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Tag Archives: Desarrollo sustentable

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard,  puso el dedo en la llaga al participar en la COP-16 que tiene lugar en Cancún, al afirmar que los participantes están perdiendo el tiempo, en tanto que el jefe de la delegación de Bolivia señalara que el  aceptar el documento de acuerdos que se discute en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, «sería hacernos responsables de una situación que el presidente Evo Morales califica como genocidio y ecocidio».

El neoliberalismo a ultranza y la crisis mundial, no dan para más.

En tanto los gobiernos representen a los principales actores económicos de sus respectivos países y no a los intereses de sus pueblos y de la humanidad en su conjunto, todo lo que ahí se discute gira en torno al dinero, rentabilidad, tasas de retorno, contracción de la tasa media de de ganancia, así como de la pertinencia de mantener la actual e injusta estructura de un sistema económico en decadencia e incapaz de dar respuesta a una crisis multidimensional global que se profundiza, la imperiosa necesidad de contribuir a la prevención de los efectos de un cambio climático que tiene ya carácter irreversible, así como el futuro que heredaremos a las nuevas generaciones de la humanidad, cobra carácter secundario y hasta  irrelevante.

En tanto el tiempo avanza y las respuestas al fenómeno global se circunscriben a declaraciones, acuerdos que nadie cumple, protestas de ecologistas, e incluso la consideración de que el movimiento de traslación galáctica del  sistema solar es el responsable, las amenazas a todo ser viviente, dejan de ser tales para cobrar ya en la actualidad ominosa presencia en todo el planeta.

Las advertencias de los científicos a los que se desdeña,  y una realidad que ya nos afecta en el presente con pérdida de biodiversidad y de vidas humanas por miles, que habrán de incrementarse en el futuro cercano, han caído en saco roto, en tanto que las posibles respuestas de prevención atentan contra los intereses del poder fáctico del gran capital, que controla el sistema económico mundial y la vida política y social de la humanidad.

En ese marco referencial, Calderón Hinojosa, en representación de México, concluye que todo el problema se reduce a falta de dinero para invertir en nuevas tecnologías, reconvertir economía y poblaciones, así como para la infraestructura de prevención requerida para aliviar los efectos del cambio climático. En Veracruz, somos más realistas y pragmáticos, el gobernador declaró que la entidad ya transita a paso acelerado por la ruta del desarrollo sustentable, sin necesidad de tanta especulación económico financiera y hasta esotérica.

Que se sepa, ningún país transita por dicha ruta. Mucho menos aquellas regiones del mundo en las que la prioridad es aún el salir del subdesarrollo, impuesto históricamente por la dinámica de un sistema económico planetario, basado en la acumulación de riqueza a costa de lo que sea y por todo el tiempo que así se considere necesario; Veracruz como parte de un México en retroceso, estructuralmente debería encontrarse en tal tesitura, y no es así, somos un estado de avanzada, de acuerdo a lo declarado por el gobernante.

Sin embargo, lo que los  veracruzanos comunes, quizá por ignorancia y ajenos a los círculos de la academia y la política de gran visión, lo que observamos en nuestro entorno más cercano es que lejos de avanzar por el camino de la sustentabilidad, vamos para atrás; retroceso, imprevisión, y ausencia de consciencia de nuestra responsabilidad para con el planeta que nos acoge, dominan el escenario. Careciéndose de cultura ecológica, y compromiso auténtico  en autoridades y población en general,  por rescatar, preservar y cuidar el medio ambiente, despilfarrando lo que en justicia sería el sustento de las nuevas generaciones.

De ahí que lo que se perciba es que lo deseable en teoría, resulte imposible en la práctica. Ecuación que no se resuelve con la creación en la entidad de una secretaría del medio ambiente y su correspondiente procuraduría como órgano de de vigilancia y represión, desviando recursos para generar más burocracia, cuando lo exigible es educación, cultura ecológica y, de una vez por todas, afrontar el reto de la reconversión económica y reordenación territorial de asentamientos humanos.

Lo conducente sería entonces la interrogante: ¿Cuenta la actual administración pública veracruzana con la voluntad política para afrontar el reto? No hay que ir muy lejos para conocer la respuesta. Voluntad política, hasta hoy, se tiene la impresión de que existe y anima al Dr. Duarte de Ochoa pero, como afirma Calderón, no se cuenta con los recursos presupuestales para llevarlo a cabo. Y mucho menos  con un gabinete que, en su conformación, responde a compromisos políticos contraidos en campaña y no a formación profesional, capacidad y experiencia, para auxiliar al gobernante en las tareas que exige el cambio climático.

La realidad se impone. En la ecuación planteada lo imposible elimina a lo deseable. La dialéctica del subdesarrollo obliga a que por cada paso adelante se retrocedan dos, ¡o más!

En suma, Ebrard tiene razón. Al igual que “…en Cancún se asiste a la pérdida de un tiempo que no es nuestro, perteneciendo a las nuevas generaciones”, en Veracruz transitamos por la misma ruta del subdesarrollo impuesto, sin atrevernos a reconocerlo. Frente a los retos de las tareas del desarrollo sustentable, vinculadas a la nueva realidad del cambio climático en la totalidad del planeta, las barbaridades en que incurre en sus declaraciones  el recién designado secretario de desarrollo económico y portuario, lo dicen todo.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Siendo mayoría los que están convencidos de que el TRIFE ratificará a Don Javier Duarte como gobernador electo, incluso los propios panistas que ahora, quemando su última carta, arremeten contra la Sala Regional del tribunal Electoral, insinuando que las ministros han sido “maiceadas” por el gobernador, daremos pues como un hecho que en mes y medio estrenaremos gobernador constitucional en la figura del joven cordobés. Y si esto es así, lo más lógico es esperar que, por un lado, el Sr. Duarte conozca al estado como a la palma de su mano y, por el otro,  expresarse con verdad, siendo objetivo en sus juicios respecto  a la realidad a la que habrá de enfrentarse.

Pero ya empezamos mal y aún no inicia su administración. El síntoma del triunfalismo sin sustento, se contagia y se hereda, cuidado. Quien gobernará a Veracruz a partir del primero de diciembre, el pasado día siete de los corrientes, en Turrialba, Costa Rica, incurrió en falta reflejando desconocimiento de la realidad; dejándose llevar por la emoción propia de participar en un evento internacional al que concurriera como invitado especial de la dirigente nacional de su partido.

No me refiero a si atendió o no a la amplísima recomendación que de Berta Hernández y Leticia Perlasca, le hiciera Doña Beatriz Paredes, como dos posibles candidatas con cualidades e idoneo perfil para  hacerse cargo, respectivamente,  de las secretarias de la SEDARPA y la SEV, puesto que ello sería dar crédito a especulaciones y rumores que ya circulan en nuestra ciudad capital.

Sustento mi opinión en lo expresado por el Sr. Duarte, respecto a dos temas que guardan relación entre sí y que sin duda tienen relevancia especial para Veracruz.

“El desarrollo sustentable debe ser la base del progreso y será uno de los ejes de mi gobierno, porque el respeto al entorno asegurará una mejor vida para los veracruzanos”;

“El primero de diciembre será puesto en marcha un programa especial de apoyo a los productores de la tierra, sobre todo a los cañeros, porque Veracruz garantiza el abasto nacional de azúcar”.

Expresiones que suenan bien mediáticamente en nuestro medio, pero no en el marco de un foro internacional sobre producción agropecuaria  al que concurrieran expertos en la materia y que sin duda tienen información sobre la realidad que vive México y,  específicamente,  Veracruz.

El desarrollo sustentable, en su más amplia acepción, no es compatible con las reglas del juego que impone el sistema económico y social dominante. Antes que la salvación del planeta que habremos de heredar a las nuevas generaciones, está la acumulación de riqueza de una minoría por sobre el interés de la mayoría de la raza humana. Esto es algo que no está a discusión. Es ya del dominio público.

México, y en nuestro caso, Veracruz,  no escapa a tal realidad. Vivimos inmersos en el mismo esquema depredador y de explotación inmisericorde tanto de recursos naturales como del trabajo de millones de trabajadores urbanos y rurales, .que domina al mundo.

Atendiendo a lo anterior, es bien sabido que para que exista desarrollo sustentable, primero debe tenerse muy en claro lo que significa desarrollo y sus implicaciones. Como reducción de desigualdad, pobreza, exclusión, así como incremento de ingresos, educación, soporte tecnológico, salud, cultura y recreación, entre otras condicionantes no menos importantes. Sin una vida digna con bienestar para todos, el desarrollo tal cual se argumenta oficialmente, es una falacia. El adjetivarlo con el término de moda, no modifica tal estado de cosas.

Luego aspirar a un proceso de desarrollo sustentable en el campo mexicano o veracruzano en lo particular, no sólo es inviable, sino en nuestros días, utopía inalcanzable. Como corolario, igual de utópico es el respeto al entorno, cuando pobreza, corrupción oficial, e intereses económicos de una minoría rampante, propician depredación y deterioro permanente del medio ambiente y biodiversidad.

Veracruz no escapa a esta realidad. Ejemplos de ello a lo largo y ancho de la entidad, sobran para sostener tal afirmación.

Por cuanto al tema del azúcar, Veracruz no garantiza el abasto nacional del endulzante, como lo afirmara el Sr. Javier Duarte.

Con una planta industrial obsoleta, descapitalizada, y los bajos rendimientos del cultivo de caña de azúcar, gramínea empobrecedora del suelo, en extensas áreas de zonas de abastecimiento con más de dos centurias de explotación sin rotación de cultivos, el país entero padece escasez de este endulzante, debiéndose importar un cada vez mayor volumen de este producto a menor costo. El gobierno tiene que subsidiar a la actividad, más por razones sociales y políticas, que por incrementar productividad, rentabilidad económica o competitividad, en un mercado globalizado en el que México no impone las reglas ni Veracruz está en condiciones de modificarlas.

Démonos de santos que aún podemos contar con producción azucarera en la entidad. El Sr. Duarte, en su calidad de secretario de finanzas, debe saber cuantas veces y a que costo, el gobierno estatal se ha visto en la necesidad de inyectar oxígeno con recursos públicos tanto a la planta industrial como a los abastecedores de materia prima, para darle un poco de respiro a la actividad. Los ganones de siempre, todo mundo lo sabe, no son los cultivadores de caña o los jornaleros, cortadores inmisericordiamente explotados, son los propietarios de los ingenios, los líderes agrarios y obreros, acaparadores, y los fabricantes y distribuidores de maquinaria y agroquímicos.

Adicionalmente, lo estamos viviendo, el cambio climático ya da que pensar a los productores en la conveniencia o no de seguir explotando la caña de azúcar en las zonas tradicionales que, año con año, ofrecen un mayor grado de vulnerabilidad frente a fenómenos meteorológicos cada vez más atípicos.

Cambiar de localización ingenios y áreas de abastecimiento, como para asegurar que Veracruz garantice realmente el abasto nacional de azúcar en condiciones de volumen y precio, que eviten el tener que importar el endulzante, además del costo económico y  un auténtico caos social, implicaría ampliar y modificar la frontera agrícola, deforestando y dando al traste con la idea de la sustentabilidad en el campo que pasa por la mente del Sr. Duarte.

Lo anterior lo comenta un lego en la materia. Sería positivo que los expertos dieran su opinión sobre el particular, si es que los invitan porque hasta ahora, han sido ignorados  partiéndose de la idea de que los que saben del paño, son los burócratas, líderes y caciques sindicales, que en Veracruz sólo conocen de cómo jalar votos para su partido.

Sea un lego como quien esto escribe, o los expertos en la materia, quienes argumentemos sobre la viabilidad o inviabilidad del desarrollo sustentable en la entidad, o la contribución de Veracruz  al abasto nacional de azúcar, opiniones más, opiniones menos, es algo irrelevante, en el marco de la propaganda oficial. Otra, muy distinta, el que el próximo gobernador de Veracruz se exhiba ante la comunidad internacional como alguien que no conoce la realidad del estado que pretende gobernar.

El moderno concepto de aldea global ya no deja mentir sin que ello traiga consecuencias. Debiéndose recordar que la lengua larga acompañada de ideas cortas, puede hacer fracasar a toda una administración. Mi humilde sugerencia, para el  Sr. gobernador  electo, es que modere su discurso, que no ofrezca ni prometa nada que no pueda o no esté dispuesto a cumplir. Debiéndose esforzar por mantener congruencia con su personal circunstancia. Si el TRIFE le favorece, como lo espera ya una importante mayoría -por las razones que sean-, lo deseable es su deslinde del triunfalismo sin sustento y la retórica grandilocuencia mediática,  que a todo contribuye menos a la conducción de un buen gobierno como el que esperamos los veracruzanos.

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