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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La suma y combinación de elementos que se oponen al sano desenvolvimiento de la sociedad veracruzana, es el marco referencial dentro cuyos límites el próximo domingo tendrá lugar la elección de diputados federales. Y es en este marco en el que la ciudadanía pondrá a prueba lo mismo su disposición y voluntad de cambio que su aceptación tácita al actual estado de cosas.

Con su participación comicial y sentido de su voto, cada veracruzano legalmente capacitado para expresar su voluntad en las urnas, señalará el rumbo deseable para una sociedad hoy lastimada por la incertidumbre, la inseguridad, el atraso, así como por la orfandad de principios éticos y morales que alimentan corrupción e impunidad en todos los órdenes de la vida en comunidad.

En reflexión anterior señalaba que la elección del 7 de junio podría considerarse como un plebiscito en el que será validado o rechazado lo mismo el quehacer gubernamental, que el desempeño de una partidocracia en la que un grupo de notables mantiene secuestrada a la democracia representativa.

El porcentaje de votos válidos del total del padrón electoral vigente en la entidad, dará el nivel de participación ciudadana responsable y el grado de esa disposición y voluntad de cambio que se percibe en amplios sectores de la población. En función del número de votos válidos se confirmará o no, si el plebiscito de facto es tal y no únicamente un ejercicio cívico, en el que la inercia de “usos y costumbres” de una sociedad desinformada y apática cede una vez más la palabra al abstencionismo y voto nulo en favor del más de lo mismo.

Esto, teniendo en cuenta que la única oportunidad que la partidocracia otorga a la sociedad para manifestarse y expresar su voluntad por la vía legal y pacífica, independientemente del resultado comicial, es la elección.

Luego cabe entonces considerar que a menor número de sufragios menor es tanto disposición a participar como la voluntad de cambio que anima a sufragar. Dejar que el abstencionismo y voto nulo digan la última palabra, es aceptar que la ciudadanía veracruzana no está preparada política y socialmente para dejar de ser menor de edad, justificando y avalando el secuestro de su voluntad ciudadana.

En este contexto el resultado de la elección es lo de menos. Tanto las reglas del juego electoral como el árbitro de la contienda y la selección de candidatos, está en manos del grupo de notables que se despacha a su antojo desde la cúspide de la partidocracia. Lo que debería contar en este proceso comicial es el mensaje que en las urnas deja la ciudadanía lo mismo a sus secuestradores, que a sí misma reconociendo su fortaleza o debilidad, así como su mayor o menor disposición a actuar en consecuencia frente a un estado de cosas dado que le empobrece material y espiritualmente.

En este sentido, cada voto cuenta y cuenta mucho. Un paso a la vez aceptando que la recuperación de la normalidad democrática es un largo y azaroso proceso. “Roma no se construyó en un día”, ni la democracia, aquí y en China, es maná que del cielo se recibe por voluntad divina. Es un proceso permanente de participación y construcción de ciudadanía en el que el punto de partida ya está dicho, cuando el hartazgo se expresa en un ya basta consensuado.

Se hace camino al andar, con nuestro voto ratifiquemos que por voluntad no queda.

Hojas que se lleva el viento

Desde estas líneas nuestro reconocimiento y felicitación a “Crónica del Poder “ en su séptimo aniversario. Un abrazo afectuoso para Felipe Hakim, Francisco Saucedo y Marco González Gama, directivos de esta empresa periodística, así como para reporteros, articulistas y personal técnico y administrtativo que hacen posible el que este medio informativo se mantenga a la vanguardia en el periodismo digital veracruzano.

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Cuídese el PRI de incurrir el próximo domingo en sus clásicas marrullerías, que la seca pradera sólo espera una chispa.

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Tal es la pobreza de la vida política en Veracruz, que cualquier chisme de alcoba o especulación mediática sin el respaldo de fuente explicita que le de valor periodístico, agita las ya de por sí encrespadas aguas en el cochinero electoral que desembocará en los comicios del próximo domingo y lo que viene a partir de un día después.

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Municipio de Xalapa y asiento de la capital veracruzana, sin respuesta a su problemática sustantiva, el alcalde salió vano.. Entre ocurrencias y proyección mediática de imagen nada ha cambiado, todo sigue igual o peor que endenantes.-

Xalapa, Ver., junio 3 de 2015

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La política importa. Más que nunca, importa y dirige nuestras vidas, economías y culturas. David Runciman

Es tanto el ruido que resulta casi imposible substraerse del juego electoral que mantiene ocupada lo mismo a la clase política que a medios de comunicación y amplios sectores de la llamada sociedad civil que, para bien o para mal, ven en este evento de democracia simulada una oportunidad para participar y expresarse a favor o en contra del proceso comicial que desembocará en la elección bien de gobernadores, bien de diputados federales o alcaldes.
Y es en este escenario, en el que es más lo que se tiene que perder que lo que se pudiera ganar en favor de la democracia, que la bola de cristal gira incesantemente, mostrando caleidoscópicas imágenes de lo que hasta ahora no pasa de ser más malos que buenos augurios.

La moneda está en el aire y como bien se afirma, no hay nada escrito para nadie, salvo inicuas y dispendiosas campañas electorales financiadas con recursos públicos salpicados con otros de dudoso origen, en las que se refleja la miseria moral, intelectual y política no sólo de partidos y candidatos en contienda, también de algunos adelantados que en río revuelto pretenden hacen crecer aspiraciones y proyectos futuristas.

En este marco de referencia se encuadran las cifras dadas a conocer en Veracruz por la Consultora Santoyo y Asociados que, a una semana de iniciadas las campañas electorales de quienes aspiran a una curul federal por el Distrito Xalapa Urbano, nos dice “… casi el 60 por ciento de la población desconoce qué elecciones se realizarán el próximo siete de Junio”. En el universo del 40 por ciento restante, la intención del voto a favor de la candidata de la coalición PRI-Verde, Elizabeth Morales es del el 26.6 contra el 22.6 del candidato del PAN.

Si los números no mienten, del total de 282 864 votantes potenciales que registra la lista nominal del INE para el Distrito X de Veracruz, 169,118 que no tienen ni idea de que elecciones tendrán lugar en junio próximo, tampoco, por lo consiguiente, cuentan con intención de voto a favor o en contra de tal o cual partido o candidato. Luego el universo de preferencias electorales dentro del cual compiten Elizabeth Morales y sus adversarios, se reduce a sólo 113 145 sufragios potenciales.

Así, la ex alcaldesa de Xalapa con el 26.6 % de la intención de voto, si hoy fueran las elecciones contaría apenas con 30,096 votos efectivos, contra 25 570 de su oponente panista y 57 478 del resto disperso y fragmentado de contendientes que participan como candidatos a una diputación federal en el proceso electoral en curso.

Elizabeth Morales se levantaría con el triunfo con apenas el 10.6 % del total del listado nominal. Y aun así, la coalición PRI-Verde echa las campanas al vuelo, a sabiendas de que con la sumatoria de sufragios efectivos a su favor, ganaría la elección.

Con un voto se gana en la democracia a la mexicana, la ley es la ley y en las reglas del juego dictadas por los dueños de las canicas, la legitimidad no cuenta.

Triste pero real. De mantenerse la tendencia, frente a la “indiferencia” ciudadana la primera minoría se levantaría con el triunfo, reduciéndose a eso la “fiesta democrática” para Xalapa urbano en el 2015. Un buen de Ignorantes, indecisos y apáticos xalapeños, le pondrían al PRI-Verde, en bandeja de plata la oportunidad de contribuir a la construcción de la mayoría que desde la Cámara de diputados aprobará la gestión de Peña Nieto y la profundización de sus reformas en el segundo y último tercio del actual mandato presidencial.

Esto en el marco de un análisis simplista y lineal que parte de la presunta fortaleza histórica de la estructura, recursos financieros, materiales y humanos que, con recursos públicos sustenta una ya muy cuestionable hegemonía del PRI en Veracruz. Empero, a mi juicio la cosa no es tan simple en la actual circunstancia política y social que se vive en México, en la entidad y en la capital veracruzana. Bajo el agua podría estarse gestando un “voto de castigo” para el PRI-Verde, precisamente en el ámbito de los llamados indecisos, los que dicen aun no decidir su intención del voto y los que dicen desconocer en qué elección están llamados a participar.

No puede ignorarse que la ciudadanía deberá votar por candidatos seleccionados por un grupo de notables y no por consulta a las bases partidistas; mucho menos a los ciudadanos sin partido que son mayoría en la población xalapeña. El voto duro partidista podría no ser tal, como lo pone en evidencia la Consultora Santoyo y Asociados, y la llamada estructura o maquinaria electoral sueño guajiro de pasadas glorias.

Son muchos los agravios sufridos a últimas fechas por la militancia priísta en Xalapa a manos de su propio partido y del gobierno duartista, a lo que habría que agregar el clima de desconfianza y crisis de credibilidad que coloca al presidente Peña y su gestión al borde del colapso. Esto cuenta y seguramente influirá en el voto duro de la coalición PRI-Verde en demérito de una candidata ya de sí cuestionada y señalada por la opinión pública como amoral, oportunista y corrupta.

De aquí al 7 de junio los tiempos se acortan, el control de daños no se contempla en la campaña electoral de la señora Morales ni ésta incide en los indecisos en la medida de lo deseable para el PRI-gobierno. Mucho ruido auditivo y visual con pocas nueces en la capital veracruzana, no es garantía para revertir la percepción negativa que anida en el imaginario colectivo. Como tampoco es garantía el que con apenas el 10.6 % a su favor del total de la lista nominal para el Distrito X, la Sra. Morales pueda legitimarse en un Xalapa urbano que por principio le rechaza muy a pesar de lo que digan o dejen de decir sus apologistas gratuitos o de paga.

La última palabra la dirán los xalapeños el 7 de junio. Tienen mucho que decir y esta será la oportunidad para expresarse participando con responsabilidad y buen juicio el día de la elección. Quedarse en casa, dando la espalda a los comicios y evadiendo el ejercicio de un derecho conquistado no es el camino. Basta ya de masoquismo ciudadano; refrendarlo es garantía de un más de lo mismo reciclado que hoy lamentamos.

Mostremos a la Sra. Morales de que cuero salen más correas. Ni un voto a la coalición PRI-Verde.

Hojas que se lleva el viento

El sistema nacional anticorrupción nace muerto. Como la cosecha de mujeres, corrupción e impunidad nunca se acaban, corre en las venas de una clase política insensible y sorda que no está dispuesta al suicidio.

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México está blindado, dice Luís Videgaray. ¿Y los mexicanos también?

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Considerándose muy “sácale punta”, los senadores veracruzanos deberían explicarnos qué es y con qué se come esa última jalada de los tecnócratas aprendices de brujos, pomposamente llamada “presupuesto base cero”.
Yunes Zorrilla, presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara alta, con tantita honestidad intelectual no se atrevería. Sabe bien que sin un sistema nacional de planeación participativa que involucre regional y sectorialmente a la población en la formulación de diagnósticos puntuales, presupuestos por programa sustentados en proyectos específicos, y todo un mecanismo de seguimiento, control y evaluación en tiempo real, el presupuesto con base cero de antemano va camino al fracaso, uno más de Peña Nieto y sus aprendices de brujo por desconocer el terreno que pisan. La estructura orgánica, dinámica inercial burocrática e intereses creados de la administración pública en los tres niveles de gobierno, sería el obstáculo número uno a salvar, y eso está en mandarín.

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Mérida, capital de Yucatán, ciudad blanca y de la paz es hoy un horno. Temperaturas de más de 42 grados y el termómetro sigue subiendo…
Cd. Caucel, Yuc., abril 22 de 2015
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Pulso crítico

Enrique Olivera Arce 

El domingo próximo pasado se desató la parafernalia electoral que desembocará en la elección del 7 de junio. En cada una de las entidades federativas el proceso tomará cauces diferentes. De acuerdo al sapo será la pedrada sin perder su carácter atípico, nada será igual a experiencias similares en el pasado.

La sociedad mexicana ha cambiado y el régimen político que conocemos sigue siendo el mismo; los mismos rostros, las mismas mañas y la misma cauda de corrupción impune. No más empatía y correspondencia entre sociedad y un régimen político caduco y corrupto que ha perdido credibilidad y sustento social.

De ahí a mi juicio lo atípico del proceso electoral en curso. Ya no será la clásica contienda entre los partidos políticos que conforman la partidocracia para repartirse el pastel, este escenario quedó atrás con el cuestionado triunfo electoral de Enrique Peña Nieto y secuencia de desavenencias entre el poder formal y la sociedad.  Luego es de esperarse que partidos y candidatos hayan de confrontarse de principio a fin con una ciudadanía que ya hace sentir  el peso específico de la movilización social, el descontento y el hartazgo.

Habiendo permanecido ciego, sordo e insensible ante el cambio social, el régimen político y  la partidocracia se enfrentan hoy no sólo a su propia fecha de caducidad. La elección de diputados federales evidenciará la profundidad de su crisis de legitimidad frente a una sociedad que  por principio rechaza el más de lo mismo y que así lo hará sentir a lo largo del proceso.

A los dueños de las canicas las reglas del juego dispuestas para mantener secuestrada a la voluntad popular, pienso habrán de revertírsele. A mayor número de opciones electorales mayor dispersión del sufragio y, con ello también pulverización y dispersión de la base social en que se sustenta cada partido. Luego es de esperarse que ningún partido político en contienda alcance una sumatoria destacable de votos que le acerque a un mínimo de legitimidad democrática.

Si a ello se agrega abstencionismo, «candidatos independientes» y votos nulos, en su conjunto el espectro partidista en la elección del 2015 no alcanzará  más del 50% del padrón electoral vigente, quedando en minoría frente al resto de la sociedad.

Habrá ganador, la simulada democracia mexicana así lo dispone en las reglas del juego que no contemplan segunda vuelta, dándose por sentado que el PRI se levantará con el triunfo electoral, pero éste representará en la Cámara de diputados a una minoría de mexicanos que socialmente será insuficiente para legitimar objetivos y propósitos del presidente Peña por más control que tuviere del Congreso de la Unión.

Las primeras encuestas en el proceso electoral en curso, señalan que las campañas de partidos y candidatos inician con una intención del voto favorable al PRI. Con un 33 % de votos potenciales en el arranque el partido gobernante se enfrenta a un 67% de intención negativa fragmentada y dispersa. De continuar creciendo la falta de credibilidad y confianza, así como la percepción de inseguridad (67.9%) en la población, el 33 % a favor del PRI podría derrumbarse para terminar el 7 de junio con un escaso 20%, suficiente para un triunfo legal pero insuficiente para alcanzar el mínimo de legitimidad democrática requerido para frenar la caída en la aceptación de la sociedad de un Enrique Peña Nieto, que ya no resiente lo duro sino lo tupido.

El Sr. Peña y sus asesores  lo saben o lo intuyen. No es circunstancial que se valga del “partido del niño verde” para intentar construir mayoría en la Cámara baja. Siempre es sano y deseable tener la bacinica bajo la cama por lo que pudiera ofrecerse.

La mayoría dispersa, hombres y mujeres de a pie, en la calle y mostrando el músculo, antes y después de los comicios habrá de marcar la agenda en la vida política de la nación; frente a la escalada en la profundización de la movilización social de protesta y resistencia la partidocracia impotente, será incapaz de controlar y contener a una fuerza política que viene por lo suyo.

Renglón aparte del grado de incertidumbre social existente en torno al proceso electoral y sus resultados en las urnas, cabe considerar que cantidad y calidad de los candidatos participantes en la justa electoral son imagen y semejanza de los partidos que les postulan. La gente lo sabe, de antemano les descalifica y se prepara para actuar en consecuencia. Si se vota el 7 de junio no es por convicción de que las cosas van a mejorar y, mucho menos de que el proceso electoral tenga significado trascendente en la construcción de una auténtica democracia representativa. Se vota porque no hay de otra y  porque participar ejerciendo el derecho al sufragio es el pase de lista de cada mexicano comprometido con su país. Es hacerse presente como  primera fuerza política ante un régimen político tan sordo, ciego, caduco y corrupto, como incapaz de brindar esperanza y expectativas de cambio real para una sociedad frustrada que exige mejor destino.

Partidocracia versus sociedad, es la tónica. Peña Nieto y el partido gobernante  perderán ganando la elección. Difícilmente se recuperará en las urnas confianza y credibilidad en un régimen político que ya no da más. La revolución silenciosa y pacífica de un pueblo retomando el sendero democrático está en marcha.

¿Y Veracruz?

Respecto a la aldea poco queda por decir. La percepción generalizada es de una nueva y abrumadora derrota cuantitativa y cualitativa para el PRI. El Sr. Duarte de Ochoa y la quiebra de las finanzas públicas estatales bien se han encargado de ello sin medir las consecuencias.- Cd. Caucel, Yuc., 08/04/2015

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Todo el país ha sido cultivado con mucho esmero durante los años recientes para que se esparza en él la desobediencia y la insurrección”. José M. Murià

Gobernador de Veracruz

Gobernador de Veracruz

Estimo que en el estilo personal de gobernar cuenta, y cuenta mucho si no es que lo determina, el origen, las raíces familiares, el entorno de crecimiento y desarrollo, educación, experiencia, ambiciones personales y, sin duda, el estilo de vida a que está acostumbrado el gobernante. Salvo un excepcional garbanzo de a libra, considero que nadie en la llamada clase política escapa a esta condicionante.

No es por tanto casual el que en Veracruz suframos un gobernador como el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, cuyo estilo personal de gobernar a mi juicio acusa pobreza de atributos sólidos en su hoja de vida.

En la entidad y fuera de ésta, tal estilo es considerado mediocre y, dada la conformación de nuestra clase política en México, eso es ya decir mucho, más cuando el estilo de gobernar no se ve reforzado con una mediana visión de Estado, sensibilidad, tacto y voluntad política en el desempeño de la función para la cual fue electo. Atributos estos que se sustituyen con alegórica fantasía y triunfalismo mediático, pagado y sin sustento, al cual es aplicable la fábula del emperador desnudo.

Hombre de pocas luces

Si el gobernador veracruzano superara en algo la mediocridad y egocentrismo en su estilo personal de gobernar, habría empezado por rodearse de un equipo de funcionarios preparados, eficientes y eficaces que suplieran sus deficiencias y carencias y, además, desde el inicio de su mandat, romper el cordón umbilical que le mantiene atado a su padrino y antecesor en el ejecutivo estatal. Lejos de ello, así como se ha mantenido el lazo que le une a Fidel Herrera Beltrán, en la misma forma se rodea y hace equipo o establece relaciones de complicidad, con lo más atrasado de nuestra aldeana clase política.

Ser sensible a las necesidades del pueblo que gobierna, saber observar, valorar la realidad y escuchar para actuar en consecuencia, al fin hombre de pocas luces no se le da; sus limitaciones reflejadas en su hoja de vida no se lo permiten. Si a ello le agregamos tozudez para conservar y preservar su propia visión de una realidad inexistente, el retrato hablado está completo.

Luego es absurdo el pretender que el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa sea congruente con la situación de profunda crisis que hoy día vive México. No está ni en un talante autocrítico que pudiera orientarle, ni en su estilo triunfalista de gobernar; mientras México entero sufre una crisis combinada de estancamiento económico, confusión e inmovilidad del régimen político, deterioro de un estado de derecho cuestionado, así como una movilización social sin precedentes que en la calle expresa descontento y hartazgo, para el gobernador en Veracruz se vive una próspera etapa de prosperidad, seguridad, paz social, economía boyante y en constante crecimiento, acompañada por la aceptación, credibilidad y confianza en las instituciones de los gobernados.

Si el Sr. Peña es incapaz de lograr encontrarle la punta al mecate, desbarrando y dando palos de ciego para poner a salvo ya no su personal proyecto de nación y presuntas reformas estructurales que le sustentan, sino como prioridad su mandato constitucional, en Veracruz el gobernador presume y lo divulga a los cuatro vientos, de que aquí las cosas son diferentes, aquí sí se sabe cómo gobernar.

Ya no es carencia de tacto político que exige guardar cuando menos las apariencias, sino pecado capital de incongruencia y ausencia de visión de Estado. Pasando por alto que Veracruz no sólo es parte y responde al todo nacional, sino que además contribuye en gran medida al deterioro que en todos los órdenes acusa el Estado-Nación. El análisis, diagnóstico y resultados reflejado en estadísticas oficiales divulgadas ampliamente, así lo confirma. Y aun así, el Sr. Dr. Duarte de Ochoa ni suda ni se acongoja, insistiendo cotidianamente en su visión triunfalista de una realidad que no entiende o no quiere entender. Los problemas que aquejan al presidente de la república no son problemas de la incumbencia del gobernador de Veracruz, así de simple.

Para tranquilidad de nuestra conciencia y salud mental, ya no le exijamos peras al olmo con desgastantes señalamientos, crítica y denuncias. Es tan desgastante como estéril perder el tiempo en ello cuando hay otros temas de mayor relevancia de los que ocuparse y preocuparse. Faltan dos años para que termine la pesadilla, el aguantar es la opción. ¿O existe otra?

El proceso electoral en marcha.

Y en este marco se ubica el actual proceso electoral que desembocará en la entidad con la elección de diputados federales. Proceso de capital importancia para el Sr. Peña, exigido a contar con mayoría absoluta en el Congreso de la Unión y que en la entidad veracruzana es desdeñado, privilegiándose en el orden de prioridades electorales la sucesión en el gobierno de Veracruz. ¿Falta de control de la vida política por parte del gobernador? ¿O es el no entender donde tiene puesta la prioridad electoral el presidente de México?

Lo más grave es que son las dos cosas. Ni hay control ni se entiende la señal presidencial. De otra manera los madrugadores senadores no andarían por la libre agitando e avispero, ni el fuego amigo al interior del partido gobernante estuviera poniendo en riesgo en la entidad el por cierto ya dudoso triunfo del PRI en la elección del año próximo. ¿En 2015 vamos a elegir gobernador de dos años o diputados federales? Se pregunta una población confundida.

Si el no saber gobernar es el estilo personal que prevalece, en la hoja de vida del Sr. Dr. Duarte de Ochoa está la respuesta, no hay de otra y así lo debemos aceptar para no seguir dando vueltas a la noria, exigiéndole más de lo que el gobernante puede y está dispuesto a dar.

Para estar en consonancia, pensemos en cuál en una muy flaca caballada, será la mejor opción para suceder al actual mandatario y olvidemos el desgranar la mazorca tratando de encontrar en la mediocridad de la llamada clase política, las mejores opciones para ocupar en el 2015 una curul en la Cámara baja del Congreso de la Unión. O de plano, si convencidos estamos de la inutilidad de tratar de que las cosas cambien para bien en los terrenos de la partidocracia, dejemos que se sigan haciendo bolas, gobernador, partidos y políticos, y esperemos con paciencia la hora del sumar a favor del voto de castigo.

Hojas que se lleva el viento.

Dentro de lo relativo que es lo que debemos entender por libertad, destaca el descaro del deteriorado régimen político mexicano, que nos receta una llamada ley de movilidad universal para proteger los derechos de terceros atentando contra los derechos de todos, en su esfuerzo por tapar el pozo tras el niño ahogado. Lo que no se atreven a decir explícitamente diputados, senadores y el mismo Sr. Peña, “autor” de la iniciativa, es que ante el miedo de que la movilización social tome el camino de una auténtica y legítima rebelión, están optando por el camino fácil de un estado de excepción en México que les de seguridad.

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Para “la gente bonita” lo más destacado de la XXIV Cumbre Iberoamericana que inicia mañana en Veracruz, es el contar con la presencia del rey de España, mandatario que representa lo más rancio del trivial glamour de la aristocracia europea en el ámbito de la crisis económica, corrupción, saqueo y exclusión. Para “la prole” el referente principal indudablemente será José Mújica, presidente de la República Oriental del Uruguay, hoy por hoy paradigma mundial de gobernante honesto y comprometido con su pueblo. Dos visiones en el México dividido, polarizado y transitando por la peor crisis de Estado en los últimos cincuenta años.

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No nos esforcemos en ponerle cortinas al edificio cuyos cimientos apenas estamos pretendiendo construir. Todo a su tiempo, el cambio y transformación del país es un proceso largo, azaroso y no libre de obstáculos que exige voluntad, toma de conciencia, serenidad, trabajo, disciplina, sacrificio, noción de unidad basado en la solidaridad y respeto al pluralismo, así como visión de futuro y mucha paciencia confiando en la fortaleza de un pueblo dispuesto.

No por mucho madrugar amanece más temprano, diría mi abuela y eso cabe para quienes estén dispuestos a transformar a México poniéndolo al servicio de todos. Si no es hoy con nosotros, será mañana con las nuevas generaciones, pero será y en ello hay que confiar.

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J. Enrique Olivera Arce

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Dip. Duarte de Ochoa

Frase que ya siendo clásica entre los changarreros del país, es la que más se acerca al discurso de una mayoría  jarocha y novel diputación federal priísta,  a la que sin duda estuvo orientada la opinión del senador Dante Delgado Rannauro, quien en días pasados expresara que se dejó “chamaquear”.

Votamos para salvar al país. El PAN no nos cumplió faltando a su palabra. Aprobamos como priístas responsables el incremento del IVA,  pero el Senado corregirá el entuerto. Hoy no supimos cumplir, mañana si… es la temática de moda.

Defendiendo lo indefendible, entre lloriqueos a los que no faltará quien los compare con aquellos emitidos por quien habiendo sido violado se consuela a sí mismo, recurriendo al pero…,  haciendo víctima verbal de un mal mayor al victimario, lo más representativo de la novel bancada veracruzana en la LXI Legislatura federal, trata de evadir el “palo dado”, con discursos que no convencen a nadie. Antes al contrario, contribuyen en mayor medida a destacar la inexperiencia de la roja y fiel juventud tan ponderada por el gobernador Herrera Beltrán,  trivializando un asunto de Estado de la mayor relevancia.

Destaca el libreto mal aprendido de un Javier Duarte de Ochoa, que no atina a tragarse con decoro el hecho de haber actuado en contrario a sus promesas de pre campaña como aspirante asignado a gobernar a los veracruzanos, votando a favor del incremento a la ya de si onerosa, desigual e injusta carga impositiva contemplada en la Ley de Ingresos y Miscelánea Fiscal para el 2010.

Atendiendo a los dictados del sentido común, más le valiera al delfín el guardar discreto silencio en espera de que el Senado le corrija la plana a la Cámara de Diputados y ponga en su lugar al panismo calderonista para, así con los pelos de la burra en la mano, apechugar y a su vez corregir en su tan pomposo como lastimero e inoportuno discurso.

La ligereza con la que otros miembros de la diputación federal emanada del priísmo veracruzano tratan de justificar lo que para un importante sector de la población está registrado ya como estigma de traición del PRI, dadas las condiciones de un proceso electoral anticipado parece irrelevante. La que trasciende es aquella de que hace gala el diputado federal por Córdoba,  en tanto se le reputa como el más viable a ser nominado como candidato del tricolor en la contienda electoral por la gubernatura. A los ojos de propios y extraños, Javier Duarte de Ochoa se ha encargado de concentrar los reflectores en su persona y en torno a él giran lo mismo críticas que condena a la inexperta actuación de la diputación federal veracruzana, debiéndose asumir, por tanto, que correrá solo con el costo político de los platos rotos.

Y así parece ser en efecto. Pese a los esfuerzos mediáticos por mantenerle al margen de la “traición”, su novatez, inexperiencia y falta de carácter está ya bajo resguardo en el morral de la opinión pública. Prevaleciendo, por tanto en su perjuicio, el que ya se le considere como poco maduro para aspirar a una tarea como la de gobernar a Veracruz. Provocando, obligadamente, a que se le compare con otros personajes del priísmo veracruzano con mayor talento, formación, experiencia y visión. Como podría ser el caso del diputado local Héctor Yunes Landa, cuyos atributos personales, militancia partidista, formación académica y experiencia parlamentaria, frente al discurso de Duarte de Ochoa le colocan muy por encima del delfín y como el más idóneo para contender contra Dante delgado o Yunes Linares, en lo que se espera como una muy reñida competencia.

Pero no sólo la opinión pública en general juzga y emite sentencia. Javier Duarte de Ochoa por su blandengue discurso es condenado a la hoguera por sus propios correligionarios en el seno del priísmo estatal, siendo centro del debate entre quienes a ojos cerrados le ponderan y apoyan y quienes no lo consideran apto para la tarea del año próximo.

Así las cosas, la candidatura a favor del delfín se aleja de la primera intención del Maestro Herrera Beltrán, insistiéndose en corrillos y tertulias que habrá de prevalecer un “plan B”. No lo se, el gobernador es cuidadoso en exceso para dar color al respecto, pero de lo que si estoy seguro es que, en primera y última instancia, será al interior del PRI, bajo su propio riesgo y al tenor de lo que mejor convenga al gobernante, donde habrá de tomarse la decisión final en las próximas semanas.

Para los veracruzanos comunes, hombres y mujeres ajenos a lo que está en juego en la cúpula de la política,  corresponderá en las urnas determinar quién habrá de suceder al actual mandatario en la titularidad del Poder Ejecutivo Estatal. Lo demás son simples especulaciones motivadas por el insistir de una clase política insensible en hacer descansar una muy alejada posibilidad de impulso al crecimiento económico, generación de nuevos empleos y combate a la pobreza, en más carga tributaria para una sociedad que en la incertidumbre de la crisis siente estar atenida a lo que los intereses electoreros partidistas determinen.

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