Reflexión coyuntural: En la política la fidelidad tiene un altísimo costo personal y colectivo. Veracruz lo está viviendo en carne propia.

Metiendo baza en la telaraña de especulaciones y adivinanzas en torno a la sucesión del Sr. Duarte de Ochoa en el 2016, en mi maquinazo anterior ( La sucesión. Especular es el juego)  consideré como determinante, en la designación de candidato viable, el mayor o menor acercamiento y compromiso con el proyecto neoliberal que en el país impulsa el Sr. Peña Nieto. Esto referido a los partidos signatarios del llamado “Pacto por México” y en específico al PRI y al PAN, e implícitamente aunque no se mencionan, a los satelites subordinados. 

Uno de mis contados lectores, me hace la observación de que en la contienda también cuenta la participación  de la autollamada izquierda. en el juego electoral, luego no se puede ignorar.  

Indudablemente tiene razón, no obstante, mi apreciación gira en torno a los “adelantados” que, de motu propio se han lanzado al ruedo  o bien, mediáticamente señalados como aspirantes a la minigubernatura de 2 años. Y entre estos, aún no figura ningún “madrugador” que pudiere ser respaldado por los partidos de la izquierda electoral. En la inteligencia de que el PRD no entraría en esta denominación, ya que se auto descalifica en tanto se ha alineado a la derecha con el proyecto neoliberal peñista. 

Por lo que, a mi juicio, estaríamos refiriéndonos a Morena, Movimiento Ciudadano y, si acaso, al Partido del Trabajo -en vías de perder su registro-. Institutos políticos que aún no dan color sobre la posibilidad o no de una alianza formal o de facto,  nominando a un candidato único, o si se inclinan con ir solos a la elección como en su momento lo ha considerado Andrés Manuel López Obrador. 

Guardando un mínimo de congruencia, tanto Morena como Movimiento ciudadano, ambos opositores al proyecto trasexenal de Peña Nieto, solos o en alianza, en su momento tendrían que optar por un candidato afín a su carácter opositor. No sin antes sopesar que la única forma de competir con relativo éxito en la contienda, es mediante una alianza táctica en el 2016 con vías a otra, de carácter estratégico y a nivel nacional con vías a la sucesión presidencial en el 2018.  

En el marco de este supuesto, nadie de la llamada izquierda tempraneramente ha dicho esta boca es mía, independientemente de si aspiran o no a competir por la candidatura al gobierno de Veracruz. Empero, si de especular se trata,  mediáticamente se ha insinuado que la diputada federal electa por el Distrito de Coatzacoalcos, Rocío Nahle García, podría ser nominada por Morena, habida cuenta no solo de su cercanía con Andrés Manuel, sino también por su destacado papel en el Movimiento que encabezado por  el tabasqueño se aplicó en la defensa del petróleo y Soberanía Nacional en contra del proyecto privatizador que, como “reforma energética estructural”, aprobara por mayoriteo el Congreso de la Unión.

Norma Rocío Nahle García, Ingeniero Químico con especialidad en Petroquímica. y con un amplio currículum tanto en el tema energético como en el campo de la lucha social que le respalda, por acuerdo del grupo parlamentario de su partido, coordinará la bancada lopezobradorista en la LXIII Legislatura.

Cabe señalar que la diputada electa también mantiene una estrecha relación de amistad y compañerismo con la dirigencia nacional tanto de de Movimiento Ciudadano como del PT. Lo que le coloca en la tesitura de aspirar a la candidatura común de una posible alianza, aunque por ahora lejana, Morena-MC.

Fuera de Norma Rocío Nahale García, no se vislumbra en Veracruz otro personaje con tamaños suficientes para dar la pelea en contra del proyecto neoliberal, privatizador y empobrecedor de Peña Nieto y los partidos que le respaldan. Si así se dieran las cosas, la ingeniero participaría en un proceso polarizado en el que estaría en juego el destino próximo de un Veracruz que exige rescate y nuevo rumbo.

¿Qué tanto pese en la contienda veracruzana el peso específico del liderazgo social y político de López Obrador, para que la presumiblemente candidata al gobierno de dos años, competitivamente pueda dar paso a la alternancia? Eso estaría por verse, empero no hay que echar en saco roto que los veracruzanos ya no quieren más queso, sino salir –literalmente- de la ratonera.

Igual cabría la misma pregunta, referida a Dante Delgado y en relación a Movimiento Ciudadano, si capitalizando la experiencia recien vivida en Jalisco, se aplica con seriedad, coherencia y congruencia en la entidad veracruzana.

Los plazos se acortan y los aspirantes del PRI a diferencia de Nahale García, ya llevan un largo camino andado. El tiempo nos dirá si la o los candidatos de la izquierda electoral acortan la distancia.

Por lo pronto no se puede ignorar que el propio Peña Nieto ya deslindo el campo electoral: neoliberalismo a ultranza, o “la amenaza que representa el populismo”, en referencia a López Obrador, Morena un nuevo proyecto de Nación.

Este deslinde, a mi juicio, sería el marco de referencia para la contienda del 2016 y 2018 entre el PRI-AN y la autollamada izquierda electoral. Lo mismo podría decirse para la masa nacional y estatal de electores que, por ahora, solo jugando el papel de mirones de palo tiene ante sí la disyuntiva del más de lo mismo o correr el riesgo de un auténtico cambio de rumbo.

Como tampoco se puede ignorar que las circunstancias coyunturales modifican todo escenario previsible. De la semana anterior al día de hoy, con la amplia repercusión nacional e internacional de ejecución de 5 jóvenes en la ciudad de México, entre los que se encuentra un reportero grafico, así como una activista de la Universidad Veracruzana, los nomios actúan de manera determinante en contra del partido gobernante, vetando, de facto, toda posibilidad de que el gobernador Duarte de Ochoa pueda influir en su sucesión.

Quiero dejar constancia de que se especula en torno a la designación de candidatos, la elección de gobernador es otro cantar y la decisión última residirá en el Poder Judicial de la Federación.

Hojas que se lleva el viento

Sin proponérselo, el legítimo movimiento de indignación pública, solidaridad, protesta y exigencia de justicia en torno al asesinato del periodista Rubén Espinosa, la activista de la UV, Nadia Vera y 3 mujeres más, contribuyen como un distractor que aleja a la población del interés por los problemas torales de orden económico, financiero y de deterioro del tejidos social, que tienen postrada a la entidad. El peso del bombardeo de la prensa nacional e internacional se deja sentir con toda intensidad, reflejando la pérdida de aceptación y confianza en las autoridades. El ya basta de periodistas y activistas asesinados, se generaliza alimentando la sensación de inseguridad y actuando como catalizador del descontento y hartazgo social.

Sea cual fuere el resultado de la investigación y sanción a quien o quienes resulten responsables del artero crimen, lo cierto es que en el imaginario colectivo la percepción tiene peso y consecuencias políticas. El que pega primero pega dos veces y, en este penoso y condenable suceso, en Veracruz las redes sociales llevan ventaja exhibiendo la autocensura en la mayoría de la prensa estatal, en detrimento de la credibilidad en autoridades y medios locales de comunicación. El gobernador veracruzano está en la picota pública nacional e internacional y el silencio pagado no es su mejor defensa.

Desde estas líneas nuestra solidaridad con el gremio periodístico y nuestro sentido pésame a familiares y amigos cercanos de Rubén Espinoza y Nadia Vera, haciendo votos porque de una vez por todas se frene el clima de violencia y atentados contra la libertad de expresión que se deja sentir sobre comunicadores, activistas y líderes sociales veracruzanos.- Xalapa, Ver., agosto 5 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce
«Lo más seguro es que quien sabe…» Sabiduría popular

La imagen del México de hoy que se ofrece tanto en el orden interno como en el exterior, se ilustra con pinceladas mediáticas en las que se reflejan lo mismo hechos objetivos irrefutables, que percepciones subjetivas de una agobiante realidad de un país sin rumbo ni brújula.

Lo objetivo y lo subjetivo se entrelazan y se retroalimentan, mostrando una realidad única que para unos guarda tintes de optimismo y de esperanza en tanto que para otros, los más, lo que domina es un pesimismo justificado e incertidumbre ante un futuro incierto que, ofreciendo más de lo mismo, apunta a un desastre.

En un país plural, con altos índices de desigualdad, cada quien ve lo que quiere ver, según le va en la feria. Lo mismo trátese de quienes teniendo todo, o aspiran a tenerlo, que quien no tiene nada, salvo una mísera existencia, pasando por una clase media, ya no tan media y en proceso constante de empobrecimiento, cuyas expectativas de un futuro próspero se antojan canceladas.

Y en este marco referencial, en el que lo objetivo del diario acontecer nacional fortalece la visión subjetiva de la realidad real que alimenta al imaginario colectivo, la llamada clase política vela armas ante la contienda electoral en puerta, bordando al margen de una realidad que no ve, no entiende, o considera irrelevante para sus propósitos y objetivos cortoplacistas.

La mayoría de medios de comunicación masiva, se hacen eco de este ignorar de la realidad, lo mismo de la objetiva que la subjetiva que anida en la percepción de los presuntos votantes. Privilegiando lo accesorio y circunstancial del momento por sobre lo sustantivo de un país en crisis cuya salida no descansa precisamente en las urnas.

Tan es así, que al actual proceso electoral se le ubica en un contexto históricamente superado, sin aceptar que el México de hoy ya no es el mismo en el que se pretende aplicar rancias estrategias electorales que si bien dieran resultados en el pasado, en el presente carecen de agarraderas. La población sobre la que operan los partidos políticos es otra; mejor informada, más participativa y más consciente, hoy la población sabe a ciencia cierta lo que significa confiar o no confiar en su llamada clase política.

Y en este saber colectivo, es más que evidente que los partidos políticos ya no cuentan con credibilidad, confianza, legitimidad y beneficio de la duda. Como también carecen de una estructura orgánica que pueda con eficacia revertir en el corto plazo lo que con deshonestidad intelectual, corrupción impune y descarado cinismo cada partido político ha construido para ganarse la animadversión del electorado.

De ahí que cabe preguntarse entonces si en este nuevo e inédito escenario, los partidos políticos de espaldas al sentir de la gente, podrán ser competitivos sin recurrir a la compra de votos y dignidades.

El Instituto Nacional Electoral (INE), se anticipa asegurando que en el peor de los escenarios, bastaría con que un partido político se levantara con el 5% de la votación total para ser declarado ganador. Y a eso le apuesta la llamada clase política. La elección sería legal, pero como siempre careciendo de legitimidad democrática; de ahí que en los círculos políticos la crisis nacional lo mismo en lo económico que en lo social, vale madre en tanto no interfiera con el proceso electoral.

En este orden de ideas, cabe preguntarse también si bajo este esquema de inmoralidad política, en el que la legitimidad lo mismo que el sentir de las mayorías pasa a segundo término, vale la pena el preocuparse u ocuparse en elegir a un diputado federal.

Así como también obligado es preguntarse para qué sirve un diputado federal en el régimen presidencialista, si no es más que para levantar el dedo aprobando lo que en principio lesiona el interés más general de la nación. El desempeño de los actuales diputados en el Congreso de la Unión, atentando contra el patrimonio de todos los mexicanos, nos da la respuesta.

Y si bien existen honrosas excepciones que levantaran más que el dedo la voz, en contra de las iniciativas presidenciales, estas voces son contadas y los resultados obtenidos del discurso opositor son irrelevantes, como irrelevante es la gestión de un diputado para que se pavimente una calle o se instale una farola cuando en lo sustantivo no cumple con su encargo.

Luego, para que queremos diputados, si la representación popular está secuestrada por una partidocracia oportunista, corrupta, impune e insensible, que no quiere, no puede, o no le interesa el cómo salir de una crisis de Estado que hoy por hoy no tiene más salida que el dejar hacer, dejar pasar, hasta que reviente por el hilo más delgado.

Hojas que se lleva el viento

Imprevisión, improvisación, y palos de ciego frente a la crisis globalizada y la que en lo específico vive el Estado mexicano, parecen ser las variables que sustentan la errática política energética de la actual administración pública federal. Sólo así se explica el que en un escenario internacional negativo para la mezcla mexicana de crudo, se privilegie el mercado externo por sobre el mercado interno de los energéticos que mueven al país. Persistiéndose en vender barata la materia prima e importar caro y en dólares, gasolinas y gas industrial y doméstico, dañando lo mismo a la industria, el transporte y distribución de mercancías, que a la economía familiar.

Petróleo crudo barato para el exterior y combustibles caros para el consumo nacional, es la tónica que nos receta el “hombre del presidente” desde la Secretaría de Hacienda.

Y en este marco de lo absurdo, el Sr. Peña Nieto desde Oaxaca afirma que en el presente año se verán los resultados positivos de la llamada reforma estructural energética, sin parar mientes en que lo que el país requiere son refinerías que generen nuevos empleos y combustibles a precio accesible para consumidor final y no ventas de garaje de nuestra materia prima básica.

Lo verdaderamente grave de este absurdo proceder, es que en una economía petrolizada como la de México, el bien estratégico de la nación sea administrado bajo una óptica de improvisación y saqueo en nombre de un modelo de desarrollo del país que para el Sr. Peña es el idóneo para “mover a México”.

Muere un periodista, grande entre los grandes. Descanse en paz Julio Scherer.-

Cd. Caucel, Yuc., enero 7 de 2015

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

Qué más quisiéramos que el llamado presidencial a la unidad y no a la división frente a la adversidad, que con motivo de la Navidad se trasmitiera por Cadena Nacional, fuera semilla depositada en tierra fértil.

Seguramente nadie desea que el nuevo año por iniciar dé cabida a más sobresaltos e incertidumbre en una sociedad que lastimada y ofendida, a lo largo de 2014 sufriera los embates de la penuria económica y tragedia social.

Empero, la realidad real se impone por sobre los buenos deseos. Negros nubarrones en el horizonte inmediato, anuncian para el país, antes que un clima de seguridad, certidumbre, bonanza y paz social, más de lo mismo; estado de cosas lamentable pero real y jalonado tanto por lo negativo del entorno global externo como por la incapacidad gubernamental para dar respuestas satisfactorias a la crisis que se vive.

El horizonte a la vista es de “desastre”, afirma el ex canciller Jorge Castañeda.

Y no hay elementos que permitan otear algo diferente en tanto el régimen político no esté dispuesto a cambiar para bien, abriendo paso a la transparencia, rendición de cuentas y una actitud autocrítica para reconocer que algo de extrema gravedad sí pasa en el México real.

Dos percepciones provenientes de espacios diferentes y distantes, hablan de la profundidad de la crisis. Por un lado la previsión del Banco de México para el 2015, advirtiendo que “…la rentabilidad de los proyectos derivados de la reforma energética podría reducirse por la caída de los precios internacionales del petróleo y con ello afectar el desempeño de la economía nacional”, en tanto que para el politólogo John M. Ackerman” (La Jornada), “…en lugar de levantar la cabeza y mirar a la musa de la historia en los ojos, los políticos se hunden en sus mentiras y lanzan desesperadas patadas de ahogado. Evidenciando una cultura política autoritaria y atrasada… ”.

Expresiones similares con más dejo de pesimismo que justificado optimismo, difundidas por diversos medios de comunicación, dejan constancia en la percepción colectiva de que el 2014 es un año perdido en el proceso de recuperación económica y fortalecimiento de la vida en democracia. Con este antecedente, el 2015 no será tan halagüeño ni esperanzador como es deseable.

Ausencia de autocrítica

El Sr. Peña si bien al parecer es consciente de que se enfrenta a una población dividida y polarizada y de ahí su llamado a la unidad, no acepta que su gobierno ha sido el principal factor de división y encono; al pretender imponer el pensamiento único en torno a la presunta panacea pomposamente llamada “reformas estructurales”, así como el no asumir la responsabilidad de la administración pública en sus tres órdenes de gobierno, de proporcionar seguridad y certidumbre así como expectativas reales de progreso a la sociedad.

Sin talante autocrítico e ignorando a la realidad real que se le opone, el llamado del Sr. Peña Nieto lejos de trasmitir confianza, expresa derrotismo. Incapacidad de un régimen político rebasado por la dinámica no prevista, tanto de la inercia de la llamada clase política que se niega a cambiar, como de la resistencia social que está diciendo basta al autoritarismo con el que, sin consulta previa ni amplio consenso, se pretende imponer un rumbo al país que por principio es rechazado por las mayorías.

El derrumbe de los precios del petróleo en lo externo, así como la merma en la producción nacional de hidrocarburos, sumado al deterioro creciente de un tejido social en ebullición, bastarían para percibir desde la cúpula del poder en México que el horno no está para bollos; que no basta con “llamadas a misa” para tranquilizar el cotarro y que la unidad se construye en el día a día y no se impone por decreto. No pasa nada, se insiste, prestando oídos sordos al clamor nacional.

Pretender seguir con la estrategia de tapar el sol con un dedo, ignorando que la sociedad mexicana hoy es otra, más participativa y mejor informada, pero también consciente de la necesidad de cambio, es evidente que no es el camino. No se puede construir unidad y consenso con simulación y mentira como pretende el Sr. Peña Nieto, quien con conocimiento de causa tanto en el discurso como en los hechos, evade lo sustantivo refugiándose en la presunción de vigencia plena de un estado de derecho hoy conculcado.

Al hueco discurso, las mayorías motivadas por descontento, indignación y hartazgo responden con un contundente: ¡Ni un voto al PRI!, identificando a este partido político con el desastre anunciado.

-ooo-

Ya desde las postrimerías del 2012, se advertía de la percepción creciente de una crisis del régimen político y en lo específico del subsistema de partidos políticos, que tendía a profundizarse tocando fondo, habiendo perdido credibilidad y confianza. El llamado “Pacto por México” y la puesta en venta del patrimonio de la nación lo vino a confirmar.

Hoy día, la realidad supera a la percepción, expresándose el deterioro del régimen y la pérdida de confianza en las instituciones republicanas como reflejo de una crisis de Estado que la clase política a todos los niveles se niega a reconocer.

Igual se percibía que el escenario político post electoral no era nada propicio para que el Sr. Peña Nieto impusiera la continuidad y profundización del modelo neoliberal adoptado por el país desde los tiempos de Miguel de la Madrid. Montado en su macho, ya como presidente impuso la aprobación de reformas legales encaminadas a materializar las llamadas reformas estructurales, obteniendo rechazo y división de la sociedad, polarizándole.

El destape de la cloaca a partir del crimen de Iguala, exhibiendo horror, corrupción, impunidad, cinismo y desparpajo de las élites en el poder, fue la puntilla. La protesta y rechazo social acompañó al derrumbe económico, mostrando la profundidad de la crisis multisectorial del Estado mexicano. Crisis que va más allá de la ineficacia y reformas subsiguientes y a modo de la procuración, administración de justicia y seguridad pública, como pretende hacer creer el presidente Peña en su afán por rescatar su proyecto de nación.

La panacea de las reformas llamadas estructurales quedó atrás y hoy por hoy su inviabilidad está anunciada, en un marco de distanciamiento entre gobierno, partidos políticos y una mayoría social movilizada. Marco que no admite ya recursos retóricos como el falso triunfalismo y llamados a la unidad. La sociedad exige hechos concretos, el gobierno responde con balbuceos incoherentes y la llamada clase política, haciendo como que la virgen le habla, evade la realidad refugiándose en el velar armas ante una contienda electoral que las mayorías cuestionan y descalifican de antemano.

Así las cosas, 2015 no ofrece el clima de convivencia social deseable. Sólo el optimismo basado en la confianza de la fortaleza del pueblo de México, permitirán que nuestros buenos deseos a diferencia del llamado presidencial, no caigan en suelo estéril. Confiemos en el nosotros construyendo ciudadanía en pos del rescate de la democracia.

Mérida, Yuc., 30 de diciembre de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El debate sobre si la intención de las reformas era privatizar o no la cadena productiva de la industria energética nacional está cerrado. Pierde México y con ello perdemos todos los mexicanos independientemente de posición social o económica; unos más unos menos pero todos perdemos al abrírsele la puerta a las poderosas trasnacionales que terminarán quedándose con todo el pastel, incluído el control regional de territorio, tierra y agua. Y como acompañante sine qua non los servicios de seguridad privada eufemísticamente denominados contratistas o consultoras, de oscura data en Iraq y Afganistán.

De un plumazo Enrique Peña Nieto y partidocracia ponen en un brete a soberanía e independencia nacionales, unciendo a México a la cadena de explotación y despojo bajo el control de los centros de poder mundial.

El debate aún vigente en el tintero, es si los afanes neoliberales del régimen político rendirán o no los frutos esperados de crecimiento económico y desarrollo humano que, como panacea, se esgrimieran como argumento para justificar lo injustificable.

Debate que debería tener sustento en un diagnóstico serio de la situación parada hoy de lo que es México, como punto de partida para en tiempo y espacio establecer objetivos y metas por alcanzar en el país gracias a las modificaciones, tanto de propósitos como legislativas, en nuestra Carta Magna; y no partir de generalidades, y triunfalismos sin sustento, cuyo único fin es seguir mintiendo y manipulando a los mexicanos.

Hasta donde se alcanza a observar no hay la intención de sustentar el debate en realidades. Es más, lo que se percibe desde las trincheras de hombres y mujeres de a pie, es que el tal debate no es tal, circunscribiéndose a un monólogo impuesto desde Los Pinos, en el que de antemano se da por sentado que el sueño neoliberal y la prosperidad ofrecida por el Sr. Peña es compartido por todos, y así debe aceptarse.

Tan es así que las manifestaciones triunfalistas obvian tanto el cómo como la hoja de ruta trazada para alcanzar en el tiempo las bondades de la panacea del aprendiz de brujo hoy presidente de la República.

Ignorando o dejando pasar el hecho incuestionable tanto del fracaso probado de la fórmula neoliberal reformista en los países más desarrollados del orbe y en los llamados emergentes, como de la situación que guarda el México de hoy, punto de partida para construir crecimiento económico y desarrollo humano, en el marco de la crisis sistémica global y, por lo consiguiente en un país en el que prevalece estancamiento económico, baja productividad y calidad educativa, bajos salarios, desempleo, informalidad mercado interno deprimido, entre otros fenómenos acompañados de exclusión social y económica, desigualdad, pobreza y corrupción.

Esto último conforma una realidad de la que no se puede escapar y que, de hecho, sería el punto de partida para la construcción del México neoliberal que pretende vendernos el Sr. Peña. Es decir, se parte tarde y de cero, cuando el mundo ya va de regreso.

Y, para colmo, la secuela de las reformas presuntamente estructurales apunta ya a un escenario de división y polarización en el seno de la sociedad, que impide el que fructifique la unidad de esfuerzos en torno a las tareas de instrumentación de lo aprobado, a que llama el presidente. La lucha de clases no estaba muerta…

Lo que ya se observa en los resultados de la última encuesta de Buendía & Laredo (El Universal), que indica que: 46% de los encuestados aprueba mucho o algo al presidente contra 45% que lo reprueba. Pero un contundente 64% sostiene que el gobierno federal debe cambiar de rumbo; 48% cree que el país va por mal o muy mal camino y 66% sostiene que los problemas han rebasado al presidente.

Relatividad aparte de los resultados de toda encuesta, desde el punto de vista político este es el punto de partida para construir el futuro.

Si le va mal al presidente, en un país como México, le va mal al PRIAN, este es el mensaje que deberían tomar en cuenta quienes hoy se expresan con un denodado triunfalismo sobre la bondad de una panacea que sólo existe en la mente calenturienta de los neoliberales y traidores.

Cd. Caucel, Yuc., agosto 20 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“El primer emperador romano, Octavio Augusto, consiguió sus inmensos y abusivos poderes porque la República se los otorgó de buen grado. ¿Y por qué hizo semejante barbaridad la República romana, por qué se suicidó? Cuncta fessa, explicó Tácito: “Todo el mundo está cansado”. Sí, estaban cansados de la inseguridad política y social y no creían en las instituciones. Así perdió Roma sus derechos y libertades durante siglos. A veces los pueblos se suicidan”. Rosa Montero / El pais

Casi el paraíso para un México en el que la palabra presidencial es sagrada. Hasta el dirigente nacional del PRI, Cesar Camacho, se aventó la puntada de afirmar que gracias a las reformas de aquí en adelante el PRI ganará las elecciones. Ruido mediático con el que se pretende afirmar la supremacía del PRI y descalifica a los opositores a la panacea sexenal fraguada desde los centros del poder neoliberal global

“las principales fuerzas políticas y el gobierno de la República firmamos el Pacto por México, para impulsar juntos una amplia agenda de reformas. Gracias a este acuerdo nacional fue posible concertar en tan sólo 20 meses las reformas transformadoras que México necesitaba. Se trata de un gran logro de la democracia mexicana; son reformas estructurales que permitirán liberar al país de las ataduras que le han impedido desarrollarse a mayor velocidad”, ha afirmado Enrique Peña Nieto

Y al amparo de la optimista y aventurada declaración presidencial se soltó la cargada, las reformas que se presume son estructurales, para gobierno y partidocracia son la llave maestra de la puerta del desarrollo y prosperidad y mágica solución para enderezar entuertos pasados y presentes..

No será fácil ni los resultados llegarán de inmediato, afirma el Sr. Peña, pretendiendo sumar el esfuerzo unitario de todos para lograr que las reformas, hoy en el papel, se materialicen tras ser aprobadas sin consulta y sin consenso nacional por el grupo de notables que, desde la partidocracia, mantienen secuestrada a la democracia representativa en este país de larga data de autoritarismo y sumisión.

No será fácil. En ello lleva razón el presidente. La resistencia a la instrumentación y logro de propósitos y objetivos contemplados implícita y explícitamente en el rosario de leyes con las que se traiciona a México, silenciosa, sin aspavientos más allá de las clásicas movilizaciones manipuladas por la llamada izquierda para desinflar indignación y protesta, la resistencia popular en todos los rincones del país se encargará de que así sea, hasta donde el cuerpo aguante.

Más no sólo eso, al interior de la administración pública en los tres órdenes de gobierno, así como en el seno mismo del poder real y partidocracia, las contradicciones del sistema se harán sentir ocupándose la corrupción e intereses creados de generar su propia resistencia a la modificación de un estado de cosas del que hoy son beneficiarios.

La promesa de no privatizar la riqueza nacional, machaconamente expresada y difundida por el régimen peñista, abre la puerta a la resistencia popular. Peña Nieto y la partidocracia mintieron y manipularon la información, privatizando lo que por principio es de todos los mexicanos. La respuesta de un pueblo engañado y lastimado más temprano que tarde se dejará sentir en amplias capas de la población.

Afirmar que con las mentadas reformas se incrementa la calidad de la democracia, si que no tiene nombre.

Quien miente una vez, seguirá mintiendo. No hay nada que pueda impedir que no se crea más en la falsa panacea. Ni crecimiento económico con desarrollo, ni empleo y reparto con justicia y equidad social de la riqueza producida como camino al bienestar para todos, se toma ya como premisa válida de lo que desde Los Pinos se pretende vender como nueva época de vacas gordas para un México que se niega a crecer.

El pueblo de México calla, pero no es tonto. La prisa por entregar el país al capital trasnacional delata las intenciones perversas del gobierno neoliberal y así lo percibe la gente. La ofensa a la inteligencia está a flor de piel, retroalimentándose con un clima de desigualdad y pobreza que lejos de amainar anuncia con negros nubarrones la próxima tormenta.

No es circunstancial que los pobres entre los pobres de este país, los pueblos originarios, “condenados de la tierra” que no tienen nada que perder, conocedores de la secuela del despojo y consecuencias por tenerlo siempre por vivido, sean los primeros en velar armas preparándose para lo que viene. Tierra, agua y territorio se defienden.

No será fácil, Peña Nieto lo percibe en la burbuja de su mundo, ajeno a lo que se cocina en el mundo que le es desconocido. Para este último, el del pueblo en su vida cotidiana, Peña no tiene respuesta que le justifique.

Tan es así, que bajo su mandato paradójicamente se oferta con las reformas mal llamadas estructurales prosperidad y bienestar para todos a la par que se niega el incremento al salario, vía para estimular producción, productividad, capacidad real de compra, fortalecimiento del mercado interno y acceso a mejores condiciones de vida de la población. Eh ahí la gran paradoja de la borrachera reformista.

Bienestar y prosperidad sí, pero no para todos, la acumulación y concentración de la riqueza para los menos y desigualdad, pobreza y exclusión para los más, es el mensaje.

Hojas que se lleva el viento

La partidocracia puso en marcha una gran campaña mediática que a nivel nacional ofrece al pueblo de México el sacrificio de algunos panistas de renombre, a quienes se acusa de faltas a la moral republicana. Un distractor más al servicio de las reformas aprobadas, con el que se manipula a los sectores más atrasados de la población para desviar la atención de la opinión pública, alejándole de lo verdaderamente relevante y trascendente para México, la traición de diputados y senadores en el Congreso de la Unión bajo consigna y pago de por medio del presidente de México.

La campaña tiene su costo. ¿Cuál es la diferencia entre el rey de la basura cobijado por el PRI y los alegres panistas infractores? La moral sólo queda en el anecdotario como la mata que da moras. No hay diferencia y salvo contadas y respetables excepciones, la ética es ajena a la parasitaria clase política que gobierna.

Carencia de principios morales en la vida política de México es la constante. La corrupción iguala a todos; el pueblo lo percibe y lo sabe, ya llegarán los tiempos de cobrar factura en los comicios. Claro, si la sociedad decide no más suicidarse.- Cd. Caucel, Yucatán, 17/08/2014.

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Pulso crítico

José Enrique Olivera Arce

En apunte anterior consideraba a que a mi juicio el principal reto para Morena como naciente partido político, es al más corto plazo el democratizar su vida interna.  Condición sine qua non para trascender en la vida política de México.

Tras observar el comportamiento de la partidocracia dominante, cómplice en el Congreso de la Unión de la traición a México impulsada desde Los Pinos, parece que el reto planteado está fuera de lugar en un escenario en el que poco o nada tiene y puede hacer el partido naciente como oposición electoral y legislativa.

Ha quedado demostrado con  creces con un episodio de los más negros de la historia de México, que la vía institucional en el país está cerrada para una izquierda auténtica y consecuente. Luego en términos prácticos la democracia partidista, encasillada en sus propios límites termina por ser vulnerada y presa de un sistema que no acepta el libre tránsito más allá de lo permisible por sus propias reglas, objetivos y propósitos antidemocráticos.

Autoritarismo, imposición y talante antidemocrático bajo las reglas del juego de los dueños de las canicas, es el marco dominante. La voz disidente en el estrecho marco institucional cae en tierra estéril. Se legisla a modo, a conveniencia y  y en franca connivencia del PRI con el PAN, acatándose de espaldas a la voluntad popular inconsulta la consigna de un presidencialismo que vuelve por sus fueros. El debate parlamentario es letra muerta; por sobre el diálogo y razón de Estado se impone el interés de una minoría de notables ejerciendo dictatorialmente “el derecho” que deviene del secuestro de la voluntad ciudadana en una democracia representativa simulada.

A este escenario se suma por voluntad propia Morena, habiendo de entrada aceptado reglas del juego antidemocráticas que le condicionan tanto en lo electoral como en el ámbito legislativo no le es dado avanzar en un proceso de cambio verdadero. En tal condición, el nuevo partido terminará por jugar el papel de comparsa del PRI y del PAN en tanto no cuente con la mayoría en el Congreso de la Unión y su equivalente en las entidades federativas. Mayoría que teóricamente se obtiene en las urnas y que por principio le será vetada o escamoteada sujetándole a un marco jurídico que le es adverso, como está previsto en las reglas del juego que aceptara.

La única opción institucional valedera, sería cambiar tales reglas adecuándolas a las necesidades de avance y consolidación de nuestra incipiente democracia, con sustento en la participación consciente y responsable de las mayorías en un proceso ascendente de construcción de ciudadanía. Implicando ello enfrentar tanto a la partidocracia dominante como al poder público depositado en un poder ejecutivo federal contrario a los intereses más caros de la nación.

Contra la pared, aherrojado, las reglas aceptadas se lo impiden, o su comportamiento es modosito y dócil o pierde el registro y a otra cosa mariposa.

De ahí que  más allá de la imprescindible democratización partidista que asegure largo aliento a Morena, está el reconocer  por este y actuar en consecuencia, que bajo las reglas del juego aceptadas en el ámbito electoral y legislativo nació para perder.

Lo  cual implica que en su arribo a la vida política institucional requiera de algo más que el protocolario tránsito de la vía electoral para avanzar en la búsqueda del cambio verdadero que propone Andrés Manuel López Obrador, razón de ser del nuevo partido como expresión política de oposición desde las izquierdas; y ese algo más considero que es el mantener simultáneamente el carácter de partido político  y de movimiento social con una estrategia incluyente de frente amplio, haciendo suya sin sectarismo alguno la lucha reivindicatoria de las mayorías empobrecidas que se debaten entre el descontento, hartazgo y rechazo a un régimen neoliberal que “moderniza” para oprimir y vender a México. 

Sin un programa y una acción consecuente de  frente amplio que le vincule en la calle a las movilizaciones sociales, Morena, al igual que en su momento el PRD, doblaría las manos para terminar cediendo en el rejuego político electoral y legislativo dominado por la partidocracia. Ganar la calle navegando en el filo de la navaja, fortaleciéndose para pesar de manera determinante en la correlación de fuerzas con vías al rescate de la democracia representativa, es a mi juicio el camino.

Esta es mi opinión personal, faltaría ver si Morena no pierde de entrada el camino cayendo en un sectarismo de capilla como reflejo de impotencia de toda minoría electoral y parlamentaria, lo que daría al traste con lo que hoy muchos estimamos como esperanza para México. El tiempo lo dirá.

Hojas que se lleva el viento.

Tan respetable como vehemente la defensa de lo indefendible que la Sra. Doctora Zaida Alicia Lladó Castillo como priísta de cepa hace en su último artículo publicado bajo el título “Pobres o ricos, todos contamos en este país “. Está en su derecho y su vida entregada al PRI así se lo exige. El tiempo y y el fruto de la traición se encargarán de demostrar que la minoría de notables que gobierna en México navega en sentido contrario al sentir nacional, dividiendo y polarizando a los mexicanos en perjuicio del progreso y la anhelada prosperidad de un pueblo empobrecido.

-ooo-

Sin necesariamente estar de acuerdo con los contenidos de los artículos autoría de la periodista Claudia Guerrero Martínez,  con ella me solidarizo y sumo a la indignación y repudio a que ha dado lugar la agresión que ésta destacada comentarista sufriera  a manos de la agrupación lumpen autodenominada “de los 400 pueblos” y liderada por Cesar del Ángel. No sólo se vulnera una vez más en Veracruz el derecho a la libertad de expresión, más grave aún, se confirma con la impunidad que el gobierno del estado brinda a esta pandilla de agresores la ausencia del Estado de Derecho en la entidad y la incapacidad de la administración pública para ofrecer seguridad y justicia a la gran familia veracruzana. Chelem, Yuc., 31/07/2014

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