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Tag Archives: Defensa del petróleo

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Es preciso revertir una peligrosa tendencia que se sintetiza en una consigna rayana en el suicidio: “al enemigo no se lo estudia sino que se lo combate.” Atilio A. Boron

Los tragos decembrinos no son buenos consejeros cuando de satisfacer el ego y alimentar el morbo de lo más atrasado de los lectores se trata. Sólo así se explica el que un renombrado periodista veracruzano afirmara sin más que “cualquier pendejo es presidente”, haciendo referencia a la elección y presuntas reformas estructurales del Sr. Peña Nieto.

Ligereza e irresponsabilidad cuando cualquier papanatas se asume periodista, porque si de algo carece el presidente de México es del atributo que el culto tundeteclas le atribuye.

Una cosa es estar en desacuerdo con su entreguista estrategia y desempeño neoliberal y otra, muy distinta, el considerar que esté actuando por ignorancia y  sin conocimiento de causa en asuntos de la mayor trascendencia para el presente y futuro de México.

Atribuirle debilidad mental  al presidente es ignorancia supina de quien cuelga la etiqueta; el Sr. Peña desde su toma de posesión hizo suyos los tiempos, jugó en abierto sus cartas, incorporó al PAN y a la izquierda electoral al llamado pacto por México, haciéndoles partícipes de la traición a México; propició una amplia difusión de sus pretensiones privatizadoras, dando lugar de facto a un amplio debate público al que no faltó lo más lúcido de la academia,  sin ceder en lo más mínimo en su propósito imponiéndose a la crítica y a la protesta popular.

Por la vía del fast track, contando con la complicidad de senadores y diputados, salió avante con sus presuntas reformas estructurales. Aprobadas estas por el Congreso de la Unión y ya promulgadas, nos guste o no, son de observancia general.

Los resultados son los que cuentan y, aunque a mi juicio pírrico e ilegitimo, no se le puede escatimar al Sr. Peña un triunfo fruto de alguien que sabe como mover el abanico en un sistema político decadente y antidemocrático que responde a intereses ajenos a los más caros de la Nación.

De paso, alineó a la mayoría de los gobernadores en su propósito de restauración del viejo régimen presidencialista, recuperando para el centro el control de las entidades federativas en manos de cuasi virreyes.

Y por si fuera poco, eliminó al PRD como expresión opositora en el Congreso de la Unión jugándole el dedo en la boca; poniéndole la zanahoria por delante, en éste se apoyó para dar paso a un nefasto bipartidismo de ultraderecha que está llegando para quedarse.

Y aún hay más.

Así las cosas, el Sr. Peña no es ningún “pendejo”. Que no nos guste el modo es otra cosa. Que el pueblo de México perdido en la indiferencia y en el “buen fin” previo al canto de los villancicos navideños, haya optado por dejar hacer, dejar pasar, descansando en lo que bien a bien pudiera hacer el oportunista y acomodaticio PRD en contra de la aprobación de las reformas, es diferente.

Como otra cosa también es el hecho de que las clases medias empobrecidas y sin conciencia plena de su situación y expectativas económicas y sociales, en su momento le dieran la espalda a López Obrador y su movimiento en contra de la privatización de la industria petrolera nacional.

Hoy, a toro pasado, se reacciona mal y  tardíamente. Frente al autoritarismo de una nueva manifestación del presidencialismo centralista, ante hechos consumados gritos y sombrerazos y,  peor aún, expresiones soeces fruto de incomprensión e impotencia cuando lo que cabe es la reflexión y autocrítica constructiva por aquello que como mexicanos no hemos sabido o no hemos querido defender.

Ofender al hombre sin referencia al sistema que contextualiza el ejercicio del poder, o es ignorancia o pedestre mala fe. Ubicar los propósitos privatizadores como debilidad mental de un presidente y no como objetivos sistémicos neoliberales de ajuste global, es ignorar la realidad del mundo y el papel que a México históricamente le asignan poderosos intereses de nuestro vecino del norte.

El ofendido es presidente de la República, el que ofende es cuenta cuentos pueblerino, he ahí la pequeña diferencia.

Paradójico, quien acusa al gobernador de Veracruz de restringir la libertad de expresión, cae en el más corriente libertinaje en el ejercicio de la libertad que dice vulnerada. Ayuno de ideas arremete contra molinos de viento, haciendo de la crítica vulgar parodia de un aldeano tundeteclas que así mismo se cuelga del pescuezo la etiqueta: “Cualquier pendejo es periodista”.- Cd. Caucel, Yucatán, diciembre 30 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A la cargada. Todos a una, recomienda la agachona y acrítica disciplina partidista de un viejo PRI que nunca se fue. “Lo que usted mande señor”, respuesta unánime del priísmo al llamado de Cesar Camacho Quiroz de salir a la calle a defender la iniciativa de reforma energética del presidente Peña. 

Exacerbado por los pírricos y democráticamente ilegítimos resultados de los dos últimos años, el PRI de hoy y de siempre, asume engallado desde ya  la defensa de una iniciativa cuyo contenido, fuera de la cúpula gobernante, nadie conoce.

A defender en la calle lo indefendible. Lo que la gente percibe es el propósito modernizador del PRIAN que lleva implícita la entrega de la industria petrolera y eléctrica a un capital privado voraz, doméstico y extranjero, sobre todo este último, cuyo único objetivo es quedarse con la mayor parte del pastel incluida la cereza.  ¿Podrá el dinosaurio convencer de lo contrario?

El interés nacional no cuenta, la mayoría del pueblo de México así lo percibe y resiste.

¿Acaso el PRI va a defender lo contrario?

¿Va a oponerse a los propósitos privatizadores que vulneran soberanía e independencia nacionales?

Si más allá del descaro y cinismo a ultranza, se tuviera la sana intención de respaldar un proceso de modernización empresarial, tecnológica y financieramente viable que fortaleciendo a la industria petrolera nacional redundara en beneficio de los mexicanos todos, el PRI ya hubiera sacrificado a Carlos Romero Deschamps, antes de pensar en entregar el patrimonio de todos al capital extranjero.

Y aún así, si este fuera el caso ¿Con qué autoridad moral y política un partido político contaminado hasta el tuétano de corrupción e impunidad, va a defender  la entrega del patrimonio nacional a particulares? ¿No acaso siempre se ha echo de la vista gorda ante el impune e infame saqueo de que es objeto PEMEX?  

Lo que pretende la dirigencia nacional del PRI es defender en la calle una iniciativa presidencial que bien pudiera ser cualquier otra. Lo que cuenta sin mayor análisis y compromiso con el país  es respaldar lo que el señor desde Los Pinos disponga.

La iniciativa del Sr. peña no contempla la privatización del petróleo y la electricidad; ni un tornillo de PEMEX se venderá. Es el argumento a defender en la calle. Tardía defensa, en la calle se piensa lo contrario. La soberanía nacional es primero.

Partiendo de la premisa de que lo que se acuerda en el pacto por México, es expresión del sentir mayoritario de las fuerzas políticas y no decisión cupular inconsulta, el priísmo considera tener todas las de ganar en la calle, tapándole el ojo al macho en un acto más de simulación para vía Congreso de la Unión y Legislaturas locales, cumplirle al presidente.

¿Defensa en la calle para legitimar una iniciativa que de entrada es rechazada?  ¿Desde cuando en este país las grandes decisiones se toman escuchando a la gente?

No es lo mismo ganar o arrebatar elecciones que callar a una opinión pública que de antemano descalifica al PRIAN y sus pretensiones “modernizadoras”. Una cosa es contar con una representación espuria en el Legislativo y otra, muy distinta, convencer al ciudadano medianamente informado de que la voluntad popular no está secuestrada por una partidocracia rampante en la que el PRI lleva la mano.  

“Lo que usted mande señor”. A la cargada, cartucheras al cañón quepan o no quepan, y en ese entorno ignominioso, el próspero gobernador de Veracruz, siempre a la caza de oportunidades que le permitan elevar mediáticamente su pequeñez, a la vanguardia siempre, se anota como el primero de los virreyes pueblerinos, expresando su total y absoluto respaldo a una iniciativa presidencial que no conoce. “La reforma energética del Sr. Presidente traerá empleos y desarrollo”, afirmó en el seno de la Comisión para el Desarrollo Integral de la Región Sur-Sureste de la Conferencia Nacional de Gobernadores instalada en Villahermosa, Tabasco. 

Y, de paso, celebra la desincorporación y enajenación de los activos del Complejo petroquímico “Pajaritos”, argumentando “…que la enajenación de activos del Complejo «Pajaritos» por parte de Pemex a Mexichem, con la consecuente reactivación de la planta será una acción benéfica para la región sur de Veracruz, donde se están generando muchas fuentes de empleos”. 

Defensa mediática de la iniciativa peñista con vías a convencer en una calle que no le pertenece. Javier Duarte de Ochoa, primer priísta en la entidad, habla por sí y por su partido, olvidando que gobierna para todos. La mayoría de los veracruzanos en el trabajo, en el hogar, en la escuela, saben y lo saben bien, que desmantelar a PEMEX y entregar la renta petrolera al capital privado, sólo acarreará desempleo y precariedad, así como incertidumbre en las finanzas públicas nacionales. La privatización de Telmex y la entrega de la banca al capital trasnacional, no se olvidan.  

La calle ya tiene voz propia. No está representada en el pacto cupular y mucho menos confía en lo que ahí se cocina. Vano intento del priísmo, para la gente PEMEX no se vende, se defiende.

Hojas que se lleva el viento

Debate sobre la legalización de la marihuana, distractor morboso y a modo para desviar la atención. Cortina de humo que pretende evitar que la opinión pública se concentre en lo verdaderamente trascendente para la Nación.

-ooo-

Cambios en el gabinete del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, irrelevantes. Más de lo mismo con los mismos. A casi tres años de distancia el gobernante no ha logrado construir un equipo propio que le auxilie en el constante darle vueltas a la noria.- Cd. Caucel, Yuc., agosto 7 de 2013.

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Apunte para revista Análisis Político

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

A un día de cumplirse ya un mes en el estira y afloja de la fallidas elecciones simultáneas de dirigentes nacionales, estatales, municipales y consejeros del PRD, celebradas el 16 de marzo, es de considerarse ya como un hecho irreversible la fractura del partido del sol azteca. Ninguna de las dos fuerzas mayoritarias que polarizaran la contienda interna, han dado su brazo a torcer. Y lo que parecía algo lejano pero siempre posible, como el que los partidarios de “los chuchos” rompieran con López Obrador, ya es un hecho de facto consumado, como es del dominio público.

Para reputados analistas, la fractura constituye la antesala de la muerte del partido. No importando quienes sean los ganadores de la pugna electoral interna, el proyecto partidario más importante de la izquierda mexicana está liquidado precisamente cuando México atraviesa por uno de sus momentos más definitorios de modelo y rumbo del país a que aspiramos. No así para la militancia que, como ya lo señaláramos en su oportunidad, en su gran mayoría tiene una visión diferente. Frente al vaso medio vacío, hombres y mujeres, honestos y ajenos a la arrebatinga por el poder y los privilegios que para la estructura formal acarrea el manejo de las prerrogativas que la sociedad asigna al partido, ven en la actual crisis un vaso medio lleno cuyo contenido hay que limpiar y fortalecer.

Un destacado militante perredista veracruzano comentaba: “A lo largo de 19 años, el partido ha generado frutos sanos y frutos podridos. La actual crisis nos da la oportunidad de sacudir el árbol, dejando que caiga la fruta que no sirve a la izquierda”. Y parece que tal proceso se está dando en los hechos, frente a la actitud que unos y otros, dirigentes y militancia, asumen frente a los intentos privatizadores de la derecha. Aceptable o no por amplios sectores de la sociedad, la estrategia trazada por el Comité Nacional de Defensa del Petróleo, de oposición pacífica pero firme a la entrega a la iniciativa privada -en especial a empresas extranjeras-, del dominio exclusivo del Estado mexicano sobre los recursos energéticos de la Nación, resulta catalizador a modo al interior del PRD para su reconstrucción y permanencia. La sacudida del árbol define quien es quien y quien sirve a la izquierda y quien no.

Sacudida que se hace extensiva -y por ello relevante para la izquierda institucional mexicana- a los otros institutos políticos que con el PRD conforman el Frente Amplio Progresista. La depuración de facto a su interior, precede a la legal. El tema de la reforma energética y más específicamente en torno a las iniciativas calderonistas llamadas a fortalecer a PEMEX, por sí sólo está orillando a la definición ideológica y política, tanto de quienes están a favor, como de quienes están en contra de ceder el control de la Paraestatal al capital privado, bajo el pretexto de fortalecerla.

No importa si con la sacudida del árbol se pierde en número, en tanto esta sea propicia para elevar cualitativamente los niveles de cultura política, civilidad, participación democrática, unidad, disciplina partidaria y toma de conciencia de la militancia del PRD, Convergencia y Partido del Trabajo frente a los problemas torales de la Nación, como parecen indicar hechos aún no suficientemente claros y explicitados pero sí implícitos en el movimiento nacional en defensa del petróleo.

De cómo se de salida a la actual crisis y de cómo actúe el PRD frente a la sociedad, consideramos será la pauta para que en su momento, no ahora, sea la propia militancia la que determine la supervivencia de su partido o le toque ser la sepulturera, y no elementos externos que ya anuncian las exequias.

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