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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Manteniendo secuestrada a una incipiente y balbuceante democracia representativa, la partidocracia pretende imponer un pensamiento único en una sociedad plural. En los tiempos que corren tal pretensión está topando con pared.

Entre más insiste en su pretensión más rechazo obtiene; sin parar mientes en que el régimen político en México sustentado en remedos de partidos políticos está agotado y que este agotamiento no sólo es resultado de la pérdida o abandono de identidad ideológica y programática, ahora substituida por un pragmatismo pedestre y ramplón teñido de simulación, corrupción, impunidad y gatopardismo, que a todos les iguala sin distingo de siglas o color de camiseta, también en lo sustantivo por el hecho evidente de que los partidos políticos no representan los intereses de una sociedad que en constante evolución, más crítica y participativa, les rebasa y desborda.

Habiéndose colocado como casta privilegiada por sobre la llamada sociedad civil, secuestrando la voluntad popular en el ejercicio de aquellos principios básicos que dan sustento a la democracia representativa que el pueblo de México se ha dado como régimen de gobierno, carecen de legitimidad ante una ciudadanía que les considera más un problemático estorbo que aliado institucional en la búsqueda de rumbo y destino cierto para el país.

Sin legitimidad no hay confianza ni credibilidad y de ahí el rechazo generalizado a esta burocracia parasitaria y corrupta hoy asumida como partidocracia, en tanto en esta se sustenta el ejercicio del poder formal en México.

Para la partidocracia su caducidad reside en la camisa de fuerza que le impone una legislación político-electoral caduca que ya no se corresponde con expectativas de manipulación y control frente a la creciente participación democrática de la sociedad actual. Y con esta cortedad de miras, dicen ajustar las reglas del juego, sin que estas modifiquen en lo sustantivo privilegios y funciones que a sí misma se asigna como instrumento fáctico al servicio del Estado. Reafirmándose la brecha entre lo que asume como representatividad democrática y las necesidades concretas de una sociedad concreta que le descalifica.

Y en este escenario, pareciere que la simulación se generaliza. Bajo el criterio de que lo importante no es ser, sino parecer, gobierno y partidos políticos hacen como que gobiernan y la ciudadanía hace como que pasivamente acepta lo que desde la cúpula del poder se le impone. Desde lo alto se cocina el despojo y traición a México y los de abajo disfrutan el mundial de futbol dejando hacer dejando pasar, intuitivamente conscientes de que deporte y recreación no tienen la culpa. La culpabilidad en el hundir al país está en otro lado.

La resistencia pasiva tiene límites.

No obstante, en México ya se dan visos de resistencia activa que hacen pensar a quien esto escribe que el agotamiento del régimen político se refleja ya en un agotamiento social de magnitudes impredecibles, en el que el simple cambio de reglas político-electorales en un juego que los dueños de las canicas controlan, no es suficiente para asegurar gobernanza y gobernabilidad.

Luego no es de extrañarse el clima de desconfianza y rechazo generado por todo lo que de espaldas a la ciudadanía los partidos políticos cocinan, implícita o explícitamente, en las diversas instancias y esferas de los tres órdenes de gobierno. Rechazo que acota ya los límites de una resistencia pasiva que sería ingenuo pensar que es eterna.

Y es en este marco referencial que a mi juicio e interpretación personal, se inscriben las reformas presuntamente estructurales que impulsa el titular del ejecutivo federal avaladas por el Congreso de la Unión y Congresos locales, secundadas acríticamente por gobiernos y clase política en la mayor parte del territorio nacional, y evidentemente cuestionadas por la percepción colectiva de una realidad terca y contundente que evidencia estancamiento económico y creciente deterioro del tejido social

Construyéndose en el imaginario popular la idea de que con las reformas de marras, gobierno y partidos políticos conspiran contra el interés más general de la sociedad. Individualizándose responsabilidades y destacando con nombre y apellido a sus presuntos incitadores; sin clara conciencia de que el tema es sistémico y no consecuencia de la voluntariedad de un Enrique Peña Nieto, Luís Videgaray Caso o de los priístas Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón en complicidad con los dirigentes nacionales del PAN y el PRD que, en primera y última instancia, son simples peones al servicio de partidocracia y poderes fácticos.

Sea esta interpretación u otra, lo cierto es que si cada cabeza es un mundo, la pretensión de imponer en México un pensamiento único acorde con el hacer y deshacer de gobierno y partidos políticos, llamando el PRIAN a cerrar filas acríticamente en torno al presidente de la república y las reformas presuntamente estructurales aprobadas por el poder legislativo, no pasará de ser una llamada a misa más. Unidad y consenso nacional requieren para su construcción del libre tránsito por caminos diferentes.

Hojas que se lleva el viento

Como estaba previsto, PAN y PRI se pronunciaron en el Senado por el despojo de la propiedad rural a favor de las empresas privadas, domésticas y externas en áreas susceptibles de explotación petrolera y de gas, configurándose un avance más en la traición a México por parte del PRIAN.

-ooo-

¿”Redes sociales embusteras”, como afirma el periodista Quirino Moreno Quiza en su leída columna? Lo justo y necesario con sus asegunes es afirmar lo contrario, el instrumento o medio de comunicación no miente; si en este se expresan ideas, opiniones o conceptos alejados de una verdad siempre relativa, ello es atribuible al emisor e intencionalidad del mensaje y queda al buen juicio del receptor o lector el filtrar la información que recibe. En la apropiación social y uso de las redes en la Internet ni todo es negro ni todo es blanco, lo que cuenta y debe destacarse es que habiéndosele históricamente negado a hombres y mujeres de a pie el emitir y difundir su propio mensaje obligados a depender de intermediarios, con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s) -con las limitantes que vinieran al caso habida cuenta de que las redes sociales no escapan a la lucha de clases ni a pasiones propias de la condición humana-, la expresión de las ideas y el acceso a la información se liberan democratizándose. Y, como en todo proceso social, este fenómeno de irrupción que hace de cada individuo emisor-receptor, transita gradualmente por un camino de aprendizaje y de acierto y error que con el tiempo se irá depurando. Saludo con afecto a Quirino.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La terca realidad no nos desmiente. La crisis de un  régimen presuntamente democrático sustentado en un racimo de partidos que conforman lo que ya se etiquetó como partidocracia, tiempo ha que tocó fondo, exhibiendo públicamente sus miserias ante una ciudadanía que ya no se da por sorprendida.

La pugna facciosa al interior del PRI está al desnudo, el ignominioso ejemplo del príncipe de la basura en el D.F.,  es apenas la punta del iceberg de lo que a nivel nacional se vive en la estructura del tricolor; Veracruz no es la excepción como ha quedado ampliamente demostrado con la imposición -contra la opinión generalizada de la militancia- de Elizabeth Morales al frente del Comité Directivo Estatal.

Éste ejemplo no es privativo del PRI, en todo el sistema partidista se da, ningún instituto político con registro vigente se salva de la descomposición moral y política, corrupción, tráfico de influencias y simulación que hoy exhibe el PRI, con la diferencia de éste último que bien se ha venido guardando de exhibir sus trapitos al sol presumiendo de unidad al interior de sus filas, hasta ahora.

Lo cual no obsta para que conste ante la opinión pública que la descomposición del partido gobernante responde a un proceso permanente de corrupción, impunidad y gatopardismo. Ejemplos de ello sobran lo mismo entre dirigencias que entre presidentes de la república, gobernadores y legisladores.

Quien esto escribe se sumó oportunamente a la percepción de la profundidad de la crisis del régimen caduco que hoy la realidad pone al descubierto:

Septiembre 7 de 2010.- ¿Partidos políticos en crisis?

“Corrupción, impunidad, enriquecimiento más que explicable, demagogia y más de lo mismo, es la respuesta de los partidos políticos al cumplimiento del deber cívico y obligación ciudadana frente a las urnas. La voluntad popular  es desechada pasada la elección y el mandato ciudadano toma la forma de cheque en blanco, a disponibilidad arbitraria de los elegidos que habrán de actuar atendiendo a los intereses del partido político que les postulara.”

Octubre 25 de 2011.- México. El sistema político nacional toca fondo

“Los partidos políticos dejaron de ser funcionales a la par que el estado de derecho es letra muerta en México. El imperio de la ley no aplica para el sistema político vigente; prevaleciendo la “ley del embudo” que se maneja sin excepción al libre albedrío en todas las instancias partidistas…”

Enero 15 de 2013.- ¿Qué fuerzas políticas moverán a México?

“Aparentemente todo cambia con el PRI nuevamente en el gobierno de la república, la verdad es que todo sigue igual en un régimen de partidos políticos parchado que, en su carácter de partidocracia de hecho, se asume como  rector de la vida nacional. Ni vencedores ni vencidos, todos son iguales, todos se tapan con la misma sábana.”

Abril 4 de 2013.- Peña Nieto y la crisis partidaria

“La crisis partidista no es solo de credibilidad. Puede observarse, sin temor a equivocarse, que también es orgánica y de racionalidad instrumental. Tres lustros de inmovilidad en los procesos de alternancia y transición democrática, desarmaron fines y razón de ser del sistema de partidos en México…”

Abril 29 de 2013.- El ocaso de los partidos políticos en México

“Ayuno de credibilidad y si identificado como una partidocracia parasitaria, el sistema de partidos para la ciudadanía es hoy más un estorbo que vía para el diálogo y concertación entre gobierno y sociedad…”

No estábamos del todo equivocados.

Hay muertos que no hacen ruido…

El tricolor a lo largo de su historia supo más o menos guardar la basura bajo la alfombra, cuidando las formas exigidas por su carácter hegemónico apareciendo en público como  un partido monolítico, sin fisuras ni rupturas. En eventos previos a la elección presidencial de 1988, quedó demostrado  lo contrario, la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas lo puso al descubierto auspicio desbandada y pérdida del control clientelar, iniciando una debacle de la que el PRI aún no se repone.

Hoy día, en un México diferente con una sociedad plural mejor informada y con mayores condiciones para la participación ciudadana, está demostrado que el PRI ni es monolítico ni es ya referente hegemónico de la vida política nacional, sobreviviendo de la simulación y la corrupción político- electoral.

Para el pueblo todos son iguales

Si en su momento por su carácter tribal el PRD mostrara ser el eslabón más débil entre los tres partidos mayoritarios de la cadena de un régimen caduco, exhibiendo división, guerra fraticida, encono y vulgar telaraña de intereses particulares y de grupo, en el presente con el ilegítimo mandato de Enrique Peña Nieto, el llamado pacto por México y la aprobación de presuntas reformas estructurales, tanto el PAN como el PRI ponen de manifiesto que no hay diferencia entre unos y otros, contribuyendo los tres a la profunda descomposición política del régimen que deviene en crisis y que, por su peso específico en la conducción de los destinos del país, arrastra consigo a toda la sociedad.

No teniendo cara para pretender seguir secuestrando a la democracia representativa y voluntad popular, los tres partidos mayoritarios divididos y polarizados a su interior, se desgarran las vestiduras ofreciendo el compromiso de cambiar para bien. Vano esfuerzo mediático, si como el Ave Fénix aspiran a renacer de entre las cenizas, su naturaleza lo impide. Así como nacieron entre corrupción y simulación democrática, así los mexicanos esperan pasen a mejor vida cediendo el espacio a una auténtica representación de la voluntad ciudadana.

Hojas que se lleva el viento

“El influyente diario The Washington Post se refirió a la drástica caída en los niveles de aceptación del gobierno del priista Peña Nieto. La clase media en México, expuso el periódico de la capital estadounidense, ha visto cómo los impuestos se elevan, la gasolina es más cara y también las bebidas gaseosas, casi la mitad del país se mantiene en la pobreza y la confianza del consumidor va en picada, junto con otros indicadores que muestran que a los más pobres les está yendo peor que nunca con el actual Presidente. El mayor problema es el crecimiento débil de México. El año pasado, la economía del país creció a sólo 1.1 por ciento, muy por debajo de la meta de crecimiento del 5 por ciento que Peña Nieto estableció cuando se postuló para Presidente”  ( ADN sureste 15/04/2014).

Apreciación del Washington Post que anida desde endenantes en el imaginario colectivo de los mexicanos. Alguien no está haciendo bien la tarea y este podría ser el súper secretario de hacienda Luís Videragaray Caso, que la mayor parte del tiempo se la pasa en campaña nacional e internacional promoviendo las inciertas bondades de las reformas peñistas y descuidando el apuntalar un mercado interno en constante deterioro. Sin consumo efectivo de los mexicanos no hay condiciones para la inversión, nuevos empleos, ahorro y crecimiento y esto, el flamante economista mexiquense parece ignorarlo ocupado como está en justificar lo injustificable de la alquimia neoliberal del Sr. Peña.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Se afirma que más que criticar hay que construir. Quien esto escribe, disiente de tal afirmación en tanto esta se da de manera descontextualizada. Hay lugares y tiempos para reír y tiempos para llorar, como hay lugar y momento para construir y otros, aciagos, en los que hay que derribar muros, dejando en pie lo que nos es útil para en tiempos y espacios concretos, levantar piedra sobre piedra nuevas edificaciones que respondan a necesidades reales y sentidas de la sociedad,. Valorar y destacar lo que está bien y señalar lo que está mal, es el papel de la crítica y no necesariamente la que ejercen los medios informativos.

Hoy vivimos en un mundo en el que la pérdida de principios y valores éticos y morales toca fondo. El único camino viable para salir de esta crisis de una civilización que ha perdido rumbo y destino trascendente, es la voz crítica de los pueblos, víctimas y victimarios de su ensombrecida y apabullante realidad.

Frente a todo lo positivo en todos los órdenes de la estancia de la especie humana en este sufrido planeta, no puede ignorarse la presencia de la mala hierba, hay que señalarla como un  mal que habiendo echado profundas raíces, debe ser erradicado para asegurar la supervivencia de lo que generosamente se nos ha dado. Acallar la crítica, ignorar las voces de alerta, es contribuir a que la cizaña prospere en el trigal, hasta matarlo.

Ya vendrán tiempos mejores y, aún así, se tendrá que reconocer que nada es perfecto pero todo es perfectible. Quienes claman transformación y cambio para avanzar, tendrán su lugar. Malo sería un silencioso conformismo que diera lugar al estancamiento y retroceso. Peor aún, el que en las altas esferas del poder, por interés y conveniencia, la voz crítica ni se vea ni se oiga, como afirmara un ex presidente de México.

Lo paradójico es que quienes elevan la voz en contra del pensamiento crítico, a su vez ejercen su derecho a disentir, condenando críticas a su juicio destructivas. Contradicción con la que se confirma que la crítica es en principio una invitación al diálogo entre diferentes.

Y a propósito de paradojas, tal cual en esta tesitura se encuentra el Partido Revolucionario Institucional, que ni es revolucionario ni tampoco es ya garante válido de las instituciones republicanas. En la reunión convocada para actualizar su estructura y  estatutos, por un lado pugna por definir su orientación ideológica, inclinándose por ser el partido de centro izquierda que reclama México y, por el otro, confirma su estatus de derecha en el escenario de la vida política, económica y social, optando por generalizar la aplicación generalizada del Impuesto al Valor Agregado a los alimentos y medicinas, castigando al consumo y atentando contra la economía familiar de un pueblo que mayoritariamente carece de lo mínimo indispensable para vivir en una sana y deseable  medianía.

Contradicción que se hace acompañar con otra que cierra el círculo perverso de un partido político que diciéndose renovado, aspira a recuperar el carácter hegemónico de antaño. Como expresión de “centro izquierda” en la correlación de fuerzas político-electorales, acuerda dejar en libertad a sus legisladores para votar la reforma energética del presidente Peña, “…capaz de crear un entorno de competencia en los procesos económicos de «refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos”, declaró su dirigente nacional. Es decir, votar a favor de la privatización de lo poco que queda como propiedad de la nación en la explotación del petróleo y sus derivados.

Ni de izquierda ni de centro izquierda. Simplemente se coloca en la derecha del espectro político, desbancando al partido de la reacción, hoy venido a menos tras una pésima alternancia.

Pero no sólo eso. Ante la incapacidad real de pugnar por una reforma fiscal integral y equitativa, opta por generalizar la aplicación del IVA para hacerse de recursos fiscales frescos, a la par que mata a la gallina de los huevos de oro, privándose de los ingresos contemplados en un régimen fiscal que tiene a PEMEX contra la pared. El entorno de competencia entre particulares a que se refieren, daría lugar a un nuevo régimen fiscal para la industria petrolera que, ni por asomo, compensaría la contribución que esta aporta actualmente a las arcas públicas. El partido tricolor de “centro izquierda” pragmáticamente sirviendo al interés privado, doméstico y externo, en contra de los más caros intereses de la nación propone conducir al país a una situación de quiebra técnica, vaya contrasentido.

No se puede ignorar que el IVA generalizado a los alimentos y medicinas, no compensa la pérdida de ingresos fiscales resultado del desempleo y la informalidad. Ni mucho menos que históricamente el gobierno vive de una economía petrolizada en la que PEMEX aporta al fisco entre el 50 y el 55 % de sus ingresos. Y aún así, en este nocivo entorno, el gobierno federal se da el lujo de devolver el 21% de impuestos a los más destacados contribuyentes privados.

Lejos de proponer el fortalecimiento del mercado interno, estimulando empleo y formalidad económico-fiscal, así como el incremento del salario de quienes gozan del privilegio de tener trabajo remunerado, se inclinan a favor de írsele al cuello a un consumo ya de sí deteriorado y a la baja con el IVA generalizado, frenando a su vez al aparato productivo.

Si esto es ser un partido de centro izquierda, que con el PAN lo compartan. En las urnas el pueblo de México se encargará de ponerles en su lugar, antes de que propongan incendiar la pradera.

Hojas que se lleva el viento

El ruido mediático sube de tono en torno al proceso electoral en puerta. Si percepción es política, la que se anida entre la población es que el PRI tiene miedo de que la oposición le recete la misma medicina del 2012. Tanto, que habiendo incurrido el gobernante veracruzano en el error de asumirse de facto como “garante” de la limpieza en el proceso electoral, substituyendo en sus funciones al Instituto Electoral Veracruzano, hoy tiene que meter las manos ensuciando desde sus inicios a la contienda en puerta oponiéndose oficiosamente a la “mezcla del agua y el aceite”. Tal percepción no la borran ya ni los más enjundiosos boletines de prensa cuya publicación en los medios paga la Sra. Gina Domínguez, vocera de la administración duartista. Como cereza del pastel, la acampada en el centro histórico de Xalapa de los rufianes del llamado movimiento de “los 400 pueblos”, ya se percibe como una aviesa maniobra gubernamental en contra de las manifestaciones de protesta callejera anunciadas por el PRD y el PAN exigiendo “fuera manos” del gobernador en el proceso electoral. “Con toda oportunidad Cesar del Ángel acudió al llamado de Fidel Herrera”, se dice.

Y mientras el rumor crece alimentando a la percepción ciudadana, el teatral cochinero del PRD en Veracruz presenta al público nuevos capítulos que recrean su desgarriate interno y su incapacidad para sustentar una propuesta electoral creíble y aceptable. Xalapa, Ver., 20 de febrero de 2013.

 

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En un clima político por demás turbulento, no ha habido necesidad de esperar que el presidente Peña Nieto cumpla los primeros 100 días de su mandato para juzgar, a bote pronto, propuestas de gobierno y resultados. Tanto se ha propuesto llevar a cabo en el primer año de su gobierno sin antes consolidar su legitimación, que nada le sale bien, como ya empiezan a señalarlo expertos y analistas en diversos medios de comunicación.

Hasta ahora, ninguna de sus iniciativas, anunciadas a bombo y platillo, ha cuajado. Trátese de reformas a la legislación que medidas concretas para adecuar a la administración pública a los retos que impone una nueva manera de gobernar, o bien, el llamado “Pacto por México” y la “Cruzada contra el hambre”, todo ha topado con pared. La apertura simultánea de varios frentes, ha resultado negativa; los dispersos intereses creados de la sociedad mexicana brincan por doquier, cuestionando una por una y todas a la vez las iniciativas presidenciales.

Son tantos y de tan diferente peso económico, político o social, los callos que pisa en su acelerado transitar por imponer su personal estilo de gobernar, que son más los que se sienten lastimados que los que aplauden la presunta bondad de esta la segunda alternancia en el ejercicio del poder presidencial. Dividiendo, más que sumando en una sociedad que no encuentra luz al final del túnel.

A ello habría que agregar la serie de eventos negativos, domésticos y externos, que circunstancialmente ha debido enfrentar en esta su primera coyuntura en el largo camino por recorrer, respondiendo discursivamente con improvisaciones que no convencen y si, contribuyen  a una creciente pérdida de credibilidad en sus presuntos buenos deseos y propósitos para los mexicanos todos.

Todo se resuelve con dinero, pareciera ser la salida. Dinero que no hay  con la suficiencia que la respuesta reactiva amerita.

Y por si fuera poco, como era de esperarse, los gobiernos estatales no caminan al parejo del titular del Poder Ejecutivo Federal. Los gobernadores, acostumbrados a un virreinato de facto, no asimilan aún la idea de que circunstancias y escenarios ya no son los mismos. El presidencialismo centralista y autoritario regresa por sus fueros, acotando el omnímodo poder de los que se dice mandan en sus respectivos feudos. Reflejándose coyunturalmente en la dinámica de jaloneos en el diseño y aplicación de estrategias encaminadas al control y administración de los procesos electorales en puerta. Configurándose un vacío de poder en el que no se sabe, cuando menos en el caso de las entidades federativas gobernadas por el PRI, quién manda a quién.

Las expresiones de respaldo y apoyo al presidente de la República por parte de los gobernadores,  o son de dientes para afuera ó de plano se quedan en un infantilismo político que llama a risa, por no tenerse ni la más mínima idea de que es lo que respaldan, apoyan o torpedean bajo la mesa. La incongruencia entre el discurso de los gobernadores y su actuación en los hechos, lo confirman, como bien se observa en Veracruz.

¿O va en serio el propósito de cambiarle el rostro al país ó todo es cortina de humo para ocultar el verdadero objetivo electorero de las iniciativas presidenciales?  Parece ser la interrogante a que se enfrentan los hasta ahora virreyes en vías de dejar de serlo. Obligándose a tirar golpes de ciego en uno u otro sentido de la dicotomía planteada. La falta de una clara ubicación de los gobernadores frente al poder presidencial es evidente. ¿Cual es la prioridad? ¿O es todo a la vez?, se preguntan, manifestándolo de facto en su actuación.

En el pasado, refiriéndonos al peculiar y perverso estilo personal de gobernar de Fidel Herrera Beltrán, afirmamos que no era posible una buena interpretación de una clásica sinfonía si el director ignoraba a los integrantes de la orquesta, y viceversa. Como fue,  sin una clara definición de donde iniciaba ó terminaba el papel del director y donde el de la orquesta, el resultado fue un pésimo son cuenqueño que hoy todo Veracruz lamenta. Y eso se observa en el concierto nacional cuando aún no arribamos a las primeros cien días del gobierno peñista. No hay aún la química necesaria entre el que agita la batuta, la partitura, y los virtuosos ejecutantes que no terminan de afinar los instrumentos.

Demasiada prisa. Mucho ruido y pocas nueces sin pausas que permitan asimilar el que, como y con que de la estrategia presidencial para cambiar lo que a juicio del Sr. Peña se deba cambiar para seguir igual.

Hojas que se lleva el viento

Once mil familias en extrema pobreza en Veracruz le dirán “Adiós a la pobreza”, informó la presidenta del Patronato del DIF Estatal, en referencia a las acciones del programa “Adelante” que se llevan a cabo en Mixtla de Altamirano y  Tehuipango. Por ahora ya se llevan tres mil familias de esas once mil, a las que se está apoyando con este programa de combate a la pobreza, indicó la Sra. Karime Macías de Duarte, agregando que “solo falta que la Coneval realice la medición” para confirmar los excelentes resultados obtenidos.

Magnífico logro en apenas dos años de ardua labor, faltaría saber si los habitantes de esas marginadas comunidades estarán de acuerdo en que ya salieron de pobres, como en su momento lo refleje la evaluación del Coneval.

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Como era de esperarse, en Veracruz la recién creada comisión para la atención y protección de los periodistas, burocracia al fin, está más preocupada por repartirse el presupuesto de 15 millones asignado que por cumplir con la misión encomendada. Y mientras esto sucede, a varios cientos de reporteros se les sigue negando un salario digno y prestaciones de ley a que tienen derecho, como también se les niega el expresarse con verdad bajo el pretexto de que no pueden ni deben dar de patadas al pesebre atentando contra los intereses de sus empleadores. Xalapa, Ver., 13 de febrero de 2013.

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J. Enrique Olivera Arce

En Veracruz, la protesta ciudadana anti-Peña se dio en las urnas

En un escenario de indiferencia popular ajena al tibio regocijo priísta, a los posicionamientos de diputados de las llamadas izquierdas, a la protesta de jóvenes violentos, y al mitin pacífico de “Morena” en el Monumento a la Revolución en la capital del país, alrededor de medio día de hoy sábado 1 de diciembre, Felipe Calderón entregó simbólicamente la presidencia de la República a su sucesor, Enrique Peña Nieto, cumpliéndose con el protocolo que mandata la Carta Magna.

El “presidente del empleo” deja el poder en un clima de claroscuros que confirma que nadie es monedita de oro. Reconocida su valía por unos y denostado por otros por lo que consideran condujera al país al borde de un Estado fallido, entrega la estafeta a un Enrique Peña Nieto igualmente aceptado por unos y rechazado por otros. Expresando ello el grado de polarización que, al margen de los partidos políticos,  priva a lo largo y ancho de México.

Sucesión presidencial y primer día de gobierno de Enrique Peña Nieto que se da en un clima de merma del Estado de derecho, deterioro del tejido social y cuestionamiento tanto de las instituciones republicanas como de la llamada clase política y el duopolio televisivo. El cambio, más que incitar a la celebración popular, ofrece barruntos de desconcierto e incertidumbre sobre el camino por transitar.

Por sobre la esperanza en la bondad de un nuevo escenario sexenal de trabajo y prosperidad, el fantasma del autoritarismo, desempleo, pérdida de calidad de vida e inseguridad de la gran familia mexicana, se otea un horizonte nada benigno para las mayorías. Escepticismo más que pesimismo se percibe en el ambiente.

La amenaza de los efectos de la crisis global, latente en diversos campos de la vida nacional, se materializa con focos rojos encendidos en la economía, con mayor énfasis en la familiar, sin que se vislumbre para el corto y mediano plazo alguna señal de blindaje efectivo frente a lo que viene.

Tiempos difíciles para México y complejo escenario a desentrañar para el presidente Peña y su mediocre gabinete . El qué hacer y el cómo hacer en lo inmediato, es la incógnita por resolver. Tanto en la coyuntura como en un horizonte de largo aliento, son muchas las prioridades, escaso presupuesto y base social de apoyo, la deuda es creciente y los reclamos rebasan ya la capacidad de respuesta eficaz de la administración pública,  lo mismo en el ámbito federal que en los estados y municipios. Por donde empezar, eh ahí el dilema para el nuevo gobierno.

Renglón aparte, 12 años de virreinato en las entidades federativas complican políticamente el panorama. Retomar el control y reordenar el ejercicio del poder en todo el territorio nacional, no va a ser fácil. Los partidos políticos, como instrumentos parcelados de control ahora al servicio de los gobiernos estatales, no fácilmente caminarán al ritmo que se les marque desde el centro renunciando a los intereses creados generados a lo largo de los displicentes mandatos de Vicente Fox y Felipe Calderón.

El anuncio soportado en reformas legislativas de acabar con la manga ancha en los tres órdenes de gobierno, más que buena señal en las entidades federativas, es amenaza. Corrupción e impunidad sin dar cuenta y razón a nadie pesan mucho en el ánimo de los gobiernos locales. Alcanzar transparencia, oportuna rendición de cuentas y fortalecimiento democrático de ciudadanía, no entraba en los cálculos de la clase política de “provincia”. Se les acabó la fiesta y la música sonará en otra parte. Con el “rey muerto”, los virreyes son historia.

Restablecer el tejido social, recuperando confianza en el Estado de derecho y las instituciones, a la par que se enfrenta con visión de Estado a la crisis económica global, es el reto en lo inmediato. El presidente Peña tendrá que demostrar calidad de estadista, excelente administrador y talante democrático de su cuestionado arribo a la primera magistratura del país, conciliando los grandes temas y propósitos de su gobierno con lo que la gente espera del nuevo presidente. El México de hoy que recibe de Calderón Hinojosa así lo exige.

Hojas que se lleva el viento

No todo estuvo mal en el gobierno de Calderón Hinojosa, resultados positivos y rotundos fracasos, están en la balanza. La historia se encargará de tasarlos en su justa dimensión por lo que no proceden revanchismos a priori ni insensatas cacerías de brujas. En Veracruz es más lo que hay que agradecerle al chaparrito pelón de lentes, que lo que hay que echarle en cara. Xalapa le debe haber resuelto la demanda de más de diez años de un libramiento que aliviara a la ciudad de los riesgos del tráfico de transporte pesado por la Av. Lázaro Cárdenas, la más importante y de mayor aforo.

Con una inversión de más de cinco mil millones de pesos, con tecnología avanzada y una gran visión de futuro, el gobierno federal entregó el tramo “Perote-Corral Nuevo” de la autopista México-Veracruz, dotando a los xalapeños del ansiado libramiento, obra monumental que reduce tiempos y costos a los usuarios en los traslados lo mismo al Distrito Federal que al puerto de Veracruz. Vale la pena observar y valorar socialmente el Puente Xalapa”, portento de ingeniería a la altura del primer mundo. No se lo pierda.

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