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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

Convencidos de que contender en una elección solos y su alma ya no da más, observamos el estira y afloja al interior de los partidos políticos buscando con vías a la elección del 2018, unos la alianza útil que les asegure el alcanzar lo mismo el triunfo que el poder por el poder mismo, otros el contubernio que les permita seguir uncidos al financiamiento público, sin que se dé el más mínimo asomo de aceptación de que lo que ya no funciona es el régimen político vigente; de una obsolescencia de un sistema presidencialista que, habiéndose quedado en el pasado,  habiendo perdido legitimidad  ya no se corresponde con una sociedad plural y ampliada que en su afán de búsqueda de una democracia participativa, en las actuales condiciones del país ya no encuentra rumbo cierto bajo la conducción del Estado.

Y es en este escenario en el que la vida política del país, arrastrando consigo a una depauperada economía deja de responder a las necesidades de un tejido social en franco deterioro.  Imposibilitado el Estado mexicano para administrar con eficiencia y eficacia el inevitable conflicto de clases y de grupos de poder formal y fáctico, da lugar a significativo incremento lo mismo de desigualdad, desempleo,  pobreza, inseguridad e incertidumbre, que al flagelo de la corrupción impune en todos los niveles y estratos de la población.

Sin más visión de Estado y de futuro, sin más paradigma ideológico que un burdo pragmatismo neoliberal exacerbado desde el gobierno con el auxilio de los medios de comunicación domésticos y extranjeros, así nuestra llamada clase política deambula  como zombi en torno a la política electoral sin brújula ni rumbo.

La historia no da marcha atrás. Cualquier similitud con hechos del pasado es solo eso, similitud diferenciada en tiempo y espacio que no admite como válido el lugar común de “la historia se repite”.  Lo que estamos viviendo en México es inédito, no tiene parangón con lo acontecido a lo largo de la última centuria en la historia del país. Contextos internacionales diferentes, pirámide poblacional, circunstancias específicas de coyuntura y hombres y mujeres como hacedores de la historia también diferentes,   hablan por sí de un cambio de época irrepetible que concita a un cambio tanto en la manera de concebir al Estado como en el comportamiento de una sociedad atrapada en la telaraña de un presidencialismo venido a menos,  partidocracia política corrupta y modelo económico y social neoliberal empobrecedor que desde hace más de 30 años sólo ofrece disfuncionalidad entre propósitos, objetivos y resultados.

No se puede ni debe seguirse así. El llamado social al obligado cambio es cada día más estridente, encontrando como respuesta verborrea presuntamente autocrítica de quienes desde la élite del poder ni ven ni escuchan, priorizando en su orden jerárquico de prioridades lo que conviene a intereses particulares o de grupo siempre ajenos al interés primero de las mayorías.

Y es en este marco de reflexión que ubico a los resultados de la Asamblea Estatal del PRI en Veracruz. Y si bien es cierto que la vida interna de los partidos políticos corresponde juzgarle a su propia militancia, en la medida en que ponen la ropa sucia al sol haciéndola pública y en tanto de una u otra forma incide para bien o para mal en el seno de la sociedad en su conjunto, vale el escrutinio público.

En su pretensión de ofrecer una nueva cara al electorado como un renovado PRI, aplicando la parafernalia del PRI de siempre, la Asamblea –para algunos mitin- se avocó en mesas de trabajo a hacer un recuento de éxitos y tropiezos del partido a lo largo de su historia tanto en el ámbito nacional como en la aldea, concluyendo que son más los primeros en beneficio de la sociedad a la que dicen servir que los segundos que a últimas fechas empañan el tinglado. Predominando la idea de que hay que dejar atrás el mal lastre acumulado, sobre todo en lo que a Veracruz toca, y regresar a “… enarbolar las causas nacionales y locales, las causas por las cuales lucharon sus fundadores y siguen haciéndolo los mexicanos…”

Y bla bla bla, sin un mínimo de talante autocrítico que apuntara a reconocer que de ninguna manera el PRI, o cualquier otro instituto político en México, está o estaría en condiciones de enarbolar las causas nacionales o locales por las que lucharon sus fundadores. La sociedad hoy es otra con otras necesidades, demandas y reivindicaciones; el contexto dominante es diferente al que se enfrentara el PRI en su devenir histórico  y la circunstancia, la elección del 2018 en un país en crisis, evidentemente no tendrá comparación alguna con otra en el pasado.

El crisol fundacional del PRI lo fue una Revolución social interrumpida y traicionada. Su fundación respondió a necesidades concretas del poder formal y fáctico de  la época, y su debacle hoy día está marcada por el arribo de un neoliberalismo trasnochado que substituyendo al modelo estabilizador, desde los inicios de su aplicación a finales del gobierno de López Portillo alejara al partido de las causas nacionales y, por ende, de las de los veracruzanos.

Hasta donde es dado conocer por lo publicado en la prensa, no se dio un punto de encuentro entre la crítica social, la autocrítica interna y la visión de futuro que hoy pretende el priísmo veracruzano venderle a los sufragistas. No se tiene noción o no se quiere aceptar el cambio de época, como no se acepta explícitamente que la ideología extraviada y surgida de la Revolución Mexicana quedó en el pasado; que la dominante y que por tanto delinea el quehacer partidista, presente y futuro,  es la ideología neoliberal en su vertiente pragmática, corrupta y depredadora.

¿A cuál de los dos paradigmas ideológicos contrapuestos se refieren cuando hablan de regresar a “enarbolar las causas nacionales? Cuando bien se cuidan exaltando la figura presidencial y las llamadas “reformas estructurales”, sin el más mínimo asomo de cuestionamiento al modelo neoliberal vigente que ha dado al traste con independencia, soberanía nacional, estado de derecho y justicia social.

Si la pretensión es ofertar para el 2018 a un PRI renovado, tendría que refundarse sobre nuevas bases, atendiendo a la necesidad de un nuevo Estado para una nueva sociedad. No hay de otra. El cambio de época lo reclama y exige, empezando por dejar atrás una retórica hoy carente de sentido.

Cambiar simplemente de página para seguir igual no es la respuesta.

Xalapa, Ver, julio 6 de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Entre hombres y mujeres, ciudadanos de a pie, poco o nada se ha querido entender que, en la realidad electoral veracruzana ningún partido político, tradicional, o de nuevo cuño, con registro nacional o local, puede asumirse como mayoritario. Sin excepción en el espectro partidista y en relación tanto al total del padrón electoral, lista nominal o sumatoria total de votos emitidos, son minoría y, con tal carácter, deben considerarse.

Ninguno por sí mismo tiene una base social de apoyo que rebase escasamente el 15 por ciento del total del padrón vigente o  alrededor del 20 por ciento de los votos emitidos en los últimos comicios federales o locales. El abstencionismo, votos nulos o la opción de candidatos sin registro, se han encargado de ello. De ahí, la necesidad de las alianzas o coaliciones electorales si en la democracia electoral  simulada se quiere alcanzar un mínimo de legitimidad para taparle el ojo al macho.

Esta es la realidad electoral, sometida a las reglas del juego que la partidocracia se ha dado para mantener secuestrada y bajo control tanto a la voluntad popular como a la democracia representativa. Reglas del juego, legales o extralegales que, por cierto, dicta el dueño de las canicas, el partido que gobierna,  previo acuerdo con los opositores.

Esta es la razón, a mi juicio, de la necesidad que tiene el votante potencial de no dejarse engañar tanto por encuestas, “chafas” o más o menos serias y fundamentadas, como con aseveraciones de candidatos que se asumen como depositarios de la aceptación e intención del voto de las mayorías cuando la realidad es otra.

Esto último sin considerar que a mayor número de partidos contendientes, más ahora,  candidatos independientes y la opción de los sin registro, la dispersión y fragmentación del sufragio se ve incrementada favoreciendo a la minoría que obtiene más votos; basta con un voto para ganar, dicen las reglas del juego vigentes. En tales términos, la elección sería legal, pero democráticamente ilegítima. Quién se levante con el triunfo gobernará o representará a la ciudadanía en el Poder Legislativo con el respaldo de una minoría en tanto que la mayoría ciudadana queda al margen y sin voz.

Observo que no son pocos los que invitan al voto razonado; deteniéndose en la calidad individual o colectiva de partidos y personajes, sus antecedentes, promesas de campaña o estructura y estrategia electoral, eso está bien, más no es suficiente si de por medio se ignora la legitimidad democrática que se vulnera a partir de  reglas del juego que, en México, no contemplan el que para llegar a ocupar un cargo de elección popular se requiere de más de la mitad del total de votos emitidos.

Así es como gobernantes, senadores y diputados, en este país gobiernan con y para las minorías en franco sometimiento de la voluntad soberana de las mayorías.

¿Qué hacer entonces para contrarrestar electoralmente  fórmulas legales pero ilegítimas?

Bueno, para los que saben del paño, lo ideal para contrarrestar el amañado orden legal y obtener un mínimo deseable de legitimidad democrática, es incrementar en las urnas el número de sufragios a emitir. A mayor número de votos mayor será la probabilidad de que el partido o coalición de partidos y sus candidatos postulados tengan un mayor respaldo social. En la inteligencia de que en Veracruz y atendiendo al espectro partidista en la elección de junio próximo, existen partidos políticos y remedo de partidos políticos o candidatos independientes que participan en el proceso con el fin último de dispersar y pulverizar el sufragio, como medida estratégica del gobierno estatal para beneficiar a la primera minoría asegurando su continuidad como partido gobernante.

Esta opinión de los que saben, implica, por un lado, reducir al máximo posible el abstencionismo; inclinar la intención del voto a favor de las opciones minoritarias con mayor posibilidad de triunfo, y dar la espalda en las urnas lo mismo a los partidos “paleros” –“zombis”, les llama Rafael Árias- que a candidatos independientes o sin registro.

Si esto es así, la continuidad del más de lo mismo o de la búsqueda de un cambio más o menos auténtico, dependerá de una cuantiosa votación a favor o en contra de estas dos alternativas electorales polarizadas,  eligiendo a una primera minoría que responda a la intencionalidad del sufragio emitido.

Correspondería entonces a los votantes y no a quien esto escribe, el identificar qué partido, coalición o candidato se encuentra en la tesitura tanto de alcanzar en las urnas  la calidad cuantitativa de primera minoría, como de ofertar la mejor opción para el futuro inmediato de Veracruz. La última palabra en este supuesto la tendría la ciudadanía.

Voto informado y  razonado sí, pero reconociendo que se parte de una realidad electoral que no se puede ni debe ignorar en nuestra deformada democracia.

Hojas que se lleva el viento

Identificar a un candidato químicamente puro, honesto, bien intencionado y comprometido con las mayorías, es tanto cuanto más que imposible. Está en la naturaleza del régimen político vigente el que los políticos profesionales antepongan el interés personal o de facción al bien común. De ahí que el problema a dilucidar por los votantes potenciales no sea de carácter ético o moral, eso debe descartarse, lo determinante para inclinar la intención del sufragio y actuar en consecuencia en junio próximo, a mi juicio, está en percibir quién o quienes estarían dispuestos con el concurso de todos, a encontrar los mejores caminos para iniciar la reconstrucción de un Veracruz hoy saqueado y en crisis.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En recientes declaraciones en Veracruz,  Andrés Manuel López Obrador afirmó que la alianza entre el PRD y el PAN es una vacilada. Parece tener razón, lo que constituía una oportunidad pragmática de posible triunfo electoral de las fuerzas políticas opositoras al PRI, fue tirada por la borda; como el perro de las dos tortas, las tribus negro amarillas representadas en la entidad con ayuda del Tribunal Electoral del Poder Judicial del estado, quemando la pólvora en infiernitos anuncian su inminente derrota en las próximas elecciones de alcaldes y diputados locales. 

El inveterado canibalismo, el oportunismo de siempre y la carencia de inteligencia de una dirigencia acomodaticia y corrupta, rechaza la “Gran alianza por ti” con el PAN, demostrando su incapacidad para aceptar su propia realidad y construir mediante un programa mínimo para la acción una posibilidad de triunfo electoral que, más que beneficiar al PAN, rendiría pingues dividendos a un PRD al que sólo le resta sobrevivir al paso de Morena.  

Pues no de puede hacer de lado que fue una facción del propio PRD la que impugnó ante los órganos electorales el registro de la “Gran Alianza por ti” convenida entre el sol azteca y el panismo en Veracruz. 

Demostrando que efectivamente, como machaconamente lo reiteraran sobre pedido los medios de comunicación oficialistas, no hay forma alguna de mezclar ideológica o pragmáticamente el agua con el aceite en Veracruz. El resolutivo del Tribunal electoral veracruzano, para beneplácito del régimen duartista,  sólo dio un último empujón, por cierto autoritario y cuestionado ya por las dirigencias nacionales de los partidos coaligados. 

Pero no sólo hay incapacidad. A esta se suma la perversidad de una dirigencia comprada, obviamente  con un propósito no explícito que no es el obtener triunfos electorales, así sean estos parciales, sino que valiéndose de la debilidad coyuntural de la derecha representada por el PAN, su objetivo es tender la alfombra roja al paso del PRI para el retorno de éste al viejo y rancio esquema de partido hegemónico. 

Con este más que obvio propósito, traicionan a Veracruz, abriendo la puerta al régimen de pensamiento único, al autoritarismo, y a la represión de la movilización social contestataria, de un  PRI-gobierno que volviendo por sus fueros, no aceptará más contrapesos por más simulados que estos sean.  

Así como también traicionando al proceso de construcción de la democracia en la entidad, renuncian a su presunto papel de oposición de izquierda, cancelando de facto la vía electoral como camino para avanzar de una sociedad plural que, demandando gobierno para todos, confiaba en una sana alternancia; favoreciendo un perverso bipartidismo que hará sentir el peso de la derecha en el poder. Porque, guste o no, el partido hegemónico seguirá necesitando pragmáticamente del PAN como comparsa.  

En múltiples ocasiones afirmé que el PRD en Veracruz, con “los chuchos” o sin estos, era un cadáver insepulto. López Obrador le concedió mantenerse fuera de la tumba. Hoy, retirado el oxígeno auxiliador por el tabasqueño y su Morena, el voto ciudadano en julio próximo se encargará de darle sepultura. El PAN, al que rechazan, testigo de calidad no llorará frente a la tumba.

La alianza PRD-PAN, así sea esta de facto, quedará como una simple vacilada, como lo afirma el peje tabasqueño, quien sabe bien  lo que es el plumaje negro amarillo jarocho al que sí mancha el pantano. 

Así es la historia, el canibalismo insensato, el oportunismo, corrupción y traición en el seno de la llamada izquierda electoral, cavó la tumba del perredismo veracruzano, los panistas alegrarán las noches de sus viudas en la negra noche del aquelarre tricolor.

Hojas que se lleva el viento.

Como era de esperarse, el calor preelectoral crece agitando el cotarro. Las cosas pasan cuando suceden y tiene sucedido que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de Veracruz , que también es gobierno, desconoció y anuló el registro de la “Gran Alianza por Ti”, del PAN y el PRD. Para una sociedad harta de la partidocracia y sus enjuagues, no debería causar ni sorpresa ni sarpullido, y mucho menos enojo innecesario. La elección de alcaldes y diputados locales es en julio por lo que no vale la pena que la ciudadanía adelante vísperas sudando penas ajenas.

Debería bastar el que el gobernador Javier Duarte de Ochoa pusiera en claro que el gobierno no tuvo nada que ver en la invalidación de la alianza PRD-PAN para que se calmaran los ánimos y hacer caso omiso al rumor, dimes y diretes, chismes y maledicencia propiciado por medios de comunicación y opinadores oficialistas que trabajan llevando agua a su molino en contra de la «vacilada» de perredistas y panistas.  “Es parte del folklore electoral” expresó el mandatario, y así debemos entenderlo, que al fin y al cabo de todas formas llegado el momento del palomeo en las listas de aspirantes a candidatos, lo que menos cuenta es la opinión de los mirones de palo. Así es la democracia jarocha  y al que no le guste que cambie de canal.

-ooo-

Desde estas líneas nuestra felicitación a Generales, Jefes, Oficiales, cadetes y tropa del Ejército Mexicano, con motivo del Primer Centenario de la Institución castrense que tuviera su origen en la creación del Ejército Constitucionalista, surgido de la Revolución Mexicana.  “Por el honor de México”.- Xalapa, Ver., febrero 19 de 2013

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Puso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Las tardes nubosas y frías que un día si y otro también con que nos castiga el cambio climático, traen a mi memoria otras, igual de frías y con intenso chipi chipi en Santa Rosa, hoy Cd. Mendoza, Veracruz, en las que acurrucados en torno a mi abuela paterna escuchábamos de ella un sin fin de anécdotas sobre sus vivencias al lado de mi abuelo, Miguel C. Olivera, en aquellos agitados tiempos de la lucha proletaria previa a la Revolución Mexicana.

Miguel-C-Olivera, Abuelo paterno de J. Enrique Olivera Arce

Miguel C. Olivera

Nunca flaqueó en los valores éticos y morales en que sustentara su vida. Manteniendo una sana distancia entre las relaciones familiares y su quehacer público, supo ganarse el reconocimiento y aprecio de sus compañeros de trabajo y de lucha, así como un lugar  en el Gran Círculo de Obreros Libres de la región de Orizaba, del cual fue uno de sus co fundadores, nos decía al mismo tiempo que Doña Tirsa, que así se llamaba la abuela, efatizaba: Su vida debe ser ejemplo a seguir por ustedes.

Pasado el tiempo el puñado de hermanos y primos que en nuestra niñez nos deleitáramos con la charla de la abuela, no echó en saco roto las lecciones de vida recibidas. Cada uno tomó su propio camino, formó una familia y se desempeñó en las más diversas actividades, procurando siempre honrar el recuerdo del abuelo y el pródigo amor de quien fuera su esposa, compañera y amiga. La honestidad como principio vital y la solidaridad, respeto y amor para con el otro como norma de convivencia familiar y social, nos marco indeleblemente en nuestro paso temporal por esta tierra que nos ha cobijado.

Mi hermano y la mayoría de los primos se nos adelantaron en el camino, ya les hacen compañía a nuestros entrañables abuelos. Para sus hijos y los hijos de quienes aún estamos aquí, escribo estas líneas, deseando tomen para sí y sus descendientes el legado del abuelo paterno, Miguel C. Olivera, honrándolo en estos días aciagos con una vida plena en la que la honestidad, congruencia y amor al prójimo, sea el faro cuya luz ilumine camino y derrotero. Esto como un modesto presente en el día de la amistad. Que así sea.

Hojas que se lleva el viento

Un grupo de destacados ciudadanos ha recurrido al Poder Judicial en solicitud de amparo en contra del Poder Legislativo Federal, inconformándose por la disposición del Congreso de la Unión de eximir a gobernadores y alcaldes del pago a la Secretaría de Hacienda de los adeudos contraídos con la federación, al no enterar los impuestos retenidos a servidores públicos de los órdenes de gobierno citados. La argumentación del grupo, en el que figuran destacados intelectuales, es simple: o todos coludos o todos rabones. No se puede ni debe perdonar a Gobernadores y alcaldes que abusando de su autoridad incurrieran en un delito grave, cuando por los mismos hechos reclamados un particular que no entere impuestos retenidos a sus trabajadores se hace acreedor a pisar la cárcel. David contra Sansón, asimétrica batalla de los ciudadanos contra un Poder Federal, que otro, el Judicial, pondrá seguramente en la congeladora, bajo el supuesto de que dar la razón al pueblo atentaría contra la gobernabilidad. Democracia y división de poderes, entelequia en el país de la simulación, la corrupción, el abuso de autoridad y la rampante impunidad de quienes dicen gobernar para todos.

-ooo-

Otro desigual combate legal es el de la dirigencia del  PRD en Veracruz en contra del Tribunal Electoral del Poder Judicial, que a instancias del Poder Ejecutivo de la entidad, mañosamente teje los hilos para echar por tierra la alianza integrada por el PAN y el Partido de la Revolución Democrática. No cabe la menor duda de que frente a la ley del embudo y contra los Poderes institucionales,  los mexicanos estamos en una total indefensión. Y luego, desgarrándose las vestiduras, nuestra clase política no entiende, condenándole, que los ciudadanos busquen “hacerse justicia por propia mano”.

O todos coludos o todos rabones frente a la ley, clamor de la ciudadanía que nadie escucha.

-ooo-

Como primer priísta de Veracruz el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa se pronunció en seno de la Asociación Política priísta “Alianza Generacional”, que preside el senador Héctor Yunes landa, como “garante” del proceso electoral en el presente año. Que bueno, porque con el IEV como árbitro de la contienda, la balanza se inclina desde ya a favor de los candidatos del tricolor y morralla que le acompañan. En el mismo evento y a tono con la cruzada contra el hambre emprendida por el presidente Peña, el senador Yunes Landa dio de comer y beber a más de 3,500 hambrientos políticos y propietarios de medios de comunicación. Buen provecho.- Xalapa, Ver., febrero 14 de 2013.

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J. Enrique Olivera Arce

Bajan de la red de redes al semanario “Pulso crítico.com”

Duarte de Ochoa se reune con Fidel Herrera Beltrán y diputados del PRI

Se cimbró la politiquería jarocha. Cuando el PRI estimaba ir en cabalgadura de hacienda rumbo a la elección en julio próximo de los cincuenta diputados locales y 212 alcaldes de la entidad, como bien lo señala Noé Valdés en el Bisemanario  “Punto y aparte” del paradigmático Froylán Flores Cancela, “se les hizo calabaza el caballo” con el anuncio de la concreción de la alianza opositora del PAN y el PRD.

Tan impactó en el priísmo doméstico, que ya se desató una álgida y oficiosa campaña tendiente a echar abajo a la alianza opositora. Pero lo que verdaderamente alzara ámpula entre la clase política, es que de motu propio el ex gobernador Fidel Herrera se hiciera presente en la capital veracruzana, comiera con el gobernador y con Erick Lagos, presidente del CDE del PRI, circulando la versión de que venía a sacarle las castañas del fuego al Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa quien, como el que manda en el priísmo de  Veracruz,  no supo impedir que se “mezclara el agua y el aceite”.

“En política lo que se compra con dinero, es barato”, vieja fórmula adoptada por Fidel Herrera Beltrán que en su momento rindiera dividendos. Pero no basta el dinero, las malas artes del ex gobernador no cabían en un solo costal, a la receta sanadora  le agregaba el remedio y el trapito, lo que hoy no sucede. El peso opositor de un anti priísmo que crece, es mayor que los esfuerzos de compra de voluntades, cooptación pragmática y domesticación  política de la oposición electoral.

El pasado miércoles, minutos después de lo que sin duda será un histórico encuentro para la politiquería jarocha, se filtró la noticia: Javier come con Fidel en la “Casa Veracruz”, tomando por sorpresa hasta al mismo “Negro Cruz”, incondicional del exgobernador. Horas después el boletín oficial lo confirmaba incluyendo la foto obligada que al día siguiente tuviera una amplia difusión por parte de los medios informativos: El gobernador Duarte de Ochoa ofreció una comida a la diputación priísta local y federal, asistiendo como invitados el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán y Erick Lagos, dirigente estatal del PRI. Desatándose la ola de rumores y especulación entre priístas y no priístas.

¿Quién manda en el priísmo veracruzano?, fue la interrogante que se respiraba en el ambiente.

Para un conocido personaje vinculado a los medios impresos de comunicación, “al nuevo inquilino se le olvidó cambiar la cerradura a la casa”. En tanto que para otros, con mayor talante crítico y mejor informados, el intempestivo arribo de Fidel Herrera Beltrán a Veracruz en los prolegómenos del proceso electoral, se interpreta más que como una cortés despedida ante la posibilidad de ser exilado a una embajada lejana, como un “golpe de alto impacto al principio de autoridad en la entidad….  Javier no puede sacar al buey de la barranca, necesita de los buenos oficios del oscuro y experimentado político de Nopaltepec”.

Curioso. Al día siguiente del encuentro entre el joven timonel veracruzano y su padrino y mentor, Reynaldo Escobar Pérez y connotados fidelistas, se pasearon por los principales comederos políticos de la capital veracruzana, exhibiendo su beneplácito por esta nueva alianza de facto entre un bisoño duartismo y el viejo PRI veracruzano. “Fidel está de vuelta”, decían.

Y sí, Fidel regresó por la puerta principal al escenario que le apasiona: el del aplauso fácil, apología cortesana,  y el elogio comprado. Lo que en las alturas del poder ahora se le niega.

Para el PAN y el PRD, es claro el mensaje. O se ponen las pilas fortaleciendo con inteligencia, inclusión y unidad a la “Gran Alianza por ti” ó “Veracruz para adelante” con Fidel como estratega, se los lleva al baile. Para que la cuña apriete, no les queda más remedio que aceptar pragmáticamente que es la hora de sumar y no de restar y dividir, abriéndole espacios al  yunismo, con Miguel Ángel Yunes Linares a la cabeza.

Hojas que se lleva el viento

No siempre se tiene la oportunidad  de celebrar el 95 aniversario de vida de nuestros progenitores. El día de hoy se me concede la dicha de tal privilegio. Mi madrecita gozando de cabal salud, rodeada de sus hijos, nietos y bisnietos con alegría y optimismo arriba a sus 95 años de edad. Motivo más que suficiente para poner en segundo plano el hecho de que desde ayer jueves, los duendes chocarreros, eliminaran del ciberespacio al “Semanario Pulso crítico”.

Inverosímil, en una entidad federativa en la que las autoridades presumen de respeto irrestricto a la libertad de expresión y en la que se cuenta con una Comisión especial de protección a la libre expresión de las ideas e integridad física de los periodistas. Sin embargo, hasta en las mejores familias se dan casos de intolerancia, autoritarismo e imposición de pensamiento único. Xalapa, Ver., febrero 8 de 2013.

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Pulso critico

J. Enrique Olivera Arce

Sin pretender de ninguna manera coincidir con el panismo veracruzano, que a coscorrones pretende legitimar la anti política del Sr. Calderón Hinojosa en materia de seguridad, mi muy personal percepción me permite afirmar que el tema de la unidad frente a las amenazas del crimen organizado, una vez partidizado, en nuestra entidad ya se volvió, para unos, chisme de comadres, dimes y diretes, en tanto que para otros, intercambio cupular de posicionamientos electoreros y pugna por el botín que representa el incremento presupuestal al fortalecimiento de las fuerzas del orden. Lo cual indica que, en última instancia, las cosas quedan como están sin que en el corto y mediano plazo puedan observarse cambios significativos que propicien el retorno a la tranquilidad ciudadana, hoy enferma de psicosis colectiva.

Toda vez que se insiste en atacar consecuencias sin avanzar en el combate a las causas profundas del deterioro del tejido social, y que nadie pone freno a las televisoras que con su programación profundizan la pérdida de principios y valores éticos y morales en el seno de la familia, dejemos el tema en manos de los expertos y que sean estos los que se entretengan y entretejan hipótesis, especulaciones y opiniones sin fundamento y, nosotros, a otra cosa mariposa.

La tendencia al bipartidismo en México, impulsada por la reacción en su afán de emular la llamada “democracia” que norma la vida política de nuestros vecinos del norte, pese a la resistencia que se le opone en amplios círculos de la sociedad, parece avanzar a pasos agigantados; correspondiendo a las cúpulas de la partidocracia operar en tal sentido.

Predominando el pragmatismo electoral por sobre ideologías, principios y programas de acción, la tendencia al bipartidismo se expresa en las llamadas “alianzas” entre los diversos partidos políticos con registro de alcance nacional. Los partidos grandes le apuestan a una mayoría de votos y, por ende, al control del poder formal y a una mayor tajada de las prerrogativas pecuniarias que todos los ciudadanos les otorgamos, en tanto que la morralla aspira a no perder las migajas del pastel. Así las cosas, el PAN y el PRI cuentan con sus respectivos satélites a beneficiar, incluido lo que queda del PRD, formando dos grandes bloques electorales que se disputarán las diputaciones federales en el 2009 y la silla presidencial en el 2012. En tanto que en nuestra entidad, se disputarán la gubernatura en el 2010.

Muy al estilo norteamericano, con diferente nomenclatura pero pragmáticamente igualados en intenciones y objetivos, lo relevante es que ambos bloques le apuestan a la continuidad del modelo neoliberal y sus desgastadas y obsoletas políticas públicas, persistiendo en dar la espalda a una apabullante realidad que a gritos expresa el fin del agotamiento del modelo a escala mundial. Si para algunos ingenuos, la confrontación entre ambos bloques tiene trasfondo ideológico, es que aún no han entendido que la diferencia entre uno y otro, es que “el primero va a misa de siete, en tanto que su oponente asiste a la de ocho”.

Igual, si para algunos ingenuos el PRD representa a la izquierda y, por tanto, no se incluye como parte integrante de los bloques señalados, este remedo de partido político, ante la pérdida de credibilidad, confianza, militantes y simpatizantes, y bajo la consigna de “más seguro lo comido”, para sobrevivir una temporadita más no ha dudado en acallar a las tribus que le conforman, dictándoles nuevo rumbo: O nos aliamos al PRI o nos lleva el carajo. Así, bajo esta tesitura, el partido del sol azteca, o lo que queda de este, se alinea pragmáticamente con el bloque mayoritario, y no con el que encabeza Calderón Hinojosa, al que ya contemplan como perdedor, para salvar lo que se pueda.

Convergencia y el PT, conservando aún sus afectos a favor del movimiento social de López Obrador, no han dicho esta boca es mía, con relación a los comicios venideros y, por tanto, aún no se les ubica en ninguno de los dos grandes bloques. Si se mantienen en congruencia con su postura y labor en pro de la defensa del petróleo y la soberanía nacional, podrían constituir un tercer bloque marginal de centro izquierda, que no por ello modificaría la actual tendencia al bipartidismo. El tiempo nos dirá si el peso específico de una alianza entre estos dos pequeños partidos, con una base social de apoyo sustentada en los ciudadanos sin compromiso partidista, tiene la fuerza necesaria para evitar la consolidación del modelo norteamericano en nuestro país.

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