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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

  • “Guerra sucia”

Corriendo la cuenta regresiva, el alcalde xalapeño se desentiende de la problemática más aguda que padece la capital veracruzana, evadiéndola y lavándose las manos dejando en manos de los gobiernos federal y estatal atención y y búsqueda de soluciones, por no ser de la competencia de la comuna una pronta y positiva respuesta. 

Seguridad pública, movilidad y vialidad, infraestructura urbana, limpia pública, transporte público, ambulantaje y caos en tianguis y mercados, entre otros, percibiéndose por la población como problemas no resueltos y de urgente atención, son el escenario local que en unas cuantas semanas servirá de marco a “los mejores Juegos Centroamericanos y del Caribe”. 

No hay suficientes recursos para paliar la situación, se insiste. Son más los problemas heredados y los que se acumulan en el presente, que la capacidad para hacerles frente con eficiencia y eficacia, pero si se cuenta con recursos de sobra para la promoción mediática de imagen del ya no tan joven Américo Zúñiga. 

A falta de resultados relevantes, imagen mediática, es el camino que a sí mismo se ha trazado.

Estando ya el evento deportivo a la vuelta de la esquina, es curioso el hecho de la poca o prácticamente nula involucración y entusiasmo de la sociedad civil, en unos Juegos que no logran su propósito distractor de alejar de la mente de los xalapeños una problemática hoy por hoy insoluble que requiriendo respuestas integrales, no acepta más parches. 

Todo mundo es consciente, menos la autoridad municipal, que el centro histórico de Xalapa, capital veracruzana, está diseñado para el tránsito de peatones y carretas, y no para un flujo vehicular de la magnitud que hoy registra la ciudad. El centro histórico, corazón de la capital siendo un verdadero nudo gordiano, colapsado afecta al resto de la mancha urbana. No obstante las recomendaciones de expertos extranjeros, movilidad y vialidad a lo largo y ancho del municipio exigen cirugía mayor y no más remedios caseros. En medio del desorden urbano, la inseguridad pública lejos de abatirse registra incrementos preocupantes, sustentado una percepción que deviene en malestar y protesta. 

También se es consciente de que la comuna de Xalapa se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado presionada por la opinión pública y, por el otro, la necesidad política de no contravenir lo que para un gobernador responsable de una administración pública estatal fallida, es prioridad mediática. Sin embargo, ello no justifica el pésimo desempeño de un alcalde que a sabiendas de las limitaciones a que se enfrentaría, prometió más de lo que hoy ofrece como resultados. 

El tiempo se acorta, la cuenta regresiva se acelera y la capital veracruzana sin respuestas que satisfagan su calidad de sede de un evento deportivo de interés si no mundial, cuando menos sí para los países centroamericanos y del Caribe. Lástima, la oportunidad de cambio y transformación con la sola designación de la capital como sede del evento, se pierde en medio de la demagogia, la grilla electoral y el hartazgo ciudadano. Xalapa seguirá siendo la peor dotada como capital estatal en la región sur sureste del país. Y a otra cosa mariposa… 

Hojas que se lleva el viento 

Apenas el miércoles pasado comentamos que se percibe un enfrentamiento entre el México de siempre, y el que pretende construir el actual régimen a partir de las reformas “estructurales” aprobadas por el Congreso de la Unión a instancias presidenciales. Las últimas noticias en el ámbito nacional lo confirman; el campesinado con su abandono, atraso y permanente deterioro así como los pueblos originarios con sus usos y costumbres,  estorban en el pretendido paso a la próspera modernidad.  

No siendo suficiente el asistencialismo oficial -hoy bajo la denominación de “Prospera”- para saciarles su hambre y mantenerles al margen,  también en paralelo se recrudece la fórmula del viejo régimen priísta de represión y, su corolario, la satanización y criminalización mediática, de todo movimiento social contestatario que atente contra el pensamiento único a que invita el Sr. peña Nieto convocando a la concordia entre diferentes, en torno a su proyecto de modelo de país.

La escalada de la guerra y la violencia institucional ya no tan silenciosa del régimen contra los pueblos originarios, contra los campesinos que defienden historia, tierra y territorio, así como contra los activistas que desde la clase media urbana se suman a la protesta y resistencia, está a la orden del día ocupando lugar destacado en la prensa no oficialista. Mexicanos enfrentados a otros mexicanos en pro y en contra de la modernidad neoliberal en un México contra México, en el marco del regreso del PRI a Los Pinos. 

Si no ayudan no estorben, es la consigna con la que se pretende justificar una nueva etapa de guerra sucia en México, en la que a la exclusión y despojo material y espiritual del “nuevo régimen” contra los olvidados de siempre, se suma la inseguridad pública creciente, en un país sin rumbo que transita al garete sin destino cierto.

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Veracruz no necesita de la gendarmería nacional, con nuestros propios recursos basta para mantener el clima de seguridad y certeza jurídica que priva en la entidad, dice su gobernador a los veracruzanos. En este marco el secretario de seguridad pública valida el uso de palos y machetes para la autodefensa de la integridad física y bienes materiales de la población. Buen retorno a la edad de las cavernas en el Veracruz de aquí no pasa nada. 

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Ha llegado el momento en que el exceso de presencia en los medios ya ni perjudica ni beneficia a los senadores priístas en su intención de alcanzar la gubernatura de Veracruz. Identificados con la traición a México, fuera del círculo estrecho de la clase política profesional y texto servidores a modo que esperan la oportunidad de llevar agua a su molino, nadie los pela. Y menos si llaman a celebrar con alegría un aniversario más de la independencia de un México que no logrando romper las ignominiosas cadenas del subdesarrollo,  la sumisión y dependencia, vende hoy soberanía, territorio y recursos nacionales al mejor postor.- Cd. Caucel, Yuc., septiembre 16 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Loable la intención del alcalde y bienvenido el apoyo del BID al Ayuntamiento xalapeño a través de expertos de la empresa “Gehl Architects”, consultora urbanística con sede en Copenhague, Dinamarca. Ojalá y esta asesoría profesional de primer nivel pudiera rendir los frutos esperados.

Sin embargo, en mi modesta opinión cabe comentar que está probado que la problemática situación por la que atraviesa la ya caótica Xalapa exige respuestas que lejos están de ser de orden técnico. Adicionalmente, la receta esperada debería hacerse acompañar del trapito, ya que el Ayuntamiento ni tiene dinero ni capacidad para un mayor endeudamiento que se pudiera destinar al rescate integral de la capital veracruzana.

El bucólico pasado de una ciudad provinciana en la que sus habitantes se esmeraban por hacer de ésta un lugar digno para vivir, trabajar, emprender negocios prósperos y educar a los hijos en un clima de tranquilidad, arte y cultura con un alto sentido de civilidad y sana convivencia, quedó atrás; cediéndole el paso a un crecimiento atropellado y anárquico del que se derivan carencias de servicios básicos y respeto al medio ambiente así como pérdida de identidad, cincelados esto por una absurda competencia entre un falso concepto de modernidad y necesidades económicas insatisfechas por falta de emprendimiento productivo para la creación de fuentes permanentes de trabajo y generación de empleos dignos y remunerativos.

Transcurrir de una ciudad capital que no fue circunstancial. Lustros de corrupción, indiferencia, apatía, abandono y ausencia de visión de futuro de autoridades estatales y municipales, así como el flujo migratorio del campo a la ciudad ante el desmantelamiento de la agricultura de subsistencia en la región, al que se sumara el que diera lugar el Sismo de 1985 en la ciudad de México, propiciaron una problemática urbana que hoy por hoy tiene tintes de insoluble y que atañe ya no sólo al municipio de Xalapa.

Fenómeno este último al que no han sido ajenos los partidos políticos que avidos de clientela electoral, auspiciaran “paracaidismo” y creación de decenas de humildes colonias irregulares en cerros, colinas y barrancas, rebasando tanto la capacidad de dotación de servicios públicos del Ayuntamiento como de un ordenamiento territorial del municipio y de la ciudad capital, que resultara racionalmente acorde con criterios técnico-urbanísticos que contemplaran, lo mismo multiculturalidad y desigualdad social y económica, que usos y costumbres en la pluralidad de una población que ocupando espacios comunes, entremezcla a la sociedad xalapeña tradicional con decenas de miles de recién avecindados.

Tal desborde de capacidades y de aprovechamiento racional del espacio, ha dado lugar a una conurbación directa e indirecta en la que la ya grave situación del municipio se hace extensiva tanto a la región en su conjunto como a los municipios vecinos, cuyas autoridades edilicias se ven incapacitadas para afrontar el caos generalizado.

La ausencia de una planeación regional y conflicto de intereses entre poderes municipales superpuestos, cobra hoy una factura que nadie está dispuesto a pagar; antes al contrario, ante la limitación de la extensión territorial y ausencia de visión integral de la problemática que acusa la conurbación, se dan tanto conflictos limítrofes como el fenómeno de la privatización del espacio público tanto en el centro histórico como en la periferia, en detrimento de cohesión comunitaria y sentido de identidad.

A esto, entre otras cosas de igual o mayor complejidad, se enfrenta Américo Zúñiga, alcalde novel que de buenas intenciones ha creado su propio laberinto; dependiente y disciplinado políticamente del titular del ejecutivo estatal y de su partido, presionado por el clientelismo partidista, sin recursos presupuestales y enfrentando a un entorno económico sustentado en la informalidad, da palos de ciego improvisando y tratando de encontrar una salida que él mismo ante la falta de congruencia entre el discurso y los hechos, va cerrando.

La solución -si es que la hay-, a la problemática de nuestra ciudad, juzgo que por ahora no es de orden técnico, requiriéndose a mi juicio de honestidad y voluntad política de las autoridades, participación responsable de la población, así como una radical ausencia de injerencia clientelar de partidos políticos que haciendo labor de proselitismo entre los que menos tienen, más que sumar y construir ciudadanía dividen y confrontan a la población con falsas expectativas de solución. Y peor aún, pretendiendo tapar el sol con un dedo vendiendo la idea, como es el caso del PRI, de que la belleza incomparable de nuestra ciudad capital basta por sí misma para superar la cotidianeidad del abandono y el atraso.

Sin esto último, pueden asesorar al Ayuntamiento los mejores urbanistas del mundo, sin que cambien las cosas, antes al contrario, complicarse aún más en el propósito de aplicar recetas extra lógicas y euro centristas a un problema que, al paso del tiempo, ha conformado ya una idiosincrasia colectiva propia y muy arraigada dentro de la que se inscribe de manera dispersa lo que contemplan y esperan los xalapeños en materia de desarrollo urbano.

Si los xalapeños no somos conscientes de lo que somos y donde estamos parados, cuantimás expertos extranjeros que llegan, ven, pontifican y recetando a un desconocido, cobran y se van.

Hojas que se lleva el viento

Si fuera Pinocho, el senador José Yunes Zorrilla se pisaría la nariz. En Papantla aseguró que: “Con respecto a las reformas estructurales llevadas a cabo recientemente a partir de este momento se comenzarán a ver los beneficios y las bondades de éstas, especialmente en los bolsillos de los que menos tienen…” Sin mayores comentarios.

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La coordinación de Comunicación Social del gobierno estatal está haciendo bien su trabajo. El número de apologistas de la prosperidad aumenta y, por lo consiguiente, también la crítica independiente. Vamos bien, se está logrando un sano equilibrio.

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Periodismo veracruzano pierde dos estimados comunicadores. Mario Ugalde Fuentes, quien se desempeñara como jefe de Redacción del diario Marcha, de Xalapa, falleció el pasado jueves en esta capital, en tanto que Alfredo Valenzuela Calderón, director fundador de la revista “Fundamentos”, un día después sufrió un accidente carretero en el que perdió la vida. A sus apreciables familias, al gremio de tundeteclas en Veracruz y a al amplio círculo de amistades que cultivaran a lo largo de su desempeño profesional nuestras sinceras condolencias por tan sensibles pérdidas. Descansen en paz.

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J. Enrique Olivera Arce

No es que Jorge Carlos Ramírez Marín, secretario de  Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano pretenda descubrir el hilo negro o el agua tibia,  cuando afirma que La planeación urbana es lo único que puede evitar riesgos para la población frente a fenómenos climatológicos extraordinarios. Lo que sucede es que tal verdad de Perogrullo no figura en las estrategias gubernamentales  de las que tanto se hace gala en materia de protección civil en México y ello, permite al distinguido político yucateco adornarse ante la ignorancia de sus pares.

No obstante, el secretario se queda corto en su aserto. La planeación urbana sólo tiene cabida en un país que cuente con un sistema  racional de planeación integral de la vida económica y social, del cual se carece en México.

Luego resulta que Ramírez Marín, responsable del desarrollo territorial y urbano, justifica su ineptitud en aquello de lo  que el país carece. Ahogado el niño, hablar de previsión sin un plan rector espacial y sectorialmente previsor, sí que resulta novedoso.

Como indudablemente también resulta novedoso el que el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, afirme ante propios y extraños que “Veracruz si sabe hacer bien las cosas”, poniendo como ejemplo el accionar de los programas de protección civil del gobierno a su cargo, ignorando la verdad de Perogrullo del Sr. Secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano del gobierno federal.

Si a ello agregamos el hecho de que en el nivel paradójicamente más bajo de los tres órdenes de gobierno, los responsables de la administración pública ni por aquí les pasa que la planeación regional y urbana juega a favor de la previsión de desastres motivados por fenómenos naturales, el escenario de ausencia de estrategias válidas de protección civil está completo; Xalapa, y la mayoría, si no es que todos los municipios veracruzanos, son ejemplo vivo de ello, como les consta fehacientemente a sus pobladores.

Los factores de riesgo se acumulan. Han pasado ya varios años desde que estudiosos y expertos han advertido de la vulnerabilidad territorial y urbana de Veracruz frente al fenómeno del cambio climático y han sido ignorados. Hoy, ante los efectos de “Manuel” e “Ingrid”, los conocedores del paño vuelven a poner el dedo en el renglón, advirtiendo nuevamente del peligro latente,  con énfasis en el poblamiento en el extenso litoral veracruzano ante una ya confirmada elevación del nivel y calentamiento de los mares a consecuencia del deshielo en los polos.

A palabras sabias, oídos necios; la previsión ante un riesgo inminente, se detiene ante el valladar de los intereses creados, la corrupción e ineficiencia gubernamental, reduciéndose a declaraciones mediáticas como la vertida por el gobernador de Veracruz, que si sabe hacer bien las cosas.

Veracruz cuenta con organización, mapas de riesgo a nivel municipal y protocolos para operar, estando a la vanguardia frente a otras entidades federativas en el tema de la protección civil, afirma.  ¿Y?

¿Acaso se hace algo al respecto para hacer de tales instrumentos medidas eficaces frente al desastre anunciado?

¿No se siguen autorizando asentamientos humanos en el litoral, incluso afectando manglares, humedales y dunas alterando los ecosistemas costeros e incrementando factores de riesgo para la población?

¿Se está procediendo a la reubicación de poblaciones enteras asentadas en sitios de alto riesgo?

No hay que ir muy lejos para encontrar las respuestas. En la capital del estado, las colonias colgadas de los cerros o asentadas en cañadas  hablan por sí del como lo estampado en papel y difundido mediáticamente no libra a la población de lo que el gobierno dice prever.

Con o sin mapas de riesgo o detallados protocolos ajenos a una visión integral del problema y con mayor razón a planes específicos espacial y sectorialmente sustentados en diagnósticos puntuales,  los veracruzanos han estado y siguen estando a merced de los embates de la naturaleza.

Después del niño ahogado viene la reconstrucción. Se repondrá toda la infraestructura dañada, se afirma. ¿Y?

¿Acaso con ello los veracruzanos quedan a salvo ante eventos futuros? Distribuir despensas, colchonetas y cobijas no es la respuesta.

Si el secretario Ramírez Marín no está inventando el agua tibia, si pone el dedo en la llaga. El hacer bien las cosas empieza por condicionar asentamientos humanos y actividad productiva  a un plan racional de previsión a futuro.

Hojas que se lleva el viento

El senador José Francisco Yunes Zorrilla aprendió para bien la lección. Lo que no se hizo previamente a la aprobación de la reforma educativa, lo viene realizando en tierras veracruzanas explicando, consultando, escuchando y obteniendo consensos entre los diversos actores de la sociedad que se sienten afectados por  una reforma hacendaria a todas luces regresiva. Con razón o sin razón en su argumentación en defensa del bodrio peñista, cumple con el llamado de su partido a defender en la calle lo que la mayoría rechaza.

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J. Enrique Olivera Arce

Tianguis Avenida Orizaba. Xalapa, Ver.

Considerándome una víctima más del desorden urbano que priva en nuestra entrañable ciudad, estoy de acuerdo en que poco o nada hacen las autoridades municipales por resolver un problema administrativo, como el reglamentar el ambulantaje escuchando la opinión de los terceros afectados. Más no puedo estar de acuerdo en que, como algunos señalan, deba recurrirse a la fuerza de la autoridad para “acabar con la economía informal” que, en Xalapa, se hace presente en los tianguis, mercados sobre ruedas y puestos callejeros. Todo el peso de la ley, claman con criterio represivo y sin mayor análisis, pretendiendo hacerse eco de la opinión de la mayoría, cuando en realidad hablan en nombre de una minoría que se ve afectada en sus intereses económicos.

El fenómeno del “ambulantaje” o comercio callejero,  es expresión de otro, más profundo de orden económico, social y, por ende también de competencia política, como lo es la economía informal, en una sociedad que se manifiesta incapaz de proporcionar al ciudadano empleo remunerativo o, en su caso,  alicientes para ganarse la vida honestamente dentro de una formalidad regulada por leyes, reglamentos, códigos, usos y costumbres. Lo que habría que preguntarse entonces es porqué la economía informal crece en demérito de la bien entendida formalidad, antes de someter a la picota pública al “ambulantaje”.

La respuesta no es, sin duda alguna, el que la autoridad lo permite. En este caso específico, el Ayuntamiento xalapeño presidido por Elizabeth Morales.

Es demasiado simplista el considerarlo así, cuando en la capital veracruzana se acusa un alto grado de desigualdad, pobreza y remuneraciones salariales deprimentes para quienes tienen oportunidad de estar empleados, sin que ello necesariamente sea responsabilidad, sin distingo partidista,  de la autoridad edilicia o del próspero gobernador en turno. Vamos, ni siquiera del “presidente del empleo” al que hoy juzgamos por los pésimos resultados de su gestión. Es un problema estructural más del subdesarrollo que se viene arrastrando históricamente y que, en los años que corren, se agudiza como consecuencia de un crecimiento prácticamente nulo de la economía nacional.

La economía informal no es un fenómeno nuevo, viene de muy atrás, una veces por una mala costumbre heredada, otras por evasión al fisco deliberada o por ignorancia y, las más, simplemente por necesidad. En nuestra ciudad como en muchas otras, las razones se entremezclan generando en los hechos una competencia desleal para quien se acoge a la formalidad lo mismo en la producción y distribución de bienes y servicios, que para el contribuyente cautivo que por desempeñar un trabajo remunerado ve mermado su salario por contribuir obligadamente al fisco y la seguridad social.

La responsabilidad de las autoridades reside, en todo caso, en no saber, no poder, sujetarse a compromisos políticos creados, corrupción ó no querer tomar al toro por los cuernos aceptando la realidad y actuar en consecuencia, para ordenar un fenómeno económico y social por ahora inevitable, privilegiando el bien común evitando la afectación de terceros.

Pero también, y no dejaré de insistir en ello, es responsabilidad de todos. Tenemos la ciudad que nos merecemos dejando hacer, dejando pasar en tanto no se afecten nuestros personales o familiares intereses. Más allá de la consideración de fondo, a la economía informal contribuimos todos, bien como ofertantes, que como demandantes de bienes y servicios al margen de la formalidad, bajo el supuesto real o virtual de que así conviene a nuestro bolsillo.

Sin una demanda real, justificada ante una mejor oferta en términos de disponibilidad, calidad y precio al alcance del bolsillo de las mayorías, tianguis y mercados sobre ruedas no tendrían razón de existir en nuestra ciudad.  No se ignora que, en el caso de los mercados sobre ruedas, la oferta de productos perecederos procedentes de otras regiones del estado o fuera de este, responde a las necesidades y disponibilidades económicas de las amas de casa. Suprimirlos por disposición de la autoridad sería absurdo, mal visto y contrario al interés de la mayoría.

Son más los ofertantes y demandantes de escasos recursos que se benefician de la economía informal que los que tienen oportunidad y capacidad para desenvolverse en la formalidad. Y tan lo sabe la autoridad municipal que lo capitaliza electoralmente manipulando, tolerando desorden y corrupción, pero también callando las razones últimas por lo que se da el fenómeno de la economía informal. En una ciudad pobre como Xalapa, no hay empleo ni capacidad real de compra en la mayoría de quienes habitamos en la capital de Veracruz, tampoco inversión pública y privada para revertir el fenómeno.

Lo hemos dicho, contamos con una iniciativa privada carente de iniciativa para emprender negocios productivos generadores de empleo remunerativo. Tampoco disposición para pagar salarios dignos. Por ahí habría que enfocar el fenómeno de la economía informal en nuestra ciudad y, de paso, de nuestro estancamiento.

No caigamos en el juego de la simulación, Xalapa es una ciudad de pobres, con gobernantes, políticos y comerciantes prósperos, aceptemos las cosas como son, exigiendo, eso sí, que la autoridad ordene el uso de espacios públicos para tianguis y mercados sobre ruedas, escuchando a quienes se sienten afectados. Podría mejorar un poco nuestra ciudad y otro tanto la imagen de una alcaldesa que no ha sabido ganarse la buena voluntad de los gobernados.

Hojas que se lleva el viento

 “Ese fantasma que muchas veces gira sobre la imagen de Veracruz, que no tenemos recursos, que estamos quebrados y no sé qué tantos rollos más,  que nada tiene que ver con una connotación política, pero queda claro que a pesar de condiciones complejas, Veracruz va para adelante, sigue construyendo su futuro, desarrollando su infraestructura y cumpliéndole a la gente con programas importantes”: Javier Duarte de Ochoa.

Menos mal que el fantasma que recorre Veracruz de noche como de día, es sólo eso, rollo insustancial. Si tuviera connotación política el PRI no gobernaría a la entidad ni habría tema para un periodismo crítico creador de fantasmagóricos rollos. O quien sabe…

 Por cierto, Veracruz es una cosa y su gobierno otra muy distinta.

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J. Enrique Olivera Arce

En medio del embrollo que parece tiene ya de cabeza al país y, en el marco de los prolegómenos mediáticos del Segundo Informe de Gobierno del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, de manera extraordinaria y por demás insólita, Elizabeth Morales, alcaldesa de la capital veracruzana aceptó a un encuentro con los integrantes de la Asociación Civil Otero Ciudadano. Extraordinario porque su cargada agenda le impidiera atender con anterioridad a la invitación e, insólito, porque se abrió al diálogo con una organización de la sociedad civil veracruzana que ya pesa en el ánimo de la llamada clase política, aceptando el reto y el riesgo de serios cuestionamientos a su desempeño.

A petición suya, a lo largo de hora y media, auxiliada con diapositivas, dio pormenores de lo que para el Ayuntamiento a su cargo es lo más destacado de su gestión, poniendo énfasis en obra pública, medio ambiente, rescate de espacios públicos y desarrollo económico sustentado en la promoción turística, pasando por planeación municipal, vialidad y participación ciudadana. Prolongada intervención en la que fue escuchada con respeto, atención, y un legítimo interés por los más de 50 asistentes.

Al término de la presentación, se dio paso a la ronda de preguntas, comentarios y cuestionamientos alusivos a lo expuesto y a lo que  no se dijo por parte de la joven Elizabeth. Los comentarios fueron breves, las interrogantes amplias y fundadas por parte de quienes quisieron hacerlo. Predominando la duda sobre la pertinencia de los logros largamente expuestos, a partir de percepciones y experiencias personales que al fin cada quien habla como le va en la feria. Cuestionamientos que sin lugar a dudas fueron compartidos por la mayoría de los presentes que, recogiendo el sentir de amplios círculos de la sociedad xalapeña, más allá de los logros expuestos por la Sra. Alcaldesa, guardan la impresión de que el gobierno municipal no está cumpliendo a cabalidad con su encargo.

Por primera vez, hasta donde he observado y escuchado, se hizo referencia al pésimo estado de las banquetas, a la falta de respeto a la población con discapacidad o capacidades diferentes y, el derecho del peatón a ser tomado en cuenta en la solución de los problemas de vialidad.

No todo fue cuestionamiento. Se hicieron propuestas concretas encaminadas a la búsqueda de soluciones a una compleja problemática que tiene a Xalapa postrada y/o en franco retroceso. Invitándose a la Alcaldesa a tomar en cuenta a la llamada sociedad civil como coadyuvante.

Paso seguido tocó a Elizabeth dar  respuesta puntual a los diversos señalamientos que se le expusieran, prolongándose la reunión hasta el filo de la media noche. Recursos presupuestales insuficientes, orden de prioridades, atención a rezagos heredados y poco o nulo apoyo por parte de la sociedad xalapeña, mencionó como limitantes a una mejor gestión municipal en la administración a su cargo. Poniendo énfasis en que si se tiene una mala o insuficiente percepción de todo lo que se ha avanzado en obra pública, medio ambiente y rescate de espacios públicos, es resultado de no haber sabido “cacarear” todas y cada una de las acciones realizadas a lo largo de casi dos años al frente del Ayuntamiento, pero lo realizado ahí está a la vista de todos, lo mismo en las colonias, fraccionamientos y centro histórico de la ciudad.

Tanto la exposición de la alcaldesa como la de quienes intervinieron, dio una somera idea de la Xalapa de hoy día, de su problemática y de lo que a juicio de la autoridad municipal debe ser el camino en la búsqueda de soluciones en el corto y largo plazo. Pero también de la brecha existente entre autoridades y ciudadanía por ausencia de un diálogo permanente y constructivo. Si el evento es a mi juicio insólito, no es tanto por las largas horas que Elizabeth destinara a sus anfitriones, sino precisamente por la oportunidad de dialogar sobre un tema que nos compete a todos. Tan responsable es la autoridad como la población de que nuestra ciudad esté muy lejos de lo deseable.

Lo que faltó fue profundizar en un asunto vital para la capital veracruzana: desigualdad, pobreza y desempleo. Esperemos que se presente una nueva oportunidad para dialogar sobre este tema, ya que el futuro de Xalapa gravita sobre la capacidad de sus habitantes para construir una economía sana y pujante que se refleje en crecimiento y bienestar para todos.

Ya fuera de la reunión, pasada la media noche alguien comentó: “Elizabeth aprendió bien la lección de Fidel y sus puentes. Nos tomó el pelo y nos vendió la idea de un gobierno municipal democrático, transparente, incluyente y eficaz”. Otro fue más lejos: “Los compromisos contraídos por Elizabeth  con los intereses creados, pesan más que su voluntad de servir a los xalapeños”.

Pepe Zaidén, cronista de la ciudad, con júbilo exclamó: “¡Ya ven por qué estoy con ella!”

Para quien esto escribe, queda la firme convicción de que la búsqueda de soluciones viables para atender la compleja problemática de una ciudad atrasada, sucia y sin expectativas de crecimiento económico y mejoría social, no transita por los caminos de los partidos políticos. Corresponde a la llamada sociedad civil, organizada, participativa y conciente de su carácter de ciudadanía, el definir actuando en consecuencia, que capital veracruzana merecemos.

Hojas que se lleva el viento

El priísmo veracruzano y eso incluye al panismo duartista, requiere de ser exorcizado. De varios años para acá Miguel Ángel Yúnes Linares y su estirpe   traen azorrillados a todos con el petate del muerto. No hay día que no digan que se les apareció el fantasma del blue demon, que no los deja dormir y que les amenaza con cancelarles el futuro.

Interesante el rumor de que el ex gobernador Fidel Herrera representará al CEN del PRI en el estado de Puebla, con el objetivo de rescatar lo que queda del tricolor tras el escandaloso desempeño del “gober precioso”. Interesante porque aunado a este rumor se dice que ya se supo la neta sobre la pésima actuación de Ranulfo (Tonicho) Márquez como delegado del CEN en esa entidad federativa, hablándose de que quiso hacer extensiva la fea costumbre de vender candidaturas como se acostumbra en Veracruz, dividiendo a las huestes priístas. Recibida la queja, Pedro Joaquín Coldwell busco acomodo a su delegado en el gobierno duartista y, para que la cuña apriete, nombraría al tío Fide para que reponga los platos rotos. Si este nuevo rumor tiene algún viso de sustento, el tricolor en Puebla saldrá de guatemala para ingresar a guatepeor.

Algo huele mal en los círculos empresariales veracruzanos. Ya algunos destacados personajes brincaron de las páginas de sociales a la nota roja. ¿A que se deberá?

Si usted estimado lect@r pensaba que la política veracruzana está en chino, salga de dudas visitando el próspero negocio denominado “El dragón rojo”. Si ahí de casualidad se topa con la Sra. Gina Domínguez, directora de comunicación social y vocera del gobierno duartista, ella podrá ponerle al tanto de cómo se mueve en Veracruz Doña Rosa Borunda. Si  no encuentra respuesta consulte el diario “El águila”, es gratuito.

Desde estas líneas deseamos a nuestro amigo Carlos García Méndez, rector de la Universidad de Xalapa, un pronto restablecimiento.- Xalapa, Ver., octubre 28 de 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

No hay vuelta de hoja. La ciudad capital de Veracruz para salir de su marasmo y atraso requiere de un gobernador con visión y compromiso que con hechos demuestre su amor por Xalapa; de un alcalde con experiencia, honestidad, cercanía con sus gobernados e indudablemente, con la capacidad suficiente para afrontar los retos de cambio y transformación de lo que hoy no pasa de ser un rancho grande que vive de pasadas glorias. Más eso no basta, modernizar la ciudad adecuándola a las necesidades presentes y futuras de una población en expansión permanente, por sobre todas las cosas requiere de una ciudadanía concientes responsable y participativa. Sin estos tres pilares de sustento nuestra ciudad seguirá siendo lo que hoy nos merecemos y lamentamos.

Los xalapeños no contamos con  tal plataforma de despegue. Los gobernadores en turno son los primeros en desentenderse de su obligación para con la capital veracruzana; el glamour de lo que consideran el ombligo del mundo en materia turística les gana, Boca del Río es hoy el centro neurálgico del gobierno estatal; el Ayuntamiento xalapeño destaca por corrupción, opacidad, ausencia de visión y una absoluta carencia de capacidad para atender necesidades reales y sentidas de la población.

Por cuanto a una ciudadanía conciente y responsable, la carencia es aún mayor. Xalapa cuenta con cerca de 600 mil habitantes pero no cuenta con ciudadanos que participen como tales frente a la problemática de la capital veracruzana. El dejar hacer, dejar pasar, cuchicheando quejas y lamentos, no substituye participación comprometida y responsable que nos otorgue calidad de ciudadanos.

Lo anterior viene a cuento ante la inminente elección del próximo Ayuntamiento xalapeño que, como es sabido, durará cuatro años en su gestión edilicia. De espaldas a la población en las esferas del poder ya se barajan nombres de posibles candidatos a la alcaldía, más por así convenir a  intereses personales, de grupo ó de los partidos políticos vigentes y los que surjan, que por atender a lo que Xalapa requiere. De los personajes que ocupan la atención en los círculos políticos, ninguno parece contar con merecimiento alguno para hacerse cargo del gobierno de la ciudad.

Abierto el refuego por la sucesión de la alcaldesa Elizabeth Morales, lo que está a debate en los círculos políticos y medios de comunicación no tiene nada que ver con las urgencias de la ciudad capital. La población, desinformada y al margen ni suda ni se acongoja frente a los nombres que se barajan. Está en lo suyo y en espera de que llegado el momento en las urnas de mala gana premie o castigue a los candidatos de ocasión.

Los medios de comunicación, no obstante contarse con más de diez diarios que se publican en la capital veracruzana  y que profusamente destinan cotidianamente páginas y titulares a proyectar la imagen tanto del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa como de la alcaldesa, no inciden positivamente en la población generando sinergias que contribuyan a fortalecer lazos de identidad entre la población y el gobierno La pasada elección federal dio cuenta de ello.

Y mientras la atención y prioridades están puestas en el proceso electoral en puerta, la ciudad capital duerme el sueño de los justos entre abandono, atraso, inseguridad, basura por doquier e indiferencia de sus habitantes. Crecimiento anárquico y desorden mantienen su curso sin respuestas viables para modificar una  tendencia que ya se considera círculo perverso.

En el ínter, el gobernador del estado, más preocupado por lo que se murmura sobre un anticipado  retiro de sus obligaciones constitucionales, se ocupa de aplicar pinceladas al mediático maquillaje de eficiencia de su administración. Xalapa ni le va ni le viene, sabe a ciencia cierta que la vida cotidiana de la capital no viste políticamente a los ojos de los gobernados.

Construir ciudadanía debería ser el primer paso de todo esfuerzo encaminado a la búsqueda de soluciones viables para la problemática de Xalapa y la región en la que esta se asienta. Tal prioridad brilla por su ausencia y, si acaso, se observa balbuceante intento por parte de algunas de las llamadas organizaciones no gubernamentales  que, de manera aislada, se preocupan y ocupan en darle vueltas a la noria más con criterio asistencialista que con la eficacia que se reclama. Entre estas, “Otero Ciudadano” que pretendiendo imprimir integralidad y juicio técnico a un intento de participación ciudadana, se pierde en un elitismo de clase media que le hace vulnerable a la politización y partidización que, como bien sabemos, en Veracruz todo lo que toca pudre.

El PRD ensoberbecido por su pírrico triunfo en la elección de diputado federal por el distrito de “Xalapa urbano”, sin autoridad moral y política pontifica en torno a la problemática del municipio y ciudad capital y sus posibles soluciones a partir de un gobierno de “izquierda” más generador de clientelismo que de políticas públicas a tono con las necesidades de la ciudad capital. Borda en el vacío, soslayando el carácter integral de la conurbación y la existencia de cuatro Xalapas en una. Sin visión de conjunto anclada en la realidad, ningún partido político está en condiciones de ofrecer electoralmente nada que contribuya a deshacer el nudo gordiano que condena a la capital al estancamiento y atraso; sin democracia participativa sustentada en ciudadanos conscientes y responsables, la elección no es solución.

La respuesta es de la población, la clase política es accesoria.

Xalapa, Ver., agosto 19 de 2012

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 De tanto repetirse que la capital veracruzana vive de la burocracia, el comercio y las instituciones de  educación superior que  proliferan como plaga, ello ha dado en lugar común, generando una absurda resignación como si Xalapa no pudiera acceder a otras alternativas económico productivas que generen empleo, derrama económica, fortalecimiento del mercado interno y una mejor imagen de la ciudad.

 De ahí que no es de extrañarse el que a lo largo de la pésima administración municipal que encabeza la Sra. Elizabeth Morales sean motivo de preocupación y estéril debate temas tan trillados como vialidad, transporte público, seguridad, comercio informal y tratamiento de la basura. Responsabilizándose, de hecho, al gobierno municipal de desapego a su gestión en perjuicio de la población sin detenernos a revisar cuidadosamente el tamaño de la viga que en el ojo propio impide veamos más allá de nuestro ombligo.

 Sin pretender minimizar la importancia de la problemática urbana que acusa el municipio de Xalapa y la polémica a que ello da lugar y, mucho menos lo atinado de la crítica a que se ha hecho merecedora la joven y corrupta alcaldesa, con la perspectiva que da el ver los toros a distancia estimo tan fuera de lugar como inútil el dar vuelta tras vuelta en la noria, destacando lo accesorio sin tocar lo principal. Se ignora el contexto histórico y geográfico  y se pasa por alto el sustento económico en que se asienta el tan anárquico como caótico crecimiento urbano de la ciudad capital.

 Pretender superar  problemas nuevos o añejos para dar paso a una ciudad moderna, funcional, con más de medio millón de seres humanos que le habitan y otro tanto de vehículos automotores que le agobian, sin aceptar que Xalapa históricamente, por su ubicación geográfica, topografía y  diseño original como lugar de reposta de viajeros y almacenaje de mercancías camino al puerto de Veracruz, fuera concebida para un propósito específico que no se corresponde con la categoría de capital de Veracruz, asiento hoy del los gobiernos estatal y municipal,  que coyunturalmente en su momento le fuera asignada.

 Sin más plano regulador que el establecido en tiempos de la Colonia, sexenio tras sexenio los gobiernos priístas le dejaron crecer en extensión y número de habitantes de manera anárquica, atendiendo a intereses electoreros,  y sin la más mínima visión de futuro. Fenómeno que se incrementó exponencialmente con la migración de los desheredados del sector rural que, a partir del desmantelamiento del campo por las mismas autoridades, buscasen mejores oportunidades en la ciudad capital. Haciendo nugatoria con el tiempo toda posibilidad de acceso a obras y servicios públicos de manera ordenada y eficaz.

 Xalapa, “Atenas Veracruzana”, dejó de ser bucólica posta de diligencias bellamente adornada con multicolores flores y destellos culturales para pasar a “urbe cosmopolita,” con marcados cinturones de miseria, escasez de agua, colonias populares abandonadas a su suerte, sucia y con una vialidad para carretas. Un rancho grande ubicado en el corazón del Veracruz de la prosperidad, caldo de cultivo para la exclusión y discriminación social, criminalidad y la violencia que hoy lamentamos. Lo cual a estas fechas pareciera no se puede remediar, salvo mediante la drástica medida de reubicar a la ciudad en un espacio más idóneo a partir de un proyecto urbanístico integral e integrador a la altura de  los paradigmas del nuevo siglo.

 Tenemos que aceptar que Xalapa físicamente ya no tiene para donde hacerse, ni manera de que sus habitantes puedan contar con los servicios públicos que demandan, como tampoco parece ser posible que las autoridades estatal y municipal tengan el mínimo de, imaginación, voluntad y visión para una adecuada gestión del municipio. A falta de ello, lo cómodo y conveniente para las autoridades es hacer como que se hace sin hacer nada, desviando presupuestos federales, estatales y municipales a otros menesteres poco claros, por decir lo menos, en tanto sus habitantes clamamos por orden, racionalidad y una civilidad que nunca llega. A lo hecho pecho, si tiene remedio bien y, si no lo tiene, también.

 Lo que debería preocuparnos y ocuparnos es que la mayoría del más de medio millón de habitantes, como se dice reiteradamente subsiste de magros empleos y peor salario siendo presa fácil para la manipulación política que acompaña al subsidio proveniente de programas asistencialistas públicos y privados. El empleo remunerador es escaso y concentrado en pocas manos en un clima de desigualdad económica y social al que nadie se refiere.

 Las actividades económicas dominantes son insuficientes para generar la riqueza necesaria para acceder a los beneficios de “la modernidad”. Sin actividades productivas que generen empleo remunerativo, bienes de consumo y ahorro, la ciudad está ahorcada, la población en su mayoría colgada de los cerros participando como consumidor cautivo e ineficiente en un mercado con marcados desequilibrios entre oferta y demanda efectiva, condenada a sobrevivir sin expectativas de creciente bienestar.

 Si no hay fuentes de empleo industrial que dinamicen la economía regional, hay que crearlas. Sería la respuesta lógica. ¿Cómo? Con imaginación y voluntad para buscar la autosuficiencia; substituyendo importaciones que nos llegan de todos lados tanto para no depender del exterior como para equilibrar oferta y demanda de bienes de consumo e el marco del fortalecimiento del mercado interno; impulsando el efecto multiplicador de la construcción de vivienda digna e infraestructura urbana; dando valor agregado a productos agrícolas y pecuarios de la región; capitalizando la ventaja comparativa del recurso humano formado en las instituciones educativas y, dejando atrás el pesimista lugar común de que Xalapa no tiene vocación industrial, esperando que los tres órdenes de gobierno se hagan cargo.

 La tarea es de todos, los inversionistas y emprendedores por delante. Y aquí es donde la marrana tuerce el rabo. La iniciativa privada en nuestra región carece de iniciativa y de vocación emprendedora, salvo para colgarse del gobierno. Falta de visión empresarial cierra el círculo perverso. Si la inversión no llega de fuera, el capital local no asume el riesgo; atiende a lo seguro, el comercio, el agio, más escuelas patito, especulación  y  pésimos servicios en su mayoría acogidos a la economía informal, hasta saturar el mercado con una oferta mal planeada frente a una demanda que día a día pierde capacidad efectiva de compra y de consumo,  matándose a la gallina de los huevos de oro.

 Por ahí debería centrarse el debate. Cómo hacer de la capital veracruzana cuna para la inversión productiva, autosuficiente en lo económico y digna y próspera en lo social, sin necesidad de depender de programas asistencialistas oficiales u oficiosos corrupto y falaz pretexto para politizar, manipular y explotar a los más desprotegidos.

 Tela de donde cortar la hay, generando riqueza lo demás ya vendrá por añadidura Seguirle dando vueltas a la noria sin agarrar al toro por los cuernos es a mi juicio inútil. Si la alcaldesa es un estorbo, pidámosle renuncie y a otra cosa mariposa. ¿O nos resignaremos a seguir pensando que Xalapa no tiene futuro?

 Hojas que se lleva el viento

 Quienes menos pueden contribuir al rescate de Xalapa y la región son los candidatos a legisladores federales que andan por ahí presumiendo que cuentan con una varita mágica que se apellida Peña Nieto para resolver la cada vez más lastimada realidad de Veracruz, emulando a la Sra. Perlasca que con saliva a su real entender está revolucionando la actividad turística en todo el Estado.  Su imaginación y voluntad transformadora está muy por debajo de los que la ciudadanía demanda, su inicuo paso por la administración pública lo confirma. Paradójicamente entre más prometen más exhiben a los diversos gobiernos priístas por ineptos, corruptos y dejados. ¿No acaso Veracruz es un estado próspero que brilla con luz propia? Mucho ruido y pocas nueces, diría mi abuela. Mérida, Yuc., abril 25 de 2012

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J. Enrique Olivera Arce

Sin una estrategia de largo plazo que ponga orden al caos a que ha dado lugar el crecimiento anárquico de Xalapa, capital de una de las entidades federativas con mayor potencial económico y social, seguiremos dándole vueltas a la noria. Trienios van y vienen y nuestra ciudad persiste en ofrecer a propios y extraños una pobre imagen de lo que sus habitantes no desean para sí y para las nuevas generaciones, contrastando con el pujante desarrollo de otras capitales estatales tanto en el ámbito nacional como en lo específico en el sur sureste del país.

Cada presidente municipal en turno reinventa el mismo rollo, concentrando su atención en el insoluble problema vial de la ciudad capital, cerrándose a aceptar que este problema no sólo es consecuencia del exceso de tráfico vehicular o de insuficiente ingeniería de tránsito para hacer de calles y avenidas vías fluidas que faciliten la intercomunicación funcional entre el centro histórico y los ya varios cientos de colonias periféricas.

El Xalapa colonial fue diseñado en sus inicios de acuerdo a las condiciones topográficas prevalecientes y a un lento crecimiento demográfico determinado por su carácter de ciudad de paso en el tránsito de viajeros y mercancías de Veracruz al altiplano. Más que calles, estrechas callejuelas dominaron el paisaje urbano y, con ello, una vialidad considerada para carretas y peatones. El diseño original subsiste y a este se le han venido agregando anárquicamente, como parches mal puestos, lo mismo colonias que avenidas presuntamente vías rápidas de desfogue de un centro histórico concentrador de oficinas, comercios, planteles educativos, hospitales y espacios públicos, sin respetar el obligado ordenamiento derivado del entorno topográfico y, por ende, sin considerar el alto costo de hacer llegar a todos los habitantes el beneficio de los servicios públicos indispensables para la vida en comunidad.

Hoy la ciudad es un caos y su población, lo reitero, ingobernable. Problemas de toda índole brotan por doquier y la autoridad municipal en turno se manifiesta incapaz de su atención y pronta respuesta, con el consiguiente disgusto permanente de los xalapeños. Las autoridades estatales y municipales no quieren verle así, cerrando los ojos ante lo obvio. De ahí que lo mismo autoricen el anárquico crecimiento de un servicio de transporte público obsoleto que la incorporación de varios cientos de taxis o la apertura de nuevas colonias colgando de los cerros circundantes, haciendo acompañar a tal aberración un llamado plan de ejes viales que como vías rápidas atiendan a la necesidad de conductores de vehículos desatendiendo a los peatones, mayoría entre los habitantes del municipio. Sin que nadie se preocupe por el futuro de mediano y largo plazo de la capital veracruzana.

Si algo hay que aprender de la pujanza de otras capitales es la visión de futuro de habitantes y autoridades que de manera coordinada,  se han echado a cuestas la tarea de romper con inercias negativas, adoptando planes estratégicos de ordenación del crecimiento urbano que conjuguen pasado, presente y porvenir en un espacio que es de todos.

El proceso electoral en marcha, que desembocará con la elección de nuevas autoridades municipales, no contempla en quienes aspiran a gobernar a Xalapa propuesta alguna en tal sentido. Elegiremos a nuestras autoridades a ciegas como ciegos seguirán siendo quienes pretenden gobernarnos, y nuestra otrora bella y culta capital de Veracruz seguirá en su letargo siendo lo que sus habitantes no desean, ciudad para carretas y vendedores ambulantes.

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