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Tag Archives: ejército de reserva laboral

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Distractores políticos como el debate en torno a las reformas y adiciones a la Ley Federal del Trabajo, ocupan nuestra atención,  pasándose por alto  lo que para la vida cotidiana del mexicano de a pie es sustantivo en un país en el que es más seguro lo comido. Asegurar el presente antes que un futuro incierto, y eso significa contar hoy con alimentación, vivienda, salud, educación y recreación, que ya mañana Dios dirá. Seguridad mínima de supervivencia en nuestra sociedad sólo posible con un empleo u ocupación remunerada,  a cuenta propia o como dependiente. Todo lo demás es accesorio, así de simple. 

Es por ello que,  quizá a sabiendas de lo anterior el ruido mediático, el discurso de la llamada clase política e incluso, sesuda argumentación de no pocos expertos y académicos, para no hacer olas privilegian reformas a la superestructura jurídica del Estado y no,  a la estructura económica que deviene de la producción y el trabajo. Tomar el toro por los cuernos afrontando la naturaleza de unas relaciones sociales de producción existentes, basada en la explotación de la fuerza del trabajo en beneficio del capital, no entra en los propósitos del debate. 

De ahí que todo gire en torno a la reglamentación del mercado laboral en beneficio del patrón con pretexto de incrementar productividad, competitividad, tasa de ganancia, inversión y reinversión y, poco o nada, se atienda al derecho humano a un empleo y su justa remuneración en la que descansa la seguridad y sustentabilidad de supervivencia de la mayoría. 

Hasta donde es dable observar y escuchar, en la discusión no se toca la composición del mercado laboral en México, la precariedad del empleo, ni mucho menos cuantitativa y cualitativamente los componentes de una masa salarial que de éste se deriva en beneficio del país en su conjunto. Aplicándose tabla rasa para una población económicamente activa, presente y futura, de acuerdo a criterios estadísticos y parámetros oficiales que tienen más que ver con simulación y autoengaño gubernamental en materia de generación de empleos, que con la realidad cotidiana de la economía familiar;  recreándose un clima laboral jurídicamente surrealista que choca con lo que a diario vive el mexicano de a pie, en perjuicio de este.  

La reforma a la ley una vez votada será de observancia general en teoría, pero eso no cambia el hecho de que su  aplicación estará restringida a la relación obrero patronal en la llamada economía formal. Para la ocupación informal y para el creciente número de los sin trabajo, será letra muerta, en tanto de facto este sector de la población para el capital seguirá siendo en el proceso de reproducción de la fuerza de trabajo, ejército marginal y prescindible de una reserva sobredimensionada. 

Muertos de hambre, numéricamente más o menos, víctimas del desempleo y la pobreza, no entra en los cálculos del capital en la actual coyuntura ni en el debate legislativo. Lo determinante es la fuerza de trabajo activa en un mercado laboral excedentario. 

Hay quien me dice lo contrario: “Con la aplicación de la nueva legislación (o parche a la vigente) se combate el desempleo y se abren espacios para los desocupados al contar los patrones con mayor flexibilidad de contratación y despido y, por ende, con mayor seguridad para invertir en nuevas fuentes de empleo y modernización  del aparato productivo”.  

A mi juicio, podrían tener razón en un contexto diferente. Roto el equilibrio entre población ocupada y remunerada y el ejército de reserva que se crea a sí mismo el capital, tanto para reposición de la fuerza de trabajo como para presionar los salarios a la baja, tal posibilidad, salvo casuísticamente y en una bajísima proporción,  se hace nugatoria en un mercado laboral en el que la oferta de mano de obra, a cualquier nivel, supera en mucho a la demanda del aparato productivo. Fenómeno que a su vez repercute en detrimento de modernización, productividad y competividad. La contratación y despido discrecional privilegiará el uso extensivo de mano de obra barata como fuente generadora de plusvalía para el capital, en demérito de la innovación tecnológica en la micro, pequeña y mediana empresa urbana y rural, incrementándose la precariedad del empleo. 

En un país con más de cincuenta millones de pobres cuya necesidad familiar primaria de supervivencia es un empleo más que sea mal pagado y sin prestación social alguna contemplada en la ley, hoy y en el futuro cercano la sobreexplotación de la fuerza de trabajo que propicia la realidad sistémica y no precisamente la legislación laboral por aprobarse, será la regla general y no la excepción. Contar hoy con alimentación, vivienda, salud, educación y recreación, deja el día de mañana para los hogares mexicanos en manos de Dios.

O se reforma la estructura económica del país o todo cambio en la superestructura jurídica del Estado, será para seguir igual. ¿O peor?

Hojas que se lleva el viento 

Si el Sr. Peña con su improvisada gira por Europa pretendía hacerse presente como hombre de Estado ante la opinión pública internacional, algo falló. Para los principales diarios europeos el viajero mexicano no mereció ser destacado en sus primeras planas, pasando desapercibida su visita. La profundidad de la crisis a que se enfrenta la Eurozona no permitió dar cabida mediática a frivolidades tercermundistas.  Lo que si logró el presidente electo es alborotar la gallera doméstica en México, ofreciendo al capital extranjero lo que no es suyo y sí propiedad de la Nación como preámbulo del intenso debate que tendrá lugar con motivo de la pretendida reforma energética.

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Señal ominosa lo acontecido en Michoacán. Se radicalizan protesta juvenil  y represión gubernamental en demérito de la tranquilidad pública deseable en un país azotado por la violencia criminal. ¡Aguas!

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Cuando se convoca a la unidad es porque esta no existe. Es el mensaje que deja el Consejo Político Estatal del PRI en Veracruz, confirmándose que en la entidad de todos los partidos políticos nacionales con registro no se hace uno. Intereses personales y de grupo, tribu o cacicazgo en época pre electoral pueden más que la razón de Estado. Para los medios de comunicación el  Sr. Dr. Duarte de Ochoa se asume como el líder natural e indiscutible del priísmo veracruzano, lo que queda en duda cuando habla de romper con un pasado que, en los hechos, se resiste a abandonar el escenario.   Xalapa, Ver., octubre 17 de 2012

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Pulso crítico

José Enrique Olivera Arce

En sentido inverso al discurso oficial la realidad de un país estancado y ya en el tobogán del retroceso, va ganando terreno. La desigualdad y la pobreza avanzan a pasos agigantados, haciendo nugatorio todo esfuerzo por combatirles o, cuando menos frenar tal fenómeno de nuestro tiempo.

No hay estrategia que valga en el ámbito internacional que pudiera aplicarse en México, como se pudiera constatar en la reciente reunión del grupo G-20,  cuando se apunta a ponerle más leña al fuego a las causas que dieran lugar al empobrecimiento de la mayoría de la población mundial. Lo que acontece en la llamada sociedad del bienestar en Europa, es apenas la punta de de un  gigantesco iceberg que pugna por salir a flote.

La concentración del ingreso en una minoría hábida de mantener inalterable la tasa de ganancia del capital, no puede seguir descansando en el empobrecimiento galopante de la mayoría y, sin embargo, en ello se insiste confiando en las bondades de un modelo económico agotado. Si con el neoliberalismo se pretendía generar tal acumulación de riqueza que, por sí misma y con ayuda del mercado, se derramara en beneficio de los menos favorecidos, el resultado al paso de los años confirma el equívoco mostrando que a mayor acumulación y concentración del producto social en pocas manos, mayor pobreza y desigualdad.

En esa vorágine de crisis económico-financiera y política, México ya no siente lo duro sino lo tupido. Los números fríos que arrojan los estudios de Naciones Unidas (PNUD), son apenas un indicador  de lo que realmente subyace en el seno de la sociedad mexicana. “En un año el país sufrió un retroceso del 23 % en desarrollo humano, elevándose  los índices de pobreza por sobre el promedio de América Latina”.

De acuerdo a cifras dadas a conocer por el  Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la situación de pobreza en el país es muy grave, aumentó en el último año, de 48 a 52 millones de personas. Sólo en el estado de Veracruz “se incrementó en 100 mil personas más, al aumentar su tasa de 24 al 25.4 por ciento de la población”.

Indicadores que muestran que lejos de abatirse el desempleo, pobreza y desigualdad, estos fenómenos estructurales van en aumento, siendo insuficientes o equivocadas las estrategias del sector público para combatirles y abatirles, en tanto éstas se sustentan en recetas de organismos financieros internacionales como el FMI y el Banco Mundial, ampliamente aplaudidas y estimuladas por el sector privado de la economía, en la medida en que favorecieran en el pasado reciente tanto la concentración de la riqueza en pocas manos como la reproducción barata de fuerza de trabajo vía asistencialismo.

Fenómeno este último que ya resulta contraproducente. El equilibrio entre mano de obra ocupada y el ejercito de los sin empleo, se rompió. De la disponibilidad de mano de obra desocupada, como reserva, se pasó a la manutención improductiva de hombres y mujeres por parte del Estado. Sostener deprimidos los salarios bajo el supuesto de la existencia de una reserva laboral que presionara sobre el empleo-salario, frena ya la reproducción ampliada del capital. Aparejado al bajo nivel salarial va de la mano la contracción de la demanda interna en perjuicio de la producción de bienes y servicios destinados al mercado interno y, por tanto, presionando a la baja la tasa media de ganancia del capital.

Por otro lado, la crisis europea y la que ya acusan los Estados Unidos de Norteamérica, inciden en el mercado de exportación de bienes y servicios nacionales. La mano de obra barata dejó de ser factor determinante para una mayor productividad y competitividad en los mercados internacionales. El proteccionismo comercial en los países destino y la paridad cambiaria del peso frente al US Dólar y el Euro, son elementos determinantes para competir en desventaja en una relación tecnológicamente asimétrica. La necesidad de bienes de capital para una producción intensiva que sea competitiva, haciendo más con menos, se impone por sobre la necesidad de ocupación extensiva de mano de obra, propiciando el desempleo masivo y, por ende, incrementándose pobreza y desigualdad. A mayor tecnificación y modernización focalizada del aparato productivo, mayor el número de desocupados.

Luego el insistir en conjugar modernización, productividad y competividad con políticas públicas asistencialistas, en las actuales condiciones del país ya es no sólo contradictorio sino verdadero nudo gordiano al que no se le encuentra la punta del mecate en el modelo económico y social dominante. O se corrige y cambia de modelo ó la economía nacional se verá en serios aprietos en el mediano plazo, arrastrando consigo en su caida al país entero.

Hablar de esta situación en Veracruz no tiene sentido. La realidad habla por sí misma, mostrando serias fracturas estructurales en una sociedad que privilegia la política electoral a políticas públicas medianamente racionales. Oídos sordos a las campanadas de alerta de la crisis global, es la constante en una entidad federativa que se gobierna sin receta. Lo que se puede decir sin temor a equivocarse, es que más temprano que tarde el bolsillo hablará por varios cientos de miles, si no es que millones de veracruzanos. Entonces, posiblemente, nuestra aldeana y ramplona clase política se tome el trabajo de escuchar.

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