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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 

El clima de eufórico optimismo, aliado de Peña Nieto en los propósitos privatizadores, entreguistas y de despojo del patrimonio nacional, como llegó se fue. La legítima esperanza de millones de mexicanos, depositada en una oncena de profesionales del balompié se hizo añicos.

 

No más sueños e ilusiones, la pesadilla de la cotidiana realidad volvió por sus fueros. El agua retornó a su cauce y con ello en primer plano, quienes diseñan la estrategia económica que sacaría al país de su marasmo, se exhiben como incapaces para encontrarle la punta al mecate en el berenjenal de reformas presuntamente estructurales que no sólo no aterrizan, también operan en contra de propósitos y objetivos plasmados en leyes votadas a espaldas de la gente.

 

El gabinete económico del Sr. Peña artificiosamente asumido como salvador de la patria, da la impresión ante los tendidos de no tener idea de cómo obtener el mínimo de congruencia entre lo que se pretende con las reformas y lo que en la coyuntura dicta la terca realidad de un país que ha perdido lo mismo rumbo que destino.

 

Inmersos en un mar de confusiones y contradicciones, tanto a la Secretaría de Hacienda como al Banco de México, parece se les ha hecho bolas el engrudo. De espaldas a la realidad que vive el mundo entero, ajenos al conocimiento de la experiencia fallida de las fórmulas impuestas por los organismos financieros internacionales, juegan a inventar el hilo negro, reduciéndolo a sesudas adivinanzas sobre el comportamiento presente y futuro de la fatigada marcha de una economía nacional que requiere de algo más que saliva para recobrar respiro.

 

Lo mismo encogen que estiran pronósticos sobre el crecimiento, sin generar confianza y certidumbre, lo mismo en actores económicos que en la mayoría de hombres y mujeres comunes.

 

Las últimas declaraciones del Sr. Videgaray Caso, avaladas por Agustín Cartens, son en el sentido de que existen indicadores de que en diversos sectores de la economía, específicamente los vinculados al comercio exterior y la banca, se ve la luz al final del túnel.

 

Las noticias internacionales nos dicen lo contrario. Los principales socios comerciales de México reducen su demanda y amplían su oferta de bienes y servicios, operando en contra de nuestro país la globalidad de una crisis que exacerba proteccionismo y sálvese el que pueda. La lógica más elemental dice que la mentada luz no existe.

Y en el juego de las adivinanzas es de llamar la atención el que Videgaray Caso afirmara en el Foro Internacional de Inclusión Financiera, en presencia del presidente Peña Nieto y avalado por éste, que seis de cada diez mexicanos no gozan de los beneficios de la economía de mercado, optando por la informalidad en operaciones de ahorro y crédito.

 

Esta aseveración pone en duda la idea del despertar de la economía nacional que el peñismo pretende vender. Ningún país puede aspirar a crecer si su población está excluida de las operaciones normales de banca y crédito, obligándose a operar en la economía subterránea o informal en demérito de finanzas públicas y ordenación de la economía en su conjunto.

Pero lo que más destaca de esta última aseveración del secretario de Hacienda, es que de hecho pone en duda la bondad de una reforma fiscal que tanto se cacarea. Si seis de cada diez mexicanos están al margen de la operación normal de la banca, cómo es que tendrá aplicación exitosa un esquema tributario diseñado de espaldas a esta realidad.

 

A menos que en nombre de la “equidad social y de justicia”, a huevo y por decreto incorporen a aquellos “… que se han quedado atrás, a los menos favorecidos”, a la economía de mercado, entre los que figuran los habitantes de más de la mitad de municipios rurales del país, según afirmara el flamante secretario de Hacienda.

 

Para nuestros destacados tecnócratas neoliberales, y los que les hacen segunda tratando de quedar bien con Peña Nieto y sus reformas, -como es el caso de los senadores priístas veracruzanos- es un verdadero dilema: economía o política, ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? De ahí las adivinanzas sobre el urgido crecimiento de la fábrica nacional. En tanto esta no resuelva el problema de la informalidad, la política tributaria como palanca del crecimiento carece de sustento, confirmándose la inoperancia de la reforma financiera y fiscal aprobada por el Congreso.

 

Y mientras se juega a las adivinanzas, el tiempo corre, el deterioro en todos los órdenes crece y el bolsillo de los mexicanos viene pagando los platos rotos por los aprendices de brujos.

 

Si en nuestra aldea al alcalde xalapeño se le ha agotado el gas, a nivel nacional Videgaray y compañía pasan por el mismo trance con todo y que reciban palmaditas de felicitación de la Sra. Directora del Fondo Monetario Internacional por lo exitoso de las reformas en pro del modelo neoliberal impuesto de crecimiento económico con pobreza.

 

Y a propósito de nuestra aldea, lo que diga o deje de decir el Sr. Videgaray Caso, no tiene ninguna relevancia para los veracruzanos. El hilo negro y el agua tibia se reinventan todos los días a lo largo y ancho de la entidad en un proceso sin fin de simulación. La situación por la que atraviesa la economía veracruzana tiene orígenes muy diferentes a los problemas que el Sr. Peña y su secretario de Hacienda pretenden resolver, sólo que el Sr. Dr. Duarte de Ochoa no alcanza a percibirlos como para actuar en consecuencia. De ahí la ausencia de empatía entre el centro de la política y el poder público nacional y la periferia jarocha.

 

Las fórmulas ortodoxas de economía y buen gobierno que plantea el presidente Peña para distinguir su mandato, están reñidas con ineptitud y aldeano y minimalista saqueo e impunidad que pone en riesgo al gran negocio de la entrega de la nación al capital extranjero.

 

Una administración pública saqueada y quebrada no garantiza tersa transición al mundo feliz de Peña Nieto.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En un clima político por demás turbulento, no ha habido necesidad de esperar que el presidente Peña Nieto cumpla los primeros 100 días de su mandato para juzgar, a bote pronto, propuestas de gobierno y resultados. Tanto se ha propuesto llevar a cabo en el primer año de su gobierno sin antes consolidar su legitimación, que nada le sale bien, como ya empiezan a señalarlo expertos y analistas en diversos medios de comunicación.

Hasta ahora, ninguna de sus iniciativas, anunciadas a bombo y platillo, ha cuajado. Trátese de reformas a la legislación que medidas concretas para adecuar a la administración pública a los retos que impone una nueva manera de gobernar, o bien, el llamado “Pacto por México” y la “Cruzada contra el hambre”, todo ha topado con pared. La apertura simultánea de varios frentes, ha resultado negativa; los dispersos intereses creados de la sociedad mexicana brincan por doquier, cuestionando una por una y todas a la vez las iniciativas presidenciales.

Son tantos y de tan diferente peso económico, político o social, los callos que pisa en su acelerado transitar por imponer su personal estilo de gobernar, que son más los que se sienten lastimados que los que aplauden la presunta bondad de esta la segunda alternancia en el ejercicio del poder presidencial. Dividiendo, más que sumando en una sociedad que no encuentra luz al final del túnel.

A ello habría que agregar la serie de eventos negativos, domésticos y externos, que circunstancialmente ha debido enfrentar en esta su primera coyuntura en el largo camino por recorrer, respondiendo discursivamente con improvisaciones que no convencen y si, contribuyen  a una creciente pérdida de credibilidad en sus presuntos buenos deseos y propósitos para los mexicanos todos.

Todo se resuelve con dinero, pareciera ser la salida. Dinero que no hay  con la suficiencia que la respuesta reactiva amerita.

Y por si fuera poco, como era de esperarse, los gobiernos estatales no caminan al parejo del titular del Poder Ejecutivo Federal. Los gobernadores, acostumbrados a un virreinato de facto, no asimilan aún la idea de que circunstancias y escenarios ya no son los mismos. El presidencialismo centralista y autoritario regresa por sus fueros, acotando el omnímodo poder de los que se dice mandan en sus respectivos feudos. Reflejándose coyunturalmente en la dinámica de jaloneos en el diseño y aplicación de estrategias encaminadas al control y administración de los procesos electorales en puerta. Configurándose un vacío de poder en el que no se sabe, cuando menos en el caso de las entidades federativas gobernadas por el PRI, quién manda a quién.

Las expresiones de respaldo y apoyo al presidente de la República por parte de los gobernadores,  o son de dientes para afuera ó de plano se quedan en un infantilismo político que llama a risa, por no tenerse ni la más mínima idea de que es lo que respaldan, apoyan o torpedean bajo la mesa. La incongruencia entre el discurso de los gobernadores y su actuación en los hechos, lo confirman, como bien se observa en Veracruz.

¿O va en serio el propósito de cambiarle el rostro al país ó todo es cortina de humo para ocultar el verdadero objetivo electorero de las iniciativas presidenciales?  Parece ser la interrogante a que se enfrentan los hasta ahora virreyes en vías de dejar de serlo. Obligándose a tirar golpes de ciego en uno u otro sentido de la dicotomía planteada. La falta de una clara ubicación de los gobernadores frente al poder presidencial es evidente. ¿Cual es la prioridad? ¿O es todo a la vez?, se preguntan, manifestándolo de facto en su actuación.

En el pasado, refiriéndonos al peculiar y perverso estilo personal de gobernar de Fidel Herrera Beltrán, afirmamos que no era posible una buena interpretación de una clásica sinfonía si el director ignoraba a los integrantes de la orquesta, y viceversa. Como fue,  sin una clara definición de donde iniciaba ó terminaba el papel del director y donde el de la orquesta, el resultado fue un pésimo son cuenqueño que hoy todo Veracruz lamenta. Y eso se observa en el concierto nacional cuando aún no arribamos a las primeros cien días del gobierno peñista. No hay aún la química necesaria entre el que agita la batuta, la partitura, y los virtuosos ejecutantes que no terminan de afinar los instrumentos.

Demasiada prisa. Mucho ruido y pocas nueces sin pausas que permitan asimilar el que, como y con que de la estrategia presidencial para cambiar lo que a juicio del Sr. Peña se deba cambiar para seguir igual.

Hojas que se lleva el viento

Once mil familias en extrema pobreza en Veracruz le dirán “Adiós a la pobreza”, informó la presidenta del Patronato del DIF Estatal, en referencia a las acciones del programa “Adelante” que se llevan a cabo en Mixtla de Altamirano y  Tehuipango. Por ahora ya se llevan tres mil familias de esas once mil, a las que se está apoyando con este programa de combate a la pobreza, indicó la Sra. Karime Macías de Duarte, agregando que “solo falta que la Coneval realice la medición” para confirmar los excelentes resultados obtenidos.

Magnífico logro en apenas dos años de ardua labor, faltaría saber si los habitantes de esas marginadas comunidades estarán de acuerdo en que ya salieron de pobres, como en su momento lo refleje la evaluación del Coneval.

-ooooo

Como era de esperarse, en Veracruz la recién creada comisión para la atención y protección de los periodistas, burocracia al fin, está más preocupada por repartirse el presupuesto de 15 millones asignado que por cumplir con la misión encomendada. Y mientras esto sucede, a varios cientos de reporteros se les sigue negando un salario digno y prestaciones de ley a que tienen derecho, como también se les niega el expresarse con verdad bajo el pretexto de que no pueden ni deben dar de patadas al pesebre atentando contra los intereses de sus empleadores. Xalapa, Ver., 13 de febrero de 2013.

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El Financiero

México, 17 de noviembre.- El presidente Felipe Calderon Hinojosa designó a Alejandro Poiré, como nuevo Secretario de Gobernación en lugar de José Francisco Blake, quien murió en un accidente aéreo. En conferencia de prensa, Calderón aseguró que Poiré trabajará incansablemente para consolidar a la nación a través de la ley y las instituciones. Destacó su amplia experiencia en el ámbito de la seguridad, y aseguró que «cuenta con los conocimientos y experiencia necesarios para desarrollar el cargo que le encomiendo el día de hoy». Quien hasta entonces se desempeñó como  director del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (Cisen), aseguró que  continuará contribuyendo a la Estrategia Nacional de Seguridad y destacó que, «ante todas las cosas es un servidor público que cree en la política y en el diálogo para crear un significado compartido de las cosas».

Nacido en el Distrito Federal en 1971, Poiré es licenciado en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard.

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

El régimen político está agotado. Manlio Fabio Beltrones

 Ya lo veníamos comentando en este espacio. Todo indica que el sistema político en México pareciera estar tocando fondo. Los partidos políticos han perdido credibilidad y confianza; la ciudadanía les considera más un oneroso lastre que instituciones republicanas forjadoras de democracia y auténtica representatividad popular frente a los poderes instituidos. Sus personeros, a todos los niveles, son ajenos a los intereses de la Nación, manifestándose con desverguenza y cinismo extremo, anteponiendo el interés personal o de grupo  al bien común.

Se perdieron las formas y, con ello, también el contenido ideológico y programático que alimenta y enriquece el ejercicio de la política. El régimen político vigente en México y consagrado en nuestra Carta Magna, se agotó. Lo que hoy es común denominador en la llamada clase política es la mediocridad y desfachatez, que se hace acompañar de impune corrupción y ostentación de riqueza mal habida.

Los partidos políticos dejaron de ser funcionales a la par que el estado de derecho es letra muerta en México. El imperio de la ley no aplica para el sistema político vigente; prevaleciendo la “ley del embudo” que se maneja sin excepción al libre albedrío en todas las instancias partidistas.

Verdaderas mafias de cuello blanco se despachan a su antojo el botín en que han transformado a México, mientras de dientes para afuera dicen abogar a favor de la gobernabilidad, el crecimiento económico y el desarrollo del país. Auspiciando más que combatiendo inseguridad y violencia que, como la humedad, permea y se retroalimenta en el tejido social, deteriorándole a tal grado que no son pocos aquí y acullá  quienes califican al Estado mexicano como fallido.

En los prolegómenos del proceso electoral que desembocará con el relevo presidencial y la renovación del Congreso de la Unión, todos los partidos políticos se hacen una, sin diferencia alguna que oferte opciones diversas de un nuevo Proyecto de Nación que nos saque de la postración y el retroceso en que nos ha colocado una clase política corrupta, insensible y convenenciera, cuya mejor cara es la simulación y el gatopardismo.

Los mismos rostros, las mismas mañas en un proceso de contubernio y simulación en el que las nuevas generaciones de políticos se uncen al larvario parasitismo, retroalimentando al agotado sistema político nacional. No hay diferencia ostensible entre la vieja guardia partidista y su relevo generacional. Salvo que, en tanto que los viejos políticos requerían de 20 o más años para brillar en la pasarela y amasar cuantiosas fortunas, hoy a los jóvenes les bastan 3 años para pasar del anonimato y la medianía económica a un enriquecimiento que no tiene llenadera. Pragmatismo, corrupción e impunidad les iguala.

Salvo los círculos ampliados de beneficiarios del sistema político vigente que les sustentan, los partidos carecen ya de base social. El divorcio entre la clase política y la mayoría ciudadana es evidente. La calificación cuantitativa de los votos emitidos en las últimas elecciones federales y locales no se corresponde en número con la totalidad de sufragantes registrados. El ausentismo en las urnas y la inclinación consciente a favor de un negativo abstencionismo, otorga mayoría absoluta a una ciudadanía ajena a la oferta partidista.

Para qué votar si todo va a seguir igual, se asume, en demérito de la construcción de una tan auténtica como legítima y necesaria democracia representativa. El valor cualitativo del sufragio se substituye con la cantidad que ofrece el llamado voto duro, para así asegurar un pírrico triunfo electoral de mayoría relativa que para el pueblo en nada beneficia.

El pobre nivel que hoy acusa el sistema político se observa cotidianamente. A la necesaria fuerza de las ideas para salvar a México del desastre, se le oponen los dimes y diretes en un desafortunado juego de nunca acabar con el que mediáticamente se mide la fuerza partidista frente al poder presidencial.

A la inteligencia, compromiso y visión de Estado, se opone la mediocridad de una clase política cuyos intereses están por encima de la unidad nacional en el marco de un presidencialismo que, en los hechos, no termina de morir, ante la ausencia de otra opción válida y consecuente con las nuevas realidades de México y el mundo.

En este escenario habrán de tener lugar las próximas elecciones del 2012 si antes no despierta el México bronco bajo el efecto dominó de la crisis sistémica global, cuya profundidad está siendo puesta en evidencia por el hasta ahora heterogéneo y anárquico movimiento cada vez más amplio de los autonombrados “indignados”.

El ya basta y la obvia necesidad de cambio, no respeta fronteras en la aldea global. Frente a ello, nuestra llamada clase política en México se ha colocado peligrosamente en una situación de indefensión en medio de la corrupción, la simulación  y el despilfarro que le alimenta. En una crisis que estaría tocando fondo, el sistema político nacional no tiene respuesta válida frente a un pueblo que en su momento habrá de llamarle a cuentas. La simulación ya no engaña a nadie.

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CIUDAD DE MÉXICO (14/MAY/2011).- La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio a conocer que hoy se incrementará, por quinta vez en el año, el precio de la gasolina Magna y Premium, así como del diesel. Así, a las 00:00 horas de este sábado el precio por litro de la gasolina Premium ya es de 10.30 pesos y de 9.16 el de Magna, así como de 9.52 pesos por litro de diesel en las más de dos mil 700 gasolineras del país. El Informador

En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

Desde Sinaloa Calderón Hinojosa hizo un anuncio que debería ponernos a temblar. “México acumula pérdidas fiscales de entre 70 mil millones y 80 mil millones de pesos a consecuencia del incremento del precio del petróleo, en virtud de que entre 40 y 45 por ciento de las gasolinas y el diésel son de importación”, reconoció precisamente quien se ha encargado de obstaculizar todo intento por aminorar nuestra dependencia energética del exterior mediante la refinación del crudo que exportamos. La nueva refinería en Hidalgo, que tanto ruido y debate generara, no cuenta ni siquiera con la primera piedra.

Si a esta pérdida fiscal le sumamos lo que el pueblo de México paga por servicios de la deuda del Fobaproa, es lógico suponer que tales montos multimillonarios son recursos que no se destinan a infraestructura, atención al campo, pequeña y mediana industria, así como a dar respuesta pronta y eficaz a crecientes demandas sociales de la población. Razón esta, entre otras, de nuestro estancamiento y atraso.

Al déficit anunciado debería agregarse con el mismo énfasis el desequilibrio comercial entre los alimentos que producimos y los que importamos de diversas partes del mundo y que han dado lugar a la pérdida de soberanía alimentaria, no obstante los cuantiosos recursos fiscales que se otorgan en subsidios a la agricultura que concurre a los círculos comerciales, más los que se otorgan de manera indiscriminada y electorera a la subsistencia en el medio rural. Recursos de los contribuyentes que anualmente se desperdician por ausencia de políticas públicas que premien producción destinada tanto al mercado interno como al autoconsumo campesino.

Pérdida de soberanía energética y alimentaria, así como la desatención al desarrollo humano, son bombas de tiempo cuyo inminente estallido se deja al azar, en tanto se canalizan cuantiosos y crecientes recursos fiscales en una tan inútil como fallida “guerra” contra una delincuencia organizada que pone cotidianamente en jaque al gobierno y al Estado-Nación. Otros países del orbe, como se observa en el mundo globalizado, por menos están caminando sobre el borde de la navaja confrontando a las autoridades con sus pueblos en un camino que no tiene retorno.

Urge no sólo sanear Pemex librándole de la pesada carga de la corrupción, impunidad y simulación, sino privilegiar el diseño y aplicación de políticas públicas que permitan el aprovechamiento racional y nacionalista de las escasas reservas de hidrocarburos con que aún contamos. Así como con la generación de energía eléctrica, ahora casi en su totalidad en manos de empresas extranjeras cuyas utilidades se concentran en sus matrices en el exterior, descapitalizando a México.

Lo mismo podría decirse en materia agropecuaria. El incremento de la producción y productividad en el campo pasa por el combate a demagogia y corrupción, políticas públicas transparentes con criterios nacionalistas y una reforma agraria integral que considere con seriedad y racionalidad requerimientos alimentarios crecientes del pueblo de México, vinculada y de la mano con bienestar y desarrollo de la población rural.

El horno no está para bollos. O se actúa en consecuencia con prontitud y eficacia ó cuando menos lo esperemos, seremos noticia de primera plana en la prensa internacional, ya no por la muerte escandalosa que ronda en nuestras calles, sino por un estallido social que nadie desea.

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El ex presidente Vicente Fox, quien marcó una nueva era panista al sacar al PRI de Los Pinos, acepta que para las próxima elecciones (2012) los priístas volverán a meterse a la casa presidencial. “Por lo pronto los dados dicen eso, los dados y los datos”.

En entrevista, el ex mandatario considera que debe haber el incentivo del poder para la siguiente elección, “los que creen que van a ganar, arreglemos la casa y te llevas el poder y además gobiernas muy padre y muy cómodo”.

—Cuando dice “los que creen que van a ganar” ¿se refiere al PRI?

—¿Para esta que viene? Pues sí…

— Pero Calderón dice a los panistas “vamos por el tercer periodo para el PAN”, ¿usted no lo ve así?

—Cada quien va a hacer su lucha y otra vez va a ser una lucha que si bien divida electoralmente, conjunte en un proyecto sexenal cuando menos. Me parece que es una buena oportunidad este tramo que falta para ciertos acuerdos.

Al preguntarle sobre la actitud del presidente Felipe Calderón, quien parece estar más interesado en ser jefe del PAN que del país, Vicente Fox considera que cada quien “juega sus canicas a su manera, no todo lo que se ve es lo que sucede, yo noto al revés que está echando lazos y conexiones ahorita para algún propósito que espero tendrá que ver con el país; está mucho más voluntarioso en ese sentido.

“Claro, él tiene que echar el lazo a su partido, cómo le pides que no lo haga, pero también tiene que echar el lazo hacia el PRI para las reformas que todavía se pueden alcanzar”.

Cuestiona la guerra contra las drogas desatada por Calderón y que tiene “costos ocultos” y daña la imagen de México. Advierte: “No puedes combatir el crimen violando los derechos humanos y el proceso jurídico”.

Dice que al narcotráfico no se le puede terminar, “se le administra” y ningún presidente en el mundo —ni (Barack) Obama, ni (José Luis Rodríguez) Zapatero— pretenden acabar con la droga. La prioridad para Calderón no debe ser esa. El tema es que no puedes romper todos los balances y todos los equilibrios a la vez y aquí se rompieron. Si lo quieres poner gráficamente, yo diría, hay que regresar al genio a la botella de nuevo y taparla”. El Uiversal

México, 13 ago (EFE).- El Gobierno de México rechazó hoy por conducto de la Cancillería, las afirmaciones del ex presidente de Cuba Fidel Castro en las que «pretende descalificar a las instituciones mexicanas Castro y se hace eco de afirmaciones sin sustento sobre el país y su desarrollo»», e hizo votos «para que pronto el pueblo de Cuba pueda acudir a elecciones libres» y se respeten plenamente los derechos humanos en la isla». En dos artículos publicados por Castro, ayer y hoy, en medios cubanos el dirigente elogia al ex candidato presidencial izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador y aborda un escándalo montado en 2004 en su contra para afectarle su intención de llegar en 2006 a la Presidencia de México. ABC

Ricardo Robles O.

Acteal, en estos días, ha provocado tantas palabras –las más en repudio de la actuación de la Suprema Corte de Justicia–, que nada nuevo pretendo decir ahora. Así suele sucedernos, ante las conmociones necesitamos hablar, hay un algo que lo exige aunque el qué y el para qué no queden claros. Son las lealtades quizá, ésas que se van acumulando revueltas con los sueños y las amistades profundas. Son, tal vez, los antiguos sentimientos que reviven dentro sin expresiones conceptuales precisas porque ellas nunca logran expresar cabalmente lo profundo. Son, a lo mejor, los impactos que nos han transformado, impactos del amor o del dolor, de la injusticia, del otro o de los otros tan golpeados, tan ofendidos, que alguna vez no nos dejaron ser como éramos. Que sean lealtades, sentimientos o impactos es lo de menos, de cualquier modo son huellas gratuitas que nos deja la vida, ofrecidas como un don por los vejados, los pobres, los desdeñados. Y como al fin de las cuentas son esas huellas las que terminan dando sentido y rumbo a nuestra propia vida, son las que nos urgen a clamar ante el horror del poderoso sobre el menospreciado. Me voy, así, a los recuerdos de algunas huellas que me ayudan a decir lo que necesito detestar ahora.


Hace cinco años, en este mismo espacio, evoqué lo que ahora retomo: una plática en la selva chiapaneca. Fue unos meses después de Acteal. El motivo del encuentro era otro, pero yo traía una preocupación pendiente. Le pregunté al comandante Tacho cómo estaban, qué cambios del corazón les había traído Acteal. Me miró sorprendido y dijo, como solía decirme: don Ricardo, pero si eso ya lo habíamos hablado tú y yo, ya lo sabíamos. Y luego retomamos sus opciones zapatistas sobre la vida y la muerte, el ya estamos muertos tan sabido, sobre las provocaciones que montarían los gobiernos, sobre la necesidad de no caer en ellas y de cómo habría que resistir con lucidez y paz a la violencia gubernamental.


Años antes, el día de las únicas firmas que hubo en San Andrés, las luego perjuradas por los tres poderes, teníamos esa misma sensación de ver venir lo que ya nos sabíamos. Lo dijeron los comandantes con palabras cercanas a éstas: Hasta ahora los acuerdos son sólo papel, a ver si ahora sí cumplen, porque siempre nos han engañado, nos han mentido. En entrevistas al día siguiente, varios de los asesores decíamos lo mismo. Ésa había sido nuestra experiencia, no habíamos vivido un diálogo, sino una faceta diferente de la misma guerra de baja intensidad, decíamos. Ya lo sabíamos, aunque preferíamos pensar en la inesperable esperanza. Años después las Cámaras aprobaron una ley diciendo que así cumplían. Mentían de nuevo, y ya lo sabíamos desde antes de conocer la iniciativa de tal ley.


Ahora, ya sabíamos que con su larga trayectoria de acomodos jurídicos, la Suprema Corte de Justicia se vería una vez más en su espejo con su sonrisa de quien complace al poder. Lo ya sabido no provoca sorpresa ni decepción siquiera. Duele, avergüenza y nos deja cada vez más escépticos ante las autoridades. Nada más.


Hemos ido comprobando en numerables atropellos a los derechos indígenas que siempre existe la duda jurídica, si no, los casos no llegarían ni al juez. La duda puede serlo de verdad o puede ser fingida buscando algún resquicio legal que permita sacar algún provecho.


La justicia en México suele cantearse, con impresionante frecuencia, hacia el que tiene y puede. Quedan casos que no enlisto por fatiga y sólo ejemplifico. Están las controversias constitucionales, los casos de Atenco, Oaxaca y Puebla, los ecologistas muertos o presos de conciencia, las gastritis múltiples y multisomáticas, cobijando violaciones; los luchadores sociales criminalizados. Están los despojos para el turismo, las minas, la energía, los bosques, las aguas, y cualquier proyecto que conlleve inversiones y lucro. Están los funcionarios cupulares culpables e impunes, siguiendo en su gremio las leyes del narco: si estás más abajo cargas con el riesgo de perderlo todo y de ser chivo expiatorio, y mientras más arriba estés, eres más intocable.


La Corte tenía que colocar y soldar el siguiente eslabón de una cadena de injusticias de casi 12 años, extender cartas de impunidad a los que convenía que las recibieran, liberar de ese peso a las actuales y antiguas autoridades, abrir los espacios para el libre comercio de lo que los indios son y tienen, y para ello atemorizar, amenazar y humillar tácitamente. Tenía que dar el golpe y esconder la mano. Ya lo sabíamos.

La Jornada. 20/08/09

  • México, ante el shock financiero más grave en 30 años: Carstens

El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, advirtió que México enfrenta el “shock financiero” más grande de cuando menos los últimos 30 años, y por ello el gobierno propondrá un paquete económico para 2010 basado en más impuestos y un endeudamiento moderado, a fin de hacer frente a un faltante de 300 mil millones de pesos para financiar el presupuesto. Se deberán tomar decisiones difíciles, recalcó el funcionario.

Nota completa en: La Jornada 12/08/09


  • Se derrumban las verdades oficiales

México SA

Carlos Fernández-Vega

Una tras otra se han derrumbado las verdades oficiales (en los hechos descaradas mentiras gubernamentales) sobre la trágica realidad económica nacional y la crisis externa que nos hacía lo que el viento a Juárez. Así, el presidente del empleo a duras penas mantiene el suyo; las sólidas finanzas públicas presumidas por Calderón y Carstens registran su momento más crítico en 30 años; el agujereado navío de gran calado zozobra; la blindada economía mexicana se desmorona en proporciones no vistas en casi ocho decenios, mientras el retórico gran futuro económico y social prometido por los dos gobiernos panistas se configura como la primera década perdida para los mexicanos en el nuevo milenio.

Aún no concluye este caótico 2009, cuando los mismos que diagnosticaron un catarrito económico para el país y pasmados vieron la debacle hoy se dicen preparados para reflotar el barco y prometen un leve crecimiento en 2010, para lo cual utilizarán el mismo recetario que ha mantenido estancado al país a lo largo de tres décadas. El próximo será un año en el que se tomarán decisiones difíciles, dijo ayer Agustín Carstens, aunque en los hechos, más que difíciles, serían mortales. Por ejemplo, como la recaudación tributaria se desplomó a lo largo del presente año, toda vez que las empresas reventaron y los empleos desaparecieron, entonces la mejor idea gubernamental es incrementar los impuestos o crear adicionales para compensar, dice, la pavorosa caída en la captación fiscal registrada en 2009. Sin duda, una excelente idea del calderonato que terminaría por derrumbar lo que el catarrito no alcanzó a destruir en su primer paseo.

El secretario de Hacienda participó ayer en el nuevo foro organizado por el Senado de la República (La evolución de la crisis económica y las medidas emergentes para enfrentarla que deben considerarse en la agenda legislativa), donde fue a repetir las sobadas recetas para que el país salga de la crisis, aunque en los hechos cada día lo hunden más. Es la familia feliz instalada en esa mágica dependencia pública, en la que se niegan a reconocer que el de México no es un problema coyuntural, sino que a todas luces es estructural; que sin golpe de timón el barco se seguirá hundiendo y que tres años son muchos, y muy peligrosos, si se aferran al modelito. Con bombos y platillos el doctor catarrito promete un leve crecimiento económico para 2010, tal vez de 3 por ciento, proporción que en el lejano caso de concretarse sólo confirmaría –por si alguien dudara– que el sexenio calderonista ha sido un desperdicio político, económico y social.

En ese mismo foro en el que para encontrar soluciones a la crisis participan muchos de los que negaron su existencia (el propio Carstens, el ágil Gerardo Ruiz Mateos, el simpático Javier Lozano Alarcón y el eficiente Javier Molinar Horcasitas), pero que se dicen dispuestos para enfrentarla. Otros, que nunca la negaron y que, por el contrario, no han quitado el dedo del renglón, asistieron para decir lo que el gobierno calderonista se niega a oír, como en el caso del rector de la UNAM, José Narro Robles, quien subrayó que la crisis no es sólo coyuntural, sino que tiene raíces estructurales, por lo que requerimos cambiar un modelo que se ha agotado y que ya no muestra ser el conveniente para México. Invito a emprender la refundación de la República, y para ello el Senado es el espacio privilegiado para hacer el llamado para establecer un mecanismo que permita acordar los consensos necesarios para diseñar la nueva estructura del país. En el modelo seguido están las causas de la crisis y de una de sus expresiones: la disminución de los ingresos tributarios. Sin la acción compensadora del Estado, el mercado no puede regularse por sí mismo y menos resolver las injusticias sociales. El bienestar de la población y su seguridad social son los puntos más importantes, con el apoyo de la educación y la investigación.

Pero Carstens como quien oye llover. Insistió en su tesis de aumentar impuestos o aplicar nuevos en 2010, qué más da, pues la idea es recuperarse del desplome en la recaudación fiscal 2009. “La brecha de financiamiento del próximo año será de cerca de 300 mil millones de pesos, y se estima emplear 60 por ciento de los fondos de estabilización en 2009, lo cual implica que el remanente que quedará para 2010 será mucho menor. Por ello, ante el shock financiero más grande que ha recibido el país en los últimos 30 años, será necesario proponer un déficit público moderado que se reduciría al recuperarse la economía y la recaudación, para cerrar de nuevo con presupuesto balanceado en 2012. Esta medida procuraría atender la reducción transitoria en la recaudación tributaria”, según dijo.

Además, recortar el gasto público en prácticamente todos los renglones, menos en los superfluos, en las grandes comilonas, elevados salarios y portentosas prestaciones; en la conservación de macetas presidenciales o en las galletitas predilectas de la first lady, mucho menos en los vergonzosos emolumentos de ministros, comisionados, consejeros, integrantes del gabinetazo y demás fauna que dice gobernar este país, entre ellos los ineficientes partidos políticos, los cuales a pesar de todo no dejarán de recibir lo suyo. No se recorta eso, pero sí habrá más impuestos para que paguen los de siempre, si es que sobreviven a 2010, año a todas luces peor que este caótico 2009.

Mientras el doctor catarrito repetía su estribillo, el inquilino de Los Pinos hacia lo propio: hemos evitado que una crisis económica tan severa, la más grave, quizá que se tenga registro en el mundo, arrasara con el empleo en México como pudo haberlo hecho. Sí nos impactó, desde luego, lo sabemos (pero) en dos meses se han logrado generar más de 35 mil plazas. Qué bueno, porque ya sólo faltarían 665 mil de ellas para recuperar el nivel de empleo registrado en 2007, el que, desde luego, tampoco se alcanzará en 2010.

La Jornada 12/08/09

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