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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El Veracruz con el que sueña el gobernador no es el que a diario construyen con esfuerzo, rabia contenida  y no pocas penurias cientos de miles de veracruzanos.

Duarte-III-Informe

El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa entregó formalmente al Congreso de la entidad su Tercer Informe de Gobierno y, en exclusivo show mediático en la literalmente fortaleza de San Juan de Ulúa en la ciudad y puerto de Veracruz, un balance de los tres años de su mandato al frente del Poder Ejecutivo Estatal.

El contenido del Informe aún no es del conocimiento de la opinión pública, sin embargo es posible adelantar  que no se puede juzgar lo plasmado en el documento bajo una óptica maniquea. Ni todo ha sido negro ni todo gris en el desempeño de la administración pública de Veracruz. Con claroscuros, el gobernante ha hecho lo que ha podido, ni más ni menos y así lo dio a conocer tanto en el show como posteriormente en entrevista televisiva.

Lo que se hizo en el pasado, estuvo malhecho, refiriéndose al gobierno de su antecesor. Hoy Veracruz es otro y las cosas se están haciendo bien, fue la tónica de su mensaje.

Triunfalismo sin sustento aparte, el gobernante en los 36 meses de su mandato ha cumplido hasta donde su circunstancia personal lo ha permitido. Expectativas truncas y deterioro evidente de la administración en áreas sensibles como, entre otras, salud, obra pública y fiscalización, establecen los límites de su gestión.

Habiéndosele concedido  el beneficio de la duda, para el Dr. Duarte de Ochoa el reto era convencer. No lo ha logrado a lo largo de tres años de gestión. Son más las dudas que genera que reconocimiento de la ciudadanía.

Iniciando bajo la oscura sombra de su antecesor, aventó su juventud por delante como garantía de un buen desempeño. El no entender que el poder no se comparte, le marcó. Hoy, a tres años de distancia,  la mano que mece la cuna le aparece hasta en la sopa,  en demérito de prestancia, autoridad y buen gobierno.

La herencia.

 Financieramente recibió arcas públicas de facto quebradas, con una pesada deuda pública hasta ahora injustificada, poco clara en medio de la opacidad, misma que a su vez incremento en circunstancias parecidas;  así como abultados compromisos de pronto pago que, hasta este momento, no se cubren del todo a contratistas, prestadores de servicios y prensa oficialista.

A ello habría que agregar el nada despreciable servicio de la deuda que hace ineludible el pago puntual de comisiones e intereses.

Recibió un tiradero a lo largo y ancho de Veracruz; Fidel Herrera entregó malas cuentas y una absoluta falta de confianza y credibilidad en las instituciones estatales, que hasta hoy sigue pesando en el ánimo de los veracruzanos.

No obstante, el Doctor ha venido capeando el temporal. Con limitada experiencia como servidor público y como profesional de las ciencias económicas, tapando un hoyo cavando otro ha tenido que sortear la sequía presupuestal del último año del presidente Calderón y el sub ejercicio del año de aprendizaje del Sr. Peña.

Mal que bien, la administración pública estatal y municipal no se ha paralizado; a jalones y estirones ahí precariamente la llevan.

Ocupando el quinto lugar entre las economías de mayor presencia nacional, la veracruzana se ubica en el lugar 22 entre los estados con menor crecimiento del PIB en el período 2010-2013 (Dr. Hilario Barcelata Chávez, Abriendo Brecha 14/11/2913), manteniendo su paso inercial con un magro crecimiento (o.3 %), en tanto que en lo social el descontento, insatisfacción y hartazgo generalizado en el país, se ha mantenido acotado en la entidad sin barruntos preocupantes de desestabilización y gobernabilidad.

Su aporte a la generación de empleos y disminución de desigualdad y pobreza, así como el abatimiento de la economía informal, atendiendo a cifras divulgadas por el INEGI, es mínimo y cercano al estancamiento en tales rubros. Reflejando limitada respuesta de la administración pública estatal y municipal por falta de visión de conjunto y recursos presupuestales suficientes para la tarea.

Aunque plausible el esfuerzo aplicado, Mixtla de Altamirano y Tehuipango, paradigmas estadísticos de histórico abandono, no cubren todo el mapa de la pobreza extrema y hambre  en Veracruz.

Lo que no se puede ocultar es el también inercial problema de la inseguridad en la mayor parte del territorio estatal y la pérdida de confianza en amplios sectores de la población respecto a la procuración y administración de justicia. Asignaturas pendientes de resolver que tienden a agudizarse.

Triunfalismo.

Sigue pareciéndome inaceptable el triunfalismo sin sustento válido que le justifique, lo que denota deshonestidad intelectual para aceptar y señalar por su nombre a una terca realidad, así como una gran dosis de simulación, engaño y demagogia por parte del gobernante y su círculo más cercano de colaboradores.

La campaña mediática previa a la presentación del informe, así como forma y contenido del mensaje emitido en San Juan de Ulúa, no escapan a tal apreciación.

Desde los inicios del mandato del Sr. Dr. Duarte de Ochoa quien esto escribe lo ha señalado, arando en el desierto. La estrategia de comunicación social, lejos de fortalecer aceptación e imagen del gobernador demerita al Sr. Dr. Duarte de Ochoa ante una opinión pública cada día más informada y crítica, que se expresa por la libre y cotidianamente en redes sociales de la Internet, círculos opositores y en tertulias familiares o de café.

El Veracruz con el sueña el gobernador no es el que a diario construyen con esfuerzo, rabia contenida  y no pocas penurias cientos de miles de veracruzanos.

Esto último, quiero pensar podría tener como origen tanto carencia de capacidad para afrontar la realidad tomando al toro por los cuernos, como impotencia ante la imposibilidad de dar cabal cumplimento a las demandas reales o sentidas de los gobernados, y no necesariamente, estrategia aviesa y perversa de poner en duda la inteligencia de los veracruzanos.

En la euforia del momento, el colmo: “…Veracruz tiene una economía fuerte, es una de las más sólidas del país y la décima más importante en América Latina, afirmó el gobernador Javier Duarte de Ochoa. Imaginémonos la sonrisa velada de más de un gobernador de los 8 que asistieran al show de teatro, maroma y circo en la fortaleza transformada para el efecto en bunker.

“Plan veracruzano de desarrollo”.

El contar un “Plan Veracruzano de Desarrollo” como guía para la acción no basta; antes al contrario, confunde y limita visión de largo aliento en un escenario complejo de rumbo incierto determinado por factores exógenos, como la crisis económico-financiera globalizada cuyo impacto golpea a todo el país.

No se puede hacer de lado que el plan no es tal ni guarda congruencia con la realidad, por lo consiguiente, no garantiza ser instrumento válido para encausar con racionalidad y buen juicio las tareas del desarrollo. Derivado de promesas de campaña, elaborado sobre las rodillas,  propuesto por el Ejecutivo, avalado por el Congreso y expresión de continuidad del desgobierno de Fidel Herrera Beltrán, no pasa de ser una ecléctica conjugación de propósitos y buenos deseos  ajenos a los tiempos y circunstancias de Veracruz en el contexto nacional.

Si a nivel individual o familiar resulta elemental el equilibrar lo deseable con lo posible a partir de las disponibilidades presentes y futuras, con mayor razón esta fórmula simple de economía doméstica debería ser norma de conducta en lo colectivo. Más,  si se trata de fundamentar un plan sexenal de desarrollo de una entidad federativa que, en tamaño, potencial y complejidad ocupa uno de los primeros lugares en el país.

A partir de fantasiosos buenos propósitos se formularon objetivos por alcanzar en el mediano plazo,  estableciéndose metas por cumplir en tiempo y espacio sin atender a disponibilidades presupuestales reales, obteniéndose un desfase entre lo deseable y lo posible. Hoy los buenos propósitos de prosperidad para todos, ha hecho de dulces sueños pesadilla para gobernante y gobernados.

No se puede, entonces, afirmar que en los primeros tres años de gobierno del Sr. Dr. Duarte de Ochoa se superaron expectativas plasmadas en dicho instrumento.

Aunque desde palacio se afirme lo contrario, lo deseable se vuelve inalcanzable; objetivos y metas trazadas, no se corresponden con esa terca realidad que día con día desmiente los decires del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa.

Necesidad permanente de reafirmación.

Es difícil saber cuántos pasos se avanza hacia adelante y cuantos para atrás, en medio de la cortina de humo del triunfalismo sin sustento. Aunque con toda seguridad, el gobernante si lo sepa y de ahí su obvia impotencia para cumplirle a cabalidad a sus electores, reflejada en su permanente necesidad personal de reafirmación ante el espejo y a través del cotidiano discurso a modo.

Como la serpiente que se devora sí misma, la circunstancia personal del gobernante  se diluye en el discurso facilón, trivial y anodino que hoy día al cumplimentarse 36 meses de gobierno, engalana un III Informe que no trasciende más allá del provinciano ruido mediático y del disciplinado y estéril beneplácito a conveniencia de una representación popular que no representa a nadie.

Se hizo y se sigue haciendo lo que se puede, no lo que se debe. Mentir afirmando que las cosas se hacen mejor que antes, iguala el desempeño del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa con el de su antecesor. La mentira más temprano que tarde cae ante la luz de la verdad. Mal inicio para un segundo trienio que echa por tierra expectativas de cambio y de progreso.

Lo que viene.

Desbordado de un falaz optimismo, el Sr. Dr. Duarte de Ochoa nos dice que en 2014 será un año de consolidación de grandes proyectos que marcarán el futuro de Veracruz, gracias a la conjunción de esfuerzos de los tres órdenes de gobierno, con el respaldo del presidente Peña.

Buenos deseos que compartiríamos, si no fuera porque el mismo rollo, el mismo énfasis y la misma intencionalidad, no modifica discurso y conducta que a lo largo de los tres primeros años de gobierno cotidianamente ocupa los titulares de la prensa.

Más de lo mismo, no porque tal fuera el propósito consciente  del gobernante, sino porque en los años venideros, sin pretender ser fatalista, la circunstancia personal del Dr. Duarte de Ochoa se empata con la del Sr. Peña en un escenario político y económico adverso, en el que las primeras plateas ocupará sin duda la presión social ante la muy posible eventualidad de la no correspondencia entre lo deseable y lo posible en los propósitos y objetivos comunes. No olvidemos que el gobernador veracruzano y la oscura sombra de la que aún no se sacude, no están en el ánimo del  actual primer mandatario de la nación.- Xalapa, Ver., 16 de noviembre de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Verdad de Perogrullo en el seno de la rama de fabricantes de botanas de  CANACINTRA: “… un impuesto que no consideramos justo se transferirá al consumidor final, que se convertirá en afectado solidario”.

Ni descubren el hilo negro ni se apartan de la verdad. A eso se reduce el “barco de gran calado” como se calificara a la propuesta de reforma hacendaria del Sr. Peña que, por mayoriteo simple terminando en miscelánea fiscal,  aprobara vía fast track el Congreso de la Unión el pasado jueves.

Otra vez, víctima de la simulación, el pueblo de México deberá registrar en su memoria una raya más al tigre en el inacabable proceso del gatopardismo nacional.

Tras la modificación en el Senado de la minuta que aprobara la Cámara baja en primera instancia, por disciplina lacayuna y mayoriteo del PRI, PRD, PVEM y Panal, en 20 minutos, si 20 minutos, los diputados leyeron, analizaron ajustes y modificaciones aplicadas por los senadores y, sin cambiar una coma, aprobaron en el pleno  la miscelánea fiscal turnándola de inmediato al ejecutivo para su promulgación.

El afectado solidario, sin voz ni voto en una democracia representativa que en los hechos no es tal, como siempre será quien pague la factura de la aventura hacendaria de la mancuerna Peña-Videgaray.

Estruendoso ramillete de cambios para seguir igual o peor que endenantes, es la percepción generalizada objetivada en el bolsillo de los consumidores.

Nada importa si el impuesto es progresivo, debiendo pagar más no quienes más ganan  sino quienes mayores ingresos declaren. Más temprano que tarde tal obligación tributaria descansará vía precios e impuesto al consumo en el afectado solidario -usted, yo, todos-, incluida la mayoría de aquellos causantes cautivos que seguirán contribuyendo con un ISR del 30% y lo que se acumule por concepto del impuesto al valor agregado por los drinks  y la botana sabatina.

No hay purrumm

Por lo demás,  de lo demás de la miscelánea fiscal aprobada, al afectado solidario “ni le perjudica ni le beneficia, sino todo lo contrario”. En el amplio mundo de la simulación unos harán como que cobran y otros como que pagan,  que para eso se prevé  más deuda pública, quedando siempre la alternativa para tapar hoyos de hincarle más el diente al petróleo que es de todos.

El gobierno aprieta y el afectado solidario flojito y cooperando, a su modo y a su real entender. A mayor obligación impositiva,  más amplios los caminos de la informalidad y la evasión, hasta donde el país y la paciencia ciudadana aguanten.

Por cuanto al presupuesto de egresos, con la misma tónica, más recursos para el gobierno y pese a lo asentado en el papel, menos beneficios para la población. Cambiando para seguir igual, en eso termina la “reforma estructural hacendaria”,  que a bombo y platillo anunciara el Sr. Peña, su partido y la morralla satelital y que la partidocracia tijereteara por consigna,  respondiendo a la presión no de los electores -estos le son irrelevantes-, sino del eficaz desempeño del cabildeo en lo oscurito de unos poderes fácticos que tras un simulado desgarre de vestiduras, no lograran ocultar quién es el que en realidad mece la cuna.

Lo que sigue

La partidocracia mostró el cobre una vez más, exhibiendo por anticipado el escenario dentro de cuyo tinglado habrá de aprobarse por la misma vía y por los mismos cauces, la esperada reforma energética ya cocinada en el llamado pacto por México.

 Sin embargo, este sainete algo deja. La farsa legislativa no pasa desapercibida. Ello debería ser suficiente para contribuir al enriquecimiento de la toma de conciencia de la necesidad de un cambio real  en aquellos que entre las mayorías aún no les cae el veinte.

Está quedando claro que las llamadas reformas estructurales en nada modifican y si profundizan el peso específico de los escollos estructurales históricos que nos condicionan a no salir del subdesarrollo, como la desigualdad y pobreza, corrupción gubernamental   y economía informal.

Más de uno estará obligado a  preguntarse:

 ¿Qué necesidad entonces de polarizar al país con un falso debate?

¿Qué necesidad de agitar el avispero agudizando y profundizando división y encono entre los mexicanos?

En el desconocimiento de la realidad nacional en un mundo convulsionado y la imprevisión, simulación y gatopardismo de una representación popular espuria, así como el afán del Sr. Peña de quedar bien a cualquier costo con los poderes fácticos trasnacionales, están las respuestas y en ello debería ponerse el énfasis en la crítica social y política.

México no puede mantenerse por el mismo camino, sin rumbo cierto y sujeto a la cortedad de miras de partidos políticos sustentados en la simulación, engaño e intereses inconfesables.

Ahora que si esta demostración de cinismo pragmático no contribuye a una mayor toma de conciencia sobre la necesidad urgente y necesaria de la democratización del país, entonces, nada hay que hacer sino esperar a que el proceso de maduración de la sociedad mexicana se tome su tiempo. Más tarde o más temprano se abrirán los ojos y se actuará en consecuencia; no se puede aceptar que el masoquismo social sea eterno ni es sano cruzarse de brazos ante un síndrome que se combate con participación ciudadana responsable.

Hojas que se lleva el viento.

Con un bien documentado artículo,  la Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo contribuye al debate sobre la bondad o inconsecuencia de la aprobación de la miscelánea fiscal por el Congreso de la Unión. Bajo la óptica priísta, nos dice: “Ni todos rabones ni todos coludos”, refiriéndose a la homologación del IVA en las zonas fronterizas, argumentando que “…tasar parejo el IVA del 16 % a todo el territorio nacional, es sano, porque se eliminan las diferencias y nos obligan a todos a pagar los impuestos de manera equitativa”.

De primera intención en teoría es aceptable su argumentación, el cumplimiento de la ley y, por ende, las obligaciones para con el fisco, nos igualan; ni mexicanos de primera ni mexicanos de segunda, independientemente de nuestro lugar de residencia. Sin embargo reflexionando sobre el asunto en cuestión, quien esto escribe disiente de tal razonamiento, no se pueden tratar como iguales a los desiguales.

Si algo nos caracteriza como Nación, es la profunda desigualdad que históricamente nos ata al subdesarrollo. Nos guste o no, la terca realidad de manera perenne nos echa en cara el lastre de la una desigualdad que se hace acompañar por la pobreza endémica en más del 50% de los hogares de este país, confirmando no solamente que coexisten mexicanos de primera y de segunda, sino incluso de tercera o cuarta en la escala social y económica de un México que no ha sabido o no querido afrontar esta penosa situación.

No es lo mismo una entidad federativa “próspera” atractiva para la inversión y polo de desarrollo industrial a decir de su gobernador, como Veracruz, que otra con mayoría poblacional indígena eminentemente agraria con economías precarias.

De acuerdo con el listado de municipios que nos proporciona la Dra. Lladó Castillo, y que se verán afectados por la homologación, se nos da la razón; en un país con crecimiento económico regional y desarrollo humano históricamente desigual, la gran mayoría de los municipios fronterizos son enfermizamente pobres, algunos hasta miserables e incluso en aquellos como Benito Juárez o Solidaridad en Quintana Roo, asiento de Cancún y la Riviera Maya, la población beneficiaria del turismo y servicios conexos es mínima comparada con la radicada en los cinturones de miseria que circundan a esos desarrollos.

Luego la premisa de la que parte  en su argumentación la distinguida académica, carece de sustento. Entre rabones y coludos frente a un impuesto inequitativo, injusto e indiscriminado que llegó para quedarse, hay una enorme distancia. Lo demás viene por añadidura.

-ooo-

Don Javier Duarte de Ochoa ajeno al sentir popular,  que se sale con la suya. Juan Nicolás Callejas Arroyo, corrupto exponente de la burocracia sindical magisterial, como diputado plurinominal del PRI estará al frente del Congreso del Estado.  “El gobernador soy yo” y bajo esta condición, paga facturas pendientes premiado corrupción e impunidad poniendo la iglesia en manos de Lutero.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La semana anterior el Delegado de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social de la federación,  en su primer encuentro con los integrantes de la Asociación Civil “Otero Ciudadano” que preside la contadora Leonor de la Millar, puso a disposición del auditorio un interesante informe  sobre las actividades de la delegación a su cargo.

Tras una amplia explicación de cometido y funciones de la delegación,  apoyado en  cifras del INEGI y atendiendo a la preocupación de los presentes sobre el comportamiento del empleo en la entidad, el funcionario federal destacó lo que a su juicio y desde la óptica de la Secretaría del Trabajo favorece o limita tanto la generación de nuevos empleos como el mantenimiento o pérdida de los existentes. Así como las modificaciones que se vienen aplicando en esa Secretaría para hacer de la dependencia  un instrumento promotor y no únicamente,  persecutorio de las empresas que no cumplen con los ordenamientos legales vigentes. 

Haciendo hincapié en  el rol que juega la información y la capacitación para una sana y fructífera relación entre gobierno, empresas y trabajadores,  propició y aceptó el diálogo con hombres de empresa, contadores y estudiosos presentes que, en un tono de crítica pero también de respeto, le formularan inquietudes, dudas, señalamientos y propuestas.

Para quien esto escribe lo destacable de la reunión con Dn. Francisco Mora Domínguez  fue la aceptación de un servidor público tácita, espontánea y compartida con su auditorio, de la justificada preocupación en torno a la  situación que se vive en la entidad en materia de empleo.

Sin falso triunfalismo, y respaldado por cifras oficiales generadas por el INEGI y el ENOE,  compartió un retrato hablado de la situación que para el segundo trimestre del año en curso, guarda la estructura económico-poblacional de Veracruz.

En el diagnóstico de referencia se asienta que de una población total en Veracruz de 7 millones, 915,231 habitantes, el 75 por ciento (5´932,982)  se encuentran en edad de trabajar en tanto que la población menor de 14 años registra el 25 % restante.

De ese 75 % en edad de trabajar, la población económicamente activa en la entidad asciende a 3´215,601 y la no económicamente activa a 2´717,381. Es decir, el 45.8% de 5´932,982, no se considera como activa esté o no disponible por razones diversas.

En este escenario, lo destacable es la población ocupada y la desocupada, al trimestre de referencia.

La primera asciende a 3´099, 934 en tanto que el 3.6% (115,667) corresponde a la no ocupada.

Hasta aquí, las cifras no son del todo preocupantes aunque podrían ser mejoradas bajo una óptica optimista. Remitiéndonos únicamente a la población económicamente activa, el 3.6 % de desocupación podría considerarse en época de crisis como aceptable y es en base a este indicador que se genera el discurso triunfalista del gobierno estatal.

Lo verdaderamente grave, a mi juicio, es que del total de la población ocupada, el empleo formal apenas es del orden de 1´013,678, contra 2´086,256 personas que se desenvuelven en la economía informal. Lo cual quiere decir que el 67.3% de la población ocupada en Veracruz se mueve en un nebuloso y opaco ambiente de informalidad en el que cabe todo, lo mismo   la evasión fiscal o de obligaciones de seguridad social, que el desempleo abierto o encubierto.

Situación esta última que no se contabiliza en la formulación del triunfalismo laboral del discurso con el que se pretende vender la idea del Veracruz próspero,  generador de empleo en calidad y cantidad por arriba de la media nacional.

Vistas de conjunto, las cifras anotadas y divulgadas por el delegado de la STPS en la entidad, dejan claro que la estructura económico-poblacional de Veracruz no se corresponde con una economía en bonanza, como tampoco justifican el que a los cuatro vientos se anuncie que el crecimiento económico de la entidad es del doble del que viene registrando el país.

Considero que no hay forma alguna de concebir un proceso económico de avanzada sustentado en la informalidad de la ocupación y, por ende, en la vulneración del estado de derecho en detrimento tanto de las finanzas públicas como en la redistribución de la riqueza generada,  por muy estrecha y marginal que se contemple esta para mantener la dinámica sistémica de reproducción ampliada del capital. Una economía caótica y anarquizante, necesariamente se refleja en atraso y estancamiento de la sociedad que lo permite y auspicia.

Faltaría constatar en qué proporción la población ocupada formalmente se desempeña en actividades primarias, secundarias o de servicios, en el medio rural o en los centros urbanos, para tener una imagen regional y sectorial más nítida de la realidad productiva y laboral de Veracruz. Eso se lo dejamos a los expertos y estudiosos como tarea. Baste este apunte para destacar el valor de la objetividad y humildad de un funcionario público que, sin tapujos ni simulación, enriquece el diálogo con la ciudadanía para un mayor acercamiento al conocimiento de la realidad real de nuestra entidad federativa.- Xalapa, Ver., octubre 27 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Los gobiernos de Estados Unidos y México jugando al gato y al ratón. El primero no queriendo queso sino salir de la ratonera, le da muchas vueltas al tema de la migración para seguir evitando el ingreso de más mexicanos que compitan por un empleo. El segundo, rogándole a Dios se aliviane la política migratoria de nuestros vecinos del norte para seguir expulsando mano de obra.

En ambos casos el Talón de Aquiles es el desempleo. Así de simple, no hay vuelta de hoja. Mientras el desempleo siga creciendo los dos gobiernos seguirán dándole vueltas a la rueda del hámster.

Pero el desempleo es efecto, no causa. Apenas es pálido reflejo de economías que no crecen y de ahí la preocupación del presidente Peña sobre el tema, quien atento a las recomendaciones de la OCDE nos dice: “Incrementar la productividad en México debe ser un reto, pero también una responsabilidad compartida por todos los actores de la sociedad, es imprescindible que incorporemos nuevas tecnologías, que innovemos en nuestros procesos productivos, que le demos un uso más rentable a los recursos y que incentivemos la creación de empresas más eficientes”.

Tácito reconocimiento presidencial de una realidad que en sus propuestas de reformas estructurales ha desdeñado. El problema de fondo es que el modelo económico neoliberal que profundiza pobreza y desigualdad, encoge la democracia y amplía el privilegio de la minoría, para México está agotado. No podemos avanzar insistiendo en transitar en el mundo globalizado de hoy, en crisis, contra la corriente. Ignorando que la ruta del libre comercio en el contexto internacional es cosa del pasado frente a una nueva versión de proteccionismo en el que el Estado, como actor económico, vuelve por sus fueros porque así conviene al sistema.

Antes que sustentar el reto de mantener a flote la economía en el mercado externo, la mayoría de los países está optando por fortalecerse en lo interno, restringir sus importaciones e incrementando ingreso y consumo de sus habitantes. China está a la cabeza de este renovado paradigma.

Cuando la razón indica que ya es hora de “cambiar de caballo  a mitad del río”,  México y otros países afines constituyendo minoría, se aferran al empobrecido jamelgo neoliberal, pretendiendo que con reformas llamadas estructurales, se pueda remontar la corriente cuando la estructura económica y social del país, a gritos y sombrerazos ya indica que su problemática tiene mar de fondo, tiene carácter histórico, es sistémica, y no aguanta más parches discursivos.

No puede seguir sosteniéndose la ilusoria percepción de que los mexicanos estamos jodidos pero felices, como lo afirma la OCDE. (CNN Expansión 28/05/2013). Para las mayorías algo ya huele mal y hay que limpiar la casa, no se puede seguir viviendo de buenos deseos y falsas esperanzas.

Si para el gobierno la desconfianza en autoridades y políticas públicas que por diversos canales expresan las mayorías empobrecidas de este país, resulta irrelevante y digna de ser, por ende, ignorada, grave resulta tratar con el mismo talante a los dueños del capital. La información dada a conocer sobre la transferencia por mexicanos de de más de 20 mil millones de dólares al extranjero en los últimos tres meses, da que pensar. A quienes deberían estar invirtiendo en México, generando empleos y riqueza, les gana la desconfianza, el Sr. Peña y sus reformas no convencen.

Y tan no convencen que el propio presidente Peña, atendiendo a las recomendaciones de la OCDE y del Banco Mundial, duda de sus efectos en el corto plazo, transfiriendo sus efectos a un horizonte más lejano, como es el lograr que en un futuro incierto se sustente el crecimiento económico en un utópico cambio cultural que haga de los mexicanos entes más educados, productivos y sobre todo, rentables para sus empleadores.

Buen propósito que el Sr. Peña llama a compartir por todos los actores de la sociedad, pero que queda en eso, un buen propósito frente a una realidad que se le niega. Al llamado presidencial el México pobre, bronco y profundo, no tiene más respuesta que el silencio.

Un país en el que más de la mitad de sus habitantes se debate entre la pobreza y el hambre, no puede aspirar a ser productivo en los términos recomendados por los organismos internacionales. Un país en el que los dueños del capital dejando de invertir transfieren su dinero al extranjero, no puede aspirar a ser productor eficiente, innovador y competitivo.

Es triste reconocerlo, pero la terca realidad lo expresa a voz en cuello. O se cambia de modelo de país o veremos escurrir el tiempo entre los dedos, sin más esperanza que un ramillete más de buenos propósitos en el archivo de planes y programas sexenales. En ello deberían pensar las nuevas generaciones, no merecen el México que les estamos heredando.

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José Enrique Olivera Arce

 En el seno de cada uno de los partidos políticos nacionales actualmente existentes, la militancia acusa el golpe mediático sobre las debilidades de sus adversarios, observando la paja en el ojo ajeno sin aceptar la viga en el propio y, mucho menos, que son manipulados por una prensa más interesada en sus propios objetivos económicos que en el devenir nacional. 

Así podrían interpretarse los dimes y diretes en torno a la venida a menos del partido Acción Nacional y  la posibilidad de una desbandada en las bases perredeístas para pasar a engrosar las filas de Morena, ampliamente propalados por la mayoría de los medios de comunicación y sus acólitos. 

No se piensa que la crisis del régimen político nacional atañe a todos los partidos, con mayor o menor énfasis en unos u otros, en una profundización de la crisis a mi juicio terminal de un sistema de partidos políticos obsoleto, decadente y sin el menor asomo de credibilidad ante una ciudadanía que dicen representar en la caricatura de democracia que se vive en México. 

Cambia la correlación de fuerzas políticas con el retorno del PRI a la presidencia de la República, dicen, como si tal cambio se diera automáticamente. La oposición gracias al llamado “pacto por México”, se subordina al proyecto de nación de Enrique Peña Nieto, afirman sin mayor análisis, ignorando que ningún partido político existente cuenta con el respaldo social de las mayorías en que descansa la correlación de fuerzas. 

En el marco de tal presunto cambio se da por liquidado al PAN, ahora disminuido tras su proceso de reafiliación, ignorándose que históricamente este partido ha sido de cuadros y no de masas, privilegiando calidad de la militancia por sobre la cantidad de afiliados o adherentes. Como también se ignora que ideológica y pragmáticamente, ya no existe diferencia alguna entre un partido confesional de derecha y un PRI simulador que le apuesta a mantener un proyecto nacional neoliberal que le coloca también a la derecha del espectro político y social. 

Por cuanto al PRD, tiempo ha que abandonara el camino de la izquierda social, enquistándose en una pseudo izquierda electoral que pragmáticamente sirve a los intereses de la derecha. Luego tampoco se puede diferenciar del PRIAN en lo sustantivo como opción para el impulso de un nuevo proyecto económico y social que trace rumbo y destino a la Nación. Cediéndole en los hechos los bártulos a Morena que, al haber optado por sumarse al sistema de partidos aceptando las reglas del juego dominantes en una falsa democracia representativa, no hace diferencia. 

Todo es mediático. Aparentemente todo cambia con el PRI nuevamente en el gobierno de la república, la verdad es que todo sigue igual en un régimen de partidos políticos parchado que, en su carácter de partidocracia de hecho, se asume como  rector de la vida nacional. Ni vencedores ni vencidos, todos son iguales, todos se tapan con la misma sábana.

Si de correlación de fuerzas se trata, habría que escudriñar el horizonte cercano en el desenvolvimiento de un cada vez mayor número de movimientos sociales, contestatarios por cierto, que haciendo mayoría se oponen y enfrentan al statu quo que auspician y propician los diversos partidos políticos. La fuerza política se resume en estos movimientos, conformando una acción de masas que en términos más prácticos que ideológicos, podría considerarse como la izquierda nacional, opuesta a la derecha rampante entronizada en el régimen político que no por caduco pierde su carácter dominante. Ahí está presente la auténtica modificación en la correlación de fuerzas políticas en México; en este nuevo escenario el presidente Peña en su afán de legitimización pretende cambiarle el rostro al país. “Movamos a México” es su consigna genérica, sin puntualizar a que México se refiere. Al México de arriba a la derecha o al de izquierda desde abajo. Los zapatistas de nuevo en la cumbre del acontecer nacional, se han encargado de poner en primer plano tal dicotomía. 

Por sus obras lo conoceréis,  reza el refrán. Si existe el mínimo de congruencia entre el ideario peñanietista y el desempeño del gobierno priísta con el respaldo del PAN y el PRD, no cabe la menor duda de que el presidente Peña optará por los caminos de arriba y a la derecha. Sus objetivos de modernización, productividad, competividad y eficiencia, así lo indican. No puede tomar el sendero de la izquierda desde abajo porque no está ni un su naturaleza ni en sus propósitos. La nueva y auténtica correlación de fuerzas en crescendo a favor de los de abajo, se encargará de demostrar que las políticas públicas y las llamadas reformas estructurales cocinadas al vapor en el Congreso y ampliamente aceptadas por el pacto entre partidos políticos, no son determinantes para mover a México ni mucho menos para cambiarle el rostro a un país que arrastra a más de la mitad de sus habitantes en condiciones de desigualdad, pobreza y, eufemísticamente en pobreza extrema. 

Basta un ejemplo: el presupuesto de ingresos y egresos de la federación ya bajo la esfera de competencia y decisión del Sr. Peña, con impacto en mayor o menor medida en las entidades federativas y en las grandes empresas nacionales y extranjeras que operan en el país, mantiene intacta la fórmula de privatización de las ganancias y socialización de las pérdidas, que priva desde los tiempos del presidente López Portillo. Subsidios, exenciones y prebendas a favor de los poderosos que para calmar el hambre de los de abajo, con la bolsa del asistencialismo social es suficiente. 

 Con la salvedad de que actualmente son más los mexicanos que no pagan impuestos que aquellos cautivos que no teniendo para donde hacerse no tienen opción de sumarse a la economía informal que ya domina a México.

Los mexicanos aplicando su propio concepto de justicia tributaria, no participarán como lo desea el Sr. Peña en los esfuerzos por mover a México. Una manifestación más de donde está ubicada la nueva correlación de fuerzas que presuntamente favorece al PRI-gobierno. 

Hojas que se lleva el viento 

Gran capacidad de algunas figuras públicas de renombre en Veracruz, para a bote pronto vaticinar sin temor a equivocarse y sin el menor asomo de duda, que con el retorno del PRI a Los Pinos a diferencia de los últimos doce años a Veracruz le irá de maravilla. Posiblemente contando con información privilegiada o con grandes dotes de pitonisas,  sin rubor alguno adivinan un  futuro que hombres y mujeres de a pie no alcanzan a percibir. ¿Doce años perdidos y ahora sí, con borrón y cuenta nueva el Sr. Peña logrará trasformarle el rostro no al campo, sino al país entero? Así lo han hecho público y esperan que los veracruzanos lo crean a pie juntillas, sin parar mientes en que como Santo Tomás, hasta no ver no creer cuando de antemano para una gran mayoría existe plena convicción de que el discurso renovador del PRI es eso, discurso sin sustento de un partido político que no habiendo sido capaz de renovarse a sí mismo,  recicla hoy a un personaje de dudosa reputación, José Murat, ex gobernador de Oaxaca y ex asesor de Fidel Herrera y Javier Duarte de Ochoa, quien con todo el respaldo presidencial coordinara al Consejo Rector de eso que se dado en llamar “Pacto por México”.-  Cd. Caucel, Yuc., enero 10 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

De conformidad con la información difundida por agencias noticiosas, la noche de hoy 31 de diciembre Estados Unidos caerá técnicamente en el llamado “precipicio fiscal”, una vez que la Cámara de representantes decidió entrar en receso hasta el primer día del 2013. Esto a pesar de que el presidente Barack Obama anunciara que un acuerdo estaba a la vista para evitar un alza de impuestos a la clase media.

Tal acuerdo en principio incluiría aumentar los impuestos a todas las familias con ingresos de más de 450 mil dólares anuales, 200 mil dólares más alto que el propuesto por la casa Blanca.

Con la caída de Estados Unidos en el «precipicio fiscal» se recortaría el gasto gubernamental, se elevaría el impuesto sobre las nóminas de 4.2 a 6.2 por ciento, se demorarían las devoluciones tempranas de impuestos y se anularía la ayuda por desempleo para dos millones de estadounidenses.

El maratón negociador en el Congreso, sin embargo, continúa, comenta la prensa. El intento «in extremis» sería llegar a una suerte de acuerdo mínimo que afronte sobre todo la parte fiscal, para impedir que el martes se produzca un aumento generalizado de los impuestos.

La Oficina Congresional del Presupuesto (CBO) advirtió al inicio del mes que la caída del país en el «precipicio fiscal» podría empujarlo a una nueva recesión.

En este amenazador escenario que para el presidente Obama anuncia graves consecuencias para la economía norteamericana, inicia el segundo mes y primero del nuevo año del gobierno del Sr. Peña. Considerando el alto grado de dependencia de México en su relación comercial con nuestro vecino del norte, sin mayor análisis salta a la vista la necesidad de ser previsores. Los ambiciosos objetivos y metas por alcanzar plasmados en el llamado “pacto por México”, más los que comprometa la casa presidencial con las entidades federativas, corren el riesgo de quedarse en el tintero.

Si le va mal a Estados Unidos no podemos esperar que a México le vaya bien en medio de una crisis globalizada. El combate a la desigualdad, pobreza y desempleo van de la mano con el comportamiento de una economía que en lo interno depende más de la informalidad y por ende, de restricciones y desequilibrios fiscales de primer orden.

En lo externo, de frenarse nuevamente la economía norteamericana, entrando en una fase más de recesión, en lo que ya de sí es una profunda crisis económica financiera, política y social, la estrategia planteada por Enrique Peña para impulsar crecimiento y desarrollo podría topar con pared. La tesis de libre mercado como paradigma de inserción de México en el mercado mundial, tendría que esgrimirse frente al proteccionismo obligado de nuestro principal socio comercial, con resultados poco probables de éxito.

De ahí que las políticas públicas de déficit cero y congelamiento de los impuestos, de hecho atan de las manos al actual régimen. Sin incremento de la base gravable, aumento de la tasa impositiva y sin endeudamiento público, el gobierno del Sr. Peña tendría que agendar más temprano que tarde nuestra propia versión de “precipicio fiscal”, dejando para mejores tiempos su afán modernizador.

Lo curioso del caso es que gobernadores como el de Veracruz, lejos de asumirse preocupados, salgan a declarar que si el 2012 fue propicio para avanzar en la atención a rezagos económicos y sociales históricos, el 2013 será mejor. Ignorancia o valemadrismo, para el caso es lo mismo frente a una crisis que tiene de rodillas a la primera economía del mundo y que, por donde se le quiera ver, nos afecta poniendo en entredicho el futuro bonancible anunciado.

Y más curioso aún, es el observar que la acción política, sin distingos partidistas,  se pierda en los vericuetos de presuntas “reformas estructurales”, por un lado y, por otro, en construir alianzas en torno al discurso peñanietista, sin parar mientes en que lo prioritario no estriba en buenos propósitos sexenales, sino en atender a una economía que se derrumba víctima de la informalidad y el desempleo en medio de la crisis globalizada.

Pero en fin, estamos en México. Desear con optimismo renovado prosperidad y bienestar para el año que inicia es lo obligado, cifrando las esperanzas en que el PRI si sabe salpicar,  aunque la realidad nos ofrezca lo contrario. Cd. Caucel, Yuc., diciembre 31 de 2012

 

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Tianguis Avenida Orizaba. Xalapa, Ver.

Considerándome una víctima más del desorden urbano que priva en nuestra entrañable ciudad, estoy de acuerdo en que poco o nada hacen las autoridades municipales por resolver un problema administrativo, como el reglamentar el ambulantaje escuchando la opinión de los terceros afectados. Más no puedo estar de acuerdo en que, como algunos señalan, deba recurrirse a la fuerza de la autoridad para “acabar con la economía informal” que, en Xalapa, se hace presente en los tianguis, mercados sobre ruedas y puestos callejeros. Todo el peso de la ley, claman con criterio represivo y sin mayor análisis, pretendiendo hacerse eco de la opinión de la mayoría, cuando en realidad hablan en nombre de una minoría que se ve afectada en sus intereses económicos.

El fenómeno del “ambulantaje” o comercio callejero,  es expresión de otro, más profundo de orden económico, social y, por ende también de competencia política, como lo es la economía informal, en una sociedad que se manifiesta incapaz de proporcionar al ciudadano empleo remunerativo o, en su caso,  alicientes para ganarse la vida honestamente dentro de una formalidad regulada por leyes, reglamentos, códigos, usos y costumbres. Lo que habría que preguntarse entonces es porqué la economía informal crece en demérito de la bien entendida formalidad, antes de someter a la picota pública al “ambulantaje”.

La respuesta no es, sin duda alguna, el que la autoridad lo permite. En este caso específico, el Ayuntamiento xalapeño presidido por Elizabeth Morales.

Es demasiado simplista el considerarlo así, cuando en la capital veracruzana se acusa un alto grado de desigualdad, pobreza y remuneraciones salariales deprimentes para quienes tienen oportunidad de estar empleados, sin que ello necesariamente sea responsabilidad, sin distingo partidista,  de la autoridad edilicia o del próspero gobernador en turno. Vamos, ni siquiera del “presidente del empleo” al que hoy juzgamos por los pésimos resultados de su gestión. Es un problema estructural más del subdesarrollo que se viene arrastrando históricamente y que, en los años que corren, se agudiza como consecuencia de un crecimiento prácticamente nulo de la economía nacional.

La economía informal no es un fenómeno nuevo, viene de muy atrás, una veces por una mala costumbre heredada, otras por evasión al fisco deliberada o por ignorancia y, las más, simplemente por necesidad. En nuestra ciudad como en muchas otras, las razones se entremezclan generando en los hechos una competencia desleal para quien se acoge a la formalidad lo mismo en la producción y distribución de bienes y servicios, que para el contribuyente cautivo que por desempeñar un trabajo remunerado ve mermado su salario por contribuir obligadamente al fisco y la seguridad social.

La responsabilidad de las autoridades reside, en todo caso, en no saber, no poder, sujetarse a compromisos políticos creados, corrupción ó no querer tomar al toro por los cuernos aceptando la realidad y actuar en consecuencia, para ordenar un fenómeno económico y social por ahora inevitable, privilegiando el bien común evitando la afectación de terceros.

Pero también, y no dejaré de insistir en ello, es responsabilidad de todos. Tenemos la ciudad que nos merecemos dejando hacer, dejando pasar en tanto no se afecten nuestros personales o familiares intereses. Más allá de la consideración de fondo, a la economía informal contribuimos todos, bien como ofertantes, que como demandantes de bienes y servicios al margen de la formalidad, bajo el supuesto real o virtual de que así conviene a nuestro bolsillo.

Sin una demanda real, justificada ante una mejor oferta en términos de disponibilidad, calidad y precio al alcance del bolsillo de las mayorías, tianguis y mercados sobre ruedas no tendrían razón de existir en nuestra ciudad.  No se ignora que, en el caso de los mercados sobre ruedas, la oferta de productos perecederos procedentes de otras regiones del estado o fuera de este, responde a las necesidades y disponibilidades económicas de las amas de casa. Suprimirlos por disposición de la autoridad sería absurdo, mal visto y contrario al interés de la mayoría.

Son más los ofertantes y demandantes de escasos recursos que se benefician de la economía informal que los que tienen oportunidad y capacidad para desenvolverse en la formalidad. Y tan lo sabe la autoridad municipal que lo capitaliza electoralmente manipulando, tolerando desorden y corrupción, pero también callando las razones últimas por lo que se da el fenómeno de la economía informal. En una ciudad pobre como Xalapa, no hay empleo ni capacidad real de compra en la mayoría de quienes habitamos en la capital de Veracruz, tampoco inversión pública y privada para revertir el fenómeno.

Lo hemos dicho, contamos con una iniciativa privada carente de iniciativa para emprender negocios productivos generadores de empleo remunerativo. Tampoco disposición para pagar salarios dignos. Por ahí habría que enfocar el fenómeno de la economía informal en nuestra ciudad y, de paso, de nuestro estancamiento.

No caigamos en el juego de la simulación, Xalapa es una ciudad de pobres, con gobernantes, políticos y comerciantes prósperos, aceptemos las cosas como son, exigiendo, eso sí, que la autoridad ordene el uso de espacios públicos para tianguis y mercados sobre ruedas, escuchando a quienes se sienten afectados. Podría mejorar un poco nuestra ciudad y otro tanto la imagen de una alcaldesa que no ha sabido ganarse la buena voluntad de los gobernados.

Hojas que se lleva el viento

 “Ese fantasma que muchas veces gira sobre la imagen de Veracruz, que no tenemos recursos, que estamos quebrados y no sé qué tantos rollos más,  que nada tiene que ver con una connotación política, pero queda claro que a pesar de condiciones complejas, Veracruz va para adelante, sigue construyendo su futuro, desarrollando su infraestructura y cumpliéndole a la gente con programas importantes”: Javier Duarte de Ochoa.

Menos mal que el fantasma que recorre Veracruz de noche como de día, es sólo eso, rollo insustancial. Si tuviera connotación política el PRI no gobernaría a la entidad ni habría tema para un periodismo crítico creador de fantasmagóricos rollos. O quien sabe…

 Por cierto, Veracruz es una cosa y su gobierno otra muy distinta.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Catastrofista me llamaron. Desde el 2008 he venido insistiendo en mis maquinazos que se agudizaba la crisis global en los países del primer mundo y que, por lo consiguiente, esta repercutiría en México tomándonos desprevenidos. Por aquel entonces Agustín Cartens, ex secretario de hacienda, calificaba a la turbulencia financiera como un “catarrito” frente al cual nuestro país estaba blindado.

Hoy este mismo personaje, en su carácter de gobernador del Banco de México, alerta sobre el deterioro de uno de los indicadores en los que se sustenta el equilibrio macroeconómico del país: la inflación anualizada fue de 4.6% durante la primera quincena de octubre, mientras que en septiembre fue de 4.8%, la más alta en 30 meses. La alta inflación “ya es un asunto de preocupación pública”, destacó  Carstens

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informa que La inflación en México durante septiembre fue la tercera más alta de los 34 países que forman la, solamente por debajo de Turquía y Hungría. Un día después, el Banco de México anuncia que las remesas que envían mexicanos en el extranjero a sus familias, se desplomaron un 20.24% en septiembre pasado respecto al mismo mes del año anterior, su peor descenso en 35 meses, como resultado de la política monetaria vigente en el país y no como reflejo de la crisis global en el entorno.

El Inegi informó a su vez que la ocupación en el sector informal se incrementó a 29.35% de la población ocupada en septiembre; 0.61 puntos porcentuales más que un año antes, cuando fue de 28.74%. Esto significa que alrededor de 14 millones 217 mil personas laboraron en la informalidad en septiembre pasado.

En tanto que el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, confirmó que en los próximos días se renovará la línea de crédito por 73 mil millones de dólares que tiene México con el Fondo Monetario Internacional (FMI), habiéndolo ya acordado con el equipo de transición del presidente electo. ¿Afrontando lo inevitable con deuda pública siguiendo los pasos de España, Grecia, Portugal e Italia?

La brecha entre macro y microeconomía, es cada vez más evidente que tiende a estrecharse. Si bien el divorcio histórico entre las finanzas nacionales, el aparato productivo y el déficit que acusa la economía familiar se mantiene,  el estancamiento y retroceso del crecimiento económico del país pone a todos en el mismo saco. La estabilidad macroeconómica en riesgo refleja lo que pie a tierra registra el bolsillo de los mexicanos.

¡Dónde quedó el blindaje de Fox? ¿Dónde el barco de gran calado de Calderón?

El catarrito financiero especulativo internacional, no fue tal. Fue la punta del iceberg de una pandémica amenaza con envergadura no prevista. La crisis financiera evolucionó transformándose en una profunda crisis económica poniendo a prueba la capacidad del capitalismo para resolver sus crisis recurrentes. Hoy la mayoría de los países del primer mundo se encuentran al borde del desastre arrastrando consigo a la totalidad de la aldea global, sin que se encuentre la fórmula idónea para encontrar una salida airosa ante el fracaso del neoliberalismo como modelo de crecimiento y desarrollo. El libre mercado como dinamizador y regulador de las economías, dio al traste con el equilibrio sistémico y con la llamada sociedad del bienestar y sus expectativas de “sociedad del conocimiento” que tanto se ha cacareado.

El mundo entero ya no quiere queso, se conformaría con salir de la ratonera, mientras en México, de espaldas a la crisis, desprevenidos seguimos hablando de un crecimiento sostenido del 6% para los próximos años, gracias a la visionaria estrategia de quien gobernará a este país, sustentada, precisamente, en el libre mercado en un escenario internacional que avanza en sentido contrario privilegiando el proteccionismo como medida emergente para, fortaleciendo el mercado interno, proteger el empleo y paliar los efectos sociales de la debacle económica y el pavoroso déficit presupuestal.

Las políticas de libre mercado ya no se corresponden con las necesidades crecientes de una población que exige empleo, salarios decentes, vivienda, educación, salud, como mínimos de bienestar que le alejen de la pobreza y la desigualdad.

Renglón aparte, sería ingenuo no considerar el que de los resultados de la elección del próximo martes en USA, depende en mucho el que la maltrecha economía de nuestro principal socio comercial no nos lleve consigo al “precipicio fiscal” en el inquietante camino de la recesión.

En este contexto, el nuevo gobierno le apuesta a una mayor apertura de PEMEX al capital privado, legislación laboral que coadyuve en el abaratamiento del mercado del trabajo, y una reforma fiscal que premie a la inversión extranjera en demérito de la micro, pequeña y mediana empresa nacional. México así incrementaría productividad, competitividad e innovación tecnológica, para salir a competir con éxito en un mercado internacional deprimido, dicen. Nada más alejado de la realidad y de toda lógica a mi juicio, en un país que, en la coyuntura adversa, requiere ver hacia su interior, fortaleciendo a PEMEX como un bien público estratégico en beneficio de todos los mexicanos; estableciendo una política fiscal progresiva, sin excepciones, que incremente y equilibre finanzas públicas; así como privilegiando el mercado interno, rescatando soberanía alimentaria, poder adquisitivo del salario, ahorro y seguridad en el empleo, para así dar viabilidad a la fábrica nacional frente a la crisis global.

No es posible ni deseable que se mantenga el sendero de un desastre anunciado. México debe hacer frente a la crisis sistémica global con responsabilidad y entereza. No cabe más simulación, falso triunfalismo y demagogia en la conducción del país.

La corrupción e impunidad es otro cantar. El mal endémico, alojado en el tuétano, condiciona y hace nugatorio todo esfuerzo por hacer viable a este país

Hojas que se lleva el viento

Veracruz es la excepción. Aquí seguimos avante sin que pase nada; para el gobernador la crisis nos hace lo que el viento a Juárez, la prosperidad reina lo mismo en las arcas públicas que en todos y cada uno de los hogares de la entidad gracias al programa “Adelante”, como en su oportunidad, con pelos y señales, nos lo hará saber en su segundo informe de labores al frente de la administración pública estatal.

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Mala leche en el trato mediático a López Obrador en su visita a Xalapa para participar en el Congreso Estatal de “Morena” tomando la protesta de rigor a los recién elegidos integrantes del Comité Ejecutivo del Movimiento de Regeneración Nacional en la entidad. Andrés Manuel vino a lo que vino arribando ni antes ni después de lo programado a la asamblea plenaria, y no a presidir un mitin multitudinario. (ver video: http://lopezobrador.org.mx/secciones/multimedia/videos/)

Los únicos convocados al evento fueron los 175 delegados distritales que eligieran democráticamente a la directiva estatal  que desde el sábado encabeza Gloria Sánchez Hernández, y votando a favor de que “Morena” avance en la construcción de un nuevo partido político. Como testigos del acto, un enjambre de reporteros, el diputado federal perredista Uriel Flores Aguayo, y un centenar de militantes y simpatizantes que se acercaran a saludar al ex candidato presidencial.

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Distribución de agua potable en Naolinco, Ver.

Buen estreno para el nuevo titular de la secretaría estatal de turismo. Al calor de las fiestas de difuntos anuncia que el gobernador Duarte de Ochoa autorizó una inversión de 5 millones de pesos para encaminar a Naolinco hacia la designación de “pueblo mágico”, sin antes percatarse de que dicha población no cuenta con agua potable ni existe propuesta alguna de autoridades municipales y habitantes para subsanar tal carencia. Los burros aguadores ya son parte de su magia, las anécdotas de los naolinqueños sobre el particular son de antología.

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¿El senador Héctor Yunes Landa representa los intereses de Veracruz, ó los del PRIAN? Es pregunta.

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Quien comentó que Elizabeth le tomó el pelo a los integrantes de “Otero Ciudadano”, tuvo razón. El “democrático” encuentro fue una pose más en la proyección de imagen de la alcaldesa xalapeña, quién ha hecho caso omiso a los cuestionamientos, observaciones y propuestas que se le plantearan.

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Pulsocritico.com Fuente: La Jornada.- 05-Enero-2011

Lozano Alarcón

Ciudad de México. Sólo uno de cada tres jóvenes incorporados a la población económicamente activa en los cuatro años de gobierno del presidente Felipe Calderón encontró empleo en el sector formal de la economía, según datos dados a conocer ayer por el secretario de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón. Los dos restantes se ocuparon en la informalidad o no encuentran trabajo, en proporciones casi iguales.

En conferencia de prensa conjunta con el secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero Arroyo, Lozano Alarcón precisó que entre enero de 2007 y diciembre de 2010 se crearon un millón 36 mil 928 puestos de trabajo netos en el sector formal de la economía. Con esto se cubrió menos de una tercera parte de los nuevos empleos requeridos para atender la demanda planteada por la incorporación de 3.2 millones de jóvenes en ese lapso a la población económicamente activa del país.

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