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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En un clima viciado por el rejuego electoral anticipado, insisto, el darle vueltas y más vueltas a la noria y el fluir de ríos de tinta mediática en torno a la crisis financiera de la administración pública estatal, hace perder de vista lo principal, destacando lo accesorio.

Una economía estancada con tendencia recesiva, deriva en desempleo, bajos salarios y esto, en más pobreza y deterioro del tejido social, cerrándose el círculo perverso con el retroceso de poder de compra y consumo interno, deteriorando aún más la dinámica económico productiva de la entidad. Espiral inserta en una crisis nacional y globalizada, que niega oportunidades de reactivación y crecimiento.

Y si bien las finanzas públicas, evidentemente quebradas, son importantes y no se pueden obviar en el contexto, en tanto estas dejan de retribuirle a la sociedad lo que en calidad y cantidad le corresponde aportar al aparato gubernamental, no es el único factor que negativamente incide en el proceso económico estancado y recesivo.

El gobierno por sí no genera empleos ni abate pobreza y, aunque su papel es de estimulador, dinamizador, regulador y auspiciador, valiéndose lo mismo del gasto que de políticas públicas, es a los sectores privado y social de la economía a quienes correspondería directamente el hacerse cargo del complejo problema del crecimiento en el ámbito de su competencia.

La planta productiva, actual en la entidad pasa por una crisis de capacidad instalada ociosa y obsoleta y, potencialmente de espaldas al ahorro, capitalización, formación y calificación del recurso humano, e innovación tecnológica, lo mismo en los sectores primario y secundario que en el de servicios. Dándose la impresión de que se pretendiera que el gasto público por sí solo, resolviera un déficit histórico que coloca a Veracruz entre las entidades federativas con mayor atraso relativo no obstante su rico bagaje en recursos naturales y ubicación geoeconómica de frente al mercado.

Esto último parece hacerse de lado en especulación, chismorreo, dimes y diretes, golpes bajo la mesa, fuego amigo e invento de fantasmagóricos enemigos, en torno al tema de la deuda pública y corrupción impune, en el marco de la adelantada campaña por la sucesión en el gobierno de Veracruz.

De ahí que si se habla de rescate, éste se limite a una administración pública indolente, desordenada e ineficiente, por decir lo menos, haciéndose de lado lo verdaderamente relevante como lo es el aparato productivo y su incidencia en la dinámica económica de la entidad.

Algunas voces se levantan atribuyendo estancamiento y desequilibrio a una crisis nacional y globalizada, que por cierto no se previó con oportunidad no obstante las tempraneras señales. El mal es de todos, es el país y el mundo entero y, por tanto, no hay por donde hacerse para librar sus efectos, dicen. Ejemplos y experiencias de otras entidades federativas que van en el mismo barco, les desmienten, pues si no hay solución para un fenómeno salvaje y globalizado, cuando menos se observa que hacen el intento con resultados medibles y encomiables sumando el esfuerzo conjunto del sector gubernamental, privado y social.

Veracruz requiere de un despertar generalizado. La política política, con énfasis en lo electoral, ni funciona ni es la solución ante una economía postrada. Quién alcance la gubernatura de dos años, sin una visión de conjunto y de futuro, seguirá dándole vueltas a la noria, por muy capaz y eficiente que sea como servidor público. Más, si la estrategia proselitista está orientada a satisfacer a todos, con promesas vanas, a sabiendas de que muchos son los llamados pero pocos los que en verdad serán beneficiados con el pretendido rescate de la administración pública estatal y municipal. Lo hoy prometido será exigencia y reclamo no satisfecho mañana. Que necesidad.
De lengua me como un plato, dice el refrán. Lo difícil y con un alto costo es hablar con verdad, viendo de frente a una realidad real lacerante que no aguanta más mejoralitos asistenciales. O se atiende al aparato productivo con nuevos enfoques, compartiendo y distribuyendo responsabilidades, o Veracruz seguirá siendo la fábrica de pobres que hoy no queremos ver y mucho menos aceptarlo como un fenómeno del que todos por comisión u omisión, somos responsables.

Hojas que se lleva el viento

Lastimoso en verdad el intercambio verbal entre el gobierno estatal y Universidad Veracruzana en torno al subsidio que la sociedad otorga a nuestra máxima casa de estudios. La rectoría atendiendo a sus responsabilidades exige y la administración pública, sin el menor pudor, regatea un recurso que por ley le obliga. Pagando los platos rotos no solamente la comunidad universitaria, también la sociedad veracruzana que impotente y al margen del falso debate, observa como asfixiando a la Universidad el gobierno duartista sin visión de futuro atenta contra la educación superior pública y contra la formación profesional de calidad del recurso humano que la entidad requiere para su crecimiento y desarrollo.

Los veracruzanos no podemos quedarnos cruzados de brazos, el diferendo entre Javier Duarte y la Universidad Veracruzana nos compete a todos, estando en la obligación de exigir que el subsidio a nuestra máxima casa de estudios no sea potestativo para el gobierno, como afirma el secretario de planeación y finanzas, sino obligación insoslayable.

La sociedad no puede quedarse callada ante la soberbia de un gobernador omiso que con todo desparpajo dice: “No le debo nada a la Universidad”.
Xalapa, Ver., 11 de septiembre de 2015.

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En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

El diputado federal Luis Videgaray Caso, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública y presunto aspirante a la candidatura del PRI para la elección de gobernador en el estado de México, reconoció en una ponencia que presentara en Washington, la mediocridad del desempeño económico en nuestro país (Milenio.com).

Ahí, ante académicos, funcionarios de diversas áreas del gobierno norteamericano y de organismos internacionales, el diputado destacó que no obstante que en los últimos diez años México ha mantenido finanzas públicas sanas, control de la inflación, disciplina fiscal y una importante acumulación de reservas internacionales, la economía no crece a la altura del potencial de nuestro país. Si esto lo afirma quien es responsable de la comisión de presupuesto y cuenta pública de la Cámara baja, es porque tiene los pelos de la burra en la mano.

Lo anterior refleja una seria preocupación en amplios sectores de la vida económica y social del país, que consensualmente se preguntan qué es lo que falta para dar el brinco hacia delante.

Por qué si México es considerado por su producto interno bruto, entre las primeras quince economías más importantes del mundo, la realidad indica que tenemos estancamiento e incluso retroceso en los índices internos de crecimiento económico y desarrollo, es la pregunta que muchos nos hacemos. Observándose que lo aseverado por el diputado Videgaray coincide con la opinión de destacados analistas de la izquierda opositora, como es el caso entre otros de Mario Di Constanzo, Julio Boltvinik y Rogelio Ramírez de la O. ¿Qué es lo que pasa entonces que, a sabiendas de un diagnóstico que es negativo en cuanto al desempeño económico, no se corrige el rumbo?

Para el aspirante a la candidatura del PRI a la gubernatura del Edomex, en la ponencia de referencia, la mediocridad radica en la caída en la competitividad y una pérdida en la capacidad del país para atraer inversión extranjera, así como el bajo nivel de competencia económica y la alta proporción que la economía informal ha alcanzado en México, por lo que  “… es necesario emprender una reforma fiscal integral que permita elevar la calidad educativa, la inversión en investigación y desarrollo tecnológico -entre otros objetivos, a fin de contrarrestar los factores que frenan el crecimiento de México y le impiden competir eficazmente contra China y otras economías en auge”.

A lo que no se refirió es al rezago histórico y lastre estructural que arrastra México.

Contando con 108 millones de habitantes (INEGI febrero 2010), la población considerada estadísticamente como económicamente activa, de 14 años o más, asciende a 73.5 millones (68% del total. De este universo de PEA, 40, 259,081 personas (94.57%)  están -eufemísticamente hablando- empleadas o subempleadas en la  economía formal o informal. Estimándose, por otro lado, que alrededor del 40 por ciento de la población total subsiste en condiciones de pobreza o pobreza extrema.

Manifestándose en nuestro país un marcado desequilibrio regional y sectorial entre producción y consumo, que obliga a recurrir de manera creciente a la importación, con énfasis en alimentos básicos.

Así que la brecha entre quienes producen y quienes sólo consumen, así sea con el mínimo para sobrevivir, obliga a pensar en un México dual, uno rico y otro pobre, que no se refleja estadísticamente en el alto índice del PIB que nos hace aparecer como una potencia económica en el orden internacional.

Pero también obliga a pensar en que más que la caída en la competitividad  y el bajo nivel de capacidad para atraer inversión extranjera, en un mundo globalizado en franca convulsión es el modelo equivocado para impulsar crecimiento y desarrollo. En los últimos cinco lustros, con criterio neoliberal el énfasis en las políticas públicas se ha puesto en los sectores exportador y de servicios, abandonándose a su suerte tanto a la economía campesina de autosubsistencia en el medio rural como a la mediana y pequeña industria urbana, a la par que se ignora al mercado interno; desalentando la inversión privada y social, castigando la masa salarial total y, por ende, reduciendo a su mínima expresión la demanda agregada nacional. Es común escuchar que el patrón en las medianas y pequeñas empresas hace como que paga y el asalariado hace como que trabaja, con resultados nefastos en términos de productividad y calificación de la mano de obra. Con salarios congelados por décadas, se cierra el círculo perverso de baja productividad y competividad, con  demanda interna de supervivencia del que no podemos salir.

A ello habría que agregarle el flagelo de la corrupción en México, que todo lo que toca lo hace mierda, pero ese es otro rollo.

La crisis sistémica globalizada, trae aparejado el proteccionismo en los países desarrollados y los llamados emergentes (con excepción de México), que privilegia la producción orientada a su propio mercado interno desalentando importación y restringiendo la venta de alimentos al exterior para consolidar su reserva alimentaria, como es hoy el caso de China. La consecuencia de estas políticas en el entorno internacional está a la vista en nuestro país, el mercado exterior de bienes y capitales se reduce y tiende a la baja en tanto que nuestro mercado interno de 107 millones de consumidores no tiene la capacidad de compra suficiente para absorber una producción, paradójicamente excedentaria, de un sector exportador subsidiado al que en el exterior ya le cierran la puerta en las narices

Eso lo saben los especialistas como el diputado federal de Edomex, que diseñan las políticas públicas del gobierno mexicano y los expertos que las critican sin que se haga nada al respecto.

En ese camino estamos, detenidos en la encrucijada, sin que nada nos obligue a cambiar de rumbo, mientras se pierde un tiempo precioso en la cámara de diputados debatiendo para solaz y esparcimiento de los que no queriendo ver más allá de su ombligo viven de y para el chisme, si el presidente espurio, Felipe Calderón Hinojosa, gusta en exceso de las bebidas etílicas, responsabilizándole por ello de todos los males habidos o por haber, ó sólo es un borrachín social.de fin de semana, como lo puede ser cualquiera de la mayoría, políticos o no,  de adolescentes y adultos en este país.

Quiero pensar que lo verdaderamente relevante, más que un debate esteril,  es que ante un modelo agotado de crecimiento económico y desarrollo, a contracorriente del más elemental sentido común no existe en nosotros la voluntad de cambio, dejando hacer, dejando pasar lo que a bien le viene en gana tanto a la partidocracia como al poder ejecutivo federal, hasta que sea tarde para corregir.

Bien señalan diversos analistas que tras los sucesos en Túnez y Egipto, es la hora de poner nuestras propias barbas en remojo.

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El costo de la canasta básica aumentó 63.14 por ciento entre diciembre de 2006 y julio de 2009: PT y Convergencia

El precio del kilogramo de azucar, hace 60 días, era de 10 pesos; ahora se vende en 17, informa la confederación de centrales de abasto, y advierte que ya hay escasez del producto en 50% del mercado.


El presidente de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de Centros de Abasto, Alfredo Neme, afirmó que el precio por kilogramo de azúcar refinada está a 17 pesos al consumidor (es decir, se ha disparado 70 por ciento),  cuando su precio anterior era de 10 pesos por unidad hace dos meses.

Milenio 01/09/03


Costo de la canasta básica aumentó 63.14%

México.- El costo de la canasta básica aumentó 63.14 por ciento entre diciembre de 2006 y julio de 2009, al pasar de 812.98 a mil 326.32 pesos, pero los mayores incrementos en ese lapso se registraron en el frijol (160 por ciento), el huevo (130 por ciento), el arroz (106 por ciento) y el azúcar (87 por ciento).


Según las cifras oficiales referidas en un diagnóstico de los diputados federales del PT y Convergencia sobre la situación económica del país,en diciembre de 2006 bastaban 134 horas de trabajo remunerado con el salario mínimo para comprar una canasta básica completa, mientras que hoy se deben invertir 193 horas laborales para adquirir dicho paquete.


El ingreso de los hogares mexicanos cayó, en promedio, 1.6 por ciento de 2006 a 2008, resalta el documento.


No obstante, agrega, los sectores sociales con menores ingresos fueron los más afectados, con pérdidas de entre ocho y cinco por ciento en sus remuneraciones.

En contraste, el costo de la canasta básica aumentó 63.14 por ciento, pero el precio de los alimentos considerados en ese paquete se elevó 65.67 por ciento.


De acuerdo con el análisis, el kilogramo de frijol negro pasó de 9.60 a 25 pesos en los últimos 30 meses (160 por ciento), mientras la docena de huevo costaba 9.96 en diciembre de 2006 y hoy cuesta 23 pesos (130 por ciento).


En ese mismo periodo, el kilogramo de arroz registró un alza de 106 por ciento, al pasar de 7.75 a 16 pesos; el azúcar aumentó 87 por ciento, de 17 a 32 pesos la bolsa de dos kilogramos.


Otros alimentos con incrementos significativos fueron la leche pasteurizada de un litro, de 7.90 a 11 pesos (39 por ciento); el kilogramo de pollo entero, de 20 a 34 pesos (70 por ciento), y el bisteck de res, de 63 a 90 pesos (43 por ciento).

Milenio 01/09/09

Valquiría Rey. BBC, Roma


El alza de los precios de los alimentos prácticamente revirtió todo el trabajo de los últimos diez años para reducir el hambre en América Latina y el Caribe, según un informe divulgado por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).


De acuerdo al informe «El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo», 51 millones pasaron hambre en América Latina y el Caribe en 2007, casi el mismo nivel de 1997, cuando había 51,8 millones en esa condición.  Este aumento ocurrió a pesar de que América Latina y el Caribe fue señalada en el documento como la región que más iniciativas presentó para reducir el hambre en el período de 2002 a 2005 -antes de la ola de aumentos de precios- cuando la cifra había caído a 45,2 millones.


A nivel mundial, la reciente crisis global de los alimentos colocó, en apenas un año, a más de 40 millones de seres humanos en los niveles de desnutrición. Según estimaciones de la FAO, el número de personas desnutridas en el planeta pasó de 923 millones en 2007 a 963 millones en 2008.


Lea también: Para los pobres, multiplique por 10


Crisis global


El informe, que es el noveno de este tipo desde la Cumbre Mundial sobre la Alimentación realizada en 1996, advierte que la actual crisis económica y financiera podría llevar a más personas a padecer hambre y pobreza el próximo año.


«Los precios de los alimentos han bajado a nivel mundial desde principios de 2008, pero este descenso no ha solucionado la crisis alimentaria en muchos países pobres», dijo el director general adjunto de la FAO, Hafez Ghanem, en Roma, sede del organismo. «Para millones de personas en los países en desarrollo, comer la cantidad mínima de comida para llevar una vida activa y sana es un sueño lejano», señaló.


«Las causas estructurales del hambre, como la falta de acceso a la tierra, crédito o empleo, combinados con los altos precios de los alimentos, continúan siendo una triste realidad». Los dirigentes de la FAO reconocen que cumplir con la meta fijada para 2015 es una posibilidad remota, ya que sólo faltan siete años.

Con otro de estos “mayores presupuestos de la historia” para el campo mexicano éste acabará de arruinarse. Porque a pesar de las celebraciones de algunos y la propaganda federal de que se aumentaron 31 mil millones a lo originalmente propuesto por el Ejecutivo, la agricultura productora de alimentos básicos, la que genera más empleos, la que involucra a 25 millones de mexicanos, es de nuevo relegada en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2009.


El rompimiento del cuasimonopolio priísta de muchos años en la Cámara de Diputados ha cambiado sustancialmente la forma de procesar el Presupuesto de Egresos de la Federación. Lo que antes era aceptar con leves modificaciones la propuesta del Presidente, ahora se ha convertido en un apasionante juego de fuerzas, construcción de pactos, de equilibrios, compromisos.


Ya no existe la sumisión al Ejecutivo, pero han aparecido otros vicios: el clientelismo de algunos legisladores que tienen más fuerza; la puja de los gobernadores y sus diputados para jalar más recursos para sus entidades; el cabildeo de diversos grupos sociales o grupos de interés. Esto hace que el presupuesto que emerge de todo el proceso muchas veces carezca de visión estratégica, tienda a favorecer posturas electoreras, exprese compromisos cupulares y olvide los propósitos de desarrollo del país a largo plazo.


El presupuesto para el campo, el PEC (programa especial concurrente) para 2009 podrá ser más cuantioso desde algún punto de vista, pero de él están ausentes una visión y una estrategia para que nuestra agricultura se consolide como palanca de desarrollo, fuente de empleos dignos y pilar de la soberanía nacional.


Los mismos vicios del presupuesto de 2009 aparecen ahora: concentración de recursos en los agroexportadores y grandes productores de algunas regiones, sobre todo del norte del país. Se reduce lo asignado al rubro “desarrollo rural”, donde pudieran ubicarse los programas para apoyar el desarrollo productivo de agricultores campesinos e indígenas, de 4 mil 300 millones de pesos en 2008, a sólo 2 mil 600 en 2009. En cambio, hay un aumento sustancial de los recursos para programas asistenciales en el campo, como el de adultos mayores o el de pobreza rural: los campesinos pobres se siguen considerando, no como productores, sino como destinatarios de despensas y engrosadores de mítines y de urnas.


Tampoco hay una orientación clara, con suficiente volumen de recursos frescos para la producción de alimentos básicos y la sustitución de importaciones de los mismos. Al gobierno federal le vuelve a importar un bledo la dependencia alimentaria. Por otro lado, se vuelve a caer en el error de dotar de grandes recursos a los programas que más alto subejercicio presentan en 2008, como el de infraestructura rural, premiado con 10 mil millones de pesos, a pesar de que se ha subejercido este año en 50 por ciento. Se priva de recursos a los estados, por ejemplo, este año el programa de Adquisición de Activos Productivos se federalizó en ciento por ciento, pero para 2009 sólo se ejercerá por las entidades federativas 80 por ciento del mismo y el 20 por ciento restante, 2 mil 600 millones de pesos, quedará sujeto a la decisión discrecional del secretario de Agricultura.


Y todavía faltan las reglas de operación. Al momento de redactarlas, la SHCP se vengará de los aumentos que le hizo la Cámara de Diputados y pondrá tales candados que hará casi imposible acceder a algunos programas y volverá a provocar sub ejercicios.


Es de entenderse que un gobierno federal que no se compromete con la agricultura campesina proceda de esta manera. Es de entenderse que siga desde el presupuesto promoviendo la dependencia alimentaria cuando Felipe Calderón acaba de regañar a Barack Obama por pretender revisar el TLCAN, que requiere una renegociación urgente al menos en el aspecto de granos básicos.

Lo que no es de entenderse es que las organizaciones campesinas hayan cometido el mismo error de otros años. Ahora se unieron de manera sorprendente para realizar la gigantesca marcha del 31 de enero y exigir la renegociación del TLCAN en materia agropecuaria. Flor de pocos días, porque la unidad se rompió y al momento de pujar por el presupuesto para el campo predominaron los intereses de bloques o de corporaciones. Salvo excepciones, cada quien luchó por los recursos para su organización, para su estado o su partido.


Se volvió a desperdiciar la ocasión para construir una fuerza nacional que exija un presupuesto rural con visión de Estado. Un presupuesto multianual que comprometa los recursos necesarios para potenciar la producción campesina, de alimentos baratos para los consumidores mexicanos y genere condiciones de vida digna para los productores a la vez que elimine nuestra creciente dependencia alimentaria.


Ni las organizaciones campesinas, ni los legisladores ni los partidos, estuvimos a la altura de lo que el campo mexicano se merece.


La Jornada. 28/11/08

Hay malas noticias para el campo mexicano. El Congreso de Estados Unidos recientemente aprobó la Ley de Agricultura, Nutrición y Bioenergía de 2008, conocida como Farm Bill. El 15 de mayo pasado los legisladores de ese país autorizaron un presupuesto de casi 300 mil millones de dólares para programas agrícolas y de ayuda alimentaria hasta el año 2012. Destinarán, en promedio, alrededor de 60 mil millones de dólares anuales a estas actividades.

La desigualdad de los recursos destinados al agro en ambos países es abismal. Y ello es malo para México porque sus relaciones comerciales agrícolas no son de cooperación y complementación comercial, sino de competencia.

La nueva legislación aprobó también 23 mil millones de dólares por concepto de ayudas para asegurar las cosechas. Mientras la inmensa mayoría de los productores mexicanos –y del resto del mundo– deben afrontar solos la incertidumbre del mal tiempo o de las plagas o, si tienen suficiente capital, contratan con su dinero seguros para resguardarse de posibles desgracias, los agricultores estadunidenses recibirán de su gobierno los recursos para hacerlo.

Luis Hernández Navarro (La Jornada 14/07/08)

Los líderes del G8 se dieron un banquete de lujo después de manifestar su preocupación por el aumento de los precios en el mundo.

El Grupo del G8, integrado por los EEUU, Japón, Canadá, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Rusia, manifestaron su preocupación por la subida de los precios de los alimentos que amenaza la seguridad alimentaria global, lo que llevaría a la pobreza a millones de personas. (…)

La cena incluyó desde maíz con caviar, pasando por dados de atún con aguacate y gelatina de soja o almejas hervidas, hasta salmón ahumado y erizos de mar. La comida de los líderes más poderosos del mundo incluyó las más exquisitas delicias culinarias: gambas, ternera, atún, verduras, etc.

http://lafarolera.wordpress.com/2008/07/08/el-sindrome-de-maria-antonieta/

Fuente: http://www.infobae.com/contenidos/390565-100891-0-Comen-19-platos-mientras-discuten

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Xalapa, Ver., 27/06/08.- En tanto que Georgina Kessel, secretaria de Energía, afirmara ayer jueves que la consulta popular que llevará a cabo el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, el 27 de julio, no será tomada en cuenta por el Senado de la República, porque existe ya un compromiso para que al concluir los foros, cinco días antes, se empiecen a dictaminar las iniciativas sobre la forma petrolera, el secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Alberto Cárdenas Jiménez, descartó una crisis de abasto y precio de alimentos en los próximos años, ya que «estamos forzando las reglas de operación» en el campo para aumentar la producción nacional y hay más de 7 millones de hectáreas disponibles que actualmente no se están utilizando.

No sabemos que tan importante pueda ser el sector de la población que quisiera compartir tal nivel de optimismo de las autoridades. Lo cierto es que fuera del pretendido impacto mediático de las declaraciones vertidas por el gobierno federal, ni el Congreso de la Unión tiene ya posibilidades de evadir el peso, tanto de los debates como de la consulta popular que ya prendiera entre la ciudadanía, como condición para la aprobación de una iniciativa de reforma petrolera, como tampoco los ciudadanos confían en una presunta autosuficiencia alimentaria, cuando en la vida cotidiana el mercado apunta en sentido contrario y es bien sabido que los millones de hectáreas que no se están utilizando, están ociosas gracias a las políticas públicas neoliberales aplicadas a rajatabla desde la cúspide del poder y a las cuales no se quiere renunciar.

Si el optimismo de la Sra. Kessel estuviera sustentado en la convicción de la existencia de un plan premeditado de engañar al pueblo de México, y el manifestado por el señor Cárdenas Jiménez en un intento más de confundir a la opinión pública sobre la situación real que guarda el campo mexicano, de antemano podría afirmarse que ni lo uno ni lo otro cuentan con la más mínima aceptación de las mayorías. En el primer caso, porque ya existe un amplio consenso en que no puede ni debe aceptarse una reforma petrolera cocinada en lo oscurito por la partidocracia y bajo consigna dictada desde Los Pinos y, en cuanto al segundo, para nadie es un secreto que con salarios deprimidos y frente a un sector rural desmantelado, la crisis alimentaria no se resuelve ni con populismo demagógico de caridad demócrata cristiana, ni mucho menos con periodicazos.

La tomada de pelo con la que Calderón Hinojosa pretendiera generar confianza entre la población, congelando precios ya previamente incrementados de productos industrializados de escaso consumo popular, y el rechazo mayoritario a que ello diera lugar, basta para darse una idea de cuanto es el optimismo que en la mayoría de los mexicanos despiertan las declaraciones oficiales.

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Publicado por: A. Castro (Autoridad contra poder)

D e s a y u n o

*


Un jugo de 8 verduras con Omega 3 de la marca HERDEZ
y/o una lata de atún Premium en agua de la marca DOLORES
y/o gelatina de la marca ANGEL

C o m i d a

*

Sopa Mexicana Ministrone de la marca Knorr

Espaguetti en salsa de 4 quesos de la marca Hunt’ s con hojas de perejil deshidratado ESCOSA

Cochinita pibil de marca San Miguel con guarnición de champiñones en trozos MONTE BLANCO y frijoles refritos bayos SAN MARCOS


( Postre )

Mangos en almíbar SANTA MÓNICA
Té negro
Mc Cormick


C e n a


*


Cóctel de frutas Santa Mónica
y /o café con leche
BENEDICK


No es el recetario de “Chepina” Peralta , ni tampoco estoy intentando hacerla de «Ratatouille» . Se trata de una sugerencia para la elaboración de un menú con algunos de los productos de la lista que dio a conocer Felipe Calderón los cuales mantendrán un precio fijo hasta finales del 2008 en apoyo a la “economía familiar” . Esto es una desfachatez , yo creía que con Fox lo había visto todo -pero no- , lo de ésta mañana en Los Pinos lo supera , sencillamente es no tener madre.

En el listado hay productos que su costo unitario equivale a casi un día de salario mínimo . El menú sugerido lo hice por burla pero si se sumaran los precios de cada uno de los productos mencionados darían un total de más de 150 pesos . Tan sólo el año pasado el incremento de tres pesos promedio en el kilo de tortilla resultó un golpe durísimo para muchas familias , enlistar como productos de apoyo a la economía de los mexicanos una la lata de cochinita pibil o de chilorio que su precio oscila de 38 a 42 pesos es una bajeza .

Esta tomada de pelo ya la había anunciado el secretario de desarrollo social hace aproximadamente veinte días , en aquel entonces presumía a los medios de comunicación el haber logrado grandes acuerdos con productores e intermediarios para que los precios de los alimentos ya no se incrementaran ; consuelo de tontos en el que se refugia el secretario , ya que el problema de fondo es que el aumento volvió inasequibles algunos productos orillando a muchas personas a buscar sustitutos como en el caso del aceite comestible que al registrar incrementos en su valor de hasta un 70 % , hizo que las amas de casa recurrieran a las grasas de origen animal para la elaboración de los alimentos que se consumen a diario en sus hogares , entonces controlar los precios es una medida que a miles de familias no les sirve para nada.

Además a la gente en las zonas rurales en qué les beneficia que la crema de calabaza CAMPBELL’S , la Salsa para Espagueti combinada con Champiñones HUNT’S y la Salsa Picante Squeeze de Chipotle mantengan su costo .


Lo que es parte de la dieta de nuestra población por necesidad o por costumbre es el huevo , el arroz , los frijoles , las habas , el maíz , las hortalizas , las legumbres entre otros ¿ y de estos productos , quién va a responder? .

Para la pinche mentalidad de este gobierno me imagino lo que contestarían , ¡ ya ven de lo que se pierden por no tener un paladar gourmet !

Por: Annette Aurélie Desmarais y Jim Handy*

No morir de hambre es, después de todo, estricta justicia.

Titulares periodísticos en todo el mundo proclaman la actual crisis global de alimentos. Los precios de los granos básicos se van al cielo e imposibilitan a millones de personas la compra de comida suficiente para sostenerse; en varias partes del mundo estallan disturbios por alimentos y los gobiernos luchan por encontrar salidas rápidas. Entre tanto, conforme el hambre y el miedo al hambre se extienden, agroempresas trasnacionales, especuladores e inversionistas cosechan pingües ganancias.

¿Cuáles son las soluciones a esta crisis? Los partidarios de la globalización neoliberal quieren hacernos creer que la crisis súbita es resultado de “escasez de productos” y “fallas del mercado”. Nos aseguran que la mejor forma de salir adelante es evitar que los gobiernos nacionales intervengan en el mercado, elevar la producción mediante la adopción de semillas modificadas genéticamente, y liberalizar aún más la agricultura y los alimentos. ¡Tal parece que no hemos liberalizado lo suficiente!

En cambio, los campesinos, granjeros y comunidades indígenas del mundo organizados en La Vía Campesina sostienen que la crisis es resultado de décadas de políticas destructivas, que la globalización de un modelo agrícola neoliberal industrial y de capital intensivo es la causa precisa de la crisis actual, y que “ha llegado la hora de la soberanía alimentaria”.

*Annette Aurélie Desmarais es profesora asociada de estudios judiciales en la Universidad de Regina, Canadá, y autora del libro La Vía Campesina. Jim Handy es profesor de historia en la Universidad de Saskatchewan, Canadá.

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