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Category Archives: Salud pública

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Ahora que los expertos internacionales han confirmado que el cambio climático llegó para quedarse y que, al respecto el gobierno de Obama en EE. UU. advirtiera a la sociedad norteamericana de la necesidad de estar alerta en prevención a los efectos de este fenómeno, llegó la hora de que en nuestro país pongamos las barbas en remojo.

Hoy más que nunca se debe tomar en serio la necesidad no sólo de cuidar y preservar el medio ambiente, también de tomar medidas preventivas para hacer frente con relativa eficacia a eventos catastróficos derivados del cambio climático. No más indiferencia, simulación, demagogia y mentiras piadosas en torno a lo que constituye alto un riesgo para la sociedad. La naturaleza no espera como ya se pone de manifiesto en sus efectos en la salud.

Por lo que a nuestra aldea respecta, el riesgo que se corre es variado y de diversas magnitudes a lo largo y ancho de la entidad, como está probado con eventos meteorológicos que en la última década afectaran tanto infraestructura como integridad física y bienes materiales de familias veracruzanas. El saldo de inundaciones, deslaves, fuertes vientos, granizadas atípicas y elevación del nivel del mar está documentado, aunque no atendidas con la celeridad y eficacia deseable.

Burocráticamente el gobierno estatal nos habla de mapas de riesgo, protección civil y atención a damnificados a posteriori, sin embargo, desafortunadamente queda en el papel y poco, realmente poco, se hace en materia de prevención. Antes al contrario, atendiendo a intereses de índole económico productiva, se deja hacer, se deja pasar, se desatiende la magnitud del riesgo ante la indiferencia de una sociedad ya acostumbrada a actuar después y no antes de la catástrofe.

Son muchas las voces que se levantan advirtiendo de la necesidad de conciliarnos con el medio ambiente, frenando deforestación, evitando contaminación y cuidando el agua, plausible actitud que nos atañe a todos y que deberíamos atender, sin embargo, la mayoría de nuestros ambientalistas evita reconocer que el cambio climático por ahora es irreversible, exigiendo algo más que lamentarnos por no cuidar el entorno que como sociedad nos da cobijo.

Se requiere de un diagnóstico serio que se refleje en auténticos mapas de riesgo a disponibilidad pública como primer paso para reconocer y evaluar vulnerabilidades. Lo siguiente sería actuar en consecuencia tomando las medidas pertinentes para prevenir impactos negativos en la población. Toca entonces a las autoridades el hacerse cargo de este problema latente, pero también a la llamada sociedad civil el reconocer que no se pueden seguir manteniendo conductas contrarias a lo que el cambio climático exige.

Y en este marco, los recientes anuncios de cuantiosas inversiones en puertos e industria sin chimeneas deberían obligarnos a reflexionar sobre los pros y los contras de proyectos costeros que responden más a criterios de utilidad económica de unos cuantos que al interés general de una sociedad que directa o indirectamente, terminará como siempre pagando los platos rotos de la improvisación, desatención del entorno ambiental y posterior rescate vía recursos públicos de los bienes siniestrados.

Cultura de prevención.

En materia ambiental a lo hecho pecho, si los daños al entorno son cuantiosos y la mayor de las veces irreversibles, ante el cambio climático las prioridades ya son otras. Sin dejar de atender lo importante en materia ecológica, la prevención ante lo que viene y nos espera cobra carácter de urgente. De ahí la necesidad de concentrar esfuerzos en la construcción de una cultura de prevención que nos prepare para lo inevitable. No más tapar el pozo después del niño ahogado cuando de antemano se sabe del alto nivel de vulnerabilidad de la entidad veracruzana.

Hojas que se lleva el viento.

Ingenuidad e intereses económicos van de la mano en un Veracruz que no ve más allá de su ombligo, anteponiéndose al interés más general de la nación y de nuestra próspera entidad. Sólo así se explica el que se echen las campanas al vuelo por la reelección del dirigente nacional del PAN; expresando beneplácito porque ello significa que el “PAN rojo”, deje de tener preeminencia al interior del blanquiazul en Veracruz abriéndosele las puertas a Miguel Ángel Yunes Linares en su aspiración de gobernar a la entidad. Ignorándose o haciéndose de lado que Gustavo Madero Muñoz y su grupo en este momento representan lo más rancio y retrógrada de la ultraderecha panista, aliados de Peña Nieto y promotores de reformas antipopulares contrarias al interés nacional. Con Madero se inclinará la balanza legislativa a favor de las leyes secundarias en materia energética que más convienen a las petroleras trasnacionales, sumándose al mayoriteo del PRI. Así que cual es en realidad el “PAN rojo”. El PAN es el PAN, no hay otro.

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Ya que toqué el tema de la industria sin chimeneas, cabe preguntarse ante el anuncio del Sr. Peña de que se pondrá toda la carne en el asador en infraestructura y promoción turística, con énfasis en el sur sureste del país, cabe preguntarse si Veracruz está preparado para hacerse cargo de la materialización de la propuesta presidencial en lo que a la entidad corresponde, habida cuenta de que los montos totales considerados en el plan nacional de infraestructura son la suma de aportaciones federales, estatales, municipales y privadas.

¿Está preparado el gobierno duartista, por ahora financiera y operativamente incapaz? ¿Los ayuntamientos veracruzanos de municipios con vocación turística, podrían hacerle frente a las responsabilidades inherentes encontrándose técnicamente en quiebra? ¿Nuestra iniciativa privada, sin iniciativa ni vocación emprendedora, está dispuesta a invertir compartiendo el riesgo? ¿Los veracruzanos estamos dispuestos a poner nuestro granito de arena para hacer de Veracruz un destino turístico atractivo, limpio, seguro y digno?

O seguiremos escuchando de grandes inversiones que nunca aterrizan mientras Cancún y la Riviera maya se fortalecen como los más importantes generadores de divisas del país. No olvidemos que para el Sr. Peña los más aptos van primero.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 “El hombre que no puede visualizar un caballo al galope sobre un tomate es un idiota”. André Bretón.

Surrealismo, es la nota: Comunicación social para unir a Veracruz con su gobierno, comunicación oficiosa para decirnos que Peña Nieto fracasó, el chingón en su torre de marfil es Don Javier.

Diputado Renato Tronco LXIII Legislatura

Diputado Renato Tronco LXIII Legislatura Veracruz

Ajeno a los intereses trascendentes de la nación que hoy,  de espaldas a la ciudadanía y bajo cubierto de un cerco policial debate la partidocracia  en el Congreso de la Unión,  en Veracruz ante la indiferencia de sus habitantes continúa el circense y anodino encuentro entre diputados locales y el gabinete del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, con motivo de la mal llamada glosa del Tercer Informe de gobierno.

Sin oposición responsable, en Veracruz se guarda silencio frente a la irracional obcecación del presidente Peña por cumplirle a los poderes fácticos, o el criminal secuestro de la voluntad popular por una partidocracia rampante. Si acaso, se escucha la voz de  los miles de profesores veracruzanos presionando al Congreso de la Unión en la capital de la República en rechazo a la reforma educativa, o  la voz aislada del priísta José Yunes Zorrilla, que llevando agua a su molino,  intenta convencer de la bondades  de la tan cuestionada y rechazada reforma energética que PRI y PAN aprobarán vía Fast Track  en un inédito cónclave bipartidista.

Como una expresión más del absurdo surrealismo que se ha apoderado de la administración pública veracruzana, los diputados cuestionan a los enanos dejando a salvo al dueño del circo y responsable de la conducción  de la inverosímil prospera marcha de la entidad. En este contexto, los veracruzanos no tienen ni voz ni voto en el seno del Congreso del Estado.

El “candigato” como opositor no es tal, apenas reflejo del minino de pies de trapo del cuento, opone y fortalece a lo que el renovado partido de las mayorías es y no es, razón más para ignorar lo que verdad o mentira es.

Sin transparencia de que asirse, más cómodo dejar hacer dejar pasar, rascarse cada quien con sus uñas, que cada quién hable como le va en la feria. Dispersión egoísta de percepciones no construye imaginario colectivo popular y en ello el cacaraqueado prospero logro de quien no gobernando,  en la opacidad dice gobernar.

Y en este clima de lo absurdo elevado a protocolario ejercicio de gobierno, se ventilan trapos sucios de una administración anterior en la que el actual mandatario fuera parte activa y seguramente,  cómplice del desorden administrativo y financiero, por decir lo menos, que inercialmente hoy tiene postrado a un Veracruz que, en la realidad real y virtual, distorsionada su imagen por el bombardeo mediático,  es y no es, aunque quisiera ser.

Tanto diputados como comparecientes, ignoran y se pasan por el arco del triunfo lo ya aprobado por el poder legislativo en materia de cuenta pública de los años precedentes. Lo que no fuera de su año no es de su daño. En Veracruz no pasa nada y si pasó, no me acuerdo, tal es el talante del libreto al que se ajusta la llamada glosa de un rosario de mentiras, simulación y más que evidente corrupción.

Deuda y obra pública que es y no es, de la mano en singular opacidad. Reservado su conocimiento para la posteridad, es lo único que se puede afirmar como verdad. Lo demás es especulación, rumor, mensaje cifrado, mala leche,  o frutos perversos de la imaginación del “pederasta” como peyorativamente desde el interior del domo protector, se etiqueta al siempre perdedor pero temido Yunes Linares.

Absurdo tras absurdo kafkiano, en la  efervescente  política jarocha, donde abunda más  el gas  que sólida substancia, no falta la línea que de palacio surge: Peña Nieto reprueba en su gestión, Duarte de Ochoa  es el único chingón.

Y en esa tónica, onerosos despliegues publicitarios en el orden nacional sobre los logros plasmados en el Tercer Informe del gobernador y,  en la aldea, columnas periodísticas levantando polvo y humo para desviar la atención de lo que pudo haber sido y no fue.

Así, puesto sobre la mesa el falso deslinde y abandono del proyecto transexenal Herrera-Borunda, la sucesión en el 2016 protagoniza sesudas interpretaciones de cara a la audiencia. La bola de cristal tiene la palabra. Los gallones senadores o los enanos del tapanco, en blanco y negro o a todo color, ocupan y preocupan en la aldea lo mismo a la clase política que a medios de comunicación y, ni que decir, de empresarios ramplones que cifran su futuro en una mediocridad alimentada desde el pesebre gubernamental.

Mundo de juguete”,  califica Eduardo de la Torre bajo su albiazul óptica panista. Literatura de ficción encuadrada en surrealismo trasnochado  salpicado de  simulación y triunfalismo sin sustento, “Las aventura de Alicia en el País de las Maravillas” hecha gobierno, piensa y dice en estéril monólogo quién esto escribe reflejada su imagen en el espejo- pantalla del computador. 

Como Eduardo de la Torre, como yo, otros, y otros, cada vez más, rumiando impotencia ante el absurdo. Suma de monólogos, expresión acumulada de percepción individual que no aterriza. No hay lugar para organicidad de memoria colectiva, comprensión, toma de conciencia  y voluntad para acciones trascendentes. Pérdida de tiempo, sin romper el cascarón que  a cada quien protege de los otros, tortilla española es utopía; caldo de cultivo que alimenta autoritarismo, opacidad  y simulación,  como oposición a participación y algo que no mucho,  de eso que se ha dado en llamar democracia representativa.

De ahí, la pura neta machacando en el imaginario colectivo, el actual gobierno no tiene parangón, reclama Doña Gina Domínguez, vocera de quien dice mandar en Veracruz, en abierto diálogo con el sombrerero a través del espejo , encontrando eco y consenso ¿en usted, yo, todos los demás? No, en un congreso  local -pastoreado por un corrupto cacique sindical magisterial-,  al que  literalmente se accede jineteando valioso corcel, paradigma del viejo y hoy renovado PRI.

Surrealismo, es la nota: Comunicación social para unir a Veracruz con su gobierno, comunicación oficiosa para decirnos que Peña Nieto fracasó, el chingón en su torre de marfil es Don Javier.

Ni pies ni cabeza, nada es verdad, nada es mentira. “No hay que creer todo lo que dicen  los medios”, Veracruz es y no es.

Hojas que se lleva el viento

¿Por qué en Querétaro si se pudo lograr contar con un hospital Infantil de Oncología  (HITO ) a la altura de los mejores del mundo, y en Veracruz  no se pudo, no se puede ni se podrá? Se preguntan médicos, enfermeras, técnicos y administrativos, que se desempeñan en el sector salud de la entidad. La respuesta es sencilla: Allá es Querétaro, aquí  es Veracruz. En esa pequeña entidad federativa el afán de progreso va de la mano con voluntad política, aquí, en la próspera y décima potencia económica de América Latina no hay ni lo uno ni lo otro, mucho menos visión para otear el futuro.

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 Guillermo Zúñiga Martínez, rector de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, al recibir el grado de Doctor Honoris Causa otorgado por los 160 centros educativos particulares que integran la Asociación de Escuelas Particulares del Estado de Veracruz, A.C., destacó que lo más importante de la educación es creer en la capacidad de aprender de las personas por sí mismas, creer en el autodidactismo crítico y significativo, fundamento doctrinario de la institución de educación superior a su cargo. El movimiento se demuestra andando y el destacado educador y político no pierde el paso,  haciendo honor a su causa con imaginación y férrea constancia. Nuestra felicitación sincera a Guillermo Zúñiga por tan merecido reconocimiento.

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Ciudad cotidiana

Alejandro Hernández / Pulso crítico

Mi ciudad, Xalapa,  para garantizar una buena calidad de vida a quienes la habitamos, depende de todos los ecosistemas que la rodean, tanto de la alta montaña al norte como del bosque de niebla al este, de las cuencas hidrológicas de la cañada de Actopan como del clima cálido que arrastra la brisa de la costa. De esto poca cuenta nos damos la mayoría de los que aquí vivimos; será por eso que a muy pocos les ha interesado la consulta ciudadana, convocada por la SEMARNAT, que se lleva a cabo desde el día 19 de enero de este año, para ver si se aprueba o no la explotación aurífera en la mina Caballo Blanco, en el vecino municipio de Actopan, Veracruz, y cuyo principal inversionista es el hombre más rico del mundo, Carlos Slim.

La apatía ecológica que la población xalapeña demuestra, debe obedecer a que muchos desconocen lo que una mina de las características de la que nos ocupa le puede hacer a la naturaleza. La minería a cielo abierto es una actividad industrial de alto impacto ambiental, social y cultural. Es también una actividad industrial insostenible por definición, en la medida en que la explotación del recurso supone su agotamiento. Es decir, en un principio se destruyen todos los ecosistemas circundantes, se contaminan sus aguas con cianuro o con mercurio —elementos indispensables para recuperar el oro—; luego, las comunidades aledañas a la mina se llenan de técnicos, gambusinos y obreros, mismos que establecen una sociedad de alto consumo de bienes y servicios que encarecen la economía local, además de atraer todo tipo de vicios, tales como el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, robos, etcétera; para que al final, una vez agotado el mineral, dejar la región totalmente devastada, contaminada en tierra, agua y aire, y con un nivel de vida para la población de muy baja calidad y pocas veces recuperable a los niveles que tenía antes de la mina.

La explotación del oro requiere, de manera intensiva, grandes cantidades de cianuro y/o cromo, sustancias altamente tóxicas que permiten recuperar el mineral del resto del material removido. Para desarrollar todo este proceso, se requiere que el yacimiento abarque grandes extensiones y que se encuentre cerca de la superficie, dando como resultado cráteres gigantescos, que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas de extensión y más de 500 metros de profundidad. Las consecuencias son: La producción de grandes cantidades de desechos sólidos y líquidos, los impactos sobre las poblaciones aledañas, y la transformación completa del entorno junto a una severa modificación de la morfología del terreno; obviamente también desaparece la agricultura, la ganadería y la pesca. Hoy cientos de hectáreas de cultivos de caña de azúcar, papaya, naranja, limón, maíz y frijol dependen del riego que les proporciona el río Actopan, amén del turismo que visita los lugares por los que éste pasa, si la contaminación que produzca la mina alcanza los veneros que surten su cauce, el impacto será de proporciones catastróficas, tanto al medio ambiente como a la economía de la región.

Bernardita Bielsa, de la Asociación Ornitológica Cuenca Del Puelo, Lago Puelo, Chubut, sitio amenazado por la minería en Argentina, escribió esto: “El oro ha significado muchas cosas a lo largo de la historia del hombre. El afán por encontrar oro hizo colapsar civilizaciones enteras; esto es miles y miles de hombres, mujeres y niños muertos por enfermedades, enfrentamientos, desnutrición, hambre. La codicia del hombre no tiene límites, y los nuevos conquistadores han aprendido la lección, y saben utilizar del diccionario todas estas palabras: mentir, engatusar, engañar, embaucar, fingir, aparentar, disfrazar, falsificar, prometer. El provecho, las ganancias, los réditos, son siempre para ellos y sus empresas.” Lo cual se aplica perfectamente a los inversionistas que pretenden destruir, por un puñado de oro, ecosistemas valiosos para la vida.

Urge, tal como lo han estado pidiendo grupos ambientalistas, que la SEMARNAT realice una asamblea de información para que la gente conozca en voz de los paneles de expertos, los pros y los contras de la mina, para que así pueda decidir dar su voto a favor o en contra.Hoy la humanidad, por poseer oro y riquezas, es capaz de morirse de hambre, justamente como le ocurrió al legendario rey Midas. No esperemos a que eso ocurra cerca de nuestra ciudad, informémonos y participemos, nuestro futuro y el de la región —y no es lugar común esto que les digo— está en juego.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Pecando quizá de catastrofismo anticipado, desde hace meses se ha insistido en este espacio sobre la existencia de una crisis del régimen político nacional que afecta lo mismo a los partidos políticos que a las instituciones republicanas, en demerito de la vida social y económica del país.

Percepción que de una o otra manera se ha venido confirmando con el inicio formal del proceso electoral que desembocará en los comicios del 2012, sin que la clase política tenga una clara conciencia de ello o, en su defecto, cuide las formas para hacerle menos ostensible para no agitar al avispero.

Si bien existe la idea cada vez más generalizada de que éste proceso electoral será atípico, poco se ha profundizado en ello, ateniéndose a experiencias de pasados comicios, a un injustificable optimismo y,  al hecho innegable de la pertinaz amenaza  de la incursión de la delincuencia organizada en el desarrollo de la contienda y en sus resultados, sin tocar aspectos a mi juicio determinantes, como el deterioro creciente del tejido social, el efecto dominó de la crisis sistémica global, el agotamiento del modelo neoliberal y el presumible fracaso de la post modernidad como forma de vida, así como la descomposición del aparato del Estado Mexicano, reflejada tanto en el comportamiento de una administración gubernamental incapaz de superar la corrupción, como en la conducta pública  y privada de los actores políticos.

Aspectos estos últimos que la clase política se niega en principio a reconocer, dando por sentado que el México de hoy es el México de ayer y de siempre, sin atender a los cambios profundos que acusa la sociedad mexicana en los albores del Siglo XXI.

Si bien, en la forma todo parece igual, en el fondo el crecimiento demográfico, la creciente desigualdad y pobreza, las nuevas tecnologías de la información y comunicación, así como entre otros factores la incapacidad e inmovilismo del aparato del Estado para atender con eficiencia y eficacia las necesidades reales y sentidas de la población, nos ofrecen un panorama distinto, cuantitativa y cualitativamente diferente al acusado en los últimos lustros del Siglo XX.

Política envilecida

Perdido rumbo y brújula para entender a la sociedad presente y, por ende, actuar en consecuencia, se envilece la política, privilegiándose la simulación, la mentira y el gatopardismo, en demerito del bien común y de la democracia representativa que, en teoría, sustenta al régimen político.

El ejercicio de la política en el terreno electoral, más que contienda democrática se entiende hoy como una guerra darwiniana en la que habrá de prevalecer el más fuerte y no el más capaz, en la ya de sí compleja tarea de gobernar a México. En tal lucha sin cuartel, el fin justifica los medios en detrimento del estado de derecho y de la sociedad a la que el régimen se debe. A la confrontación de posicionamiento ideológico, programas y propuestas, se impone el pedestre objetivo de alcanzar el poder por el poder mismo. México es el botín y de ello devienen conductas de partidos y actores políticos, hoy agrupados en lo que ya se conoce como la partidocracia mexicana.

El pragmatismo como norma y el saqueo e impunidad como regla de oro de una llamada clase política, mientras el país se hunde entre el deterioro social y económico, así como la pérdida de confianza y credibilidad en el aparato del Estado. En este contexto, el régimen político caduco y obsoleto no da más como instrumento de cohesión, identidad nacional y conducción de la vida política, económica y social con visión de futuro, del México de hoy.

La llamada  clase política no ve, no escucha, confiada en la presunta indiferencia social, mientras se derrumba el tinglado.

Escenario a la vista

En este degradado escenario inicia la guerra que no contienda electoral. Más que “velar armas”, como coloquialmente se dice, partidos y actores políticos, con el presidente Calderón a la cabeza, blanden las bacinicas, dispuestos a enlodarse unos a otros en busca del “Vellocino de oro”. El interés nacional y el bienestar de la gente no figuran en sus planes, salvo como temas colaterales motivo del discurso proselitista.

Los exabruptos de Calderón Hinojosa en torno a la intervención de de delincuencia en los comicios, o las declaraciones de sus adversarios descalificándole por descubrir el hilo negro, el escándalo en torno a la deshonestidad de Humberto Moreira,  las pifias de Peña Nieto y de Cordero, o el soterrado y no por ello menos obvio conflicto al interior del PRD por la candidatura de López Obrador, son apenas un pálido reflejo de lo que nos espera a lo largo del proceso electoral.

La sociedad, víctima de tales excesos, deja hacer deja pasar, en espera de una oportunidad que nunca llega, de tomar la iniciativa e impulsar los cambios estructurales que el país demanda. Polarizándose la idea de votar o no votar en los próximos comicios, como si de esta perversa dicotomía dependiera el hacer posible un México mejor.

O se acepta  la profundidad de la crisis del régimen político y  se actúa en consecuencia, o al baile  a todos nos llevan las muchachas.

Llegó la hora, a mi juicio, de observar un poco más allá de nuestro ombligo, alzar la mirada para percibir lo que de no cambiar, nos ofrece un ominoso futuro. Mérida, Yuc.

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Alfredo Bielma / Pulso crítico

25 de Noviembre 2011

Para quienes por diversas circunstancias hemos tenido la oportunidad de escuchar decenas de informes de labores en los tres niveles de gobierno nos ha quedado la convicción de que, si de su contenido todo fuera cierto, este país sería uno de los más desarrollados del planeta. Sin embargo, al margen de las consideraciones éticas que dictan la obligación que tiene todo gobernante de conducirse con estricto apego al desempeño de su responsabilidad, en política no siempre todo lo que parece es. De cualquier manera, en retrospectiva es más fácil el análisis de un fenómeno social porque para llevarlo a cabo se cuenta con elementos que en su momento por efectos de la contemporaneidad no se observaron con la objetividad deseada.

Por lo demás, está visto que en nuestro sistema de gobierno los Informes son obligatorios como corresponde a todo régimen democrático, aunque por lo visto aquí han servido, más que para rendir cuentas, para ocultarlas a través de sofismas y retóricas insustanciales. Vale un brevísimo recuento:

En su primer informe de gobierno, 2005, refiriéndose a la deuda pública Fidel Herrera dijo: «no se trata de prolongar la deuda, no permitiremos un incremento de cifras ni de periodos, se trata de pagar menos conforme a nuestra sólida calificación financiera. Se trata de aprovechar las nuevas tasas y de concretar una negociación más responsable, sensata y acorde con las necesidades del Estado… Veracruz debe seguir como un ejemplo nacional de concordia, debe ser una tierra de seguridad, progreso y bienestar para todos. Vamos bien, el esfuerzo continúa». (Aplausos)

En el segundo informe: “El Congreso del Estado acordó bursatilizar el 100% de la recaudación del Impuesto sobre la Tenencia o Uso de Vehículos hasta por la cantidad de 8 mil millones de pesos…la totalidad de los recursos obtenidos serán utilizados para liquidar la deuda pública directa vigente y el remanente se destinará a la realización de obra pública productiva”. (Aplausos) “Con esta estrategia se pretende mantener un equilibrio en las finanzas públicas del Estado, toda vez que se obtiene una liquidez adecuada para continuar realizando obras y acciones en beneficio de los veracruzanos” (Aplausos)

En el tercer informe, 2007: “Veracruz se ha posicionado como el segundo destino planeado a nivel nacional en los últimos tres años”.  “En tres años hemos hecho lo programado a seis”. (Aplausos)

En el cuarto Informe de Gobierno: 2008-el gobierno estatal goza de “finanzas sanas” y su tesorería cuenta con un fondo de 7 mil 889 millones de pesos que se usarían para fomentar el empleo y actividades productivas para atenuar el impacto de los vaivenes financieros. Pese al pronóstico de crisis económica, enfatizó que Veracruz no adquirirá deuda pública en 2009.

En 2009, quinto informe: “Hoy Veracruz cuenta con bases sólidas y con finanzas sanas, lo que demuestra la fortaleza del pueblo y del gobierno veracruzanos”. “La inversión extranjera en el sector industrial des de 20,141 millones de pesos, provenientes de Alemania, Argentina, Brasil, Canadá, China, E.U., Francia, Holanda, Italia y Suiza, con esta inversión se generan 18, 503 empleos directos e indirectos” (Aplausos)….”Por medio del Programa de Comunidades Saludables, este año se logró mejorar los estilos de vida de 25 mil personas, al certificar como saludables 50 comunidades”.

En ese informe se presumió: “El esfuerzo sostenido de cinco años de trabajo ha dado resultados, con la contribución de todos, se ha traducido en progreso. El Plan Veracruzano de Desarrollo 2005-2010, rebasado dos veces en sus objetivos y metas originales, y actualizado al tenor de los nuevos ejercicios de planeación a nivel federal y municipal, ha contribuido a crear en Veracruz una gran infraestructura de comunicaciones y obras públicas, un campo mecanizado, con elevados índices de productividad; entidades pujantes en los sectores industrial, comercial y turístico pero, sobre todo, una sociedad civil capaz de construir instituciones sólidas que enfrenta con confianza el futuro”… “Hemos realizado nuestras tareas poniendo especial énfasis en los segmentos menos favorecidos de nuestra población, sin descuidar ninguna de nuestras 10 grandes regiones… (Aplausos de pie).

En el sexto informe, 2010: ‘Tlacotalpan va a quedar mejor que nunca, como La Antigua (…) y cada uno de los sitios en los que la naturaleza se ensañó” (Aplausos estruendosos) —“En la tesorería estatal se tienen por lo menos 6 mil 500 millones de pesos con los que cubrirá los pasivos con proveedores y constructores que reclaman adeudos” (sic).

«Ahora hay quienes tratan de pegarle a la piñata, y precisamente eso es lo que estoy cuidando, que no haya mes de Hidalgo».»A los cobradores, a ellos les digo que me digan cuáles y cuántos son, si me lo dicen, con gusto los atenderá el secretario de Planeación y Finanzas”.

“Un buen gobierno se va rápido y uno malo dura mucho y el de nosotros nos han dicho se les había hecho como de un minuto, espero que así piensen todos los veracruzanos…” No podía faltar el mensaje: Duarte de Ochoa “es el primero que emana de la administración estatal y por ello conoce sus fortalezas y debilidades. Él conoce de las estructuras y asignaciones presupuestales, de la administración y de sus procedimientos, sabe de las reasignaciones y reingenierías… esto le va a permitir empezar trabajando, profundizar la obra realizada… estoy seguro que Veracruz tendrá una etapa que consolidará lo bueno que se ha logrado”.

De otro lado, cuando le toco turno para comparecer ante los diputados para detallar el ejercicio de su ramo, el Secretario de Finanzas Salvador Sánchez Estrada, explicó: La deuda pública registrada en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), asciende a 9 mil 300 millones de pesos, tanto del estado como de los municipios, y los pasivos que van a quedar a la siguiente administración, «son los que queden de todas las obligaciones que se van generando y que no podrá cubrirse». Sánchez Estrada admitió que la bursatilización del impuesto vehicular representa para el estado 7 mil 79 millones de pesos pagaderos en las próximas administraciones y para los 199 municipios que participan en este mismo esquema bursátil, mil 300 millones de pesos.

En fin, el asunto de los aplausos es una especie de cartabón que utiliza la clase política para acomodarse a las circunstancias, si el de junto aplaude y se pone de pie no debe caerse en omisión. Es el reflejo del ente colectivo, capaz de actuar de manera insólita, muy diferente a cómo se actuaría como individuo; por otro lado, nada  sorprendente si se recuerdan aquellos aplausos que para glorificar a Goyo Cárdenas como paradigma de la readaptación social le ofreció el Congreso de la Unión a convocatoria del presidente Echeverría (entre los aplaudidores con fuero estaban Patricio Chirinos y Fidel Herrera, ambos tendrían la oportunidad de servir a Veracruz años después, curiosamente ambos desaprovecharon esa coyuntura histórica).

Pero aplaudir no es delito sino-como en este caso- amarga decepción, porque despertados a la cruda realidad quienes aplaudieron a Fidel hasta la última de sus ocurrencias en sus diferentes informes, ahora tendrán tiempo para reflexionar en mea culpa acerca de lo que tácitamente unos, expresamente otros aprobaron. Culpas son del tiempo.

Alfredobielmav@hotmail.com             oterociudadano.org.mx

Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 No hay argumento válido para negar que el tabaquismo sea un problema de salud pública. Atañe a toda la sociedad prevenirle, atajarle y disminuir los efectos nocivos de una adicción que ya impacta negativamente en niños y adolescentes, a más de impactar en el bolsillo de quienes menos tienen.

 Luego la intención del gobernador Duarte de Ochoa de “Promover y fomentar por todos los medios posibles la protección a la salud y proteger los derechos de todos los ciudadanos veracruzanos, en especial de los niños a respirar aire de calidad y 100 por ciento libre de humo de tabaco”, sin duda concita al acuerdo y aceptación unánime, pese a los bemoles que implica su logro.

 Sin embargo, a mi juicio, no justifica el que se eleve tan loable intención a nivel de una ley a modo, como se pretende con la iniciativa turnada al Congreso local.

 Legislar como herramental de prevención y protección contra quienes dañan a terceros fumando como chacuacos, sería equiparable a tratar de combatir con leyes inocuas la desnutrición infantil, la diabetes, la hepatitis, el VIH, o la obesidad, entre otras enfermedades que registran altos índices de morbilidad y mortalidad entre los veracruzanos, discriminando y señalando socialmente a quienes le padecen.

 Si se acepta que la adicción al tabaco es una enfermedad, debería tratarse socialmente como tal. Protegiendo por igual al fumador y al no fumador, para disminuir sus nocivos efectos sociales. La iniciativa no contempla tal dicotomía, ni se hace mención a ello en sus considerandos, reducidos, hasta donde se sabe, a un ramillete de lugares comunes que hablan más de hipocresía que de un sano interés por atacar el problema de raíz.

 Legislar  para proteger a los no fumadores de los que son adictos al tabaco, en principio estigmatiza a los fumadores, etiquetándoles como entes socialmente nocivos; auspiciando división y discriminación entre la población al poner los derechos de “los buenos” por sobre los de “los malos”, lo que me parece  inconsecuente y carente de tacto político.

 No obstante, ya no hay nada que hacer al respecto. Considerando el comportamiento de la actual legislatura veracruzana, debemos dar por hecho que la iniciativa será aprobada en “fast Track”, por unanimidad y al margen de lo que la opinión pública en general opine, por una diputación que no representa a nadie, salvo a la bendita partidocracia.

 Pero bien vale advertir de la doble moral que la dichosa iniciativa conlleva. Pues si bien explícitamente habla de proteger al no fumador, especialmente a los infantes, bien se guarda de no explicitar que son las autoridades en nombre de la libertad de mercado las que autorizan, por así convenir a la industria cigarrera, la producción y venta de un producto para el consumo humano que contiene, entre “mas de 4,000 substancias venenosas o cancerígenas”, el llamado “talio” que, como bien se señala en el empaque de los cigarrillos, también se utiliza para la elaboración de mata ratas.

 Es decir, el gobierno, a sabiendas, autoriza y tolera sin más, que se consuma entre la población un producto venenoso, muy propio para el combate de fauna nociva, a la par que demagógicamente se duele de que los fumadores de manera indirecta lo compartan en lugares cerrados con quienes no tienen adicción al tabaco, exentando a los hogares; dejando por cierto un cabo suelto, al margen de la ley de marras. Así, que, en su propio beneficio y para su satisfacción, el fumador empedernido aprovechará la laguna legal para no afectar en público a terceros, pero si dañando en el ámbito privado de su hogar a su propia familia, incluidos los niños a los que se pretende proteger.

 ¿Ya estará contemplado esto último como violencia intrafamiliar?

 Incongruente ¿no?

 Lo que llama la atención, es que se turna la iniciativa de ley al Congreso, precisamente en el día designado -a saber por quién-, como “de no fumar”. Coincidencia que ya se está haciendo costumbre en la actual administración duartista, aprovechándose fechas o eventos específicos para anunciar medidas reactivas que hablen bien de los buenos deseos del gobernante, sin más afán que el de impactar mediáticamente en la población..

 Si realmente se quisiera atender a ingentes problemas de salud pública, hay otras prioridades más importantes y urgentes por afrontar, como la contaminación por tiraderos de basura a cielo abierto o en ríos y lagunas, la emisión descontrolada de gases dañinos en el transporte público, la distribución de agua no potable, obras inconclusas e insuficientes de drenaje sanitario, o el constante e imparable foco de corrupción e ineficiencia que impera en los servicios públicos de salud en la entidad, entre otras cosas, tanto o más nocivas que los daños colaterales del tabaquismo. Sin contar con los males endémicos de la pobreza, para los cuales no existe ley que valga ni receta eficaz para erradicarla.

 Se ha insistido hasta el cansancio que la promulgación de leyes y decretos no resuelve problemas torales de la sociedad, si estas no se cumplen ni por quienes las promulgan. Luego que necesidad de aprobar una más, derogando la antitabaco que ya existe,  para cuyo cumplimiento requeriría de acciones represivas que operarían en contra de las propias autoridades.

 Amén de que políticamente se abre un frente más de combate a las adicciones que, en principio, divide y no suma a la población en busca de la ansiada unidad de los veracruzanos. Concitando irritación social entre “los malos” y  sin tocarle un pelo a las cigarreras, para no faltar al respeto que para el gobierno, eso sí, merecen las leyes del mercado.

 Adelante, alguien tendrá que pagar en su momento el costo de un capricho, mientras la adicción al tabaco, al alcohol y drogas duras, crece y se expande a falta de políticas públicas eficaces para frenarle.

 Sólo faltaría para completar el cuadro, que se legislara para crear en la policía un cuerpo sacerdotal de élite, que persiguiera a los fumadores. Calderón Hinojosa se lo agradecería a Veracruz.

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Luchan por refrigerar los reactores 2 y 3 de Fukushima y crece el número de muertos

Qué ocurre dentro de la nucleoeléctrica

Por el accidente en la planta de Fukushima no logran enfriar los reactores. Si sus núcleos siguen recalentándose, podría derretirse el combustible nuclear y fundirse con su contenedor de acero y las radiaciones escaparían envenenando todo.

La planta Daiichi de Fukushima que tiene en vilo a Japón y al mundo tiene seis reactores nucleares. Tres de ellos estaban fuera de funcionamiento el día del terremoto por mantenimiento. Los otros tres se apagaron dos minutos después del terremoto.

De los tres reactores fue el número 1 el que sufrió primero las consecuencias del terremoto del viernes 11 de marzo. El sábado falló el 3.

El reactor 1 que equipa Fukushima se conoce como BWR, que traducido del inglés significa «agua hirviente». En esta usina el centenar de elementos combustibles atómicos (barras de uranio enriquecido) está encerrado dentro de un contenedor lleno de agua, que cumple la misión de refrigerar el núcleo y moderar la reacción nuclear. En esa «caldera atómica», el agua entra en ebullición y produce el vapor que moverá una turbina acoplada a un generador de electricidad. Luego, el vapor producido por la «caldera atómica» es reinyectado al interior del reactor tras volver a estado líquido para cumplir con su misión de enfriamiento. Allí es donde en apariencia se produjo la falla que puso al mundo en alerta.

Con el temblor, las centrales fueron desactivadas automáticamente. Pero, a diferencia de las usinas convencionales, los reactores requieren ser enfriados durante algunos días para evitar, precisamente, que se funda el núcleo. Un «apagón» en la planta, producida por el terremoto, impidió operar motores, válvulas e instrumentos que controlan los sistemas refrigerantes en el interior del núcleo.

Sin sistema de frío que lo controle, el núcleo se recalienta y puede generar un derretimiento del combustible nuclear que se funde con el tacho de acero que lo alberga. En esas circunstancias las radiaciones escapan a la atmósfera y envenenan lo que encuentran al paso. Lo mismo podría ocurrir en el reactor 3.

«El riesgo de un derretimiento se vuelve una realidad», estimaron especialistas brasileños y argentinos consultados por Clarín. Fue lo que ocurrió en Chernobyl.

Si bien es cierto que la «olla nuclear» está dentro de un contenedor de acero, de forma cilíndrica que su vez es protegido por un edificio de concreto, no es posible descartar una «crisis nuclear»: el núcleo podría alcanzar temperaturas tan elevadas que la masa derretida se funda al contenedor y de allí trasvase al exterior. De eso se trata cuando se habla de «fusión del núcleo» del reactor.

Por el aumento de la presión en el interior de la central, que duplicó el estándar permitido, los operadores de Fukushima decidieron liberar vapor al exterior. Pero como no lograron controlar el exceso de calentamiento del núcleo, inyectaron agua de mar en el edificio con ácido bórico en su lucha por bajarle la temperatura a la central e inhibir la reacción nuclear.

Con la liberación de vapor a la atmósfera necesariamente hay una contaminación radiactiva a la que quedan expuestos los habitantes de la zona. Es lo que le ha ocurrido a al menos 160 personas.

Según la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, el accidente en Fukushima alcanzó el grado 4 y sólo fue superado por el de la planta ucraniana de Chernobyl (nivel 7) y el de Three Mile Island, EE.UU., en 1979 (nivel 5). Clarín.com

R. Fonseca Flores

¡Que no le digan, que no le cuenten! ¿Dónde quedó la Bolita?

No que no? El Informe de Resultado de la Cuenta Pública 2009 de Veracruz, emitido por la Fiscalización Superior de la Federación, en lo poquito que se ha dado a conocer por diversos medios de comunicación, arroja elementos que confirman el presunto saqueo de que fueran objeto las finanzas públicas en la administración del gobernante fiel. Apenas se está destapando la cloaca y ya queda en entredicho el proceso de entrega y recepción en el cambio de estafeta que, como lo mandan los más elementales principios de administración pública, debería estar precedido por una auditoría a fondo para deslindar responsabilidades tanto de quien entrega como de quien recibe. Si no se procedió así, malo y si se cumplió con los cánones, peor porque quien recibe se constituye en complice y tapadera. El tema no es asunto menor. Pulso crítico.com

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

Xalapeños “cochinos”, nos dice Francisco Urbina Soto en su columna Iniciativa Privada. ¿Será que esté en lo cierto?

Por lo que describe sin duda tiene razón. La capital de Veracruz es un auténtico muladar. Sin embargo, diera la impresión de que Urbina Soto, hace recaer la responsabilidad de tal situación generalizando, deslindando veladamente, por un lado,  a los gobiernos estatal y municipal y se abstiene de mencionar a las diferentes instancias educativas, a los partidos políticos, e incluso a los diversos organismos eclesiásticos de diversas denominaciones, que también tienen vela en el entierro.

La verdad  a mi juicio, es que el calificativo nos queda a la medida a todos, nadie se escapa, a todos atañe, unos por omisión y otros por comisión. El actual secretario estatal responsable de las políticas públicas  relacionadas con  el Medio Ambiente, lo reconoce: “en Veracruz no sabemos manejar la basura”. Para muestra basta observar cotidianamente lo que en nuestra ciudad capital al respecto acontece.

Ciudad basurero

Los propios xalapeños lo reconocemos, existiendo consenso de que el problema parece insoluble. Sin embargo enfocamos mal tal problemática, cargándole todo el muerto al alcalde o ahora alcaldesa en turno. Todos nos asumimos en jueces y nos negamos a reconocer que también somos parte. Esto debe acabar, antes de que la basura acumulada nos sepulte.

Basta de quejas y denuncias a las que las autoridades prestan oídos sordos. Todos tenemos que poner manos a la obra y acabar con tan abrumadora como lastimosa realidad. ¿Cómo?

Bueno, para empezar tenemos que tomar conciencia de que a nadie le gusta habitar en un muladar y que la ciudad que nos acoge es nuestro hogar. De ahí que  debemos reconocer como ya lo hicieran en otras ciudades del país, que una ciudad atractiva no es la que más se limpia, sino la que menos se ensucia. Aceptando que el Ayuntamiento es un elemento coadyuvante, más no responsable directo de mantener limpio nuestro hogar.

Adicionalmente tenemos que entender que el gobierno somos todos. Unos como mandantes y otros como mandatarios, con igual responsabilidad, por lo que no cabe quejarnos de un mal gobierno que no atiende el creciente problema de la basura, del ambulantaje, de los tianguistas, de los talleres en la vía pública, del pésimo y caro transporte público y vialidad, sin estar escupiendo para arriba.

Auto perrera en vía pública

Si tomamos conciencia de ello, el siguiente paso sería actuar en consecuencia, responsabilizándonos de la  parte que nos toca en la búsqueda de solución del grave problema de la ciudad basurero, mediante acciones concretas, personales y familiares, con iniciativas que deben partir de  la propia población y no necesariamente de la alcaldía, en cada calle, manzana, colonia, escuela o centro de trabajo. Para lo cual se requiere de comunicación, organización, coordinación, e indudablemente, articulación interactiva con las autoridades estatales y municipales.

Decirlo parece fácil. Llevarlo a cabo es el reto, por lo que me tomo la libertad de proponer empezar integrando comités vecinales que, sin distingo partidista, económico, credo, edad  o género, de motu propio nos responsabilicemos de la limpieza en nuestro entorno más cercano; exigiendo sí acciones de apoyo logístico y administrativo del Ayuntamiento de Xalapa pero entendiendo que la solución está en nosotros, todos los xalapeños a los que ahora se nos juzga de cochinos. Advirtiendo de antemano que tales comités deberían mantenerse al margen del manipuleo clientelar de los intereses electorales partidistas, para evitar que de un problema de basura pasemos a un cochinero generalizado.

Organizada, informada y articulada la población en su conjunto, con el único objetivo, por ahora, de afrontar el tema de la basura, participando percibiremos que cuando la solución está en nuestras manos y actuamos conscientes de ello, el problema será menor a lo que hoy lamentamos.

Desde estas líneas me permito invitar a todos mis  vecinos, los vecinos de mis vecinos,  a los medios de comunicación, a las instituciones educativas y religiosas, al sector empresarial,  a participar, involucrándonos todos en una verdadera y auténtica campaña permanente por hacer de esta nuestra ciudad y hogar, un espacio limpio, atractivo, digno de considerarse como capital de Veracruz, ciudad de las flores.

Ganémonos el privilegio de no ser conocidos como “xalapeños cochinos”.

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Pulso critico

J. Enrique Olivera Arce

Javier Duarte aplica una justicia selectiva, fraguada en los sótanos de la ética política. Busca delitos en quienes ejercieron recursos minúsculos y exime de culpa, sin más argumento que el de la complicidad, al régimen fidelista.

Mussio Cárdenas Arellano

Considerando una vieja y justificada demanda de adelgazamiento del aparato administrativo gubernamental, el anuncio de un plan de austeridad y ahorro en la administración pública en Veracruz cae en tierra fértil, debería merecer reconocimiento de la población al mismo tiempo que interpretarse como señal de voluntad de cambio por parte del titular del ejecutivo.

Más, para los que saben de la diferencia entre gasto corriente y gasto de inversión, que estiman la medida como correcta y plausible el privilegiar inversión por sobre gasto improductivo. Gastar menos para hacer lo mismo, o un plus de ser posible,  en el manejo de la administración gubernamental, a la par que invertir un mayor caudal de recursos en bienes de capital, como podría ser obra pública o apoyos al aparato productivo implicando efectos multiplicadores, tanto en la dinámica económica y social de la entidad como en las finanzas gubernamentales.

Así que por principio de cuentas, bienvenida la iniciativa del gobernador en su por ahora tempranero propósito de aplicar honestidad, austeridad y racionalidad como prioridad en su administración.

Lo que no se dijo y quizá sea lo más relevante, es que al mismo tiempo el plan de austeridad debería contemplar el establecer estándares e indicadores de eficiencia y eficacia que, en cada una de las dependencias y organismos descentralizados de la administración pública estatal, permitan evaluar desempeño y transparencia en resultados medibles y cuantificables que den cuenta del avance en el hacer más con menos.  Punto de partida para entonces si hablar de honestidad, rendición de cuentas y credibilidad en la acción de gobierno.

No obstante, partiendo de experiencias previas recientes y el desconocimiento del aún pendiente Plan Estatal de Desarrollo, el ambicioso anuncio del gobernador tiene diversas aristas a considerar para su cabal aceptación y, en su caso, plena credibilidad por parte de una población en su mayoría legos en materia administrativa y financiera. Pues una cosa es querer y otra materializar un buen propósito que incida en equidad y bienestar para los veracruzanos.

En primer término, a mi modesto entender, no se habla de una límpia a fondo que libere a la administración de una corrupción enquistada que a no dudar se encargaría de dar al traste con los buenos propósitos del gobernador. Tampoco queda claro a cuanto ascienden los montos destinados a pago de nómina de los burócratas de los niveles más bajos del escalafón, por cierto mayoría, y cuanto es lo que se eroga en pago de sueldos u honorarios, compensaciones, bonos de productividad, viáticos, pasajes, vehículos, y minucias dispendiosas como gastos diversos sin comprobar, entre otras cosas, de la alta burocracia.

Habría que aclararlo, pues ahí está el pero que obliga a pensar que lo deseable se enfrenta a lo imposible.

En segundo término, no queda claro a que se destinará el ahorro estimado de 6 mil millones de pesos. Quedando la impresión en una opinión pública desinformada que el destino prioritario final de la inversión se aplicaría a la “reconstrucción” derivada de las afectaciones de los dos mini huracanes que golpearan a la entidad en el 2010.

No obstante, no se detalla a cuanto asciende el daño a cubrir por parte del gobierno federal, el  estatal, y los sectores privado y social. Un adecuado desglose sería pertinente a favor de la certeza y transparencia de una medida en principio correcta en su intención, sin que se preste a malos entendidos; habida cuenta de que en el imaginario popular lo que implícitamente se busca es pagar deudas y sanear arcas públicas en bancarrota, puesto que el metódico y  sistemático saqueo del erario bajo la administración de Fidel Herrera Beltrán se dio previamente a los fenómenos naturales que, habiendo afectado a la entidad, se tomaran como pretexto para justificar lo injustificable.

no podemos hacer de lado que también es del dominio público que el gobernador Duarte de Ochoa hereda un estado inercial de cosas en el que  entre los diversos rubros que integran el gasto corriente, el mayor peso específico recae en el amiguismo, el despilfarro, la injustificada presencia en nómina de varios cientos de seudo servidores públicos que conocidos como “aviadores”, “comisionados”, o “asesores externos”, no sólo jamás han dado golpe en las dependencias a las que nominalmente están asignados, sino que incluso, adicionalmente a los  altos emolumentos que se les asignan, obtienen al paso de los años el beneficio de una jugosa jubilación.

Se dice de una conocida e  influyente familia que hasta sus nietos no natos ya figuran en el organigrama de la administración pública veracruzana.

Ejemplos sobran. Bastaría con señalar el buen número de agraciadas jovencitas que, sin más mérito que su proclividad a la liviandad, prestaran sus servicios carnales a cambio de figurar en la nómina gubernamental con escandalosos ingresos y prebendas económicas y políticas. Nada de esto dejó de percibirse por la opinión pública a lo largo de los últimos seis años.

Irregularidades, dispendio y criminal saqueo, que por cierto el Congreso local se ha negado a reconocer en el análisis de la Cuenta Pública del período 2004-2008. No es nada circunstancial que por disposición del ex gobernador Herrera Beltrán se “blindara” la información sobre el gasto larvario de la promoción mediática del gobierno de la fidelidad.

No hay que ir muy lejos para trasmitir confianza y credibilidad en los buenos propósitos de un plan por principio plausible. Bastaría con clarificar donde y por qué, figuran en la nómina gubernamental tanto una “clase” política parasitaria, como “líderes sociales”, periodistas, amigos, ministros de culto y hasta mágicos gurús yerbateros, que medran a la sombra del poder en turno,  y entonces sí, actuar en consecuencia; tomándose las medidas pertinentes para corregir y adelgazar el gasto corriente socialmente oneroso con honestidad transparencia y buen juicio.

Pero antes que cancelar la oportunidad de los humildes al acceso a un modesto empleo gubernamental, es imprescindible aceptar con objetividad que, en las quebradas finanzas públicas estatales y municipales, por comisión u omisión, la corrupción en los mandos superiores  y no el número y presunta displicencia de la burocracia menor, es la responsable. ¿Es ello posible?

Pretender ocultar la realidad a los ojos de los mandantes, no es honesto ni merece credibilidad. Tampoco se modifica la percepción de que el pretendido cambio en propósitos y objetivos en la administración  pública veracruzana,  no deja de ser simple gatopardismo. La corrupción e intereses políticos diversos, mata buenos propósitos de inicio de gestión.

Por último, entre otras consideraciones, para no seguir aburriendo a mis tres lectores,  estimo que la honestidad en los servidores públicos, efectivamente no debería ser “un discurso”, como afirmara el gobernador Duarte. Se sustenta en la honestidad intelectual para aceptar que lo prioritario es el mandato popular expresado en las urnas y no caprichos coyunturales, excesos mediáticos y conductas ética y moralmente impropias de quienes están obligados a servir con honradez, eficiencia y eficacia en su desempeño.

Si nos atenemos al anuncio en cuestión del joven gobernante, la credibilidad en el propósito se gana con frugalidad y racionalidad en el ejercicio del gasto corriente, equilibrado manejo de las finanzas públicas y un combate frontal a la corrupción, como norma de conducta de un gobierno honesto dispuesto a romper con un pasado lamentable. ¿Podrá entonces el Dr. Duarte frenar la inercia heredada y revertir la tendencia al saqueo que aún tiñe de rojo a su administración?

Insisto de manera reiterada. Hechos concretos, no palabras que no modifican la realidad, legitimarán a la recién estrenada conducción de la administración pública veracruzana.

Mientras a la inercia heredada no se le ponga un hasta aquí, honestidad en el servicio público no pasará de ser eso, “discurso” sobre las mejores intenciones del gobernador de Veracruz. Perseguir penalmente a ediles y funcionarios de municipios de la menor relevancia, por presunta deshonestidad en el manejo del erario público, no basta. Se alborota a los ratones y se consienten a las ratas.

El gasto de inversión es otro rollo. En este renglón tan urgente como necesario es poner también freno al alto nivel de negocios que, con cargo al erario,  tienen lugar mediante el tráfico de influencias, evidente corrupción e impunidad en el ámbito de mandos medios y superiores. Los casos del “Negro” Rafael Cruz, y el “hermano incómodo” de Fidel Herrera Beltran, diputados que se desempeñaran como alcaldes y alcaldes ahora diputados o funcionarios del primer círculo del gobierno estatal, son paradigmáticos. Esto, por ahora, no viene al caso comentar pero está presente en el imaginario popular.

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