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Tag Archives: Elección presidencial 2012

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Con el respeto y admiración que me inspira Andrés Manuel López Obrador, me tomo la libertad de manifestar no estar de acuerdo con la postura electorera que asumiera el pasado sábado en su visita a Xalapa, capital de Veracruz.

A mi juicio, a más de no tocar la problemática de fondo que acusa Veracruz, en la que deuda pública y percepción de inseguridad no son todo, con ligereza se inserta en el proceso electoral adelantado que desembocará con la elección de gobernador en 2016, sumando a Morena a los dimes y diretes, especulación y chismorreo que, como distractor, mantiene ocupados y preocupados lo mismo a suspirantes de todos sabores y colores, que a la clase política en su conjunto y mayoría de medios de comunicación.

A mi entender el eje central de los problemas que aquejan a Veracruz es una economía estancada y con visos ya recurrentes de recesión. Su rescate va más allá de buenas intenciones y posturas electoreras.

Y si bien es cierto que en esta crítica realidad incide negativamente una administración pública ineficiente, corrupta, moral y financieramente quebrada, es mayor el peso específico de un aparato productivo obsoleto y reacio tanto al cambio como a la innovación tecnológica. Situación que exige propuestas concretas y viables y no discursos sobre lo que electoralmente ofrece un futuro incierto.

El ex candidato presidencial y líder moral de Morena no lo ve así, pensando en términos de votos y preparación de una plataforma de despegue para una nueva nominación como candidato presidencial en el 2018. De ahí que, sin mediar talante democrático, sin más y sin consulta previa a las bases del partido en la entidad, insinúe, por decir lo menos, la posibilidad de que Cuitláhuac García, actual diputado federal por el distrito de Xalapa urbano, sea el indicado para contender en la búsqueda de la gubernatura veracruzana de dos años en el 2016

Reconozco la valía del joven diputado y así lo he manifestado en mis maquinazos, empero no lo considero a la altura de lo que Veracruz requiere para sentar las bases de su rescate. Mucho menos si anticipadamente, como quedara asentado el pasado fin de semana, lo lanzan a un proceso de desgaste mediático sin contar con capacidad y experiencia suficiente como para alternar competitivamente con los aspirantes rojos y azules descalificados por Andrés Manuel, a priori y con desconocimiento de la realidad electoral de Veracruz.

En maquinazos anteriores he considerado que antes de proponer candidato para hacerse cargo de abanderar a Morena en la contienda por la sucesión en Veracruz, el nuevo partido político deberá hacer un análisis exhaustivo de por qué y bajo que condiciones Morena ganó la diputación federal en Xalapa y Coatzacoalcos; valorando no sólo el peso indiscutible de la figura y liderazgo de Andrés Manuel, también, entre otras cosas, el hecho objetivo de la participación ciudadana que sin militar o simpatizar con un partido en especial, optara por castigar al partido gobernante.

Sin este análisis exhaustivo, identificando y reconociendo fortalezas y debilidades en el marco de la política electoral veracruzana, la actitud asumida por el ex candidato presidencial lanzando al ruedo al novel diputado federal, suena más a voluntarismo sin conocimiento de causa en la cúpula de Morena, que resultado de una ponderación democrática sustentada en la consulta de la base del partido-movimiento. Esto, a mi juicio resta y divide, más que sumar y multiplicar en un proceso de crecimiento y consolidación de Morena como partido político tanto en Veracruz como en el resto del país. Lo cual me parece equívoco y contraproducente para las aspiraciones del propio López Obrador y, lo más grave, para las expectativas de cambio de las fuerzas progresistas.

Veracruz no es Xalapa urbano ni Cuitláhuac siendo estatalmente un desconocido, es Morena. El mosaico multiregional estatal es más complejo, lo mismo electoralmente que en la vida económica y social de los veracruzanos en su cotidianeidad, como para encasillar la realidad política de manera simplista en la percepción de inseguridad, indignación, frustración y hartazgo que anima a una sociedad lastimada y dolida que quiere respuestas y no voluntariedad discursiva.

La reciente elección de diputados federales lo dejó claro. El clima de violencia y corrupción impune, así como el descontento y hartazgo, no pesaron lo suficiente en el electorado como para derrotar a la maquinaria del partido gobernante y sus satélites, alzándose como triunfadores en la contienda aquellos más señalados por la opinión pública como saqueadores de la hacienda pública.

El hartazgo social por sí mismo no gana elecciones. Sin Liderazgo, unidad, y participación consecuente, el descontento se fragmenta y diluye en las urnas, favoreciendo a un adversario político que dictando las reglas del juego, es además el dueño de las canicas.

Honestamente considero que Andrés Manuel en el tema electoral veracruzano se equivoca. No puede anticipar vísperas asegurando el triunfo de Morena en el 2016 con Cuitláhuac García, sin valorar con humildad la fuerza electoral, real y supuesta del partido-movimiento en la entidad. La manera como los medios de comunicación interpretaron el mensaje, lo dice todo, colocando a la militancia del nuevo partido como sumisos acatadores del dedazo voluntarioso y cupular del “Mesías”.

Para bien de la oposición progresista en Veracruz, ojalá y rectifique.

Xalapa, Ver., septiembre 14 de 2015.

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Pulso crítico

José Enrique Olivera Arce

“Todo Estado de derecho que está seguro de sí mismo, considera que la desobediencia civil es una parte componente normal de su cultura política, precisamente porque es necesaria”. Jürgen Habermas

Urgido el PRI de legitimación del cuestionado triunfo de Enrique Peña Nieto, desde el momento mismo en que este fuera declarado presidente electo se inició desde los foros más diversos la andanada de llamados a la unidad nacional, “ver hacia delante y ponerse a trabajar”, incluido el de Calderón Hinojosa durante su mensaje a la nación con motivo de su sexto y último informe de gobierno. 

En paralelo, las autonombradas izquierdas o izquierda institucional, preparan una solicitud de juicio político en contra de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por su actuación en el juicio de impugnación promovido por la coalición electoral “Movimiento ciudadano”; cortina de humo con la que se pretende apaciguar y encauzar indignación y enojo ciudadano, hoy expresado con movilizaciones sociales que de motu propio y al margen de las componendas partidistas se manifiestan en contra del resolutivo del Tribunal. 

Por su lado, el ex candidato de las “izquierdas”, Andrés Manuel López Obrador habiendo cerrado su ciclo como opción electoral, asumiéndose como luchador social convoca a una masiva concentración en el zócalo de la capital del país para el domingo 9 de los corrientes, tras haberse manifestado a favor de la “desobediencia civil”, medida reformista, pacífica y dentro del marco del Estado de derecho, como respuesta a la sentencia del Tribunal Electoral. 

Y, para completar el escenario, en las filas del PAN se gesta una revuelta al considerar no pocos militantes distinguidos que Calderón pactó con el PRI la entrega de la presidencia al Sr. Peña. 

Y mientras esto ocurre en los círculos políticos, la población resiste una andanada más en contra de la economía popular. El encarecimiento de los energéticos, alimentos y servicios básicos y la inmovilidad del salario,  propician mayor pobreza y desigualdad mientras el Congreso de la Unión privilegia reformas estructurales neoliberales que, atentando contra el bienestar de la mayoría de los mexicanos, confirman inmovilismo y gatopardismo de un régimen político renuente a cambiar de rumbo. 

El clima general es de división y encono, a ello van dirigidos los llamados a la unidad nacional que, como los llamados a misa, sólo son escuchados por la feligresía con mayor apego y disposición a su obligación dominical. El PRI atiende a una situación concreta dada, la resistencia popular a la unción de Peña Nieto como presidente constitucional de México, lo demás, cuando menos por ahora, le tiene sin cuidado.

En el Congreso de la Unión va tras la aprobación de las propuestas inmediatistas del Sr. Peña, el corruptor promulgando leyes para combatir corrupción que, en esencia, es su razón de ser y permanecer. Mientras en la coyuntura,  obligado por las circunstancias se avocará al análisis, modificación o, en su caso, la aprobación de la iniciativa de reforma laboral con la que, Calderón Hinojosa se les anticipara en resguardo a la imagen del presidente electo ya de sí deteriorada. 

En el imaginario popular la gente se pregunta: ¿Puede el PRI y el Sr. Peña lograr la unidad nacional cuando conjuntamente con Calderón ha sido auspiciador de la división y polarización que hoy priva en todo el territorio nacional?  

No hay nada a la vista que rescate la unidad perdida. La desideologización del discurso no da elementos de cohesión y, los hechos cotidianos, lejos están de favorecerle. El patriotismo, el orgullo nacional, sólo se ponen de manifiesto cuando las botas nacionales se visten de gloria en un campo de futbol. Son más los agravios sufridos por la ciudadanía que los logros en su beneficio. Resultando por tanto que los llamados a la unidad nacional quedan como un recurso político coyuntural del PRIAN, y del Sr. Peña en su nada oculto propósito de legitimar una elección cuestionada por una indignada  base social que les da la espalda. 

El horno no está para bollos. Y, por si fuera poco, el PRI le pone más leña al fuego inmerso como está en dimes y diretes encaminados a eliminar de la escena pública a López Obrador. A destiempo pide investigar las fuentes de financiamiento del político tabasqueño y su movimiento social; mediáticamente le ataca con todo, como si “muriendo el perro, se acabara la rabia”, incapaz de entender que el liderazgo lopezobradorista  responde a la aceptación y simpatía que genera en millones de mexicanos hartos del actual estado de cosas en el país. 

La cúpula partidista de la coalición de las llamadas izquierdas pretende entenderlo  al vivirlo en carne propia. De ahí su actual dilema: Acepta abiertamente a Enrique Peña Nieto como presidente de México ó se suma a la desobediencia civil de López Obrador. En ambos casos, de acuerdo a la aritmética tribal de “los chuchos”, sale perdiendo. No podrá aceptar el llamado a la unidad, sin antes resolver internamente sus propias contradicciones.

Luego en tales circunstancias, ¿tiene hoy sentido llamar a la unidad nacional? Legitimidad y unidad se construyen, no se imponen por decreto y,  mucho menos, atendiendo discursivamente en lo inmediato ¿a una justificada paranoia?

Hojas que se lleva el viento 

“Dime con quién andas y te diré quien eres…”  La plana mayor del viejo PRI avaló con su presencia la gestión de la gobernadora de Yucatán con motivo de su V y último informe “popular” de gobierno. Sin faltar el clásico acarreo con torta y refresco, Ivonne Ortega Pacheco celebró a lo grande, bailando jarana y festinando el que el gobernador de Edomex le destapara como segura integrante del gabinete peñista. Testigos del bailongo de gala, Pedro Joaquín Coldwell, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón  Como invitados destacados el  “gober precioso” Mario Marín Torres y el  ex obispo de Ecatepec, Onésimo Zepeda. Ivonne se congratuló del voto de los yucatecos a favor de Peña Nieto y Rolando Zapata, candidato a gobernador, pero se abstuvo de mencionar en su reporte que el PAN el primero de julio recuperó Mérida.

La sociedad yucateca discrimina al indígena maya. (“Mesticito”, le llaman) a la par que se ostenta con orgullo como legítima heredera de cultura y tradición del milenario Mayab. Vaquería y jarana en el V Informe «popular» de la Sra. Ivonne Ortega aplaudida por los rescoldos de la “casta divina”, teniendo como escenario al inconcluso museo  “Mundo maya”, cuya edificación se contratara con empresas de Jorge Hank Rhon bajo la modalidad de “Proyectos para la prestación de servicios” ((PPS), endeudando a la entidad

Cd. Caucel, Yuc., septiembre 4 de 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 “Las impugnaciones a la legalidad de la elección ofenden la dignidad de los mexicanos que votaron en libertad”: Pedro Joaquín Coldwell

El que nada debe nada teme… Si el PRI no dudara del triunfo de su abanderado dejaría correr el agua sin inmutarse y, sin embargo…

Paradójico. El PRI, sus satélites y algunos segmentos de la clase media minimizan el indiscutible liderazgo de Andrés Manuel López Obrador responsabilizándole a su vez de estar atrás de las crecientes manifestaciones populares de protesta que, en oposición a Enrique Peña Nieto, dan oscuras pinceladas no previstas en el paisaje postelectoral.

Les duele que el político tabasqueño no respete el pacto de civilidad signado por los candidatos presidenciales aceptando su derrota en las urnas, pero se  desgarran las vestiduras porque el abanderado del Movimiento progresista conforme a derecho, impugne la elección del primero de julio recurriendo al Tribunal Electoral Federal.

Lo ideal para el PRI y su aún candidato presidencial, sería que Andrés Manuel aceptara sin más la derrota, bajara los brazos y se retirara a “La chingada”, como se denomina su rancho en Palenque, Chiapas. Renunciando a la última instancia legal que le ampara, dejando colgados de la brocha a sus millones de seguidores que con no poca reticencia aún confían en la administración de justicia electoral.

Número, extracción social y motivación de los manifestantes que han tomado la calle pareciera tenerles sin cuidado. Desconcertados ofenden la inteligencia de quienes protestan, reduciéndoles a simples marionetas manipuladas por un López Obrador que “no se acostumbra a la derrota”.

Le temen más a un López Obrador que  sin salirse de la cancha de la partidocracia, les obliga a jugar  como se juega en el llano. Aceptan muy a su pesar que López Obrador sea capaz de llevar en paralelo y simultáneamente el trámite legal de la impugnación de la elección y “la manipulación” de un creciente movimiento popular. Reconociendo entonces que el tabasqueño supera en mucho la capacidad de Peña Nieto y los partidos que le postularan tanto para la defensa de la pretendida razón legal que les asiste, como para obtener el respaldo de una sólida base social en que apoyarse.

Incapaces de entender y aceptar la movilización social en su contra por sus probadas trapacerías, sólo les queda el recurso de calificar a López Obrador como el enemigo público que, sin aceptar razones, pretende arrebatarles un triunfo cada vez más cuestionado. Así, lejos de atemperar la protesta le ponen más leña al fuego con pueril negación de aquello de lo en el imaginario popular ya se percibe como fraude electoral.

Paradójico. Lejos de contrarrestar y menguar simpatía y apoyo a López Obrador, obtienen lo contrario, confirmando el liderazgo  del abanderado de las llamadas izquierdas. Lo vulnerable de su pírrico triunfo les ciega, complicando el escenario previo al cambio de estafeta.

El horno ya no está para bollos. Calderón vuelve a las andadas anticipándole a Peña Nieto una tersa transición cuando el proceso electoral aún no concluye, sin parar mientes en que provoca a los indignados que ya han dicho ¡Basta!

Las protestas suben de tono rebasando las estructuras partidistas, como ya lo reconoce el PRD, generándose de facto un frente amplio popular que ya aglutina a estudiantes, movimientos sociales independientes y gremios obreros de conocida oposición al régimen, en una movilización inédita en defensa de la democracia.

Cuidado, una chispa podría incendiar la pradera. Si la libre manifestación aún es pacífica, no faltarán provocadores que induzcan a la violencia, ese el riesgo. ¿Cómo evitar esto último?

Si López Obrador en circunstancias diferentes en el 2006, con inteligencia canalizo indignación y enojo, difícil es prever cual será el camino que hoy tome la movilización popular si el IFE y el TRIFE no cumplen a cabalidad con su encomienda.

¿Cual será la postura a adoptar por el tabasqueño una vez desahogada la etapa de la impugnación?  ¿Bajará los brazos para retirarse a la comodidad de su hogar? Si esto último se da, ¿quién encausara a los indignados para que liberen enojo y frustración? Eh ahí la interrogante.

Paradójico. Los hoy detractores de López Obrador serán los primeros en pedir su permanencia. El que abandone la lucha dejando a su libre albedrío a la movilización social, no es aceptable para la gente bonita, demasiado riesgo para un país en vísperas del cambio de estafeta presidencial. La oposición creciente a la toma de posesión de Peña Nieto, sin liderazgo claro que le encauce, eso si es un peligro para México y, también “para todos”, parafraseando al amanuense veracruzano  Rafael Martínez  Zaleta.

Difícil disyuntiva para el PRI y su candidato. La dirigencia nacional no encuentra respuestas válidas frente a la protesta popular. Si afloja pierde, si resiste llevando las cosas hasta sus últimas consecuencias, imponiendo a Peña Nieto contra la voluntad popular, pierde. De una u otra forma pagará las facturas acumuladas a lo largo del amañado proceso. Mató a la esperanza y el pueblo se lo cobrará puntualmente.

Difícil también la disyuntiva para Andrés Manuel, si la autoridad electoral falla en su contra.

Y para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ni se diga.

¿Por quién entonces doblarán las campanas el primero de diciembre?

Hojas que se lleva el viento

La defensa de Peña Nieto en Yucatán es prácticamente nula. El PRI en el estado cumplió su parte en la elección presidencial y enfoca todas sus baterías a la campaña post electoral de Rolando Zapata, gobernador electo, quien recorre el estado sin descanso agradeciendo el apoyo popular que en las urnas le ofrendaran los electores. El alcalde electo de Mérida, de extracción panista, calladito se ve más bonito.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Chueco o derecho el proceso electoral 2012 concluyó hoy domingo para los ciudadanos de a pie. En el terreno de la institucionalidad democrática el balón ya está en manos del IFE y, en su caso, en el Tribunal Federal Electoral. Con el sufragio la ciudadanía refrendó su decisión de transitar por el camino electoral en la búsqueda incesante por alcanzar mejores condiciones de vida y bienestar. Toca ahora a la autoridad hacer valer la voluntad popular, computar con transparencia y pulcritud el sufragio emitido y dar a conocer los resultados de lo que ya se considera el proceso electoral más competido  así como oneroso de la historia de México por el enorme e innecesario despilfarro de recursos del contribuyente. Así que a otra cosa mariposa.

Quien resulte triunfador en la contienda ya deberá saber por descontado que gobernará a un México diferente. No es el de 2006 y, ni siquiera el del primero de enero del 2012. La sociedad dio un vuelco, encontrando la ciudadanía en el proceso electoral la oportunidad de participar intensamente en la vida pública del país, manifestando lo mismo voluntad de cambio que cuestionando a un régimen político ya caduco e inoperante que ha dejado de ser referente para una sana y civilizada convivencia entre diferentes.

Con más de 110 millones de habitantes en el territorio nacional, México arrastra rezagos estructurales que ya no se pueden ni ocultar ni minimizar. Quien se haga cargo de la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, tendrá que afrontar la tarea de impulsar el abatimiento de la desigualdad, pobreza y corrupción que el país demanda tanto para crecer en lo económico, como para con justicia y equidad dar sustentabilidad al desarrollo humano en todos los órdenes de la vida nacional. Tarea que de acuerdo a la experiencia ya no puede soportarse con programas asistencialistas que distorsionando la fábrica productiva del país posponen y agravan desigualdad y pobreza.

Los tiempos para dejar hacer dejar pasar, se agotaron. Una nueva sociedad, más informada y participativa se ha manifestado en tal sentido a lo largo del último tercio del proceso electoral, poniendo en jaque a la partidocracia. O se avanza en la democratización del país u ominosos nubarrones de tormenta ensombrecerán el horizonte futuro de México. Con la irrupción de los jóvenes en la vida política del país, talante crítico y talento propositivo marcan un nuevo derrotero para la sociedad en su conjunto. Quién resulte triunfador en la contienda electoral deberá así visualizarlo interpretando el sentir de las mayorías y actuando en consecuencia. No más gatopardismo ni acuerdos cupulares lesivos al interés nacional.

Quiero partir de un optimista supuesto de que en esta ocasión al pueblo de México no se le ha escamoteado una vez más su voluntad ciudadana como lo indican ya múltiples indicios a lo largo y ancho del país. Éste ya ha hablado en las urnas y “haiga sido como haiga sido”, sea cual fuere el resultado de la elección ésta debe respetarse por tirios y troyanos. Ni vencedores ni vencidos que polaricen la vida nacional en una circunstancia coyuntural en la que el país demanda unidad y a su búsqueda debemos comprometernos todos. Sólo con unidad de propósitos y esfuerzos se abonará al camino del fortalecimiento de la vida en democracia en el largo camino de la construcción del desarrollo. Lograrla es la tarea primaria de quien habrá de gobernarnos.

Sin liderazgo político el país seguirá sumido en el atraso, inseguridad y desconcierto. Quién resulte ganador de la elección deberá legitimarse con inteligencia y voluntad política para asumirlo, proponiéndose de palabra y en los hechos gobernar para todos como lo exige un Estado nación tan plural como desigual, manifestándose en todo tiempo como fiel intérprete de la voluntad ciudadana. No más simulación,  no más exclusión,  frente al cáncer de la corrupción e impunidad al toro por los cuernos.

Nada facil la tarea ni posibilidad alguna de que esta ofrezca resultados en el corto plazo. Si el horizonte en el mediano y largo plazo es de sí difuso ante la ausencia de un proyecto de Nación consensuado por las mayorías, en la coyuntura, con la permanente amenaza de la violencia criminal y una estructura social y política enferma hasta el tuétano de corrupción, impunidad y cinismo extremo, el transformar a México ni es facil ni es viable para quien habrá de gobernarnos, si este no se hace acompañar del concurso de todos.

Lograr en el corto plazo tal concurso es a mi juicio el primer reto para el próximo presidente de la República. Conjugar lo deseable con lo posible a partir de lo disponible como reza el principio sustantivo de todo proceso de planificación, es el camino. No se puede transformar la realidad del México de hoy sin entenderla integralmente poniendo en la balanza de las disponibilidades, fortalezas y debilidades del Estado-Nación para afrontar el reto con realismo. Promesas y propuestas de campaña han quedado atrás perdidas entre parafernalia y hueco discurso, hoy toca poner los pies sobre la tierra y reconocer que el mosaico nacional supera a la más lúcida imaginación. Una cosa es lo deseable y otra, muy lejana es lo posible y así debe ser entendido por la sociedad toda.

Convencer con la razón por delante al pueblo de México de la necesidad de construir lo posible para avanzar en el largo camino que conduce a lo deseable, ganándose la confianza y voluntad ciudadana, es reto y tarea para lo inmediato. En el logro de la unidad de propósitos y esfuerzo compartido, descansará la legitimidad de quien habrá de gobernarnos. Sin la participación consecuente de la ciudadanía en el marco de una democracia participativa de hecho más que de derecho, el gobernante bordará en el vacío, con el riesgo que ello implica en la compleja coyuntura presente.

Los resultados comiciales definitivos se sabrán en fecha próxima y con ello, el inicio de una nueva etapa. Hagamos nuestros mejores votos de que esta sea para bien de México; que nuestro compromiso individual y colectivo solidariamente sea de intenso trabajo compartido. La esperanza muere al último, no anticipemos su deceso. Xalapa, Ver., Julio 1 de 2012

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La Jornada / Editorial

02/07/2012

El proceso electoral que habría debido culminar ayer con resultados confiables y un ganador inobjetable de la contienda presidencial se encuentra, en cambio, en un preocupante compás de espera y se ha visto contaminado por malas conductas institucionales, civiles y mediáticas.

De entrada, la elección fue precedida por una parcialidad tan pronunciada de los medios –especialmente, de los electrónicos–, que derivó en la fabricación de una candidatura presidencial con base en el desmesurado poder de la pantalla televisiva sobre la opinión pública. Tal proceso no se limitó a la aplicación, para efectos políticos, de la mercadotecnia y la publicidad comercial tradicionales, sino incluyó campañas de descalificación y distorsión contra eventuales competidores del aspirante priísta, así como una manifiesta inequidad informativa muy semejante a un bloqueo. Otra vertiente de esa construcción de la candidatura de Enrique Peña Nieto fue la elaboración de cientos o miles de encuestas a todas luces divorciadas de la realidad.

Ya en la fase de las campañas electorales propiamente dichas, el Partido Revolucionario Institucional recurrió a su arsenal de maniobras tradicionales de manipulación y distorsión electoral: la compra y coacción de votos, el amedrentamiento y la agresión a simpatizantes de otros institutos y fórmulas políticas, así como un derroche aplastante de dinero en publicidad, logística y reparto de bienes o efectivo a cambio de voluntades ciudadanas. Ante tales prácticas indeseables y delictivas, tanto el Instituto Federal Electoral (IFE) como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se comportaron con una tolerancia cercana a la omisión de sus facultades y obligaciones legales.

En la jornada del domingo proliferaron las denuncias de irregularidades –las más reiteradas se refirieron a la compra de votos, pero también las hubo por robos con violencia de urnas, así como por agresiones contra ciudadanos de fórmulas distintas a la que encabeza Peña Nieto y por manipulación indebida de papelería electoral por presuntos operadores priístas–; sin embargo, tanto los altos funcionarios electorales y judiciales como los portavoces de los medios informativos se empeñaron en retratar unos comicios limpios y apacibles.

Sin ser una cosa ni la otra, la elección tuvo, empero, una notable virtud: la alta participación ciudadana y el resurgimiento de un interés cívico que restableció el vínculo con las urnas –y con la política en general– de grandes sectores de la ciudadanía. La expresión más notable de ese fenómeno positivo es el surgimiento –al calor de las campañas– del movimiento estudiantil y juvenil #YoSoy132, el cual tuvo por elemento articulador un vasto malestar ante las miserias de un régimen político en el que participan, sin atribuciones legales, poderes fácticos como el de los medios electrónicos y, a estas alturas, de las casas encuestadoras que parecen más preocupadas por inducir tendencias electorales que por retratarlas.

Al fin de la jornada, cuando el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) llevaba computadas menos de 10 por ciento de las casillas, el presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, salió a anunciar en cadena nacional los resultados de un sondeo rápido que difieren notablemente de los números del PREP, pero que convergen con los de las encuestas más impugnadas por la opinión pública. Inmediatamente después, el aún titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, hizo uso del enlace nacional para proclamar el triunfo de Peña Nieto. Todo ello con el telón de fondo de medios informativos que no vacilaron en proclamar vencedor al aspirante priísta, el cual, posteriormente, pronunció un discurso de presidente electo, sin serlo.

Estos desfiguros institucionales e informativos resultan lamentables en la medida en que vician el proceso electoral e introducen en él factores de incertidumbre y hasta de sospecha. En un escenario competido, en efecto, proclamar ganadores cuando no se tienen resultados constituye una temeridad y puede dañar de manera irreparable a la elección en su conjunto.

Por su parte, el candidato presidencial de las izquierdas anunció que esperaría al recuento total de los votos para asumir una posición y llamó a la calma y a la civilidad a sus seguidores. No podrá achacársele, en consecuencia, la paternidad de una incertidumbre electoral que se gestó, en cambio, en el sistemático manipuleo televisivo, en la sostenida intromisión de la administración calderonista, en la pusilanimidad de las autoridades electorales y en la aplicación de las tradicionales malas artes comiciales del Revolucionario Institucional.

Lo cierto es que se ha vuelto a colocar al país en un escenario de falta de credibilidad que podría derivar en circunstancias ingobernables o en seis años más de un gobierno privado de legitimidad. Cabe esperar que ninguna de esas perspectivas se concrete y que, por el contrario, el cómputo total de los sufragios y la rápida resolución de las impugnaciones dé certeza sobre el sentido del veredicto popular emitido ayer en las urnas.

Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 Al maestro Fernando Lescieur, por sus sabias enseñanzas

 ¿Qué no soy objetivo? Definitivamente no lo soy.

 Es lugar común decir que el periodismo, aquí y en China, debe ser objetivo; reflejar en cada nota informativa, editorial o comentario la verdad como absoluto sobre la realidad que se describe. En lo personal considero que ello es una falacia. La realidad objetiva es una abstracción, contemplándole cada quién desde la amplia o estrecha ventana por la que ésta se observa, construyendo en el imaginario individual o colectivo una percepción que va de acuerdo al color del cristal con que se mira, dijeran los clásicos.

 De una u otra forma o contenido, lo que en periodismo expresamos pretendiendo ser objetivos, termina por ser tan relativo como la imagen que aprehendemos de una realidad cambiante que se nos manifiesta en tiempo y espacio ante nuestros ojos. Cada letra impresa conlleva no solamente nuestra propia visión del mundo, de la vida, el acontecer cotidiano, formación personal y del entorno circundante, también intencionalidad y propósitos implícitos o explícitos, conscientes o inconscientes que devienen en verdad única sólo para quien la escribe o publica.

 Pretender que nuestra verdad sea la verdad para todos, vana presunción tan subjetiva como la abstracción que conocemos como realidad. La objetividad periodística no existe más allá de slogan mercadológico de que se valen medios y periodistas para un mejor posicionamiento en el mercado; cuanti más si a ésta la relacionamos con el papel que juega la prensa en el mundo de la política y los negocios como instrumento propagandístico, por decir lo menos. Lo concreto se relativiza a la luz de intereses creados, individuales o de grupo.

 Quien esto escribe, a lo largo de seis no ha ocultado ni la simpatía para con Andrés López Obrador  ni la intencionalidad de compartirla. Más no al grado de idealizar sin el menor esfuerzo de reflexión y análisis al político tabasqueño y lo que éste,  en el marco de un país a la deriva podría representar  para un pueblo que ha dicho ¡Basta!

 Mi voz es reflejo de lo que atisbo al traves del cristal de mi modesta ventana.

 A grandes males grandes remedios

 En un escenario de profunda crisis de un régimen político decadente en el que todos los partidos políticos, sin excepción, han dejado de jugar su papel de correas trasmisoras en la construcción de una auténtica democracia representativa, un proceso de cambio que nos aleje del más de lo mismo, del dejar  hacer dejar pasar, para atrevernos a incursionar en los caminos desconocidos de una nueva visión de Estado y de futuro, requiere de un liderazgo que, salvo el que ahora y aquí nos ofrece López Obrador, no se ve por ningún lado. Sin que por ello me atreva a afirmar que el ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, es todo virtud, estadista llamado a ser el esperado mesías que con varita mágica en mano nos proporcionará la tablita salvadora.

 Me mentiría a mi mismo si considerara revolucionario a López Obrador,  sólo le veo como voluntarioso reformador en el que el pueblo confía. Como todo político mexicano formado en la visión y estructura de un partido hegemónico, tiene y arrastra vicios y virtudes. Pero en política ni todo es blanco ni todo es negro; en el justo medio entrelazado lo mejor y lo peor como ser humano es que radica la personalidad, carácter, experiencia, capacidad y, sobre todo, voluntad política de un lider que ha logrado sacudir la modorra de millones de mexicanos, incitándoles a proponerse cambiar a México entre todos. Subordinando el egoísmo individualista a un trascendente y solidario nosotros desde abajo.

 ¿Quien nos asegura que López Obrador estaría a la altura de los requerimientos del México de hoy y del futuro? Nadie. Eh ahí que la esperanza y la confianza en el lider, sea lo que a varios millones en este país nos mueve y nos permite atrevernos a dar el salto para iniciar la incierta aventura. Malo sería quedarnos cruzados de brazos, sin voluntad de cambio ni esperanza de futuro.

 Así como confío en Andrés Manuel como el mejor candidato en la contienda en curso, obligado estoy a aceptar que otros confían en alternativas diferentes. Lo que nos distingue de los animales no es solamente nuestro libre albedrío, también la capacidad para acepar con respeto, tolerancia y sentido plural de ciudadanía a quien piensa diferente. Ello distingue en política el contemplar como adversario al oponente y no como enemigo.

 En este marco de reflexión estimo que de ganar la elección, Andrés Manuel y su gobierno no serían más que el primer paso en un todavía largo proceso de construcción de una auténtica democracia participativa en México. Una transición entre el México al que estamos diciendo basta y el México libre, independiente, soberano y próspero que todos deseamos. Un primer paso para avanzar en la urgente y necesaria renovación política y moral del Estado-nación, dándonos un nuevo régimen con partidos políticos a la altura de lo que la sociedad demanda. No más gatopardismo y partidocracia. Demos el salto adelante sin temor.

 Cabe desear entonces que el nuevo mesías que habrá de renovar esperanzas y confianza en el futuro de México, no sea un solo hombre, ni un iluminado. Que el esperado mesías encarne en todos solidariamente por el bien de México.

 Con el concurso de todos, en unidad de propósitos, voluntades y esfuerzo compartido en el que el amor a México amalgame pluralidad e inclusión democrática, sumando granito a granito el cambio verdadero es posible.

 Hojas que se lleva el viento

 ¡Al ladrón! ¡Al ladrón! Cómo estarán las cosas que el domingo en cada casilla todos nos vigilaremos a todos para impedir el fraude electoral. Nadie confía en nadie y, para nuestro infortunio, mucho menos podemos confiar en las autoridades y en los mentores de nuestros hijos. ¡Que vergüenza!

 El momento de las definiciones  ha llegado, en congruencia mi voto es para Andrés Manuel.- Xalapa, Ver., Junio 27 de 2012

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Fernando Camacho Servín / La Jornada

Más de 600 organizaciones civiles y ciudadanos a título personal dieron a conocer ayer un manifiesto donde advierten que si en las elecciones presidenciales del primero de julio hay visos de fraude, saldrán a movilizarse para impedir cualquier intento de atropellar la voluntad popular, ya que ésta podría ser la última oportunidad para generar un cambio en el país por la vía de las urnas.

La misiva –firmada por personajes como el obispo de Saltillo, Raúl Vera; Pablo González Casanova, Javier Sicilia, Miguel Concha Malo, Rosario Ibarra de Piedra y Enrique Semo, entre otros– está dirigida a las autoridades de los tres niveles de gobierno y en ella se señala que el país se encuentra en un estado de emergencia y desastre nacional debido a la imposición de una economía parasitaria y estancada.

Con el respaldo de organizaciones religiosas, de migrantes, campesinas, sindicales, ecologistas y de defensa de los derechos humanos, en el documento se señala que la situación se ha agravado por la guerra desatada por el gobierno federal, no para combatir al crimen organizado sino para proteger intereses de empresas monopólicas, lo cual ha provocado una catástrofe humanitaria.

Ante ese escenario, los comicios representan la posibilidad de lograr cambios por la vía institucional, pero el éxito del proceso dependerá en buena medida de que las autoridades legales y los poderes fácticos respeten la voluntad popular, ya que de lo contrario tal vez ésta sea la última oportunidad para que siga vigente la vía electoral como medio para acceder al gobierno en un clima de paz social.

En la carta, los firmantes subrayan que en la historia reciente del país han ocurrido varios ejemplos de fraude e imposición, entre ellos los comicios presidenciales de 1988 y 2006, y siguen ocurriendo prácticas nocivas, como la utilización de dinero del crimen organizado, rebase de topes de campaña, compra de votos, incapacidad e ineficiencia de los órganos electorales, uso propagandístico de las encuestas e incluso intimidación y muerte.

Celebran la aparición del movimiento estudiantil y juvenil #YoSoy132, que ha puesto de manifiesto la grave decisión del monopolio televisivo de imponer a su candidato como presidente de la República para resguardar los privilegios de las minorías que detentan el poder político y económico.

En el documento se enfatiza que siguen ocurriendo prácticas utilizadas en elecciones anteriores que ponen en riesgo el pleno respeto del derecho al sufragio efectivo, por lo cual se deja claro que si las autoridades planean cometer un fraude, tendrán como respuesta nuestra movilización y nuestra resistencia. Lo haremos de manera pacífica, no violenta, pero con la firme determinación de revertir cualquier intento de atropellar la voluntad popular.

Por último, los firmantes del pronunciamiento convocan a una Asamblea por la Paz y la Legalidad Electoral, que se realizará este sábado a las nueve horas en la Universidad Obrera de México (San Ildefonso 72, Centro Histórico), y a reunirse el 14 de julio –en un sitio por definir– para evaluar el proceso electoral y acordar acciones al respecto.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Si en la coyuntura lo que está en juego es la elección presidencial, para el mediano y largo plazo la disyuntiva está entre el elegir la opción de un más de lo mismo ofertado por el gatopardismo que desde la cúpula del poder nos habla de un nuevo rumbo para seguir igual, o un proceso de cambio auténtico con el objetivo de sacudir el marasmo de la Nación y, entre todos, proponernos abatir atraso, desigualdad, pobreza, injusticia, corrupción, violencia  e impunidad.

En este orden de ideas, el primero de julio más que una típica elección presidencial lo que las circunstancias nos ofrecen es un plebiscito amplio, en el que el pueblo de México definirá si se sigue por el mismo camino, sin brújula y sin rumbo cierto recreando atraso y retroceso, o se opta por un cambio verdadero que saque al país de un atolladero que se complica en el marco de un escenario internacional de crisis, incertidumbre y nula esperanza de futuro.

Para lo más de lo mismo, no hay que pensarle mucho ni arriesgar el resto. Sólo es dejarnos llevar por la inercia, bajo la manida premisa de que el PRI o el PAN si saben gobernar. Porque no nos engañemos, en primera y última instancia las candidaturas de Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota sólo son reflejo y consecuencia del conservadurismo que aún anima en amplias capas de la población. El miedo a dar un pequeño salto hacia delante nos lleva a pensar que “más seguro lo comido ya mañana Dios dirá”, mientras lamemos impotentes las heridas que nos deja un ominoso pasado que se recrea en tiempo presente. A este dejar hacer dejar pasar, se atienen los poderes fácticos para manipular conciencias, voluntades y futuro de la Nación.

El optar por un cambio auténtico no es tan simple. Tenemos que ver con claridad el pasado, valorar el presente y otear el futuro con talante crítico. Hay que pensar y actuar en consecuencia, superando los miedos y mostrarnos a nosotros mismos de que estamos hechos. Todo cambio ofrece incertidumbre, da miedo equivocarse y tomar el camino equivocado en la encrucijada. Dar el primer paso exige valor pero también la certeza de que siempre hay la posibilidad de desandar el camino en busca de la ruta correcta. La historia de la humanidad nos ha dejado múltiples ejemplos de ello, el progreso y la marcha ascendente del hombre como inquilino del mundo está jalonado por el acierto y error en el largo y complejo transitar de los pueblos. Es de humanos equivocarse, como lo es el enmendar el entuerto.

En nuestras manos está el afrontar con valor el futuro o seguir durmiendo despiertos presas del temor a brincar la tablita.

Cambiar para seguir igual o el cambio verdadero. Dicotomía que pone en primer plano las únicas opciones a elegir. La moneda está en el aire, o nos dejamos llevar por la inercia ó nos inclinamos por el voto razonado. Pensamos y actuamos atendiendo a la razón o dejamos que piensen por nosotros. El pueblo de México lo decidirá en el pleisbicito nacional del primero de julio. Sea cual fuere el resultado no hay lugar para las lamentaciones y el reclamo, el pueblo de México habrá hablado.

Hojas que se lleva el viento

Verdaderamente lamentable y vergonzoso el que el candidato Enrique Peña Nieto haya  descalificado a priori el debate entre presidenciables organizado por el movimiento universitario #yosoy132. Su negativa a aceptar la invitación que le hiciera un importante segmento de la juventud estudiosa de México, le privó de ser partícipe en un evento de lo más trascendente para la vida democrática y civilizatoria de México. Pese a la limitación de recursos técnicos, el debate entre los tres candidatos presentes, cualitativamente superó en mucho a los dos anteriores organizados por el IFE. Mis felicitaciones para un movimiento estudiantil que entiende que lo que está en juego es el futuro de la Nación. Como era de esperarse, el priísmo en su gran mayoría menosprecio al igual que su candidato un encuentro civilizado sustentado en el diálogo fructífero, la tolerancia y el respeto a las diferencias.

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El fuego amigo se recrudece en nuestra prospera aldea conforme se acerca el primero de julio. El temor y la incertidumbre se apoderan de las altas esferas del poder y las recriminaciones mutuas no se dejan esperar. No sólo al interior del partido gobernante, también se da en las cúpulas opositoras. Caras largas en todos los abrevaderos, si gana Peña Nieto la elección, malo para el gobernador y su administración, si la pierde, peor, desestabilizándose el frágil andamiaje de la gobernabilidad en Veracruz. La simulación y el trastupije quedará exhibida y sin condiciones para negociar.

Si gana López Obrador el derrumbe en el tortuoso mundillo de la corrupción, intereses creados, prebendas e impunidad es la amenaza.  Si pierde, el ajuste de cuentas, cortadero de cabezas y el sálvese el que pueda entre servidores públicos que bajo el agua le apuestan al candidato de las llamadas izquierdas.

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La desconfianza en su propia fuerza, anida en una clase política rampante, nadie cree ni en sus propios dichos ni en lo expresado en el changarro de enfrente. A diferencia del clima de triunfalismo desbocado en el que para todos era miel sobre hojuelas, hoy el temor a la derrota resquebraja unidad, propicia la traición y en medio de la incertidumbre el transitar de las ratas de un buque a punto de zozobrar a otro en el que apenas la lumbre llega a los aparejos. Lo que está en chino es saber cual llegará incólume a puerto seguro. Nadie apuesta ya al carro completo, la elección en Veracruz a tercios, Javier Duarte de Ochoa falló en el intento de cumplir lo ofrecido a Peña Nieto.

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Del miedo a lo que venga del “#yosoy132”, el priísmo veracruzano brinca al temor de que su ingeniería electoral quede exhibida. La caza de mapaches y localización de bodegas y tienditas de compra venta de votos está a la orden del día a lo largo y ancho del estado. La militancia alquilada del PRI no es suficiente para impedir que la denuncia haga mella, ni el gobierno estatal capacitado para disimular su ingerencia en lo que ya los veracruzanos identifican como fraude. De risa, tras ser sorprendidos con las manos en la masa, el dirigente estatal del PRI confunde denuncias ciudadanas con guerra sucia. De ese tamaño es el espanto.- Xalapa, Ver., Junio 20 de 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A nadie le gustan las comparaciones, pero en eso de la política, se hace difícil. Especialmente por quienes le apuestan o creen que México, va directo a ser dirigido por la izquierda gorilezca”.

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo, catedrática de la Universidad Veracruzana.

Considerando a la Dra. en Ciencias Políticas Zaida Alicia Lladó Castillo como una profesional de ganado prestigio, con una amplia y respetable trayectoria tanto como docente en la Universidad Veracruzana como en las filas del PRI, me resulta harto difícil poder calificar los exabruptos que vertiera en el artículo de su autoría publicado el pasado domingo en Crónica del Poder, bajo el título “El gorila mexicano”. 

Consecuente con el nerviosismo de su partido al ver que su abanderado en la contienda presidencial pierde puntos en las preferencias electorales, la distinguida académica se suma a la «guerra sucia» soltándose el pelo arremetiendo contra Andrés Manuel López Obrador con un argumento a todas luces absurdo, aberrante, fuera de lugar, e indudablemente carente de la objetividad y ponderación que como investigadora podríamos esperar de ella y solamente a la altura de un Vicente Fox Quesada que confunde gimnasia con magnesia. 

Toda comparación es odiosa, pero en política necesaria para confrontar perfiles, conductas, concepción del mundo y de la vida, así como propuestas encaminadas a objetivos concretos. Pero de ahí a comparar al candidato de las autollamadas izquierdas con los clásicos gorilas golpistas o con dictadores populistas como la autora califica a Evo Morales, Fidel Castro y al presidente Hugo Chavez, más que improcedente la comparación lleva implícita una grave ofensa a la inteligencia, ya no sólo para los millones de seguidores de López Obrador, sino también a pueblos hermanos como el argentino, el cubano, el boliviano, el nicaragüense, o el venezolano, a los que juzga incapaces de discernir bajo sus particulares circunstancias lo que mejor conviene  en la construcción de su propio camino. 

Intolerante en el más amplio sentido de la palabra, el artículo en cuestión por muy respetable que sea la opinión vertida por una ilustre veracruzana, nos remite al golpismo militar latinoamericano de viejo cuño. Equiparando en el mismo nivel  a los “gorilas» golpistas de triste memoria con un patriota intachable como Salvador Allende en Chile, con Fidel Castro en Cuba,  o con el ilustre revolucionario Augusto Cesar Sandino en Nicaragua, colgándoles peyorativamente  la etiqueta de   izquierda gorilesca, dentro de la cual inserta al “ignorante”, “mitómano”, “inestable”, y “falto de consciencia” López Obrador, ubicándole en la categoría política y social de un  “gorila populista”. 

La Dra. Lladó Castillo recurre a la experiencia de una álgida etapa de la política argentina, sin conocer de la vida interna del peronismo histórico y el que hoy domina el escenario en ese país sudamericano, pero bien se guarda de comentar que para América Latina el término “gorila”, hoy y siempre, es sinónimo de militar golpista al servicio de los intereses de lo más retrógrado de los Estados Unidos de Norteamérica, dentro del cual de ninguna manera caben los “populistas” que han dado dignidad a la lucha de los pueblos oprimidos por el imperialismo yanqui. 

Flaca memoria histórica o pedestre y consciente deseo de dañar la imagen de un adversario que no enemigo de su partido y de su candidato presidencial. Denostando a quienes ella considera como  izquierda gorilesca, la ideóloga priísta ignora el “populismo” de una Revolución Mexicana de la cual deviene un régimen político con un partido hegemónico que gobernó por más de 70 años en este país, el  «Revolucionario» Institucional.

Sin parar mientes en la falacia de su argumentación la Dra. Lladó Castillo nos dice: “… sostengo que Andrés M. López candidato de PRD-PT-MC a la Presidencia, por sus antecedentes personales y políticos, propio y de sus allegados, por su historia profesional y de gobierno, por su comportamiento rebelde, incendiario e irracional, jamás podrá ser un personaje confiable en la Presidencia, porque la convertiría en un espacio de su propiedad para emprender desde ahí su lucha gorilesca”. 

El horno no está para bollos. Despropósitos como el manifestado por una universitaria veracruzana, estimada y reputada como brillante en todos los círculos sociales y académicos de la entidad, más que ayudar con ruines exabruptos viscerales a un partido político que ha perdido rumbo e identidad, abona en su contra exacerbando los ánimos; haciendo de un ejercicio constructivo de democracia como es el electoral, un coliseo en el que los contendientes en un todos contra todos habrán de valerse de lo peor de sí mismos para sobrevivir.  

Ni justo ni necesario, pero así entiende el ejercicio de la vida en democracia un partido político superado por la historia.-

Hojas que se lleva el viento

En el más depurado pragmatismo la traición se premia. En Veracruz el panista Gerardo Buganza llamó a votar por el priísta Javier Duarte de Ochoa, obteniendo para si la secretaría de gobierno en la administración duartista, hoy Vicente Fox convoca a sufragar a favor del abanderado de la dupla PRI-PVEM, ¿Qué premio espera recibir?. Lo admirable no es la carencia de principios, valores y convicción partidista de los panistas tránsfugas, lo que debería sorprendernos es que el PRI les reciba con los brazos abiertos, denotando que sus cuadros no son suficientes para convencer y ganar una elección.

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El affaire de los 25 millones retenidos al gobierno de Veracruz concluyo satisfactoriamente. La federación devolvió el dinero y hasta con intereses. Esto después de la plática en privado del Sr. Dr. Javier Duarte con Calderón durante los festejos del Día de la Marina. Seguramente no fue de gratis, algo más se cocinó entre los dos mandatarios ¿que cedió don Javier a cambio?

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Hacerlo voluntario sería como pretender hacer el pago voluntario de los impuestos”, dijo Peña Nieto manifestándose en contra de suprimir el descuento directo de las cuotas sindicales a los maestros. Sin comentarios, el mensaje a la Gordillo más claro ni el agua.- Xalapa, Ver., 04/05/2012

PROSA APRISA

Por: Arturo Reyes Isidoro

Corrupción sindical y política en México

En Francia, el pasado 15 de mayo, Franҫois Hollande fue investido como el primer presidente socialista francés en 17 años, en lugar de Nicolas Sarkozy, y tres días después ocurrió algo que por lo menos hasta hoy es impensable que pueda llegar a suceder en México: confirmó una promesa electoral, la de reducir el sueldo de todos los ministros y el del jefe del Estado, o sea el de él mismo, en 30 por ciento, pero también la de reducir personal y consejeros de los gabinetes ministeriales. Para el efecto de la reducción de sueldos, anunció que presentaría de inmediato un decreto/Ley de aplicación inmediata ante la Asamblea Nacional con carácter retroactivo.

Pero no paró ahí. También decretó que los ministros que se presenten en las próximas elecciones legislativas, del 10 y el 17 de junio próximo, deberán elegir entre el ministerio y el escaño de diputados, y si son derrotados deberán abandonar el gobierno, o sea, nada de chapulineo como en nuestro país y en nuestro estado, donde alguien pide una licencia para ir a buscar una diputación o una alcaldía y si pierde se regresa a seguir mamando del presupuesto sin el menor rubor por haber sido objeto del rechazo ciudadano.

Hollande fue investido presidente ese día a media mañana, pero antes, ansioso por no perder su imagen de “señor normal” que le allegó votantes cansados de su ostentoso predecesor, Sarkozy, pidió que la ceremonia fuera de bajo perfil, por lo que invitó a apenas tres docenas de invitados personales, que se sumaron a unos 350 funcionarios, pero ni sus hijos ni los de su pareja Valerie Trierweiler acudieron a la investidura.

En marzo pasado, de los días 17 al 24, la joven Malia Obama, hija del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, visitó nuestro país para vacacionar en Oaxaca junto con un grupo de 12 amigas de colegio. Lo sorprendente es que la hija del hombre más poderoso del mundo se hospedó en la posada “Parador Monte Carmelo”, un sitio nada del otro mundo como lo puede testimoniar cualquiera que haya visitado la hermosa ciudad, donde la habitación doble cuesta 950 pesos la noche y ni alberca tiene.

La joven Obama anduvo prácticamente de “mochilera” y en su visita a los municipios conurbados, todos sus recorridos los hizo por tierra en camionetas como una turista cualquiera, cuya renta está al alcance de cualquier turista medio mexicano. Sus alimentos los tomó en restaurantes comunes, entre ellos el “Terranova”, ubicado a un costado del zócalo, donde Malia consumió, por ejemplo, una baguete de 70 pesos y una malteada de 20, según fueron testimoniando periodistas que estuvieron al tanto de su visita.

Los registros en el hotel dan cuenta que nunca contó con alguna zona restringida o exclusiva. El único privilegio que gozó fue que el Gobierno de Oaxaca le hizo algunos descuentos para que accediera a diferentes espacios como la zona arqueológica de Monte Albán, aunque, si se recuerda, en uno de esos días tembló en Oaxaca, por lo que en cambio se llevó un pequeño susto.

Pero todo lo anterior con personajes de primer mundo, no obstante tratarse, uno, del nuevo presidente francés y, otra, la hija del presidente norteamericano, ambos de países entre los cinco más poderosos del mundo por sus economías, pero que, sin embargo, se conducen con una vida moderada, acaso el jefe galo hasta con austeridad, ninguno con lujos u ostentación, en casos dignos de admiración y reconocimiento.

Todo lo anterior lo he querido destacar porque, tristemente y en contraste en nuestro país, el diario Reforma publicó el sábado 19 de mayo una galería con 21 fotografías de Paulina, la hija del dirigente nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps, que la muestran dándose un vida de lujo y ostentación y viajando por todo el mundo como cualquier hija de un jeque árabe, en una clara demostración del saqueo que se hace de los recursos públicos del país, de una empresa paraestatal en crisis financiera –tiene un patrimonio negativo por 193 mil 920 millones de pesos–, sin que los responsables de su quebranto sufran castigo alguno por los actos de corrupción que escandalizan y lastiman a todos menos a las autoridades, sean panistas o priistas, que incluso permiten la impunidad.

Oficialmente, Romero Deschamps, quien además es candidato plurinominal al Senado de la República por el PRI, gana 24 mil 633 pesos mensuales, incluyendo prestaciones, equivalente a lo que gana un motorista, sin embargo, tiene para que su hija viaje por todo el mundo en aviones comerciales y privados, pasee en yates, coma en restaurantes exclusivos y beba vinos Vega Sicilia de más de 10 mil pesos cada botella.

La información y las fotos son de escándalo. La hija del corrupto dirigente presume bolsas Hermés de miles de dólares que, además, como una ofensa para las amas de casa mexicanas, considera sus “bolsas del Superama”; o un Bolso Birkin de la casa francesa Hermés, en piel de becerro con herraje dorados cuyo precio aproximado es de 12 mil dólares; o un bolso Louis Vuitton Lockit PM Suhali edición limitada en el 2007 cuyo precio de lanzamiento fue de 51 mil 500 pesos. Además, viaja siempre con sus tres mascotas, los bulldogs ingleses Keiko, Boli y Morgancita, que descansan en los salones VIP de Louis Vuitton y que duermen a sus anchas en los más caros hoteles de Europa, algo que llevó a que una amiga suya llena de envidia le escribiera a su sitio en Facebook que “como me gustaría ser perro”.

Lo preocupante y decepcionante es que al ser consultado sobre el caso, el candidato presidencial del PRI, posible próximo presidente de México, Enrique Peña Nieto –las encuestas todas lo mantienen en primer lugar, unas con más del doble de puntos que su más cercano perseguidor, otras con apenas 8 puntos de ventaja, pero invariablemente en punta–, en lugar de anunciar que si llega al poder va a acabar con la corrupción y con los privilegios de líderes corruptos como su compañero de partido, Romero Deschamps, se limitó a responder que a éste lo respetan los integrantes de su sindicato. “Es un dirigente que ha trabajado y que tiene el respeto de su gremio”, dijo en Colima el mismo día de la publicación.

Sí estuviéramos en los años 50, 60 acaso 70 del siglo pasado, se diría que las manifestaciones de los jóvenes que se están dando en el país todos los días son obra del comunismo, del marxismo, del socialismo, de la hoz y el martillo, inspiración de Lenin, de Marx, de Mao, del Che Guevara, de la URSS, pero, ¡ay!, nada de eso existe ya, pero en cambio a nadie se le ocurriría pensar que no son más que una muestra del hartazgo, del cansancio y del descontento, del rechazo y del repudio a tanta corrupción, a tanta impunidad, a tanto latrocinio, a tanta complicidad de los gobiernos.

La desesperanza ya no aguanta más. Después del PRI, los mexicanos, los adolescentes del 2000 y ya jóvenes en el 2006 confiaron en el PAN. Resultó peor. Ahora, todo parece indicar que regresa el PRI y que la corrupción va a continuar mientras los corruptos dirigentes tengan “el respeto de su gremio”.- Xalapa, Ver., 23/05/2012

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