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Tag Archives: Dante Delgado Rannauro

Pulso crítico

Enrique Olivera Arce

Reflexión coyuntural: En la política la fidelidad tiene un altísimo costo personal y colectivo. Veracruz lo está viviendo en carne propia.

Metiendo baza en la telaraña de especulaciones y adivinanzas en torno a la sucesión del Sr. Duarte de Ochoa en el 2016, en mi maquinazo anterior ( La sucesión. Especular es el juego)  consideré como determinante, en la designación de candidato viable, el mayor o menor acercamiento y compromiso con el proyecto neoliberal que en el país impulsa el Sr. Peña Nieto. Esto referido a los partidos signatarios del llamado “Pacto por México” y en específico al PRI y al PAN, e implícitamente aunque no se mencionan, a los satelites subordinados. 

Uno de mis contados lectores, me hace la observación de que en la contienda también cuenta la participación  de la autollamada izquierda. en el juego electoral, luego no se puede ignorar.  

Indudablemente tiene razón, no obstante, mi apreciación gira en torno a los “adelantados” que, de motu propio se han lanzado al ruedo  o bien, mediáticamente señalados como aspirantes a la minigubernatura de 2 años. Y entre estos, aún no figura ningún “madrugador” que pudiere ser respaldado por los partidos de la izquierda electoral. En la inteligencia de que el PRD no entraría en esta denominación, ya que se auto descalifica en tanto se ha alineado a la derecha con el proyecto neoliberal peñista. 

Por lo que, a mi juicio, estaríamos refiriéndonos a Morena, Movimiento Ciudadano y, si acaso, al Partido del Trabajo -en vías de perder su registro-. Institutos políticos que aún no dan color sobre la posibilidad o no de una alianza formal o de facto,  nominando a un candidato único, o si se inclinan con ir solos a la elección como en su momento lo ha considerado Andrés Manuel López Obrador. 

Guardando un mínimo de congruencia, tanto Morena como Movimiento ciudadano, ambos opositores al proyecto trasexenal de Peña Nieto, solos o en alianza, en su momento tendrían que optar por un candidato afín a su carácter opositor. No sin antes sopesar que la única forma de competir con relativo éxito en la contienda, es mediante una alianza táctica en el 2016 con vías a otra, de carácter estratégico y a nivel nacional con vías a la sucesión presidencial en el 2018.  

En el marco de este supuesto, nadie de la llamada izquierda tempraneramente ha dicho esta boca es mía, independientemente de si aspiran o no a competir por la candidatura al gobierno de Veracruz. Empero, si de especular se trata,  mediáticamente se ha insinuado que la diputada federal electa por el Distrito de Coatzacoalcos, Rocío Nahle García, podría ser nominada por Morena, habida cuenta no solo de su cercanía con Andrés Manuel, sino también por su destacado papel en el Movimiento que encabezado por  el tabasqueño se aplicó en la defensa del petróleo y Soberanía Nacional en contra del proyecto privatizador que, como “reforma energética estructural”, aprobara por mayoriteo el Congreso de la Unión.

Norma Rocío Nahle García, Ingeniero Químico con especialidad en Petroquímica. y con un amplio currículum tanto en el tema energético como en el campo de la lucha social que le respalda, por acuerdo del grupo parlamentario de su partido, coordinará la bancada lopezobradorista en la LXIII Legislatura.

Cabe señalar que la diputada electa también mantiene una estrecha relación de amistad y compañerismo con la dirigencia nacional tanto de de Movimiento Ciudadano como del PT. Lo que le coloca en la tesitura de aspirar a la candidatura común de una posible alianza, aunque por ahora lejana, Morena-MC.

Fuera de Norma Rocío Nahale García, no se vislumbra en Veracruz otro personaje con tamaños suficientes para dar la pelea en contra del proyecto neoliberal, privatizador y empobrecedor de Peña Nieto y los partidos que le respaldan. Si así se dieran las cosas, la ingeniero participaría en un proceso polarizado en el que estaría en juego el destino próximo de un Veracruz que exige rescate y nuevo rumbo.

¿Qué tanto pese en la contienda veracruzana el peso específico del liderazgo social y político de López Obrador, para que la presumiblemente candidata al gobierno de dos años, competitivamente pueda dar paso a la alternancia? Eso estaría por verse, empero no hay que echar en saco roto que los veracruzanos ya no quieren más queso, sino salir –literalmente- de la ratonera.

Igual cabría la misma pregunta, referida a Dante Delgado y en relación a Movimiento Ciudadano, si capitalizando la experiencia recien vivida en Jalisco, se aplica con seriedad, coherencia y congruencia en la entidad veracruzana.

Los plazos se acortan y los aspirantes del PRI a diferencia de Nahale García, ya llevan un largo camino andado. El tiempo nos dirá si la o los candidatos de la izquierda electoral acortan la distancia.

Por lo pronto no se puede ignorar que el propio Peña Nieto ya deslindo el campo electoral: neoliberalismo a ultranza, o “la amenaza que representa el populismo”, en referencia a López Obrador, Morena un nuevo proyecto de Nación.

Este deslinde, a mi juicio, sería el marco de referencia para la contienda del 2016 y 2018 entre el PRI-AN y la autollamada izquierda electoral. Lo mismo podría decirse para la masa nacional y estatal de electores que, por ahora, solo jugando el papel de mirones de palo tiene ante sí la disyuntiva del más de lo mismo o correr el riesgo de un auténtico cambio de rumbo.

Como tampoco se puede ignorar que las circunstancias coyunturales modifican todo escenario previsible. De la semana anterior al día de hoy, con la amplia repercusión nacional e internacional de ejecución de 5 jóvenes en la ciudad de México, entre los que se encuentra un reportero grafico, así como una activista de la Universidad Veracruzana, los nomios actúan de manera determinante en contra del partido gobernante, vetando, de facto, toda posibilidad de que el gobernador Duarte de Ochoa pueda influir en su sucesión.

Quiero dejar constancia de que se especula en torno a la designación de candidatos, la elección de gobernador es otro cantar y la decisión última residirá en el Poder Judicial de la Federación.

Hojas que se lleva el viento

Sin proponérselo, el legítimo movimiento de indignación pública, solidaridad, protesta y exigencia de justicia en torno al asesinato del periodista Rubén Espinosa, la activista de la UV, Nadia Vera y 3 mujeres más, contribuyen como un distractor que aleja a la población del interés por los problemas torales de orden económico, financiero y de deterioro del tejidos social, que tienen postrada a la entidad. El peso del bombardeo de la prensa nacional e internacional se deja sentir con toda intensidad, reflejando la pérdida de aceptación y confianza en las autoridades. El ya basta de periodistas y activistas asesinados, se generaliza alimentando la sensación de inseguridad y actuando como catalizador del descontento y hartazgo social.

Sea cual fuere el resultado de la investigación y sanción a quien o quienes resulten responsables del artero crimen, lo cierto es que en el imaginario colectivo la percepción tiene peso y consecuencias políticas. El que pega primero pega dos veces y, en este penoso y condenable suceso, en Veracruz las redes sociales llevan ventaja exhibiendo la autocensura en la mayoría de la prensa estatal, en detrimento de la credibilidad en autoridades y medios locales de comunicación. El gobernador veracruzano está en la picota pública nacional e internacional y el silencio pagado no es su mejor defensa.

Desde estas líneas nuestra solidaridad con el gremio periodístico y nuestro sentido pésame a familiares y amigos cercanos de Rubén Espinoza y Nadia Vera, haciendo votos porque de una vez por todas se frene el clima de violencia y atentados contra la libertad de expresión que se deja sentir sobre comunicadores, activistas y líderes sociales veracruzanos.- Xalapa, Ver., agosto 5 de 2015.

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce 

 “Árbol que crece torcido,  jamás su tronco endereza”

Gobernador de Veracruz

Gobernador fallido

A la sombra de la descomposición de la vida política y económica en la mayor parte del territorio nacional, el gobierno de Veracruz pretendiendo nadar de muertito da patadas de ahogado. Convenientemente cubierto por la sábana del “mal de muchos…”, Javier Duarte de Ochoa plañideramente pide al cielo que no le jalen la cobija. Más todo es en vano, al descubierto por los cuatro flancos ya no puede ocultar sus miserias, para los veracruzanos todos resultó fallido.

Para priístas y no priístas, el sexenio de Javier Duarte es sexenio perdido. De ahí el que con la esperanza de un cambio duradero, las campañas electorales de los aspirantes a una curul en la Cámara baja del Congreso de la Unión, sean opacadas por el tema de la sucesión. Si se presume que la mayoría de los veracruzanos se mantiene al margen de los comicios del 2015 (Democracia sin ciudadanía, dice Emilio Cárdenas Escobosa), es porque esperan con ansias los del 2016, confiando en que con la gubernatura de dos años algo se pueda hacer si no para enderezar rumbo, cuando menos para limpiar el tiradero.

Vana esperanza, es tal el deterioro que como legado deja el gobernante próspero que una década será insuficiente. Quienes aspiran a la gubernatura de dos años, mienten si en su afán de alcanzar las mieles del poder formal aseguran otra cosa en su proselitismo desbocado.

Economía, política y sociedad, en franco deterioro exigen algo más que un mesiánico gobernante armado con la tan de moda mágica varita de aprendiz de brujo.  El mal del abandono y el saqueo en la dinámica inercial del legado de corrupción impune, no es flor de un día. Su peso específico habrá de imponerse en dos o más años,  simple y llanamente porque ya tocó a quienes ahora aspiran. El silencio es cómplice, no se pueden, mañana, enderezar entuertos que hoy por conveniencia se solapan. No basta con afirmar de dientes para afuera no pertenecer al círculo de amigos de Duarte de Ochoa como mensaje de deslinde, si en el presente en la posición que ocupan no señalan, no denuncian, no se hacen cargo hasta sus últimas consecuencias de ponerle  freno a un tren que descarrila.

Si hoy no lo hacen, mañana será tarde. Barrer para atrás, si esa fuere la promesa, no es garantía. El sucesor de Javier Duarte de Ochoa bastante hará si oculta su propia basura bajo la alfombra.  No es personal, son las reglas de un juego perverso en el que el sucesor se debe a quien le permite ganar en amañada elección.  Una mano lava a la otra. El favor se paga, el silencio cómplice es moneda de cambio;  cerrándose el círculo en el que todos, sin excepción, se tapan con la misma cobija.

La relación entre Enrique Peña Nieto y el gobernador próspero de los veracruzanos es ejemplo de ello. El ahora presidente contó con el apoyo de los gobernadores priístas para alcanzar el triunfo, hoy está obligado a solaparlos, así se trate de un corrupto y corruptor que con su mediocre actuación y desempeño, lejos de cumplirle a Veracruz le ha hundido.

Duarte de Ochoa lo sabe, o se lo han hecho saber sus millonarios asesores. Peña Nieto cojea del mismo pie, su aceptación por sus gobernados va en caída libre. De ahí que no sólo la crítica y fundados señalamientos, también la movilización social en su contra, le resbale. Conoce de lo que para Peña Nieto en un año electoral significa mandar a volar a un gobernador priísta puesto en la picota por una opinión pública que ya no sólo pide que se vaya, sino que exige  regrese lo que se embolsó. Y de eso se vale para retroalimentar cinismo y descaro, haciéndolo extensivo al pequeño círculo de amigos que con él comparten ineficiencia, próspera y mal habida  riqueza y corrupción impune.

Todo lo que tenía que decirse sobre el gobernador de Veracruz, ya está dicho. Ineptitud, valemadrismo y saqueo, han sido la constante. Lo que hoy y hasta pasada la elección del 7 de junio, se agregue, no serán otra cosa que polvos de aquellos lodos convenientemente aplicados al proceso electoral en curso y al que sigue.  No pago para que me peguen, dijo López Portillo, a Duarte de Ochoa si le pegan es porque no paga.

Sin vergüenza alguna, espera ganarle tiempo al tiempo a sabiendas de que su tiempo se acorta,  pero también de que si cae no caerá solo ni tampoco será el primero.

 

Hojas que se lleva el viento.

Pintoresco proceso electoral en Veracruz. En caleidoscópico desfile carnestolendo, los rojos se ofrecen a la vista de los electores potenciales como  verdes, los azules como rojos y los amarillos tornasoles y al caer la noche, la luz mortecina de los faroles a todos los exhibe como iguales.

-oooo-

Se me ha dicho con insistencia que para el conservadurismo yucateco sólo hay PAN y PRI.  Morena, partido de nueva creación por lo consiguiente no pinta en el panorama electoral, pero o sorpresa, en su última visita a la entidad Andrés Manuel López Obrador demostró lo contrario. El Peje sigue siendo el Peje y así se evidenció en el oriente y sur del estado, así como en la ciudad capital  con copiosa asistencia a sus mítines informativos en los que llamara a cambiar de régimen, pero en las urnas no votando por el PRIAN.

Otra sorpresa. El partido de Dante Delgado con la ex panista Ana Rosa Payan como candidata a la alcaldía de Mérida, hace camino al andar. Al Movimiento Ciudadano  ya se le reconoce como la tercera fuerza político electoral de Yucatán. Los tiempos cambian y la estructura, pluralidad y nivel educativo de la sociedad yucateca también. El bipartidismo cede terreno a otras opciones políticas.

Cd. Caucel, Yuc., abril 29 de 2015

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J. Enrique Olivera Arce

A lo largo de la precampaña electoral del 2010, se insistió en que Dante Delgado Rannauro debería reconsiderar su propósito de buscar la gubernatura de Veracruz en alianza con el PRD, señalándosele que dado el divisionismo y descrédito del partido del sol azteca en la entidad más le valía ir solo que mal acompañado. La soberbia del entonces convergente y su renuencia a reconocer la nueva realidad política veracruzana, lo perdió.

Dante no sólo fue traicionado por las “nomenklaturas” diversas de las tribus perredistas en Veracruz, oportuna y adecuadamente maiceadas por el gobierno de la fidelidad. A consecuencia de la alianza pactada, el puñal le fue clavado en la espalda por sus propios correligionarios, como fuera el caso del ex diputado local Alfredo Tress y sus seguidores, que nunca aceptarían la cercanía del Senador con Andrés Manuel López Obrador. Los resultados electorales de su fracasada estrategia son por todos conocidos.

Guardadas las proporciones del caso, hoy día el Dr. Javier Duarte de Ochoa sensiblemente rebasado por un inesperado escenario de violencia, vive en carne propia una situación casi similar en el empanizado gobierno de Veracruz.

La crudeza del mundo real superando a su reflejo virtual en el nintendo y en el twitter, lo está dejando entrever.

Los compromisos políticos, desorden administrativo y tropiezos financieros, por no llamarlos de otro modo, que heredara de su antecesor, padrino y mentor, no sólo le tienen atado de manos, sino que de hecho tiene que cargar con un gabinete legal y ampliado que, lejos de contribuir al buen gobierno respaldando al titular del ejecutivo, o bien no aportan nada positivo o en su defecto pareciera que le hacen blanco de un nada deseable fuego amigo, al que se suma la ineptitud de la bancada priísta del Congreso local, con Jorge Carvallo y Eduardo Andrade a la cabeza.

Copado por la camarilla fidelista, obligado a mantener compromisos asumidos en campaña, el gobernador no obtiene una clara y comprometida respuesta del equipo de trabajo que le acompaña en su gestión. Viéndose éste constantemente en la tesitura de tener que apechugar ya no sólo errores propios de su inexperiencia, sino los del lastre de pésimos funcionarios que lleva a cuestas.

Por si fuera poco, el verse obligado a transitar en el filo de la navaja, haciendo equilibrios entre el partido político que le postulara y la creciente dependencia financiera que le condiciona en su relación con el gobierno federal, le hace trastabillar peligrosamente, poniendo en riesgo su gestión en perjuicio de Veracruz.

En el arte de la política nada es circunstancial. Pifia tras pifia del gobierno duartista, pareciera ser orquestada intención de cobrar facturas políticas no pagadas en su oportunidad entre los propios correligionarios del PRI, así como perversas zancadillas con intención de hacerle quedar mal, esto por parte del gobierno federal cuyo titular se ha propuesto impedir que el tricolor regrese a Los Pinos.

El tempranero anuncio del Dr. Duarte de apoyar con todo al aún aspirante a la candidatura del PRI a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, tiene un costo a los ojos de Calderón Hinojosa, así como lo tiene a los ojos de los priístas veracruzanos cuya simpatía se inclina a favor de Manlio Fabio Beltrones. La inexperiencia en las lides de las ligas mayores de la política nacional llevó al gobernador a no respetar formas y tiempos, poniéndose de pechito frente a sus adversarios en circunstancias que, por ahora, no le son del todo favorables en un escenario complejo de incertidumbre social.

La percepción en el imaginario popular, que si cuenta en política, es de descalificación del régimen duartista. El gobernador no logra remontar la percepción que de él se tiene entre la opinión pública, considerándosele aún como impuesto por su antecesor. Ni se ven resultados de gestión que impacten en la ciudadanía ni su discurso es aceptado como creíble. Cada acreedor desairado por el secretario de finanzas es fuente de rumor y descalificación, en tanto que se multiplican las protestas por promesas no cumplidas.

El debate en torno a la eficiencia y eficacia de la administración pública veracruzana a cargo del Dr. Duarte, está en la calle, no en los medios informativos veracruzanos. Insisto: la crisis de credibilidad en el gobierno es compartida por una prensa local –en la que por cierto el gobernante a su vez no confía- que se desvive más por difundir la imagen personal de quien autoriza las facturas que por respaldar la acción de gobierno.

En este marco, sin deberla ni temerla Javier Duarte está a merced de los tiburones de la prensa nacional que, aporreándole sin piedad, contribuyen a la negativa percepción que de su gobierno crece en la población.

Así como Dante Delgado en su momento se negara a rectificar en su propósito aliancista, Javier Duarte se empecina en no querer ver que gobierna solo, de espaldas a la realidad. Víctima de su propia desesperación e impotencia, asumiendo que habla en nombre de todos los veracruzanos, sus exabruptos y ligerezas verbales se le revierten, en tanto que sus llamados a la unidad y cohesión se topan con lo infranqueable del muro que se ha tendido a su derredor.

El Dr. Duarte de Ochoa no puede seguir así, so pena de perder el equilibrio en su tránsito por el delgado filo de la navaja.

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J. Enrique Olivera Arce

Teniendo en perspectiva la elección presidencial del 2012, tras un conflictivo proceso electoral que aún no concluye en Veracruz, cabe a mi juicio hacer algunas apreciaciones en torno a la alianza de Convergencia, PRD y PT en la entidad. En primer término, reitero que tal coalición no fue derrotada al participar en condiciones asimétricas en una “elección de Estado”, como afirma Dante Delgado Rannauro. Se derrotó a sí misma, habiendo nacido electoralmente muerta. En su oportunidad lo señalamos observando que a Convergencia le convenía más ir solo que mal acompañado; el cargar con el lastre del PRD y su alianza con el PAN en otras entidades federativas, anunciaba por anticipado la derrota en la elección de gobernador.

Al día de hoy, tras los resultados en las urnas, Convergencia se ha negado a una autocrítica seria y opta por el camino fácil de la impugnación, colgándose de los reclamos del panismo veracruzano que podrían o no prosperar en el Tribunal Electoral de la Federación. Mientras su principal coaligado, el PRD azul, festina las migajas que alcanzaran con su traición, a la par que desnuda una vez más ante la opinión  pública su oportunismo y desverguenza, anunciando un día la expulsión de “los traidores” y, al siguiente, la reivindicación de éstos atendiendo a necesidades de “rentabilidad electoral”. El PT, quizá por su insignificante presencia en Veracruz, simplemente da por concluida su participación en la alianza pactada.

Con todo el respeto que me merecen los veracruzanos honestos que de buena fe militan en los partidos coaligados, debo decirles que se pasan de ingenuos si asumen que, con estos,  Veracruz tendrá una participación destacada de la izquierda en la búsqueda de la presidencia de la República en el 2012. Si con anterioridad al proceso electoral del presente año, afirmara que el PRD era un cadáver viviente, hoy hago extensiva tal apreciación respecto a lo que queda de Convergencia y el PT. En la inteligencia de que pequé de igual ingenuidad, estimando que Dante Delgado Rannauro podría tener oportunidad de hacer un papel más decoroso en una elección a todas luces polarizada entre el partido de Calderón Hinojosa y el del gobernador Herrera Beltrán. El candidato de mi preferencia no sólo fue derrotado, también contribuyó con su equívoca estrategia a la percepción generalizada del derrumbe de las fuerzas de “centro izquierda electoral” en Veracruz.

Tal percepción generalizada es hoy punto de partida para lo que viene. O la militancia recobra el control de sus respectivos institutos políticos en un esfuerzo por democratizarles e inyectarles nueva vida, o los abandonan en busca de nuevas expectativas de participación política. No hay de otra, con la salvedad de que la elección presidencial del 2012 está a la vuelta de la esquina.

En este escenario entra el movimiento lopezobradorista, que en la entidad deberá optar en seguir manteniéndose al margen de la Izquierda electoral, supuestamente representada por el PT y el PRD,  ó sumarse al rescate desde abajo de estos partidos políticos, trabajando por la unidad de la izquierda en torno a un candidato presidencial único. No hay otra opción de participación electoral del lopezobradorismo bajo las condiciones impuestas por la  legislación vigente, salvo entregar la plaza al enemigo, dejando las cosas como están, o entrando en una alianza “contra natura” con el PRD azul o con el PRIAN.

Convergencia perdió su oportunidad en la izquierda para el 2012. Sin identidad propia que le distinga en el espectro político, se corrió a la derecha entregándose al PAN como uno más de sus satélites. El lopezobradorismo le pasará factura. Al tiempo.

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J. Enrique Olivera Arce

En Veracruz, para la llamada “izquierda electoral” llegó la hora de la autocrítica y la racionalidad democrática. No puede pensarse en una desgastante lucha por el reconocimiento de las irregularidades que sustenten la impugnación parcial de la elección de gobernador, sin el reconocimiento de los propios errores que condujeran a la derrota en las urnas del candidato postulado por los tres partidos en coalición,  habida cuenta de que a sabiendas de las condiciones en que habría de participarse en un proceso electoral atípico, al que se ha dado en llamar “elección de Estado”, aceptaran hacerle el juego al PAN y al PRI. (Dante Delgado, exceso de confianza frente a una realidad adversa)

Nadie puede darse por engañado. Desde antes de iniciarse el proceso ya se sabía del pleito personal entre el gobernador y Miguel Ángel Yunes Linares y como este derivaría en una guerra sucia electoral sin cuartel. Las limitaciones ofrecidas por una legislación electoral federal y estatal inequitativa, un árbitro amañado, así como las condiciones asimétricas de disponibilidad legal y extralegal de recursos materiales, humanos y financieros, fueron aceptadas desde el momento mismo en que se decidiera contender.

El diseñar una estrategia de participación respetando tiempos y reglas del juego apegada a derecho, tras observarse que a lo largo del proceso los adversarios actuarían en contrario, es algo que deberá revisarse con mucha objetividad.

Igualmente es el caso de la alianza parcial entre tres partidos que prácticamente partían de cero. El supuesto de que se repetiría la experiencia del 2006, cuando desde la elección presidencial a la fecha de la firma del convenio de coalición, el PRD se encontraba prácticamente dividido, liquidado para la ciudadanía,  y sumido en su propio cochinero, en tanto que el PT y Convergencia apenas habían obtenido en la elección del 2009 el mínimo de votos para no perder el registro, fue una inconsecuencia estratégica y táctica que terminó en desastre.

En 80 días no se puede cosechar lo que no se sembró en cuatro años.

Esto obliga a pensarse en serio en la necesidad de poner los pies sobre la tierra, replantearse la reconstrucción de los tres institutos políticos desde abajo y sujetos a condiciones de racionalidad democrática, con vías a su participación como alianza de centro izquierda en la elección presidencial del 2012. Sin un proceso auténtico de autocrítica, corrección y trabajo intenso a todos los niveles, esto no será posible.

La simulación ideológica en esta ocasión fue factor de peso en la configuración de la derrota electoral de centro izquierda. Los tres partidos en alianza se han asumido como centristas, de izquierda, o socialdemócratas,  sin serlo. Identificados por la ciudadanía en Veracruz como enemigos irreconciliables del calderonismo, se aliaron en otras entidades con el PAN y con el colaboracionista Jesús Ortega y sus seguidores, exhibiéndose como oportunistas y acomodaticios. Los veracruzanos que en el 2006 votaran por la opción de izquierda que encabezara Andrés Manuel López Obrador, así los vieron y les dieron la espalda en las urnas. 500 mil votos “útiles” posiblemente ingresaron a la cuenta de los candidatos del PAN o del PRI. Que desperdicio.

El actual  e inconcluso proceso electoral demuestra con creces que las candidaturas competitivas no se inventan ni se imponen desde la cúpula, se construyen a lo largo del tiempo en la vida partidista y con la participación activa de la militancia. Sin vida de partido sustentada en la participación democrática, la artificialidad de una candidatura queda a expensas de la corrupción y las componendas, siendo por principio rechazada por los electores e incluso, por la misma militancia.

Los resultados obtenidos en el presente proceso electoral tienen mucho que enseñar al respecto en los tres partidos en alianza. La cúpula del PRD en Veracruz mostró su cara más sucia, despreció a su militancia y traicionó a sus aliados en la coalición. El PT no fue capaz de elegir a sus dirigentes estatales, debiendo recurrir a un comisionado de la dirigencia nacional, en tanto que Convergencia, durante el lapso de tiempo comprendido entre la elección del 2006 y la del presente año, careció de vida de partido, supeditándose a las decisiones cupulares del centro, por cierto muy cuestionables. Debería asimilarse la lección y actuar en consecuencia.

La unidad para el 2012

Con el mutuo destape para el 2012 de Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, se inicia una nueva etapa para los tres partidos políticos en cuestión. Divididos no ofrecen ser competitivos frente al PRI y el PAN, que irán con todo, los primeros en su afán de retornar a Los Pinos y, los segundos, a mantenerse a cualquier costo en la presidencia de la República. Siendo, por tanto, más que exigible la unidad de las fuerzas políticas de centro izquierda. De ahí la pregunta obligada: ¿podrá construirse de aquí al 2012 un proceso que desemboque en un frente amplio, unitario, en torno a uno de uno de los dos aspirantes destapados, ante el embate de la derecha? O esperaremos el triunfo de un indeseable bipartidismo en México.

En las condiciones actuales, tal frente único a mi juicio es imposible. La división es profunda y la vida democrática de partido inexistente. En tanto las bases no tomen el control, dominarán los intereses cupulares. Andrés Manuel lo dijo con todas sus letras, confía en las bases del perredismo, no en las dirigencias partidistas. Por su lado, Marcelo Ebrard, en su calidad de Jefe de Gobierno del D.F.,  requiere lo mismo de su acercamiento con Calderón Hinojosa que de “los chuchos” para construir su candidatura. Lograr la unidad para 2012 sin una solución a fondo de la crisis que viven los partidos de centro izquierda electoral, parece ser un reto insuperable.

Y mientras debería de esperarse una autocrítica seria, responsable para avanzar, la inconsecuencia de Convergencia se repite: el presidente nacional de este partido declara, en respuesta a López Obrador, que respetará los tiempos electorales. Vaya pérdida de tiempo y prevalencia de ingenuidad política. O los tres partidos se depuran, reconstruyen y se ponen en serio a trabajar desde ya en torno a un programa unitario, o se olvidan del futuro.

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El candidato de la coalición Veracruz para adelante (PRD, PT y Convergencia), Dante Delgado Rannauro, sin descartar acudir ante la Sala Superior del Tribunal Electoral de la Federación,  acudió al Consejo Distrital XI en Xalapa, para impugnar la elección estatal y buscar su anulación. “Estamos aquí para presentar el recurso de la impugnación para la nulidad de la elección”, señaló.

Dijo que las pruebas que presentó en 15 cajas son “fuertes, sólidas, contundentes”, por lo que la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado (TEPJE) podría marcar un precedente en términos electorales.

“Estamos seguros de que se va a marcar un precedente de que el abuso del poder, el ejercicio abusivo de la autoridad y el manejo discrecional de los recursos públicos, de los organismos electorales, de las casas encuestadoras, no puede ser impune en este país”, afirmó.

El candidato de Veracruz para Adelante señaló que la finalidad de interponer este recurso de impugnación, además de buscar la anulación de la elección, es “rescatar la imparcialidad y la objetividad del Instituto Electoral de Veracruz  y que se respete el estado de derecho”.

Dante Delgado se rapó a “coco” en presencia del presidente del Consejo Distrital, para expresar simbólicamente que de manera civilizada mantendrá en pie su lucha por la legalidad.

Por su parte, El equipo jurídico del candidato a la gubernatura de la alianza Viva Veracruz (PAN-Nueva Alianza), Miguel Ángel Yunes Linares, presentó recurso de impugnación ante el Consejo Distrital XXII con sede en Boca del Río.


Despierta Veracruz

El proceso electoral para elegir gobernador, que culminó el pasado domingo 4 de julio, pasará a la historia de  Veracruz y de México como un golpe artero a las aspiraciones democráticas de la sociedad, planeado, organizado y ejecutado desde el poder público.

Se trata, inequívocamente, de una elección de estado que hace inadmisible reconocer la presunta victoria de quien ya se proclama, ilegítimamente, vencedor.

Es innumerable la lista de violaciones flagrantes a la ley: escandaloso derroche de recursos públicos; delictuosa, indignante e inmoral manipulación de programas asistenciales para coaccionar a los electores víctimas de la pobreza; inaudita y desvergonzada protección del gobierno estatal y del organismo electoral al candidato del PRI; intervención abusiva e ilegal de funcionarios públicos en el proceso; inescrupulosa e inicua conducta del Consejo General del Instituto Electoral Veracruzano al actuar en contra de sus responsabilidades y de las obligaciones que la ley le señala, y con desempeño lacayuno ante toda orden proveniente del palacio de gobierno.

El sistema electoral que permite el secuestro de los tiempos oficiales en radio y televisión por parte de la partidocracia, para repartírselos entre sí e impedir la compra de tiempos en los medios electrónicos, ha pervertido las elecciones.

El que los medios electrónicos no puedan comercializar libremente tiempos en periodos de campaña, ha distorsionado los vínculos de comunicación con la sociedad. Antes de la regresiva reforma electoral de 2007, podían adquirirse spots libremente, como también era libre el acceso de los candidatos a programas y entrevistas.

Salvo honrosas excepciones, ahora son más caras las entrevistas en la radio de lo que se pagaba antes por los spots. Esta desproporción genera inequidad y es una, entre otras, de las innumerables consecuencias de la perversión de la ley.

De igual modo, las onerosas tarifas para la compra de espacio en los medios impresos, rompe cualquier equidad en la comunicación con la sociedad: si no pagas, no te publican, no apareces en los medios. No existes. Te sacan de la competencia, salvo a quienes tienen al alcance de sus manos las arcas abiertas del erario público y/o de los grupos de interés.

A esta perversión no escapan las encuestadoras que ofrecen resultados a modo para el mejor postor.

El atropello vino por igual de los poderes gobernantes: del federal y del estatal. He dicho y lo reitero: PRI y PAN son más de lo mismo: un mismo sistema, un mismo interés, un mismo apetito por el poder. En el pasado reciente, tuvieron en el Congreso componendas, acuerdos cupulares a espaldas de la sociedad, que lastimaron a todos los sectores y en especial a las clases más necesitadas de nuestro país. PRI y PAN fueron los que aprobaron los impuestos a las gasolinas, lo que trajo consigo el incremento de precios de la canasta básica; los mismos que modificaron el sistema de pensiones y jubilaciones en agravio de maestros y trabajadores; PRI y PAN crearon nuevos impuestos como el IETU; aprobaron los aumentos al IVA y al ISR; también subieron los impuestos a los depósitos en efectivo y a las telecomunicaciones.

Nunca antes se había visto una embestida tan brutal y demoledora, desde el poder, contra la economía de millones de familias mexicanas.

Los mismos que se ponen de acuerdo para aumentar los impuestos a emprendedores y ciudadanos, son los que dicen que van a rescatar la economía de su triste papel actual, que solamente genera desempleo e inseguridad.

Los mismos que han propiciado la muerte de más de 23 mil mexicanos, son los que hablan de garantizar la seguridad.

Los mismos que dicen que combaten el caciquismo económico, político y social, son los que pretenden llegar al poder con su apoyo.

Los mismos dirigentes políticos que luchan sólo por la alternancia, en los hechos niegan el fracaso de diez años de alternancia en el gobierno federal, década fallida que ha tenido como consecuencias el hundimiento de la economía  nacional y el incremento de la delincuencia organizada.

La disputa es del poder por el poder. Utilizan los programas sociales aprobados en el Congreso como armas mediatizadoras e instrumentos coptadores en materia electoral; se aprovechan en beneficio propio no sólo de la pobreza, sino de la pauperización en que tienen sumida a más de la mitad de la población.

La partidocracia se disputa el poder porque lo quieren sólo para servir a grupos de interés y poderes fácticos y para que continúe la simulación democrática de México.

El abuso, el atropello a la legalidad, el derroche dispendioso de recursos públicos, la manipulación de programas sociales para coaccionar a los sectores más vulnerables, se dio por igual en el PRI y en el PAN, en perjuicio grave de una sociedad no politizada que, atraída por un alivio efímero a sus enormes necesidades, no alcanza a distinguir lo que es el auténtico cambio de rumbo de la simple alternancia del poder, en beneficio de un grupo de privilegiados.

El pueblo la pasa mal, pero quienes se disputan el poder la pasan muy bien. Esta es la triste realidad que quieren prolongar el PRI y el PAN

Esta vergonzosa lucha por el poder conlleva un peligroso riesgo, hasta hoy aparentemente inadvertido: el de dejarle al pueblo, hastiado de tanta perversión, la insurgencia social como único camino para el cambio anhelado.

Precisamente por todo ello impugnamos la elección y seguimos en pie de lucha: a fin de que se rescate el estado de derecho, previsto y concebido por el Constituyente para garantizar una democracia plena, participativa y funcional.

Seguimos en pie de lucha para  rescatar la dignidad y el bienestar de los veracruzanos.

¡Ya basta de un México pervertido!

¡Ya basta de negarle a la sociedad el derecho a la información!

¡Ya basta de un Veracruz de mentiras!

¡Despierta, Veracruz, despierta!

Xalapa, Ver., 8 de julio de 2010.

Dante Delgado

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Como en el futbol, esto no se acaba hasta que se acaba. Javier Duarte de Ochoa es virtual triunfador en la elección para gobernador, de acuerdo a las cifras preliminares difundidas por el PREP. Hasta este momento esto es real, nos guste o no nos guste, aunque no por ello diluye el clima de incertidumbre que prevalece después de la elección del domingo. Falta lo que sigue: hoy miércoles inicia el cómputo oficial y el próximo domingo se conocerá quien, a juicio del IEV será ungido como gobernador electo.

Aún hay más. Todo indica que la contienda se irá a tiempos extra. Pues si bien para el candidato del PRI su triunfo es inobjetable, no lo es así para sus adversarios, que ya velan armas para aventurarse en un proceso de impugnación de la elección de gobernador. Beatriz Paredes Rangel confirma esto último, curándose en salud al enviar a Veracruz a un equipo de distinguidos y duchos abogados que defenderán con todo el triunfo de Javier Duarte.

Y eso no es todo. En círculos cercanos a Miguel Ángel Yunes Linares y Dante Delgado Rannauro, se habla de que existen suficientes elementos probatorios para que el TRIFE de entrada a la impugnación parcial y, posteriormente, dictar sentencia  anulando la elección de gobernador y restituir el proceso. Aventurado en este momento, pero así están las cosas en los cuarteles del PAN-Panal y de la coalición Convergencia, PRD, PT, pese a que muchos priístas, viendo pasar la procesión no se hincan, afirmando que Duarte de Ochoa ganará con más de 300 mil votos a su favor, por lo que no habrá lugar a la «judialización» de la elección. Afirmación que comparte extrañamente el candidato priísta, (habla de 400 mil votos) pues por más que se estire el mecate, no podrán modificar la tendencia registrada en el PREP, salvo cuestionando la validez de éste instrumento y, con ello, al propio Instituto Electoral de Veracruz, ya de por sí severamente cuestionado.

Así que estimado lector, quedan aún algunos días para el rumor y la especulación. Mantenga la calma y esperemos los números duros que arrojará el cómputo final. Si es que este es el definitivo, pues si se llegara a dar la impugnación parcial y esta fuera aceptada por el TRIFE,  la cosa va para rato.

Así que si habremos de esperar sentados, rumorando y especulando sobre el destino final de la elección,  vale la pena poner sobre el tapete los siguientes supuestos:

El IEV expide constancia de mayoría a Javier Duarte de Ochoa. ¿Miguel Ángel Yunes Linares le levantará la mano declarándose perdedor y se va a su casa como si nada?

Caso contrario. El IEV reconoce el triunfo del candidato panista. ¿Fidel Herrera Beltrán felicitará a Calderón Hinojosa por su triunfo?

No hay triunfo para nadie. La elección se “judicializa”; Yunes Linares y Dante Delgado o, en su caso, Javier Duarte, llevan adelante la impugnación parcial ante tribunales y estos dictan la última palabra.

El TRIFE la da el triunfo a Duarte de Ochoa y todos contentos nos dedicamos a lo que deberíamos estar haciendo, trabajar por Veracruz y no seguir perdiendo miserablemente el tiempo en mascaradas electorales.

El TRIFE anula parcialmente la elección, dictando sentencia a favor de la reposición del proceso de elección de gobernador. Se convoca a nuevas elecciones y los partidos políticos postulan como candidatos a Javier Duarte de Ochoa, Miguel Ángel Yunes Linares, y Dante Delgado Rannauro. ¿Volverá a “triunfar” el PRI y sus satélites? ¿Yunes y Dante se irían solos nuevamente?  O lo que toda lógica política indica, Dante declinaría a favor de Yunes, y que Dios agarre confesados a los priístas.

Como se ve, estimado lector, hay aún mucha tela de donde cortar para no aburrirse en el café.

Hasta aquí mi modesto aporte al rumor y la especulación. Lo objetivo, inobjetable, y difícil de tapar con un dedo, con todo y lo que diga o deje de decir la prensa oficialista, es que a partir de las cifras dadas a conocer por el PREP, el gran perdedor de la contienda electoral del 2010, no es Veracruz, como se diría recurriendo a lugares comunes. Es ni más ni menos que el Maestro Fidel Herrera Beltrán.

No hay otro ni podría estar a discusión su derrota; a lo largo de cinco años habló y habló con falso triunfalismo, asegurando que tenía el control de todo, que contaba con la aceptación y simpatía del más de 90 % de los veracruzanos, que tenía en un puño al “pinche poder”, y que el delfín obtendría una victoria de dos a uno sobre Miguel Ángel Yunes, su enemigo personal. Su soberbia y lengua larga lo perdió. La elección del domingo, a manera de plebiscito, le desmintió rotundamente. Cerca de millón y medio de ciudadanos en las urnas le dijeron lo contrario; más de cuarenta por ciento de electores potenciales se abstuvo de respaldarle votando; perdió 10 diputaciones, y sólo alcanzó el voto favorable a sus candidatos a las alcaldías en 84 municipios.

Y por si fuera poco, sus mismos correligionarios expresan a “soto voce”, que se hubiera arrasado si el gobernador no hubiera metido tan groseramente las manos en el proceso electoral.

Inobjetable, diría yo. Los datos duros no mienten. No como “el triunfo” aún virtual de Javier Duarte de Ochoa.

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Matar de hambre a los trabajadores, solución a la crisis

Represión a trabajadores en España

Madrid quedó ayer semiparalizada por la huelga de trabajadores del metro, que afectó a dos millones de personas. En el País Vasco, cientos de empleados se unieron a la protesta; en la imagen, una mujer es reprimida por la policía durante enfrentamientos en Bilbao. En Grecia, más de 15 mil personas se manifestaron en Atenas contra la reforma en las pensiones promovida por el gobierno para sanear las finanzas. Varios servicios públicos, incluidos bancos, suspendieron operaciones. Por otro lado, la incertidumbre económica provocó que los principales mercados bursátiles del mundo cayeran bruscamente. En México, la BMV retrocedió 3.36 por ciento y el peso perdió 15 centavos en su paridad con el dólar. La Jornada

¿Quieres esto para México? Vota por el PAN o por el PRI

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A la mayoría de los votantes potenciales que habrán de manifestar sus preferencias en las urnas, le tiene sin cuidado, sus preocupaciones son otras, más identificadas con su vida cotidiana que con el futuro de Veracruz, pero por lo que toca a los círculos políticos, que hacen girar su existencia en torno a los avatares del poder, conforme se acerca el cuatro de julio el rumor y la especulación se privilegia por sobre el análisis sereno y razonado. El tema de la próxima elección y sus posibles resultados, es el centro en tertulias de café y corrillos palaciegos.

Lo mismo se especula sobre una posible anulación del proceso electoral que de una judicialización post electoral que eche abajo el resultado de la elección. Sin faltar, claro está, las apuestas en torno al triunfo inobjetable de uno u otro candidato a la gubernatura, que haga caer por su propio peso a todo intento de impugnación y, por tanto,  que haga nugatoria una presunta intervención de los tribunales en la materia.

Llamando la atención el que, por anticipado, ya se hable de si Miguel Ángel Yunes cumplirá su amenaza de cobrar a Javier Duarte de Ochoa la nada despreciable suma de mil millones de pesos, o si éste último decretará el exilio para el primero y sus más cercanos colaboradores. O bien, si Dante Delgado Rannauro, capitalizando a su favor la ríspida polarización, se hace de la gubernatura y llama a sus oponentes a zanjar diferencias y sumarse a su ambicioso proyecto de nuevo rumbo para la entidad.

Más allá de la especulación, lo cierto es que el cuatro de julio se inicia una nueva etapa en la historia de Veracruz y, en este marco, habrá un compás de espera entre la elección y la toma de posesión del sucesor del Maestro Fidel Herrera Beltrán, tan o más ríspido que el propio proceso electoral por concluir, independientemente de quien triunfe en las urnas o en el tribunal electoral.

De ser Javier Duarte de Ochoa el beneficiado, su mayor obstáculo para legitimar su triunfo y asumirse plenamente como gobernador electo  será su propio padrino y mecenas. Herrera Beltrán se declarará triunfador de la elección y así habrá de cacarearlo en todos los ámbitos desde el cinco de julio hasta el último día de noviembre, y más allá,  restándole méritos a su propia creación.

Caso de que contrariamente al oráculo oficial, Miguel Ángel Yunes Linares ganara la elección, la pugna personal e irreconciliable de éste y el gobernador, tomaría caminos inéditos nada deseables para la vida política y social de Veracruz. Fidel Herrera Beltrán se encargaría no sólo de buscar revertir el triunfo de su oponente en tribunales, sino que, en guerra abierta, le haría la vida imposible al gobernador electo. No existe ningún elemento para considerar que esto no sea así.

El que mejor la libraría a lo largo del compás de espera, caso de inclinarse a su favor el peso del sufragio ciudadano, sería Dante Delgado Rannauro, quien ajeno al pleito personal que Fidel Herrera Beltrán extrapolara a la arena electoral, tendría mayores posibilidades de negociar un pacto de no agresión tanto con el mandatario como con Miguel Ángel Yunes Linares, que le permitiera asumir el mandato si no tersamente, cuando menos con menores posibilidades de ríspido conflicto.

Lo curioso es que, en los tres escenarios, el eje del esperado pero nada deseable conflicto post electoral, es el Maestro Fidel Herrera Beltrán y su enfermizo y protagónico apego al poder.

Ante la sola posibilidad de banquear cuando menos un año, caso de no ser llamado a desempeñarse en un cargo en la cúpula partidista o ver frustrada su aspiración a un nuevo desempeño en el Senado, que le permitiera colocarse entre las diversas opciones del PRI en la búsqueda de la presidencia de la República en el 2012, por todos los medios a su alcance buscará prolongar meta constitucionalmente el poder que le confiaran los veracruzanos, así sea pasando por sobre quien sea gobernador electo, primero, y posteriormente titular del Poder Ejecutivo.

Lo lastimoso de cómo se conforme el escenario post electoral que se avizora, es que quien llevará la peor parte es el joven y novel Javier Duarte de Ochoa, lo mismo como candidato derrotado que como gobernador electo de triunfar en las urnas. En el primer caso, desaparecería sin pena ni gloria de la vida política de Veracruz, cargando a cuestas con el mote de “delfín fallido”, en tanto que, como gobernador electo, sería títere a la sombra del Maestro Fidel Herrera Beltrán, sin más aspiraciones que dejar de ser muñeco de ventrílocuo esperando su oportunidad de dejar de ser tal una vez con la fuerza del poder en sus manos. Ya como gobernador, seguiría por un largo trecho cargando sobre sus espaldas el peso de la inoportuna e indeseable presencia de Herrera Beltrán en todos sus actos de gobierno, hasta no liberarse.

Por cuanto a sus oponentes, a estos la vida les sonríe. Caso de fracasar en su intento, Yunes Linares se incorporaría a un nuevo cargo en el gobierno federal, en tanto que Dante Delgado regresaría al Senado como si nada hubiera pasado.

Veracruz seguiría su marcha, esta vez para afrontar un nuevo proceso electoral en el 2012, buscando hacer pesar su condición de tercer reservorio de votos en el espectro político electoral de la Nación.

Por cuanto a la ciudadanía, ésta ni pierde ni gana. Tendrá el gobierno que se merece.

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