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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Para la ciencia política el cambiar para seguir igual se le conoce como “Gatopardismo” en tanto que, para la conseja popular, es simple y llanamente “la misma gata, nomás que revolcada”. Para el caso ambas definiciones vienen siendo lo mismo cuando de calificar lo que en Veracruz sucede se trata. El tan cacareado cambio ofertado por la alternancia se reduce a más de lo mismo, cuando se observa el desaseado y oportunista manejo en la integración de la mesa directiva de la LXIV Legislatura veracruzana..

La instrucción, previo arreglo en lo oscurito se dio en las oficinas del gobernador electo, todo para el PAN y la botarga perredista,  en alianza con el PRI y sus satélites, nada para Morena no obstante ser esta la segunda fuerza electoral en la entidad. Más claro ni el agua, la alianza de facto fue negociada por Miguel Ángel Yunes Linares con Peña Nieto a espaldas de los veracruzanos. Bola cantada, Peña Nieto respaldará al gobierno de la alternancia y el gobernador de dos años tendrá la cancha libre en la Legislatura a cambio de cederle privilegios y canonjías a un PRI devastado por sus propias contradicciones internas y repudiado por la población por el resultado final de doce años de pésimo y corrupto gobierno.

Con ello se materializa el Gatopardismo y, por lo consiguiente, la conseja popular. Con la alternancia se cambiará para que las cosas sigan igual, o peor si desde ahora ya “Mayuli” ha refrendado su inclinación autoritaria pasándose por lo más pando a lo que resta de un estado de derecho que ha venido brillando por su ausencia.

A sabiendas de lo que podía esperar de una administración pública en bancarrota, hoy se da por robado, pretendiéndose curar en salud auspiciando, alentando y respaldando la “asonada” edilicia con el visto bueno de la presidencia nacional de su partido y la indiferencia del gobierno federal, contraviniendo los más elementales principios de gobernabilidad y buen gobierno desconociendo de facto la autoridad del gobernador interino.

Sentando un pésimo precedente que, a lo largo de los dos años de su mandato, de ninguna manera podrá repetirse so pena de aplicarse todo el peso de la ley y del monopolio de la fuerza a quienes incurran en igual o similar desacato. Pésima señal de quien se dice llamado a enderezar al jorobado haciendo prevalecer la justicia con sobaditas de lomo.

Honestamente, estimo que no obstante proceder el beneficio de la duda para bien de Veracruz, no se podía esperar otra cosa de la llamada alternancia. Va por la venganza y en la venganza construir la plataforma electoral para 2018 dentro del marco peñanietista de la sucesión pactada.

 Más de lo mismo, aunque revuelquen a la misma gata con vanas promesas de un nuevo concepto de lo que los veracruzanos debemos entender por prosperidad y buen gobierno. Así se escribirá la historia bajo el entendido de que el valiente vive mientras el cobarde quiere, como reza la sabiduría popular.

Hojas que se lleva el viento

Conforme la prensa vierte más y más tinta en torno a la elección presidencial en EE. UU., más se confirma el “síndrome de Estocolmo” que como padecimiento endémico,  ata a México a los designios del imperio. Con Trum  lo que cuenta es saber si nos apalearán un día sí y otro también,  con la diestra o la siniestra. Lo demás es lo de menos en el México dependiente.

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¡Qué pena! En Veracruz no hay gobernador

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Al fin jarochos, no terminamos de salir de una y ya nos afanamos en construir la otra. Con una mano atrás y otra adelante, negándonos a aprender de la historia ciframos nuestras esperanzas en los procesos electorales en puerta… y los que siguen.

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Para Ripley… Un buen de xalapeños anticipadamente ya promueve al alcalde cínico, omiso y cómplice del saqueo Américo Zúñiga Martínez, para suceder a Pepe Yunes en el Senado de la República.

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¿Y si Javier Duarte ya hubiese muerto, quién regresaría lo que más que presumiblemente se robó? Lo caído caído, y a otra cosa mariposa.

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Una reflexión: El dinero de que dispone el gobierno federal es de todos los mexicanos, luego me pregunto si el rescate de la administración pública veracruzana queda a cargo del gobierno de Peña Nieto, ¿será una medida similar al FOBAPROA en la que todo el pueblo de México pague por el saqueo que un grupo de sanguijuelas, políticos y servidores públicos, le infringieran a Veracruz? Como que no se me hace justo.

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 La peste cunde… Cuidado, ya se levantan algunas voces a favor de la “Balcanización” del sur-sureste de México.

Xalapa, Ver., noviembre 8 de 2016

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La situación de deterioro en todos los órdenes por la que atraviesa México, me recuerda al entonces Secretario de Hacienda que frente a los ya claros indicios en el país del impacto de la crisis globalizada, afirmara que la economía nacional presentaba síntomas no más allá de un ligero  catarrito. Pasado el tiempo, el resfriado tornase ataque severo de influenza por no habérsele aplicado al enfermo una buena dosis de paracetamol,  como en su momento Fidel Herrera Beltrán gobernador entonces de Veracruz, atinadamente lo hiciera  en recóndito poblado de nuestro terruño, en el que la contaminación ambiental pusiera en riesgo la vida de un infante.

El mismo servidor público, hoy Director del Banco de México,  ante el presidente Peña afirma que México está bien preparado para enfrentar un escenario extremo y «de baja probabilidad» de un incumplimiento de pago por parte de Estados Unidos.

La solidez macroeconómica, no obstante la acusada desaceleración en el crecimiento, es garantía de que el nuevo catarrito en puerta nos hará lo que el viento a Juárez estima el susodicho.

Ojalá y así fuera, México no está en condiciones de acumular mayores estragos.  Sin embargo, el optimismo del Sr. Cartens no parece ser del todo compartido. Son ya varios años en los que la estabilidad macroeconómica no guarda equilibrio con el ámbito micro de una realidad económica y social de alto impacto que además de arrastrar, carga consigo ni más ni menos que con 53 millones de mexicanos en condiciones de pobreza, incapacitados para consumir lo que el país produce y la salud del mercado interno demanda, en demérito de todo esfuerzo de crecimiento sostenido.

Luego cabe preguntar:

¿Y la microeconomía Sr. Cartens? ¿Es que acaso esta no cuenta en un escenario de racional previsión frente a los efectos de una crisis que ya sentara sus reales en el país? ¿Es suficiente la fortaleza macro para resistir lo mismo la amenaza del exterior que las presiones internas?

Si es así, el Banco de México debería tranquilizarnos explicándolo con peras y manzanas para mayor entendimiento.

No hay porqué preocuparse, no obstante las ominosas señales, diría Fidel Herrera, mago financiero. En la coyuntura, la reforma hacendaria que deviene en enredada miscelánea fiscal recaudatoria gracias a los buenos oficios de los cabilderos de los poderes fácticos en Congreso de la Unión y que presuntamente le modifican la plana al Sr. Peña, es el paracetamol oportuno que impedirá que la sangre llegue al río, en tanto llega el momento de aplicar la panacea eficaz de la reforma energética.

¿No acaso se salvan de pagar IVA lo mismo alimentos y medicinas que el futbol y las corridas de toros?

Y en este escenario de optimista previsión, una vez más el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, sucesor del curandero de Nopaltepec y con las mismas recetas de su antecesor, declara con no poca soberbia y mayor ignorancia o mala fe, que Veracruz registra un crecimiento económico dos veces superior al que tiene postrado al país entero con algo más que un simple resfriado estacional.

Si en el México de todos no pasa nada, con mayor razón en Veracruz en el que el grueso de los recursos presupuestales disponibles, generación energética, inversión en infraestructura, creación de nuevos empleos, políticas asistencialistas y pago de nómina del magisterio, corre a cargo de  la federación. Colgados del enfermo vamos bien, afirma el Sr. Duarte.

Y mientras en el papel nos excedemos en previsión, optimismo, buenos deseos y sueños guajiros, la realidad necia al fin, sigue imperturbable su marcha marcando paso a paso el camino a un desastre anunciado, el arribo a la condición de Estado fallido.

Sin miramiento alguno, la crisis globalizada hoy jalonada por el conflicto interno del gobierno de Obama, nos tiene contra la pared sin más armas para defendernos que la soberbia de un aquí no pasa nada, fruto de la opacidad y simulación que  en Veracruz el Sr. Dr. Duarte de Ochoa  afirma no existen en la tierra que dice gobernar.

Mañana, 17 de octubre, es la fecha fatídica para que se concrete la madre de todas las tormentas en nuestro vecino del norte y, con ello, la “tormenta perfecta” para el mundo globalizado. Esperemos que la lumbre no llegue a los aparejos y para bien de todos, las negociaciones en el Congreso norteamericano lleguen a feliz término. ¿Y si no?, es la interrogante que flota en el ambiente internacional.

¿Podrá México, como afirma el Banco de México,  remontar esta nueva escalada de la crisis global? ¿La macroeconomía y el coyuntural paracetamol de la maltrecha reforma fiscal serán suficientes? ¿A casi un año de distancia de su toma de posesión el presidente Peña podrá frenar desaceleración económica, descontento, hartazgo, cólera y protesta? Estas son las interrogantes que para los mexicanos están en el aire. En unas pocas semanas, muy pocas, se irán dando las respuestas. Esperemos que en esta ocasión sean satisfactorias y todo quede en uno más de los catarritos del Sr. Cartens.

Hojas que se lleva el viento

Bien haría la prensa en moderar su postura de  satanización del movimiento magisterial. El horno no está para bollos y agregarle más leña al fuego propiciando y provocando el enfrentamiento de padres de familia con los mentores de sus hijos,  no es el mejor camino para mantener en paz la pradera.

No es sano olvidar que  la gran mayoría de esos padres, obreros, campesinos, burócratas, maestros universitarios, microempresarios, periodistas, desempleados y jubilados, también tienen razones de peso y de pesos más que justificadas para sumarse a la protesta ciudadana en contra del actual estado de cosas en el país. Y ni qué decir de Veracruz, en donde por más que se afirme lo contrario,  las necesidades crecen, el bolsillo de las mayorías se achica y los estómagos vacíos piden ya la voz en la tribuna.

Nota al calce

El Senado de Estados Unidos aprobó hoy miércoles una iniciativa para reabrir de inmediato el gobierno y permitir que funcione al menos hasta el 15 de enero de 2014, además de aumentar el techo de la deuda hasta el 7 de febrero. Ahora sólo resta su aprobación en la Cámara de Representantes esta misma noche para que el proyecto sea publicado y el gobierno federal estadunidense reabra mañana jueves, luego de un cierre parcial desde el pasado 1 de octubre.- Xalapa, Ver., octubre 16 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

De conformidad con la información difundida por agencias noticiosas, la noche de hoy 31 de diciembre Estados Unidos caerá técnicamente en el llamado “precipicio fiscal”, una vez que la Cámara de representantes decidió entrar en receso hasta el primer día del 2013. Esto a pesar de que el presidente Barack Obama anunciara que un acuerdo estaba a la vista para evitar un alza de impuestos a la clase media.

Tal acuerdo en principio incluiría aumentar los impuestos a todas las familias con ingresos de más de 450 mil dólares anuales, 200 mil dólares más alto que el propuesto por la casa Blanca.

Con la caída de Estados Unidos en el «precipicio fiscal» se recortaría el gasto gubernamental, se elevaría el impuesto sobre las nóminas de 4.2 a 6.2 por ciento, se demorarían las devoluciones tempranas de impuestos y se anularía la ayuda por desempleo para dos millones de estadounidenses.

El maratón negociador en el Congreso, sin embargo, continúa, comenta la prensa. El intento «in extremis» sería llegar a una suerte de acuerdo mínimo que afronte sobre todo la parte fiscal, para impedir que el martes se produzca un aumento generalizado de los impuestos.

La Oficina Congresional del Presupuesto (CBO) advirtió al inicio del mes que la caída del país en el «precipicio fiscal» podría empujarlo a una nueva recesión.

En este amenazador escenario que para el presidente Obama anuncia graves consecuencias para la economía norteamericana, inicia el segundo mes y primero del nuevo año del gobierno del Sr. Peña. Considerando el alto grado de dependencia de México en su relación comercial con nuestro vecino del norte, sin mayor análisis salta a la vista la necesidad de ser previsores. Los ambiciosos objetivos y metas por alcanzar plasmados en el llamado “pacto por México”, más los que comprometa la casa presidencial con las entidades federativas, corren el riesgo de quedarse en el tintero.

Si le va mal a Estados Unidos no podemos esperar que a México le vaya bien en medio de una crisis globalizada. El combate a la desigualdad, pobreza y desempleo van de la mano con el comportamiento de una economía que en lo interno depende más de la informalidad y por ende, de restricciones y desequilibrios fiscales de primer orden.

En lo externo, de frenarse nuevamente la economía norteamericana, entrando en una fase más de recesión, en lo que ya de sí es una profunda crisis económica financiera, política y social, la estrategia planteada por Enrique Peña para impulsar crecimiento y desarrollo podría topar con pared. La tesis de libre mercado como paradigma de inserción de México en el mercado mundial, tendría que esgrimirse frente al proteccionismo obligado de nuestro principal socio comercial, con resultados poco probables de éxito.

De ahí que las políticas públicas de déficit cero y congelamiento de los impuestos, de hecho atan de las manos al actual régimen. Sin incremento de la base gravable, aumento de la tasa impositiva y sin endeudamiento público, el gobierno del Sr. Peña tendría que agendar más temprano que tarde nuestra propia versión de “precipicio fiscal”, dejando para mejores tiempos su afán modernizador.

Lo curioso del caso es que gobernadores como el de Veracruz, lejos de asumirse preocupados, salgan a declarar que si el 2012 fue propicio para avanzar en la atención a rezagos económicos y sociales históricos, el 2013 será mejor. Ignorancia o valemadrismo, para el caso es lo mismo frente a una crisis que tiene de rodillas a la primera economía del mundo y que, por donde se le quiera ver, nos afecta poniendo en entredicho el futuro bonancible anunciado.

Y más curioso aún, es el observar que la acción política, sin distingos partidistas,  se pierda en los vericuetos de presuntas “reformas estructurales”, por un lado y, por otro, en construir alianzas en torno al discurso peñanietista, sin parar mientes en que lo prioritario no estriba en buenos propósitos sexenales, sino en atender a una economía que se derrumba víctima de la informalidad y el desempleo en medio de la crisis globalizada.

Pero en fin, estamos en México. Desear con optimismo renovado prosperidad y bienestar para el año que inicia es lo obligado, cifrando las esperanzas en que el PRI si sabe salpicar,  aunque la realidad nos ofrezca lo contrario. Cd. Caucel, Yuc., diciembre 31 de 2012

 

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