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Tag Archives: Desarrollo social

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

«Haiga sido como haiga sido», de motu propio o por “recomendación” externa, el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa en el conflicto de intereses entre prensa y gobierno, para la opinión pública capituló, dando por su lado a los medios de comunicación sobre la actuación tanto de su Procurador de justicia como de su vocera y Coordinadora de Comunicación Social.

Pese a que los texto servidores oficialistas de siempre afirman que el gobernante con el “manotazo”  aplicando los tan necesarios como urgentes cambios en el primer círculo del gabinete, así como advirtiendo que “… son tiempos de entrega , no de  mezquindades, y que en este gobierno no hay espacio para la división, que no caben los personalismos e intereses ajenos a los de los veracruzanos, ni proyectos personales y tampoco ineficiencias en los resultados”, el gobernador sale fortalecido de la crisis que derramara el vaso en materia de seguridad, lo que a mi juicio se percibe es todo lo contrario.

En lo que va del sexenio del Sr. Dr. Duarte de Ochoa, con la misma cantaleta se han celebrado los cambios, enroques y “manotazos”, sin que nada cambiara en la conducción de la administración pública veracruzana. Todo lo contrario, las cosas han transitado de malo a peor. En esta ocasión, no hay elementos que permitan estimar que sea diferente.

El gobernador acusa  los índices más  bajos de aceptación en amplios sectores de la población y lo menos que se dice y no precisamente en voz baja,  es que sus empleados a más de ineficientes, únicamente cumplen con lo que de arriba se les ordena, dando pésimos resultados en el desempeño de su gestión.

De ahí que no es de extrañarse que para la opinión pública todo cambio o ajuste en el gabinete duartista es para seguir igual, o peor. Una  nueva dosis de gatopardismo de un gobierno fallido que considera a los veracruzanos como menores de edad.

Lo que de entrada se confirma es que con el cambio de estafetas lo mismo en la Procuraduría que en Desarrollo Social que en Comunicación Social, la iglesia sigue en manos de Lutero; corrupción e ineficacia seguirá siendo la constante  en el pequeño mundo de Don Javier. ¿O acaso se cuenta con elementos de juicio que aseguren lo contrario?

En tanto no se dé un cambio a profundidad en las estrategias fallidas de gobierno y este se ponga al servicio de las mayorías con honestidad, transparencia, eficiencia y eficacia, hombres y mujeres lo mismo surgidas del fidelismo que de reducido círculo de amigos de Don. Javier Duarte, por muy talentosos que estos sean son irrelevantes si de mejorar se trata. Estos y estas seguirán la misma tónica de mezquindad, atención a intereses  personales o de grupo a los que se refiere el gobernador  con su presunto “manotazo”. Para unos estas conductas son resultado de la condición humana, para mi gusto es fruto indeseable de un caldo social de cultivo en el que la descomposición política y la ausencia de participación democrática y responsable de una endeble ciudadanía, auspician y hacen permisible el fenómeno.

En artículo anterior consideraba que es de suma gravedad el que con la débil respuesta del gobernador al conflicto de intereses entre gobierno y medios de comunicación, lo que es de esperarse es no otra cosa que el reacomodo con fines electorales de las escasas piezas con las que cuenta el gobernante,  para así asegurar que su sucesor le cubra las espaldas. Priorizándose en la agenda del Sr. Dr. Duarte el tema de la sucesión por sobre la atención a los graves problemas económicos y sociales que aquejan a la entidad. Y ni que decir de la problemática financiera que tiene postrada de rodillas a la administración pública veracruzana.

Cambiar para seguir igual, o peor, por donde se le quiera ver. Salvo la mejor opinión de aquellos empresarios de medios de comunicación que, dándose por satisfechos con “el manotazo”, hoy ven en el  cuestionado ex alcalde tuxpeño, ex titular de desarrollo social y hoy flamante Coordinador de Comunicación Social al enderezador de entuertos, que les brinde la oportunidad tanto de resarcirse de sus pérdidas como de reconciliarse con las políticas públicas emanadas del régimen duartista.

Para las mayorías ofendidas, no queda más que apechugar o construirse como ciudadanía responsable,  para intentar paliar la tormenta de  fracaso anunciado de una administración pública que, en candoroso gatopardismo, ni les ve ni escucha.-

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A mi amiga Yasi Konan,  joven víctima de la barbarie en Costa de Marfil

 Se inició en la Huasteca veracruzana el hecho insólito de combatir pobreza y desigualdad con pobreza conceptual, moral, espiritual y material de un gobierno intelectualmente deshonesto, promotor de un programa sin programa y sin mayor propósito que marchar hacia “adelante” para seguir igual. Javier Duarte de Ochoa, cual moderno Hernán Cortes, se hizo presente en el municipio de Zontecomatlán para compartir  espejos y abalorios con sus habitantes.

No es crítica al gobernador de Veracruz. El joven Duarte de Ochoa, enfrentado a su circunstancia y rodeado de mediocridad, hace lo que puede, pretendiendo combatir molinos de viento sin un duro en el bolsillo,  en un país sin rumbo inserto en un mundo sin pies ni cabeza, en el que la pobreza y desigualdad son la constante, no la excepción.

A Javier Duarte de Ochoa le ha tocado gobernar contra la corriente más general. El reclamo e indignación popular están de regreso en todo el orbe. El modelo económico neoliberal se agotó y, con ello, las recetas para acceder y mantener a la llamada “sociedad del bienestar”.

De ahí que lo que debería estar a discusión y no motivo de ruido mediático, aplauso fácil y lisonjas cortesanas, es la factibilidad de ir al combate con una endeble política pública de desarrollo social sin crecimiento económico, que conceptualmente  pretende todo, menos mayor equidad en la distribución de la riqueza como podría esperarse en un Veracruz próspero.

A mi juicio es arar en el desierto, pretendiéndose sembrar bienestar social donde precisamente la vida material de las comunidades más pobres de la entidad, pobladas en su mayoría por indígenas, está marcada históricamente por el atraso económico, fruto de la explotación, expoliación, expropiación de trabajo y capital neto acumulado, así como exclusión y discriminación de nuestros pueblos originarios.

Pisos de cemento más, pisos de cemento menos, un brochazo por aquí, otro por allá, no hacen la diferencia cuando se trae sobre la espalda el pesado fardo  de 490 años de sometimiento y  marginación.

Mejoría social sin crecimiento económico compartido es entelequia. Trocar asistencialismo por “participación responsable” sin el sustrato productivo que le sustente, a más de demagógico resulta grosero cuando a los pueblos indígenas se les niega en los hechos autonomía y autogestión, en el marco de su particular concepción identitaria, integral e integradora, de la vida en común y en estrecha relación con la naturaleza. Ofreciéndoles a cambio seguro popular y conectividad de banda ancha al internet por su participación en el combate gubernamental a su endémica pobreza.

Sobre esto último cabría destacar que hasta donde se sabe, el programa “Adelante” contempla alcanzar objetivos y metas de manera individualizada para que ello se refleje en las estadísticas, de ahí la ya desatada arrebatinga por los padrones de beneficiarios. Habría que preguntar a las comunidades indígenas si están a favor del yo individuo beneficiado o del nosotros comunidad en desarrollo. Cuestión de enfoques que incide en los resultados por alcanzar.

Ofensa a la inteligencia no del gobernador al pueblo que gobierna, sino de un modelo capitalista de desarrollo diseñado para reproducir las mismas condiciones económicas, sociales y culturales, impuestas históricamente a las clases subordinadas.

¿Cambiar para seguir igual, o peor? Esto es lo que debería ser objeto de preocupación colectiva, tema de debate que se soslaya en aras de comodinos intereses espureos y electoreros. Ignorar la historia hace de Javier Duarte de Ochoa una víctima más del sistema y no, parafraseando a Franz Fanon,  moderno adalid de “los condenados de la tierra”.

Seguir insistiendo sobre “Adelante” es necedad, a más de “políticamente incorrecto”. Hasta aquí llego tocando un tema incómodo, esperando que los pueblos originarios oprimidos y expoliados y no el tiempo, hagan escuchar su palabra.

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