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Category Archives: Finanzas públicas

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Cuando se concurrió a las urnas en Veracruz para elegir a un gobernador de dos años, se hizo porque no quedaba de otra. Así estaba dispuesto en la legislación electoral y había que solventarle y no necesariamente porque se considerara que,  en un tiempo tan breve de gestión gubernamental,   la entidad retomara el rumbo perdido tras 12 años de saqueo de las arcas públicas, engaño y simulación.

El voto se dividió entre optimistas, pesimistas e indiferentes, dándosele el triunfo a la coalición PAN-PRD como primera minoría, abriéndole el camino a un gobierno que ofreciera un tránsito terso de la corrupción como estilo patrimonialista de gobernar a una honesta y eficaz alternancia esperanzadora. Comprometiéndose los partidos políticos perdedores a ejercer una oposición responsable y constructiva, todos por el bien de Veracruz.

Enderezar la nave de la administración pública estatal y municipal erradicando corrupción e imprimiendo honestidad, austeridad, eficiencia y eficacia; rescate de las finanzas agobiadas por una escandalosa deuda pública; recobrar seguridad, credibilidad y confianza de la ciudadanía, así como crear las condiciones mínimas para un ulterior rescate de  una economía postrada y con visos recesivos,  marcada esta por el desempleo  y baja productividad, fueron los propósitos explícitos del nuevo gobierno.

Y, como corolario, restablecer el clima de legalidad extraviado, imponiendo el peso de la justicia a los prevaricadores que a lo largo de dos sexenios hundieran a Veracruz.

Al gobernador electo, se le concedió el beneficio dela duda -la burra no era arisca-,  aprobándole el Congreso local un mal llamado “Plan Estatal de Desarrollo” contemplado para el corto y mediano plazo y a cuya ejecución se comprometiera el titular del poder ejecutivo en sendas declaraciones públicas, dándose un plazo de seis meses para ofrecer los primeros resultados.

Lástima Margarito, diría el clásico. A Don Miguel Ángel Yunes Linares le ganó la sed de venganza, trastocó el orden de prioridades, se rodeó de un equipo de grises e ineptos funcionarios en el primero y segundo nivel de la administración; se olvidó de gobernar emprendiendo una selectiva cacería de brujas en contra de fidelistas y duartistas que, por cierto,  aún no cesa. Quedando el compromiso asumido  estampado en el costoso “Plan de Desarrollo” como simple letra muerta, anticipo de un fracaso anunciado y que, para algunos nos representara ejemplo viviente del “ejercicio del poder para no poder”.

Hoy a escaso un mes de concluir la primera mitad de una gestión ya de por sí acotada en tiempo, disponibilidad financiera y entorno nacional e internacional adverso, el fracaso de la alternancia es un hecho que, por su obviedad,  es reconocido hasta por los veracruzanos más optimistas.

Ni ha sido terso y transparente el tránsito,  ni por asomo se ha cumplido a cabalidad con el compromiso asumido. Don Miguel Ángel Yunes Linares le queda debiendo a los veracruzanos.

El gobierno estatal sigue en las mismas, o peor dirían algunos al no haberse frenado su deterioro; no es del dominio público,  en forma y fondo, el resultado del proceso de entrega y recepción de la administración estatal saliente y entrante, como tampoco lo es el monto total de la deuda pública heredada e incrementada en el período prevaleciendo opacidad en la obligada rendición de cuentas.

No se observa austeridad, eficiencia y eficacia en el pesado aparato gubernamental ni tampoco resultados en ampliación y mejora de obra y servicios públicos; no existe recuperación en credibilidad y confianza, mucho menos en el controvertido tema de la seguridad pública con una criminalidad en ascenso que tiene en jaque a la población; la percepción sobre corrupción impune en el ejercicio de gobierno toma consenso generalizado, y la gobernabilidad pende de un hilo al imponerse autoritarismo y represión por sobre un diálogo constructivo lo mismo en  la administración de conflictos que en control de daños.

El crear las condiciones mínimas para allanar el camino  a un ulterior rescate de la economía en su conjunto, ha quedado en el tintero como compromiso no cumplido. Se mantiene el clima recesivo y la productividad sectorial y regional se abate día con día, incrementándose desempleo, desigualdad y pobreza, incidiendo esto negativamente en la salud del tejido social.

En suma, los once primeros meses de gestión, salpicados por algunos logros que deben reconocerse, conforman ya una condición de administración fallida en la gestión gubernamental de la “esperanzadora” alternancia, enmarcada por los prolegómenos de la ante víspera del proceso electoral que desembocará en la sucesión en el gobierno de Veracruz ya normalizada de seis años. Proceso que parafernalia partidista de por medio, casi en automático pone a la administración gubernamental en segundo plano.

Malas cuentas que empero, no se pueden ni deberían compararse con los 12 años de los dos últimos gobiernos priístas, como lo hiciera el senador Héctor Yunes Landa con su desafortunada afirmación, propalando mediáticamente que Veracruz padece el peor gobierno de su historia. Las condiciones distintas del entorno doméstico y circunstancias específicas que determinan un estado de cosas generalizado en casi todo el territorio nacional, no dan cabida a comparaciones de tal naturaleza sin pecar de oportunismo electorero.

El tiempo útil prácticamente se agotó para el gobierno de la alternancia. En el segundo año de gestión en medio de la guerra sucia que se espera en un todos contra todos, no se logrará recuperar lo perdido. Es mi opinión.

Xalapa, Ver., 27 de octubre de 2017.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 “La naturaleza política de la democracia, puede mirarse a través de tres elementos generales…: lo primero que la democracia exige es que todo su engranaje tenga como base el reconocimiento de los derechos humanos y estos cuenten con plenas garantías para su realización, pero a la vez que sirvan como limite al poder del Estado; lo segundo que haya una efectiva separación e independencia de los poderes públicos y que las leyes no sean usadas como arma política; y lo tercero que la representatividad, las autoridades tengan legitimidad y atiendan y actúen siguiendo las demandas de los diversos grupos sociales y su discurso aliente la elevación de la conciencia política y social de la ciudadanía.- Manuel Humberto Restrepo Domínguez

Siguiendo esta línea de pensamiento de Restrepo Domínguez, cabe preguntarse si en nuestra incipiente democracia con las condiciones de descomposición política y social que hoy día prevalecen a lo largo y ancho del país,  Enrique Peña Nieto tiene razón cuando afirma que: “Quienes dicen que México está en crisis, es porque la tienen en la mente” (xeu.com-mx 28/03/2017).

Si la sociedad mexicana atravesara por un proceso de polarización en el que más o menos la mitad de la opinión pública percibiera que todo marcha bien, que la corrupción y la inseguridad acompañadas del desempleo, desigualdad y pobreza, únicamente anidan en la mente de quienes resistiendo se oponen a la versión oficial, la aseveración presidencial encontraría eco calificándose como acertada. Empero, la terca realidad indica que tal polarización no existe, ni los consensos se dividen por partes iguales, las mayorías no solo perciben el estado crítico del Estado mexicano, en su cotidianeidad lo viven en carne propia.

En lo político el régimen acusa una crisis terminal de principios y valores que se refleja en la ausencia de honestidad, representatividad y legitimidad en una democracia representativa secuestrada por la partidocracia, mermando credibilidad y confianza en las instituciones.

En lo económico, las reformas estructurales neoliberales impulsadas por Peña Nieto y sus aprendices de brujo, lejos de estimular crecimiento y desarrollo agudizan estancamiento y retroceso,  tanto en el aparato productivo como en unas finanzas públicas que dejaran de contar con la “gallina de los huevos de oro”.

En lo social, la inseguridad pública y criminalidad en ascenso en todas sus denominaciones, siendo el pan de cada día conviven con exclusión, salarios de hambre y desempleo creciente,  estimulando lo mismo la reproducción ampliada de la economía informal, la desigualdad y la pobreza que la migración de compatriotas que buscan en el extranjero mejores oportunidades; resultando nugatoria la obligación del Estado por preservar el reconocimiento de los derechos humanos otorgando plenas garantías para su realización.

 “No vivimos en el peor de los mundos…” afirma Peña Nieto. Pero tampoco México es el mejor cuando más de 50 millones de mexicanos carecen de la seguridad de saber a ciencia cierta si comerán mañana.

Si esto no configura la condición de crisis del Estado mexicano, efectivamente con toda certeza el Sr. Peña nieto se expresa con verdad. Luego entonces, más que reprobar su mandato cabe elevar nuestro nivel de aceptación, reconociendo que por sobre una percepción equívoca de una mayoría “ignorante” que ve moros con tranchete, debe imponerse el pensamiento lúcido, coherente y congruente de la minoría ilustrada que hoy por hoy nos conduce al despeñadero. Cuestión de enfoques.

Hojas que se lleva el viento

Mientras a Veracruz le va como en feria viviendo en plena penuria política, económica y social, nuestra aldeana expresión de la partidocracia preocupada y ocupada en la arrebatinga electoral, en una disputa de todos contra todos por ganar el derecho a colocarse donde hay… o había antes del saqueo.

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A la Confederación Nacional Campesina lo único que le queda como reminiscencia de su histórico papel como paladín del agrarismo, es el sombrero de ala ancha de sus hoy dirigentes, encumbrados terratenientes millonarios.

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El alcalde xalapeño, Américo Zúñiga, dispuesto a vender caro su apoyo al candidato del PRI al gobierno de nuestra ciudad capital, le pisa duro al acelerador rescatando el voto duro entre las organizaciones de tianguistas y vendedores ambulantes que, a últimas fechas,  les ha dado por poner sus barbas en remojo simpatizado con las propuestas de MORENA… por si acaso.

Xalapa, Ver., 29 de marzo de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Prometer no empobrece, el cumplir es lo que aniquila, decía la abuela atendiendo a una tan antigua como sabia conseja popular.  En los tiempos que corren, parafraseándola  diría que endeudarse si empobrece, cuando la obligación de pago en tiempo y forma atañe a todos los veracruzanos  y no solamente al gobierno que a ello recurre.

Si bien es cierto que la única salida viable que a la mano tiene el Sr. Yunes Linares para paliar las obligaciones de término del año es contratar más deuda, no puede ni debe dejarse de considerar que tanto el pago oportuno del compromiso contraído como de su servicio, compromete recursos presupuestales futuros que deberían canalizarse a obras y servicios públicos, menguando la capacidad de respuesta gubernamental a las demandas ciudadanas.

Los nuevos adeudos para solventar obligaciones ineludibles de fin de año  serán pagados hasta el último centavo en los dos años de mi mandato, dice el gobernador. Sí, pero no puede ignorarse que estos se suman a la ya cuantiosa deuda pública que para su pago en el corto plazo como a lo largo de los próximos 30 años, repercuten en el presupuesto de egresos en una cuantía tal que,  en términos prácticos,  afectan a todos los veracruzanos privándoles tanto de obras  como de servicios de calidad demandados.

Luego el endeudarse no es problema de la administración pública sino de más de 8 millones de veracruzanos y los que están por nacer, que tendrán que llevar a cuestas el peso de la deuda. Razón más que suficiente para exigir transparencia e información puntual sobre la aplicación del empréstito ya obtenido en los últimos días como lo exige la bancada de Morena en el Congreso local ya que de no ser así,  el gobernador  dispondrá de un cheque en blanco de manera arbitraria repitiéndose la historia que hoy lamentamos.

Miguel Ángel Yunes Linares se va una vez concluido su mandato, la obligación del pago puntual de la deuda queda gravitando sobre las espaldas de los veracruzanos. Situación que debería ser tomada en cuenta por la representación popular antes que los diputados en los años venideros alcen la mano autorizando más y más empréstitos para solventar hoy, en perjuicio del futuro, obligaciones de pronto pago en una espiral que no tiene para cuando concluir.

A grandes males grandes remedios

Si la abultada administración pública veracruzana padece de un gigantismo que le deja sin respiro, más vale una vez colorado y no cien descolorido. Hay que racionalizar y optimizar el gasto reduciendo el aparato gubernamental al mínimo posible, eliminar duplicidades y organismos innecesarios, aplicando una política de austeridad real y no simulada. No se puede seguir cargando con el costo de contrapartes estatales del gobierno central, cuando en primera y última instancia propósitos, objetivos y metas por alcanzar son los mismos. No más agencias estatales de empleo, ineficientes e ineficaces que resultan altamente  onerosas para los veracruzanos.

Hacer más con menos, elevando la productividad de la administración pública estatal y municipal, sería el compromiso real, aunque ello implique pérdida temporal de empleos y un costo electoral para el partido gobernante. Si en tiempos de crisis la iniciativa privada lo hace para sobrevivir, por qué no la administración pública.

Hojas que se lleva el viento

La estrategia mediática de trato como enemigo al adversario, está en marcha, descalificando desde ya a quienes  se consideran como candidatos  naturales del PRI y de Morena para la sucesión en el 2018. Ya lo habíamos advertido, la guerra sucia no concluyo en junio pasado, esta habrá de prolongarse a lo largo de los dos próximos años. Conforme pasan los días,  texto servidores que desde tiempo atrás están identificados como afines a los pesebres azules y que en la pasada contienda electoral tomaran parte activa en la estrategia tremendista de denuncias, señalamientos e infundios en contra del fidelismo y su caricaturesca extensión duartista para allanarle el camino al Sr. Yunes Linares, no pierden el tiempo,  polarizando a la sociedad cuando lo que se requiere es unidad y consenso.

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Lo señalamos en su oportunidad: no existe correspondencia entre el Plan Veracruzano de desarrollo  y la disponibilidad financiera para implementarlo. El Sr. Yunes Linares lo confirma proponiendo una revisión a fondo del presupuesto de egresos para el 2017. A juicio de quien esto escribe, debería revisarse también el “mapa de la alternancia” elaborado en su momento sobre las rodillas y ajustarlo a la penosa realidad financiera y administrativa que vivirá  el gobierno de Veracruz en los dos próximos años.

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“Flor de un día”, se dice ya de un mini gobierno que en escasos 25 días, está mostrando el cobre. Y si bien aún es muy temprano para juzgar desempeño y cumplimiento tras haberse generado muy altas expectativas de cambio, las tendencias observadas  y no resultados por calificar, apuntan a un nuevo gobierno fallido.

Xalapa, Ver., diciembre 28 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El pasado jueves 15 de los corrientes, despidiendo el año con los hacedores del portal jalapeño “Sociedad 3.0”, de Carlos Arturo Luna Escudero,  tuve oportunidad de charlar con dos veracruzanos de indudable valía,  quienes siempre tienen tela de la cual aprender.

El crítico literario José Miguel Naranjo Ramírez, quien no obstante su juventud es toda una autoridad en su ramo, nos ilustró lo mismo sobre los quehaceres de lo más destacado de la literatura universal que del pensamiento y andares de destacados estadistas que,  recogidos y recreados  por sus biógrafos, dejaran como legado la convicción de que siempre es posible aspirar y lograr el alcanzar un mundo mejor.

Humanista por excelencia, nuestro joven interlocutor nos dejó para el tintero una frase en torno a la cual no se puede dejar de reflexionar: “… la mediocridad no cabe cuando hay disposición y voluntad para aprender de los demás”. La mayoría de los políticos y servidores públicos, se niegan a esta realidad. Nuestra aldeana clase política con sus contadas y respetables excepciones,  parece confirmarlo, no basta ser inteligente cuando a la luz de sus quehaceres exhibe ignorancia y casi nulo afán por encontrarse con lo mejor del conocimiento humano, siendo refractarios al aprender de los demás para su mejor y eficaz desempeño. El pragmatismo pedestre y coyuntural  les gana privándose de la oportunidad para sí y para sus representados, de cultivar el espíritu y adquirir visión de Estado.

Armando Méndez de la Luz, ex candidato al gobierno de dos años en Veracruz por Movimiento Ciudadano,  respondiendo a preguntas expresas de quienes compartiéramos la misma mesa, se refirió a la situación política que se vive en México y, en particular en Veracruz, enriqueciendo la charla con la necesaria relación entre la visión de coyuntura y el horizonte ampliado  de la visión de Estado; coincidentemente tocó el tema de la importancia del aprender del conocimiento universal, haciendo gala  de un amplio bagaje cultural destacando el  legado que a la humanidad deja pensamiento y acción de hombres y mujeres que entregaran su vida al servicio de los demás.

Hombre forjado en las lides políticas, el también ex senador Méndez de la Luz es a todas luces persona ilustrada, destaca su afán por estar al día lo mismo en tareas propias de su quehacer público que en los avatares de la cultura universal, destacando su deseo permanente por aprender de los demás enriqueciendo lo mismo su acervo personal que su desempeño en el ámbito de lo colectivo.

De su amena charla recojo un pensamiento por el vertido: “No se puede ejercer el poder sin vocación de poder, en su más amplia connotación de lo que esto significa.. Por ello, en la política no se puede dejar de considerar el perfil sicológico de aquellos actores de la vida pública que aspiran o, en su caso, habiéndolo alcanzado,  tienen en sus manos el ejercicio del poder”.  Afirmación del político veracruzano que solo es posible entender cuando se tiene el propósito de aprender de las enseñanzas de la  historia.

Aprender para conocer; conocer para aprender de los demás, es la lección.  Nunca se deja de aprender cuando se tiene la voluntad de aprender, es lo que me queda de esta cena brindada a colaboradores y amigos de “Sociedad 3.0”, enriquecida para mi gusto con una aproximación a lo que deberíamos entender por sociedad del conocimiento.

Hojas que se lleva el viento

Nicanor Parra, poeta chileno,  retrataba de cuerpo entero a  encuestas y estadísticas con este cálculo:” hay dos panes; usted come dos, yo ninguno. Promedio de consumo: un pan por persona”. Sencilla apreciación sustentada en el sentido común que, sin duda, es aplicable al bombardeo mediático con el que nuestros gobernantes tratan de convencernos de lo bien que marchan las tareas del crecimiento y desarrollo, permitiendo que el país destaque como una de las primeras economías del mundo.

Con la misma óptica, en Veracruz el mini gobierno de la alternancia pretende socializar las pérdidas resultantes del saqueo, llamando a 8 millones de veracruzanos a compartir el costo del rescate de la administración pública. Si la disponibilidad financiera proyectada es de dos panes, el gobierno come dos y la población victimada, ninguno a lo largo de más de 30 años plazo.

De ahí que tanto el llamado a la austeridad como el de fortalecer la unidad en torno a la alternancia, generen tantas dudas en aquellos que no habiéndose dejado influenciar por las circunstancias del momento, no votaran a favor de la alianza presuntamente anti natura PAN-PRD. Y utilizo  la palabra anti natura, como un lugar común con el que suele calificarse de manera simplista  al juntar la derecha con la izquierda del  espectro electoral para constituir un gobierno de coalición. Simplismo que juzgo no tiene lugar cuando, de hecho y al menos en el caso que nos ocupa, pragmáticamente ya no existe diferencia ideológica y programática entre un partido conservador que pretende dar vuelta atrás a la rueda de la historia y otro que habiendo renunciado a su carácter contestatario,  corriéndose a la derecha se encuentra en vísperas de celebrar sus propias exequias.

Si lo que se pretende es que prive justicia y equidad en la relación fiscal de la entidad con la federación, debería empezarse por ejercerla en Veracruz. No puede ni debe prorratearse el pago de la deuda pública pagando justos por pecadores. Más si el endeudamiento no se refleja en beneficios palpables para todos, teniendo como origen el enriquecimiento indebido de una minoría de rufianes sin más afán que el saqueo de la hacienda pública. No más deuda ni impuestos legales o extralegales; que el gobierno haga lo que tenga que hacer haciendo más con menos, en un esfuerzo de racionalidad y productividad institucional sin  simulación ni privilegios fuera de orden para la alta burocracia.

Entendámoslo de una vez por todas. El saqueo ya es cosa del pasado. Lo que se llevaron ido está y no regresará en la medida de lo mínimo deseable para resarcir la pérdida, así se aplique la ley hasta sus últimas consecuencias a los saqueadores. No más venganza y ajuste de cuentas, hay que cederle el  paso a un buen gobierno.

Lo que cuenta es el presente, de aquí para adelante y de acuerdo a lo presupuestado para el 2017 por los tres órdenes de gobierno, es el punto de partida a considerar. Lo que se haga o deje de hacerse con los recursos disponibles en los próximos doce meses, será la medida para juzgar a la nueva administración. Y a otra cosa mariposa que el horno no está para bollos.

Así, ¿o más claro?

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No es lo mismo ser activista que gobernar.  Como está poniéndose de manifiesto con Miguel Ángel Yunes Linares al frente del mini gobierno de la alternancia. La desconfianza, desesperación, impotencia y falta de imaginación para paliar el temporal heredado,  se refleja tanto en la integración del gabinete como en palos de ciego en sus primeros 20 días de mandato. Y no es para menos, la situación caótica que se vive en la administración pública veracruzana tiene a Miguel Ángel Yunes entre la espada y la pared.  Hoy afirma una cosa y al día siguiente se desmiente forzado por la realidad, sin que hasta el momento se vea tanto en la forma como en el fondo que cuenta con un equipo de colaboradores eficientes y eficaces que, más allá de la lealtad al jefe y al partido gobernante, contribuya a empujar la carreta.

Estamos observando un gobierno de un solo hombre multiplicado en varios frentes y rebasado por su circunstancia, que habiendo generado amplias expectativas de cambio entre los veracruzanos que le dieran su voto, no le encuentra la punta al mecate para salir avante del atolladero;  poniendo en evidencia lo que ya resultaba obvio, sin dinero, empujando la pesada carga de una burocracia indolente, con una oposición siempre dispuesta a ponerle piedritas en el camino y una opinión pública escéptica y desconfiada, no se puede transitar de la denuncia y el señalamiento pertinaz que como estrategia le permitiera el triunfo en las urnas, a la estructuración y operatividad de un gobierno eficaz como el que la coyuntura demanda.

Por otra parte, es notorio el curarse en salud sobredimensionado mediáticamente la ausencia del gobierno federal en la búsqueda de soluciones efectivas a un problema al que por omisión ésta contribuyera. Como activista era bien vista su actitud de denuncia y reclamo, como gobernador y bajo las reglas de un presidencialismo que no se quiere ir, otra muy distinta es el pretender gobernar jalándole los bigotes al tigre.

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Si la lógica formal no nos engaña, negros nubarrones se abaten por sobre los territorios asignados por el gobierno de Peña Nieto a las poderosas trasnacionales, entre ellos los veracruzanos. Veamos:

Como es bien sabido, nuestros vecinos del norte no tienen amigos, tienen intereses y, entre estos, en primer término los de sus más importantes corporaciones económico-financieras asentadas a lo largo y ancho del mundo. Como también es del dominio público y los ejemplos de ello sobran,  que en los territorios en los que operan éstas, por sobre la soberanía de los países huéspedes privan los propósitos y objetivos últimos de las trasnacionales norteamericanas a la sombra de la protección legal o extralegal de su gobierno, incluyendo a la tortuosa CIA y  mercenarios al servicio de prestadores de servicio de seguridad mejor conocidos como “contratistas”.

Donald Trump,  futuro presidente de EE UU., en la integración del que será su gabinete ha designado al presidente y CEO de ExxonMobil, Rex Tillerson,  como Secretario de Estado, organismo este último encargado de velar por los intereses de sus connacionales en el exterior, con énfasis en los de sus poderosas corporaciones petroleras. Luego es de esperarse entonces el que los territorios mexicanos, incluidos los veracruzanos,  en los que  éstas operan u operarán en el futuro (gracias a la llamada “reforma energética” o al programa de “zonas económicas especiales”), por sobre la soberanía nacional e interés vital  de sus habitantes  se impongan  jurisdiccionalmente los mecanismos de protección del Departamento de Estado a cargo del jerarca petrolero con todas las consecuencias imaginables.

Por lo pronto, el Departamento de Estado ya presiona para que el gobierno de México entregue los territorios asignados a las petroleras, libres de compromisos laborales contraídos entre Pemex y el sindicato petrolero,  dando lugar a una política de despidos que está dejando sin empleo a miles de trabajadores tanto en Veracruz como en Tabasco y Campeche, generando incertidumbre, deterioro social y pérdida de expectativas de crecimiento y desarrollo en las comunidades afectadas.

El gobernador de Veracruz, mostrando algo más que miopía geoeconómica,  ni tardo ni perezoso se hace eco  de las declaraciones triunfalistas de Peña Nieto, asegurando que gracias a la reforma energética y a la estrategia de zonas económicas especiales,  la entidad recuperará el ritmo perdido de crecimiento y desarrollo. Nada, a mi modesto entender,  más alejado de la realidad, tenemos como ejemplo negativo de ello a las consecuencias socioeconómicas que ha traído aparejada la expansión del  fracking en la extracción de hidrocarburos a cargo de trasnacionales en el norte de la entidad.

Xalapa, Ver., diciembre 20 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En la entidad veracruzana su gente vive aturdida en medio de optimista esperanza y una realidad agobiante. Entre aquello a lo que se aspira, a lo que se quiere para un hoy incierto, lo que se puede con lo que se tiene y, el consabido con lo que se debe hacer, que trasciende los límites de un simple voluntarismo, para ubicarse en los terrenos de una terca realidad en lo que política, económica y éticamente consideramos como  viable y correcto para transformarle.

El gobernador en turno diciéndole a sus fans en los tendidos lo que estos quieren escuchar. Los medios de comunicación, haciéndose eco, por lo consiguiente y, en el inter, ante la indiferencia del padre,  la tía de las muchachas llevando a éstas al bailongo. Sin que el ominoso panorama de un Veracruz con crisis multidimensional y multisectorial con mayorías cada vez más pobres, merezca la menor atención.

Confusión en la que el debate está ausente, huérfano de ideas. Por sobre éstas, dominando el incierto panorama, el “Síndrome de Estocolmo” que, inoculado en nuestro ADN por el viejo régimen priísta, nos ata a paradigmas presuntamente superados, esclaviza  y determina nuestro destino, convencidos de que no existiendo política a secas que le apueste al bien común con la que comprometerse, hacemos de la política electoral razón de ser de nuestra cotidiana y domesticada existencia.

No salimos aún de una, cuando ya estamos inmersos en lo que viene, la elección de alcaldes en el 2017. En el escenario electoral se aferra la esperanza de lo que nunca llega.

Parte intrínseca de nuestro folklore, en los procesos electorales ciframos nuestras más caras expectativas de bienestar y progreso, esperando que de arriba de la pirámide la bienaventuranza descienda como Maná del cielo sobre las mayorías siempre excluidas, siempre empobrecidas.

Y con qué facilidad olvidamos el ayer para volcarnos en un futuro incierto. Entusiastas participamos en las campañas políticas, sufragamos a favor de quién habrá de privarnos de esperanza, de saquearnos hasta más allá de un límite concebible y, frustrados, retornamos al punto de partida, una nueva elección, nuevos gobernantes o representantes de elección popular que restituyan confianza, credibilidad y renovada fe en las instituciones republicanas. Círculo vicioso en el que la política, a secas como instrumento en el que confiar el bien común, está ausente, trastocada por la política-política reducida a su expresión pedestre.

Resultado de ello, hoy día transitamos de un gobierno corrupto y fallido a la llamada alternancia, simple cambio de siglas partidistas en el ejercicio de gobierno. Despotricamos en contra del que se fue dejándonos con un palmo de narices, a la par que aplaudimos y confiamos un cambio que no pasa más allá del manido discurso. Permaneciendo ajenos a lo sustantivo y confiando en lo accesorio, dejamos hacer, dejamos pasar, en espera de una nueva elección en la cual depositar la confianza perdida.

No se aprende del pasado, las lecciones recurrentes no impactan en el imaginario colectivo. El efímero presente y la expectativa de futuro promisorio, es lo que cuenta, lo vivido queda para el anecdotario popular, cerrándose el círculo perverso.

Más de lo mismo, siempre sujetos a los vaivenes de la circunstancia electoral más como invitados de piedra que como protagonistas de nuestra propia historia. Secuestrada la democracia representativa, siempre fieles al “Síndrome de Estocolmo”, por más que nos peguen siempre dispuestos a lamer la mano de los secuestradores de siempre. ¿Hasta cuándo?

Hojas que se lleva el viento

Lo afirmamos en su oportunidad. ¿Con qué ojos mí querido tuerto?

 Saqueada la hacienda pública bajo la solapadora indiferencia del gobierno de Peña Nieto, no hay dinero para paliar el temporal, ni lo habrá en suficiencia para costear en escasos dos años un mediocre rescate de la administración pública.

Hoy el gobierno de la alternancia curándose en salud descubre el hilo negro: La federación, injusta e inequitativa cierra los ojos ante nuestras carencias. En Veracruz se vive una emergencia en las finanzas públicas estatales, que requieren el sacrificio de todos para sacar al buey de la barranca.

Yunes Linares lo sabía desde endenantes, estaba consciente de ello al aceptar la candidatura al mini gobierno de dos años. Hasta el cansancio, por sí mismo o por interpósitos voceros, denunció el saqueo y conoció de la quiebra de la hacienda pública. Se comprometió en campaña a sanear las finanzas y rescatar del desastre al gobierno de Veracruz a la par que metería en la cárcel a los prevaricadores,  más en ningún momento expresara que pagarían justos por pecadores.

Hoy pide comprensión y respaldo, forzando a ocho millones de veracruzanos a comprometerse con una estrategia de austeridad y nuevos endeudamientos, sin que se diga una sola palabra sobre el trasfondo real de la crisis política, económica y social por la que transita la entidad y que a todos afecta. Sustento económico en picada, deterioro del tejido social, desigualdad, pobreza y un régimen político caduco, no figuran en la agenda del rescate. Veracruz es algo más que su gobierno.

En este espacio se puso en duda la viabilidad del llamado “Plan Veracruzano de Desarrollo”, respondiendo a una lógica hoy oficialmente confirmada: no hay dinero suficiente ni siquiera para pagar completos sueldos y prestaciones de la burocracia, adeudos con proveedores y trabajadores de la educación y la salud. ¿Lo habrá para impulsar crecimiento económico y desarrollo? Exceso de optimismo, falta de previsión, o simulación sería la respuesta.

El mamotreto, instrumento legal de cajón avalado por la Universidad Veracruzana y aprobado por el Congreso, ni da razón ni advierte que para rescatar la hacienda pública,  la única salida es recurrir nuevamente a onerosos endeudamientos.

Empantanados y sin salida. Si en el pasado reciente el Sr. Yunes Linares advirtiera de lo negativo del endeudamiento creciente del gobierno de Duarte de Ochoa, hoy día sólo le queda optar por más deuda pública para salir del atolladero. Vana esperanza, afirmáramos en maquinazo anterior, la terca realidad lo confirma. Más de lo mismo; ahora bajo el manto de la alternancia la esperanza hay que afincarla en la elección del 2018.

Xalapa, Ver., diciembre 14 de 2016

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Pulso crítico

  1. Enrique Olivera Arce

El fuego que arrasara la pradera a lo largo de más de 12 años se extinguió…  pero las brasas quedan.

Cambio en la administración pública estatal, pero no de régimen ni de modelo económico. Los mismos paradigmas neoliberales, la misma confrontación entre las élites y la base de la pirámide social, en el escenario de un  cambio de época global en el que el corrimiento de la izquierda electoral y el centro hacia la derecha, deja a las mayorías sin interlocutores y en franca indefensión.

 Parafraseando a Vicente Lombardo Toledano, Miguel Ángel Yunes Linares siendo polvo de aquellos lodos, no necesariamente garantiza cambio alguno de fondo que permita bajar la guardia, luego cabe que los veracruzanos ni cierren los ojos ni caminen descalzos.

Resistir y autodefensa activa, es la tarea para las mayorías empobrecidas.

Dadas las condiciones actuales por la que atraviesa la entidad veracruzana, es sano mantener el beneficio de la duda, empero este requiere de su diario cuestionamiento y/o refrendo si así procede a lo largo de los próximos 24 meses.

No dudamos de las buenas intenciones, empero no se puede hacer de lado que signos ominosos desdicen al Sr. Lic. Yunes Linares en su primer día como gobernador constitucional: en la integración del gabinete (con respetables excepciones predomina inexperiencia y el color fresa) que le acompañara a lo largo de su mandato; los excesos en su toma de protesta ante el Congreso y para colmo, la vieja práctica de verdades a medias, del acarreo y la filtración insidiosa de rumores.

Por mucho que esté comprometido con el PRD, es un despropósito mayor el que el responsable de la delicada política interna en la entidad se haga recaer en  un camaleón, oportunista, con cuestionadas relaciones oscuras con el fidelismo y traiciones para con su partido, sin experiencia probada en el servicio público  como lo es el recién titulado licenciado en derecho, Rogelio Franco Castán. Como también juzgo como equívoco el hablar de un gobierno cercano a la gente, cuando para tomar oficialmente la protesta de ley que le obliga con los veracruzanos, convierte la casa de éstos en bunker en previsión a manifestaciones y abucheos.

 Desconfianza, amenaza velada y medidas de seguridad innecesarias, la mayoría de los habitantes de la capital veracruzana ni por enterados se dieron del cambio de estafeta. Y en los informados, la indiferencia se hizo acompañar de carencia de confianza y credibilidad suficientes como para abandonar el trajín cotidiano para concurrir a un evento que se juzga de mero trámite.

La duda queda: gobierno cercano a la gente, o gobernar con el pueblo y para el pueblo.

Los veracruzanos esperan hechos no palabras ni parafernalia a modo, así se trate de escuchar lo que a juicio del nuevo gobierno y de los medios informativos que actúan como caja de resonancia la población quiere escuchar. Lo que nos lleva a considerar como vana esperanza el rescate de Veracruz, en tanto se persista en confundir a un gobierno quebrado sin autoridad moral y política con una entidad federativa cuya crisis económica y social transita por los sótanos.

Se recuperan un mil doscientos millones de pesos en inmuebles y en especie, de otros muchos miles de pesos extraviados, dice el Sr. Yunes. Se amenaza con aplicar todo el peso de la ley a los depredadores impunes, incluido Fidel Herrera, artífice del desastre, así como enderezar entuertos para un eficaz salvataje del aparato gubernamental y las finanzas públicas. Más nada se dice sobre el qué hacer, cómo y con qué, para el rescate de una economía en franco estancamiento; con desempleo, pobreza y desigualdad, rémoras estructurales que en oposición a crecimiento y desarrollo brillan por su ausencia en el discurso.

Mucho menos de la imperiosa necesidad de afrontar las amenazas del presidente electo de los EE. UU., que de materializarse,  en la entidad  impactarán en el flujo de inversión externa, empleo, remesas de nuestros coterráneos y, de manera significativa, en las actividades con mayor índice de generación de empleos y aportación al Producto Interno Bruto Estatal, como la petrolera, la azucarera, la cafeticultura y la maquila, cuya vulnerabilidad es evidente para quien lo quiere ver con objetividad.

Veracruz tocó fondo en todos los ámbitos de la vida social, económica y política de su población, el verdadero problema de ello es que para salir solo se puede regresar y, para esto, se requiere visión de Estado, más que de gobierno, para rescatar lo rescatable del pasado, trazar nuevos rumbos y construir sobre bases nuevas el presente.

Y esto no figura en el discurso inicial, pasándose por alto  que la entidad no va sola; la recesión como realidad económica, la crisis de un régimen político caduco, un presidente con bajísima aceptación, e incertidumbre social respecto al futuro cercano, es escenario nacional común y es, en estas encrespadas aguas, que  habrá que navegarse.

Quedar atascados en el lodazal de la venganza, sin más visión que  el cortoplacismo de la oportunidad largamente esperada, impide ver con claridad para adelante. Sin dar vuelta de hoja y a otra cosa mariposa, seguiremos entrampados.

El cambio en el gobierno debe empezar por aceptar que la burra no era arisca… el rescate de credibilidad y confianza es prioridad compartida; si no se estrecha la distancia entre gobierno y gobernados el llamado a la unidad en torno a las tareas de todos para entre todos sacar al buey de la barranca, es sembrar en terreno estéril.

A Yunes Linares corresponde extender la mano, no el puño cerrado, para lograrlo. Esto implica sí, restablecer el estado de derecho con firmeza, pero entendiendo que por sobre el interés por sanear las finanzas públicas, encarcelar a los prevaricadores y enderezar la nave gubernamental, está el interés por el progreso y bienestar de los veracruzanos. Y a estos, corresponde el entender que sin la participación organizada y consecuente de la población en la toma de decisiones que a ella compete, es seguir dándole vueltas a la noria.

Gobierno y población de la mano con responsabilidades compartidas es la exigencia, sin ello, el nuevo gobierno transitará por los caminos trillados del fracaso anunciado.

Hojas que se lleva el viento

Ya ni llorar es bueno. Nos saquearon y el pueblo de Veracruz pagará los platos rotos. La corrupción en el servicio público, coludida con el sector empresarial no tuvo límites. Nos volverán a saquear si lejos de tomar medidas drásticas y radicales por parte de la población para evitarlo, se persiste en dejar hacer dejar pasar sin haber aprendido de lo lastimosamente vivido.

El sálvese el que pueda, rascándose cada quién con sus propias uñas, tan urgente como necesario es el erradicarlo. Nadie puede permanecer indiferente, salvo aquellos que aún no logran despertar.

Pretender construir y alcanzar la democracia plena sin construir ciudadanía, es utopía. Hacer política sin ciudadanos, es autoritarismo, alejándonos del bien común. Entendámoslo.

Xalapa, Ver., diciembre 6 de 2016.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

No es lo mismo el adeudo a empresarios que el no pago de salarios a los trabajadores. En el primer caso el tema es de carácter mercantil, en el segundo, es una flagrante y consentida violación a un mandato constitucional. Luego no se vale que los primeros, a río revuelto, pretendan se les meta en el mismo saco en la asignación de prioridades en el proceso de pago de adeudos del gobierno estatal.

Primero lo primero y, si alcanza, ya mañana dios dirá. Así de simple, puesto que el horno no está para bollos.

Y ya que se toca el tema del cuento de nunca acabar, vale señalar que si en nombre del orden y gobernabilidad se contempla reprimir a los trabajadores inconformes, el gobierno estatal debe pensarlo dos veces, toda vez que quién está violentando el espíritu de la ley y dando lugar al desorden, es el empleador omiso y no los asalariados. Creo que esto debe quedar claro para no confundir a una ciudadanía que se dice cansada de marchas, plantones y bloqueos y a la que el por ahora gobernador electo curándose en salud responde con un llamado a evitar desorden y caos en la entidad.

-ooo-

Hojas que se lleva el viento.

Más chingones que bonitos, tanto la desfondada Secretaría de  Finanzas y Planeación del gobierno estatal como el Congreso local, que por voz de sus personeros hacen gala de una simulación que ya no se corresponde con la dinámica social de una entidad federativa que, para bien o para mal, ya no es la de endenantes.  

La dependencia del ejecutivo, sin un clavo ni para papel higiénico, presenta a la LXIV Legislatura para su análisis y aprobación, en su caso, el proyecto de presupuesto de ingresos y egresos para el 2017 que, en números redondos, supera los 100 mil millones de pesos, declarando la titular de Sefiplan, Clementina Guerrero García, que  “…el proyecto está elaborado con la metodología presupuestal basada en los estados y modelos preferentemente señalados por el Instituto Mexicano de la Competitividad”.

Por su parte, la presidenta de la mesa directiva de la Legislatura local, diputada María Elisa Manterola Sáinz, siguiéndole la corriente a Doña Clementina, expresa su beneplácito ante un proyecto de presupuesto “histórico”, puntualizando que “Se buscará una concordancia entre lo propuestado y el propio  Plan Veracruzano de Desarrollo 2016-2018, que también analiza esa soberanía, toda vez que el gobernador electo, lo entregó en tiempo y forma”.

En ambos casos, se antepone protagonismo al sentido común, cayéndose en la vieja y manida fórmula del engaño y la manipulación mediática, considerándose que los veracruzanos se siguen chupando el dedo.

El proyectar un presupuesto de ingresos y egresos gubernamental, sea cual fuere la metodología seguida para su elaboración, no se puede sustentar sin una evaluación seria de la situación que guardan las finanzas públicas estatales para de ahí, como punto de partida, establecer la relación ingreso-gasto de la administración pública estatal para el periodo contemplado. Evaluación que, de acuerdo con lo declarado por la propia titular de SEFIPLAN, aún no concluye ni arroja resultados definitivos que puedan ponerse a consideración de la Secretaría de Hacienda para una negociación ulterior.

El sentido común, dada la situación que guarda una administración pública quebrada, obliga a pensar entonces que en orden de preeminencia debería jerarquizarse como prioritario primero el saber a ciencia cierta de que punto de partida estamos hablando. Más existiendo la incertidumbre respecto a la disponibilidad y montos de recursos frescos, que la federación está dispuesta a aportar como respaldo a una entidad federativa en condiciones de desastre.

En tanto la opinión pública no tenga claro lo anterior, no cabe echar las campanas al vuelo, sin conocer aún con cuanto se contará una vez descontado de los 100 mil millones presupuestados, el pago de deuda y su servicio, so pena de quedar en ridículo y seguir dándole vueltas a la noria.

También, recurriendo al sentido común, no procede afirmar que se buscará la necesaria concordancia entre el proyecto de egresos y el llamado “Plan Veracruzano de desarrollo 2016-2018”, cuando el pleno de la actual Legislatura presumiblemente aún desconoce alcances, contenido y exigencias financieras de un instrumento legal a todas luces cuestionable y aún en proceso de estudio en comisiones.

La simple lógica formal indica que primero hay que conocer la disponibilidad real de recursos para, de ahí, validar o ajustar estrategias, objetivos y metas por alcanzar en el período proyectado. Esto lo conoce a la perfección cualquier ama de casa responsable de la administración del ingreso familiar, si no quiere fracasar en el intento. No se puede programar el gastar por anticipado un dinero cuya disponibilidad futura está en veremos, salvo endeudándose y, para el caso Veracruz, es algo así como imposible, no más deuda es el sentir en el imaginario colectivo.

Todo ello en un plazo límite de apenas siete días para que tanto el proyecto de leyes de ingresos y egresos como el llamado “Plan Veracruzano de Desarrollo” sean analizados y aprobados, en su caso, por el pleno de diputados para su promulgación y vigencia. Instrumentos que a su vez, para materializarse y puesta en práctica, requieren de un aparato gubernamental hoy por hoy, ineficaz y corrupto que debe ponerse a tono con propósitos, estrategias y estilo personal de gobernar de Yunes Linares.

Esto, en un escenario social de descontento, desconfianza y hartazgo, en el que el nuevo gobierno está obligado a caminar con pies de plomo para no resbalar.

No nos engañemos ni engañemos si de oxigenar el cotarro se trata. Ya lo decía la abuela pontificando: el que mal empieza mal acaba.

Xalapa, Ver., 24 de noviembre de 2016.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Estimo que no está de más insistir en que seguir sacando mierda de un pozo que al parecer no tiene fondo, bajo el supuesto de que los veracruzanos en un afán de venganza social quieren sangre, ni construye ciudadanía ni contribuye a tomar conciencia de la necesidad de un  cambio estructural de fondo en Veracruz.

Insisto: ya nos saquearon, y nos volverán a saquear si la sociedad organizada no pone un alto a depredadores de viejo o nuevo cuño. El dinero “extraviado”, tiempo perdido y resarcimiento del agravio, no se contemplan como algo viable dentro de lo posible. Así que a otra cosa mariposa, debiéndose poner el énfasis en una visión integral de futuro sobre el estado que queremos, poniendo en su exacta dimensión  el hoy como punto de partida para de ahí encontrar las mejores fórmulas que contribuyan a paliar una crisis multidimensional y multisectorial que no está reducida únicamente a  la debacle de la administración y las finanzas públicas.

Visión de futuro que, por cierto, no ofrecen las vanas promesas de cambio desde la cúpula gubernamental estatal en las que pudiere cifrarse esperanzas con la “alternancia”. El cambio y transformación de Veracruz debe iniciarse desde abajo, con la participación organizada, responsable y consecuente de hombres y mujeres comunes; sin esto no podemos esperar otra cosa que la misma gata ahora teñida de azul con rayas negro amarillas.

Y esto último, a mi entender, no está contemplado en el bombardeo mediático que, en pro o en contra del  gobernador fallido y el que le sucede, únicamente distrae la atención de los veracruzanos en estos días aciagos; la suerte política principal se oculta tras lo accesorio en una entidad federativa en la que la lógica formal de la “grilla”, atendiendo a las formas, se opone y niega al mar de fondo que en el contexto internacional y nacional configura la gravedad de la crisis que, en lo local, se pretende resolver de manera simplista a partir de la nauseabunda pestilencia del detritus (mierda)  acumulado a lo largo de los tres últimos sexenios.

Lo cual, con todo respeto y salvo muy contadas excepciones, tanto en los círculos políticos y periodísticos como en nuestros destacados académicos e investigadores de la Universidad Veracruzana con un desplante de cortedad de miras, contemplan origen y desenvolvimiento de la crisis multidimensional en el debe y haber de la debacle político financiera de la administración pública estatal pretendiendo, con ello, arrastrar a lo más atrasado de la sociedad.

Peor aún, incidiendo en el marco conceptual del cual partir en lo que indebidamente se ha dado en llamar “Plan Veracruzano de Desarrollo”; auspiciando el seguir dándole vuelta a la noria en una falsa búsqueda de respuestas racionales en un horizonte de dos años plazo a la problemática toral de la entidad. Tomándose e interpretándose tal ejercicio académico respaldado por nuestra máxima casa de estudios superiores, como oportunidad que ofrece la “alternancia” para democratizar la vida económica y social de los veracruzanos, cuando en primera y última instancia, apunta a todo lo contrario en tanto privilegia criterios tecnocráticos elitistas por sobre las necesidades reales de una población que se debate entre la obsolescencia del aparato productivo, el desempleo, salarios de hambre, pobreza y desigualdad.

Escenario distractor en el que los medios de comunicación, en su gran mayoría proclives a una absurda dinámica inercial, derraman ríos de tinta en torno a una política política en franca descomposición; trivializando el interés común con un enfoque electoral nocivo y opuesto a la necesidad en las mayorías de toma de conciencia de nuestra realidad real para transformarla.

Así, entre palada y palada de mierda, el pozo sin fondo de detritus acumulado, cual fetiche en torno al cual ofrecemos sacrificios, justifica la cacería de brujas que para beneplácito de la autonombrada “prensa crítica”, corre a cargo del gobernador electo.

Y mientras se pierde valioso tiempo, el fallido y descarado gobernante en turno, se ríe de los veracruzanos sustentando su defensa en el twitter.

Hojas que se lleva el viento

Torpedeado en su línea de flotación el navío de Peña Nieto hace agua por doquier… Habiendo llegado la lumbre a los aparejos, el primer círculo de los aprendices de brujo se tambalea. ¿Y el ejército priísta dispuesto al rescate? Entrampado, preocupado, ocupado tejiendo ilusiones en torno a la sucesión presidencial para el 2018

Xalapa, Ver., septiembre 7 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

No todo lo que brilla es oro. Lo afirmamos en maquinazo reciente: “¿con que ojos?”, mi querido tuerto, al referirnos a promesas de campaña que jamás en su momento  serán cumplidas por no contar en sus alforjas, quien resulte electo como mini gobernador de Veracruz, ni con tiempo suficiente ni con recursos públicos disponibles al recibir una administración pública quebrada y endeudada más que en exceso.

A lo largo de las campañas de aspirantes a la gubernatura y a la Legislatura local -la excepción hace la regla-, no ha sufrido cambio relevante en una percepción no sólo de quien estas líneas escribe, también de amplios sectores de la sociedad veracruzana. No hay dinero y un gobierno de dos años es insuficiente para incluso, solamente ocultar la basura bajo la alfombra. Así que ¿con que ojos?

Lo que sí destaca en la estrategia del “yoyo”, es que a falta de propuestas viables que equilibren disponibilidades reales con expectativas de cambio de la población, se prometan acciones de gobierno que no sólo son de la esfera federal y privada, incluyendo trasnacionales petroleras cuyas decisiones de inversión están fuera del alcance estatal, sino que incluso, van más allá de los propósitos y objetivos del modelo neoliberal que impulsa el Sr. Peña Nieto.

Y hay que hacer constar que en materia de demagógicas y utópicas promesas asistencialistas, no hay distingo partidista ni color de camiseta de los hacedores de milagros que aspiran a gobernarnos.

La burra no era arisca, reza la conseja popular. Y este saber fruto de más años de experiencia que los acumulados por el PRI en el gobierno, hoy se hace presente con especial énfasis en la ausencia de credibilidad y confianza en la política, las instituciones y los cancerberos del poder real y formal.

Promesas orientadas a lo que la gente quiere escuchar, sin sustento ni posibilidad real de conjugar lo deseable con lo posible y desconfianza y ausencia de credibilidad, se retroalimentan dialécticamente dando la medida de lo que se espera como continuidad de un gobierno corrupto y la persistencia de una sociedad que no quiere ver más allá de su ombligo.

De ahí que, compañeros de camino al fin, sociedad civil y clase política ilustran metafóricamente lo que se observa del actual proceso electoral en curso. Montados en el mismo tren, el desconfiado viajero no sabe si escoger como vecino de asiento al culto y refinado ladrón que con toda atingencia roba los calcetines sin quitar los zapatos, o aquel que burdo con descaro y cinismo le dejará descalzo.

Sin calcetines o descalzo, el viajero bajará del tren, prometiéndose a sí mismo no volver a tropezarse con la misma piedra. Vana promesa, masoquista al fin, la sociedad seguirá sin remedio lamentándose de lo que ella misma ha creado.

Hojas que se lleva el viento

La campaña de Héctor Yunes se desinfla en la capital veracruzana. El encuentro programado con intelectuales, artistas y promotores de la cultura que tendría lugar en Xalapa, fue cancelado por el coordinador de campaña del senador con licencia al considerarlo como no prioritario, dejando a los organizadores colgados de la brocha. La atención a la cultura no viste ni acarrea votos de ahí que el énfasis proselitista sea puesto en el ámbito de la pobreza y la ignorancia que sí reditúan. ¿O será que Don Héctor ya da por perdida a la capital veracruzana, eminentemente anti priista?

-ooo-

Desconcierto entre las filas de quienes en los medios de comunicación están identificados como los textoservidores de siempre. Lo mismo los que sirven al gobernante fallido que aquellos al servicio del Yunes rojo o el azul. Sin decir agua va les crecieron los enanos y hoy tienen que enfocar sin argumento alguno que valga, su diatriba en contra de Morena y su candidato sorpresa.

-ooo–

El rumor, solo eso, simple rumor, en torno a la posibilidad de la anulación de la elección de gobernador cobra fuerza en los círculos políticos y periodísticos, anotándose como un triunfo a favor de Javier Duarte y Fidel Herrera,  padrino y mentor este último del gobernante fallido. ¿Y el enorme dispendio de recursos públicos ya aplicados al proceso sucesorio qué?

Y la gente se pregunta: ¿Quién respalda a Javier Duarte que impune sigue con sus tropelías? ¿Será Peña Nieto, o acaso Osorio Chong?

Xalapa, Ver., mayo 25 de 2016

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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

Objetiva o subjetivamente, en calidad de opinante de a pie, puede quien esto escribe coincidir o no en primer término con los cuatro lectores que nos siguen y, en segundo término con una audiencia más amplia que de rebote leen estos maquinazos. Lo único cierto es que es la realidad real la que se encarga de validar o descalificar una opinión vertida a vuela pluma sobre un estado de cosas por demás incierto e inquietante.

Partiendo de esta premisa, vale la pena insistir en la necesidad de tomar conciencia de que lo que se oferta en una campaña política no necesariamente será cumplida. Más aún,  cuando en el caso de Veracruz es del dominio público que la principal limitante para quien sea electo como gobernador de dos años en junio próximo, es la conjunción de  la obligada sequía en las finanzas públicas estatales y municipales y los compromisos partidistas que haga suyos quien resulte vencedor en la contienda.

No hay dinero ni para pagar las obligaciones contraídas con la misma burocracia, mucho menos para cubrir los adeudos pendientes con empresarios, profesores, jubilados, Instituciones de educación superior, becarios, etc., etc, etc, luego la pregunta casi unánime de la ciudadanía ante ofrecimientos y promesas de quienes ya inician formalmente su campaña proselitista, es con qué ojos mi querido tuerto.

La respuesta cómoda para el caso del candidato del PRI y sus adláteres,  es que se confía en que el presidente Peña saldrá al quite, volcando el erario público federal en apoyo a Veracruz. Lo que no se dice es en qué rubros, cómo, cuándo  y con  cuánto, habrá de rescatarse a una administración pública quebrada, como tampoco se toma en cuenta que el régimen peñanietista ya no quiere queso,  sino salir de la ratonera al no haber previsto que la crisis económico financiera que globalmente afecta a todo el planeta,  pondría a México entero contra la pared sin que las presuntas reformas estructurales incidan positivamente en crecimiento y desarrollo sino incluso, para blindar al país contra efectos y consecuencias de la crisis.

En tanto que, para el caso de la aún no formalizada alianza del PAN con el PRD, bastaría con poner orden en la casa, aplicar la ley a los saqueadores del erario público y sentar las bases para el rescate de una economía deteriorada y recesiva, a partir de la alternancia en el ejercicio del poder formal y la construcción de una  transición presuntamente democrática. Sin que se haga la más mínima mención a lo que en pesos y centavos costaría enderezar entuertos y barrer bajo la alfombra; mucho menos, de donde se obtendrían los recursos para el logro de tales por ahora buenos propósitos.

En ambos casos, el discurso voluntarista, orientado a decirle a la gente lo que esta quiere escuchar, raya en la demagogia careciendo de sustento real, cuando debería aceptarse y así hacérselo saber a la audiencia, que tendría que partirse de cero, sin que lo deseable pueda ser soportado por una hacienda pública endeudada y sin capacidad real de maniobra para obtener e  incrementar el capital líquido que exige la tarea.

Por cuanto a los compromisos partidistas, vinculados a los que imponen los poderes fácticos que como poder real desde las sombras mueven la cuna, éstos, independientemente del color de la camiseta, están presentes en todo tiempo, pesan y determinan tanto en el diseño como en la operatividad del quehacer gubernamental; privilegiándose en el orden de prioridades por sobre buenos propósitos, buenas intenciones y ofrecimientos proselitistas de campaña.

No pudiéndose hacer de lado en este contexto la intencionalidad transexenal que anima la estrategia del gobierno del Sr. Peña Nieto que, en materia electoral, contempla la elección del 2016 como antesala de la presidencial en el 2018 y, por ende, la sumisión de partidos políticos y gobernadores a la continuidad del proyecto neoliberal que a contracorriente se le impone al pueblo de México.

Disponibilidad de recursos frescos y compromisos contraídos, será entonces la limitante para el ejercicio de un gobierno con el pueblo e incluso, para un gobierno cercano a la gente.

Así que, como bien apunta uno de mis cuatro lectores, independientemente de formación, capacidad y experiencia de quienes aspiran a gobernar a Veracruz,  todo quedará en promesas, sin que existan visos de que lo ofrecido habrá de cumplirse. Lástima Margarito, bajo este supuesto, se confirma la idea de que se cambiará para seguir igual, o peor, en tanto no se demuestre lo contrario.

En este escenario, los dos años de gobierno transcurrirán sin pena ni gloria, pues en tanto se toman medidas para “limpiar la casa”, la crisis económica que va de la mano de otra, más profunda, que es la social, derramará el vaso. Escenario en el que algunas voces ya se apuntan para predecir que el neoliberalismo saldrá adelante en sus propósitos electorales, frente a los embates de un “populismo de izquierda” que a la chita callando socava la vida democrática de Veracruz y quizá no estén del todo equivocados. El neoliberalismo empobrecedor como expresión hegemónica de un capitalismo en crisis, no abandonará así como así cediéndoles la estafeta a sus adversarios.

Cuestión de enfoques, ni el neoliberalismo impulsado por  el PRI, el PAN, el PRD y la morralla partidista de acompañamiento, ni ninguna otra corriente política autonombrada como de izquierda, por muy reformista que ésta sea, a mi juicio contempla en propósitos y objetivos programáticos  el cambiar de caballo a mitad del río. Totalmente descontextualizado respecto a una realidad dominada por la crisis global y su incidencia en México, el proceso electoral en curso transcurrirá a “la antigüita”, bajo la común tesitura partidista de insistir en orinarse fuera del tiesto. Lo que se piensa, se dice y se hace, inter y extramuros de la llamada clase política y medios de comunicación afines, seguirá transitando por el camino de ignorar que nuestra aldeana y doméstica realidad jarocha no escapa a efectos y consecuencias de la crisis neoliberal globalizada que tiene de rodillas hasta al país mejor pintado.

Allá ellos, las mayorías ya empiezan a pensar y actuar diferente, sabedoras de que la lumbre ya llegó a los aparejos, siendo testigo de calidad “la volatilidad” financiera en el bolsillo de cada uno y las consecuencias que, en el nivel de vida individual y familiar, ya está afectando a todos por igual. El deterioro económico y social es evidente y los anuncios de mayor control de la macroeconomía, revalorización del peso y elevación paulatina del precio del petróleo, son para la ciudadanía, eso, simples anuncios de ocasión como los que vierte el fallido gobernador Duarte de Ochoa al negarse al clima de inseguridad que de percepción colectiva, ya anidó como realidad en un Veracruz en el que el poder formal se comparte con la delincuencia.

Dicen los que saben del paño, que el descontento y hartazgo social no incide negativamente en propósitos, estrategias, objetivos y modo de operar en las campañas políticas y sus ulteriores resultados en las urnas. Quien esto escribe piensa que sí. Y si los expertos insisten en que la política es de circunstancias, y que estas son favorables para alcanzar el éxito deseado en el actual proceso electoral gracias a las fortalezas y nivel de experiencia y competitividad de los candidatos designados, no están lejanos los tiempos en que los patos le tiren a las escopetas en una coyuntura marcada por el rechazo creciente al quehacer político de la partidocracia en una sociedad lastimada y ofendida.

El tiempo lo dirá. Esperemos que sea para bien.

Hojas que se lleva el viento

Los gobiernos neoliberales de los últimos tiempos, primero matan a la gallina de los huevos de oro, privatizando la industria energética nacional para, más tarde, desgarrándose las vestiduras anunciar que con recursos presupuestales en el presente año se atenderá a su rescate. Ahogado el niño urge tapar el pozo, nos dice Luís Videgaray, secretario de hacienda y uno de los aprendices de brujo que en torno a Peña Nieto, artificiosamente construyen una realidad virtual con pies de barro ajena a los intereses más caros de la nación.

-ooo-

Mientras toda la clase política y medios de comunicación se ocupan del tema electoral, Javier Duarte de Ochoa se despacha a su antojo con la cuchara grande sin que nadie le amarre las manos. Y así seguirá hasta finalizar su mandato, ofendiendo y lastimando al pueblo que dice gobernar.

-ooo-

Avieso plan para ahogar financieramente a la Universidad Veracruzana denuncia el destacado economista Hilario Barcelata Chávez, responsabilizando al gobierno fallido a cargo de Duarte de Ochoa. Alerta roja que debería ser tomada en cuenta por alumnos y ex alumnos de nuestra principal casa de educación superior. Mañana podría ser demasiado tarde.

Xalapa, Ver., enero 27 de 2016.

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