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Tag Archives: Casta política

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Manteniendo secuestrada a una incipiente y balbuceante democracia representativa, la partidocracia pretende imponer un pensamiento único en una sociedad plural. En los tiempos que corren tal pretensión está topando con pared.

Entre más insiste en su pretensión más rechazo obtiene; sin parar mientes en que el régimen político en México sustentado en remedos de partidos políticos está agotado y que este agotamiento no sólo es resultado de la pérdida o abandono de identidad ideológica y programática, ahora substituida por un pragmatismo pedestre y ramplón teñido de simulación, corrupción, impunidad y gatopardismo, que a todos les iguala sin distingo de siglas o color de camiseta, también en lo sustantivo por el hecho evidente de que los partidos políticos no representan los intereses de una sociedad que en constante evolución, más crítica y participativa, les rebasa y desborda.

Habiéndose colocado como casta privilegiada por sobre la llamada sociedad civil, secuestrando la voluntad popular en el ejercicio de aquellos principios básicos que dan sustento a la democracia representativa que el pueblo de México se ha dado como régimen de gobierno, carecen de legitimidad ante una ciudadanía que les considera más un problemático estorbo que aliado institucional en la búsqueda de rumbo y destino cierto para el país.

Sin legitimidad no hay confianza ni credibilidad y de ahí el rechazo generalizado a esta burocracia parasitaria y corrupta hoy asumida como partidocracia, en tanto en esta se sustenta el ejercicio del poder formal en México.

Para la partidocracia su caducidad reside en la camisa de fuerza que le impone una legislación político-electoral caduca que ya no se corresponde con expectativas de manipulación y control frente a la creciente participación democrática de la sociedad actual. Y con esta cortedad de miras, dicen ajustar las reglas del juego, sin que estas modifiquen en lo sustantivo privilegios y funciones que a sí misma se asigna como instrumento fáctico al servicio del Estado. Reafirmándose la brecha entre lo que asume como representatividad democrática y las necesidades concretas de una sociedad concreta que le descalifica.

Y en este escenario, pareciere que la simulación se generaliza. Bajo el criterio de que lo importante no es ser, sino parecer, gobierno y partidos políticos hacen como que gobiernan y la ciudadanía hace como que pasivamente acepta lo que desde la cúpula del poder se le impone. Desde lo alto se cocina el despojo y traición a México y los de abajo disfrutan el mundial de futbol dejando hacer dejando pasar, intuitivamente conscientes de que deporte y recreación no tienen la culpa. La culpabilidad en el hundir al país está en otro lado.

La resistencia pasiva tiene límites.

No obstante, en México ya se dan visos de resistencia activa que hacen pensar a quien esto escribe que el agotamiento del régimen político se refleja ya en un agotamiento social de magnitudes impredecibles, en el que el simple cambio de reglas político-electorales en un juego que los dueños de las canicas controlan, no es suficiente para asegurar gobernanza y gobernabilidad.

Luego no es de extrañarse el clima de desconfianza y rechazo generado por todo lo que de espaldas a la ciudadanía los partidos políticos cocinan, implícita o explícitamente, en las diversas instancias y esferas de los tres órdenes de gobierno. Rechazo que acota ya los límites de una resistencia pasiva que sería ingenuo pensar que es eterna.

Y es en este marco referencial que a mi juicio e interpretación personal, se inscriben las reformas presuntamente estructurales que impulsa el titular del ejecutivo federal avaladas por el Congreso de la Unión y Congresos locales, secundadas acríticamente por gobiernos y clase política en la mayor parte del territorio nacional, y evidentemente cuestionadas por la percepción colectiva de una realidad terca y contundente que evidencia estancamiento económico y creciente deterioro del tejido social

Construyéndose en el imaginario popular la idea de que con las reformas de marras, gobierno y partidos políticos conspiran contra el interés más general de la sociedad. Individualizándose responsabilidades y destacando con nombre y apellido a sus presuntos incitadores; sin clara conciencia de que el tema es sistémico y no consecuencia de la voluntariedad de un Enrique Peña Nieto, Luís Videgaray Caso o de los priístas Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón en complicidad con los dirigentes nacionales del PAN y el PRD que, en primera y última instancia, son simples peones al servicio de partidocracia y poderes fácticos.

Sea esta interpretación u otra, lo cierto es que si cada cabeza es un mundo, la pretensión de imponer en México un pensamiento único acorde con el hacer y deshacer de gobierno y partidos políticos, llamando el PRIAN a cerrar filas acríticamente en torno al presidente de la república y las reformas presuntamente estructurales aprobadas por el poder legislativo, no pasará de ser una llamada a misa más. Unidad y consenso nacional requieren para su construcción del libre tránsito por caminos diferentes.

Hojas que se lleva el viento

Como estaba previsto, PAN y PRI se pronunciaron en el Senado por el despojo de la propiedad rural a favor de las empresas privadas, domésticas y externas en áreas susceptibles de explotación petrolera y de gas, configurándose un avance más en la traición a México por parte del PRIAN.

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¿”Redes sociales embusteras”, como afirma el periodista Quirino Moreno Quiza en su leída columna? Lo justo y necesario con sus asegunes es afirmar lo contrario, el instrumento o medio de comunicación no miente; si en este se expresan ideas, opiniones o conceptos alejados de una verdad siempre relativa, ello es atribuible al emisor e intencionalidad del mensaje y queda al buen juicio del receptor o lector el filtrar la información que recibe. En la apropiación social y uso de las redes en la Internet ni todo es negro ni todo es blanco, lo que cuenta y debe destacarse es que habiéndosele históricamente negado a hombres y mujeres de a pie el emitir y difundir su propio mensaje obligados a depender de intermediarios, con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s) -con las limitantes que vinieran al caso habida cuenta de que las redes sociales no escapan a la lucha de clases ni a pasiones propias de la condición humana-, la expresión de las ideas y el acceso a la información se liberan democratizándose. Y, como en todo proceso social, este fenómeno de irrupción que hace de cada individuo emisor-receptor, transita gradualmente por un camino de aprendizaje y de acierto y error que con el tiempo se irá depurando. Saludo con afecto a Quirino.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Mientras se vive bajo los síntomas de depresión económica y una administración pública estatal fallida, no es del todo entendible el por qué tanta insistencia mediática en adelantar las manecillas del reloj electoral en Veracruz, emborronando cuartilla tras cuartilla con especulación rumor y falsas expectativas en torno a la sucesión del Sr. Dr. Duarte de Ochoa, cuando en el presente la sociedad veracruzana tiene otras preocupaciones de mayor envergadura y trascendencia que deberían reflejarse en el quehacer periodístico.

Salvo de que se trate de una cortina de humo más, para desviar la atención de lo que cotidianamente la realidad económica, social y política ofrece a la población, el insistir e insistir en lo que habrá de acontecer en el 2016, a más de absurdo resulta chocante; el colocar el futuro político de Veracruz en la bola de cristal de adivinos trashumantes, trastocando tiempos y circunstancias para la mayoría de los veracruzanos termina por no perjudicar ni beneficiar, sino todo lo contrario.

El pueblo quiere empleo, pan, seguridad, confianza y certidumbre, lo que el circo político no ofrece ni muchos menos da. Antes al contrario, lo quita y con descaro, enseñoreándose la casta político-burocrática en su burbuja cupular hace gala de intereses de toda laya en los que corrupción, saqueo e impunidad operan en contra de las mayorías.

¿Por qué entonces los veracruzanos habrían de ocuparse y preocuparse en lo que habrá de suceder en un futuro, ahora relativamente lejano, con el acomodo y reacomodo en un tablero de ajedrez electorero que ni le es propio ni por lo consiguiente le beneficia en lo más mínimo?

Las preocupaciones del pueblo son otras muy distintas a las de la voraz partidocracia; se expresan en el agobio cotidiano de un presente en el que sobrevivir es ya ganancia. Resbalándole lo mismo las mentiras que para cada ocasión y día tras día le receta el gobernador, que todo el bombardeo mediático sobre una sucesión gubernamental que se instala en el idílico mundo de una realidad virtual sin más sustento que las ocurrencias de un mentiroso contumaz.

El futuro es pasado y presente.

Y en medio de la farándula mediática, la bola de cristal de los agoreros se niega a dar luz sobre el destino incierto de una entidad federativa que a la cola del ferrocarril federado, en la que los veracruzanos, sin ruido y aspavientos, construyen sobre desigualdad, desempleo, pobreza, exclusión, mentira, corrupción, saqueo y grosera impunidad aquella circunstancia que, en su momento y no hoy, inclinará el fiel de la balanza y la que atendiéndose a la correlación de fuerzas políticas en una sociedad lastimada, dolida y sin expectativas de progreso, determinará quién será el llamado a gobernar a Veracruz.

Circunstancia que llegado el momento bien pudiera no ser necesariamente favorable a la soberbia partidocrática identificada como el mal mayor para Veracruz. Quedando los hoy anticipadamente nominados, en sus aspiraciones colgados de la brocha. Nada está escrito en el quehacer político, mucho menos en el futuro de una historia que el pueblo a contracorriente construye día con día.

La conseja popular señala con acierto que del plato a la boca suele caerse la sopa. No sería nada extraño que para el 2016 la partidocracia enfrentara a una oposición no institucional de hombres y mujeres comunes, cuyo descontento y hartazgo acumulados, en defensa propia le diera la espalda a un proceso electoral que no ofrece nada que no sea más de lo mismo. El tiempo, al tiempo lo dirá.

Hojas que se lleva el viento

Los xalapeños de preguntan en base a qué ordenamiento legal están obligado a pagar por un servicio de vigilancia nocturna que de manera ineficiente e ineficaz prestan empresas privadas. Más a sabiendas de que en materia de seguridad pública el alcalde se desentiende lavándose las manos bajo el argumento de que la tarea es ahora responsabilidad del gobierno del estado. Alguien debe dar respuesta a esta una inquietud más en materia de orden y buen gobierno.

-ooo-

Igual se preguntan si existe base legal para demandar al Ayuntamiento de nuestra ciudad capital por negligencia en el mantenimiento y conservación de calles, avenidas y banquetas -cuando dado el caso, estas existen- ya que los accidentes, daños y perjuicios en personas y vehículos se han venido incrementando a consecuencia del mal estado de la infraestructura urbana tanto en el centro histórico como en la periferia.

Pregunta que se hace extensiva en tratándose de perjuicios derivados de negligencia en el control de tianguis, mercados sobre ruedas y centros de esparcimiento que operando al margen de la reglamentación oficial, atentan contra la seguridad, salud y tranquilidad vecinal.

Por cierto, ¿quién controla en Xalapa la prestación del servicio de grúas concesionado a empresas privadas que incurriendo en un verdadero atraco a los automovilistas, complican más que resolver el problema de vialidad en las vías rápidas?

¿Alguien tiene la respuesta?

Los tiempos se le acortan al alcalde xalapeño y el malestar ciudadano crece. Por algo será.

Por lo pronto, el lumpen político agrupado en el movimiento “400 pueblos”, clava una estaca más en lo que pomposamente se conoce como imagen urbana de Xalapa.

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