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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Al margen de la reiterada insistencia del economista Rafael Arias sobre la tan necesaria como urgente transparencia en el ejercicio de gobierno  e información fidedigna a la población por parte de la administración pública estatal veracruzana, rescato un tema que al alimón toca el  conocido investigador de la UV y ex servidor  público en su artículo fechado el 20 de los corrientes, el  relativo a la entrega y recepción del poder ejecutivo.

A 80 días de la toma de posesión de Don Miguel Ángel Yunes Linares, nada se ha dicho sobre el resultado final de un proceso de entrega y recepción que debió concluir al inicio del nuevo gobierno y punto de partida para la alternancia de dos años. El silencio en torno a este tema, ha sido más que evidente, desconociendo los veracruzanos  cual es el estado que guarda a la fecha cada una de las dependencias y organismos que integran el poder ejecutivo del gobierno estatal y, por lo consiguiente, conocer cuáles son las fortalezas y debilidades encontradas para,  a su vez, tener elementos suficientes para estimar el tamaño de la bronca a la que se enfrentará la actual administración en lo que resta de los dos años de gestión.

Puesto que es a partir de un diagnóstico preciso del estado que guarda la administración como la ciudadanía valorará los cursos de acción a seguir por la administración pública para corregir, cambiar o consolidar en su caso el aparato gubernamental.

A estas alturas ya no basta con conocer lo conocido en exceso sobre el saqueo y pillerías del duartismo como continuidad del fidelato. La estrategia mediática encaminada a “sacudir al país”,  cumplió su papel  y, desde el punto de vista jurídico, serán  la Fiscalía y el poder judicial los que deberán dar le seguimiento y actuar en consecuencia con los pelos de la burra en la mano.

Lo que realmente importa es el con qué se cuenta  ahora para enderezar la nave y lograr que esta arribe en el menor tiempo posible a puerto seguro. Sin esta información a disposición de la población los veracruzanos no tendremos claro ni de donde se parte ni a donde se pretende llegar, haciendo nugatorio cualquier esfuerzo por un legítimo compartir entre gobierno y gobernados en  la tarea de avanzar en el rescate de la administración pública estatal.

No se le pueden pedir peras al olmo. Sin información y transparencia somos más los “ignorantes” (De Interés Público 20/02/17 ) bordando en el vacío llevados por el chisme y la especulación que los leídos y escribidos que, interpretando correctamente lo que el señor piensa, guarda para sí o propala,  respaldan a ojos cerrados lo mismo palos de ciego que la más atinada decisión del  titular del ejecutivo estatal;  polarizándose el esfuerzo líneas arriba citado en perjuicio de una tarea que a todos compete.

Si “la ignorancia” es mala consejera, como afirma el gobernador, corresponde a la autoridad dar luz sobre el quehacer gubernamental con información clara, suficiente y sustentada para sumar más que restar en una tarea común. ¿O me equivoco?

Hojas que se lleva el viento

Vaya jugada de la rectoría de la UV en su afán de encontrar una respuesta positiva del gobierno entrante a su pretendida autonomía financiera. A sabiendas de la situación en que Yunes Linares encontraría a una administración pública saqueada, le vendió la idea de un “Plan estatal de Desarrollo” fantasioso, caro e inviable que tras ser aprobado por una legislatura novel, a escasos diez días del cambio de estafeta prácticamente se tiró a la basura,  al declarar oficialmente el gobernador el estado de emergencia de su administración por falta de los recursos mínimos necesarios para el arranque. Hoy por hoy, la realidad pone en evidencia que ante la crisis del gobierno de la alternancia no hay plan estatal de desarrollo que valga.

El “mapa” no funcionó como tal y se avanza a tropiezos, improvisando y como dicen los tabasqueños,  a la “pela vaca” sin rumbo ni brújula,  cifrando esperanzas en una reestructuración de deuda y reasignación de prioridades apenas suficiente para paliar temporalmente el temporal no previsto.

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El estruendo distractor sigue su curso. Ahora y un día después de que el diario Reforma destacara que no se concretan las denuncias en contra de Javier Duarte de Ochoa y su pandilla, sorpresivamente se catea una bodega en Córdoba, encontrándose nuevos elementos de prueba del saqueo a Veracruz, poniéndose énfasis en la presunta corresponsabilidad criminal de la ex primera dama. Más leña al fuego mientras el gobierno de la alternancia marcha al garete.

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Sin mayor elemento de prueba y con el afán de servir al que paga, conocido texto servidor ahora incrustado en el gobierno estatal y que en el pasado reciente fuera seguidor del fidelismo-duartismo y acre crítico a conveniencia de Miguel Ángel Yunes Linares, se aventó la puntada de propalar que “Fidel se montó en Morena”. De ese tamaño es el temor de que los correligionarios de López Obrador den una nueva sorpresa en Veracruz imponiéndose en las urnas en la elección de las 212 doce alcaldías veracruzanas en junio próximo.

Xalapa, Ver., febrero 21 de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Prometer no empobrece, el cumplir es lo que aniquila, decía la abuela atendiendo a una tan antigua como sabia conseja popular.  En los tiempos que corren, parafraseándola  diría que endeudarse si empobrece, cuando la obligación de pago en tiempo y forma atañe a todos los veracruzanos  y no solamente al gobierno que a ello recurre.

Si bien es cierto que la única salida viable que a la mano tiene el Sr. Yunes Linares para paliar las obligaciones de término del año es contratar más deuda, no puede ni debe dejarse de considerar que tanto el pago oportuno del compromiso contraído como de su servicio, compromete recursos presupuestales futuros que deberían canalizarse a obras y servicios públicos, menguando la capacidad de respuesta gubernamental a las demandas ciudadanas.

Los nuevos adeudos para solventar obligaciones ineludibles de fin de año  serán pagados hasta el último centavo en los dos años de mi mandato, dice el gobernador. Sí, pero no puede ignorarse que estos se suman a la ya cuantiosa deuda pública que para su pago en el corto plazo como a lo largo de los próximos 30 años, repercuten en el presupuesto de egresos en una cuantía tal que,  en términos prácticos,  afectan a todos los veracruzanos privándoles tanto de obras  como de servicios de calidad demandados.

Luego el endeudarse no es problema de la administración pública sino de más de 8 millones de veracruzanos y los que están por nacer, que tendrán que llevar a cuestas el peso de la deuda. Razón más que suficiente para exigir transparencia e información puntual sobre la aplicación del empréstito ya obtenido en los últimos días como lo exige la bancada de Morena en el Congreso local ya que de no ser así,  el gobernador  dispondrá de un cheque en blanco de manera arbitraria repitiéndose la historia que hoy lamentamos.

Miguel Ángel Yunes Linares se va una vez concluido su mandato, la obligación del pago puntual de la deuda queda gravitando sobre las espaldas de los veracruzanos. Situación que debería ser tomada en cuenta por la representación popular antes que los diputados en los años venideros alcen la mano autorizando más y más empréstitos para solventar hoy, en perjuicio del futuro, obligaciones de pronto pago en una espiral que no tiene para cuando concluir.

A grandes males grandes remedios

Si la abultada administración pública veracruzana padece de un gigantismo que le deja sin respiro, más vale una vez colorado y no cien descolorido. Hay que racionalizar y optimizar el gasto reduciendo el aparato gubernamental al mínimo posible, eliminar duplicidades y organismos innecesarios, aplicando una política de austeridad real y no simulada. No se puede seguir cargando con el costo de contrapartes estatales del gobierno central, cuando en primera y última instancia propósitos, objetivos y metas por alcanzar son los mismos. No más agencias estatales de empleo, ineficientes e ineficaces que resultan altamente  onerosas para los veracruzanos.

Hacer más con menos, elevando la productividad de la administración pública estatal y municipal, sería el compromiso real, aunque ello implique pérdida temporal de empleos y un costo electoral para el partido gobernante. Si en tiempos de crisis la iniciativa privada lo hace para sobrevivir, por qué no la administración pública.

Hojas que se lleva el viento

La estrategia mediática de trato como enemigo al adversario, está en marcha, descalificando desde ya a quienes  se consideran como candidatos  naturales del PRI y de Morena para la sucesión en el 2018. Ya lo habíamos advertido, la guerra sucia no concluyo en junio pasado, esta habrá de prolongarse a lo largo de los dos próximos años. Conforme pasan los días,  texto servidores que desde tiempo atrás están identificados como afines a los pesebres azules y que en la pasada contienda electoral tomaran parte activa en la estrategia tremendista de denuncias, señalamientos e infundios en contra del fidelismo y su caricaturesca extensión duartista para allanarle el camino al Sr. Yunes Linares, no pierden el tiempo,  polarizando a la sociedad cuando lo que se requiere es unidad y consenso.

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Lo señalamos en su oportunidad: no existe correspondencia entre el Plan Veracruzano de desarrollo  y la disponibilidad financiera para implementarlo. El Sr. Yunes Linares lo confirma proponiendo una revisión a fondo del presupuesto de egresos para el 2017. A juicio de quien esto escribe, debería revisarse también el “mapa de la alternancia” elaborado en su momento sobre las rodillas y ajustarlo a la penosa realidad financiera y administrativa que vivirá  el gobierno de Veracruz en los dos próximos años.

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“Flor de un día”, se dice ya de un mini gobierno que en escasos 25 días, está mostrando el cobre. Y si bien aún es muy temprano para juzgar desempeño y cumplimiento tras haberse generado muy altas expectativas de cambio, las tendencias observadas  y no resultados por calificar, apuntan a un nuevo gobierno fallido.

Xalapa, Ver., diciembre 28 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Vagos recuerdos de mi niñez vienen a mi memoria en estas tardes lluviosas de un Xalapa impredecible, por su veleidoso clima y porque uno nunca sabe cuál va a ser la declaración del día de quien se dice manda o gobierna Veracruz. Reunidos en torno a la cama de mi abuela, anciana heredera de la sabiduría del pueblo náhuatl, media docena de primos y quien esto escribe, embelesados escuchábamos de ella mil y un historias lo mismo de la revolución y los sufrimientos del pueblo trabajador que de las andanzas del abuelo Miguel como sindicalista y luchador social. Las frías y húmedas tardes invernales en Santa Rosa, hoy Ciudad Mendoza se prestaban para ello, despertando en nuestra niñez imaginación y deseo por conocer más del México bronco y su expresión obrera en la región. La asistencia casi obligada a las veladas culturales que entonces promovía y auspiciaba el sindicato de la fábrica, acicateaban esta infantil curiosidad al escuchar la fogosidad de los oradores.

De estos recuerdos viene a mi memoria una lección que nunca dejaba de repetir la abuela: “… nunca gastes más de lo que ganas y si lo haces, no te presentes en público con los zapatos rotos y lustroso el fondillo del pantalón, pues la gente no va a juzgar tu miseria sino tu ignorancia».

Sabia lección de economía doméstica que proyectada al mundo de la política y los negocios, deja entrever cuánta razón asiste en múltiples ocasiones al sentido común, por sobre rebuscadas teorías que juzgan a este de escasas luces y poco entendimiento hermano menor de la filosofía. Como te ven te tratan, juzgando no tu escaso bagaje pecuniario sino tu ignorancia para administrar con relativo éxito tu magra economía.

Lección nacida de la sabiduría popular que el Sr. Dr. (en economía) Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz, jamás ha escuchado o pasa por alto en sus afanes triunfalistas exhibidos hasta el cansancio en el discurso oficial sin sustento. No preocupa tanto a los veracruzanos el saber que la economía estatal atraviesa por un bache de respetable dimensión, ya se ha pasado por esto en múltiples ocasiones obligando a todo mundo a apretarse el cinturón, lo que preocupa y es cada vez mayor el consenso que a ello concita, es el hecho de que su gobernante no acepta ni actúa en consecuencia ante eventos que ponen a flor de piel la profundidad de la crisis que hoy aqueja a la entidad.

No estaría de acuerdo si dejándose llevar por prejuicios y especulaciones, se pensara que el gobernante actúa de mala fe o movido únicamente por aspiraciones tan mundanas como mezquinas como el acumular riqueza a costa de sus gobernados. Sería una interpretación muy ligera y lineal de su desempeño al frente de la administración pública. Empero, a mi juicio, el Sr. Dr. si exhibe ignorancia lo mismo en los terrenos de la política que en los de orden económico y social. Mostrándose ante su pueblo con los zapatos rotos y lustrosos los fondillos de su pantalón, evidenciando no saber administrar con inteligencia y buen juicio, lo mismo el capital político que los recursos presupuestales que el pueblo de Veracruz y de México le han confiado.

En lugar de humildad para aceptar los hechos, exhibe soberbia negándolos, no obstante que la realidad le desmiente día con día; el discurso simplón o la declaración banquetera no tapan el sol con un dedo ni contribuyen a tapar el pozo tras el niño ahogado. Números duros, que devienen de la estadística oficial de la Federación, o de los análisis serios de estudiosos e investigadores de la Universidad Veracruzana, como el Dr. Hilario Barcelata Ramírez, entre otros, nos hablan de que más que zapatos rotos, lo mismo en finanzas públicas que en la economía estatal en su conjunto, lo que se exhibe y debemos observar, entender y juzgar es la proximidad de un colapso sin precedente.

El triunfalismo sin sustento tiene límites. Percepción es política y cuando ésta rebasa los límites permisibles de credibilidad y confianza que la sociedad se da, las consecuencias son de orden político, como política es la respuesta de un pueblo cansado, descontento y harto de escuchar día con día la misma retahíla de mentiras o, en el mejor de los casos, medias verdades y medias mentiras trasmitiendo el falso mensaje de que vamos bien, aquí no pasa nada, cuando en la desfondada nave las llamas alcanzan ya a los aparejos. Esta respuesta no espera a manifestarse en las urnas en junio próximo, se da ya de manera constante y en crescendo a lo largo y ancho de la entidad, sin que por parte del poder público sea escuchada y atendida.

Se cosecha lo que se siembra.

El S. Javier Duarte de Ochoa cosecha lo que ha sembrado a lo largo de cuatro años de ineptitud, despilfarro, corrupción y pésima administración; es el que gobierna pero no el que manda, se dice al comentar la composición espuria de candidatos del PRI a la diputación federal y la presunta injerencia de su antecesor y padrino en el palomeo de las listas de beneficiarios.

Frente a propósitos y objetivos implícitos o explícitos del proceso electoral en curso, la llamada sociedad civil para el gobernante es mirón de palo, infante de lento aprendizaje cuya opinión ni pesa ni cuenta en la toma de aquellas decisiones que le competen y hoy lastiman.

Lo que sí cuenta es el voto para satisfacer la demanda presidencial, y de ahí el proselitismo ramplón asegurando por anticipado bajo la luz de los reflectores públicos el triunfo del partido en el gobierno, aunque para la democracia secuestrada o la ingente necesidad de enderezar el rumbo, el sufragio sea irrelevante. Y es que en la búsqueda tardía del voto que le avale, el Sr. Dr. en economía (ya dudo de que lo sea), el priísta Javier Duarte de Ochoa se vanagloria mediáticamente de que Veracruz va a la cabeza en la generación de nuevos empleos cuando la realidad muestra que es todo lo contrario, el estado como los números duros indican, está a la cola entre las 32 entidades federativas de México en este rubro, como también en muchos otros en los que se nos quiere vender la idea de un Veracruz de pie, próspero y pujante.

Frente al desastre no aceptado por el poder público estatal, me quedo con la lección de la abuela. A nada bueno conduce gastar más de lo que nuestros ingresos lo permiten. Cualquier ama de casa lo sabe, en ello radica la fortaleza de la mujer trabajadora que con inteligencia y buen juicio, administra la economía familiar en un país en el que trabajo humano y salario son permanentemente devaluados y expoliados.- Xalapa, Ver., marzo 11 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Nada es verdad, nada es mentira todo depende del color del cristal con que se mira, reza desde tiempos remotos la conseja popular; todo es relativo cuando de conocer la realidad real se trata, dice el acucioso filósofo. Lo cierto es que en ausencia de lo absoluto, entre medias verdades y medias mentiras, se construye en el imaginario popular una percepción colectiva que en política pesa y, en algunos casos, determina el curso de los acontecimientos.

Y en tratándose de Veracruz, y siempre dentro del contexto de descomposición que en todos los órdenes se vive en México, la percepción que anida en amplios sectores de la población es de desastre; trátese del comportamiento de la economía o de la vida social y política, para el caso es lo mismo: estancamiento, retroceso y deterioro en ascenso es la constante, sin visos a la vista de que existan respuestas viables para abatir rezagos que, como carga histórica, se hacen descansar ya no sólo sobre las espaldas de los sectores más vulnerables, también en las de unas clases medias empobrecidas y obligadas a hace malabarismo para sostener estatus económico y social.

Las causas de tal estado de cosas son diversas y van de lo simple a lo complejo, empero en el imaginario colectivo la percepción dominante gira en torno al desempeño negativo de la administración pública, tanto estatal como municipal, incapaz de encauzar a Veracruz por el camino de la estabilidad y progreso sostenido, así como de brindar seguridad, transparencia, honestidad y rendición de cuentas en el manejo de recursos públicos, o como la anhelada tranquilidad y certidumbre a la gran familia veracruzana.

El descontento y malestar que deriva de la percepción popular, lo mismo sustentada en hechos concretos que en opiniones calificadas surgidas del seno del pueblo, se expresa en forma abierta lo mismo en las redes sociales que entre amigos y familiares en público o en privado.

Ya no sólo se trata del evidente deterioro del poder adquisitivo de un salario devaluado que semana con semana merma la economía familiar generando incertidumbre, o de la pésima respuesta de las autoridades a los problemas urbanos y rurales que afectan la vida cotidiana en lo local, también y con mayor énfasis el entorno nacional sumido en un proceso galopante de descomposición que alcanzando y afectando a todos, pesa en el ánimo de la población fortaleciendo pérdida de confianza y credibilidad en los tres niveles de gobierno. Si le va mal a México le va mal a Veracruz, como apuntan datos duros oficiales, responsabilizándose a una administración pública torpe, ineficiente y corrupta de la que la veracruzana es parte activa.

El triunfalismo oficial no para, poniéndole más leña al fuego. En medio de una crisis evidente y conocido ya el recorte presupuestal que negativamente incidirá en la entidad afectando empleo, producción y consumo de bienes y servicios, el discurso no varía:

Veracruz avanza sin tropiezos por el camino de la prosperidad; Lo mismo destaca en el orden nacional e internacional por su moderna infraestructura, que por una seguridad pública que da marco propicio para el impulso a la inversión, productividad, competitividad y sano esparcimiento para propios y extraños. Una administración pública previsora, ordenada y sana en sus finanzas, lo sustenta.

Aunque la realidad real más allá del aplauso mediático, desmintiendo la palabra oficial se imponga, la verborrea simplista no cesa dando motivo a más desconcierto y descontento en una población que expresa su hartazgo pidiéndole a Dios que el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa concluya cuanto antes se mandato.

Hoy miércoles, tras escuchar el anodino rollo del duartista y flamante delegado de la Secretaría de Economía en Veracruz, invitado por la Asociación Otero Ciudadano para informar sobre el comportamiento económico en la entidad, uno de los asistentes cuyo nombre omito, expresó su desencanto diciendo en corto que lo más grave del gobierno de Fidel Herrera Beltrán fue el haber impuesto a su delfín. De ese tamaño.

Lo que viene

No hay esperanza cierta de un cambio de ruta en Veracruz y lo porvenir en materia económica y descomposición social no es nada optimista. Y en este clima de incertidumbre en la entidad se da ya un ríspido debate en torno al sufragio. Votar o no votar; sufragar por los candidatos o por el partido que les respalda; voto de castigo sufragando a favor de candidatos independientes o voto nulo, retornando el fantasma del “gato Moris” que sospechosamente invita a trivializar el ejercicio de un derecho conquistado e irrenunciable.

Y no es para menos, cuando la oferta electoral para junio próximo apunta a favor de los mismos para más de lo mismo, en el marco de la democracia representativa secuestrada por el grupo de notables que, al fin dueños de las canicas, establecen sus propias reglas para que prevalezca en el juego el atole con el dedo, como si el horno estuviera listo y dispuesto para bollos.

Todo cambia para mal es la percepción que domina en el imaginario colectivo, en tanto que lo mismo para el gobierno en sus tres vertientes y niveles que para la insensible mal llamada clase política, la crisis es oportunidad para hacer de las medias verdades y medias mentiras cortina de humo tras la cual ocultar improvisación, desacierto y corrupción impune. Nada es absoluto, todo es relativo y en este contexto, la percepción que anida en el imaginario popular coloca en la misma canasta lo mismo el mal desempeño económico, inseguridad pública, pérdida del poder adquisitivo que el pésimo gobierno que hoy por hoy padece Veracruz.

Cómo pesara esta percepción frente a las urnas en junio próximo, es la pregunta obligada. Empero, no puede dejarse de lado que, pese a todo, la compra de votos y de conciencias también juega y juega bien en el perverso escenario electoral.

Hojas que se lleva el viento

El desplante mediático para anunciar las 8 medidas adoptadas por el presidente peña para combatir la corrupción en la administración pública, más que generar aceptación y el aplauso que hubiera dejado satisfecho al Sr. peña, fue tomado como insensible burla. Los malandros investigando a los malandros en el reparto del botín sin incurrir en conflicto de intereses. Con esto, ahora sí el gobernador de Veracruz se quedó corto y eso, ya es mucho decir.- Xalapa, Ver., 4 de febrero de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Cuando un país empieza a perder a aquellos que cuentan la verdad, entonces empieza a perder su alma.” Owen Sheers, poeta galés

Lo que a mi juicio hace escaso un mes se percibiera como una “rebelión en la granja” al interior del PRI en Veracruz con la aprobación por la Legislatura local de la iniciativa que contempla la gubernatura de dos años para 2016, no sólo se confirma con la actitud asumida por los senadores priístas Héctor Yunes y José Francisco Yunes al abandonar abruptamente el recinto en el que tuviera lugar el acto conmemorativo del Centenario de la promulgación de la Ley Agraria de 1915, presidido por el presidente Peña , sino que se eleva a la categoría de crisis institucional, al descalificar estos ante la prensa la gestión del gobernador Duarte de Ochoa.

Lo que motivara el acto de rebeldía y protesta de los senadores priístas veracruzanos, indudablemente tiene como origen el verse estos afectados en sus intereses al no coincidir sus aspiraciones políticas con el rumbo que el gobernante pretende imponer en materia electoral. De eso no hay duda, empero lo tan insólito como inédito en los anales de la vida política veracruzana de tal acto de rebeldía, y a sabiendas de que ambos legisladores escupen para arriba, no puede dejar de inscribirse en el marco de la crisis del régimen político que hoy día se vive en México.

Al referirme a la presunción de la “Rebelión en la granja”, señalaba:

“Rebelión en la granja tricolor”. Sí señor, en pleno proceso electoral y en medio del estancamiento y recesión de la economía así como de la crisis terminal del régimen político nacional. Y Si el Sr. Peña Nieto esperaba contar con la contribución de la entidad veracruzana para alcanzar mayoría absoluta en la Cámara baja del Congreso de la Unión para el 2015, el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa ya le responde con la señal de que aquí quien manda en Veracruz, primero antepone el interés mafioso de grupo a los buenos deseos presidenciales.”

Y bajo esta premisa, en menos de 30 días de mi comento, los senadores priístas de Veracruz, confirmando y haciéndose eco del sentir de amplios sectores de la sociedad veracruzana, responden al primer priísta de la entidad, calificando a quien dice mandar en Veracruz como un inepto que ha dado al traste con unidad, armonía y buen gobierno, colocando a la entidad dentro de un clima de desorden, desastre económico y protesta social.

Correspondiendo al senador Héctor Yunes landa puntualizar en un comunicado de prensa que:

“… cada día es más palpable en Veracruz una ausencia de rumbo y un afán de fracturar, más que de unir. Se percibe un afán sectario, de pequeñez, que permea en todos los ámbitos de la vida pública. Es indudable que hay inestbilidad, atraso social, recesión. La clase política está confrontada con el gobernador. El PRI, diavidido por una injerencia anacrónica y lamentable”.

Palabras fuertes con las que la “Rebelión en la granja” trasciende los terrenos del partido tricolor en la entidad, para ubicarse en el marco de una crisis institucional al interior de la administración pública, confrontando a lo más representativo del partido gobernante con quien ni por asomo las tiene todas consigo como el que manda en Veracruz. A la par que se ubica en un escenario de crisis generalizada del régimen político vigente.

La respuesta del Sr. Duarte de Ochoa a los rebeldes, se inscribe en el ya manido triunfalismo sin sustento: “…En Veracruz existe un Gobierno bien integrado, ordenado y eficaz, que responde y logra metas como nunca antes”. Palabras huecas que a estas alturas no convencen a nadie por muy alejado que se esté de la percepción de un gobierno fallido en la entidad.

Lo que, guste o no, afectando en su conjunto a toda la vida política, social y económica de Veracruz, la descalificación del desempeño del Sr. Dr. Duarte de Ochoa tendrá consecuencias negativas no sólo para el PRI en los próximos comicios federales, sino que también para los partidos políticos opositores que, por conveniencia y oportunismo, han guardado silencio ante la situación que se vive en la entidad.

Esto último, al margen de lo que en términos de gobernabilidad se verá reflejado en una sociedad que no confiando en su gobierno, aplaude un acto de rebeldía de los senadores priístas.

Hojas que se lleva el viento

Entre 1.3 y 1.5 millones de personas participaron este domingo en las calles de París en la «marcha republicana» contra los atentados islamistas, destaca la prensa internacional. Sin pretender justificar el horror de lo acontecido en Francia, cabe pensar, evocando a Joan Paul Sartre, Frantz Fanon y “Los Condenados de la tierra”, que occidente pretende ocultar tras una espesa niebla de hipocresía, chauvinismo y desgarre de vestiduras, lo asentado en la memoria histórica de varios siglos de opresión, esclavismo, tráfico de personas y guerras de exterminio, de un colonialismo imperial que se impuso con la espada y la cruz. Si es justo condenar el radicalismo a ultranza de los perpetradores de atentados contra población inocente con el pretexto de un absurdo fundamentalismo religioso, no puede dejar de condenarse el genocidio sobre pueblos inermes de África, Asia, Medio Oriente y América Latina a manos del imperialismo occidental.

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Si de por sí los nomios no favorecen electoralmente al partido tricolor en Veracruz, con el listado de aspirantes a una diputación federal, en el que el denominador común que iguala a todos por igual es ineptitud, oportunismo y corrupción impune, el rechazo en las urnas a los candidatos del PRI por parte de los electores será más que de pronóstico reservado. Para quienes confían en que la próxima elección mantendrá la tónica de siempre, seguramente toparán con sorpresas inesperadas. Al tiempo. – Cd. Caucel, Yuc., enero 11 de 2014

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J. Enrique Olivera Arce

A 18 meses de gobierno de Enrique Peña Nieto signos ominosos ensombrecen el panorama nacional. Estancamiento y retroceso económico, pérdida de expectativas de bienestar y un clima de inseguridad que ronda a lo largo y ancho del país, conforman prolegómenos de un Estado fallido.

El orden de prioridades de las grandes tareas del desarrollo está trastocado, la necedad de imponer reformas con simultaneidad y en cascada, contrarias tanto al sentir de amplias capas de la población en lo interno como a las tendencias más generales de recomposición y corrección de rumbo en un mundo de cabeza, lo mismo empantanó el quehacer político legislativo que frenó la actividad económico productiva a lo largo y ancho del país.

La vida social, a rastras de estrategias fallidas en materia de seguridad pública y políticas equívocas de atención a los avatares del mercado por sobre las necesidades reales y sentidas de una población en su gran mayoría empobrecida, agudiza su deterioro profundizándose pobreza y ampliándose la brecha de la desigualdad a la par de expresiones de descontento y hartazgo. Las reformas presuntamente estructurales no aterrizan y el tiempo ya juega en contra de los propósitos neoliberales de un presidente que, de 266 compromisos de campaña avalados por notario público, se le reconocen a lo largo de su mandato únicamente 13 (Vanguardia 12/05/2014).

Y en este marco, no son pocas las voces que advierten que en diversas entidades del país existen condiciones de gobierno fallido, que aceleran el proceso de deterioro social e inhiben tanto la consolidación de la fábrica nacional como nuevas inversiones productivas y generación de empleo, que ya se reflejan en los indicadores de desempeño económico nacional.

De acuerdo con informes del Banco de México y números duros del INEGI, la economía está estancada y con visos de recesión. Advertencia de entes autónomos que lejos de tomarse en cuenta por el poder ejecutivo federal, son desmentidas por el propio presidente y su secretario de hacienda, que sin el menor rubor, propalan que “la economía va por buen camino” y que, lejos de pisar los umbrales de la recesión, se transita por un camino sólido sustentado tanto en una macroeconomía boyante como en el incremento de exportaciones y crecimiento del aparato productivo estratégico.

Contradicción a los más altos niveles de la conducción económica del país, que lejos de asentar las aguas, propicia mayor desconfianza e incertidumbre, cuando a ojos vista la realidad nacional, si, la que se palpa en el terreno microeconómico y se mide en el bolsillo de los mexicanos, estancamiento y retroceso ya es evidente, reflejándose en desempleo, bajos salarios y pérdida del poder adquisitivo.

La población se llama a engañada y las promesas de bienestar a la vuelta de la esquina gracias a las reformas peñistas, se siembran en terreno infértil. La crisis de credibilidad en el gobierno y sus actores, se acentúa, a la par que la aceptación de Peña nieto por sus gobernados a la baja y polarizándose.

Si mediáticamente al secretario de hacienda se le consideraba el hombre fuerte, poder tras el trono, su fracaso en la conducción de la economía le ubica ya como triste caricatura objeto de escarnio y rechazo, señalándosele como el artífice del fracaso de Peña Nieto en el propósito de modernización, incremento de productividad y competitividad en la fábrica nacional.

Mal augurio que ya se hace sentir en una partidocracia ineficaz que no logra establecer acuerdos en torno a las iniciativas presidenciales, haciendo prevalecer intereses partidistas y dictados de los poderes fácticos que lejos de fortalecer al retorno del presidencialismo autoritario, le desgastan, estorbándole.

Y en esto último, el Partido Revolucionario Institucional se pone en evidencia como incapaz para brindar sustento social a Peña Nieto. Antes al contrario, marcha a la zaga de la movilización popular, ganándose a pulso crítica y rechazo de las mayorías.

Veracruz no es ajeno a este escenario. Pese a opiniones oficiales en contrario, números duros registran desempleo creciente, ausencia de crecimiento económico, y barruntos de recesión, contribuyendo al pésimo desempeño de la economía nacional. Condición que se hace acompañar de endeudamiento, corrupción e impunidad en las esferas de la administración pública, auspiciando deterioro y reclamo social, hablándose ya en círculos calificados de un gobierno estatal fallido, sin pies ni cabeza que se niega a reconocer la realidad de su crisis.

En esto andamos y no hay sol que nos caliente. México se deshace y no hay para cuándo ni cómo evitarlo.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Con perdón de los apologistas oficiales u oficiosos que con plausible imaginación pretenden poner a cubierto la imagen de la actual administración pública estatal y, por extensión la de la mayoría de los 212 Ayuntamientos de Veracruz, es ya hora de que éstos pongan los pies sobre la tierra y reconozcan que el horno ya no está para bollos. Todo esfuerzo por acreditar el buen desempeño de la vida económica, política y social de Veracruz resulta, a más de vano, contraproducente; más que estimular deprime, en un escenario en el que para la percepción ciudadana y colectivo popular la idea de que lejos de mejorar la entidad va de mal en peor, se consolida.

A mayor abundamiento mediático de que aquí no pasa nada, que el tránsito a la prosperidad es miel sobre hojuelas y que tanto el gobierno estatal como en su caso los municipales cumplen a cabalidad con su encargo, mayor es el malestar y rechazo que se genera en la opinión pública.

Terca como es la realidad que se pretende ocultar, ésta desmiente día con día lo que virtualmente se construye tanto en el discurso como en las notas periodísticas. Veracruz está en la olla y su gobierno próspero pisa con fuerza el terreno de lo fallido.

Veracruz involuciona

Estancamiento y deterioro galopante en el quehacer económico y su correlato de pérdida creciente de bienestar de la gran familia veracruzana, fortalecen desigualdad, pobreza y exclusión focalizada. Las serias carencias en capacidad para generar nuevos empleos y el salario congelado para los existentes, así como la paulatina pérdida de infraestructura productiva y capital social, diluyen expectativas de progreso cediendo el paso a incertidumbre y desconfianza de la sociedad en un futuro que pintando incierto, se niega a millones de veracruzanos.

Frenado crecimiento económico y bienestar, Veracruz involuciona ante la indiferencia de autoridades y partidocracia.

El malestar social generalizado se hace acompañar incrementándolo, por corrupción, simulación, ineficiencia e ineficacia, así como saqueo e impunidad en las esferas del poder público, ameritando estas, el ser exhibidas a nivel nacional por la Auditoría Superior de la Federación que, diáfanamente, coloca al gobierno de Veracruz en el primer lugar de observaciones a la cuenta pública 2012; el manejo inapropiado por decir lo menos, de recursos públicos federales puestos a disposición de la entidad alcanza niveles de escándalo.

Agregándose a esto último el constante endeudamiento en los dos niveles locales de gobierno que pese a la opacidad existente al respecto, ya no se puede ocultar.

Escenario estatal enmarcado por un tejido social en franco deterioro; caldo de cultivo propicio para conductas antisociales que afloran día con día a lo largo y ancho del terruño veracruzano, poniendo en jaque seguridad, tranquilidad, convivencia comunitaria y fortalecimiento de ciudadanía.

Ocultar el sol con un dedo ya no le reditúa ni al régimen duartista ni a los partidos políticos. Números duros exhibidos por académicos y analistas serios, nos hablan de la realidad veracruzana, mediocridad en una economía empobrecida, desempleo creciente y un régimen salarial insuficiente para cubrir necesidades básicas vitales; corrupción, ineficiencia e ineficacia de servicios públicos en el marco de una administración pública que financieramente se sostiene con ganchitos que no escapan ya al dominio de la comprensión de la opinión pública.

Situación que no escapa a la percepción y análisis que de la conducción política en la entidad se forja en el ánimo del gobierno federal. El distanciamiento del gobernador de Veracruz con el presidente Peña, es evidente; la consecuencia de esto último se evidencia también en una mayor astringencia en el flujo y control de los recursos presupuestos federales asignados a una entidad que no inspira confianza.

No se puede ni debe seguirse por este camino. O se cambian las cosas para mejorar o nos aprestamos a enfrentar el desastre en todos los órdenes de la vida económica y social de la entidad; así debería entenderlo la prensa, coadyuvando en el cambio verdadero desnudando con verdad y objetividad más que ocultar o maquillar a una realidad sofocante que no acepta ya apologías sin sustento.

Hojas que se lleva el viento

“Día del trabajo”, celebración que en México nos remite a tiempos aciagos de sumisión sindical y disciplina clientelar de los trabajadores bajo la férula del partido-gobierno hegemónico. Práctica oficial obsoleta que también nos habla del “sincretismo” con el que el pueblo trabajador más que celebrar, recrea memoria histórica trayendo al presente la permanencia de la lucha proletaria por romper las cadenas que le atan a un estado de cosas injusto e inhumano. México cambió pero la lucha sigue, como habrá de constatarse en estos días de hartazgo y reclamo.

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Y seguimos dando vueltas en la noria. Duro y dale en los círculos políticos y periodísticos con la sucesión en el gobierno de Veracruz y el paso previo de la elección de diputados federales, como si el cochinero electoral fuera respuesta válida a la problemática que aqueja a la entidad. Incapaces de entender y atender con eficacia el presente, le apostamos a un futuro incierto en el que todo puede pasar, incluso la pérdida del o los padrinazgos en que agudos analistas sustentan el pro o el contra de tales o cuales precandidatos. ¿En que bola de cristal se asegura que el PRI ganará en los comicios del 2015 y 2016? Especulación y pérdida de tiempo, cortina de humo para ocultar las miserias del presente.

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Desde estas líneas nuestra sincera felicitación al portal informativo veracruzano “Crónica del Poder”, y a sus directivos Felipe Hakim Simón, Francisco Saucedo Ramírez, Marco Aurelio González Gama, personal y colaboradores, por la distinción que le otorga el Club de Periodistas de México, AC, nominándole como acreedor a la “Presea de la libertad”. Reconocimiento que en esta ocasión distingue al periodismo alternativo digital que hace camino en la Red de Redes. Expreso también mi agradecimiento por ser generosamente acogido en sus páginas publicando mis maquinazos.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

«Haiga sido como haiga sido», de motu propio o por “recomendación” externa, el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa en el conflicto de intereses entre prensa y gobierno, para la opinión pública capituló, dando por su lado a los medios de comunicación sobre la actuación tanto de su Procurador de justicia como de su vocera y Coordinadora de Comunicación Social.

Pese a que los texto servidores oficialistas de siempre afirman que el gobernante con el “manotazo”  aplicando los tan necesarios como urgentes cambios en el primer círculo del gabinete, así como advirtiendo que “… son tiempos de entrega , no de  mezquindades, y que en este gobierno no hay espacio para la división, que no caben los personalismos e intereses ajenos a los de los veracruzanos, ni proyectos personales y tampoco ineficiencias en los resultados”, el gobernador sale fortalecido de la crisis que derramara el vaso en materia de seguridad, lo que a mi juicio se percibe es todo lo contrario.

En lo que va del sexenio del Sr. Dr. Duarte de Ochoa, con la misma cantaleta se han celebrado los cambios, enroques y “manotazos”, sin que nada cambiara en la conducción de la administración pública veracruzana. Todo lo contrario, las cosas han transitado de malo a peor. En esta ocasión, no hay elementos que permitan estimar que sea diferente.

El gobernador acusa  los índices más  bajos de aceptación en amplios sectores de la población y lo menos que se dice y no precisamente en voz baja,  es que sus empleados a más de ineficientes, únicamente cumplen con lo que de arriba se les ordena, dando pésimos resultados en el desempeño de su gestión.

De ahí que no es de extrañarse que para la opinión pública todo cambio o ajuste en el gabinete duartista es para seguir igual, o peor. Una  nueva dosis de gatopardismo de un gobierno fallido que considera a los veracruzanos como menores de edad.

Lo que de entrada se confirma es que con el cambio de estafetas lo mismo en la Procuraduría que en Desarrollo Social que en Comunicación Social, la iglesia sigue en manos de Lutero; corrupción e ineficacia seguirá siendo la constante  en el pequeño mundo de Don Javier. ¿O acaso se cuenta con elementos de juicio que aseguren lo contrario?

En tanto no se dé un cambio a profundidad en las estrategias fallidas de gobierno y este se ponga al servicio de las mayorías con honestidad, transparencia, eficiencia y eficacia, hombres y mujeres lo mismo surgidas del fidelismo que de reducido círculo de amigos de Don. Javier Duarte, por muy talentosos que estos sean son irrelevantes si de mejorar se trata. Estos y estas seguirán la misma tónica de mezquindad, atención a intereses  personales o de grupo a los que se refiere el gobernador  con su presunto “manotazo”. Para unos estas conductas son resultado de la condición humana, para mi gusto es fruto indeseable de un caldo social de cultivo en el que la descomposición política y la ausencia de participación democrática y responsable de una endeble ciudadanía, auspician y hacen permisible el fenómeno.

En artículo anterior consideraba que es de suma gravedad el que con la débil respuesta del gobernador al conflicto de intereses entre gobierno y medios de comunicación, lo que es de esperarse es no otra cosa que el reacomodo con fines electorales de las escasas piezas con las que cuenta el gobernante,  para así asegurar que su sucesor le cubra las espaldas. Priorizándose en la agenda del Sr. Dr. Duarte el tema de la sucesión por sobre la atención a los graves problemas económicos y sociales que aquejan a la entidad. Y ni que decir de la problemática financiera que tiene postrada de rodillas a la administración pública veracruzana.

Cambiar para seguir igual, o peor, por donde se le quiera ver. Salvo la mejor opinión de aquellos empresarios de medios de comunicación que, dándose por satisfechos con “el manotazo”, hoy ven en el  cuestionado ex alcalde tuxpeño, ex titular de desarrollo social y hoy flamante Coordinador de Comunicación Social al enderezador de entuertos, que les brinde la oportunidad tanto de resarcirse de sus pérdidas como de reconciliarse con las políticas públicas emanadas del régimen duartista.

Para las mayorías ofendidas, no queda más que apechugar o construirse como ciudadanía responsable,  para intentar paliar la tormenta de  fracaso anunciado de una administración pública que, en candoroso gatopardismo, ni les ve ni escucha.-

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Siendo la constante el desencuentro entre información oficial y terca realidad, el optimismo que pretende inocular el presidente Peña en relación a sus panaceas reformistas, se pierde en el vacío. La sociedad mexicana, cansada, frustrada y con cada vez mayores muestras de hartazgo, hace caso omiso del mensaje presidencial, ateniéndose a lo que en su vida cotidiana percibe: un gobierno fallido, incapaz de dar respuestas congruentes y eficaces en el combate a la inseguridad, pobreza, desigualdad y pérdida de expectativas de progreso para las nuevas generaciones.

En su mensaje de año nuevo el Sr. Peña afirmó que el 2014 sería de eficacia y resultados gracias a las reformas ya aprobadas por el Congreso de la Unión. A su regreso del Foro de Davos, se obliga a declarar que los beneficios de las reformas estructurales se irán «cosechando» gradualmente y que la actual generación conocerá de las bondades de las medidas adoptadas por su gobierno. Diluyendo indefinidamente en el tiempo los beneficios que afirmara se verían materializados en el presente año.

La realidad se impone. Hubo necesidad de que el Fondo Monetario Internacional le señalara que los efectos de las reformas no se verían en México en el presente año y que en Davos se le corrigiera mencionándole que sin seguridad no hay avances,  para que modificara el discurso.

La población observa, valora y duda, encontrando en las contradicciones en que incurre la administración pública en los tres órdenes de gobierno, razones para resistir a la aventura reformista del presidente Peña.

La no correspondencia entre propósitos de gobierno y rezagos manifiestos en la administración pública para aterrizar las reformas, es evidente. El peso específico de la corrupción e inercia burocrática es mayor que lo deseable explícitamente expuesto en el discurso. Si la sociedad no estaba preparada para asimilar la andanada de reformas presuntamente estructurales, la administración pública en los tres órdenes de gobierno, tampoco; generándose un empantanamiento en la mayor parte del territorio nacional que difícilmente podrá ser superado en el presente año y que se refleja en desacuerdos al interior de la administración y, hacia el exterior, en confrontaciones con diversos sectores de la vida económica y social del país.

En tanto que el deterioro económico y del tejido social, van en crescendo; incrementándose pérdida de confianza y credibilidad en las autoridades y profundizando la brecha entre sociedad civil y la llamada clase política. No hay asideros que permitan confiar en que en el corto y mediano plazo reformas que no tocan en lo más mínimo rezagos estructurales históricos, puedan incidir en mejores condiciones de vida de la mayoría de la población.

Con y sin reformas, fenómenos como desigualdad y pobreza, marcan presente y futuro de un país que no logra encontrar caminos viables para abandonar los terrenos del subdesarrollo y dependencia del exterior. Antes al contrario, tales lastres se agudizan. Los límites entre un gobierno fallido y un Estado fallido se difuminan, pendiendo de un hilo. El estado de derecho como marco de convivencia ya no es suficiente para marcar la diferencia.

El acumulado de pobreza crece y la desigualdad le acompaña. Más del cincuenta por ciento de la población en condiciones de pobreza y más del 60 por ciento de la economía en la informalidad, no auguran nada bueno; con o sin reformas presuntamente estructurales el país va en picada. El deterioro del tejido social es evidente, a la pérdida de valores se agrega la pérdida de expectativas de progreso, haciendo del cumplimiento de la ley letra muerta.

Si el neoliberalismo pretende más sociedad y menos Estado anteponiendo individualismo a solidaridad colectiva, lo está logrando, cada vez es mayor el sentimiento de que frente a la ineficacia del Estado el camino idóneo es rascarse cada quién con sus propias uñas; sobrevivir es el reto, al costo que sea. El surgimiento y expansión de las autodefensas comunitarias frente a la delincuencia, es un grito de alerta. Lo que habría que preguntarse es si la búsqueda de justicia por propia mano es el mejor camino para México.

El régimen político, incapaz de dar respuesta a la demanda social, está en crisis y no se quiere reconocer. Negarse mediáticamente a la realidad que le supera y rebasa, contribuye al deterioro en todos los órdenes de la vida nacional. O se avanza en el sendero del cambio verdadero, dando cauce a la democratización y participación consecuente de la ciudadanía en la toma de decisiones en aquello que le compete, o las reformas peñistas, más que panaceas terminarán como toda medida autoritaria e injusta, en el basurero de la historia. No se quiere entender así y las consecuencias están a la vista. No es posible avanzar sin atender rezagos históricos, afirma el rector de la UNAM, enfatizando en los niveles de desigualdad y pobreza acumulados a lo largo de 500 años; palabras sabias evidenciando el desencuentro y divorcio entre una clase política sorda y ciega y un país que merece un mejor destino.

Hojas que se lleva el viento

Y a propósito de desencuentros, en Veracruz el gobierno fallido a cargo del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, rebasa los límites de la paciencia de una sociedad lastimada y dolida a la que no se le quiere ver ni escuchar.- Cd. Caucel, Yucatán, enero 27 de 2013.

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

En su continuo devenir histórico, entrelazando experiencias paso a paso, golpe a golpe, tropezando y levantándose los pueblos aprehenden lo que la cultura libresca e ilustres pedagogos no enseñan en el aula…

Un lector que sigue mis maquinazos me hizo la observación de que me equivoco al afirmar que los cambios en el gabinete del Gobernador de Veracruz, son irrelevantes. “No se puede dar ese tratamiento a un hecho que redundará en más perjuicios que beneficios para Veracruz”, dijo.

Tiene y no tiene razón.

Entendiendo su respetable y justificada preocupación, en efecto no se puede ni debe tratar tan a la ligera un hecho que, a ojos vistas, resultará en el corto y mediano plazo una medida lesiva para la mayoría de los veracruzanos.

Sin embargo, los pros y los contras, más los primeros que los segundos,  se han difundido profusamente en la mayoría de los medios de comunicación de la entidad a ello, así como a la opinión recogida entre diversas personas me atengo. Nada nuevo que eleve la estatura política y administrativa del actual gobierno.

Los ajustes en el gabinete, “o reingeniería” como en algunos medios se califican, se dan en el mismo marco de una administración pública mediocre, a todas luces hasta las chanclas endeudada,  ineficaz en sus propósitos y alcances. Luego no modifican en nada las expectativas presentes y futuras de mejoría para los veracruzanos.  En ello radica su irrelevancia.

El contexto

Pero también, debo aclarar a mi estimado lector que el calificativo de “irrelevante” por mi aplicado, se da dentro de un contexto específico:

Los temas centrales tratados en mis últimos artículos, referidos al combate a la pobreza y, a la iniciativa de decreto  con la que se pretende abrirle el camino a la privatización de los recursos energéticos de la Nación.

En este contexto, asuntos de vital importancia para el país a mi juicio merecen la más alta prioridad en la atención de la ciudadanía.  No pueden ni deben pasar a segundo plano, cediéndole una jerarquía que no tienen a reacomodos burocráticos en la administración pública estatal. De ahí que estos me parezcan irrelevantes; más de lo mismo por más que se diga que con estos, en los tres últimos años del mandato del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa se consolidará la prosperidad en Veracruz.

La ola de dimes y diretes en torno a tal reacomodo, barajando los nombres de funcionarios que suben o bajan del carrusel en la burocracia estatal y partidista, no sólo me siguen pareciendo asunto menor, con respeto a los agraciados también reflejo del enanismo que a últimas fechas padece tanto la administración pública como la vida política en la entidad.

Pareciéndome entonces insubstancial el evadir el debate público sobre uno de los más trascendentes temas de la vida nacional, como la pretensión de vulnerar la soberanía nacional, distrayéndose con  hechos, cortinas de humo, que, si bien en Veracruz apuntan hacia más perjuicios que beneficios, tienen una connotación marginal.

En primera y última instancia, como ya lo expresé,  los cambios en comento se reducen a un reacomodo mafioso y sin duda aparentemente eficaz, dentro del proyecto transexenal de la dinastía Herrera-Borunda. Hasta ahí. Dejo al respetable parecer de mis lectores, si esto es benéfico para Veracruz, o todo lo contrario.

Juego de enanos

En este pueblerino escenario, preocuparnos por la sucesión del Sr. Dr. Duarte de Ochoa en la gubernatura del estado, me parece extemporáneo y fuera de lugar. Faltan más de dos años y las circunstancias cambiantes pueden modificar, consolidar,  o dar al traste con el proyecto del ex gobernador Herrera Beltrán.

¿Vale la pena entonces ocuparnos de ello cuando hay otros temas de mayor jerarquía y relevancia? ¿Cuando dimes y diretes se reducen a un simple juego entre enanos, del que quieren hacernos partícipes?

Lo que si debería causarnos resquemor, y vale la pena detenerse en ello, es la postura que como gobernador de todos los veracruzanos, asume el Sr. Dr. Duarte como priísta,  en torno a la iniciativa de reforma energética que impulsa el Sr. Peña. Postura que, a mi juicio peca lo mismo de seguidísmo y ligereza que de falta de respeto a la sociedad plural que gobierna.

Si bien es ya lugar común el desprecio a la inteligencia de los gobernados, machacando por todos los medios y en todos los foros, con la idea de que la panacea del alquimista de Los Pinos va a resolver todos los problemas pendientes de Veracruz, a mi modesto parecer el gobernador veracruzano borda en el vacío.

Para el deporte, para el turismo, para la procuración de justicia, para las Mipymes, para la generación de empleos, para los niños y jóvenes, para las personas de la tercera edad, para las finanzas públicas, para la informalidad, para el abatimiento de hambre y pobreza extrema, para la atención al campo, y hasta para las madres solteras y adolescentes prematuramente embarazadas, con la reforma a los Artículos 27 y 28 de la Constitución General de la república que propone el presidente Peña, para el Sr. Dr. Duarte de Ochoa viene a galope tendido el renacer de la esperanza de una prosperidad nunca alcanzada.

¿Y mientras la mesiánica propuesta reformista para bien o para mal se concreta y fructifica, ¿qué?

¿Cruzados de brazos nos concretaremos a rendir pleitesía al nuevo Mesías que pondrá a México en el primer mundo: el petróleo privatizado?

Postura cómoda cuando la realidad presente exigiendo visión de Estado, trabajo, honestidad y compromiso, nos agobia por falta de capacidad y voluntad política para medio salir del bache que nos tiene postrados y, por cierto, a la zaga de entidades federativas vecinas.

No se puede ni debe olvidarse  que mientras la cargada priísta con un amplio despliegue de recursos públicos, nos pinta un panorama de desastre para un PEMEX que hay que rescatar inyectándole capital privado, el gobierno de Veracruz, mal que bien, vive hoy de lo que económica, política, y sindicalmente expoliada la paraestatal genera.

Esto es lo que en la aldea debería preocuparnos y ocuparnos. ¿Hasta cuando el saqueado erario de la administración pública estatal, seguirá alimentándose de recursos financieros que el gobierno federal provee, y cuyo origen deviene de la esquilmada renta petrolera?

Así, en este marco, si el Sr. Dr. Duarte de Ochoa, modifica o no la composición de su gabinete, como arriba señalo es juego de enanos.

Dicen que no hay dinero más caro que el que no se tiene. Parafraseando, diría que no hay nada más caro que darle nueva estatura política, intelectual y moral a enanos que se conforman con su pequeñez. Dejémosles pues  a estos, seguir jugando en el tapanco mientras el pueblo de México atiende a lo verdaderamente relevante y trascendente para el país.

Hojas que se lleva el viento

Para el ex presidente estatal del PRI, Profesor y Licenciado Guillermo Héctor Zúñiga Martínez, las izquierdas en este país calladitas se verían más bonitas.

Nos dice el destacado intelectual y pedagogo en su última entrega periodística, que resulta funesto el que falaces representantes de la llamada izquierda,  conformen un coro que ya nos tiene cansados, aturdidos y molestos, oponiéndose a la valiosa propuesta del respetable presidente Peña Nieto en materia energética. Lo que más le molesta al también rector de la Universidad Autónoma Popular de Veracruz, es que la “siniestra” pida al pueblo que no crea en el Partido en el poder, y que la crítica se eleve hacia los inversionistas privados provenientes de otros países, que ya  de si tienen mayor presencia en México que la que pudieran tener en PEMEX de concretarse la reforma del Sr. Peña.

Respetable la opinión de quien está a cargo de una institución pública de educación superior, forjadora de hombres y mujeres de bien, preparados y dispuestos a sumarse a las tareas del desarrollo, pero de la cual disiento. No sólo porque no aporta argumentación alguna de valor a la deliberación en torno a la reforma energética que proponen los poderes fácticos por conducto del presidente Peña, sino también por el tono de intolerancia y descalificación indiscrimada con la que se refiere a un auténtico y legítimo liderazgo de la oposición de izquierda, al que no se atreve a mencionar por su nombre. Y, más grave aún, el que pontifique en contra de movimientos sociales cuyo único camino para expresar inconformidad y hartazgo es la calle.

Por cuanto a su partido, el PRI, por favor, no olvidemos que tiempo ha las mayorías le han dado la espalda en las urnas. Por algo será.-Xalapa, Ver., agosto 17 de 2013.

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