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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 “Otra vez el pueblo demostró que tiene temple y que está muy por encima de quienes habiendo recibido un voto mayoritario no supieron hacer honor a ese mandato.” Bernardo Bátiz V.

Pareciera ser irreverente pero nos guste o no, la realidad deja entrever que tragedia, desolación e incertidumbre que dejan los sismos septembrinos, se da en medio de una guerra política en la que las élites de una partidocracia corrupta, insensible y mezquina, de espaldas a los intereses más caros de las mayorías no les motiva mayor cosa que la búsqueda del poder y conservación de canonjías y privilegios.

En maquinazo anterior comentaba en relación a Veracruz, que política y políticos ante el desastre se exhibían evidenciando ante los embates de la naturaleza ineptitud y ausencia de visión de Estado, sin más propósito de sus actores que ocupar un lugar en el rejuego electoral del 2018. Agregando que a nivel nacional se transitaba por la misma tesitura.

Y considero no haber estado equivocado, puesto que sin que aún concluya el estado de emergencia derivado de los sismos, dentro de un marco de reacomodo geopolítico en el que el gobierno de México no encuentra su lugar, el interés nacional es objeto de puja entre partidos, exhibiendo mezquinidad y oportunismo de un régimen político que a la vista está las mayorías rechazan y repudian

¿Quién da más? Como si los recursos públicos que se asignan a las campañas políticas no fueran recursos de todos los mexicanos, las élites partidistas a cual más regatea su aporte al alivio de miles de familias afectadas por los sismos.

Esto en una realidad imposible de ignorar de enojo, hartazgo y belicosidad ciudadana contra gobernantes, partidos y corrientes políticas en general por su evidente incapacidad y ausencia de voluntad política para ponerse a la altura que las circunstancias reclaman, y de absoluto desdén para con una población que sin distingo ideológico o partidista se moviliza en un empeño solidario solo comparable al que prevaleciera a raíz del sismo de 1985.

Y aquí cabe reiterar que lo que a mi juicio estamos percibiendo, es el epígono del régimen político vigente en México. El presidencialismo, marco jurídico, reglas y costumbres arraigadas, está superado y rebasado. Más de 120 millones de mexicanos de los cuales más de la mitad se debaten entre desigualdad y pobreza, están diciendo basta; la necesidad de cambio ha prendido en la conciencia de las mayorías empobrecidas.

No más mirones de palo, parecen decir los miles de hombres y mujeres, jóvenes y viejos que están tomando en sus manos el rescate de entre los escombros de compatriotas sorprendidos por los sismos, recuperando memoria histórica y reconstruyendo solidaridad entre diferentes, exigiendo que los recursos públicos destinados a una democracia electoral simulada, se canalicen a la reconstrucción y atención a las víctimas de siempre, los mexicanos más pobres de este sufrido país secuestrado por el binomio poderes fácticos-partidocracia.

Demanda ciudadana a cuya fuerza y consistencia la élite partidista responde con simulación y engaño, sometiendo a subasta lo que por principio es de todos los mexicanos, dándole otra connotación a la guerra política, la de un abierto enfrentamiento entre el régimen dominante y la población subordinada.

¿Qué sigue?

La arrebatinga por los contratos de obra y servicios para la reconstrucción, a los que no estarán ajenos los intereses de la misma élite política que los subasta, retornando el dinero a las campañas políticas, cerrándose el círculo perverso. La pregunta obligada, es si en esta ocasión seguirá dominando la impune corrupción o la voluntad de la ciudadanía vendrá por lo suyo.

Hojas que se lleva el viento

En la aldea, el senador José Yunes Zorrilla sigue confiando en que con asistencialismo y clientelismo el PRI retornara al gobierno de Veracruz. Ignorando o pretendiendo ignorar que la debacle de una economía estancada no es coyuntural sino históricamente estructural. La honestidad intelectual también cuenta y cuenta mucho señor senador, el no meter las manos al cajón no basta. Todo sea por exhibir a un gobierno alternante que no cuenta con piloto.

Cd. Caucel, Yuc. Septiembre 23 de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Entre terremotos  y huracanes Veracruz sigue al garete. Sacudida la entidad, la desigualdad, la pobreza, la inseguridad, corrupción impune, vulnerabilidad del estado de derecho,  y la ausencia de rumbo cierto, se evidencia ante los embates de la naturaleza a la par que nuestra aldeana clase política exhibe ineptitud y ausencia de visión de Estado.

Lejos de tomarse conciencia del grado de profundidad de la crisis que se vive en Veracruz, la política, si es que se le puede llamar política, se regodea en torno a la especulación, el rumor, dimes y diretes y la maledicencia que nunca falta en una interminable guerra sucia,  sin más propósito de sus actores que ocupar un lugar en el rejuego electoral del 2018.

Sin más límite que lo limitado de su visión, política y políticos, siguen anclados en el aquí no pasa nada que inercialmente arrastramos del pasado reciente. Atención a economía recesiva, deterioro social y efervescencia en torno a descontento y hartazgo de la población, no figuran en la jerarquización de prioridades. Política y políticos, secundados por una prensa igual de miope, se ocupan y preocupan por lo que habrá de acontecer dentro de los límites de una coyuntura marcada por los tiempos electorales, desdeñando un presente que, en primera y última instancia, determinará lo que el futuro depara.

Los efectos del huracán “Katia” y del sismo del jueves 7 de los corrientes  sobre la realidad estructural de la entidad, lejos de considerarse advertencia a tomarse en cuenta para tiempos venideros, se capitalizan por la política y políticos como oportunidad para medrar. “El desastre” al fin producto inevitable de la naturaleza, bajo esta óptica así se contempla en la coyuntura sin parar mientes en  forma y fondo de cómo estos fenómenos habrán de incidir en la profundización de la crisis existente. Más pobreza, más desigualdad, mayor deterioro del tejido social, sin respuesta alguna por ninguno. Como si el asistencialismo clientelar de ocasión, operara mágicamente sobre los grandes desequilibrios estructurales que tienen postrado a Veracruz.

En esas estamos, día con día, resultando ya chocante la voz crítica de un Rafael Árias Hernández que machaconamente insiste en exigir peras al olmo, como si en el gobierno de la alternancia la transparencia, eficiencia y eficacia en el manejo de la cosa pública estuviera la respuesta a los males habidos y por haber, sin parar mientes o ignorando que por sobre los avatares de una administración pública quebrada y fallida, pesa y determina la realidad acumulada de un atraso estructural histórico que nadie quiere ver y que hoy, gracias al “desastre” se exhibe en toda su amplitud.

De ahí que llame a risa el que los partidos políticos, solos o en alianza, crucen apuestas respecto al futuro botín, sin antes conocer en donde están parados. Todos atienden a la coyuntura electoral y ninguno se toma el trabajo de elaborar un diagnóstico puntual serio de la realidad de la entidad federativa que pretenden gobernar. Política y políticos demasiado pequeños, torpes y ciegos para apenas entender lo que los efectos de los fenómenos naturales vividos expresan de nuestra realidad.

Mal de muchos, dirían… Puesto que a nivel nacional se transita por la misma tesitura. El Interés personal o de grupo se impone por sobre razón y visión de Estado, contribuyendo a la agudización de la crisis que México entero padece, pretendiendo mediáticamente imponer la idea de que aquí no pasa nada cuando la realidad y los ciudadanos de a pie,  dicen todo lo contrario.

Hojas que se lleva el viento

He considerado que en el momento en que el Movimiento De Regeneración Nacional pasa a ser partido político, se obliga a jugar bajo las reglas de la partidocracia dominante. Situación que ya se observa cotidianamente tanto en la vida interna de MORENA como en su quehacer público restándole mayor aceptación y penetración a lo largo y ancho del país. De ahí que a mi juicio el novel instituto político para mantenerse como puntero en las preferencias electorales, tendrá que buscar diferenciarse del resto de los partidos políticos nacionales con reglas, usos y costumbres propias y acordes con lo que la ciudadanía exige de nuestra incipiente democracia representativa. MORENA tiene que ir más allá de los límites electoreros y vincularse a los diversos movimientos sociales de lucha y resistencia al modelo de desarrollo  neoliberal y defensa del territorio para seguir creciendo.

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En todos lados se cuecen habas. En Yucatán se presume de un crecimiento económico muy por arriba del promedio nacional, empero bien se guarda de destacar el que la desigualdad en el ingreso es su Talón de Aquiles. Crecimiento con desigualdad y pobreza no es el mejor camino para alcanzar el bienestar de las mayorías.

Cd. Caucel, Yuc. Septiembre 13 de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Un parlamento, es un parlamento, sólo bajo determinadas condiciones se convierte en una estafa, un ayuntamiento es un ayuntamiento, solo bajo determinadas condiciones se convierte en una cueva de ladrones, un tribunal es un tribunal, solo bajo determinadas condiciones se convierte en una broma de mal gusto. No se trata, pues, de inventar algo mejor o más lúdico, creativo o transversal que los parlamentos, los ayuntamientos y los tribunales, sino de cambiar sus condiciones”. Carlos Fernández Liria

Siguiendo esta línea de pensamiento considero que es una falacia el afirmar que del triunfo de Morena en los procesos electorales devendrá en “mandar al diablo a las instituciones” republicanas. Antes al contrario, si partimos de la premisa de que el Movimiento de Regeneración Nacional y su líder histórico no son revolucionarios radicales,  sino expresión de un reformismo progresista que, cuestionando las condiciones actuales de deterioro por las que atraviesan  las instituciones que el pueblo de México se ha dado, se propone  sanear éstas y ponerlas al día para que así respondan al interés de las mayorías y no únicamente al de una élite depredadora y empobrecedora de la vida nacional, estimo que su propósito último es fortalecer y no destruir el andamiaje institucional.

Y es en esto último que se sustenta a mi modesto entender tanto la penetración en el seno de la sociedad mexicana como el respaldo  político electoral que observamos en el lopezobradorismo. La gente no desea una nueva revolución, sino dar continuidad a un proceso que  habiendo iniciado en 1810, retome el “Sentimiento de la Nación” del ideario político de  Morelos y las reivindicaciones no satisfechas enarboladas por Zapata, Villa y  los Constituyentes de 1917, alejando de la vida económica, política y social del país todo vestigio de corrupción, impunidad, simulación, depredación  y secuestro de la voluntad popular, fortaleciendo a las instituciones republicanas y no destruyéndolas, priorizando honestidad, eficiencia y eficacia como pilares del cambio deseado.

El pueblo de México no es tonto, como se le quiere ver desde la cúpula del poder y sus adlateres. El solo pensar en que estaría de acuerdo en “mandar al diablo” a las instituciones republicanas, construidas a lo largo del tiempo con sangre, sudor y lágrimas, es tanto como persistir en considerar a los mexicanos como idiotas, incapaces de discernir lo  que a sus más caros  intereses conviene aceptando sin chistar lo que bien a bien se  le concede o impone bajo el régimen de un paternalismo de Estado que, en los hechos, niega el carácter soberano de la voluntad popular.

El pueblo sabe leer entre líneas. Así, cuando López Obrador discursivamente manda al diablo a las instituciones, la gente sabe a ciencia cierta que se trata de mandar al diablo el vaciamiento de que ha sido objeto el andamiaje institucional de la nación, recuperando para sí el sentido y razón de un estado de derecho que trascendiendo los límites estrechos de lo que entendemos como gobierno, da sustento al Estado-Nación.

Más que un gobierno para todos, gobernar entre todos como lo mandata la Carta Magna, es lo que la gente estimo interpreta del discurso de MORENA. De ahí la esperanza y confianza que anima al imaginario colectivo y su voluntad de expresarlo en las urnas. Libertad, independencia, y soberanía; no más corrupción impune; que la honestidad norme la búsqueda del bien común en nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos. La nación y sus instituciones republicanas  lo demandan, así quiero entenderlo.

Hojas que se lleva el viento.

¡Para Ripley! Vaya cinismo del senador yucateco Emilio Gamboa Patrón -a quien sus paisanos conocen por el mote de “El chupón”-, cuando arropado por sus pares Yunes Zorrilla y Yunes Landa, viene a Veracruz a decirnos que el PRI si sabe gobernar. “No me defiendas compadre…” Dirían los candidatos priístas a las alcaldías veracruzanas.

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Teniendo como escenario de fondo el fracaso manifiesto de seis meses de gestión del gobierno de la alternancia (no hay nada que asegure lo contrario) así como la incapacidad del PRI para salir de su debacle,  los veracruzanos a una semana de la elección del 4 de junio velan armas dispuestos a dar la batalla en las urnas. Salvo que seamos masoquistas, es de esperarse que la mayoría le dé la espalda al PRIAN votando a favor de los candidatos de MORENA, partido al que se considera como el mejor posicionado en la contienda edilicia. Sufragar a favor del PRI o de las fórmulas postuladas por “la morralla” partidista o candidatos independientes, dividiendo y pulverizando el voto, se dice favorecerá a  la alianza PAN-PRD, apostándole a ello el gobernador Yunes Linares en su desenfrenado intento por hacerse de una base social de apoyo que dé continuidad a su proyecto familiar.

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Quienes en Veracruz habiendo tocado en la puerta equivocada, esperando encontrar en MORENA posiciones, prebendas y canonjías, toparan con pared, se ven impelidos a renunciar y buscar nuevos y más amplios derroteros en los que mojar su pambazo sea la recompensa. Nada nuevo bajo el sol. Es la “condición humana”, dicen los que confundiéndose ven el árbol y no el bosque. Lo que si resulta inédito es que por cada 2 que se van frustrados en sus intenciones,  se incorporan al lopezobradorismo 20 nuevos cuya motivación va más allá del dinero fácil. De ese tamaño es el descontento y el hartazgo.

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Mañana 31 de mayo da término la etapa de campañas del proceso electoral 2017 en Veracruz. El balón pasa a manos de los electores sin que el gobernador, partidos y candidatos contendientes, alcanzaran un marcador distinto al  ya anotado en la etapa previa.  Salvo el fraude electoral como última instancia, MORENA se levantará con el triunfo en el mayor número de los 212 municipios de la entidad y, para sorpresa de muchos, a no dudarse el PRI en alianza con el partido verde de Fidel Herrera, inercialmente quedará en segundo lugar en el tablón de resultados. El gobierno de la alternancia reducido a su mínima expresión. ¿O no es así?

Xalapa, Ver., 30 de mayo de 2013

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Ahora que los expertos internacionales han confirmado que el cambio climático llegó para quedarse y que, al respecto el gobierno de Obama en EE. UU. advirtiera a la sociedad norteamericana de la necesidad de estar alerta en prevención a los efectos de este fenómeno, llegó la hora de que en nuestro país pongamos las barbas en remojo.

Hoy más que nunca se debe tomar en serio la necesidad no sólo de cuidar y preservar el medio ambiente, también de tomar medidas preventivas para hacer frente con relativa eficacia a eventos catastróficos derivados del cambio climático. No más indiferencia, simulación, demagogia y mentiras piadosas en torno a lo que constituye alto un riesgo para la sociedad. La naturaleza no espera como ya se pone de manifiesto en sus efectos en la salud.

Por lo que a nuestra aldea respecta, el riesgo que se corre es variado y de diversas magnitudes a lo largo y ancho de la entidad, como está probado con eventos meteorológicos que en la última década afectaran tanto infraestructura como integridad física y bienes materiales de familias veracruzanas. El saldo de inundaciones, deslaves, fuertes vientos, granizadas atípicas y elevación del nivel del mar está documentado, aunque no atendidas con la celeridad y eficacia deseable.

Burocráticamente el gobierno estatal nos habla de mapas de riesgo, protección civil y atención a damnificados a posteriori, sin embargo, desafortunadamente queda en el papel y poco, realmente poco, se hace en materia de prevención. Antes al contrario, atendiendo a intereses de índole económico productiva, se deja hacer, se deja pasar, se desatiende la magnitud del riesgo ante la indiferencia de una sociedad ya acostumbrada a actuar después y no antes de la catástrofe.

Son muchas las voces que se levantan advirtiendo de la necesidad de conciliarnos con el medio ambiente, frenando deforestación, evitando contaminación y cuidando el agua, plausible actitud que nos atañe a todos y que deberíamos atender, sin embargo, la mayoría de nuestros ambientalistas evita reconocer que el cambio climático por ahora es irreversible, exigiendo algo más que lamentarnos por no cuidar el entorno que como sociedad nos da cobijo.

Se requiere de un diagnóstico serio que se refleje en auténticos mapas de riesgo a disponibilidad pública como primer paso para reconocer y evaluar vulnerabilidades. Lo siguiente sería actuar en consecuencia tomando las medidas pertinentes para prevenir impactos negativos en la población. Toca entonces a las autoridades el hacerse cargo de este problema latente, pero también a la llamada sociedad civil el reconocer que no se pueden seguir manteniendo conductas contrarias a lo que el cambio climático exige.

Y en este marco, los recientes anuncios de cuantiosas inversiones en puertos e industria sin chimeneas deberían obligarnos a reflexionar sobre los pros y los contras de proyectos costeros que responden más a criterios de utilidad económica de unos cuantos que al interés general de una sociedad que directa o indirectamente, terminará como siempre pagando los platos rotos de la improvisación, desatención del entorno ambiental y posterior rescate vía recursos públicos de los bienes siniestrados.

Cultura de prevención.

En materia ambiental a lo hecho pecho, si los daños al entorno son cuantiosos y la mayor de las veces irreversibles, ante el cambio climático las prioridades ya son otras. Sin dejar de atender lo importante en materia ecológica, la prevención ante lo que viene y nos espera cobra carácter de urgente. De ahí la necesidad de concentrar esfuerzos en la construcción de una cultura de prevención que nos prepare para lo inevitable. No más tapar el pozo después del niño ahogado cuando de antemano se sabe del alto nivel de vulnerabilidad de la entidad veracruzana.

Hojas que se lleva el viento.

Ingenuidad e intereses económicos van de la mano en un Veracruz que no ve más allá de su ombligo, anteponiéndose al interés más general de la nación y de nuestra próspera entidad. Sólo así se explica el que se echen las campanas al vuelo por la reelección del dirigente nacional del PAN; expresando beneplácito porque ello significa que el “PAN rojo”, deje de tener preeminencia al interior del blanquiazul en Veracruz abriéndosele las puertas a Miguel Ángel Yunes Linares en su aspiración de gobernar a la entidad. Ignorándose o haciéndose de lado que Gustavo Madero Muñoz y su grupo en este momento representan lo más rancio y retrógrada de la ultraderecha panista, aliados de Peña Nieto y promotores de reformas antipopulares contrarias al interés nacional. Con Madero se inclinará la balanza legislativa a favor de las leyes secundarias en materia energética que más convienen a las petroleras trasnacionales, sumándose al mayoriteo del PRI. Así que cual es en realidad el “PAN rojo”. El PAN es el PAN, no hay otro.

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Ya que toqué el tema de la industria sin chimeneas, cabe preguntarse ante el anuncio del Sr. Peña de que se pondrá toda la carne en el asador en infraestructura y promoción turística, con énfasis en el sur sureste del país, cabe preguntarse si Veracruz está preparado para hacerse cargo de la materialización de la propuesta presidencial en lo que a la entidad corresponde, habida cuenta de que los montos totales considerados en el plan nacional de infraestructura son la suma de aportaciones federales, estatales, municipales y privadas.

¿Está preparado el gobierno duartista, por ahora financiera y operativamente incapaz? ¿Los ayuntamientos veracruzanos de municipios con vocación turística, podrían hacerle frente a las responsabilidades inherentes encontrándose técnicamente en quiebra? ¿Nuestra iniciativa privada, sin iniciativa ni vocación emprendedora, está dispuesta a invertir compartiendo el riesgo? ¿Los veracruzanos estamos dispuestos a poner nuestro granito de arena para hacer de Veracruz un destino turístico atractivo, limpio, seguro y digno?

O seguiremos escuchando de grandes inversiones que nunca aterrizan mientras Cancún y la Riviera maya se fortalecen como los más importantes generadores de divisas del país. No olvidemos que para el Sr. Peña los más aptos van primero.

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J. Enrique Olivera Arce

La reciente tragedia por la explosión de una  destiladora alcoholera en Orizaba dio lugar a que la Sra. Nohemí Guzmán Lagunes, secretaria de protección civil del gobierno de Veracruz, afirmara que alrededor de 1200 factorías en la entidad que representan alto riesgo para sus trabajadores y población en general, requieren de su regularización. A ello habría que agregarle el hecho de que miles de kilómetros de ductos de Pemex en territorio veracruzano tienen en absoluta indefensión a comunidades enteras. Lo cual pone de relieve que el error humano, la negligencia en algunos casos rayando en lo criminal,  o por qué no, el disimulo de las autoridades, puede dar lugar a tragedias como la de pluviosilla ya ampliamente comentada en los medios. Cuanti más como resultado de imponderables efectos de fenómenos naturales.

Lo anterior viene al caso por la inquietud que causa en la población la existencia de la nucleoeléctrica de Laguna Verde en la costa veracruzana, tras el percance nuclear en varias plantas de igual característica en Japón, originado por la fuerza de la naturaleza, el afán desmedido de lucro de las empresas generadoras de electricidad, y el aún incipiente dominio de la energía nuclear con fines pacíficos en ese país asiático.

Los llamados de las autoridades a mantener la calma, argumentando sobre la inexistencia de riesgo en la factoría nuclear asentada en Veracruz han sido insuficientes para una población que se siente amenazada.

La experiencia que vive Japón, pese a tales llamados, obliga a pensar a los pobladores en la periferia de Laguna Verde que el riesgo es latente, en una planta que en los límites de la obsolescencia ya registra señales de deterioro dignos de tomarse en cuenta y de ahí una inquietud social que no debe echarse en saco roto.

Llamando la atención sobre esto último, que se afirme de manera insistente que el litoral veracruzano no presenta riesgos sísmicos que pudieren afectar la seguridad en la mencionada planta en el litoral del Golfo de México. Como si la única posibilidad de un desastre tuviera origen en fenómenos naturales no previsibles como el sismo de 6.7 grados en la escala de Richter que el pasado jueves sacudiera a Veracruz. Descartándose el error humano, fallas técnicas u obsolescencia tecnológica.

El riesgo existe, quiérase o no,  luego vale la pena recapacitar sobre ello y tomar cuando menos el mínimo de previsiones para evitar se vea dañada la población en las inmediaciones de la planta en cuestión. Cosa que, hasta el momento, no ha sido tomada en cuenta en lo que se refiere a infraestructura vial suficiente y ad hoc para un pronto, ordenado y eficaz desalojo de quienes habitan en las áreas de mayor riego, como tampoco tiene lugar una permanente campaña de educación de prevención en la zona. Lo cual va más allá de contar con un “Atlas de Riesgo” que, al fin y al cabo, sólo tiene el carácter de indicador.

En este contexto, me parece absurdo e irresponsable  el que oficialmente se declare que Veracruz está preparado para afrontar contingencias derivadas del impacto de huracanes en la entidad,  cuando no es así, generando falsas expectativas e infundada confianza entre la población que pudiera verse afectada por fenómenos meteorológicos extraordinarios que anualmente  se presentan en el Océano Atlántico. Tras el paso del huracán Karl y la tormenta tropical Matthew el año anterior, con la consiguiente secuela de inundaciones, a la fecha ni se han desazolvado los ríos ni se ha reubicado a la población asentada en sitios de alto riesgo. Estando aún pendiente un buen número de acciones de reconstrucción en zonas afectadas.

Lo justo, a mi juicio, sería aceptar que no estamos lo suficientemente preparados para cualquier tipo de contingencia que pusiera en riesgo la integridad física de los veracruzanos y los bienes materiales e inmateriales de estos. Debiéndose tomar con oportunidad las providencias procedentes por parte de las autoridades y de la misma población. El hecho de que Japón, el país más preparado del mundo en materia de prevención de desastres, esté viviendo la pena de más de 17 mil personas fallecidas o desaparecidas a consecuencia de un terremoto y un tsunami, confirma que nunca se está lo suficientemente preparado frente a los embates de la naturaleza. El gobierno de Veracruz debería saberlo.

Luego entonces, cabe considerar que es de carácter de urgente en los tres órdenes de gobierno el avocarse a tareas tan obvias como el desazolve para el libre desfogue de los ríos que históricamente dan origen a inundaciones fuera de control; la aplicación estricta de la ley en materia de prevención en el caso de actividades industriales y comerciales que representen amenaza para la población, así como la reubicación de comunidades y familias asentadas en zonas de alto riesgo. Por cuanto a un por ahora improbable accidente nuclear en Laguna Verde, no está por demás el insistir que debe revisarse el plan regional de contingencias y actuar en consecuencia dotando de infraestructura idónea a la zona. Más vale prevenir que lamentar.

Nada ni nadie puede asegurar que estamos exentos de un tan imponderable como indeseable desastre provocado por la naturaleza y mucho menos de los que pudieran presentarse por negligencia o error humano. Lo acontecido en Japón, es ejemplo de ello. Poner las barbas en remojo para tranquilidad de la población  sería saludable.

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