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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“La ciudadanía de Brasil debe pagar 35 mil millones de dólares para que el futbolista  Neymar siga cobrando sus 22 millones de euros al año, para que las corporaciones hagan su publicidad, y para que los habitantes de Río sigan viviendo como viven.” Claudio Lomnitz

Los procesos cuantitativos en la sociedad son por naturaleza lentos y no exentos de estancamiento y retroceso, hasta que se derrama el vaso.

Los últimos acontecimientos en Brasil son un ejemplo de ello. La cantidad cedió el paso a la calidad y, lo que para muchos fueran actos vandálicos de una multitud inconforme, se transformó en un movimiento ciudadano pacífico en el que el descontento y el hartazgo social puso a gobierno, partidos políticos y poderes fácticos contra la pared. Hecho que el politólogo Massimo Modonesi califica como El fin de la revolución pasiva en Brasil (La Jornada 22/06/2013).

Todo empezó por una manifestación de protesta ante el incremento del precio del pasaje del transporte público en perjuicio de los sectores más vulnerables de la población. La protesta en unos cuantos días subió de tono en cantidad y calidad, las demandas populares se elevaron cualitativamente exigiendose reformas políticas y económicas en contra de la exclusión, pobreza, desigualdad y corrupción.

Para el pasado miércoles 26 de junio la fuerza de la movilización popular en las principales ciudades del país  -tras obtener que el gobierno frenara el alza del transporte-, bajo las banderas de “Passe Livre” y con el respaldo de los sindicatos logró que a instancias de la presidente Dilma Rousseff,  los diputados aprobaran una ley que obliga a que las regalías petroleras se destinaran a educación y salud, al mismo tiempo que los senadores por su lado aprobaran una reforma legal que equiparara  penalmente los actos de corrupción con crímenes “hediondos”, como el homicidio calificado, así como la iniciativa de la propia mandataria para la realización de una amplia consulta popular sobre una urgente reforma política.

Si aceptamos que en política no hay coincidencias, no podemos dejar de considerar que lo que acontece en la superpotencia económica latinoamericana, es continuidad de las movilizaciones de protesta en Egipto, España, Portugal, Grecia, Turquía, de los “indignados” en la Unión Europea y Wall Street en los Estados Unidos de Norteamérica, no estaríamos equivocados al afirmar que los llamados  efecto dominóefecto mariposa, toman presencia e impactan ya en  todo el mundo globalizado.

Los estertores del modelo neoliberal impulsado por el Tatcherismo” y el Consenso de Washington se expresan en su abierto rechazo de los pueblos. Los sectores más avanzados y progresistas del orbe están diciendo ¡Ya basta!, no más de lo mismo. La resistencia popular en el mundo frente a la globalización neoliberal en crisis,  está llegando a su punto más álgido. El vaso medio vacío o medio lleno se está derramando con consecuencias aún impredecibles.

Las barbas en remojo

Frente a este fenómeno, cabe entonces preguntarnos si en México se le está previendo o, en su defecto, ni se le ve ni se le escucha cuando deberíamos estar preparados para evitarlo o cuando menos paliar el temporal.

El malestar y descontento de los mexicanos frente a una economía que no crece y cuyos efectos sociales ya están a la vista, va en crescendo. La respuesta del gobierno del Sr. Peña parece ser la de tundir con palos de ciego a una realidad inobjetable que le rebasa. Persistir en mantener a cualquier precio el modelo neoliberal de desarrollo a instancias del gobierno de Washington, organismos financieros internacionales como el FMI, el Banco Mundial y la OCDE, no ofrece buenos augurios.

Las reformas estructurales, panacea paradigmática de la estrategia peñista para el crecimiento y desarrollo, además de que no resuelven problemas en lo inmediato de la coyuntura, no ofrecen expectativas de éxito para el mediano y largo plazo, en tanto no atacan frontalmente deformaciones estructurales históricas de fondo en lo social, como la desigualdad, pobreza extrema, exclusión, precarización del empleo y seguridad social, así como la petrolización de las finanzas públicas, limitada productividad y competividad de la fábrica nacional en lo económico.

Tampoco resuelven efecto y consecuencias de la crisis globalizada, como la vulnerabilidad del mercado externo, la volatilidad financiera y una galopante contracción del mercado interno acompañada del deterioro de ingreso y consumo en la mayoría de la población,  que exigen respuesta inmediata.

La corrupción rampante, se cuece aparte. En tanto no se resuelva esta lacra histórica, todo lo demás es por demás.

Los cortos y limitados alcances de las reformas planteadas, a partir de su imposición extralógica y origen cupular, se observan ya como contraproducentes y son objeto de rechazo por amplias capas de la población jalonadas por una clase media en proceso de pauperización. No es nada circunstancial que al diputado Manlio Fabio Beltrones su experiencia de dicte proponer institucionalizar el llamado “Pacto por México”,  para legitimar lo que de facto impone la cúpula de la dupla presidencia-partidocracia.

El problema de fondo es que el modelo adoptado de desarrollo y todo lo que este arrastra, está agotado y no se quiere reconocer tal status, mientras el descontento y el hartazgo social crece y se manifiesta ya en todo el territorio nacional,  como evidente rechazo al actual régimen político, al que se identifica como el artífice del deterioro del todo nacional.

La amenaza del desborde está latente y no hay indicios en nuestro país de que las barbas se pongan en remojo.

¿Cuánto tiempo tardará en impactar a México el efecto dominó de la indignación movilizada?  Seguramente más pronto que tarde, el horno no está ya para bollos. Sacar avante las reformas fiscal y energética en un proceso transparente y terso es el reto, si antes no se derrama el vaso con llevar adelante la pretensión de privatizar el suministro de agua por parte de la CONAGUA (La Jornada 28/06/2013).

Por lo pronto en nuestra bucólica aldea del son y la salsa, gobierno y sociedad caminan por sendas diferentes, en medio del avance de la corrupción y deterioro creciente de la gobernabilidad. De espaldas a la realidad y a las necesidades reales de los veracruzanos, nos aprestamos para elegir diputados locales y autoridades edilicias, sin parar mientes en que ya las elecciones locales no son garantía para frenar corrupción, impunidad, estancamiento y retroceso.

Mientras los partidos y candidatos salpiquen a lo largo de campaña tras campaña electoral, Don Javier Duarte puede dormir tranquilo, seguro de que el Veracruz próspero no es Brasil.

Como diría el clásico,  “que sea lo que Dios diga”.

Hojas que se lleva el viento

Confirmando su posicionamiento como organismo serio y comprometido, “Otero Ciudadano” bajo la entusiasta conducción de Leonor de la Millar Huerdo dio un marco de apertura, diálogo constructivo y respeto, a la presentación de propuestas de los candidatos de Movimiento Ciudadano, PAN, PRD y PRI tanto a la diputación local de los distrito urbano y rural de Xalapa, como a quienes aspiran a gobernar la capital veracruzana.

A este escenario cívico se sumó la Red de Comunicadores Independientes de la entidad, cuyos integrantes reconocen en Otero Ciudadano punta de lanza como una vía válida de participación en la tarea de construir democracia y ciudadanía. A lo largo de las intervenciones de los candidatos invitados, destacó como “un garbanzo de a libra”, el ex alcalde de Xalapa y ex diputado federal,  Ricardo Ahued, quien invitado por la Alianza Veracruz para adelante, busca la diputación por Xalapa urbano.

Don Ricardo no perdió el tiempo en rollos estériles o desplantes demagógicos. Con la congruencia que le caracteriza, sin tapujos, y con la cruda franqueza de quien conoce el paño, mostró un retrato hablado de Veracruz, del deterioro de la política y los políticos, de la corrupción e impunidad, de la inseguridad en aumento que sufre la población, de las limitaciones y potencial del distrito que pretende representar, así como de Xalapa y su problemática presente y futura.

Impactando las aseveraciones de quien en su momento fungiera como vicepresidente fundador de Otero Ciudadano, sobre la creciente deuda pública que ahoga a la administración estatal, servicios públicos de salud colapsados en la entidad, sin faltar el lastimoso tema de los más de 60 mil xalapeños sin servicios públicos básicos y sin expectativas de mejorar en el corto plazo.

No presentó propuestas y promesas, reconociendo que quienes resulten electos simplemente deberán desempeñar fielmente el trabajo para el que estarán obligados. Habló el ciudadano con los pelos de la burra en la mano y no el candidato priísta, reconociendo con respeto calidad y carácter plural de sus anfitriones.- Xalapa, Ver., junio 30 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Bajo condiciones y contextos distintos, siguiendo el modelo brasileño arrancó en México la cruzada contra el hambre con una parafernalia sin precedente. Contradiciéndose con el propósito presidencial de austeridad lo que se vivió en Las Margaritas, Chiapas, fue la representación teatral política y financiera más onerosa de los últimos treinta años, cuando menos.

La concentración de todo el gabinete legal y ampliado, 30 gobernadores, senadores, diputados, más de 10 mil indígenas acarreados, soldados y policías en torno al presidente Peña, trajo nuevamente a escena la parafernalia con la que el PRI acostumbrara destacar su poder hegemónico sobre la Nación, exacerbando las formas para arropar el vacío de contenido.

Los discursos ahí vertidos, desde el del gobernador Velasco hasta el del Sr.  Peña, tuvieron de todo, menos autenticidad. Las medias verdades y medias mentiras como estrategia mediática,  sin una autocrítica profunda del hacer y deshacer de más de 70 años de gobiernos priístas dando la espalda a la pobreza y abandono de los pueblos indígenas,  no logra ocultar la verdadera intencionalidad de un gobierno que le está apostando a más de lo mismo: los pobres como objeto y no como sujetos de su propio desarrollo. ¿O acaso no lo indica así el acarreo de miles de indígenas de 122 municipios chiapanecos para aplaudir al Sr. Peña?

Abatir estadísticamente el hambre de  7.4 millones de mexicanos de un total de más de 50 millones en el medio rural y centros urbanos en condiciones de pobreza y pobreza extrema, siguiendo tardíamente el ejemplo de un aún cuestionado éxito del programa “Hambre cero” del presidente Lula en Brasil, suena a demagogia, afán mediático de trascender como el estadista que “saldó la deuda histórica” con los pobres  de este país y, de paso, con los pueblos originarios en una falsa respuesta en territorio rebelde al silencioso reclamo de justicia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

¿Cuánto costó el poner toda la carne en el asador para tratar de convencer de que una deuda histórica con más de quinientos años de opresión, exclusión y abandono, el Sr. Peña y su partido lo saldará en seis años?

Despilfarro de recursos públicos y de capital político, para no convencer a nadie con un palmo de razón;  atendiendo únicamente al frágil estatus del beneficio de la  duda que se le concede a un presidente de la República cuyo ascenso a la titularidad del poder ejecutivo federal, registra cuestionables irregularidades como ya lo está reconociendo el Instituto Federal Electoral.

Lo que mal empieza mal acaba, reza el refrán. No se puede hablar con seriedad de abatir el hambre de un pueblo, tirando la casa por la ventana para anunciarlo.

Sin embargo, lo gastado y lo comido ahí queda para la posteridad. Lo relevante es el contenido programático, el como, con quién, y los recursos presupuestales destinados para materializarlo. Y ahí es donde la marrana empieza a torcer el rabo. Como propósito de legitimación viste al nuevo presidente: todo y con todo contra el hambre y la pobreza. El escollo desde ahora a salvar, es su implementación nacional desde una administración pública instrumentalmente ineficiente, ineficaz y corrupta en los tres órdenes de gobierno; una clase política sin sustento ideológico que le identifique con un modelo extralógico (“Hambre cero”), que ni entiende ni conoce y;  una iniciativa privada que careciendo de vocación humanista le es ajena la solidaridad social que pudiere comprometerle con los que menos tienen.

Andrés Manuel López Obrador  en su momento propuso que “primero los pobres”. Conocemos la respuesta de los poderes fácticos.

“Hambre Cero” En 2003, fue descrito como un “programa creado para combatir el hambre y sus causas estructurales, que perpetúan la exclusión social. En otras palabras, “Hambre Cero” fue creado para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional a todos los brasileños y brasileñas. La seguridad alimentaria es más que terminar hoy con el hambre. Significa garantizar que todas las familias puedan alimentarse por sus propios medios, con dignidad, comiendo regularmente la cantidad de alimentos con la calidad necesaria para mantener su salud física y mental. (FAO).

Brasil y su particular problemática no son lo mismo que México y su coyuntura. El PRI de Peña Nieto no es el Partido del Trabajo de Lula y Dilma Rousseff. Sin un gobierno fuerte con un amplio respaldo popular, incluyendo un catastro único que permita identificar a los beneficiarios, garantizar la transparencia en el manejo de los recursos, y perfeccionar el proceso de selección de los beneficiarios (ONU), la cruzada a emprender quedará en el papel como una fallida buena intención. Brasil lo intentó y los resultados no han sido del todo satisfactorios. La pobreza, el hambre, la desigualdad y la exclusión son fenómenos estructurales concomitantes y consubstanciales al sistema mundo dominante  -así como, en su caso, al modelo neoliberal de desarrollo adoptado por el gobierno de México y cuya continuidad corre hoy a cargo del Sr. Peña-, que no se modifican con voluntarismo autoritario, así sea el de un presidente de la república.

A ello habría que agregar lo disímbolo de criterios e intereses creados que mueven a cada uno de los gobernadores del país y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Pues una cosa es manifestarse por lo “políticamente correcto”, aplaudiendo y sumándose de dientes para afuera a la estrategia presidencial y otra, muy distinta, a secundarla en los hechos. La guerra contra la delincuencia organizada emprendida por Felipe Calderón a lo largo de su sexenio es un ejemplo de ello.

Que más quisiéramos que le fuera bien a México en todos los órdenes de la vida nacional, empezando por abatir el enorme rezago social que históricamente marca las condiciones de subdesarrollo del país, así como creando condiciones para dar sustentabilidad a la microeconomía que descansa en el empleo y el ingreso familiar. Pero ¿eso es posible sacando teatralmente de la chistera al conejo? ¿O hace falta otra cosa? El tiempo y la paciencia de los millones de pobres de este país lo dirá. Por lo pronto esperemos la contra respuesta del EZLN.

Hojas que se lleva el viento

¿Ahora sí el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa podrá como lo prometiera,  abatir en un 50% la pobreza en Veracruz?

 Cd. Caucel, Yuc., 22/01/2013

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Hecho histórico sin precedente en América Latina

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Lula y Dilma

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, destacó hoy, en su primer discurso tras asumir la presidencia. «Mi compromiso es honrar a las mujeres, proteger a los más frágiles y gobernar para todos». ABC Internacional

Dilma Rousseff hoy tomó posesión como Presidenta de Brasil, con la difícil tarea de  mantener la misma aceptación de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, tanto en la política interna como de admiración y reconocimiento internacional por la pujante estrategia económica y liderazgo político regional con una “sana distancia” de los Estados Unidos.

Hecho histórico, a más de insólito. Cuando el mundo parece volcarse a la derecha en un proceso de retroceso social en todos los ordenes frente a la crisis sistémica global, Brasil,  con una de las economías más prósperas de América Latina, será gobernado a partir de hoy sábado 1 de diciembre, por una mujer progresista, destacada estadista, congruente e intelectualmente honesta. Si el arribo de Barack Obama al gobierno del país más poderoso del mundo, rompiera con paradigmas sólidamente arraigados en el mundo anglosajón, el acceso de Dilma Rousseff a la presidencia del poderoso subcontinente sudamericano,  no tiene parangón en una América latina machista, con gobiernos en su mayoría de derecha,  y sensiblemente enemigos jurados de la equidad de género y de la ideología marxista, a la que dan por muerta y enterrada.

Con 63 años se convirtió en octubre en la primera mujer en ganar unos comicios en esa nación sudamericana, que hasta hace unos años arrastraba severos problemas de desigualdad, pobreza y de desempleo, así como sujeción a los organismos financieros internacionales y al llamado “Consenso de Washington” y sus recetas neoliberales. Sólo con el apoyo de un gobierno exitoso, presidido por un ex obrero metalúrgico, líder sindical progresista, constructor de una de las más amplias alianzas de la izquierda en América Latina y, con un muy amplio margen de aceptación a su gestión, ha sido permisible el ascenso hoy  de Dilma a la presidencia.

Los ocho años que Lula gobernó no aliviaron del todo rezagos históricos y grandes males del subdesarrollo de la sociedad brasileña, pero sí dieron un impulso inédito que, a juicio de prestigiados analistas, cambiaron la visión internacional del Brasil considerándosele hoy como una de las economías más sólidas y prometedoras del planeta.

Corresponderá a la Sra. Rousseff, y a un gabinete en su mayoría integrado por colaboradores de Lula Da Silva, probados y eficaces funcionarios públicos, el darle continuidad y profundización al proceso de transformación estructural y fortalecimiento de las políticas públicas de corte social y progresista de inclusión y combate a la desigualdad y la pobreza. Cuando menos estas son las expectativas esperanzadoras del pueblo brasileño, reflejados en declaraciones periodísticas de líderes de opinión de diversas tendencias políticas.

Fenómeno ejemplificador para una pulverizada, dogmática y sectaria izquierda latinoamericana, pero también para la reivindicación de la igualdad y equidad de género, perdida en un feminismo a ultranza,  tan sectario como esteril en sus alcances.

Específicamente, por lo que a nosotros toca en México, para la llamada izquierda electoral, que muy lejos de construir un frente amplio en torno a un programa mínimo consensuado que sume y no divida, se  pierde y aleja de las fuerzas progresistas, apostándole a las alianzas con su enemigo histórico, la ultraderecha cobijada en el PAN y el PRI.

Ya en lo tocante a nuestra gatopardista aldea veracruzana, es muy poco lo que se puede decir. La izquierda electoral, en los hechos, ha dejado de existir; reducida a grupúsculos que respondiendo a posicionamientos canibalescos tribales de la cúpula perredista nacional relacionados con los procesos electorales del 2011 y 2012, se pliegan acríticamente a un gobierno estatal, neoliberal y  por principio reaccionario, que sirve a los poderes fácticos que controlan la vida social, económica y política del país y de la entidad. El nuevo paradigma establecido con la ascensión de Dilma Rousseff a la presidencia del Brasil, le pasará de noche, preocupada y ocupada en respaldar la aprobación de  políticas públicas contrarias al interés de las mayorías.

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Primera mujer presidenta de Brasil

Líder brasileña  extiende la mano a partidos de oposición

Brasilia.- La flamante presidenta brasileña, Dilma Rousseff, asumió este sábado el poder y se comprometió a erradicar «la pobreza extrema» en Brasil, un flagelo que afecta a 20 millones de personas en el país de más de 190 millones de habitantes.

«Una importante movilidad social ocurrió en los años de gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva, pero aún existe una pobreza que avergüenza a nuestro país»,. No voy a descansar mientras haya en Brasil brasileños sin alimentos en su mesa, y niños pobres abandonados a su propia suerte», prometió. En el campo político, Rousseff volvió a hacer un llamamiento a la unión nacional, al reiterar -tal como hizo el 31 de octubre, cuando se confirmó su victoria en las urnas- su disposición de «tender la mano» a los partidos de la oposición y a los sectores sociales que no la apoyaron en los últimos comicios. Además, buscó disipar los temores a que apoyaría una legislación para limitar la libertad de expresión, al asegurar que prefiere «el ruido de la prensa libre al silencio de las dictaduras». El Universal / Venezuela

«Al tomar posesión, Rousseff tiene bajo su liderazgo una nación y un pueblo que evolucionaron políticamente, maduraron su conciencia democrática y están disponibles para una movilización histórica en favor de la realización de reformas estructurales que harán de Brasil una gran nación democrática y progresista», subraya el editorial publicado en el sitio Web del partido comunista brasileño. Prensa  Latina. En México los “comunistas » de la tribu de Aguilar Talamantes, que encabezan el partido político de la “ultraderecha atea” (no creen en nada, no piensan nada, no sienten nada, pero como estorban), que por mal nombre se denomina “de la revolución democrática”, ni pio dicen sobre el trascendental e histórico acontecimiento latinoamericano, estando preocupados y ocupados en consolidar su alianza con “el Yunque” para los procesos electorales del 2011 y 2012.

Noam Chomsky

Bolivia, junto con buena parte de la región, desde Venezuela hasta Argentina, ha resurgido. La conquista y su eco de dominio imperial en Estados Unidos están cediendo el paso a la independencia y a la interdependencia que marcan una nueva dinámica en las relaciones entre el norte y el sur. Y todo eso tiene como telón de fondo la crisis económica en Estados Unidos y en el mundo.

Hace más de un milenio, mucho antes de la conquista europea, una civilización perdida floreció en un área que conocemos ahora como Bolivia.


Los arqueólogos están descubriendo que Bolivia tenía una sociedad muy sofisticada y compleja, o, para usar sus palabras, uno de los medios ambientes artificiales más grandes, extraños y ecológicamente más ricos del planeta… sus poblaciones y ciudades eran grandes y formales, y eso creó un panorama que era una de las obras de arte más grandes de la humanidad.


Ahora Bolivia, junto con buena parte de la región, desde Venezuela hasta Argentina, ha resurgido. La conquista y su eco de dominio imperial en Estados Unidos están cediendo el paso a la independencia y a la interdependencia que marcan una nueva dinámica en las relaciones entre el norte y el sur. Y todo eso tiene como telón de fondo la crisis económica en Estados Unidos y en el mundo.


Durante la pasada década, América Latina se ha convertido en la región más progresista del mundo. Las iniciativas a través del subcontinente han tenido un impacto significativo en países y en la lenta emergencia de instituciones regionales.


Entre ellas figuran el Banco del Sur, respaldado en 2007 por el economista y premio Nobel Joseph Stiglitz, en Caracas, Venezuela; y el Alba, la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe, que podría demostrar ser un verdadero amanecer si su promesa inicial puede concretarse.


El Alba suele ser descrito como una alternativa al Tratado de Libre Comercio de las Américas patrocinado por Estados Unidos, pero los términos son engañosos. Debe ser entendido como un desarrollo independiente, no como una alternativa. Y además, los llamados acuerdos de libre comercio tienen sólo una limitada relación con el comercio libre, o inclusive con el comercio en cualquier sentido serio del término.


Y ciertamente no son acuerdos, al menos si las personas forman parte de sus países. Un término más preciso sería acuerdos para defender los derechos de los inversionistas, diseñados por corporaciones multinacionales y bancos y estados poderosos para satisfacer sus intereses, establecidos en buena parte en secreto, sin la participación del público, o sin que tengan conciencia de lo que está ocurriendo.


Otra prometedora organización regional es Unasur, la Unión de Naciones de América del Sur. Modelada en base a la Unión Europea, Unasur se propone establecer un Parlamento sudamericano en Cochabamba, Bolivia. Se trata de un sitio adecuado. En 2000, el pueblo de Cochabamba inició una valiente y exitosa lucha contra la privatización del agua. Eso despertó la solidaridad internacional, pues demostró lo que puede conseguirse a través de un activismo comprometido.


La dinámica del Cono Sur proviene en parte de Venezuela, con la elección de Hugo Chávez, un presidente izquierdista cuya intención es usar los ricos recursos de Venezuela para beneficio del pueblo venezolano en lugar de entregarlos para la riqueza y el privilegio de aquellos en su país y el exterior. También tiene el propósito de promover la integración regional que se necesita de manera desesperada como prerrequisito de la independencia, para la democracia, y para un desarrollo positivo.


Chávez no está solo en esos objetivos. Bolivia, el país más pobre del continente, es tal vez el ejemplo más dramático. Bolivia ha trazado un importante sendero para la verdadera democratización del hemisferio. En 2005, la mayoría indígena, la población que ha sufrido más represiones en el hemisferio, ingresó en la arena política y eligió a uno de sus propias filas, Evo Morales, para impulsar programas que derivaban de organizaciones populares.


La elección fue solamente una etapa en las luchas en curso. Los tópicos eran bien conocidos y graves: el control de los recursos, los derechos culturales y la justicia en una compleja sociedad multiétnica, y la gran brecha económica y social entre la gran mayoría y la elite acaudalada, los gobernantes tradicionales.


En consecuencia, Bolivia es también ahora el escenario de la confrontación más peligrosa entre la democracia popular y las privilegiadas elites europeizadas que resienten la pérdida de sus privilegios políticos y se oponen por lo tanto a la democracia y a la justicia social, a veces de manera violenta. De manera rutinaria, disfrutan del firme respaldo de Estados Unidos.


En septiembre pasado, durante una reunión de emergencia de Unasur en Santiago, Chile, líderes sudamericanos declararon su firme y pleno respaldo al gobierno constitucional del presidente Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por una gran mayoría, aludiendo a su victoria en el reciente referéndum.


Morales agradeció a Unasur, señalando que por primera vez en la historia de América del Sur, los países de nuestra región están decidiendo cómo resolver sus problemas, sin la presencia de Estados Unidos.


Estados Unidos ha dominado desde hace mucho la economía de Bolivia, especialmente mediante el procesamiento de sus exportaciones de estaño. Como el experto en asuntos internacionales Stephen Zunes señala, a comienzos de la década de los años 50, en un momento crítico de los esfuerzos de la nación para convertirse en autosuficiente, el gobierno de Estados Unidos obligó a Bolivia a utilizar su escaso capital no para su propio desarrollo, sino para compensar a ex dueños de minas y repagar su deuda externa.


La política económica que se impuso a Bolivia en esa época fue precursora de los programas de ajuste estructural implementados en el continente 30 años más tarde, bajo los términos del neoliberal Consenso de Washington, que ha tenido por lo general efectos desastrosos.


Ahora, las víctimas del fundamentalismo del mercado neoliberal incluyen también a países ricos, donde la maldición de la liberalización financiera ha traído la peor crisis financiera desde la gran depresión.


Las modalidades tradicionales del control imperial -violencia y guerra económica- se han aflojado. América Latina tiene opciones reales. Washington entiende muy bien que esas opciones amenazan no sólo su dominación en el hemisferio, sino también su dominación global. El control de América Latina ha sido el objetivo de la política exterior de Estados Unidos desde los primeros días de la república.


Si Estados Unidos no puede controlar América Latina, no puede esperar concretar un orden exitoso en otras partes del mundo, concluyó en 1971 el Consejo Nacional de Seguridad en la época de Richard Nixon. También consideraba de importancia primordial destruir la democracia chilena, algo que hizo.

Expertos de la corriente tradicional reconocen que Washington sólo ha respaldado la democracia cuando contribuía a sus intereses económicos y estratégicos. Esa política ha continuado sin cambios, hasta el presente.


Esas preocupaciones antidemocráticas son la forma racional de la teoría del dominó, en ocasiones calificada, de manera precisa, como la amenaza del buen ejemplo. Por tales razones, inclusive la menor desviación de la más estricta obediencia es considerada una amenaza existencial que es respondida de manera dura. Eso va desde la organización del campesinado en remotas comunidades del norte de Laos, hasta la creación de cooperativas de pescadores en Granada.


En una América Latina con una flamante autoconfianza, la integración tiene al menos tres dimensiones. Una es regional, un prerrequisito crucial para la independencia, que dificulta al amo del hemisferio escoger países, uno después de otro. Otra es global, al establecer relaciones entre sur y sur y diversificar mercados e inversiones. China se ha convertido en un socio cada vez más importante en los asuntos hemisféricos. Y la última es interna, tal vez la dimensión más vital de todas.


América Latina es famosa por la extrema concentración de riqueza y de poder, y por la falta de responsabilidad de las elites privilegiadas con respecto al bienestar de sus países.


América Latina tiene grandes problemas, pero hay también desarrollos prometedores que podrían anunciar una época de verdadera globalización. Se trata de una integración internacional en favor de los intereses de pueblo, no de inversionistas y de otras concentraciones del poder.


Red Sur 15/03/09

América Latina baraja ideas ante la crisis.

Mandatarios impulsarán uso de monedas locales en el comercio bilateral.


Brasilia. EFE.- Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Colombia, Álvaro Uribe, anunciaron ayer su intención de estudiar la posibilidad de usar las monedas locales de sus países en el comercio bilateral, para romper la «dependencia» del dólar.


Durante la visita de Estado que Uribe hizo ayer a Brasilia, Lula sugirió adoptar el mecanismo utilizado por Argentina y Brasil desde octubre del año pasado, que permite a exportadores e importadores realizar sus operaciones en sus respectivas monedas, sin necesidad de recurrir a los dólares.


«Tenemos que pedirle a nuestros ministros de Hacienda que creen reglas para que no dependamos tanto del dólar, que está cada vez más escaso y más condenado», afirmó el gobernante brasileño en una rueda de prensa junto a Uribe, quien concluyó ayer en Brasilia la visita que comenzó el lunes en São Paulo.


Según dijo Lula, «si en la Unión de las Naciones Suramericanas (Unasur) conseguimos reglas para negociar en monedas propias, tendremos menos problemas de crédito» y las operaciones comerciales serán favorecidas además por mejores precios, debido a los ahorros que se obtienen en los costos financieros y comisiones.


«Es momento de pensar políticamente y no económicamente», sostuvo Lula, quien apuntó que América Latina debe dejar de «depender de lo que dependió durante todo el siglo XX, que era la decisión de los países más ricos», a los que responsabilizó de la actual crisis financiera global.


Uribe coincidió con Lula y condenó a aquellos que en los últimos años «cambiaron la producción por la inversión en los mercados especulativos», y afirmó que «el capital debe ser un factor de creación de riqueza social y no de especulación». No obstante, sostuvo que esta crisis «no deroga la economía privada», que debe ser potenciada junto con una acción más enérgica del Estado en favor de la inversión y la producción.


Uribe también puso a Brasil como un ejemplo de conducta ante la crisis y afirmó que todo lo que suceda en este país supondrá una «esperanza» para el resto de América Latina. Según Uribe, la decisión de Lula de dar mayor participación al Estado en la economía y al mismo tiempo favorecer la iniciativa privada, sin descuidar la inversión social, debe ser imitada. «Es el equilibrio que dista del odio social y del capitalismo salvaje», declaró el presidente colombiano en relación a Lula.


Ver nota completa en: Socialismo Siglo XXI

Por: Luís Hernández Navarro


João Pedro es un dirigente excepcional, una especie de anfibio político, que lo mismo nada en las aguas populares, que en círculos académicos o entre quienes practican la política institucional.


Es, con mucho, uno de los movimientos sociales más vivos y dinámicos de América Latina. Uno de los más consolidados y estructurados. Uno de los más odiados y admirados. Uno de los más conocidos internacionalmente. Es el Movimiento de los Sin Tierra (MST). En 25 años de vida ha organizado 7 mil 500 tomas de tierra, 2 mil 500 de ellas durante los casi siete años del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.


La figura más visible de ese movimiento es João Pedro Stédile. Nacido en Rio Grande do Soul, en el seno de una familia de descendientes italianos, vivió en la granja de sus padres hasta los 18 años. Desde su juventud fue profundamente influido por la Iglesia católica. Completó su carrera de economista trabajando en el campo durante el día y estudiando en la noche.


Trabajó en una agencia de desarrollo rural gubernamental, desde la que organizó a los campesinos productores de uva destinada a elaborar vino. Cuando en 1975 la Iglesia católica formó la Comisión Pastoral para la Tierra (CPT) participó con ella.


Pocos dirigentes sociales tienen una formación teórica tan seria como él. Enemigo de la educación política manualesca que tanto daño hizo a la vieja izquierda, es un conocedor profundo del marxismo y de la teoría crítica, los que utiliza regularmente como herramientas de análisis.


Durante dos años cursó la carrera de economía en la UNAM, en México. Aquí conoció a figuras centrales en su formación académica y política, como Francisco Juliao (organizador de las ligas campesinas), Ruy Mauro Marini y Teotonio dos Santos. Considera ese periodo como uno de los mejores de su vida.


El MST nació de la lucha por la tierra y en contra del latifundio improductivo. Surgió en 1984 y adquierió ese nombre por un accidente periodístico: la prensa comenzó a llamarlos los sin tierra. Apenas entre el 20 y el 23 de enero pasados celebró su décimo tercer encuentro nacional.


En su fundación desempeñó un papel central la Iglesia católica. Años antes de su nacimiento, religiosos inspirados en la teología de la liberación habían desarrollado un trabajo muy profundo de concientización en el mundo rural. La Iglesia era la única institución con presencia real en todo Brasil.


João Pedro estableció una relación muy estrecha con el CPT, que comenzó a organizar grandes encuentros nacionales sobre la problemática del campo. Nació como un movimiento autónomo e independiente de los partidos políticos y de la Iglesia. Hay quien, desde la izquierda, no se los perdona. Desearían que la organización se subordinara al gobierno de Lula y que no lo criticara.


El MST apoyó la campaña electoral de Lula, pero nunca firmó un cheque en blanco con su gobierno. Acostumbra moverse en el filo de la navaja. No rompe con ese gobierno definitivamente, mas no renuncia a presionarlo. Su actuación frente al gobierno ha sido siempre la misma: presiona, critica y, cuando viene al caso, aplaude.


En una época en la que muchas organizaciones campesinas han desaparecido o entrado en crisis, el MST sobrevive, se fortalece y crece. Se trata de un movimiento con gran fuerza de masas: cerca de 700 mil familias participan en sus filas.


En su interior se privilegia la educación política y formal de sus militantes, retomando las enseñanzas de pedagogos como Paulo Freire. Sus escuelas de cuadros son verdaderas universidades campesinas y sus convenios con instituciones educativas del Estado un ejemplo de cómo se puede avanzar en la transformación de la enseñanza. Desde ellas se promueve la elaboración de un nuevo pensamiento y una nueva praxis transformadora de la realidad. Reivindica la necesidad de elevar el nivel educativo de los campesinos para que sean ciudadanos, en todo el sentido de la palabra.


El MST otorga gran importancia al trabajo internacional. Desempeñó un papel central en el nacimiento de Vía Campesina. Sostiene una escuela técnica agroecológica en Venezuela. Apoya las luchas de liberación en diversas partes del mundo.


Ve con gran simpatía la lucha del EZLN en Chiapas, al que, entre otras cosas, le reconoce haber puesto en riesgo su vida para alcanzar su objetivo. Coincide con el zapatismo en el intento por crear un gran movimiento de masas capaz de transformar la realidad.


João Pedro es un dirigente excepcional, una especie de anfibio político, que lo mismo nada en las aguas populares, que en círculos académicos o entre quienes practican la política institucional. En todos los niveles es capaz de moverse sorprendentemente bien: lo mismo imparte una conferencia en una universidad que explica con gran sencillez la más compleja realidad a un grupo de campesinos, a los que defiende a muerte y no da tregua a sus adversarios políticos. Responde personalmente los mensajes que le llegan a su correo electrónico y con eficacia da entrevistas a los medios de comunicación en portugués y español.


Él, así como el movimiento en el que participa, se han negado a contar con representantes populares. Algo excepcional, dado que casi todo mundo quiere ser diputado o funcionario público a casi cualquier precio. «Ni la televisión ni los votos cambian la realidad», afirma.


Una de las ideas-fuerza centrales es que la lucha por la reforma agraria sólo tenía futuro si se desarrollaba como una lucha de masas. Sin embargo, la lucha en el campo ha cambiado drásticamente su naturaleza. Frente a los cambios que se han operado en los agronegocios en los últimos 10 años, la cuestión agraria se quedó amortiguada. Los latifundistas se convirtieron en burguesía agraria y dejaron de producir para el mercado interno. Los dueños de estas empresas -muchas de ellas trasnacionales- son ahora sus enemigos principales. En esas circunstancias el movimiento campesino ha debido cambiar su estrategia.


Luchador incansable y tenaz, João Pedro Stédile representa a una clase de dirigentes sociales que casi no existe ya, pues fue absorbida por la política institucional o se retiró, decepcionada, a la vida privada.


Stédile sostiene que «Dios es campesino (y probablemente latinoamericano) y el maíz es nuestra moneda». Su organización, el MST, es, con mucho, una de las más avanzadas políticamente de cuantas existen en América Latina. En los años recientes ha dado mucho de qué hablar. En los que vienen adquirirá una presencia aún mayor.


La Jornada 03/02/09

foro-social-mundialCon una marcha de más de 100 mil participantes por las calles de Belem comienza hoy la novena edición del Foro Social Mundial (FSM) que se extenderá hasta el domingo venidero.


La ceremonia de apertura incluye acciones culturales con canciones africanas e indígenas que simbolizan el paso entre la última edición celebrada en Nairobi, Kenya, y la actual en plena Amazonia.


Durante la marcha de este martes los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil realizan actos de solidaridad con Palestina y repudian la agresión sionista a la Franja de Gaza.


En la noche está prevista una gran presentación cultural de las diversas etnias indígenas del continente suramericano y durante el foro tendrán lugar más de dos mil 400 actividades en las universidades federales de Pará (UDPA) y Rural de Amazonia (UFRA).


El FSM es la posición alternativa frente al Foro Económico Mundial que tendrá lugar en Davos, pero a diferencia de la reunión suiza que tratará sobre la crisis económica, la brasileña abordará la crisis mundial ambiental y la seguridad alimentaria.


A este encuentro han confirmado hasta ahora su asistencia los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay) y Michele Bachelet (Chile).


Esta es la novena edición del FSM, un movimiento que nació en Porto Alegre (Río Grande do Sul) en 2001 con la consigna «un mundo mejor es posible» y ha tenido gran repercusión internacional.


Otras ediciones brasileñas han ocurrido en 2002, 2003 y 2005, llegó a la India en 2004, abarcó tres países en 2006 (Malí, Paquistán y Venezuela), volvió a centralizarse en Kenya en 2007 y se transformó en Día de Acción de Movilización Global en 2008 en más de 80 países.


Tomado de: NLA. noticiasla.com

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