Salte la navegación

Tag Archives: Consumo de subsistencia

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

El diputado federal Luis Videgaray Caso, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública y presunto aspirante a la candidatura del PRI para la elección de gobernador en el estado de México, reconoció en una ponencia que presentara en Washington, la mediocridad del desempeño económico en nuestro país (Milenio.com).

Ahí, ante académicos, funcionarios de diversas áreas del gobierno norteamericano y de organismos internacionales, el diputado destacó que no obstante que en los últimos diez años México ha mantenido finanzas públicas sanas, control de la inflación, disciplina fiscal y una importante acumulación de reservas internacionales, la economía no crece a la altura del potencial de nuestro país. Si esto lo afirma quien es responsable de la comisión de presupuesto y cuenta pública de la Cámara baja, es porque tiene los pelos de la burra en la mano.

Lo anterior refleja una seria preocupación en amplios sectores de la vida económica y social del país, que consensualmente se preguntan qué es lo que falta para dar el brinco hacia delante.

Por qué si México es considerado por su producto interno bruto, entre las primeras quince economías más importantes del mundo, la realidad indica que tenemos estancamiento e incluso retroceso en los índices internos de crecimiento económico y desarrollo, es la pregunta que muchos nos hacemos. Observándose que lo aseverado por el diputado Videgaray coincide con la opinión de destacados analistas de la izquierda opositora, como es el caso entre otros de Mario Di Constanzo, Julio Boltvinik y Rogelio Ramírez de la O. ¿Qué es lo que pasa entonces que, a sabiendas de un diagnóstico que es negativo en cuanto al desempeño económico, no se corrige el rumbo?

Para el aspirante a la candidatura del PRI a la gubernatura del Edomex, en la ponencia de referencia, la mediocridad radica en la caída en la competitividad y una pérdida en la capacidad del país para atraer inversión extranjera, así como el bajo nivel de competencia económica y la alta proporción que la economía informal ha alcanzado en México, por lo que  “… es necesario emprender una reforma fiscal integral que permita elevar la calidad educativa, la inversión en investigación y desarrollo tecnológico -entre otros objetivos, a fin de contrarrestar los factores que frenan el crecimiento de México y le impiden competir eficazmente contra China y otras economías en auge”.

A lo que no se refirió es al rezago histórico y lastre estructural que arrastra México.

Contando con 108 millones de habitantes (INEGI febrero 2010), la población considerada estadísticamente como económicamente activa, de 14 años o más, asciende a 73.5 millones (68% del total. De este universo de PEA, 40, 259,081 personas (94.57%)  están -eufemísticamente hablando- empleadas o subempleadas en la  economía formal o informal. Estimándose, por otro lado, que alrededor del 40 por ciento de la población total subsiste en condiciones de pobreza o pobreza extrema.

Manifestándose en nuestro país un marcado desequilibrio regional y sectorial entre producción y consumo, que obliga a recurrir de manera creciente a la importación, con énfasis en alimentos básicos.

Así que la brecha entre quienes producen y quienes sólo consumen, así sea con el mínimo para sobrevivir, obliga a pensar en un México dual, uno rico y otro pobre, que no se refleja estadísticamente en el alto índice del PIB que nos hace aparecer como una potencia económica en el orden internacional.

Pero también obliga a pensar en que más que la caída en la competitividad  y el bajo nivel de capacidad para atraer inversión extranjera, en un mundo globalizado en franca convulsión es el modelo equivocado para impulsar crecimiento y desarrollo. En los últimos cinco lustros, con criterio neoliberal el énfasis en las políticas públicas se ha puesto en los sectores exportador y de servicios, abandonándose a su suerte tanto a la economía campesina de autosubsistencia en el medio rural como a la mediana y pequeña industria urbana, a la par que se ignora al mercado interno; desalentando la inversión privada y social, castigando la masa salarial total y, por ende, reduciendo a su mínima expresión la demanda agregada nacional. Es común escuchar que el patrón en las medianas y pequeñas empresas hace como que paga y el asalariado hace como que trabaja, con resultados nefastos en términos de productividad y calificación de la mano de obra. Con salarios congelados por décadas, se cierra el círculo perverso de baja productividad y competividad, con  demanda interna de supervivencia del que no podemos salir.

A ello habría que agregarle el flagelo de la corrupción en México, que todo lo que toca lo hace mierda, pero ese es otro rollo.

La crisis sistémica globalizada, trae aparejado el proteccionismo en los países desarrollados y los llamados emergentes (con excepción de México), que privilegia la producción orientada a su propio mercado interno desalentando importación y restringiendo la venta de alimentos al exterior para consolidar su reserva alimentaria, como es hoy el caso de China. La consecuencia de estas políticas en el entorno internacional está a la vista en nuestro país, el mercado exterior de bienes y capitales se reduce y tiende a la baja en tanto que nuestro mercado interno de 107 millones de consumidores no tiene la capacidad de compra suficiente para absorber una producción, paradójicamente excedentaria, de un sector exportador subsidiado al que en el exterior ya le cierran la puerta en las narices

Eso lo saben los especialistas como el diputado federal de Edomex, que diseñan las políticas públicas del gobierno mexicano y los expertos que las critican sin que se haga nada al respecto.

En ese camino estamos, detenidos en la encrucijada, sin que nada nos obligue a cambiar de rumbo, mientras se pierde un tiempo precioso en la cámara de diputados debatiendo para solaz y esparcimiento de los que no queriendo ver más allá de su ombligo viven de y para el chisme, si el presidente espurio, Felipe Calderón Hinojosa, gusta en exceso de las bebidas etílicas, responsabilizándole por ello de todos los males habidos o por haber, ó sólo es un borrachín social.de fin de semana, como lo puede ser cualquiera de la mayoría, políticos o no,  de adolescentes y adultos en este país.

Quiero pensar que lo verdaderamente relevante, más que un debate esteril,  es que ante un modelo agotado de crecimiento económico y desarrollo, a contracorriente del más elemental sentido común no existe en nosotros la voluntad de cambio, dejando hacer, dejando pasar lo que a bien le viene en gana tanto a la partidocracia como al poder ejecutivo federal, hasta que sea tarde para corregir.

Bien señalan diversos analistas que tras los sucesos en Túnez y Egipto, es la hora de poner nuestras propias barbas en remojo.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
https://pulsocritico.wordpress.com
http://pulsocritico.gurupolitico.com

A %d blogueros les gusta esto: