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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Por momentos el gobernador Yunes Linares pareciera estar obligado a entender que su estrategia mediática de poner en primer plano los estropicios de su antecesor, y expresar lo que la gente quiere escuchar, no está dando los resultados esperados. Antes al contrario,  se percibe que se le revierten complicando su ya compleja y difícil tarea de gobernar enderezando la nave.

No basta con que algunos sectores de la población “quieran sangre” y ser partícipes de la venganza social. Para satisfacerles, hay que contar en tiempo y forma con todos los pelos de la burra en la mano acompañando declaración mediática y denuncia al canto con pruebas fehacientes para con apego a la legalidad, y atendiendo a las exigencias del debido proceso, actuar en consecuencia hasta lograr que los responsables del brutal desaguisado estén en la cárcel. Y, por lo que se ve, el golpe anticipado que cimbraría a todo México aún está en veremos.

El tiempo se le echa encima al gobernador. Tanto ha confiado en su estrategia mediática que no contó con que Fidel Herrera pudiera dejar el Consulado de Barcelona para regresar a Veracruz a “defenderse”. Fidel no es manco ni ciego, se defenderá atacando como él sabe hacerlo,  abriéndose un frente más por atender de todos los que hasta ahora el Sr. Yunes Linares tiene agendados, obligándose a revisar su orden de prioridades en una auténtica encrucijada. O gobierna u opera políticamente para contrarrestar los mandarriazos de un Fidel que viene con todo, es la disyuntiva.

Luego a mi juicio parece acertado que mire, aunque sea de refilón, problemas de verdadero interés para quienes esperan un rescate a fondo de Veracruz y no solamente de una administración pública quebrada y sin rumbo claro. Me refiero a su visita y declaración a modo al ingenio La Gloria, en donde dialogando con los trabajadores de la factoría se comprometiera a defender la industria azucarera veracruzana ante lo que se viene con las ahora más que amenazas del presidente de EU.

¿Qué tanto es tantito? Bueno, algo es algo. Ojalá y con la misma tesitura también considere otros renglones productivos como la pequeña y mediana industria, la cafeticultura, la citricultura, la ganadería, la producción de granos básicos  y, sin duda la boca bajeada industria petrolera, pilares de la economía veracruzana en términos de empleo y aportación al producto interno bruto estatal. Renglones en los que descansa, a mi modesto entender, la verdadera situación crítica que se vive en la entidad.

Si el tiempo, factor escaso, se le escurre entre las manos al gobierno de la alternancia, luego cambiar de página es de celebrarse. Empero, vale la pena destacar que con lo que Veracruz deberá enfrentar la nueva estrategia del Sr. Trump para con México, es una economía sana y sólida más que con declaraciones que, como bien se sabe, son flor de un día.

Y para eso el gobernador y colaboradores cercanos tendrían que aceptar que el problema sustantivo del aparato productivo estatal no es de coyuntura sino de carácter estructural; habiendo tiempo atrás alcanzado su nivel de obsolescencia ya no responde a las exigencias de productividad, competitividad, tasa de ganancia y reinversión en activos que exige el mercado, generando desempleo y pobreza.

Crisis estructural que va más allá de lo local, rebasando las buenas intenciones de un gobierno de dos años que debería dedicarse simple y llanamente a rescatar y reordenar la administración pública, más que pretender enderezar entuertos geopolíticos combatiendo molinos de viento.

Luego no tiene sentido  comprometerse a defender lo indefendible frente a la andanada proteccionista del nuevo gobierno norteamericano. Más temprano que tarde, el Sr. Yunes Linares tendría que retractarse u olvidarse del compromiso.

Si no se acepta esta realidad se seguirá con la estrategia tremendista, sin más objetivo que justificar con el escándalo público incapacidad e impotencia para resolver el crucigrama.

Hojas que se lleva el viento

El programa federal de “Zonas económicas especiales” se diseñó, aprobó y se le asignaron recursos en el presupuesto de egresos 2017 como estrategia de incorporación de México al Acuerdo Transpacífico (TTP), iniciativa lanzada en el 2012 por el  gobierno de Obama para impulsar la liberación del comercio y la inversión, misma  que Donald Trump como una de sus primeras medidas de un plumazo desechó, dejando a nuestro país colgando de la brocha. Situación esta última que los gobiernos federal y estatal pretenden ignorar instalando en Coatzacoalcos una “mesa permanente de trabajo de las zonas económicas especiales” como mecanismo entre los distintos órdenes y niveles de gobierno de coordinación para la región sur de la entidad . ¿Será que a Peña Nieto les vale la decisión geopolítica adoptada por el gobierno de EU y México se irá por la libre? Si es así, ello equivale a un salto triple en el trapecio y sin red.

Es más que obligado considerar en la actual coyuntura que Veracruz seguirá entre las patas de los caballos. El pleito ramplón Yunes Linares-Herrera Beltrán toma nuevo derrotero en perjuicio de la entidad y la aspiración de cambio de los veracruzanos. Va a llover caca para rato, hay que preparar los paraguas.

Cd. Caucel, Yuc.., enero 25 de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Siendo la constante el desencuentro entre información oficial y terca realidad, el optimismo que pretende inocular el presidente Peña en relación a sus panaceas reformistas, se pierde en el vacío. La sociedad mexicana, cansada, frustrada y con cada vez mayores muestras de hartazgo, hace caso omiso del mensaje presidencial, ateniéndose a lo que en su vida cotidiana percibe: un gobierno fallido, incapaz de dar respuestas congruentes y eficaces en el combate a la inseguridad, pobreza, desigualdad y pérdida de expectativas de progreso para las nuevas generaciones.

En su mensaje de año nuevo el Sr. Peña afirmó que el 2014 sería de eficacia y resultados gracias a las reformas ya aprobadas por el Congreso de la Unión. A su regreso del Foro de Davos, se obliga a declarar que los beneficios de las reformas estructurales se irán «cosechando» gradualmente y que la actual generación conocerá de las bondades de las medidas adoptadas por su gobierno. Diluyendo indefinidamente en el tiempo los beneficios que afirmara se verían materializados en el presente año.

La realidad se impone. Hubo necesidad de que el Fondo Monetario Internacional le señalara que los efectos de las reformas no se verían en México en el presente año y que en Davos se le corrigiera mencionándole que sin seguridad no hay avances,  para que modificara el discurso.

La población observa, valora y duda, encontrando en las contradicciones en que incurre la administración pública en los tres órdenes de gobierno, razones para resistir a la aventura reformista del presidente Peña.

La no correspondencia entre propósitos de gobierno y rezagos manifiestos en la administración pública para aterrizar las reformas, es evidente. El peso específico de la corrupción e inercia burocrática es mayor que lo deseable explícitamente expuesto en el discurso. Si la sociedad no estaba preparada para asimilar la andanada de reformas presuntamente estructurales, la administración pública en los tres órdenes de gobierno, tampoco; generándose un empantanamiento en la mayor parte del territorio nacional que difícilmente podrá ser superado en el presente año y que se refleja en desacuerdos al interior de la administración y, hacia el exterior, en confrontaciones con diversos sectores de la vida económica y social del país.

En tanto que el deterioro económico y del tejido social, van en crescendo; incrementándose pérdida de confianza y credibilidad en las autoridades y profundizando la brecha entre sociedad civil y la llamada clase política. No hay asideros que permitan confiar en que en el corto y mediano plazo reformas que no tocan en lo más mínimo rezagos estructurales históricos, puedan incidir en mejores condiciones de vida de la mayoría de la población.

Con y sin reformas, fenómenos como desigualdad y pobreza, marcan presente y futuro de un país que no logra encontrar caminos viables para abandonar los terrenos del subdesarrollo y dependencia del exterior. Antes al contrario, tales lastres se agudizan. Los límites entre un gobierno fallido y un Estado fallido se difuminan, pendiendo de un hilo. El estado de derecho como marco de convivencia ya no es suficiente para marcar la diferencia.

El acumulado de pobreza crece y la desigualdad le acompaña. Más del cincuenta por ciento de la población en condiciones de pobreza y más del 60 por ciento de la economía en la informalidad, no auguran nada bueno; con o sin reformas presuntamente estructurales el país va en picada. El deterioro del tejido social es evidente, a la pérdida de valores se agrega la pérdida de expectativas de progreso, haciendo del cumplimiento de la ley letra muerta.

Si el neoliberalismo pretende más sociedad y menos Estado anteponiendo individualismo a solidaridad colectiva, lo está logrando, cada vez es mayor el sentimiento de que frente a la ineficacia del Estado el camino idóneo es rascarse cada quién con sus propias uñas; sobrevivir es el reto, al costo que sea. El surgimiento y expansión de las autodefensas comunitarias frente a la delincuencia, es un grito de alerta. Lo que habría que preguntarse es si la búsqueda de justicia por propia mano es el mejor camino para México.

El régimen político, incapaz de dar respuesta a la demanda social, está en crisis y no se quiere reconocer. Negarse mediáticamente a la realidad que le supera y rebasa, contribuye al deterioro en todos los órdenes de la vida nacional. O se avanza en el sendero del cambio verdadero, dando cauce a la democratización y participación consecuente de la ciudadanía en la toma de decisiones en aquello que le compete, o las reformas peñistas, más que panaceas terminarán como toda medida autoritaria e injusta, en el basurero de la historia. No se quiere entender así y las consecuencias están a la vista. No es posible avanzar sin atender rezagos históricos, afirma el rector de la UNAM, enfatizando en los niveles de desigualdad y pobreza acumulados a lo largo de 500 años; palabras sabias evidenciando el desencuentro y divorcio entre una clase política sorda y ciega y un país que merece un mejor destino.

Hojas que se lleva el viento

Y a propósito de desencuentros, en Veracruz el gobierno fallido a cargo del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa, rebasa los límites de la paciencia de una sociedad lastimada y dolida a la que no se le quiere ver ni escuchar.- Cd. Caucel, Yucatán, enero 27 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

¿Es que acaso en México existen razones de peso para creer y confiar en la política y los políticos?

 Lo más probable es que no. En una mega encuesta en la que al respecto se preguntara a la población adulta de este país, la respuesta sería más que obvia. Política y políticos en México van de la mano, ni en esta ni en estos existen razones válidas para creer en ellos.

 La bien ganada falta de credibilidad es lo que alimenta incertidumbre y ausencia de participación responsable en temas relevantes de la vida nacional. El engaño, simulación y gatopardismo, con su buena dosis de deshonestidad y corrupción, impiden el que los llamados del más alto nivel a la unidad y suma de voluntades, sean en nuestro país cual llamadas a misa.  

El prejuicio va por delante, la duda se impone; en los tiempos que corren, el no creer más en ilusorios espejismos es la constante.

 Nadie está dispuesto, salvo por interés mezquino, a creer a pie juntillas y de primera intención que la política concurre al bien común y que, los políticos, sea cual fuere el color de la camiseta, se expresan con verdad en su monólogo mediático con el que ofertan espejitos y abalorios a la  ciudadanía.

 La duda domina, la especulación y el rumor  le alimenta. El importamadrismo de los más,  termina por hacer de la vida política nacional puñado de tepalcates sin pies ni cabeza.

 Luego entonces, ¿en que se sustentan partidos políticos y sus testaferros para, como dicen, convencer en la calle de la bondad de espuria mercancía profusamente ofertada?

No tienen asidero alguno. El único herramental a su alcance es descaro, cinismo y simulación. No hay de otra. Ni les interesa lo que hombres y mujeres de a pie, piensan y opinan, ni están dispuestos a acatar la voz de las mayorías.

 Es por ello que la ciudadanía confía más en su propio juicio que en toda la parafernalia de que se vale gobierno y partidocracia en su pretensión de convencer. Por sobre la engañosa argumentación de los políticos, se impone la percepción popular, que se alimenta y sustenta muchas de las veces en  frágil  memoria del día a día, pero al fin memoria que deja huella al paso de los tiempos.

 La experiencia cotidiana de cada quién, engarzada a la de los demás, forja así un imaginario popular que deviene en historia vivida, no escrita pero determinante para creer o no creer y también para resistir frente al engaño.

 ¿Por qué entonces hoy si creer?

 ¿Es que acaso en esta ocasión no nos volverán a dar atole con el dedo, al ofrecernos la zanahoria de una prosperidad que nunca llega?

 Son las interrogantes que flotando en la calle, animan a enfrentar con mediana lucidez lo que el ilusionista de Los Pinos nos quiere enjaretar.

La iniciativa del Sr. peña

 La iniciativa de reforma energética, al igual que la educativa, la laboral, o la que pretende erradicar corrupción e impunidad, gozan del mismo espíritu, cambiar para seguir igual, o peor, beneficiando a los menos a costillas de los más.

 ¿Quién o quienes son capaces de convencer de lo contrario?

 He ahí el fracaso anticipado del pretender convencer en la calle de lo que para la ciudadanía carece de veracidad y sustento.

 Ni la política ni los políticos para las mayorías tienen credibilidad y, en este marco, frente a una iniciativa de reforma energética que trae aparejada una singular panacea que resolverá para bien estancamiento y atraso en todos los órdenes,  no es posible esperar del pueblo de México aceptación, consenso y unidad.

 Luego, en un país plural, descalificar a quien frente a la duda piensa diferente, sólo cabe en los propios políticos que, incapaces de aceptar la realidad, se desgarran vestiduras y elevan sus gritos al cielo, condenando a la hoguera a los descreídos que dudando de la bondad del bodrio ofertado, no quieren saber más de espejitos y abalorios.

 Y en este escenario, el nuevo PRI, con sus renovados paradigmas “ideológicos” con la complicidad de peones de la pluma, simula el recurrir en la calle a hombres y mujeres de a pie,  para legitimar lo que por sentido común y patriotismo se rechaza.

 Conociendo de antemano la respuesta, se niegan así a someter a consulta popular la propuesta del alquimista de Los Pinos.

 Con que la mayoría calificada en el Congreso previo acuerdo en el pacto cupular por México la voten, es suficiente. En las Legislaturas locales, por lo consiguiente. Así lo tiene mandatado la democracia representativa que el pueblo ingenuamente se ha dado y hoy secuestrada por la rapaz partidocracia.

 ¿Dónde queda entonces el cacaraqueado convencer en la calle para legitimar lo que en principio carece de legitimidad democrática?

 Lo más seguro, en el anecdotario de la picaresca nacional, como una raya más al tigre, en el ya largo camino andado de la simulación y el gatopardismo de la política y los políticos en México.

 Y, sin embargo, la reforma energética va. Así lo dispone el Sr. Peña y así, en todos sus términos será. ¿O alguien con un palmo de inteligencia va a impedirlo?

 Con perdón de Andrés Manuel López Obrador, cabeza visible de un nuevo liderazgo nacionalista en México, así como de Cuauhtemoc Cárdenas, líder moral del PRD, que convocan a la movilización y consulta popular, y de Marcelo Ebrard que propone hacer efectivo el derecho ciudadano al plebiscito y referéndum, la decisión autoritaria está tomada por el presidente Peña y su partido. No hay argumento jurídico, técnico o de participación popular en contra que valga, por más fundamentados que estos sean.

 La minoría de este país decide y la mayoría acata, bajo esta fórmula autoritaria y antidemocrática, más que ilusorias panaceas, con petróleo o sin petróleo  tendremos más de lo mismo: dinosaurio, corrupción e impunidad para rato acompañando a estancamiento y atraso sin esperanza alguna de bienestar colectivo.

 ¿O alguien en este sufrido país duda de que así sea?

Hojas que se lleva el viento 

No sólo soy yo, ya somos muchos los que no vemos con buenos ojos los desaciertos del Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa que confunde el gobernar para todos, con el hablar y hablar en nombre de todos, ignorando el carácter plural del pueblo que gobierna.  Ni todos los veracruzanos son priístas ni todos comparten la idea de que con el presidente Peña y sus llamadas reformas estructurales México saldrá adelante.

El Veracruz soy yo, de su discurso, más que convencer  lastima.

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 Se complica el esquema de simulación adoptado por el sector salud en Veracruz. La suspensión de prestación de servicios en la red hospitalaria por parte de la empresa privada Finamed, dejó descobijados a los hospitales. Médicos y pacientes informan que tanto  en el Centro de Especialidades Médicas (CEM) en la capital del estado, como en la mayoría de los nosocomios de la entidad se carece del equipamiento idóneo para la prestación de servicios.  Contrario a lo que declaran las autoridades, el sector salud en Veracruz está colapsado y no hay para cuando se recupere, afirman.- Xalapa, Ver., agosto 21 de 2013.

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