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Category Archives: Luis Videgaray

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

México no ha logrado pasar de un modelo de manufactura maquiladora a uno de creación de valor industrial, reconoció el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso durante su participación en la Reunión Anual de Industriales 2015 de la Concamin (La Jornada ).

Con esta afirmación parece que el titular de Hacienda por fin descubrió el hilo negro de una realidad que no se puede modificar con el simple hecho de promulgar reformas “estructurales” para adecuar a México a los requerimientos del mundo globalizado.

“Hay dos Méxicos: uno dinámico, que compite con el mundo con industrias crecientes, y un sur del país que se ha venido rezagando y quedando atrás”, afirmó el funcionario, aceptando que no se puede tener una visión homogénea y dar trato igual entre desiguales, sectorial y regionalmente, en un país que estructuralmente conforma un auténtico mosaico de diversidades en el que el común denominador es precisamente la desigualdad.

Mosaico en el que históricamente intereses creados y particularidades de cada una de las piezas que le conforman, responde de manera diferente a expectativas de progreso y modernidad y en el que no caben, por lo consiguiente, políticas públicas tendientes a una homogeneización por decreto, como pretende el presidente Peña.

Para algunas regiones y sectores productivos, “productividad, competitividad, formación de talento y encadenamiento productivo”, tienen significado relevante dentro del marco de la economía neoliberal de mercado, en tanto que para otras, son discurso inerte o que, en su defecto, se perciben como una verdadera amenaza a un histórico statu quo de acumulación de capital, sustentado en un modelo arcaico de explotación de los recursos humanos y naturales.
Amén de la natural resistencia de las comunidades humanas a todo proceso de cambio que implique modificación a sus formas, costumbres y tradiciones de existencia.

Se han requerido tres años de topes contra la pared, para aceptar que el modelo neoliberal de modernización y homogeneización de los procesos productivos existentes, regional y sectorialmente, no camina en tanto no contemple políticas públicas diferenciadas y de gradual aplicación, acordes con el mosaico de realidades por transformar.

No es circunstancial el hecho de que la mayor resistencia a la reforma educativa, se de en el marco de las regiones con el mayor atraso económico relativo y cuyas poblaciones, aún se aferren a modos de producción hoy considerados “arcaicos” para el neoliberalismo. La reforma se pretende imponer por igual a todo el sistema educativo nacional, sin considerar asimetrías dominantes entre regiones y sectores productivos que determinan la vida cotidiana de millones de mexicanos.

De ahí que resulte interesante aunque insuficiente y posiblemente contraproducente, la postura asumida por el secretario de Hacienda, planteando la necesidad de una política industrial de nueva generación que de paso a un nuevo modelo productivo. Y digo que posiblemente contraproducente, porque el problema de fondo que es la desigualdad y asimetría entre regiones, se sometería nuevamente a los conceptos neoliberales de eficiencia, eficacia y competitividad en el marco de la economía de mercado; desestimando el papel del Estado como promotor, inductor y rector de un proceso de cambio que constituyendo en sí una verdadera revolución, requiere de algo más que el libre juego de las fuerzas productivas, o decretos cupulares que en el papel quedan como buenos deseos.

Lo grave para el país es que en su impaciencia, el gobierno peñista se inclina por substituir este proceso interno de cambio y transformación, por el cómodo camino de una amplia apertura a capital, recursos humanos y tecnológicos a empresas extranjeras, como aunque aún de manera incipiente, ya está teniendo lugar de manera evidente en diversas regiones del país. Sobreponiendo a rajatabla el “modelo modernizador” en territorios y economías locales consideradas por el peñismo como “atrasadas”, en perjuicio de comunidades enteras aferradas a costumbres y tradiciones, como es el caso de los pueblos originarios. Deslegitimando las presuntas buenas intenciones de nuestros aprendices de brujos.

Situación ésta última, generadora de resistencias y conflictos que poniendo en riesgo paz social y unidad nacional, acentúan aún más desigualdades y diferencias entre regiones y sectores productivos. Luego cabe cautela y prudencia, dando tiempo al tiempo sin esperar que en los próximos tres años con una visión cortoplacista, un México homogéneo tenga plena cabida en el mercado globalizado.
Y aquí es donde cabría la interrogante: ¿Estará dispuesto Peña Nieto a transitar con paciencia y prudencia a lo largo del segundo tercio de su mandato?

Más temprano que tarde tendremos la respuesta.

Hojas que se lleva el viento

Era de esperarse. A lo largo de un año de proselitismo madrugador a los senadores priístas veracruzanos no sólo ya se les desgastó el discurso, sino que se les está haciendo grumos el engrudo a unos días de definirse la candidatura al minigobierno de dos años, enfrentando, como punteros, a una andanada de fuego amigo que ha fragmentado y polarizado internamente al tricolor. Al final del día, afirmara Javier Duarte, lo que prevalecerá será la unidad y el PRI nuevamente se levantará con el triunfo. Por cierto, Duarte así lo aseguro en su encuentro con integrantes de la Asociación de Periodistas de Veracruz “Noé Valdez”, considerando que con el crecimiento de Morena en Veracruz, se dividirá el voto opositor y la elección de su sucesor se irá a tercios, favoreciendo a su partido, por lo que en esta ocasión no tiene reparo en una alianza entre el PAN y el PRD.

Buenos deseos del gobernante bajo su óptica triunfalista. La realidad es que pese a la aceitada maquinaria electoral del PRI, si este partido se equivoca en la selección de candidatos y si Morena mantiene el paso que trae, avanzando a paso firme con inteligencia e inclusión, la por ahora incierta alianza entre el PAN y PRD no será suficiente para inclinar la balanza a favor del tricolor. Dejemos al tiempo la última palabra.

-ooo-

Javier Duarte de Ochoa no desmintió lo expresado por Arturo Reyes Isidoro en su columna “Prosa aprisa”. Simplemente aclaró en la Casa Veracruz, que un “chismosín” hizo público lo por él expresado en corto y entre amigos. No es una declaración pública del gobernador de Veracruz que infrinja las disposiciones legales en materia electoral, aclaró. Para su infortunio, palo dado ni Dios lo quita y lo expresado entre amigos tuvo ya repercusiones en el descarrilado proceso electoral 2016.

Xalapa, Ver., diciembre 5 de 2015
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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

Si alguien debería saber de la relación entre política y economía, lo es sin duda el presidente de la Comisión de Hacienda del senado de la república. Con información privilegiada y hablando el mismo idioma del secretario Videgaray, José Yunes Zorrilla debe contar con elementos de juicio suficientes para afirmar con toda seguridad  que “…El país va caminando en la dirección correcta no obstante lo volátil y complicado del entorno internacional”.

Tal afirmación implica, por un lado, conocer a detalle el entorno internacional a que hace referencia y lo insoluble de una crisis globalizada que representa para el mundo entero algo más que una simple amenaza. Por el otro, antecedentes históricos, situación actual y tendencias para el futuro inmediato, tanto de la economía nacional como de las políticas públicas que animan al proyecto neoliberal de país que impulsa el Sr. Peña Nieto. Esto le coloca en el quehacer político como uno de los hombres del presidente responsables de estrategia y conducción del México de nuestros días.

Luego no habría razón para que hombres y mujeres de a pie, sin mayor conocimiento que lo que se nos ofrece mediáticamente, podamos albergar la menor duda de que el senador veracruzano está en lo cierto al afirmar que México camina en la dirección correcta. Y sin embargo, no convence, como tampoco convence en su totalidad el proyecto de país que se nos impone. Correspondiendo al propio Estado mexicano, con la información que difunde y pone a disposición de la audiencia, el alimentar desconfianza e incredulidad.

Si nos atenemos a lo que por un lado difunde el Banco de México, el INEGI, y la propia Secretaría de Hacienda, la información respecto a la marcha presente y futura de la economía nacional y su caldo de cultivo social que le arropa, es contradictoria y resta congruencia al triunfalismo que pareciera carecer de sustento, con el que se afirma que todo es miel sobre hojuelas  a pesar del entorno internacional negativo,  que condiciona sistémicamente el comportamiento de la economía y finanzas públicas de cada país, chico o grande, débil o poderoso  que sea.

Está claro y así debemos entenderlo, que el senador Yunes Zorrilla no se manda solo, como tampoco el propio Secretario de Hacienda. Su estrecha vinculación con el presidente Peña y su compromiso con el proyecto neoliberal de país, obliga, entre otras cosas, a mostrar y exaltar lo positivo de la estrategia neoliberal, ya que mostrar el lado oscuro no sería políticamente correcto. Luego el triunfalismo debe tomarse con cautela para que, en su momento, no nos agarren con los dedos tras la puerta.

Y digo que con cautela, porque el confiar en exceso en el triunfalismo gubernamental tiene consecuencias, como ha quedado demostrado en Veracruz.

Más aún, cuando es evidente que el entorno negativo internacional está más allá de las posibilidades reales del gobierno de México para paliar la crisis globalizada y sus efectos en el ámbito doméstico. Como ejemplo, bastaría saber que el peso específico de la política monetaria de USA o el precio internacional de la mezcla del crudo, es tal que como espada de Damocles, pende sobre nosotros determinando presente y futuro del quehacer económico y financiero nacional.

Y para no ir muy lejos ni meternos en honduras, también es evidente que en el terreno microeconómico, el del bolsillo cotidiano de las mayorías, el triunfalismo macroeconómico no pesa en la percepción que anida en el imaginario colectivo. A contrario sensu de la afirmación gubernamental, la realidad real se encarga de convencer a hombres y mujeres que algo anda mal en lo que se propone construir el régimen peñista. Controlada o no la inflación y la paridad cambiaria frente al US dólar, el deterioro del empleo y el poder adquisitivo del salario es creciente y permanente; la reducción del consumo familiar y el incremento de la pobreza como corolario, ya es tema cotidiano. Frente a ello no hay triunfalismo que valga.

La estrategia neoliberal es empobrecedora y excluyente, aquí, en la Unión Europea, o en China. Convencer de lo contrario en un país que arrastra a 55 millones de seres humanos en situación de pobreza y pobreza extrema, con el argumento de que gracias a las llamadas reformas estructurales,  México va por buen camino reflejándose ello en la mejoría en el nivel de vida de sus habitantes, me parece fuera de lugar.

Empero, acostumbrados ya al triunfalismo sin sustento, palabras más, palabras menos de los hombres del presidente, ni perjudican ni benefician, simplemente en el imaginario colectivo fortalecen la idea de la necesidad impostergable de cambio de rumbo.

Hojas que se lleva el viento 

Bajo el título:  Zonas económicas especiales: Nueva escalada neoliberal, el 25 de agosto del presente año comentaba en mi maquinazo que a mi entender las Zonas Económicas Especiales que propone el presidente Peña, son en esencia un paso adelante en el proyecto neoliberal del Sr. Peña, pero tambien un paso atrás para el pueblo de México. “Un giro de 180 grados tanto en la economía nacional como en las políticas públicas y la política política, que por principio de cuentas, auspiciará mayor aceleración de desigualdad y pobreza entre regiones y, al interior de cada una de éstas, polarizando y confrontando al México neoliberal “modernizante” con el México más atrasado y estancado en el subdesarrollo”.

Estimo no estar equivocado en tal apreciación. El anuncio en Puerto Chiapas del proyecto de tres zonas especiales en el sur-sureste, por su localización geográfica, potencial productivo e intencionalidad, lo dejó claro, priorizándose el interés privado por sobre el interés social más general en una estrategia de expoliación y saqueo lo mismo de recursos naturales que de pueblos enteros. Pero aún hay más, en la negociación en lo oscurito del Acuerdo Transpacífico (TPP), que signara el gobierno de México  a espaldas de la ciudadanía y a instancias del gobierno norteamericano, en el orden nacional ya se contemplaba la inserción de las Zonas Especiales de Puerto Lázaro Cárdenas, Puerto Chiapas  y el corredor Coatzacoalcos-Salina Cruz en este acuerdo multinacional que nos subordina a intereses supranacionales que se sintetizan en la frase que se le atribuye al presidente Obama: “No dejaremos a países como China escribir las reglas de la economía global”.

 Abriéndose la puerta en un acuerdo asimétrico más, a poderosas trasnacionales energéticas y alimentarias en perjuicio de la fábrica nacional, sin que mediara consulta alguna a los actores políticos, económicos y sociales por involucrar en estas regiones.

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Cuestión de enfoques. Si Juárez no hubiera muerto otro gallo cantaría, así, para el titular de Sedesol, José Antonio Meabe, si la pobreza se midiera en México en base a estándares internacionales, para nuestra tranquilidad este flagelo se abatiría en un 77 por ciento. Chingón ¿No?

Cd. Caucel, octubre 7 de 2015. 

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