Salte la navegación

Category Archives: Peña Nieto

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En abierto, sin tapujos, Peña Nieto inicia su sexto año de gestión provocando polarización y encono entre los mexicanos ante el proceso electoral 2018 que formalmente inicia en noviembre próximo.

Enrique Peña Nieto (La Jornada 03/09/2017) aseguró que hace muchos años que el país no se encontraba ante una encrucijada tan decisiva y determinante como la actual. “La disyuntiva es muy clara: seguir construyendo para hacer de México una de las potencias mundiales del siglo XXI o ceder a un modelo del pasado que ya ha fracasado’’. Afirmación en clara alusión al “populismo” que se dice colocaría a México en igual o peor tesitura que lo que se vive en Venezuela.

Frenar a López Obrador y Morena a cualquier costo es el propósito ya explícito del gobierno peñista y su partido, como se pusiera de manifiesto al afirmar Peña que respeta al tabasqueño pero difiere de su modelo económico, dando lugar a una orquestada andanada de descalificaciones al partido de reciente creación y su líder nacional.  Destacando las declaraciones del secretario de educación, Aurelio Nuño Mayer (La Crónica 010917),  quien llamó a los priistas “… a la unidad y a dar la batalla para que el legado del presidente Enrique Peña Nieto en materia educativa continúe en 2018 y así convertir a México en la Corea del Sur del siglo XXI y no tomar el camino que nos lleva a resultados populistas como los que vemos en Venezuela”.

Nueva versión de “López Obrador un peligro para México”, ahora sustentada en una deformada idea mediática de “populismo” y en presuntos nexos de López Obrador con el gobierno venezolano de Maduro. Ello enmarcado en la posición injerencista del gobierno de México en los asuntos internos de la nación sudamericana.

Con la diferencia de que el México de hoy no es el que gobernaran Vicente Fox y Felipe Calderón. Como tampoco la presidencia de la república y el PRI cuentan con respaldo suficiente para rescatar la hegemonía de antaño, como para pretender  arrebatarle  el posible triunfo a  un López Obrador cuya popularidad y aceptación va en ascenso.

Fruto de la impotencia y la desesperación la estrategia peñista lejos de ser exitosa no solo podría revertírsele en el último año de su gobierno, también y eso acusa extrema gravedad, el que la sociedad se polarice sumando encono entre los mexicanos cuando ya de si no estando el horno para bollos, México se debate en una espiral de violencia que cuestionando a un endeble estado de derecho, lo mismo merma gobernabilidad que capacidad para administrar un conflicto que rebasando a las instituciones republicanas tiene como caldo de cultivo desigualdad, pobreza y deterioro del tejido social en ascenso.

La mayoría del pueblo de México ya no se mueve por consigna dictada desde la cúpula de la élite. La estructura poblacional en lo social, así como la económica caracterizada por una profunda desigualdad en el ingreso, ya no se corresponde con el discurso oficial ni responde a pie juntillas a intencionalidad y propósito del poder formal y fáctico dominante, luego pretender alcanzar unidad nacional en base a una supuesta disyuntiva que equivale  a dos sopas, “o estás conmigo o estás contra mí”, oponiendo el negro al blanco sin ponderar los medios tonos, a mi juicio no solo cae en los terrenos de lo absurdo, también divide y agudiza los conflictos en un país que en su conjunto y salvo pequeñas islas que confirman la regla, sin rumbo claro, timonel y brújula, a partir de la violencia criminal impune, ronda peligrosamente el camino de la anarquía.

Atendiendo al bajo nivel de aceptación que registra Peña Nieto y su gestión, confirmado con la indiferencia de la mayoría de los mexicanos ante un V Informe de Gobierno plagado de triunfalismos sin sustento, mentiras y verdades a medias, en qué cabeza cabe, sin desvariar u optar por un autoritarismo a ultranza, el oponer como una disyuntiva que parte de premisas falsas,  la continuidad de un modelo neoliberal fracasado, entreguista y empobrecedor al retorno al pasado. ¿Cuál pasado? ¿Aquel al que el partido hegemónico con sus luces y sus sombras nos sometiera a lo largo de décadas? ¿A los gobiernos panistas de Fox y Calderón? Vaya manera tan simplista de contemplar la historia de México en aras de dar continuidad a lo que las mayorías rechazan.

México ni es Corea del Sur ni es Venezuela. Cuenta con su propia historia, su propia circunstancia en el orden nacional e internacional, pero sobre todo cuenta con un pueblo que, en las encrucijadas más álgidas de la historia nacional ha sabido encontrar su propio camino. De ahí a que viene entonces la dicotomía planteada, si no es con el propósito explícito no solo de confundir a sectores desinformados de la población, también el de encontrar un respaldo social que no se tiene, en una clase media alta que contempla como peligro a sus aspiraciones de ascenso económico y social el que López Obrador sea un Maduro más en América Latina.

El mismo juego que en Venezuela opone a la clase media alta con las mayorías populares con el resultado por todos conocido. ¿Eso es lo que queremos para México?

Insistiré una vez más: Andrés Manuel López Obrador no es el revolucionario que se sataniza; tanto el cómo Morena son simple expresión de un reformismo progresista que se identifica con el descontento y hartazgo que ha generado un régimen político obsoleto y caduco que, para una población de 130 millones de mexicanos, ya no responde a las necesidades presentes de nuestras realidades.

Ya experimentamos con el PRI y el PAN en el gobierno, por qué entonces se nos quiere negar la opción que ofrece Morena, si no es para seguir igual o peor que endenantes.

Hojas que se lleva el viento

Patética la andanada mediática del priismo en Veracruz  condenando la ausencia de democracia interna en Morena, como si el tricolor tuviera calidad política, ética  y moral para asumirse como paladín de la democracia. Despotrica contra la paja en el ojo ajeno sin tomar conciencia de la viga que nubla su tuerta visión. Todo sea por alcanzar un pedazo de pastel en el 2018.

Cd. Caucel, Yuc., septiembre 3 de 2017

pulsocritico@gmail.com

http://pulsocritico.com

https://pulsocritico.wordpress.com

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Vaya lío. Como de película y sin saber si reír o llorar ante un V informe de gobierno que lo mismo empina a los titulares del gabinete legal del gobierno de Veracruz, que al priísmo estatal y prensa orgánica de acompañamiento. ¿Cómo defender lo indefendible? No hay respuesta y a 48 horas escasas, toco al aún secretario de finanzas comparecer en el congreso local para confirmarlo.

No hay nada que de soporte a la exaltada pieza oratoria del domingo. No hay argumento con el que avalar el retrato hablado de una realidad que sólo existe en la mente del controvertido orador. Nada con que salir en su defensa. Nada con que convencer en los tendidos, a lo largo y ancho de Veracruz y allende sus fronteras, de que la percepción colectiva y el amargo sabor de boca que dejara en el imaginario social el mensaje político dominguero, se sustenta en el trabajo de zapa y la mala leche de los detractores de siempre y no, como debiera esperarse, en la bondad, certeza y números duros expresados por el hombre mejor informado de la entidad.

Misión imposible, ante la sublime obsesión de un servidor público que creyendo a pié juntillas en sus propias fantasías, a lo largo de una hora, ante sus escuchas, lo mismo el representante personal del Sr. Peña que invitados especiales, acarreados a modo y audiencia radial y televisiva, evidenciara desprecio a la verdad, ceguera frente a la realidad de su entorno próximo y lejano y una soberbia enfermiza que refleja un total desapego para con los veracruzanos que dice gobernar.

Sublime obsesión que para infortunio del Sr. Duarte de Ochoa, es compartida únicamente, quizá, por el amanuense por contrato que plasmara en blanco y negro sus infortunadas fantasías.

Nunca en Veracruz. Ni siquiera en tiempos de su “Alteza Serenísima”, la torcida retórica exhibiera al desnudo la pobreza moral y política de quien ejerce el poder formal por consigna, a tras mano y con distancia de por medio. Decepción incluso para el pequeño grupo de mafiosos fidelistas que aspirando a la minigubernatura de la entidad, ven frustradas sus aspiraciones anidadas en un proyecto transexenal que desbarrancara en escasos 60 minutos.

Sí. De película cuyo guión trágico cómico, de no ser por el hecho de que afecta, lastima y ofende a una gran mayoría de la población veracruzana, se hace merecedor a los más altos galardones del mundo de la farándula. Sólo en descargo del autor, cabe decir que la culpa no es del indio. Sus ínclitos compadres llevados por la ingente necesidad de quien trueca dignidad por una torta, en las urnas le dispensaran el alto honor de hacer, deshacer y fantasear a su antojo. A esta pobre gente, urgida de pan es a la que habría de reclamarle del desastre que hoy se vive en la entidad.

Sin faltar aquellos que cotidianamente tienden la ignominiosa alfombra roja de la lisonja desmedida y el ocultar en defensa de sus intereses económicos o políticos, los desvaríos de quien no ha sabido gobernar. También estos son merecedores del reclamo. No está en ellos el hoy desgarrarse las vestiduras y llorar lo que en su momento no supieron denunciar y defender, parafraseando a la madre del último Abencerraje del Califato de Granada.

Así que a lo hecho pecho y a otra cosa mariposa. Aprender de lo andado y no insistir en tropezar con la misma piedra, confiando en quienes no merecen nuestra credibilidad y confianza.

La sucesión

Con el V informe sobre el comportamiento de una realidad que no existe, se cierra toda esperanza en el corto plazo de corrección de rumbo, castigo a los prevaricadores y retorno del gobernante a la realidad que olímpicamente ignora. Si en el pasado el gobernador pasaba a ser políticamente un cero a la izquierda en cuanto se destapaba al candidato de su partido a sucederle, en esta histórica ocasión Duarte se anticipa, sentando el precedente de ser el primero en adelantarse a los designios y propósitos del CEN del PRI, mostrando la ausencia de unidad y capital político que considerar en su calidad de primer príista de Veracruz y dejando al garete el proceso sucesorio.

Escenario inédito que resta capacidad de maniobra de un PRI que en el estado ha venido a menos a lo largo de las últimas décadas, y que si ofrece como nunca, oportunidad a las fuerzas opositoras para legítimamente vencerle en buena lid. Oportunidad condicionada ya no sólo a la inteligencia y oficio político de la oposición electoral, también y de manera relevante, en el como se vinculen a la llamada sociedad civil, ofertando con responsabilidad liderazgo y un programa mínimo para una acción transformadora, en torno a lo cual se canalice descontento, hartazgo y limitadas expectativas de una mejoría por la vía de una sana alternancia en la conducción política, económica y social de la entidad. Sin esto último, no hay camino viable para sentar las bases del rescate en los escasos 15 meses de un mini gobierno de dos años.

Una alternancia que auspicie la oxigenación de la política y contribuya a la democratización del quehacer gubernamental, más que opción de venganza en el ejercicio del poder. De no ser así, la alternancia por sí y para sí no sería garantía de nada, y, para nuestro infortunio, esto último es lo que se vislumbra en los intentos de coalición electoral del PAN y el PRD, que tras un aparente realismo pragmático, se oculta oportunismo e interés cupular para cambiar de manos el manido proceso de prevaricación y corrupción impune que, de dientes para afuera, se pretende combatir. Restándole a esta postura política el mínimo de legitimidad democrática y abriéndole de nueva cuenta la puerta al execrable continuismo fidelista.

Luego procede no perder de vista que en el juego electoral, la pelota está en los terrenos de la llamada sociedad civil y no en partidos políticos que ya no más responden al interés de las mayorías y ni por asomo, por sí solos cada uno de estos, en la contienda en marcha cuentan con el suficiente caudal de votos duros para alzarse con la minigubernatura. Por lo consiguiente, si de alianzas o coaliciones se trata para echar al PRI del gobierno y acceder a una legítima alternancia, es a la llamada sociedad civil, a sus organizaciones y a sus liderazgos, el establecer términos y condiciones para que estas fructifiquen por el bien de Veracruz. La sociedad civil tiene la palabra. En esta cabe el decidir si está por el cambio o por más de lo mismo. Tiempo al tiempo.

Xalapa, Ver., 18 de noviembre de 2015.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
https://pulsocritico.wordpress.com

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En memoria de los próceres socialistas del agrarismo veracruzano.

Suele decirse que los toros se ven mejor de lejos. Para quien esto escribe cobra plena vigencia el decir popular cuando, desde la apacible y dinámica capital yucateca, a distancia se observa de conjunto el desgarriate que se vive en Veracruz. Si ya de sí es grave el estancamiento de una economía en la que de manera negativa inciden finanzas públicas quebradas, más grave aún resulta el que la política política lejos de contribuir a su rescate, sea un factor más en la agudización de su deterioro.

Se insiste en ver el árbol y se pierde de vista el bosque, generándose un círculo perverso en el que por sobre el interés más general de Veracruz y sus habitantes, predomina el interés coyuntural, personal o de grupo, en la búsqueda del poder por el poder, sin parar mientes que con ello lo que se está perdiendo es precisamente el poder que deviene del ejercicio de la política, cediéndole terreno a una crisis generalizada que lastima y deteriora aún más al tejido social en la entidad.

Resultando una verdadera paradoja el que en los círculos del poder político se hable de crisis, sin aceptar que se está parado sobre ella y no precisamente como un fenómeno sistémico globalizado. Como es el caso del gobernador veracruzano que sin el menor pudor nos dice que “Veracruz, está preparado ante el panorama económico mundial previsto para 2016”. Afirmación que no se puede entender como uno más de los desbarres en que incurre un mandatario tan ignorante como simulador, sin caer en la misma actitud de ligereza y estupidez de quien lo expresa.

Javier Duarte, y así a mi juicio deberíamos entenderlo, con su cortedad de miras en el discurso refleja el desconocimiento casi generalizado de lo que se debe entender en el marco de la crisis sistémica globalizada, como panorama económico mundial adverso. Tal desconocimiento a su vez implica el no reconocer que la crisis sistémica multidimensional tiempo ha que llegó para quedarse, lo mismo en México que en la entidad veracruzana y, por lo consiguiente, el no estar preparados para mayores descalabros económicos y con estos, un mayor deterioro del tejido social. Insisto, por lo que se observa y se vive día con día en la entidad veracruzana, tanto la crisis económica como sus nocivos efectos de desigualdad, pobreza y violencia, se ignora por aquellos que desde el poder público deberían prender la alerta roja y tomar medidas para paliarla.

La economía veracruzana está inmersa en una espiral crítica negativa, y no necesariamente como consecuencia de 10 años de un pésimo gobierno. Existen elementos históricos que muestran fehacientemente que el atraso, estancamiento y retroceso vienen de muy atrás, configurándose como factores estructurales y no como un fenómeno de coyuntura derivado de cuatro lustros de corrupción y saqueo en las esferas de la administración pública. Ejemplo de ello, entre otros elementos a considerar, es la quiebra de la industria azucarera, la pérdida de valor de la ganadería extensiva, y la venida a menos de la actividad pesquera predominantemente artesanal.

Esto sin considerar el estancamiento de las manufacturas, la construcción, y pérdida de dinamismo y valor cuantitativo y cualitativo de la extracción petrolera. (Leer a Hilario Barcelata Chávez).

Javier Duarte, desde su campaña como candidato a la gubernatura, lo ignoró, e impuso una visión triunfalista sin sustento, que ha mantenido a lo largo de su gestión. Bajo esta prospera premisa, la clase política en su conjunto se desentendió de la economía y perdió de vista lo importante priorizando lo superfluo. Hoy de dientes para afuera, habla de crisis, sin entenderla ni reconocerla, circunscribiéndola al ámbito de las finanzas publicas, en el marco de la política política y en el escenario de la sucesión en el gobierno de Veracruz.

El gobernador Duarte de Ochoa y quienes aspiran a sucederle, en su discurso así lo reflejan, independientemente del estado de insanía que, resultante de impotencia y ausencia de capacidad de maniobra para administrar el conflicto político de la sucesión, viene aquejando al fallido gobernante.

Así las cosas, desde lejos es posible percibir de conjunto que en Veracruz dentro del mismo costal conviven la crisis económica, la crisis política y la crisis mental de quien gobierna, haciéndose una, cada vez más profunda que atañe a todos los veracruzanos.
Lo verdaderamente grave, es que del interior del costal se pretende salga el sucesor de Javier Duarte, con lo que se cerraría el círculo perverso que irremediablemente conduce al más de lo mismo… Hasta que el cuerpo social aguante.

Hojas que se lleva el viento

El consenso cada vez más amplio y justificado en torno al tema de los normalistas de Ayotzinapa, es apenas la punta del iceberg de un movimiento generalizado de resistencia que se opone lo mismo al modelo neoliberal de país que a un régimen político caduco que se sostiene con autoritarismo, represión y violencia. La respuesta nacional a la infortunada frase del Sr. Peña, afirmándoles a los familiares de los 43 normalistas desaparecidos que “está del mismo lado”, es apenas un pálido reflejo de lo que está anidando en el imaginario colectivo.

-ooo-

27 de septiembre de 2015, fecha que se inscribe en la memoria histórica como el día que formalmente, entre acarreo multitudinario, bufonadas y chistoretes, se dio sepultura a la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Veracruz y, con ello, compartiendo la misma tumba, al ideario, programa y banderas socialistas del agrarismo mexicano.

Cd. Caucel, Yuc., a 30 de septiembre de 2015.

pulsocritico@gmail.com
http://www.pulsocritico.com
https://pulsocritico.wordpress.com

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Partiendo de la idea de que el sexenio duartista está agotado, no creo tenga sentido seguir dándole vueltas a la noria en torno al enlodado par de tenis colgados a la puerta de palacio. Hoy más que nunca los veracruzanos debemos dejar atrás el ominoso pasado reciente y poner el énfasis en lo que sigue, el rescate de un Veracruz postrado que exige de sus hijos el mejor esfuerzo, la más diáfana visión de futuro y el compromiso de sacar, entre todos, al buey de la barranca.

¿Se podrá dar este paso adelante?

Es lo que me pregunto al observar a un pueblo dividido y apático, más no por ello entregado lamiendo sus cadenas. El malestar, la indignación, el hartazgo y rechazo al actual estado de cosas en cada vez más amplios sectores de la población, mantiene viva la resistencia pero, no basta resistir, hay que pensar, proponer, rescatar lo rescatable, construir y elevarse por sobre la mediocridad de una clase política que renunciando a su papel en la búsqueda del bien común, fiel a su dinámica e intereses poco claros, nos mantiene en calidad de infantes secuestrados

Reflexión nocturna que no por simple elucubración de un tundeteclas trasnochado, deja de cobrar vigencia como uno más de los muchos buenos deseos de acompañar a Veracruz en la búsqueda de mejor destino. Es el confiar en la fuerza del nosotros por sobre la debilidad del yo, individualista, domesticado y esteril.

Como reflexión para mis adentros está bien, pero a lo nuestro.

El tratar de entender que pasa en nuestro entorno doméstico y nacional bajo el encuadre de una crisis que abarca la globalidad del mundo, no prevista por quienes nos gobiernan o deshonestamente ignorada, para hacer del saqueo paradigma de proyecto de país al que debemos someternos.

Y es en este marco que no deja de preocupar la obviedad del hecho de la imposición de reformas y políticas públicas que, a más de no estar sustentadas en un diagnóstico serio y a profundidad de lo que es México, hoy y lo que ha sido a lo largo de su historia, ignoran el pensar y el sentir de las mayorías. El triunfalismo sin sustento que perdiera al gobernador de Veracruz y el que nos ofrece Peña Nieto en su mensaje relativo al Tercer Año de mandato, lo confirma.

Haciendo caso omiso de la realidad real y de la historia que le retroalimenta, el proyecto de nación neoliberal va, al precio social que haya que pagar y sin prever las consecuencias, igual que como tampoco hubo talante previsor frente a la globalidad de un mundo y un sistema económico y social en crisis Es un catarrito temporal, dijo Cartens en su momento y, sobre esa imprevisión se dejó correr el tiempo y se pactaron con la complicidad activa de la partidocracia, las reformas presuntamente estructurales. El catarrito diagnosticado en el sexenio de Felipe Calderón, resultó ser neumonía y el parasetamol institucional aplicado desde los inicios del gobierno peñista, para la administración y control de daños, remedio equívoco e insuficiente para minimizar y paliar las consecuencias en un México que hoy por hoy se escurre entre los dedos.

Cartucheras al cañón, quepan o no quepan, dijo Peña al congreso cortesano, y las reformas van contra corriente, sin freno a la vista que se oponga a la caída. La debacle económica marcha de la mano de la profundización de la crisis institucional, acunando más desigualdad, más pobreza, más violencia, más corrupción y más impunidad, en medio de un estado de derecho que no merece credibilidad y confianza.

Contra todo y contra todos, las reformas van, insiste Peña Nieto y, en concordancia, de facto y antes de anunciado el esquema de zonas económicas especiales, el titular de la Sagarpa indica que por instrucciones de Los Pinos, las reglas de operación de los programas a su cargo, “se modificarán para bien”… buscándose “convertir los subsidios asistencialistas en incentivos a la productividad, impulsar y hacer barato el crédito, fortalecer la tecnificación de riego y la modernización del agro, innovación tecnológica e integración de cadenas de valor y ordenamientos de mercado”. Sin aclarar sobre que agro habrá de actuarse, habida cuenta de que en el México rural conviven la propiedad social y privada de la tierra, así como formas de vida tradicional y “moderna”, predominando la pulverización parcelaria, la agricultura de temporal y de autoconsumo, la pesca artesanal ribereña, la explotación irracional de nuestros bosques, así como usos y costumbres ancestrales en la producción de alimentos.

No. A espadas de esta realidad, el Estado mexicano implementará reformas tendientes a modificar la estructura agraria de México, por decreto y desde arriba, pretendiendo lograr que los productores con más saliva se traguen el pinole, excluyendo a los menos aptos y menos competitivos hoy aferrados a una parcela antieconómica que no concurre al mercado con la eficiencia y eficacia que demandan los circuitos mercantiles. El campo al servicio del mercado bajo las reglas del mercado, en la que el Estado, al margen, premiará a los ganadores, como de facto ya sucede en el sector agropecuario, forestal y pesquero “moderno”, de alta concentración de capital e innovación tecnológica.

Morelos y Zapata son historia no considerada. La tierra será de quien la trabaje bajo esquemas de dominación propios de la hacienda, ahora neoliberal, reduciéndose el papel de nuestros campesinos minifundistas, mano de obra barata, a simples siervos acasillados del gran capital doméstico y extranjero.

Y en esta escalada tendiente a borrar todo vestigio de reforma agraria cardenista (por “populista”), la política económica sometida a los designios del mercado global, se hace acompañar de una política política llamada a polarizar aún más a la sociedad mexicana. O estás con el Estado neoliberal o estás en contra y a favor del populismo de Estado, es el mensaje de Peña Nieto. No hay medias tintas, enfrentando al México bronco de los desposeídos con el México de una minoría que, respondiendo a recetas extralógicas, le apuesta a destiempo a la modernidad privatizadora y empobrecedora del primer mundo.

Y las reformas van, no hay vuelta de hoja en el proyecto transexenal pactado entre poderes fácticos y partidocracia. Cueste lo que cueste y se oponga quien se oponga es el mensaje. Hasta que la terca realidad -parafraseando a Carlos Puebla-, mande a parar haciendo prevalecer, como en los territorios libres zapatistas, el mandar, obedeciendo la voluntad del nosotros por sobre el egoísmo individualista del yo que anima y retroalimenta el proyecto peñista del absurdo.

Hojas que se lleva el viento.

Me pregunto si el deterioro del tejido social es reflejo de una clase política insensible, corta de miras y excluyente o, a la inversa, si la clase política es reflejo, consecuencia objetiva del deterioro de una sociedad conformista e incapaz por sí misma de dejar atrás el dejar hacer dejar pasar, y comprometerse por un cambio positivo que coloque al país en el camino del progreso y el bienestar equitativo para todos. Mi reflexión personal no encuentra respuesta ni está a mi alcance dilucidar en qué momento sociedad y su llamada clase política, se hicieron uno para conformar un único proceso de deterioro que en todos los órdenes se vive en México.

Mi amigo Melitón Morales Domínguez, director y propietario de la revista Análisis Político, con una experiencia de 37 años en la brega periodística, me dice que si quiero dormir a pierna suelta, a mi edad debo dejar de idealizar el bosque pensando que lo que cuelga de las matas de coco son peras y perones. Quizá tenga razón.

Xalapa, Ver., 3 de septiembre de 2015

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
https://pulsocritico.wordpress.com

A %d blogueros les gusta esto: