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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Catastrofista me llamaron. Desde el 2008 he venido insistiendo en mis maquinazos que se agudizaba la crisis global en los países del primer mundo y que, por lo consiguiente, esta repercutiría en México tomándonos desprevenidos. Por aquel entonces Agustín Cartens, ex secretario de hacienda, calificaba a la turbulencia financiera como un “catarrito” frente al cual nuestro país estaba blindado.

Hoy este mismo personaje, en su carácter de gobernador del Banco de México, alerta sobre el deterioro de uno de los indicadores en los que se sustenta el equilibrio macroeconómico del país: la inflación anualizada fue de 4.6% durante la primera quincena de octubre, mientras que en septiembre fue de 4.8%, la más alta en 30 meses. La alta inflación “ya es un asunto de preocupación pública”, destacó  Carstens

Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) informa que La inflación en México durante septiembre fue la tercera más alta de los 34 países que forman la, solamente por debajo de Turquía y Hungría. Un día después, el Banco de México anuncia que las remesas que envían mexicanos en el extranjero a sus familias, se desplomaron un 20.24% en septiembre pasado respecto al mismo mes del año anterior, su peor descenso en 35 meses, como resultado de la política monetaria vigente en el país y no como reflejo de la crisis global en el entorno.

El Inegi informó a su vez que la ocupación en el sector informal se incrementó a 29.35% de la población ocupada en septiembre; 0.61 puntos porcentuales más que un año antes, cuando fue de 28.74%. Esto significa que alrededor de 14 millones 217 mil personas laboraron en la informalidad en septiembre pasado.

En tanto que el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, confirmó que en los próximos días se renovará la línea de crédito por 73 mil millones de dólares que tiene México con el Fondo Monetario Internacional (FMI), habiéndolo ya acordado con el equipo de transición del presidente electo. ¿Afrontando lo inevitable con deuda pública siguiendo los pasos de España, Grecia, Portugal e Italia?

La brecha entre macro y microeconomía, es cada vez más evidente que tiende a estrecharse. Si bien el divorcio histórico entre las finanzas nacionales, el aparato productivo y el déficit que acusa la economía familiar se mantiene,  el estancamiento y retroceso del crecimiento económico del país pone a todos en el mismo saco. La estabilidad macroeconómica en riesgo refleja lo que pie a tierra registra el bolsillo de los mexicanos.

¡Dónde quedó el blindaje de Fox? ¿Dónde el barco de gran calado de Calderón?

El catarrito financiero especulativo internacional, no fue tal. Fue la punta del iceberg de una pandémica amenaza con envergadura no prevista. La crisis financiera evolucionó transformándose en una profunda crisis económica poniendo a prueba la capacidad del capitalismo para resolver sus crisis recurrentes. Hoy la mayoría de los países del primer mundo se encuentran al borde del desastre arrastrando consigo a la totalidad de la aldea global, sin que se encuentre la fórmula idónea para encontrar una salida airosa ante el fracaso del neoliberalismo como modelo de crecimiento y desarrollo. El libre mercado como dinamizador y regulador de las economías, dio al traste con el equilibrio sistémico y con la llamada sociedad del bienestar y sus expectativas de “sociedad del conocimiento” que tanto se ha cacareado.

El mundo entero ya no quiere queso, se conformaría con salir de la ratonera, mientras en México, de espaldas a la crisis, desprevenidos seguimos hablando de un crecimiento sostenido del 6% para los próximos años, gracias a la visionaria estrategia de quien gobernará a este país, sustentada, precisamente, en el libre mercado en un escenario internacional que avanza en sentido contrario privilegiando el proteccionismo como medida emergente para, fortaleciendo el mercado interno, proteger el empleo y paliar los efectos sociales de la debacle económica y el pavoroso déficit presupuestal.

Las políticas de libre mercado ya no se corresponden con las necesidades crecientes de una población que exige empleo, salarios decentes, vivienda, educación, salud, como mínimos de bienestar que le alejen de la pobreza y la desigualdad.

Renglón aparte, sería ingenuo no considerar el que de los resultados de la elección del próximo martes en USA, depende en mucho el que la maltrecha economía de nuestro principal socio comercial no nos lleve consigo al “precipicio fiscal” en el inquietante camino de la recesión.

En este contexto, el nuevo gobierno le apuesta a una mayor apertura de PEMEX al capital privado, legislación laboral que coadyuve en el abaratamiento del mercado del trabajo, y una reforma fiscal que premie a la inversión extranjera en demérito de la micro, pequeña y mediana empresa nacional. México así incrementaría productividad, competitividad e innovación tecnológica, para salir a competir con éxito en un mercado internacional deprimido, dicen. Nada más alejado de la realidad y de toda lógica a mi juicio, en un país que, en la coyuntura adversa, requiere ver hacia su interior, fortaleciendo a PEMEX como un bien público estratégico en beneficio de todos los mexicanos; estableciendo una política fiscal progresiva, sin excepciones, que incremente y equilibre finanzas públicas; así como privilegiando el mercado interno, rescatando soberanía alimentaria, poder adquisitivo del salario, ahorro y seguridad en el empleo, para así dar viabilidad a la fábrica nacional frente a la crisis global.

No es posible ni deseable que se mantenga el sendero de un desastre anunciado. México debe hacer frente a la crisis sistémica global con responsabilidad y entereza. No cabe más simulación, falso triunfalismo y demagogia en la conducción del país.

La corrupción e impunidad es otro cantar. El mal endémico, alojado en el tuétano, condiciona y hace nugatorio todo esfuerzo por hacer viable a este país

Hojas que se lleva el viento

Veracruz es la excepción. Aquí seguimos avante sin que pase nada; para el gobernador la crisis nos hace lo que el viento a Juárez, la prosperidad reina lo mismo en las arcas públicas que en todos y cada uno de los hogares de la entidad gracias al programa “Adelante”, como en su oportunidad, con pelos y señales, nos lo hará saber en su segundo informe de labores al frente de la administración pública estatal.

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Mala leche en el trato mediático a López Obrador en su visita a Xalapa para participar en el Congreso Estatal de “Morena” tomando la protesta de rigor a los recién elegidos integrantes del Comité Ejecutivo del Movimiento de Regeneración Nacional en la entidad. Andrés Manuel vino a lo que vino arribando ni antes ni después de lo programado a la asamblea plenaria, y no a presidir un mitin multitudinario. (ver video: http://lopezobrador.org.mx/secciones/multimedia/videos/)

Los únicos convocados al evento fueron los 175 delegados distritales que eligieran democráticamente a la directiva estatal  que desde el sábado encabeza Gloria Sánchez Hernández, y votando a favor de que “Morena” avance en la construcción de un nuevo partido político. Como testigos del acto, un enjambre de reporteros, el diputado federal perredista Uriel Flores Aguayo, y un centenar de militantes y simpatizantes que se acercaran a saludar al ex candidato presidencial.

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Distribución de agua potable en Naolinco, Ver.

Buen estreno para el nuevo titular de la secretaría estatal de turismo. Al calor de las fiestas de difuntos anuncia que el gobernador Duarte de Ochoa autorizó una inversión de 5 millones de pesos para encaminar a Naolinco hacia la designación de “pueblo mágico”, sin antes percatarse de que dicha población no cuenta con agua potable ni existe propuesta alguna de autoridades municipales y habitantes para subsanar tal carencia. Los burros aguadores ya son parte de su magia, las anécdotas de los naolinqueños sobre el particular son de antología.

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¿El senador Héctor Yunes Landa representa los intereses de Veracruz, ó los del PRIAN? Es pregunta.

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Quien comentó que Elizabeth le tomó el pelo a los integrantes de “Otero Ciudadano”, tuvo razón. El “democrático” encuentro fue una pose más en la proyección de imagen de la alcaldesa xalapeña, quién ha hecho caso omiso a los cuestionamientos, observaciones y propuestas que se le plantearan.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

“Si por nueva clase política simplemente se entiende que los de hoy ya no son los de ayer a causa del cambio generacional, entonces la afirmación es una obviedad. Pero si se pretende que la novedad resida en un cambio de la naturaleza de esa clase, entonces la afirmación se vuelve dudosa. Por su conducta y resultados, esa clase no es muy diferente de la que le antecedió…”

Lorenzo Meyer

Barack Obama inspira, aunque no se le entienda y mucho menos se tome en cuenta su formación como ser humano, como intelectual y como político. Para unos constituye la esperanza para un mundo que aspira a grandes cambios y a una paz duradera que nunca llega. Para otros, es una amenaza al establishment en tanto se propone modificar aquellas variables económicas y sociales que han conducido a un capitalismo salvaje, dominado por las poderosas trasnacionales energéticas, alimentarias, de la industria militar, y financiero especulativas del coloso del norte. Para los más, lo más común gracias a la desinformación mediática, es un “negro” que ha llegado para trastocar costumbres, tradiciones y tabúes que clasifican y encasillan en la sociedad norteamericana al ser humano de conformidad con el color de la piel.

En nuestro terruño, dominado por el síndrome político electoral, la simulación y mediocridad de nuestra clase política, la cosa parece ser más simple todavía. A Obama se le reduce a un paradigma generacional a seguir por la sangre nueva de la clase política, como si el proceso del ascenso generacional de una juventud que reclama su sitio en la conducción del país más poderoso del planeta, fuera aplicable linealmente a nuestro entorno cercano. Pasándose por alto que nuestros jóvenes políticos vernáculos, que aspiran a un lugar en la rifa de posiciones tanto en la administración pública, como en cargos de elección popular, no les anima mayor propósito que acceder al poder por el poder mismo, y sin más objetivo que hacerse de fama y fortuna.

Pretender tomar de ejemplo a Barack Obama para despertar virtudes democráticas y herramientas intelectuales y políticas de aquellos jóvenes que ni por asomo cuentan con tales cualidades, resulta un despropósito y una fehaciente manifestación de deshonestidad intelectual, a más de un insulto a la inteligencia de los ciudadanos. La juventud tiene el derecho y la obligación generacional de tomar la estafeta de las generaciones que le preceden, pero hay de jóvenes a jóvenes y de países a países. Y aquellos a los que la sociedad reclama para afrontar los retos y vendavales que nos anuncia el futuro, sin lugar a dudas no figuran en los estrechos círculos del poder veracruzano.

No basta ser joven y tener legítimas aspiraciones políticas para trascender, cuando a flor de piel asoma lo viejo y caduco de usos y costumbres del quehacer político sobre sus espaldas. Reñidos con la democracia bien entendida y con las demandas más auténticas del pueblo; pragmáticos, oportunistas, acomodaticios y sin formación ideológica que sustentar y defender, ofreciéndose al mejor postor, transitan por la vida al calor del padrinazgo en turno. Esa juventud no tiene nada que ofrecer a una sociedad ávida de cambios profundos para reducir pobreza y desigualdad, como profundos son los cambios que con conocimiento de causa Obama ofrece a un pueblo movilizado y haciendo frente a la peor crisis económico financiera de su historia.

El joven que aspira a gobernarnos, colocándose por sobre la nueva generación de políticos veracruzanos, pretendiendo ser más inteligente, desde su cargo, responsabilidades, y canonjías que le permiten disponer de recursos públicos para promoverse, afirma que el buen político debe conocer de economía, y se pone como ejemplo pontificando en torno al proceso de bursatilización del impuesto a la tenencia de automotores, calificando a este como medida preventiva tomada con oportunidad para enfrentar una crisis sistémica global, de la cual nadie del círculo de jóvenes que rodean al gobernador Herrera Beltrán, parece estar enterado. Quien pega primero, pega dos veces, cuando de señalar a sus competidores como ignorantes se trata.

Solo que sus pretensiones quedan en eso. Un político inteligente, versado en temas económicos, cuando menos intuye que no debe hablarse de la soga en casa del ahorcado. Ni la administración pública ni los veracruzanos todos, podemos vanagloriarnos de contar con el herramental necesario y suficiente para entender, prevenir y oponerse a una crisis multidimensional y multisectorial que ya daña a la mayoría de nuestros hogares. No cuando se insiste en aplicar medidas propias del modelo neoliberal, agotado y fracasado, como lo sería la propia bursatilización de un impuesto cuya vigencia es incierta y en el contexto de una bolsa de valores cuya volatilidad es pan de todos los días; o como se observa, el aferrarse retóricamente a un “plan estatal de desarrollo”, insuficiente, obsoleto, y ajeno a lo que la crisis en curso exige para el corto y mediano plazo. “Plan” del cual se deriva un proyecto de presupuesto de ingresos y egresos de la entidad para el año venidero, del que se espera más de lo mismo.

Para dar palos de ciego con los que reactivamente se enfrentan conflictos y rezagos en un escenario dominado por los intereses electorales de corto plazo, no se necesita ser experto economista.

Como tampoco se necesita ser joven, universitario y experto en finanzas internacionales, para entender que el principal rezago que afecta hoy y en el futuro cercano a la entidad, es no contar con una clase política y una administración pública a la altura de lo que viene, capaz de aceptar con humildad sus propios desvíos y limitaciones. Insistimos, para hombres y mujeres comunes, su principal consejero político es el estómago y su principal indicador económico es el bolsillo.

Se toma a Barack Obama como paradigma generacional, menospreciando el hecho de que si llegó a vencer electoralmente a su oponente, no es por ser joven ni por ser experto en el manejo de las nuevas tecnologías de la información; mucho menos por hacer arreglos en lo oscurito y proclive a intercambiar votos por despensas. Venció porque representa la posibilidad de cambio y porque así lo quiso la mayoría del pueblo oprimido norteamericano, que ante sus ojos el hoy presidente electo ofrece una rendija a la luz de la esperanza. El pueblo es el multicolor y multiétnico Barack Obama, y no a la inversa. Ojala y en Veracruz algún día lo entendamos así.

Pero también debemos entender, a ello obliga el sentido común y la experiencia, que las promesas de campaña son eso, promesas que a su vez son deudas sociales y políticas por pagar. Falta ver si estas son cumplidas para que la esperanza florezca y rinda frutos.

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09/11/08

Eduardo Galeano

Eduardo Galeano

¿Obama probará, desde el gobierno, que sus amenazas guerreras contra Irán y Pakistán fueron no más que palabras, proclamadas para seducir oídos difíciles durante la campaña electoral?

Ojalá. Y ojalá no caiga ni por un momento en la tentación de repetir las hazañas de George W. Bush. Al fin y al cabo, Obama tuvo la dignidad de votar contra la guerra de Irak, mientras el Partido Demócrata y el Partido Republicano ovacionaban el anuncio de esa carnicería.

Durante su campaña, la palabra leadership fue la más repetida en los discursos de Obama. Durante su gobierno, ¿continuará creyendo que su país ha sido elegido para salvar el mundo, tóxica idea que comparte con casi todos sus colegas? ¿Seguirá insistiendo en el liderazgo mundial de los Estados Unidos y su mesiánica misión de mando?

Ojalá esta crisis actual, que está sacudiendo los cimientos imperiales, sirva al menos para dar un baño de realismo y de humildad a este gobierno que comienza.

¿Obama aceptará que el racismo sea normal cuando se ejerce contra los países que su país invade? ¿No es racismo contar uno por uno los muertos invasores en Irak y olímpicamente ignorar los muchísimos muertos en la población invadida? ¿No es racista este mundo donde hay ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría, y muertos de primera, segunda y tercera?

La victoria de Obama fue universalmente celebrada como una batalla ganada contra el racismo. Ojalá él asuma, desde sus actos de gobierno, esa hermosa responsabilidad.

¿El gobierno de Obama confirmará, una vez más, que el Partido Demócrata y el Partido Republicano son dos nombres de un mismo partido?

Ojalá la voluntad de cambio, que estas elecciones han consagrado, sea más que una promesa y más que una esperanza. Ojalá el nuevo gobierno tenga el coraje de romper con esa tradición del partido único, disfrazado de dos que a la hora de la verdad hacen más o menos lo mismo aunque simulen que se pelean.

¿Obama cumplirá su promesa de cerrar la siniestra cárcel de Guantánamo?

Ojalá, y ojalá acabe con el siniestro bloqueo de Cuba.

¿Obama seguirá creyendo que está muy bien que un muro evite que los mexicanos atraviesen la frontera, mientras el dinero pasa sin que nadie le pida pasaporte?

Durante la campaña electoral, Obama nunca enfrentó con franqueza el tema de la inmigración. Ojalá a partir de ahora, cuando ya no corre el peligro de espantar votos, pueda y quiera acabar con ese muro, mucho más largo y bochornoso que el Muro de Berlín, y con todos los muros que violan el derecho a la libre circulación de las personas.

¿Obama, que con tanto entusiasmo apoyó el reciente regalito de setecientos cincuenta mil millones de dólares a los banqueros, gobernará, como es costumbre, para socializar las pérdidas y para privatizar las ganancias?

Me temo que sí, pero ojalá que no.

¿Obama firmará y cumplirá el compromiso de Kyoto, o seguirá otorgando el privilegio de la impunidad a la nación más envenenadora del planeta? ¿Gobernará para los autos o para la gente? ¿Podrá cambiar el rumbo asesino de un modo de vida de pocos que se rifan el destino de todos?

Me temo que no, pero ojalá que sí.

¿Obama, primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos, llevará a la práctica el sueño de Martin Luther King o la pesadilla de Condoleezza Rice?

Esta Casa Blanca, que ahora es su casa, fue construida por esclavos negros. Ojalá no lo olvide, nunca.

Eduardo Galeano, escritor y periodista. Alma crítica de América Latina y figura señera del movimiento antiimperialista internacional. Entre sus escritos más conocidos internacionalmente: la trilogía Memoria del fuego (1986), El fútbol a sol y sombra (1995), Las venas abiertas de América latina (1971),  Patas arriba. La historia del mundo al revés (1999).

Tomado de: Sin Permiso

obama123El próximo presidente de Estados Unidos deberá pugnar por que se cumplan los tres ideales que, según John Maynard Keynes, debe satisfacer todo sistema económico: eficiencia, justicia social y libertad personal. En los últimos decenios, Estados Unidos se ha ido alejando inexorablemente de estos ideales. Por sus reflejos anacrónicos y su ignorancia, McCain en la presidencia profundizaría el desastre en estas tres dimensiones. Obama podría ser, efectivamente, factor de cambio. Pero para ello, él mismo debe completar una transformación importante.

En Estados Unidos la eficiencia económica dejó de ser la llave del crecimiento hace mucho. Desde la década de 1970, la evolución de la productividad se convirtió en tema de preocupación. Industrias que habían sido la clave del desarrollo estadunidense (la siderúrgica, la automotriz, la de máquinas, herramientas y la química) comenzaron a atrasarse con respecto a sus competidores que inexorablemente fueron arrebatándole parcelas del mercado mundial. Décadas más tarde, la industria aeronáutica y la de semiconductores empezaron a experimentar los mismos síntomas del rezago frente a sus competidores en Europa y Asia.

El retraso en competitividad minó la posición del sector externo de Estados Unidos. En 1971 Washington abandonó el sistema Bretton Woods, reconfigurando el sistema financiero mundial. Eso precipitó el desmantelamiento de las restricciones a la libre circulación del capital, abriendo las puertas a la especulación y a la expansión del capital financiero que marcó el último tercio del siglo pasado.

En Estados Unidos, el sector manufacturero fue derrotado por el capital especulativo. Los empresarios estadunidenses se concentraron en los rendimientos de corto plazo y en cocinar estados financieros de importantes compañías y bancos. Como otras economías en su etapa crepuscular, los cuadros empresariales olvidaron las innovaciones industriales y se convirtieron en grandes inventores de productos financieros.

La crisis financiera es la muestra más clara de la profunda irracionalidad del capitalismo estadunidense. Si además consideramos los indicadores sobre consumo energético, de papel, aluminio, cemento, hidrocarburos, agua, y otros, observamos que Estados Unidos es efectivamente una colosal sociedad de desperdicio. Todavía no hay una política para revertir esto y encaminar esa economía en un sendero menos dañino para el medio ambiente.

¿Qué hay de la justicia social y la libertad personal? El próximo presidente enfrenta una estructura social altamente inequitativa que debe revertir porque constituye una amenaza para la viabilidad del capitalismo estadunidense. Pero la crisis acabó por comprometer el grado de libertad en política fiscal. El rescate del sistema financiero (que no está claro si funcionará) ha costado demasiado. La magnitud del saldo fiscal deficitario es una restricción que impide lanzar grandes iniciativas en el terreno social, educativo y científico-tecnológico.

En el ámbito de la libertad personal, Obama revertiría la tendencia a la destrucción de las libertades individuales, comenzando con la aceptación de la tortura como una práctica aceptable en la “lucha contra el terrorismo”. En este terreno Obama podría lograr avances espectaculares en poco tiempo. En contraste, McCain enseñó sus cartas con el nombramiento de la señora Pallin, personaje que muestra el lado más siniestro del proto-fascismo en Estados Unidos.

Regresando al terreno económico, la pelea por el programa de Obama comenzó hace meses. Robert Rubin, uno de los más influyentes representantes del mundo financiero, se le acercó cuando Hillary perdió la postulación. Rubin fue director de Goldman Sachs antes de ser secretario del Tesoro bajo Clinton. Desde ese puesto convenció al presidente para apoyar la ley Gramm-Leach y la Ley de modernización del mercado de commodities. Estas leyes perfeccionaron la desregulación financiera en Estados Unidos y catalizaron lo que hoy constituye la peor crisis del capitalismo estadunidense.

Si Keynes hubiera profundizado en su análisis del capitalismo contemporáneo habría anticipado que la mezcla de inestabilidad (inherente a los mercados capitalistas) e incertidumbre (sobre la composición de pasivos de los grandes agentes económicos) genera un coctel explosivo. Al incorporar en su Teoría General el impacto pleno del capitalismo financiero y especulativo, quizás habría concluido que ese sistema no puede llegar a la eficiencia.

Según la economista Joan Robinson, Keynes estaba mudando de piel mientras escribía su Teoría General, y nunca acabó de quitarse plenamente la antigua envoltura. Por eso no pudo hacer una crítica plena del capitalismo (y por eso fue recuperado por lo que la Robinson llamó el keynesianismo bastardo). Lástima. Pero eso nos deja una lección importante: en la ciencia y en la política, la crítica no puede ser a medias tintas.

Ésa es la lección que Obama debería aprender. La crítica incompleta se traduce en la recuperación por el enemigo. De llegar a la presidencia, Obama tendría que desechar la piel vieja cuanto antes. Deberá poner atención a la economía real, dentro de un esquema de responsabilidad social y buscar una mejor relación con el medio ambiente. Si no lo hace, la lógica financiera y los amigos de Rubin acabarán por comérselo a él y a las reformas que apenas ha comenzado a articular.

Our Words In Resistance

Artículo Original: La Jornada

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