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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Pérdida de empleos y deterioro del poder adquisitivo del salario, aunado al clima de violencia criminal e inseguridad, pesan más en el ánimo del colectivo nacional que un escándalo de corrupción y saqueo que simplemente confirma lo que es de todos conocido.

Lo evidente mata especulación. Es tal el deterioro y retroceso que en todos los órdenes acusa Veracruz que el discurso especulativo de una clase política corta de miras, encabezada por el gobernador de la entidad, resulta superfluo frente a la terca realidad. Perdida en dimes y diretes en torno al destino último del saqueador de moda  y sus cómplices, no alcanzan a percibir que más importante y relevante para los veracruzanos es la incertidumbre frente a lo que el futuro nos depara que un pasado que ya se fue, que ya no está más que en el herramental con el que se manipula morbo, ignorancia  y sed de venganza en pro de oscuros intereses.

Pasado ominoso que operando como distractor, cortina de humo que pretende ocultar la terca realidad de desigualdad, pobreza, exclusión e inseguridad que acompañan a una economía que se va a pique y, frente a la cual, la incapacidad de los tres órdenes de gobierno para paliarla, es más que evidente; antes al contrario, auspiciando su profundización la ignoran o se sirven de esta para, en río revuelto, satisfacer intereses particulares o de grupo que atentan contra soberanía e independencia nacionales.

Es por ello que llama la atención el que Don Miguel Ángel Yunes Linares afirme que el “affaire” Duarte de Ochoa es tema de primer orden en la vida nacional, cuando no es así. El seguir dándole vueltas a la noria en torno al ex gobernador de Veracruz y sus presuntos cómplices, incluida esposa y amantes, cuando éste ya está a buen recaudo como “vinculado a proceso”, figura únicamente como prioridad en quien confunde venganza con buen gobierno.

Un escándalo más en suelo patrio de los muchos que empañan la vida de la nación, reflejo, insisto, del agotamiento de un régimen político caduco cuya legitimidad se cuestiona cotidianamente.

Para aquellos medianamente informados y para quienes padecen la precariedad de un salario venido a menos, en la jerarquización de prioridades está puesto el énfasis en el renglón económico. El modelo adoptado por los gobiernos neoliberales se agotó; las reformas estructurales están operando en contra, y la crisis de una economía que no crece no obtiene respuesta positiva por parte de los aprendices de brujo del gobierno central. Pérdida de empleos y deterioro del poder adquisitivo del salario, aunado al clima de violencia criminal e inseguridad, pesan más en el ánimo del colectivo nacional que un escándalo de corrupción y saqueo que simplemente confirma lo que es de todos conocido.

“El país vive una situación generalizada de desesperación…” (Orlando Delgado Selley, La Jornada 27/07/2017)

Los veracruzanos ya no se chupan el dedo. Así que a quién quiere engañar el gobernador de dos años, cuando arremetiendo contra Andrés Manuel López Obrador cuestiona a este por no darle la importancia debida al tema que no le deja dormir, afirmando que el silencio del líder de Morena es silencio cómplice resultante de la “untada” de mano que recibiera de Javier Duarte de Ochoa.

A sabiendas de lo que estaba por recibir de ganar la elección, Yunes Linares, candidato a la gubernatura de dos años, se comprometió a dar la debida atención a tres temas prioritarios: el rescate y reordenación de la administración pública estatal, el rescate de la vida económica de la entidad, y el restablecimiento de la seguridad pública.

A casi ocho meses de gestión, el gobierno de la alternancia se ha desentendido de tales prioridades. La administración con una hacienda pública quebrada y asediada por acreedores es un verdadero desbarajuste; la economía veracruzana en franca recesión agudizando su crisis, y la inseguridad ciudadana es ya pan de todos los días a la par que se incrementa el deterioro social dominando desempleo y pobreza.

Trastocado el orden de prioridades, la persecución y acoso por todos los medios disponibles a los aún presuntos saqueadores de la hacienda pública veracruzana, tienen prevalencia.

La alternancia, sin rumbo ni brújula, en vísperas de una renegociación del TLCAN en la que están en juego los principales renglones de la economía veracruzana, hoy por hoy se da por fallida, mientras el titular del ejecutivo da palos de ciego combatiendo a periodicazos fantasmas del pasado.

“Es la economía…” gobernador, tome nota.

Cd. Caucel, Yuc., 27 de julio de 2017

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Pasada la carnestolenda del 4 de junio y una vez calificada la elección de los 212 alcaldes veracruzanos nuestra aldeana clase política ya está embarcada en el proceso electoral del 2018.  Sin darse tiempo y respiro para entender con espíritu autocrítico la lección de los comicios del 2017, partidos políticos y sus personeros con el triunfalismo de costumbre dan vuelta a la página y a otra cosa mariposa.

Esto en el marco de guerra de lodo en contra de MORENA y López Obrador, enemigo a vencer antes que adversario incómodo al que hay que bajar del caballo antes de llegar al río.

No así en la llamada sociedad civil, ciudadanos de a pie, que continúan debatiendo en torno a lo que aconteciera el pasado domingo 4, privilegiando percepción por sobre reglas escritas y no escritas argumentadas lo mismo por las autoridades electorales que por el gobernador del estado que opta por tapar el sol con un dedo.

El PAN y el PRD en alianza como gobierno de la alternancia y autoridades electorales, dan por sentado que los resultados de la elección están más claros que el agua, considerando improcedentes los reclamos de MORENA y el PRI por presuntos delitos (irregularidades les llaman) y manidos trastupijes, en tanto que en el imaginario colectivo los ciudadanos perciben que una vez más se pasó por encima de la voluntad popular expresada en las urnas; reafirmándose la idea de que no vale la pena votar si desde arriba se persiste en prácticas fraudulentas. Paradójicamente, en este marco, el voto nulo adquiere connotación política deslegitimadora como expresión de rechazo en amplios sectores de la población.

Percepción, en política, mata argumentos legaloides y esto no se quiere entender en las altas esferas del poder, dejando a la libre interpretación de la ciudadanía lo que pudo haber sido y no fue. Agudizándose incredulidad,  desconfianza y vacuna en contra de instituciones y procesos electorales, en detrimento de una democracia representativa ya de por sí secuestrada.

Hasta donde se alcanza a observar, tal percepción tiene sin cuidado a nuestra aldeana clase política, para esta las reglas del juego son inamovibles, cartucheras al cañón quepan o no quepan, lo relevante es lo que sigue, los procesos electorales del 2018. No se alcanza a entender que cada proceso electoral es distinto porque se da en un lugar, un tiempo histórico y un entorno global diferente.

El no hacer un alto en el camino, evaluar con espíritu autocrítico procesos y resultados ignorando la percepción colectiva, profundiza el divorcio entre partidos y ciudadanía, partidos y su estructura de base, arrastrando consigo credibilidad y confianza en las instituciones republicanas en un escenario global en el que el horno no está para bollos.

Tanto ha ido el cántaro al pozo… que la prioridad hoy autoimpuesta puede resultar tiro por la culata para partidos y personeros; la elección del 2018, pudiere revertírseles de continuarse transitando, régimen político y ciudadanía, por caminos divergentes. Y esto va para todo el espectro partidista, ningún instituto político se salva si se antepone triunfalismo sin sustento por sobre el bien común en una realidad más que evidente.

En la elección edilicia ningún partido o coalición contendiente, con sus pírricos triunfos obtuvo el aval mayoritario de los ciudadanos (o aspirantes a serlo) que les legitime; todos sin excepción representan a minorías segmentadas y dispersas. Habida cuenta también de que tanto el PAN como el PRI de haberse presentado solos y no en coalición, aún mayor sería su descalabro y carencia de legitimidad democrática.

La gente lo percibe y en la calle lo debate. Ignorando incluso a una prensa que se niega a si misma negándose a ver más allá de su ombligo, uncida como está a la ya manida costumbre del triunfalismo sin sustento de la llamada clase política y al interés coyuntural de la supervivencia; caja de resonancia de personeros partidistas y servidores públicos protagónicos, la mayoría de los medios renuncian a su rol de voceros de la opinión pública prestando oídos sordos a la percepción ciudadana.

Caldo de cultivo, esto último, para fraguar un descalabro mayor en el 2018. No se le podrán pedir peras al olmo cuando al arribo de la elección de gobernador la gente, desde abajo, opte por su propio camino consciente de que en la correlación de fuerzas político-electorales en la entidad,  es la gente, si la gente común, la que tiene mayoría.

 Hojas que se lleva el viento

Acto de congruencia de López Obrador y de MORENA cuando rechazan aliarse con el PRD en el 2018. Este último no figura más como de izquierda electoral en el espectro político, aliado con el PRIAN enlodo a los morenistas en el 2017 y para el 2018, no es de fiar.

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Considerando el clima de guerra sucia que campea en todo el país, no es de extrañarse que los alcaldes veracruzanos recién electos y ajenos al gobierno de la alternancia, pasarán las de Caín transitando por un sendero sembrado de minas. De ahí que en el caso de los postulados por  MORENA, abiertamente rechazados como miembros de pleno derecho del sistema, la prioridad obligada para librarla es desempeñarse con honestidad, eficiencia y rindiendo cuentas con oportunidad y transparencia.

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Con motivo del Día de la Libertad de Expresión, con un propósito eminentemente electorero, el senador Héctor Yunes Landa ofreció a los tundeteclas parte de sus ingresos como legislador para la constitución de un fideicomiso,  llamado este a brindar apoyo a periodistas con problemas económicos. Por su parte, Don Generoso Zúñiga Martínez, alcalde de la capital veracruzana con el mismo motivo y propósito, repartiendo chilaquiles, despensas, reconocimientos y electrodomésticos a periodistas afines, pensando en el futuro se dijo amigo de la prensa.

Como siempre, no falto el colega que expresara que el PRI si sabe salpicar, a diferencia de otros… #$#&#  que se pasan de miserables.

Y ya metidos en el ajo, por enésima ocasión insisto en que los trabajadores de la prensa como dependientes subordinados, así como denuncian y exigen justicia para otros grupos vulnerables, en los mismos términos deberían no sólo denunciar su situación laboral, sino que también organizarse para exigir mejores condiciones de trabajo, salarios remunerativos y aquellas prestaciones sociales que la ley mandata, antes que sumarse a la simulación de los generosos políticos y servidores públicos que, en corto, no tienen pelos en la lengua para calificar a los tundeteclas como “pinches”  limosneros.

Xalapa, Ver., 14 de junio de 2018.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Prometer no empobrece, el cumplir es lo que aniquila, decía la abuela atendiendo a una tan antigua como sabia conseja popular.  En los tiempos que corren, parafraseándola  diría que endeudarse si empobrece, cuando la obligación de pago en tiempo y forma atañe a todos los veracruzanos  y no solamente al gobierno que a ello recurre.

Si bien es cierto que la única salida viable que a la mano tiene el Sr. Yunes Linares para paliar las obligaciones de término del año es contratar más deuda, no puede ni debe dejarse de considerar que tanto el pago oportuno del compromiso contraído como de su servicio, compromete recursos presupuestales futuros que deberían canalizarse a obras y servicios públicos, menguando la capacidad de respuesta gubernamental a las demandas ciudadanas.

Los nuevos adeudos para solventar obligaciones ineludibles de fin de año  serán pagados hasta el último centavo en los dos años de mi mandato, dice el gobernador. Sí, pero no puede ignorarse que estos se suman a la ya cuantiosa deuda pública que para su pago en el corto plazo como a lo largo de los próximos 30 años, repercuten en el presupuesto de egresos en una cuantía tal que,  en términos prácticos,  afectan a todos los veracruzanos privándoles tanto de obras  como de servicios de calidad demandados.

Luego el endeudarse no es problema de la administración pública sino de más de 8 millones de veracruzanos y los que están por nacer, que tendrán que llevar a cuestas el peso de la deuda. Razón más que suficiente para exigir transparencia e información puntual sobre la aplicación del empréstito ya obtenido en los últimos días como lo exige la bancada de Morena en el Congreso local ya que de no ser así,  el gobernador  dispondrá de un cheque en blanco de manera arbitraria repitiéndose la historia que hoy lamentamos.

Miguel Ángel Yunes Linares se va una vez concluido su mandato, la obligación del pago puntual de la deuda queda gravitando sobre las espaldas de los veracruzanos. Situación que debería ser tomada en cuenta por la representación popular antes que los diputados en los años venideros alcen la mano autorizando más y más empréstitos para solventar hoy, en perjuicio del futuro, obligaciones de pronto pago en una espiral que no tiene para cuando concluir.

A grandes males grandes remedios

Si la abultada administración pública veracruzana padece de un gigantismo que le deja sin respiro, más vale una vez colorado y no cien descolorido. Hay que racionalizar y optimizar el gasto reduciendo el aparato gubernamental al mínimo posible, eliminar duplicidades y organismos innecesarios, aplicando una política de austeridad real y no simulada. No se puede seguir cargando con el costo de contrapartes estatales del gobierno central, cuando en primera y última instancia propósitos, objetivos y metas por alcanzar son los mismos. No más agencias estatales de empleo, ineficientes e ineficaces que resultan altamente  onerosas para los veracruzanos.

Hacer más con menos, elevando la productividad de la administración pública estatal y municipal, sería el compromiso real, aunque ello implique pérdida temporal de empleos y un costo electoral para el partido gobernante. Si en tiempos de crisis la iniciativa privada lo hace para sobrevivir, por qué no la administración pública.

Hojas que se lleva el viento

La estrategia mediática de trato como enemigo al adversario, está en marcha, descalificando desde ya a quienes  se consideran como candidatos  naturales del PRI y de Morena para la sucesión en el 2018. Ya lo habíamos advertido, la guerra sucia no concluyo en junio pasado, esta habrá de prolongarse a lo largo de los dos próximos años. Conforme pasan los días,  texto servidores que desde tiempo atrás están identificados como afines a los pesebres azules y que en la pasada contienda electoral tomaran parte activa en la estrategia tremendista de denuncias, señalamientos e infundios en contra del fidelismo y su caricaturesca extensión duartista para allanarle el camino al Sr. Yunes Linares, no pierden el tiempo,  polarizando a la sociedad cuando lo que se requiere es unidad y consenso.

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Lo señalamos en su oportunidad: no existe correspondencia entre el Plan Veracruzano de desarrollo  y la disponibilidad financiera para implementarlo. El Sr. Yunes Linares lo confirma proponiendo una revisión a fondo del presupuesto de egresos para el 2017. A juicio de quien esto escribe, debería revisarse también el “mapa de la alternancia” elaborado en su momento sobre las rodillas y ajustarlo a la penosa realidad financiera y administrativa que vivirá  el gobierno de Veracruz en los dos próximos años.

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“Flor de un día”, se dice ya de un mini gobierno que en escasos 25 días, está mostrando el cobre. Y si bien aún es muy temprano para juzgar desempeño y cumplimiento tras haberse generado muy altas expectativas de cambio, las tendencias observadas  y no resultados por calificar, apuntan a un nuevo gobierno fallido.

Xalapa, Ver., diciembre 28 de 2016

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J. Enrique Olivera Arce

Vaya dilema para el electorado veracruzano. No votar o de, entre los peores, sufragar por el menos peor. Y no es para menos, el descompuesto proceso electoral que en unos días culminará con la elección del mini gobernador de dos años y el relevo en la Legislatura local, nos coloca a hombres y mujeres de a pie en tal tesitura.

Copados entre dos fuegos, en el medio de una insensata guerra de lodo financiada con recursos públicos, no hay opción válida que soportada en propuestas realistas y viables, permita avizorar la más mínima señal del cambio que los veracruzanos exigen.

Ya en la recta final del proceso, la guerra sucia electoral ahora telefónicamente se traslada a los hogares veracruzanos, que joda. Huérfanos de madre operadores políticos sin distingo de color de camiseta, insensibles no respetan hora ni merecido descanso familiar para trasmitir sus nauseabundos mensajes.

Considerándonos retrasados mentales o bien, los candidatos designados por los partidos políticos están dispuestos a jugarse el todo por el todo para convencer a los votantes potenciales de que no vale la pena perderse el descanso dominical cumpliendo con el deber cívico de sufragar el próximo 5 de junio. Vaya manera de inhibir el voto.

Esto aparejado a una campaña de miedo, filtrando el rumor de posible violencia a lo largo del ejercicio comicial, bajo el supuesto de que a menor número de votos los resultados del sufragio se definirán por el llamado voto duro de partidos y candidatos contendientes. Supuesta estrategia que teóricamente beneficiaría a quienes, cual la marquesa de la historia, saben cómo mover el abanico en menesteres electorales clandestinos históricamente aplicados. Tocaría a la ciudadanía caer o no en el garlito.

Lo cierto es que no se puede dejar en el tintero es el que con justificada razón existe un consenso casi unánime de que Veracruz padece el peor gobernador de su historia, y casi unánime también es que hasta donde se tiene memoria,  nunca se había vivido un proceso electoral tan pedestre, ofensivo y a todas luces  repugnante que sin duda invita al abstencionismo o, en su caso al voto nulo.

Voto duro

Más allá de la lectura de la bola de cristal o la especulación, lo que sí se puede ya establecer como seguro a tres semanas del ejercicio comicial, es que la elección de gobernador se irá a tercios, con muy poca diferencia numérica  entre los tres candidatos punteros y en la que el llamado voto duro o clientelar, poco podrá aportar a la contienda; el clientelismo electoral cada vez es menos tal y al interior de los partidos no existe consenso consolidado respecto a los candidatos postulados de espaldas a las militancias. Correspondiendo al amplio segmento de los indecisos el definir el resultado de la elección.

Empero, no se puede ni debe echarse en saco roto el peso del voto duro de Morena, partido de alcance nacional de nueva creación cuya militancia, seguidores de AMLO  y simpatizantes de vieja data, se enriquece e incrementa tanto por un natural rechazo a las políticas públicas del gobierno federal peñista como por el descontento y hartazgo generado por un gobierno estatal fallido y corrupto. Voto duro  en crescendo que responde más a  posicionamientos ideológicos en el imaginario colectivo que a un pragmatismo coyuntural referido a una elección de orden local dominada por intereses creados; posicionamiento que objetivamente se concreta en un justificado rechazo histórico a todo lo que huela al PRI, al PAN y al PRD, en la lucha social de resistencia frente a reformas neoliberales presuntamente estructurales que privatizadoras y empobrecedoras,  atentan contra la soberanía y patrimonio nacional, el empleo, la educación y salud  pública así como  el bien común.

A la par que cuenta y cuenta mucho en la conformación del voto duro de Morena el descontento y hartazgo en amplios sectores de la sociedad veracruzana frente al abandono infraestructural y productivo, endeudamiento gubernamental,  desempleo,  precarización de las clases medias urbana y rural, así como un ineficiente e ineficaz combate a la delincuencia. El 5 de junio se verá si es tal o el descontento y hartazgo  queda en simple  llamarada de petate.

Pegar donde más duele

Quedaría entonces el hacer de tripas corazón y pegarle a nuestra clase política donde más le duele, derrotándoles en las urnas mediante una copiosa votación asumiendo una actitud responsable, reflexiva, congruente con lo que se está viviendo, que demuestre fehacientemente que la sociedad ha cambiado, que la población se asume más participativa e informada y dispuesta a recuperar para sí la democracia electoral secuestrada. La cita es en las urnas.

Con la elección ya a la vuelta de la esquina, solo queda el asumir que en esta ocasión y dado el clima de rechazo que ha generado el proceso en curso, la ciudadanía sabrá poner freno antes y durante el ejercicio comicial al más que anunciado fraude electoral con el que el gobierno estatal pretende justificarse ante Peña Nieto.

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Pulso crítico 

J. Enrique Olivera Arce

Indudablemente el Sr. Héctor Yunes Landa, senador de la república,  está en pleno derecho a aspirar a la candidatura de su partido para la elección de gobernador de Veracruz. Aunque cuestionado su madrugador proselitismo a expensas de su encargo, y más si para ello destina recursos públicos, cuando menos sin remilgos  ha hecho pública su aspiración. 

Lo que a mi juicio no se vale, es su conmovedora condena al infausto crimen de Ayotzinapa, colgándose con fines electoreros de un suceso que ha merecido no sólo indignación generalizada del pueblo de México, también el calificativo de crimen de Estado o, incluso, el de crimen de lesa humanidad en el concierto internacional. 

Y peor aún, el que exprese su beneplácito porque “… el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, haya ordenado al gabinete de seguridad acelerar los trabajos para dar con los responsables de este inhumano episodio y se les aplique todo el peso de la ley.”, cuando es del dominio público que la respuesta presidencial al condenable crimen en contra de jóvenes normalistas, ha sido no solamente tardía, también solapadora de las autoridades locales y, en general, expresión hipócrita de un régimen político nacional corrupto, por decir lo menos, que en su obsolescencia no oculta su miedo a ser rebasado por la movilización social. 

No se puede y muchos menos se debe, ser juez y parte. Para quienes tienen memoria,  la descomposición social que hoy acusa Guerrero son polvos de aquellos lodos, la “guerra sucia” de aniquilamiento de la oposición emprendida por el PRI-gobierno en esa entidad federativa”.  

Si lo que pretende es ganar adeptos, inclinando la opinión pública veracruzana a su favor, ensalzando el quehacer presidencial en este y en otros casos poco afortunados del Sr. Peña Nieto, estimo el tiro habrá de salirle por la culata. Nadie en sus cabales espera justicia pronta, expedita y transparente en relación al episodio de Ayotzinapa, cuando todo indica que el crimen quedará impune y, de encontrarse culpables, estos serán chivos expiatorios y seguramente, vinculados a la delincuencia organizada,  para así lavar la imagen política,  hoy manchada, de los tres órdenes de gobierno en el estado de Guerrero. 

Más cuando al paso de los días, el crimen perpetrado en la ciudad de Iguala ya es objeto de jaloneos partidistas, pretendiéndose capitalizarle con fines electorales.  

Así las cosas, el Sr. senador más que convencer con su indignación, desgarre de vestiduras e identificación con el Sr. Peña exigiendo justicia, lo que logra es rechazo a su persona y al partido que representa. Empero, es de justicia reconocer que en Veracruz es el único priísta de renombre que ha salido en defensa del presidente de México en relación al crimen de Ayotzinapa; a diferencia de otros encumbrados que están a la espera de que se asienten las aguas. De algo le habrá de servir en sus afanes por gobernar a la entidad, aunque es de dudarse, ya que lo que a nivel nacional e internacional se juzga como crimen de Estado, anida en la percepción popular como tal y eso, en el circo electoral pesa y pesa mucho, percepción es política.  Tiempo al tiempo. 

Hojas que se lleva el viento 

Y vuelve la burra al trigo… Una vez más la ingenuidad política en unos y el interés poco claro de otros, pone sobre la mesa de las especulaciones la posibilidad de una alianza en Veracruz entre el PAN y el PRD con vías al proceso electoral en marcha y los que siguen, pretendiendo ignorar que con alianza o sin esta, con candidatos propios o independientes,  llevan las de perder frente al dueño de las canicas que ya tiene presuntamente definido el resultado de los comicios venideros. Así como también pretenden ignorar que en un juego limpio, el adversario a vencer no es el partido tricolor y sus marionetas, sino el ampliamente conocido “candigato” que en la mayoría de una población dominada por la indignación y el hartazgo, no se quiere saber nada de los profesionales de la política y los partidos que representan. 

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Pian pianito, La estadística de las visitas a la bitácora que en  wordpress.com se archivan los maquinazos de quien esto escribe, rebasó  ya el nada despreciable número de 154,000, por lo que desde estas líneas expreso mi agradecimiento a los internautas que me siguen.  

Cd. Caucel, Yucatán., octubre 15 de 2014.

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J. Enrique Olivera Arce

“El gobierno ya no puede ignorar la contradicción que existe entre el país pujante, moderno y en movimiento que se presenta al mundo, y el endeble Estado de Derecho que padece México de manera cotidiana”, CIDAC

Finalizando el mes próximo pasado escribí sobre la contradicción de un presidente de México que pretendiendo ganarse un lugar como estadista en el concierto internacional, en lo interno da palos de ciego mientras el país se le escurre entre los dedos.

De acuerdo a los últimos acontecimientos ampliamente difundidos por la prensa nacional e internacional, algo hay de eso, confirmando una percepción que gana consenso: el fracaso de Peña Nieto y sus reformas.

Señalaba que “Incongruencia tras incongruencia, el México cotidiano de millones de mexicanos no se corresponde con el México que el Sr. Peña Nieto pretende conducir a lo que el, los poderes fácticos, y sus círculos cercanos conciben como modernidad…”

La realidad lo confirma en el abigarrado mosaico nacional. La criminal masacre de normalistas en Iguala, Gro., y la ola de inconformidad y protesta que tal suceso provocara a lo largo y ancho del país, habla por sí de la existencia de dos Méxicos, el que el Sr Peña nos quiere vender con sus reformas presuntamente estructurales y el real que arrastra históricamente el peso de un subdesarrollo estructural no superado que se intenta suprimir por decreto y con una buena dosis de autoritarismo ciego.

Si. El México que llegando tarde a un neoliberalismo trasnochado se ofrece al mundo como paradigma de transformación, cambio y apertura a la modernidad, y el México bronco y profundo que, en medio de exclusión, desigualdad y la pobreza, exhibe las llagas abiertas de un subdesarrollo agravado por una constante de corrupción e impunidad que le corroe hasta los huesos.

Dos Méxicos que siendo contrarios entre sí, se entrelazan, alimentan y retroalimentan conformando como unidad indisoluble la realidad real de un país que no aprende de la historia.

El dos de octubre del 68 y el 26 de septiembre de 2014, marcan de manera indeleble el peso específico de una carga histórica de autoritarismo y violencia de Estado, en un México que secuestrado por los más oscuros intereses de un régimen político que se niega a sí mismo como instrumento de cambio y transformación, se regodea auspiciando inmovilidad y retroceso.

La contradicción se agudiza. El régimen político caduco ya no le es funcional al Estado mexicano; el subsistema de partidos políticos ya no da más ni ofrece muestras de renovarse. Entre el descrédito público, grosero pragmatismo y representación simulada, los partidos políticos nacionales y locales no cumplen ya con la función que la sociedad les asigna.

A los afanes “modernizadores” del presidente de México que exigen limpieza étnica y social para avanzar en la consolidación del modelo neoliberal de crecimiento que propone, la realidad real, la del México profundo, se le opone mostrando el puño cerrado de un pueblo que retomando memoria histórica, se organiza, moviliza y no cede en la defensa de soberanía nacional, territorio y derechos individuales y sociales conquistados a lo largo del tiempo.

Y en este proceso e agudización de contradicciones y crisis recurrentes de la vida económica, social y política, aún falta mucho por hacer para enderezar la nave, lo mismo trátese de imponer el modelo neoliberal en todas las regiones y sectores del país, que para frenar y dar para atrás a éste propósito. Los dos Méxicos, empantanados y confrontados, de seguir así las cosas habrán de vivir las páginas más ominosas de la historia moderna del país.

El PRI gobierno en su penuria moral no cejará en su intento de imponer el pensamiento único y la resistencia y protesta social irá en crescendo. Lo que hoy lamentamos calificándolo como crimen de Estado, es apenas la punta del iceberg de un Estado-Nación que en su deterioro y pérdida de rumbo cierto, todo cambia para seguir igual.

El vacío de poder y con ello la pérdida de control político y gobernanza, se hace presente en diversas regiones del país. El mismo Sr. Peña lo califica como un fenómeno grave que hay que detener, llamando a los gobernadores a cerrar filas en el fortalecimiento de las instituciones republicanas. No me lo dejen sólo, es el grito de auxilio del aprendiz de brujo, mientras el deterioro del tejido institucional y social avanza y se cuela como la humedad a todos los rincones del país.

Lo más grave es que como resultado de la agudización de las contradicciones, se derive hacia el camino de estériles luchas intestinas. Esperamos que no sea así, nadie desea en México una balcanización al estilo de Europa oriental. ¿O sí?… La interrogante queda en el aire.

Hojas que se lleva el viento

Y mientras el país decide si va al baile a invitación de las muchachas, en Veracruz su gobernador montado en la cresta del arco iris, se preocupa y ocupa del como librarse de los que “escupen para arriba”, sin la más mínima consciencia de que él es el problema.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La situación que vive México va de mal en peor. Estancamiento económico, desempleo, economía informal, pobreza creciente y desigualdad galopante, acompañados de una percepción cada vez más amplia de inseguridad y deterioro del estado de derecho y tejido social, son ya pan de cada día en la mayor parte del país. A ello habría que sumar la pérdida de credibilidad en los tres órdenes de gobierno y el rechazo al proyecto neoliberal de desarrollo que impulsado desde Los Pinos, ni aterriza ni convence a las mayorías.

Esta realidad ya inocultable, choca frontalmente con los esfuerzos del Sr. Peña Nieto por encontrarle la punta al mecate en el necesario equilibrio entre política interna y política exterior. Perdido como está en el entramado de contradicciones de un país subdesarrollado y sus aspiraciones de estadista de primer mundo a encontrar un lugar destacado para México en el globalizado concierto internacional, opone a la realidad real el sueño de una realidad virtual que no pasa del oropel mediático que le ubica como cancerbero de traspatio de los intereses norteamericanos..

Incongruencia tras incongruencia, el México cotidiano de millones de mexicanos no se corresponde con el México que el Sr. Peña Nieto pretende conducir a lo que el, los poderes fácticos, y sus círculos cercanos conciben como modernidad.

Perdido en el embrollo, sin la menor idea de cómo conjugar lo deseable con lo posible, a la par que se vanagloria del papel que en política exterior le asigna el expansivo gobierno de Barack Obama, en lo interno la paranoia domina, recurriéndose a los palos de ciego en políticas públicas; así como a los palos que, en lo social, literalmente hablando, aplica en contra de quienes en el marco de la pluralidad oponiéndose en los hechos al pensamiento único, no comulgan con la visión modernizadora de Los Pinos.

Para estos últimos, la criminalización de sus actos legítimos; llámense pueblos originarios, campesinos en defensa de agua y territorio, o movimientos precaristas surgidos de una clase media empobrecida, en obvia contraposición a los acuerdos y tratados internacionales sobre derechos humanos, laborales y sociales signados por México.

En el diseño y aplicación de las reformas con las que en el terreno jurídico se consolida el proyecto neoliberal auspiciado por los gobiernos del PRI y del PAN desde hace más de tres décadas, no se consideró tanto el carácter desigual regional y sectorial del México real, como el peso específico de la inercia de una administración pública ineficiente y corrupta a la que le corresponde la responsabilidad de operar desde el gobierno el cambio deseado.

Combinados, estos factores dan al traste con la pretensión de modernidad a partir de las reformas mal llamadas estructurales. La ausencia de unidad de propósitos, visión y de esfuerzo compartido, son nugatorios, estorbando más que coadyuvar en los objetivos que persigue el régimen peñanietista.

Es en este complejo escenario en el que negándose la oscuridad de la casa, cual candil de la calle se pretende uncir a México a las aventuras militaristas con la que, bajo el amparo de las banderas de la ONU, las grandes potencias en un nuevo reparto del mundo pretenden aliviar la crisis económico financiera que distorsiona y frena la razón sistémica del capitalismo

Confrontando la política interna con la exterior en un acto coyuntural que niega la experiencia acumulada en materia de relaciones internacionales, el gobierno federal conducido por el priísmo caduco, compromete al Estado mexicano ya no sólo en sus aspiraciones de futuro, también en el presente con todos los riesgos que implica el meter activamente la nariz en conflictos ajenos.

Para justificar tan ominoso paso, se aclara que la participación de México en las zonas de conflicto, tendrá carácter humanitario en auxilio de las poblaciones afectadas por guerras absurdas, saqueo de recursos naturales y super explotación de la fuerza laboral, cuando en lo interno el humanitarismo del régimen brillando por su ausencia genera más estancamiento económico, mayor retroceso en las libertades sociales, así como desencanto y frustración de millones de mexicanos cuyo horizonte de vida no va más allá de pobreza y desigualdad.

Una incongruencia más del régimen y su partidocracia y una contradicción más en un país condenado a no salir del subdesarrollo. Así como también un paso más en el proceso histórico de dependencia y sometimiento a los intereses norteamericanos.

O se está con el gobierno de Obama o se está en contra, he ahí el dilema en el que Peña Nieto pretende construir castillos en el aire.

Hojas que se lleva el viento

Cada pueblo tiene el gobierno que merece. Sólo así se explica el que la sociedad veracruzana aplauda y justifique la supresión de derechos individuales y sociales en la entidad en aras de la comodidad de una presunta mejora en la vialidad y movilidad urbana, sin parar mientes en que el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa pretende curarse en salud, evitando molestas manifestaciones de protesta durante la celebración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, promulgando una ley de tránsito que obligara a los movimientos sociales a pedir permiso previo a la autoridad para expresarse en la vía pública. El aquí no pasa nada, será ratificado por decreto con la anuencia y aval de la propia sociedad ofendida.

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El 68 para los viejos no se olvida. Para los jóvenes, lección de compromiso para las nuevas generaciones en el largo proceso de búsqueda de cambio, transformación y progreso democrático compartido. La juventud masacrada por el PRI-gobierno no se sacrificó en vano.

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

  • “Guerra sucia”

Corriendo la cuenta regresiva, el alcalde xalapeño se desentiende de la problemática más aguda que padece la capital veracruzana, evadiéndola y lavándose las manos dejando en manos de los gobiernos federal y estatal atención y y búsqueda de soluciones, por no ser de la competencia de la comuna una pronta y positiva respuesta. 

Seguridad pública, movilidad y vialidad, infraestructura urbana, limpia pública, transporte público, ambulantaje y caos en tianguis y mercados, entre otros, percibiéndose por la población como problemas no resueltos y de urgente atención, son el escenario local que en unas cuantas semanas servirá de marco a “los mejores Juegos Centroamericanos y del Caribe”. 

No hay suficientes recursos para paliar la situación, se insiste. Son más los problemas heredados y los que se acumulan en el presente, que la capacidad para hacerles frente con eficiencia y eficacia, pero si se cuenta con recursos de sobra para la promoción mediática de imagen del ya no tan joven Américo Zúñiga. 

A falta de resultados relevantes, imagen mediática, es el camino que a sí mismo se ha trazado.

Estando ya el evento deportivo a la vuelta de la esquina, es curioso el hecho de la poca o prácticamente nula involucración y entusiasmo de la sociedad civil, en unos Juegos que no logran su propósito distractor de alejar de la mente de los xalapeños una problemática hoy por hoy insoluble que requiriendo respuestas integrales, no acepta más parches. 

Todo mundo es consciente, menos la autoridad municipal, que el centro histórico de Xalapa, capital veracruzana, está diseñado para el tránsito de peatones y carretas, y no para un flujo vehicular de la magnitud que hoy registra la ciudad. El centro histórico, corazón de la capital siendo un verdadero nudo gordiano, colapsado afecta al resto de la mancha urbana. No obstante las recomendaciones de expertos extranjeros, movilidad y vialidad a lo largo y ancho del municipio exigen cirugía mayor y no más remedios caseros. En medio del desorden urbano, la inseguridad pública lejos de abatirse registra incrementos preocupantes, sustentado una percepción que deviene en malestar y protesta. 

También se es consciente de que la comuna de Xalapa se encuentra entre la espada y la pared. Por un lado presionada por la opinión pública y, por el otro, la necesidad política de no contravenir lo que para un gobernador responsable de una administración pública estatal fallida, es prioridad mediática. Sin embargo, ello no justifica el pésimo desempeño de un alcalde que a sabiendas de las limitaciones a que se enfrentaría, prometió más de lo que hoy ofrece como resultados. 

El tiempo se acorta, la cuenta regresiva se acelera y la capital veracruzana sin respuestas que satisfagan su calidad de sede de un evento deportivo de interés si no mundial, cuando menos sí para los países centroamericanos y del Caribe. Lástima, la oportunidad de cambio y transformación con la sola designación de la capital como sede del evento, se pierde en medio de la demagogia, la grilla electoral y el hartazgo ciudadano. Xalapa seguirá siendo la peor dotada como capital estatal en la región sur sureste del país. Y a otra cosa mariposa… 

Hojas que se lleva el viento 

Apenas el miércoles pasado comentamos que se percibe un enfrentamiento entre el México de siempre, y el que pretende construir el actual régimen a partir de las reformas “estructurales” aprobadas por el Congreso de la Unión a instancias presidenciales. Las últimas noticias en el ámbito nacional lo confirman; el campesinado con su abandono, atraso y permanente deterioro así como los pueblos originarios con sus usos y costumbres,  estorban en el pretendido paso a la próspera modernidad.  

No siendo suficiente el asistencialismo oficial -hoy bajo la denominación de “Prospera”- para saciarles su hambre y mantenerles al margen,  también en paralelo se recrudece la fórmula del viejo régimen priísta de represión y, su corolario, la satanización y criminalización mediática, de todo movimiento social contestatario que atente contra el pensamiento único a que invita el Sr. peña Nieto convocando a la concordia entre diferentes, en torno a su proyecto de modelo de país.

La escalada de la guerra y la violencia institucional ya no tan silenciosa del régimen contra los pueblos originarios, contra los campesinos que defienden historia, tierra y territorio, así como contra los activistas que desde la clase media urbana se suman a la protesta y resistencia, está a la orden del día ocupando lugar destacado en la prensa no oficialista. Mexicanos enfrentados a otros mexicanos en pro y en contra de la modernidad neoliberal en un México contra México, en el marco del regreso del PRI a Los Pinos. 

Si no ayudan no estorben, es la consigna con la que se pretende justificar una nueva etapa de guerra sucia en México, en la que a la exclusión y despojo material y espiritual del “nuevo régimen” contra los olvidados de siempre, se suma la inseguridad pública creciente, en un país sin rumbo que transita al garete sin destino cierto.

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Veracruz no necesita de la gendarmería nacional, con nuestros propios recursos basta para mantener el clima de seguridad y certeza jurídica que priva en la entidad, dice su gobernador a los veracruzanos. En este marco el secretario de seguridad pública valida el uso de palos y machetes para la autodefensa de la integridad física y bienes materiales de la población. Buen retorno a la edad de las cavernas en el Veracruz de aquí no pasa nada. 

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Ha llegado el momento en que el exceso de presencia en los medios ya ni perjudica ni beneficia a los senadores priístas en su intención de alcanzar la gubernatura de Veracruz. Identificados con la traición a México, fuera del círculo estrecho de la clase política profesional y texto servidores a modo que esperan la oportunidad de llevar agua a su molino, nadie los pela. Y menos si llaman a celebrar con alegría un aniversario más de la independencia de un México que no logrando romper las ignominiosas cadenas del subdesarrollo,  la sumisión y dependencia, vende hoy soberanía, territorio y recursos nacionales al mejor postor.- Cd. Caucel, Yuc., septiembre 16 de 2014.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En medio del tendero público de trapos sucios, las campañas de proselitismo de partidos y candidatos transitan sin pena ni gloria en territorio veracruzano. Mientras éstos cubiertos de un manto de simulación ofrecen y prometen, un sector importante del electorado circula en sentido contrario, expresando  malestar y rechazo.

Lo que se percibe en el entorno mediático de un régimen político en franca descomposición, no es nada halagüeño. Es más lo que hay que reclamar y condenar que lo que pudiera tener de positivo en el imaginario popular el ofertar más de lo mismo.

Sin embargo, en tal escenario, una elección no es cualquier cosa. El elegir a la representación popular y a quien habrá de gobernar el municipio, lleva de por medio algo más que expectativas y esperanzas, confianza en el futuro ó la otra cara de la moneda, frustración, desanimo, desconfianza y pérdida de credibilidad en las instituciones, también ofrece la oportunidad para el electorado de refrendar la reivindicación de larga data de la democratización de la vida política y social.

Luego no es tarea fácil tomar una decisión sensata frente a las urnas ni conveniente el simplemente descalificar y darle la espalda a un proceso electoral amañado, desaseado y pedestre, en el que lo que cuenta es el número de votos y no la calidad de candidatos en contienda. El no ejercer el derecho al voto, implica renuncia tácita y flagrante a la lucha permanente por hacer de la vida en democracia marco propicio para alcanzar mayores niveles de libertad y bienestar individual y colectivo.

Contra desconfianza y rechazo, la decisión de no ceder terreno en los logros históricamente conquistados, obliga a sufragar. Los resultados de la elección, con antelación previstos, es otro cantar, un nuevo reto al que enfrentar en el largo camino de la construcción de democracia y ciudadanía. Llegará el momento en el que la auténtica correlación de fuerzas políticas, expresada en la conciencia y voluntad popular, conduzca al rescate de lo que hoy se nos tiene secuestrado.

Es por ello que vale la pena echar un ligero vistazo, ya no a partidos y candidatos, propuestas y promesas de campaña, sino al comportamiento de quienes con su voto a la par que materializan la defensa del sufragio libre, hacen o no hacen suyo el ejercicio de un derecho universal plasmado en nuestra Carta Magna, como es el de votar y ser votado como sustento de un gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo. Soberanía popular hoy en manos de una representación espuria y servidores públicos que le dan la espalda a los electores.

Como en botica, hay de todo. No obstante y por lo que se refiere específicamente a la capital veracruzana, me llama la atención la confusión de los presuntos electores frente a los candidatos. Unos piden, esperando que de lo alto caiga el maná que les permita ratificar o incrementar status personal y familiar, anteponiendo el interés egoísta, personal o de grupo, a un solidario anhelo por hacer de nuestra ciudad un lugar digno para vivir y formar a nuestros hijos. Sin parar mientes que con ello hacen factible el que para la clase política sea más útil y redituable comprar votos que convencer.

Otros, con mayor conciencia y conocimiento, con visión de largo aliento exigen respuestas claras y contundentes a la problemática cotidiana de una ciudad víctima del atraso y abandono y, porqué no, también del saqueo de aquellos que dando la espalda a sus conciudadanos, se han enriquecido a costa del futuro del municipio y su cabecera.

Entre el pedir y exigir media una gran distancia en términos democráticos. El que pide se conforma con lo que le den, el que exige contribuye a la construcción de ciudadanía y al fortalecimiento de la democracia.

Para nuestro infortunio, quienes lejos de pedir exigen, es una minoría. Quizá por ello es que corrupción, impunidad y simulación salen triunfantes en las urnas.

La indiferencia es otro patrón de conducta frente a una elección. No son pocos los que optan por quedarse en casita a disfrutar el enajenante transcurrir de las horas frente  al televisor; ni les va ni les viene, con su presunto rechazo a la política, cómodamente aceptan lo que le dan, ni se benefician ni benefician a los demás, sino todo lo contrario. Son estos los que alimentan con su indiferencia el dejar hacer, dejar pasar, fortaleciendo a una clase política parasitaria que ofreciendo y no cumpliendo, vive y medra al amparo del silencio cómplice del indiferente.

Es la condición humana, muchos afirman, la que determina la conducta a seguir por cada quién frente a una elección. Cada cabeza es un mundo, dicen otros, a lo que yo agregaría  que cada bolsillo es un universo. Entre el tener o no tener para satisfacer necesidades básicas, nos da la diferencia. Lo grave del asunto es que tanto los que piden, los que exigen y los indiferentes, no dejan de ser considerados por la clase política como un mal necesario, utilitario accesorio en la pugna por el poder.

El resultado electoral iguala a los desiguales, otorgando parejo a unos y otros el más de lo mismo que se opone a un cambio auténtico que posibilite desandar el camino, rescatar y avanzar por un nuevo sendero que asegure el bienestar colectivo. Con la salvedad de que son más los excluidos de los beneficios que la minoría que se despacha con la cuchara grande en la mesa de los vencedores.

Ya los estudiosos se tomarán el tiempo para una disección precisa de votantes y ciudadanos frente a una elección. Baste entonces concluir que partidos, candidatos y medios de comunicación, les resulta más redituable el poner el énfasis en destacar virtudes y confrontar limitaciones de los contendientes en campaña, que tratar de escuchar, conocer y entender a quienes habrán de emitir su voto.  De ahí las sorpresas.

Hojas que se lleva el viento

Patético el esfuerzo de los muy contados medios informativos impresos y electrónicos que aún insisten en tapar el sol con un dedo, pretendiendo ocultar que es el antipriísmo el que anima a la sociedad veracruzana en la actual contienda electoral. Solos en la brega, desde sus “ocho columnas”, gacetillas cartones y columnas periodísticas ponen su mejor empeño para denostar a los adversarios políticos del tricolor y sus comparsas, bordando en un vacío que ya no tiene retorno. Se respeta y se justifica, es su negocio en el marco del libre mercado, pero no por ello son dignos del aplauso ciudadano cuando cotidianamente ponen más leña al fuego en el cochinero de la guerra sucia que enloda a Veracruz.

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La revista «Semblanza» de la periodista, Virginia Durán Campollo, festejará su séptimo aniversario el próximo miércoles 19 de junio, a las 18 horas, en el Centro Recreativo Xalapeño. Nuestras felicitaciones a Vicky, sostener una publicación contra viento y marea no es tarea fácil.

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Agradecemos a los enanos del tapanco su interés por sacar de la red de redes al semanario pulsocritico.com. Con sus travesuras de aprendiz de brujo, se incrementa simpatía, aprecio y comprensión de nuestros amables lectores para un modesto medio independiente y sin fines de lucro.- Xalapa, Ver., junio 16 de 2013.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Ya en la recta final de un proceso electoral de lo más atípico,  las campañas de los aspirantes a la presidencia de la República concluyen con los cierres regionales. Por  lo que se refiere a propuestas y promesas están agotadas. Todo quedó en encuestas, slogans, generalidades y proyección mediática de imagen. En los últimos diez días no hemos escuchado nada que abone a enriquecer lo ofertado por los cuatro presidenciables.

 La percepción que se tiene es que las campañas como tales concluyen degenerando en dimes y diretes, descalificaciones con o sin sustento y, vale la pena señalarlo, en el sospechosismo en torno a las malas artes de lo que se ha dado en llamar “ingeniería electoral” de los partidos en contienda.

 Ahora, a escasos 7 días de la elección, el balón ya no está en manos de los candidatos, sus estrategas de campaña tienen hoy la batuta valiéndose de sus mejores armas de mercadotecnia política en el último tramo, bien para reafirmar ante la opinión pública que en un mundo de ganadores los perdedores no tienen cabida, bien para convencer de que en el castillo de la pureza democrática ya no es viable la opacidad y el fraude electoral.

 Sin embargo, a mi juicio este último intento por convencer al electorado de la autenticidad de la distancia que separa en las preferencias a uno u otro candidato conlleva, de manera no explícita, la intención lo mismo de parte de los estrategas del PRI que del PAN de construir un falso escenario mediático sobre las consecuencias del día después de la elección, caso de que el candidato del Movimiento Progresista sea derrotado en las urnas o resulte triunfador en la contienda. Manipulando a la opinión pública para desde ya sembrar una vez más  la semilla de odio en torno al reciclado “peligro para México”.

 Así, el énfasis mediático ya no esta puesto en el triunfo inobjetable de Enrique Peña Nieto o Vázquez Mota ó en lo que estos ofertan en el mercado electoral. Siendo ya prácticamente inamovible el voto duro de todos los partidos en contienda, la tónica de campaña ha dado un vuelco y ahora la estrategia tanto del PRI como del PAN es “jugar con el miedo” en la mente de los llamados “indecisos”, creando el enigma del día siguiente a las elecciones.

 Estrategia a la defensiva ésta última, curándose en salud tanto el PRI como el PAN por lo que pudiera suceder, pero enfocada a inhibir el voto a favor de Andrés Manuel López Obrador. Apuntando todo el potencial mediático con que aún cuentan, y algo más,  a la descalificación de las llamadas izquierdas, con Andrés Manuel a la cabeza tratando de sembrar “dudas razonables” entre los indecisos. Para ello pone a prueba a éste segmento ciudadano, ofreciéndole en bandeja de plata la opción de aceptar o rechazar al candidato de Movimiento Progresista por ser este un riesgo para la estabilidad nacional y un peligro para la seguridad de las familias. ¿Qué pasará si López Obrador no acepta la derrota en las urnas si desde ahora por anticipado anuncia un nuevo fraude electoral? ¿Qué pasará en México si la ciudadanía se equivoca y concede el triunfo a un enemigo de las instituciones democráticas? Es el enigma del miedo que ponen en la mente de los “indecisos” menos informados, más vulnerables a la manipulación,  bajo el supuesto de que estos también votan.

 El montaje mediático del día siguiente, indudablemente impacta con éxito en este segmento de los indecisos. Se escucha entre los que menos tienen decir que con el gobierno del político tabasqueño perderían sus magras propiedades, su empleo o los beneficios que hoy obtienen de los programas asistencialistas. Dejándose seducir por el canto de las sirenas mientras reciben despensas, utilitarios estrenando gorras y camisetas, si creían en la palabra de López Obrador, hoy dudan; el enigma está en su mente condicionando la intención del voto. Pero son los menos quienes repiten mecánicamente el mensaje subliminal que en su mente siembran quienes se oponen al triunfo de López Obrador. Lo que estaría por verse es si al jugar con  la capacidad de pensar y discernir de la gente, ello no se les revierte a los estrategas del PRI o del PAN frente a las urnas. Son más los que razonan que los que se dejan llevar por un manipuleo mediático que día a día pierde credibilidad.

 México está harto de violencia e inseguridad; pero también la ciudadanía es más madura, está mejor informada, más participativa, no se puede jugar a la ligera con la siembra de viento sin cosechar tempestades. El país ya es otro, eso deben entender tanto el PRI como el PAN. El peso específico de una nueva correlación de fuerzas políticas contrarresta mentiras que califican nuevamente al ex jefe de gobierno de la ciudad de México como “un peligro para México”; quien se valga de estos infundios para inducir el voto ó bien para violentar la voluntad popular, debe tener por seguro que saldrá raspado.

 Para las mayorías el enigma sembrado debe darse por resuelto. López Obrador podría no ser el mejor candidato deseado para responder a la actual coyuntura de un país en crisis, pero tampoco en el imaginario popular es el león autoritario y perverso como lo pintan sus detractores. Ni es un peligro para México ni su gobierno, de resultar triunfador en la elección pondrá al país patas arriba. Simplemente es el lider que México reclama.

 Estoy seguro que el electorado con madurez asimilará los resultados de la elección y, al día siguiente, a seguir en la cotidiana búsqueda de la chuleta, eufemismo con el que se disimula la lucha por la supervivencia en un país marcado por la desigualdad y la pobreza.

 Hojas que se lleva el viento

 Menudo enredo divide al priísmo veracruzano en vísperas de la elección. Ante la ausencia de un auténtico liderazgo del PRI en la entidad José Murat, ex gobernador de Oaxaca y cabeza visible del gobernador Duarte de Ochoa en el proceso electoral, no es aceptado por los integrantes del gabinete duartista encargados de la promoción del voto, tampoco por Erick Lagos, presidente del CDE y por Jorge Carvallo, coordinador de la campaña de Peña Nieto en la entidad. A su vez, el dirigente estatal no se entiende con Carvallo y, este último, no es bien visto por quien desde el quinto piso de la torre Ánimas administra los dineros para la campaña como tampoco por los aspirantes al senado. Haga su pronóstico estimado lector.

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 De que no lo quieren, no lo quieren en la capital veracruzana, pero Reynaldo Escobar Pérez no ceja en su intento de ganar la diputación por el distrito “Xalapa urbano”, cueste lo que cueste. Tan no lo quieren que ya le cuestionan el que esté jubilado por el IPE con ingresos superiores a los 85 mil pesos mensuales en una demarcación electoral en el que la población trabajadora apenas percibe dos salarios mínimos por jornadas de  8 o más horas de trabajo. Y eso que la mayoría no conoce de sus fastuosas residencias y ranchitos.

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 El abanderado del PRI a la presidencia de la República dice que “En democracia no cabe anticipar fraudes”. Los xalapeños pensamos diferente, sospechando que Fidel Herrera dejó una muy arraigada escuela en eso de comprar conciencias y voluntades entre la población más desprotegida. La burra no era arisca, no olvidamos que el filósofo de Nopaltepec en épocas electorales afirmaba que “En política lo que se compra con dinero es barato”. Aguas señores mapaches, el horno no está para bollos.- Xalapa; Ver., Junio 23 de 2012

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