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Category Archives: Enrique Peña Nieto

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A la par que el presidente Peña y su canciller empecinados insisten en ver la paja en el ojo ajeno, asumiendo una postura intervencionista en el seno de la OEA que no respalda el pueblo de México, la crisis multidimensional que acusa el país se profundiza.

Acusando el nivel más bajo de aceptación de sus gobernados en los últimos 50 años del presidencialismo en México, el inquilino de Los Pinos pareciendo desentenderse de la creciente demanda de la seguridad pública ante los embates del crimen se ocupa y preocupa más por los asuntos internos de Venezuela que por asegurar gobernabilidad y gobernanza democrática en su país, incidiendo negativamente en la crisis que en todos los órdenes de la vida nacional es más que evidente.

Crisis que por cierto Peña Nieto niega, afirmando no existe más allá de una percepción de un pueblo que se niega a reconocer hechos positivos  que hablan de un país pujante, de un México que avanza a pasos firmes por la senda del desarrollo cuando la terca realidad le desmiente.

El descontento y el hartazgo crecen a lo largo y ancho del país,  y no necesariamente en el terreno político-electoral. Desigualdad, pobreza, desempleo, deterioro del tejido social y pérdida de expectativas de bienestar pesan más en el ánimo de la población que el discurso triunfalista. El consenso social en torno a la necesidad de un cambio de régimen que atraiga paz social y nuevos derroteros para el país es cada día más amplio. La gente quiere y exige un cambio y la élite política nacional no ve ni escucha.

La realidad, siempre la terca realidad, se expresa por diversos medios y caminos. La violencia desatada y sin control de los últimos días en Veracruz, es su reflejo en nuestra aldea. Nadie está ni se siente seguro ahora ni en el interior de su propia vivienda, mientras la llamada clase política del régimen caduco se preocupa y ocupa del incierto escenario electoral para el 2018.

No sólo es la inseguridad pública, también la inseguridad en el empleo, la inseguridad frente al costo de la vida que supera el poder adquisitivo del salario, o el acceso a la educación superior, entre otros factores negativos cuyos efectos se resienten cotidianamente en el seno de la familia, conforman un estado de cosas que va más a allá de la simple percepción en el imaginario colectivo y que parecieran no figurar en la agenda político-electoral, salvo en el manido discurso de la simulación de una desacreditada partidocracia.

“Tanto va el cántaro al agua…” , que el descontento y el hartazgo rebasa ya la capacidad gubernamental para contenerle. Ya no es sólo el doble poder que impone con terror la delincuencia a lo que se enfrenta el gobierno de la alternancia, la movilización de protesta ciudadana, con todo y represión en contra,  se deja sentir con toda intensidad ante la incapacidad gubernamental para atender y resolver lo que en justicia reclama la población.

El cambio es ya ineludible. O se empieza desde arriba, o  desde abajo con las consecuencias que ello implica, los veracruzanos de a pie tomarán la iniciativa. ¡Ya basta!

Hojas que se lleve el viento

Ahora sí, como anillo al dedo, no es lo mismo ser cliente que tendero. A dos días de llegar a término el séptimo mes de gestión del gobernador Yunes Linares, se da como fallida a la administración de una alternancia nacida de la alianza del PAN con el PRD, incapaz de cumplir con los ofrecimientos de una campaña electoral sustentada en la venganza política.

Tras la mampara de la violencia criminal desatada, brillan por su ausencia lo mismo rescate de la administración y finanzas públicas que de una economía en recesión. La entidad permanece postrada con pobreza y desempleo en ascenso, las finanzas públicas estatales en quiebra, la administración un desgarriate y el gobernador, como vocero de lujo de su gestión, solo atina a reafirmar su indignación ante un estado de cosas que rebasándole se le derrama.

Xalapa, Ver., 28 de junio de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En memoria de Rafael Junquera Maldonado. Entrañable amigo que se nos adelantara en el camino.

Una vez definidos los candidatos de los partidos políticos – no de la ciudadanía-  a la contienda electoral que desembocará en la elección de las 212 fórmulas edilicias de la entidad, vale considerar  aspectos a mi juicio relevantes para el electorado en el camino a la decisión a tomar frente a las urnas el próximo 4 de junio.

Tanto a nivel nacional como en nuestra aldea, la sociedad ha cambiado, no es la misma la que emitirá su voto en el 2017 que la que en el pasado se sometiera electoralmente a las reglas del juego, usos y costumbres del partido hegemónico. Lo que obliga a pensar que a diferencia del pasado, para la elección edilicia en Veracruz pesará más la percepción negativa que se tiene tanto del poder público como de los partidos contendientes, que de los candidatos, independientemente de la aceptación o empatía que estos últimos generen en la ciudadanía;

En estas condiciones atípicas de la vida política nacional, el proceso electoral del 2017 en Veracruz, va más allá de la simple elección edilicia. Lo que está en juego es la elección de gobernador y la presidencial en el 2018, y a ello está encaminada sin distingos  la estrategia partidista;

La oposición al gobierno de la alternancia y sus candidatos en la contienda,   no es homogénea.  Hay de chile de dulce y de manteca. Si bien pareciera que todos los partidos opositores van en el mismo saco,  la realidad es que van juntos pero no revueltos, cada uno persigue propósitos, objetivos e intereses diferentes que les acercan o alejan, según el caso, tanto del gobierno priísta de Peña Nieto en el orden nacional como de la alianza PAN-PRD en el gobierno veracruzano. No son lo mismo el PRI y sus satélites que con sus asegunes Movimiento Ciudadano, Morena o el Partido del Trabajo.

Ideológica y programáticamente no hay diferencias de fondo en el espectro político-electoral vigente. En la visión de mediano y largo plazo propósitos, objetivos y metas por alcanzar, sin excepción toda la partidocracia se encuadra dentro del modelo neoliberal del capitalismo salvaje de nuestra época, hoy día impulsado en México por Peña Nieto y los poderes fácticos que representa.

Coyunturalmente, dominando el pragmatismo, para un horizonte de corto plazo la oferta electoral no es blanco y negro, tiene sus matices que van desde la visión conservadora de la ultraderecha que agrupa al PAN, al PRI y al PRD, que la de un reformismo más o menos progresista en forma y fondo de Morena y, quizá de  Movimiento Ciudadano, que le apuestan a un cambio en el statu quo del régimen político, económico y social dominante,  frenando políticas públicas empobrecedoras y contrarias a principios sustantivos de independencia y soberanía nacional.

Luego es en la actual coyuntura político-electoral en la que habría poner énfasis en la toma de decisiones ciudadanas frente a las urnas. Definiendo con el voto lo mismo el mantener más de lo mismo o bien, el apostarle a un cambio que, por modesto que sea, como reza la conseja popular, “algo es algo, dijo un calvo”, contribuya lo mismo a la oxigenación de la vida política,  fortaleciendo el poder ciudadano y ulterior rescate de la democracia representativa en la entidad.

Del voto razonado en la contienda en curso, dependerá el peso específico que cobre el reservorio político-electoral de Veracruz para el 2018.

La ciudadanía tiene la palabra, el balón está en su cancha.

Hojas que se lleva el viento

Más allá del diferendo verbal y mediático entre el Sr. Yunes Linares y Andrés Manuel López Obrador, todo parece indicar que el gobernador veracruzano está logrando poner freno a las aspiraciones de MORENA, permitiéndole cacaraquear como minoría beligerante en el Congreso local o con discursos incendiarios en la plaza pública, pero impidiéndole se fortalezca aliándose a los movimientos sociales contestatarios que, como hongos, proliferan ya a lo largo y ancho de la entidad. La amenaza ha sido clara, la injerencia de MORENA en la protesta ciudadana en sus diversas manifestaciones, será combatida con todo el peso de la ley. Obligando al partido de López Obrador a no transgredir las reglas no escritas de un juego en el que todo se vale menos agitar las ya de si encrespadas aguas del descontento y el hartazgo social.

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El senador Héctor Yunes Landa montado en su macho, insiste en llevarle la contraria a su pariente Yunes Linares. Sin contar con autoridad moral y política para juzgar los desaciertos del gobierno de la alternancia insiste en ver moros con tranchete. Incapaz de consensuar el nombramiento del fiscal anticorrupción en la comisión senatorial que preside, olvida que en materia de corrupción el PRI en Veracruz lleva la mano. Doce años de saqueo a manos de gobiernos priistas no se olvidan.

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El primer obligado a proporcionar seguridad a la población conforme a derecho es el gobierno municipal, cosa que en el caso de la capital veracruzana el alcalde Zúñiga Martínez no contempla entre sus prioridades. Habla y habla de una coordinación entre los tres niveles de gobierno en materia de seguridad pública que no existe. El Ayuntamiento xalapeño no contribuye en nada en la tarea del combate a la ola de violencia criminal que tiene en jaque a la población, por lo que no cuenta en los esfuerzos del gobierno federal y estatal por restablecer la extraviada seguridad y tranquilidad social. Los hechos desmienten a nuestro flamante alcalde.

Cd. Caucel, Yuc., abril 12 de 2017.

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J. Enrique Olivera Arce

 “La naturaleza política de la democracia, puede mirarse a través de tres elementos generales…: lo primero que la democracia exige es que todo su engranaje tenga como base el reconocimiento de los derechos humanos y estos cuenten con plenas garantías para su realización, pero a la vez que sirvan como limite al poder del Estado; lo segundo que haya una efectiva separación e independencia de los poderes públicos y que las leyes no sean usadas como arma política; y lo tercero que la representatividad, las autoridades tengan legitimidad y atiendan y actúen siguiendo las demandas de los diversos grupos sociales y su discurso aliente la elevación de la conciencia política y social de la ciudadanía.- Manuel Humberto Restrepo Domínguez

Siguiendo esta línea de pensamiento de Restrepo Domínguez, cabe preguntarse si en nuestra incipiente democracia con las condiciones de descomposición política y social que hoy día prevalecen a lo largo y ancho del país,  Enrique Peña Nieto tiene razón cuando afirma que: “Quienes dicen que México está en crisis, es porque la tienen en la mente” (xeu.com-mx 28/03/2017).

Si la sociedad mexicana atravesara por un proceso de polarización en el que más o menos la mitad de la opinión pública percibiera que todo marcha bien, que la corrupción y la inseguridad acompañadas del desempleo, desigualdad y pobreza, únicamente anidan en la mente de quienes resistiendo se oponen a la versión oficial, la aseveración presidencial encontraría eco calificándose como acertada. Empero, la terca realidad indica que tal polarización no existe, ni los consensos se dividen por partes iguales, las mayorías no solo perciben el estado crítico del Estado mexicano, en su cotidianeidad lo viven en carne propia.

En lo político el régimen acusa una crisis terminal de principios y valores que se refleja en la ausencia de honestidad, representatividad y legitimidad en una democracia representativa secuestrada por la partidocracia, mermando credibilidad y confianza en las instituciones.

En lo económico, las reformas estructurales neoliberales impulsadas por Peña Nieto y sus aprendices de brujo, lejos de estimular crecimiento y desarrollo agudizan estancamiento y retroceso,  tanto en el aparato productivo como en unas finanzas públicas que dejaran de contar con la “gallina de los huevos de oro”.

En lo social, la inseguridad pública y criminalidad en ascenso en todas sus denominaciones, siendo el pan de cada día conviven con exclusión, salarios de hambre y desempleo creciente,  estimulando lo mismo la reproducción ampliada de la economía informal, la desigualdad y la pobreza que la migración de compatriotas que buscan en el extranjero mejores oportunidades; resultando nugatoria la obligación del Estado por preservar el reconocimiento de los derechos humanos otorgando plenas garantías para su realización.

 “No vivimos en el peor de los mundos…” afirma Peña Nieto. Pero tampoco México es el mejor cuando más de 50 millones de mexicanos carecen de la seguridad de saber a ciencia cierta si comerán mañana.

Si esto no configura la condición de crisis del Estado mexicano, efectivamente con toda certeza el Sr. Peña nieto se expresa con verdad. Luego entonces, más que reprobar su mandato cabe elevar nuestro nivel de aceptación, reconociendo que por sobre una percepción equívoca de una mayoría “ignorante” que ve moros con tranchete, debe imponerse el pensamiento lúcido, coherente y congruente de la minoría ilustrada que hoy por hoy nos conduce al despeñadero. Cuestión de enfoques.

Hojas que se lleva el viento

Mientras a Veracruz le va como en feria viviendo en plena penuria política, económica y social, nuestra aldeana expresión de la partidocracia preocupada y ocupada en la arrebatinga electoral, en una disputa de todos contra todos por ganar el derecho a colocarse donde hay… o había antes del saqueo.

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A la Confederación Nacional Campesina lo único que le queda como reminiscencia de su histórico papel como paladín del agrarismo, es el sombrero de ala ancha de sus hoy dirigentes, encumbrados terratenientes millonarios.

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El alcalde xalapeño, Américo Zúñiga, dispuesto a vender caro su apoyo al candidato del PRI al gobierno de nuestra ciudad capital, le pisa duro al acelerador rescatando el voto duro entre las organizaciones de tianguistas y vendedores ambulantes que, a últimas fechas,  les ha dado por poner sus barbas en remojo simpatizado con las propuestas de MORENA… por si acaso.

Xalapa, Ver., 29 de marzo de 2017

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J.Enrique Olivera Arce

El único mérito que puede atribuirse al nuevo jefe imperial, es el haber develado las contradicciones internas y por sincerar el verdadero pensamiento político de la plutocracia estadounidense. Trump dice y hace sin miedo ni pena lo que piensan todos pero prefieren callar. Otra verdad que debemos reconocerle es, también, el de haber admitido públicamente en muchos de sus discursos la penosa realidad que vive el pueblo estadounidense que perdió el «sueño americano» y hoy vive una pesadilla producto de las desigualdades crecientes, los empleos precarios y el desempleo. Sin embargo, prefiere achacar la responsabilidad de esto último a los inmigrantes. Basem Tajeldine

Opinar sobre lo desconocido en río revuelto, y más aún sumarse a las trivialidades con las que Enrique Peña Nieto, sus estrategas y su partido político en torno a una pretendida “unidad nacional” promueve para “enfrentar” las amenazas de Donald Trump, me parece demasiado aventurado. Más si quien esto escribe se permitiera el atrevimiento de  hacerlo bajo la óptica de una visión pueblerina de una entidad federativa enfrascada en no ver más allá del pleito Yunes Linares-Herrera Beltrán y el tremendismo distractor.

De ahí que lo que a mi juicio parece ser lo más sensato,  es esperar a que se asienten las aguas, que los poderes fácticos domésticos e internacionales que dominan el escenario económico, político y social en nuestro país vecino acoten los alcances de la presidencia de Donald Trump y que, México asuma, con visión de largo aliento, que lo que está en juego es un Estado-Nación vulnerable e históricamente disminuido territorial y económicamente gracias gobiernos contrarios al interés soberano de su población.

Tiempo al tiempo, dentro de la urgencia que demanda una situación que yendo más allá de la retórica, nos está tomando con los dedos tras la puerta.

Y en el marco de esta imprevisión que hoy por hoy tiene a México contra la pared lo que sí está a nuestro alcance comentar por conocido, es el considerar que los temas que mayor inquietud han despertado en nuestro país tienen sus asegunes, incluyendo el cinismo e hipocresía con el que el gobierno de Peña Nieto pretende tapar el pozo tras ahogar al niño, agitando el mito de la unidad nacional.

Nada nuevo bajo el sol. El muro y la expulsión de migrantes connacionales; la salida de EU del Acuerdo Transpacífico y la revisión del TLCAN, así como el gravamen sobre las remesas con su repercusión en el bolsillo de miles de familias de escasos recursos e incremento de la pobreza como daño colateral, tienen diferente connotación dependiendo de donde se les vea.

Qué tanto le convenga a E.U. el seguir adelante con estas medidas, por ahora eso es tema de su absoluta incumbencia y autodeterminación como país soberano. Luego lo que valdría la pena en México es poner los pies sobre la tierra y considerar lo que a nosotros convenga, a la luz de los pros y los contras de las “locuras” del Sr. Trump en su relación con nuestro país; en la inteligencia de que tanto pros como contras no inciden de manera general en todos los mexicanos, puesto que ni todos coludos ni todos rabones estamos tasados con el mismo racero. La pluralidad de intereses personales, de grupo o de facción la determina el lugar que en la condición de desigualdad y exclusión dominante, se ubican estos intereses.

El patrioterismo ramplón del agitar de banderitas tricolores como expresión de unidad nacional, no suple las diferencias en una sociedad fragmentada. Habría que considerar el por qué para unos la percepción de las medidas del gobierno vecino es de oportunidad y optimismo en tanto que para las mayorías es amenaza y desesperanza.

Luego habría que pensar más de dos veces a quienes benefician y a quienes perjudican, como es el caso del TLCAN que desde su inicio con Carlos Salinas de Gortari, por su carácter asimétrico y elitista lo mismo ha acarreado beneficios que relevantes perjuicios en nuestro país como el abandono económico y vaciamiento social del agro mexicano. A 23 años de distancia no cumplió con los objetivos de crecimiento y desarrollo, de ahí que su ratificación o revisión no cambiaría gran cosa para las mayorías empobrecidas en el eslabón más débil de la triada signataria. Lo mismo se podría decir del fallido Acuerdo Transpacífico que generando falsas expectativas, no pasó de ser cortina de humo pretendiendo ocultar la realidad de una economía estancada.

Por cuanto a la deportación de migrantes esta ha sido la constante por más de tres décadas; Obama ordenó la deportación de más de 3.4 millones de mexicanos y se mantuvo intacta la zozobra para más de 11.3 millones de indocumentados que sobreviven perseguidos, explotados y humillados. Luego lo que hoy habría que preguntarse y, por ende actuar en consecuencia, es el porqué de la expulsión masiva de fuerza de trabajo en México bajo gobiernos neoliberales.

Así como por qué el monto de las divisas que recibe México de sus migrantes es superior a los generados por la exportación petrolera y porqué éstas inciden en el alivio de la pobreza de millones de mexicanos.

Y ya ni se diga del desgarre de vestiduras frente a lo que se percibe como agresión a nuestra soberanía, cuando el fenómeno ni es nuevo ni se ha impedido su agudización, dejando hacer, dejando pasar la entrega de territorios y recursos naturales al capital extranjero.

Más que ocuparnos y preocuparnos por lo que haga y disponga el presidente Trump, debería ser punto central de nuestra inquietud el porqué de nuestra imprevisión y vulnerabilidad en el mundo globalizado como Estado-Nación independiente. El por qué a lo largo de la historia nacional de nuestra sumisión económica, política y cultural  ante el coloso del norte.

Tomar conciencia plena de ello con talante crítico y trabajar en nuestras fortalezas y debilidades, más que agitar banderitas haciéndole el juego al peor gobierno que México ha padecido en las últimas décadas, sería el punto de encuentro para encarar como Nación el incierto futuro.

Xalapa, Ver., febrero 1 de 2017

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Pulso crítico

  1. Enrique Olivera Arce

El fuego que arrasara la pradera a lo largo de más de 12 años se extinguió…  pero las brasas quedan.

Cambio en la administración pública estatal, pero no de régimen ni de modelo económico. Los mismos paradigmas neoliberales, la misma confrontación entre las élites y la base de la pirámide social, en el escenario de un  cambio de época global en el que el corrimiento de la izquierda electoral y el centro hacia la derecha, deja a las mayorías sin interlocutores y en franca indefensión.

 Parafraseando a Vicente Lombardo Toledano, Miguel Ángel Yunes Linares siendo polvo de aquellos lodos, no necesariamente garantiza cambio alguno de fondo que permita bajar la guardia, luego cabe que los veracruzanos ni cierren los ojos ni caminen descalzos.

Resistir y autodefensa activa, es la tarea para las mayorías empobrecidas.

Dadas las condiciones actuales por la que atraviesa la entidad veracruzana, es sano mantener el beneficio de la duda, empero este requiere de su diario cuestionamiento y/o refrendo si así procede a lo largo de los próximos 24 meses.

No dudamos de las buenas intenciones, empero no se puede hacer de lado que signos ominosos desdicen al Sr. Lic. Yunes Linares en su primer día como gobernador constitucional: en la integración del gabinete (con respetables excepciones predomina inexperiencia y el color fresa) que le acompañara a lo largo de su mandato; los excesos en su toma de protesta ante el Congreso y para colmo, la vieja práctica de verdades a medias, del acarreo y la filtración insidiosa de rumores.

Por mucho que esté comprometido con el PRD, es un despropósito mayor el que el responsable de la delicada política interna en la entidad se haga recaer en  un camaleón, oportunista, con cuestionadas relaciones oscuras con el fidelismo y traiciones para con su partido, sin experiencia probada en el servicio público  como lo es el recién titulado licenciado en derecho, Rogelio Franco Castán. Como también juzgo como equívoco el hablar de un gobierno cercano a la gente, cuando para tomar oficialmente la protesta de ley que le obliga con los veracruzanos, convierte la casa de éstos en bunker en previsión a manifestaciones y abucheos.

 Desconfianza, amenaza velada y medidas de seguridad innecesarias, la mayoría de los habitantes de la capital veracruzana ni por enterados se dieron del cambio de estafeta. Y en los informados, la indiferencia se hizo acompañar de carencia de confianza y credibilidad suficientes como para abandonar el trajín cotidiano para concurrir a un evento que se juzga de mero trámite.

La duda queda: gobierno cercano a la gente, o gobernar con el pueblo y para el pueblo.

Los veracruzanos esperan hechos no palabras ni parafernalia a modo, así se trate de escuchar lo que a juicio del nuevo gobierno y de los medios informativos que actúan como caja de resonancia la población quiere escuchar. Lo que nos lleva a considerar como vana esperanza el rescate de Veracruz, en tanto se persista en confundir a un gobierno quebrado sin autoridad moral y política con una entidad federativa cuya crisis económica y social transita por los sótanos.

Se recuperan un mil doscientos millones de pesos en inmuebles y en especie, de otros muchos miles de pesos extraviados, dice el Sr. Yunes. Se amenaza con aplicar todo el peso de la ley a los depredadores impunes, incluido Fidel Herrera, artífice del desastre, así como enderezar entuertos para un eficaz salvataje del aparato gubernamental y las finanzas públicas. Más nada se dice sobre el qué hacer, cómo y con qué, para el rescate de una economía en franco estancamiento; con desempleo, pobreza y desigualdad, rémoras estructurales que en oposición a crecimiento y desarrollo brillan por su ausencia en el discurso.

Mucho menos de la imperiosa necesidad de afrontar las amenazas del presidente electo de los EE. UU., que de materializarse,  en la entidad  impactarán en el flujo de inversión externa, empleo, remesas de nuestros coterráneos y, de manera significativa, en las actividades con mayor índice de generación de empleos y aportación al Producto Interno Bruto Estatal, como la petrolera, la azucarera, la cafeticultura y la maquila, cuya vulnerabilidad es evidente para quien lo quiere ver con objetividad.

Veracruz tocó fondo en todos los ámbitos de la vida social, económica y política de su población, el verdadero problema de ello es que para salir solo se puede regresar y, para esto, se requiere visión de Estado, más que de gobierno, para rescatar lo rescatable del pasado, trazar nuevos rumbos y construir sobre bases nuevas el presente.

Y esto no figura en el discurso inicial, pasándose por alto  que la entidad no va sola; la recesión como realidad económica, la crisis de un régimen político caduco, un presidente con bajísima aceptación, e incertidumbre social respecto al futuro cercano, es escenario nacional común y es, en estas encrespadas aguas, que  habrá que navegarse.

Quedar atascados en el lodazal de la venganza, sin más visión que  el cortoplacismo de la oportunidad largamente esperada, impide ver con claridad para adelante. Sin dar vuelta de hoja y a otra cosa mariposa, seguiremos entrampados.

El cambio en el gobierno debe empezar por aceptar que la burra no era arisca… el rescate de credibilidad y confianza es prioridad compartida; si no se estrecha la distancia entre gobierno y gobernados el llamado a la unidad en torno a las tareas de todos para entre todos sacar al buey de la barranca, es sembrar en terreno estéril.

A Yunes Linares corresponde extender la mano, no el puño cerrado, para lograrlo. Esto implica sí, restablecer el estado de derecho con firmeza, pero entendiendo que por sobre el interés por sanear las finanzas públicas, encarcelar a los prevaricadores y enderezar la nave gubernamental, está el interés por el progreso y bienestar de los veracruzanos. Y a estos, corresponde el entender que sin la participación organizada y consecuente de la población en la toma de decisiones que a ella compete, es seguir dándole vueltas a la noria.

Gobierno y población de la mano con responsabilidades compartidas es la exigencia, sin ello, el nuevo gobierno transitará por los caminos trillados del fracaso anunciado.

Hojas que se lleva el viento

Ya ni llorar es bueno. Nos saquearon y el pueblo de Veracruz pagará los platos rotos. La corrupción en el servicio público, coludida con el sector empresarial no tuvo límites. Nos volverán a saquear si lejos de tomar medidas drásticas y radicales por parte de la población para evitarlo, se persiste en dejar hacer dejar pasar sin haber aprendido de lo lastimosamente vivido.

El sálvese el que pueda, rascándose cada quién con sus propias uñas, tan urgente como necesario es el erradicarlo. Nadie puede permanecer indiferente, salvo aquellos que aún no logran despertar.

Pretender construir y alcanzar la democracia plena sin construir ciudadanía, es utopía. Hacer política sin ciudadanos, es autoritarismo, alejándonos del bien común. Entendámoslo.

Xalapa, Ver., diciembre 6 de 2016.

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J. Enrique Olivera Arce

Veracruz no es su gobierno…

El discurso triunfalista sin visos de sustento que caracterizara al mandato de Javier Duarte, en labios de Miguel Ángel Yunes Linares pareciera ser la tónica del “nuevo lenguaje” a imperar en Veracruz. Esperemos que la historia no se repita.

A decir de los expertos, todo ejercicio de planeación regional debe partir de una idea clara del ámbito en el cual se pretende incidir en tiempo y en espacio, bien sea para cambiarlo o modificarlo o, en su caso para consolidar logros alcanzados.  Lo cual implica contar con un diagnóstico preciso del cual partir que de sustento a un plan equilibrado, rentable, socialmente justo y éticamente responsable. Premisa que presumiblemente no se contempla en el llamado “Plan Veracruzano de Desarrollo”, presentado al congreso local para su análisis y aprobación en su caso, y ampliamente cacareado por el aún gobernador electo, atribuyéndole carácter de panacea.

Afirmo lo anterior sin conocer el resultado del ejercicio a cargo de especialistas de la Universidad Veracruzana, su propósito último, variables tangibles e intangibles consideradas  y, por supuesto, estrategias, objetivos y metas concretas por alcanzar, apoyándome en un único elemento de juicio a mi alcance, a saber:

Recursos escasos y, en términos prácticos, tiempo disponible para la implementación del Plan.

El monto total de la deuda de corto plazo  del gobierno estatal, recién ha sido puesto del conocimiento de Miguel Ángel Yunes Linares por las autoridades responsables (o irresponsables) de la administración pública veracruzana, luego resulta inaudito que se proyectara el porvenir de Veracruz sin contar en el momento de la elaboración del “Plan” con el diagnóstico puntual de la disponibilidad o carencia de recursos frescos de la cual partir para implementarlo,  sino con supuestos inciertos.

Por otra parte, tampoco ha sido del conocimiento oportuno de los especialistas de la UV el monto del adeudo presente y futuro de los ayuntamientos veracruzanos, puntales pie a tierra de las finanzas públicas globales de la entidad y que, por los últimos eventos en la capital del estado, se da como un hecho que cuentan con recursos propios insuficientes para asumir las tareas que “El plan” estatal les asigne en su ámbito de competencia.

En cuanto al tiempo disponible, como variable a considerar, es tan escaso como los recursos financieros de los cuales echar mano. Dos años a no dudarlo, en un contexto nacional e internacional adverso son insuficientes para instrumentar cursos de acción que conduzcan a un proceso de crecimiento y desarrollo regional exitoso.

Luego se obvió la ley de oro de la planeación que exige conjugar lo deseable o probable a partir de lo disponible.

Partiendo de esta única consideración, doy por hecho que el llamado “plan”, carece de un diagnóstico preciso de la situación parada actual que, como punto de partida, de sustento y legitime  el ejercicio académico que Miguel Ángel Yunes califica de “histórico” y guía para el rescate de Veracruz.

Peor aún, si en un exceso de optimismo, el futuro de Veracruz se está proyectando a un horizonte de largo aliento que, trascendiendo los 24 meses de vigencia del mandato yunista, pretenda marcar rumbo y destino futuro para una entidad federativa que, hoy por hoy, acusa estancamiento y recesión tanto en lo económico como en lo social, prevaleciendo un clima de incertidumbre que adicionalmente cubre la totalidad del territorio nacional.

Esto, cuando lo procedente, siempre a mi modesto entender, es el contar pragmáticamente con una modesta estrategia bianual de salvataje de la administración pública veracruzana en sus vertientes estatal y municipal, sin aspiraciones ambiciosas de rescate e impulso al desarrollo de Veracruz, cuya materialización está fuera del alcance de la autoridad local.

Si es que se tiene claro que debemos entender por desarrollo, no puede dejarse de considerar que la crisis financiera de la administración pública es parte y no el todo de la vida económica de la entidad. Y si bien el gobierno es rector y dinamizador, es la llamada sociedad civil la que está a cargo del aparato productivo; producción, distribución de bienes y servicios y contribución a la hacienda pública dependen de la inversión privada doméstica y externa, cuyas expectativas presentes y futuras de crecimiento trascienden el marco de un gobierno estatal -por ahora fallido- que arrastra un endeudamiento jamás imaginado.

Esperemos que el Congreso local tenga la atingencia de someter el mamotreto a la consideración de todos los veracruzanos, antes de aprobarlo. Si esto es así, entonces podrán observarse todas las inconsistencias de un ejercicio, presuntamente democrático, hecho sobre las rodillas y sin mayor propósito que contar con un instrumento legalmente exigible para el nuevo gobierno.

Por lo pronto, con el instrumento legal o sin este, la tarea de rescatar ya no a Veracruz sino modestamente a la hacienda pública estatal y municipal, se ve cuesta arriba; el déficit de los recursos disponibles, incluidos los intangibles como credibilidad, confianza, aceptación y consenso social, es de tal envergadura que Miguel Ángel Yunes Linares bien podría parafrasear lo dicho por el limitado gobernador interino: “De haber sabido a lo que me enfrentaría, no hubiera aceptado ser gobernador”.

Empero, Yunes Linares aceptó y muy a su estilo muestra disposición a tomar el toro por los cuernos y eso cuenta. Para bien de Veracruz esperemos que así sea.

Hojas que se lleva el viento

Para estar a tono con el clima mediático de especulación y rumores, me pregunto si no Javier Duarte sino Fidel Herrera Beltrán ha sido el artífice de la debacle. Si lo es, al señor de Nopaltepec, gozando de absoluta impunidad no se les toca ni un pelo.

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El responsable gubernamental de velar por la justicia es el Poder Judicial. Me pregunto, donde ha estado estos últimos doce años?.

Xalapa, Ver., 15 de noviembre de 2016.

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J. Enrique Olivera Arce

Para la ciencia política el cambiar para seguir igual se le conoce como “Gatopardismo” en tanto que, para la conseja popular, es simple y llanamente “la misma gata, nomás que revolcada”. Para el caso ambas definiciones vienen siendo lo mismo cuando de calificar lo que en Veracruz sucede se trata. El tan cacareado cambio ofertado por la alternancia se reduce a más de lo mismo, cuando se observa el desaseado y oportunista manejo en la integración de la mesa directiva de la LXIV Legislatura veracruzana..

La instrucción, previo arreglo en lo oscurito se dio en las oficinas del gobernador electo, todo para el PAN y la botarga perredista,  en alianza con el PRI y sus satélites, nada para Morena no obstante ser esta la segunda fuerza electoral en la entidad. Más claro ni el agua, la alianza de facto fue negociada por Miguel Ángel Yunes Linares con Peña Nieto a espaldas de los veracruzanos. Bola cantada, Peña Nieto respaldará al gobierno de la alternancia y el gobernador de dos años tendrá la cancha libre en la Legislatura a cambio de cederle privilegios y canonjías a un PRI devastado por sus propias contradicciones internas y repudiado por la población por el resultado final de doce años de pésimo y corrupto gobierno.

Con ello se materializa el Gatopardismo y, por lo consiguiente, la conseja popular. Con la alternancia se cambiará para que las cosas sigan igual, o peor si desde ahora ya “Mayuli” ha refrendado su inclinación autoritaria pasándose por lo más pando a lo que resta de un estado de derecho que ha venido brillando por su ausencia.

A sabiendas de lo que podía esperar de una administración pública en bancarrota, hoy se da por robado, pretendiéndose curar en salud auspiciando, alentando y respaldando la “asonada” edilicia con el visto bueno de la presidencia nacional de su partido y la indiferencia del gobierno federal, contraviniendo los más elementales principios de gobernabilidad y buen gobierno desconociendo de facto la autoridad del gobernador interino.

Sentando un pésimo precedente que, a lo largo de los dos años de su mandato, de ninguna manera podrá repetirse so pena de aplicarse todo el peso de la ley y del monopolio de la fuerza a quienes incurran en igual o similar desacato. Pésima señal de quien se dice llamado a enderezar al jorobado haciendo prevalecer la justicia con sobaditas de lomo.

Honestamente, estimo que no obstante proceder el beneficio de la duda para bien de Veracruz, no se podía esperar otra cosa de la llamada alternancia. Va por la venganza y en la venganza construir la plataforma electoral para 2018 dentro del marco peñanietista de la sucesión pactada.

 Más de lo mismo, aunque revuelquen a la misma gata con vanas promesas de un nuevo concepto de lo que los veracruzanos debemos entender por prosperidad y buen gobierno. Así se escribirá la historia bajo el entendido de que el valiente vive mientras el cobarde quiere, como reza la sabiduría popular.

Hojas que se lleva el viento

Conforme la prensa vierte más y más tinta en torno a la elección presidencial en EE. UU., más se confirma el “síndrome de Estocolmo” que como padecimiento endémico,  ata a México a los designios del imperio. Con Trum  lo que cuenta es saber si nos apalearán un día sí y otro también,  con la diestra o la siniestra. Lo demás es lo de menos en el México dependiente.

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¡Qué pena! En Veracruz no hay gobernador

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Al fin jarochos, no terminamos de salir de una y ya nos afanamos en construir la otra. Con una mano atrás y otra adelante, negándonos a aprender de la historia ciframos nuestras esperanzas en los procesos electorales en puerta… y los que siguen.

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Para Ripley… Un buen de xalapeños anticipadamente ya promueve al alcalde cínico, omiso y cómplice del saqueo Américo Zúñiga Martínez, para suceder a Pepe Yunes en el Senado de la República.

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¿Y si Javier Duarte ya hubiese muerto, quién regresaría lo que más que presumiblemente se robó? Lo caído caído, y a otra cosa mariposa.

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Una reflexión: El dinero de que dispone el gobierno federal es de todos los mexicanos, luego me pregunto si el rescate de la administración pública veracruzana queda a cargo del gobierno de Peña Nieto, ¿será una medida similar al FOBAPROA en la que todo el pueblo de México pague por el saqueo que un grupo de sanguijuelas, políticos y servidores públicos, le infringieran a Veracruz? Como que no se me hace justo.

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 La peste cunde… Cuidado, ya se levantan algunas voces a favor de la “Balcanización” del sur-sureste de México.

Xalapa, Ver., noviembre 8 de 2016

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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

Patético, no puede calificarse de otra manera el vano esfuerzo de los senadores veracruzanos José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, para posicionarse como los más idóneos para la gubernatura del estado en 2018.

No porque en las filas de la clase política veracruzana destaquen por su historial, por su lealtad al presidente Peña y por su empeño por desvanecer la percepción de desconfianza, carencia de credibilidad y rechazo que a pulso se ha ganado el PRI tras doce años de saqueo. No. De eso no hay duda, se registra un grado de congruencia consecuente, remar en el México de hoy contra la corriente tiene su mérito.  

El calificativo de patético como categoría política y no como expresión peyorativa con ánimo de lastimar, deviene de su ingenuidad en tanto confían en que Veracruz sigue siendo  el mismo de siempre, que la sociedad veracruzana no ha cambiado y que,  como endenantes, el desparramar espejitos y abalorios  asistencialistas y clientelares da autoridad moral y política suficiente para un borrón y cuenta nueva.

Ingenuidad reflejada en el discurso pero también en los hechos. Adelantar campaña cuando el horno no está para bollos, fingiendo demencia al pretender que se ignore el     que la nave zozobró con un PRI que presumía saber gobernar y que, con desmarcarse del “fidelato” y repetir y repetir que su lealtad está firme con Veracruz, con Peña Nieto y con el combate a la corrupción, quedan cual blancas palomas, ajenas al desastre. Sí que es ingenuidad, por decir lo menos.

Ilusos, también, en tanto creen a pie juntillas que en el ánimo de los veracruzanos Peña Nieto goza de suficiente confianza, credibilidad y aceptación como para que éste pese y determine en la elección de gobernador de la entidad veracruzana en el 2018.

Pero más aún, el pretender convencer a los veracruzanos que Peña Nieto ve por Veracruz, cuando es del dominio público que el sedicente presidente le dio la espalda a la entidad solapando a Javier Duarte en sus trapacerías. Patético.

Y por si fuera poco, cuando ajenos a la realidad del país, ignoran que para la elección presidencial en el 2018,  Peña Nieto ya no será referente  válido de triunfo para el PRI. El pueblo de México desde ya da por sentado que el mexiquense repudiado y derrotado por las mayorías, entregará la presidencia al PAN antes que cederle los bártulos  a López Obrador.

Pero eso no es todo. Patético también resulta el que algunos medios de comunicación, columnistas y opinadores, más por amistad e interés pecuniario que por convicción, sigan alentando la vana esperanza de los señores senadores sin atender al hecho de que éstos tuvieron su oportunidad y la dejaron pasar.  En el Veracruz de hoy el PRI ya no tiene cabida.

Pero bueno, como en política todo se vale, no hay peor lucha que la que no se hace, así sea bajo el amparo de recursos de los contribuyentes.

Hojas que se lleva el viento

Por respeto y consideración a la primera minoría electoral de Veracruz que, con su voto, diera el triunfo a Miguel Ángel Yunes Linares, considero prudente el conceder a este el beneficio de la duda esperando le cumpla a la entidad, más no un cheque en blanco. Al asumir la candidatura por la alianza PAN-PRD sabía a qué se enfrentaba y con qué recursos escasos contaría de alcanzar la gubernatura, así que si en algo valora su palabra, no más endeudamiento, opacidad y simulación en el manejo de la cosa pública.

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Mudo por la sorpresa y el espanto, el clasemediero feminismo nacional que reivindica el empoderamiento de la mujer respaldando a Margarita Zavala en sus aspiraciones y propósitos futuristas, pasmado no ha sabido o no ha querido responder al Subcomandante Galeano (Marcos) quien a nombre del EZLN y el CNI, anunciara que para el 2018 los pueblos originarios propondrán como candidato a la presidencia de México a una mujer indígena. Y es que los argumentos asumidos por el zapatismo no dejan lugar a una respuesta que valga:

 “¿Le molestaría ver y escuchar un debate entre la Calderona de arriba, con sus ropas “típicas” de marcas exclusivas, y una mujer de abajo, indígena de sangre, cultura, lengua e historia? ¿Le interesaría más escuchar lo que prometa la Calderona o lo que proponga la indígena? ¿No querría asomarse a ese choque entre dos mundos?”.

¿No estarían, de un lado, la mujer de arriba, nacida y criada con todas las comodidades, educada en el sentimiento de superioridad de raza y color, cómplice y pretendida heredera de un psicópata aficionado al alcohol y a la sangre, representante de una élite que lleva a la destrucción total a una Nación, señalada por el Mandón como su vocera; y en el otro lado, una mujer que, como muchas, se forjó trabajando y luchando todos los días, a todas horas y en todos los lugares, no sólo contra un sistema que la oprime como indígena, como trabajadora y como pobre, también como mujer, que se enfrentó y ha enfrentado a un sistema reproducido a imagen y semejanza en los cerebros de los varones y de no pocas mujeres, que con todo en contra, hoy, sin saberlo todavía, tal vez tenga que representarse ya no sólo a sí misma, o a su colectivo, o a su pueblo, tribu, nación o barrio originario, también tenga que aspirar a representar a los millones de mujeres diferentes en lengua, color y raza, pero iguales en el dolor y la rebeldía?  ¿No estarían, por un lado, una mujer criolla, blanca, símbolo de la opresión, la burla, el escarnio, la impunidad, la impudicia; y del otro una mujer que tendrá que levantar su esencia indígena por encima de un racismo que permea todos los estratos sociales?  ¿No sería verdad que, sin apenas darse cuenta, dejaría usted de ser espectadora, espectador, y desearía, desde lo más profundo de sus sentimientos, que en ese debate venciera, en buena lid, la que tiene todo en contra?  ¿No aplaudiría que con esa mujer indígena ganara la razón y no la fuerza del dinero?”.

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Y a propósito de lo anterior, ilustrativa la pobre respuesta de Andrés Manuel a la propuesta rebelde, que le coloca en los terrenos de la pugna electoral y no en los de la necesidad de un cambio auténtico para México. Lo cual es lógico, en tanto que Andrés Manuel por bien intencionado que sea, no es revolucionario sino parafraseando a López Mateos, simple hombre de “izquierda dentro de la Constitución”. Respuesta del “Peje” al EZLN y CNI, que coloca a Morena entre la espada y la pared: o lucha por el poder mesiánico del hombre cazado con el propósito de gobernar a México, o se suma al gran movimiento de resistencia anticapitalista en torno a un programa mínimo de acción unitaria como el ya delineado por los zapatistas en la tarea de transformar al país. De lo que decida depende a su vez la respuesta que de las mayorías excluidas y empobrecidas espera obtener en el 2018.

Cd. Caucel, Yuc., octubre 25 de 2016.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Frente a las turbulencias que agitan la vida política y social de Veracruz, se alza la voz   de una infinidad de medios de comunicación, columnistas, comentaristas y politólogos  que, en nombre de la verdad, la objetividad e independencia de criterio, confundimos  más que informar a una audiencia ávida de escuchar  lo que quiere  escuchar.  Anteponiendo a lo sustantivo la especulación y el rumor que rodea al sonado caso de barandilla “Veracruz, Javier Duarte y su cauda de pillastres”.  Construyendo una verdadera cortina de humo tras la que en los hechos,  se pretende ignorar u ocultar la existencia de una profunda crisis estructural que, multisectorial y multidimensionalmente lo mismo atañe a la política política que a la economía  y al tejido social.

Crisis que lejos de tocar fondo, profundiza día con día en sus alcances, conforme se pierde un tiempo valioso en el propósito de llevar hasta sus últimas consecuencias una absurda venganza social que,  en primera y última instancia no conduce en lo absoluto a resarcir el daño causado a Veracruz por una caterva de saqueadores con disfraz de servidores públicos. Concentrándose la atención en el árbol más próximo e ignorándose el bosque que se consume bajo el fuego.

La economía estatal en picada, la política política en franca descomposición reflejando los estertores de un régimen que ya no da más y un tejido social vulnerado,  en el que la desigualdad y la pobreza ahíjan y cobijan conductas contrarias al bien común. Caldo de cultivo propicio y auspiciador lo mismo de violencia criminal que de perpetuación de prácticas nefastas contrarias a la vida democrática de una sociedad hoy sometida y manipulada por espurios intereses de mafias y camarillas que, desde la administración pública,  atentan contra la sociedad en su conjunto.

Estado de cosas que, inédito y guardando la necesaria proporción en relación al acontecer nacional, no tiene cabida en la prioridad mediática ni da marco referencial para distinguir entre lo que es el saqueo a la administración pública,  con todas sus consecuencias presentes y futuras y una crisis que no es potestativa de Veracruz en tanto está presente a todo lo largo y ancho del país. México se le escurre entre los dedos al viejo régimen y el alto grado de descomposición política y social que se vive en la entidad veracruzana, es solo la punta del iceberg.

Habría que insistir, el régimen político vigente ya no da más, arrastrando consigo en su obsolescencia al todo nacional. La tragedia veracruzana lo confirma, el rumbo está extraviado,  se carece de brújula y la llamada clase política en medio de la corrupción impune, dando palos de ciego agudiza sus propias contradicciones abonando al creciente deterioro poniendo en evidencia la necesidad de un nuevo pacto social para el México del Siglo XXI.

Conocedor del paño, juez y parte, Manlio Fabio Beltrones asegura que “El problema está en el sistema político, no solamente en los hombres”, empero, no puede dejarse de considerar que son los hombres los que dan vida a un régimen político y este,  en México está podrido, la corrupción rampante anida lo mismo en los hombres que en un sistema político depredador que ya no responde a las necesidades del Estado mexicano.

Javier Duarte no es “chivo expiatorio”, como señala Andrés Manuel López Obrador. El hoy prófugo gobernador con licencia, a mi juicio es expresión viva del grado de descomposición del régimen caduco. Y aquí cabe apuntar que en medio del caos, para Veracruz el ratificado como gobernador electo y el interino que tomara la papa caliente pretendiendo salvar lo insalvable, no escapan a esta realidad que se retroalimenta lo mismo del centro a la periferia que de ésta última al centro.

El deterioro es generalizado y no hay forma de evadirlo. El mundo entero atraviesa por la misma tesitura sin que se vislumbre alguna luz al final del túnel.

Quizá por ello, los pueblos originarios agrupados en el Congreso Nacional Indígena y jalonados por el EZLN, sin ataduras que les vinculen con los intereses mafiosos de la partidocracia, llamen lo mismo a resistir que a oxigenar la vida política nacional rescatando con una participación masiva, responsable y consecuente por la vía del voto, los principios sustantivos de la democracia representativa. Llamado que no puede echarse en saco roto, si se pretende entender el estado de cosas que configura la profundidad de la crisis de un régimen político rebasado por la terca realidad.

Hojas que se lleva el viento.

Sin pena ni gloria y sin más presencia que los mismos de siempre, transcurrieron las dos horas que Enrique Ochoa Reza, presidente del CEN del PRI le dispensara a Veracruz. La renovación del partido y el combate a la corrupción, fue el tema central del manido discurso del administrador partidista designado por Peña Nieto. Lo destacable es que mientras Ochoa Reza leía la cartilla a la élite priísta veracruzana, el militante sin derechos haciendo gala de impunidad, tomó las de Villadiego presuntamente cobijado por el mismo PRI… Desconocemos su paradero, declaró el responsable de la política y seguridad interna de México. Así se las gastan.

Cd. Caucel, Yuc., octubre 20 de 2016.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

¿Por fin se libró Veracruz de un gobierno  fallido, corrupto e impune?

Para nada, la despedida de Javier Duarte ha sido un juego más en la larga cadena de simulación con la que el ahora gobernador con licencia  se ha burlado de la ingenuidad política de los veracruzanos.

Tanto la solicitud de licencia y su aceptación por parte de una Junta de notables (Junta de Coordinación Política de la Legislatura local), así como la designación “fast  track” (dedazo) de Flavino Ríos Alvarado como gobernante sustituto, no es otra cosa que  un acto de prestidigitación pactado para, hasta el último minuto de noviembre próximo, hacerle la vida imposible al gobernador electo.

Ganar tiempo, en la estrategia de desbancar a Yunes Linares es la jugada; dejar correr los días y esperar activamente que el TEPJF se pronuncie en contra del triunfo electoral del choleño  y en ello descansa el pacto acordado entre Javier y Flavino. Presión, mucha presión sobre los señores ministros y cero respaldo del gobierno estatal a las exigencias del por ahora gobernador electo y su partido.

47 días no dan para más. ¿O acaso como señalan los “fans” del ex secretario de gobierno, bastan y sobran para limpiar la casa? 

Pretender que la población acepte que la licencia de Javier Duarte responde a quedar en libertad de defenderse de lo indefendible y poner a salvo su buen nombre y el de su familia, es tanto como esperar que los veracruzanos estén ciegos y sordos para no ver ni entender la profundidad del saqueo inmisericorde e impune a lo largo de los últimos doce años. Luego la motivación que impulsara la solicitud de licencia a 48 días de concluir su mandato, es otra y no la que con todo descaro explícitamente ofreciera el defenestrado y aún “primer priista” de Veracruz en su despedida.

Si la instrucción  vino de Los Pinos, o fue una decisión que a motu propio tomara Javier Duarte, a estas alturas es irrelevante. Lo destacable es que como quedara asentado en la entrevista televisiva  con Loret de mola, para Javier Duarte la mejor defensa es el ataque, con la pretendida intención de evitar que Yunes Linares tome posesión como gobernador de Veracruz.

Estrategia perversa que si no le evita ser enjuiciado, cuando menos se lleva entre las patas al por ahora gobernador electo. Contando para ello con la complicidad no sólo de un puñado de diputados locales, también  con la de Flavino Ríos Alvarado que, como es del dominio público, no ha tenido empacho en respaldar  a Duarte atacando a Yunes Linares desde la secretaría de gobierno.

Pacto al que sin duda implícita o explícitamente  no es ajeno el propio presidente Peña, su secretario de gobernación y el sedicente dirigente nacional del PRI.

Más de lo mismo en una continuidad pactada. No se puede esperar otra cosa y sí, como ya se otea en el horizonte próximo, la puntilla para un Veracruz ofendido, lastimado e inerme ante los juegos perversos de un poder formal que sin disimulo alguno, jugando con lumbre y sin ya nada que perder, carente de autoridad moral y política le apuesta  al todo por el todo a costa de la precaria supervivencia de millones de veracruzanos.

Lo lastimoso es que estos millones, indiferentes cual mirones de palo, aún confían en un inexistente estado de derecho, dejando hacer, dejando pasar en espera de mejores tiempos… Y algunos, unos pocos, aplauden la ilegítima designación de Flavino Ríos como bateador emergente.

Hojas que se lleva el viento

Hundida la nave en nauseabundo cieno, en el colmo del absurdo el PRI en Veracruz aún le apuesta a recuperar en la elección municipal del próximo año el terreno perdido. Ajeno al pensar y al sentir de los veracruzanos, desde ya baraja sus cartas para imponerle a la militancia los mismos rostros, las mismas mañas, como si no pasara nada tras la defenestración de Javier Duarte y su camarilla delincuencial. Y en estos mismos terrenos Pepe y Héctor Yunes jalando agua para su molino. O los priístas no han evaluado la profundidad de la crisis de credibilidad y supervivencia que vive su partido en la entidad, o de plano  la derrota de junio les hizo perder la chaveta. A buen entendedor pocas palabras, Veracruz entero no quiere nada con el PRI.-

Cd. Caucel, Yuc., octubre 14 de 2016

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