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Pulso crítico

José Enrique Olivera Arce

“Todo Estado de derecho que está seguro de sí mismo, considera que la desobediencia civil es una parte componente normal de su cultura política, precisamente porque es necesaria”. Jürgen Habermas

Urgido el PRI de legitimación del cuestionado triunfo de Enrique Peña Nieto, desde el momento mismo en que este fuera declarado presidente electo se inició desde los foros más diversos la andanada de llamados a la unidad nacional, “ver hacia delante y ponerse a trabajar”, incluido el de Calderón Hinojosa durante su mensaje a la nación con motivo de su sexto y último informe de gobierno. 

En paralelo, las autonombradas izquierdas o izquierda institucional, preparan una solicitud de juicio político en contra de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por su actuación en el juicio de impugnación promovido por la coalición electoral “Movimiento ciudadano”; cortina de humo con la que se pretende apaciguar y encauzar indignación y enojo ciudadano, hoy expresado con movilizaciones sociales que de motu propio y al margen de las componendas partidistas se manifiestan en contra del resolutivo del Tribunal. 

Por su lado, el ex candidato de las “izquierdas”, Andrés Manuel López Obrador habiendo cerrado su ciclo como opción electoral, asumiéndose como luchador social convoca a una masiva concentración en el zócalo de la capital del país para el domingo 9 de los corrientes, tras haberse manifestado a favor de la “desobediencia civil”, medida reformista, pacífica y dentro del marco del Estado de derecho, como respuesta a la sentencia del Tribunal Electoral. 

Y, para completar el escenario, en las filas del PAN se gesta una revuelta al considerar no pocos militantes distinguidos que Calderón pactó con el PRI la entrega de la presidencia al Sr. Peña. 

Y mientras esto ocurre en los círculos políticos, la población resiste una andanada más en contra de la economía popular. El encarecimiento de los energéticos, alimentos y servicios básicos y la inmovilidad del salario,  propician mayor pobreza y desigualdad mientras el Congreso de la Unión privilegia reformas estructurales neoliberales que, atentando contra el bienestar de la mayoría de los mexicanos, confirman inmovilismo y gatopardismo de un régimen político renuente a cambiar de rumbo. 

El clima general es de división y encono, a ello van dirigidos los llamados a la unidad nacional que, como los llamados a misa, sólo son escuchados por la feligresía con mayor apego y disposición a su obligación dominical. El PRI atiende a una situación concreta dada, la resistencia popular a la unción de Peña Nieto como presidente constitucional de México, lo demás, cuando menos por ahora, le tiene sin cuidado.

En el Congreso de la Unión va tras la aprobación de las propuestas inmediatistas del Sr. Peña, el corruptor promulgando leyes para combatir corrupción que, en esencia, es su razón de ser y permanecer. Mientras en la coyuntura,  obligado por las circunstancias se avocará al análisis, modificación o, en su caso, la aprobación de la iniciativa de reforma laboral con la que, Calderón Hinojosa se les anticipara en resguardo a la imagen del presidente electo ya de sí deteriorada. 

En el imaginario popular la gente se pregunta: ¿Puede el PRI y el Sr. Peña lograr la unidad nacional cuando conjuntamente con Calderón ha sido auspiciador de la división y polarización que hoy priva en todo el territorio nacional?  

No hay nada a la vista que rescate la unidad perdida. La desideologización del discurso no da elementos de cohesión y, los hechos cotidianos, lejos están de favorecerle. El patriotismo, el orgullo nacional, sólo se ponen de manifiesto cuando las botas nacionales se visten de gloria en un campo de futbol. Son más los agravios sufridos por la ciudadanía que los logros en su beneficio. Resultando por tanto que los llamados a la unidad nacional quedan como un recurso político coyuntural del PRIAN, y del Sr. Peña en su nada oculto propósito de legitimar una elección cuestionada por una indignada  base social que les da la espalda. 

El horno no está para bollos. Y, por si fuera poco, el PRI le pone más leña al fuego inmerso como está en dimes y diretes encaminados a eliminar de la escena pública a López Obrador. A destiempo pide investigar las fuentes de financiamiento del político tabasqueño y su movimiento social; mediáticamente le ataca con todo, como si “muriendo el perro, se acabara la rabia”, incapaz de entender que el liderazgo lopezobradorista  responde a la aceptación y simpatía que genera en millones de mexicanos hartos del actual estado de cosas en el país. 

La cúpula partidista de la coalición de las llamadas izquierdas pretende entenderlo  al vivirlo en carne propia. De ahí su actual dilema: Acepta abiertamente a Enrique Peña Nieto como presidente de México ó se suma a la desobediencia civil de López Obrador. En ambos casos, de acuerdo a la aritmética tribal de “los chuchos”, sale perdiendo. No podrá aceptar el llamado a la unidad, sin antes resolver internamente sus propias contradicciones.

Luego en tales circunstancias, ¿tiene hoy sentido llamar a la unidad nacional? Legitimidad y unidad se construyen, no se imponen por decreto y,  mucho menos, atendiendo discursivamente en lo inmediato ¿a una justificada paranoia?

Hojas que se lleva el viento 

“Dime con quién andas y te diré quien eres…”  La plana mayor del viejo PRI avaló con su presencia la gestión de la gobernadora de Yucatán con motivo de su V y último informe “popular” de gobierno. Sin faltar el clásico acarreo con torta y refresco, Ivonne Ortega Pacheco celebró a lo grande, bailando jarana y festinando el que el gobernador de Edomex le destapara como segura integrante del gabinete peñista. Testigos del bailongo de gala, Pedro Joaquín Coldwell, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón  Como invitados destacados el  “gober precioso” Mario Marín Torres y el  ex obispo de Ecatepec, Onésimo Zepeda. Ivonne se congratuló del voto de los yucatecos a favor de Peña Nieto y Rolando Zapata, candidato a gobernador, pero se abstuvo de mencionar en su reporte que el PAN el primero de julio recuperó Mérida.

La sociedad yucateca discrimina al indígena maya. (“Mesticito”, le llaman) a la par que se ostenta con orgullo como legítima heredera de cultura y tradición del milenario Mayab. Vaquería y jarana en el V Informe «popular» de la Sra. Ivonne Ortega aplaudida por los rescoldos de la “casta divina”, teniendo como escenario al inconcluso museo  “Mundo maya”, cuya edificación se contratara con empresas de Jorge Hank Rhon bajo la modalidad de “Proyectos para la prestación de servicios” ((PPS), endeudando a la entidad

Cd. Caucel, Yuc., septiembre 4 de 2012

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 Junio 15 de 2011

 Las absurdas declaraciones del secretario de hacienda en torno a la pobreza, además de generar indignación y rechazo a las políticas públicas puestas en práctica por el gobierno calderonista, ponen en el tapete de la discusión el tema de la precarización de las llamadas clases medias, cuyas expectativas de movilización y ascenso en la escala social se contemplan no sólo frenadas, sino también acusando una franca tendencia a un inesperado descenso. Lo cual genera frustración y una creciente irritación que se ve hoy reflejada en la confluencia de movimientos sociales en torno a objetivos políticos comunes.

 No es por ello circunstancial que las movilizaciones que reclaman en principio el freno a la violencia desatada por la guerra declarada por Calderón Hinojosa a las diversas manifestaciones delincuenciales, no solo crecen haciéndose más evidentes ganándose la simpatía de amplios sectores de clase media, sino que concitan a la unidad de las corrientes de izquierda en torno a reivindicaciones tales como la democracia participativa, el pleisbicito, o la revocación del mandato. Cuestionando el actual estado de cosas en manos de una clase política insensible, corrupta y ajena al sentir popular.

 Como es el caso de la Marcha por la paz, con justicia y dignidad”, promovida por el poeta neo zapatista Javier Sicilia; el movimiento “no más sangre”, que agrupa a destacados intelectuales, y “Morena”, movimiento nacional encabezado e impulsado por Andrés Manuel López Obrador. Movimientos sociales en los que confluyen en avalancha las clases medias empobrecidas.

 Como tampoco es circunstancial el que lo que se iniciara como protesta ciudadana ante el estado de cosas prevaleciente, hoy confluya desde distintas posiciones de la izquierda como exigencia de un nuevo pacto social, superando los objetivos buscados por la inconclusa Reforma Política impulsada desde la cúpula partidista de una clase política que ha perdido rumbo y brújula.

 A la descomposición de la vida política y social de México y el deterioro creciente de la partidocracia, se opone hoy un principio de desobediencia civil, cuyo nivel de politización habla ya de una toma de conciencia que nos remite a la década de los setenta, cuando frente al agotamiento del llamado “desarrollo estabilizador” en México, se diera un ascenso de masas con la correspondiente respuesta gubernamental, que culminara con la brutal represión del 10 de junio de 1971.

 Confluencia no necesariamente de los sectores más “jodidos” de la población, como muchos piensan, minimizando –peyorativamente- el reacomodo de las fuerzas políticas en marcha. Son las clases medias, frustradas e indignadas, las que alimentan y enriquecen las actuales movilizaciones sociales, volcando en éstas su desencanto y frustración generado por la pérdida de expectativas a futuro y su creciente malestar por el deterioro presente de los niveles de vida y bienestar. Lo que nos acerca a la idea de que las elecciones del 2012 para el recambio de estafeta en la presidencia de la República, habrán de tener lugar en un escenario de cólera popular que los partidos políticos no podrán controlar y canalizar.

 Los tres órdenes de gobierno actúan reactívamente, tarde y mal. Pretendiendo ahora con un despliegue ostentoso de los diversos cuerpos de seguridad, estatales y municipales, a instancias de la “Conago-I”, frenar a la delincuencia y así calmar un descontento creciente. Sin parar mientes que la reivindicación por la paz social y la no violencia, ha sido rebasada en la plaza pública por reivindicaciones estrictamente políticas. Del “no más sangre”, se ha pasado a “nuevo pacto social”, “democracia participativa, “transparencia y revocación de mandato”. El mensaje popular es claro: “si no pueden, que renuncien”.

 En nuestra aldeana realidad política, el gobierno de Veracruz pretende tapar el sol con un dedo, como se observara en el recule del Rector de la Universidad Veracruzana a pedido del Procurador Gral. De Justicia. “Nada de manifestaciones”, así sean silenciosas y al interior del campus universitario con pretexto del fatal y cruento deceso de un destacado maestro e investigador veracruzano. Cuando el problema que incita a la protesta del magisterio universitario, es la amenaza de desaparición del Instituto de Pensiones del Estado (IPE) para el 2013, al no ser ya sostenible su operación financiera. Amenaza que de hacerse efectiva, impactaría, cuando menos en la capital del estado que ya es decir mucho, en los ingresos de un amplio segmento de servidores públicos,  generando mayor pobreza entre las clases medias. 

 El recule público del Rector de la UV, no impidió la manifestación. Antes al contrario, concito la desobediencia, coincidiendo y unificando la protesta de académicos y jóvenes universitarios con la expresión local de la “Marcha por la paz, con justicia y dignidad”. La terca realidad terminó por imponerse.

 Las respuestas que exige del gobierno la clase media empobrecida, ya no son solamente de corte policiaco, de procuración expedita de justicia, o de honestidad en la aplicación de la ley ante la percepción de los altos niveles de inseguridad e impunidad. Son estrictamente políticas, encabezando las reivindicaciones un explícito deseo de cambio que, conjuntamente Calderón Hinojosa y la partidocracia, no desean escuchar. Antes al contrario, lejos de atender la demanda popular, le ponen más leña al fuego, como es el caso de las declaraciones del secretario de Hacienda o las presidenciales en contra del PRI, cuando ya se velan armas con vías a la confrontación partidista del 2012.

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