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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

En mis maquinazos he insistido en que a estas alturas no tiene ya ningún caso tratar de enmendarle la plana al Sr. Duarte de Ochoa, lo mismo con críticas fundadas, denuncias, señalamientos, e incluso, con chistoretes de mal gusto y pedestres majaderías. Como gobernador fallido, escudado en la impunidad, todo lo que haga o deje de hacer está contaminado de origen y, por tanto, resultaría irrelevante para una sociedad agraviada y dolida que ya no espera nada bueno de la actual administración pública veracruzana.

No obstante, no se puede hacer de lado que aún falta un año escaso para el cambio de estafeta y que, en ese lapso, es prácticamente impredecible cuanto daño más podría infringirle a Veracruz. Luego no puede uno permanecer indiferente o ajeno a las patadas de ahogado que, en su impotencia y desesperación por salir incólume del hartazgo y reclamo generalizado, apuntan en todas direcciones.

Bastaría con hacer un recuento del alcance de los daños que al pueblo veracruzano infringiera en menos de 30 días, para entender que la enfermiza y perversa conducta de Javier Duarte aún da para más, lo mismo si es de motu propio que acelerado por factores externos a su insano entendimiento.

Si todo parara en sus desplantes de triunfalismo sin sustento, o en sus barbaridades reactivas expresadas en las conferencias tempraneras de los lunes, como la última, en la que afirmara que el problema de Veracruz no es de economía sino de liquidez, no habría razón para ocuparse o preocuparse en el resto de tiempo que queda de su mandato. Empero, lo grave y se constituye en amenaza latente, es que se cree lo que piensa, dice y entiende de su entorno. Una alucinación fuera de lugar podría derivar en mayores descalabros para Veracruz. Luego la prioridad debería girar en torno al cómo frenarle antes de que sea demasiado tarde.

No obstante, en honor a la verdad en un esfuerzo de objetividad y congruencia se debería considerar que la crisis generalizada por la que atraviesa Veracruz, no únicamente gira en torno a un pésimo gobierno estatal. Factores diversos que están fuera de la orbita de la administración pública veracruzana pesan, influyen y determinan el curso de los acontecimientos. Ante la falta de previsión en el país, tanto de la crisis de un mundo globalizado como de su expresión neoliberal en México, sustentada en un proyecto de nación rapaz y empobrecedor, tienen que ver incidiendo lo mismo en la economía que en el deterioro de la vida política y social de la entidad. Poco se puede hacer desde las esferas del poder formal para paliar los efectos negativos de un entorno mundial y nacional cuya crisis lejos de atemperarse se profundiza. Realidad real que al no entenderse y mucho menos considerarse en las tareas de gobierno, conduce a los palos de ciego que tunden a la población en su conjunto.

La sucesión

Y es en este marco referencial que formalmente está por iniciar el proceso de sucesión encaminado a materializar el absurdo del gobierno de dos años. Proceso ya de sí descarrilado en el que ante el obvio vacío de poder, se imponen intereses electoreros que nada tienen que ver con la búsqueda de soluciones congruentes y realistas para el rescate de lo que hoy por hoy es un tiradero. Confrontación de intereses que pudieran derivar en actos violentos que pusieran en riesgo tanto el frágil y cuestionado estado de derecho como el enrarecido clima de la inseguridad en la entidad.

Si esto último es así, el evitar desaguisados fuera de orden, correspondería a los partidos políticos, haciendo contrapeso a todo intento del aún gobernante por imponer el candidato a sucederle en su intención de dar libre curso al proyecto transexenal que, en el 2009, me tomara la libertad de calificarle en mis maquinazos como “proyecto de la dinastía Herrera-Borunda”.

Lo que habría que preguntarse es si los partidos políticos en contienda, lo mismo en su ámbito local o nacional, están en condiciones de asumir su papel de contrapeso, tomando el toro por los cuernos y exigiéndole al Sr. Duarte un fuera manos del proceso electoral en puerta. Lo cual, a la luz de su comportamiento en el tema de la deuda pública y su presunta reestructuración, resulta harto difícil considerar como viable. Partidos y aspirantes a candidatos, aún no están convencidos de que la última palabra en el proceso de sucesión está fuera del alcance del fallido gobernador y más por temor que por convicción, optan por el dejar hacer dejar pasar antes que hacerse acreedores a una de las tantas patadas de ahogado del Sr. Duarte.

Lo extraordinario del caso es que en tanto no se resuelva el tema de la sucesión, economía estatal y finanzas públicas sigan el curso inexorable de su proceso de deterioro y descomposición, agravándose un estado de cosas ya insostenible para la gran familia veracruzana que sí, efectivamente, pudiere devenir en una escalada más en el enrarecido clima de vulnerabilidad del estado de derecho e inseguridad pública, si al margen de los partidos políticos la ciudadanía toma cartas en el asunto para hacer valer sus expectativas de cambio y transformación de la terca realidad veracruzana. Así que aguas, más vale prevenir que lamentar.

Hojas que se lleva el viento.

La vida política en la entidad está polarizándose, al interior del PRI y lo mismo al interior de toda la partidocracia. En el PRI como resultante del autoritarismo del dirigente estatal que exigiendo a contracorriente respeto al gobernador, desprecia a las corrientes mayoritarias de la militancia que respaldan a los senadores Yunes Zorrilla y Yunes Landa para darle cabida al continuismo fidelista. Y lo mismo en el resto de los partidos en contienda cuya militancia se divide entre los que de buena fe aceptan las directrices de sus dirigencias y, los que por sus intereses en juego se les oponen. Todos contra todos mientras a Veracruz se lo llevan al baile las muchachas.

Y, por lo pronto, la mayoría que no milita en ningún partido, como buen mirón de palo, solo observa indiferente como se negocia su destino.

Xalapa, Ver., noviembre 3 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Como si en efecto nada alterara la buena marcha del país, la llamada clase política nacional profundiza su distanciamiento con el resto de la sociedad, aferrándose al “aquí no pasa nada” cuando todo indica que si pasa y pasa con extrema gravedad.

Quién no reconoce estar enfermo se niega a sí mismo la oportunidad de encontrar alivio y cura a su padecimiento, verdad de Perogrullo que no viaja en las alforjas de políticos y funcionarios públicos a todos los niveles que, en el no pasa nada, justifican lo mismo gris desempeño que la más absoluta indiferencia ante lo crítico de la situación que aqueja a un país cuyo deterioro económico y social es más que evidente.

La autocomplacencia les ciega a la par que fortalece su optimismo en un triunfalismo sin sustento, convencidos del poder de una mentira que, de tanto repetirse, consideran verdad inobjetable, ajenos a la metástasis que erosiona la salud de la nación.

En éstos descansa la vida política de México; a ellos nos debemos cual mirón de palo en la construcción de un edificio de oropel, soportado por falsos cimientos hundidos en el lodo de la corrupción impune.

Las voces de alerta y manifestaciones de descontento, hartazgo y rechazo de las mayorías de un pueblo ofendido y lastimado, para ellos, políticos y funcionarios públicos en la cúspide de la pirámide, es irrelevante; lo que resiste apoya, dicen y, bajo esta falsa premisa, más se empecinan en proclamar a los cuatro vientos, con tambores y fanfarrias que aquí no pasa nada, el enfermo es el de enfrente que no cuenta con reformas estructurales panacea.

Ciegos y sordos ante el clamor popular, criminalizan la protesta disidente. Su verdad es la de todos, salvo para aquellos que confunden prosperidad con el desastre. A estos últimos, desprecio por orates o ignorantes.

Compañeras de camino que no de destino, minorías que entienden por buen gobierno al salpique generoso, dejando hacer dejando pasar, con la cabeza oculta bajo la arena se suman al estruendo del discurso de las élites; tampoco ven, no escuchan, salvo el tintinear en el bolsillo de las 30 monedas pago del silencio compartido. Con estas y para estas se gobierna, su voto en calidad y cantidad es suficiente como base social de apoyo, para “legitimar” más saqueo, más corrupción y más impunidad en el tobogán del ignominioso aquí no pasa nada.

Políticos y funcionarios públicos, en la cima del “pinche poder”, parafraseando al delincuente impune, autocomplacientes en estas minorías sustentan su perpetuidad, ajenos al clamor de un pueblo para el que nada es eterno, salvo la incesante búsqueda de libertad para todos.

Hojas que se lleva el viento

Ni uno ni dos, ya son los tres senadores veracruzanos, José Yunes, Héctor Yunes y Fernando Yunes, los que están desbarrancando el proyecto transexenal “Herrera-Burunda” que impulsa el Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa en nuestra próspera aldea. El tema no es sólo electoral, el gobernador de Veracruz al ser descalificado por lo más representativo de la llamada clase política veracruzana, está a un pie de tirar el arpa. Perdió la escasa autoridad moral y política, así como el control sobre las diversas fuerzas político-electorales con que contaba en su afán de imponer el proyecto fraguado por Fidel Herrera Beltrán. De paso, medios informativos oficialistas y texto servidores se encuentran más que descobijados ante la evolución de la “rebelión en la granja”; habiendo perdido credibilidad y prestigio ya no encuentran la manera de enmendar la plana.

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Si percepción es política, en esta debería sustentarse el quehacer partidista encaminado a la elección de junio próximo. Más no es así, todos los partidos políticos confiados en que nada ha cambiado, construyen candidaturas a su real entender y conveniencia. Todo es permisible en tanto se respeten las reglas del juego que ellos mismos se han dado. Es el acceso al poder por el poder mismo lo que les mueve, ajenos a lo que la gente piensa y califica ya no sólo de su actuación y desempeño, también de un proceso electoral amañado en el que los propios partidos, sin nada que les distinga entre sí, son juez y parte en el reparto del pastel.

Y en esas andamos… Hombres y mujeres de a pie en la disyuntiva ya no de sufragar a favor del menos peor, sino de votar o no votar, confiando más que ingenuamente en que el castigo justificado y merecido está en las urnas y no en el día a día participando, exigiendo y construyendo ciudadanía como primer paso en el rescate de la democracia secuestrada. Organización desde abajo es la tarea; paciencia virtuosa confiando en el nosotros sin olvidar que sufragar es un derecho que se consolida en su ejercicio.

Si para la clase política se nos tiene tomada la medida y en ello confía, voltear la tortilla es el camino. No permitamos más simulación y engaño, ni compra de votos y conciencias ni confianza en más promesas incumplidas. Que en las urnas quede constancia del desencanto y hartazgo, saliendo todos a votar con plena conciencia de que en la participación responsable queda inscrito el ya basta que nos mueve a resistir.- Cd. Caucel, Yuic., enero 18 de 2015.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

 Terribles oscuridades asolan nuestras cabezas, una terrible amnesia nos envuelve a todos, nos intentan criar dando lo presente como bueno, el futuro de injusticia como mejor y el pasado que ellos quieren y que les interesa. Foro por la memoria

 Si para Josefina Vázquez Mota el vacío en el estadio azul fue el principio de su caída, para Enrique Peña Nieto su confrontación con los jóvenes alumnos de la Universidad Iberoamericana ¿será su Waterloo?

 El inesperado resultado de la participación del candidato del PRI-PVEM a la presidencia de la República en el foro “Buen ciudadano Ibero “, confirma que la carga histórica que arrastra el mexiquense constituye el principal Talón de Aquiles del PRI y sus candidatos. Bastó que un grupo de jóvenes universitarios trajeran al presente hechos del pasado que se resisten al olvido, para que a nivel nacional el escándalo fuera mayúsculo sacudiendo los presuntos puntos de ventaja que le atribuyen al Sr. Peña. No son pocos los ciudadanos que se oponen a la manipulación, el engaño y la simulación; las encuestas dejaran de ser relevantes como inductores de preferencia electoral.

 Como si no fuera suficiente con el traspiés del Sr. Peña en la Universidad Iberoamericana, el desgarre de vestiduras y la insinuación de Pedro Joaquín Coldwell de que la repulsa fuera premeditado “complot” orquestado por los seguidores de López Obrador, “sospechosismo” del que se hicieran eco no pocos medios de comunicación, lectores de noticias y comentaristas orgánicos, fue la puntilla. Los operadores cibernéticos al servicio del candidato presidencial fueron incapaces de modificar la tendencia virtual opositora al ex gobernador de Edomex, que en las redes sociales prendiera como pólvora para hacerse extensiva geométricamente al mundo real.

 De aquí para adelante, sea cual fuere la estrategia a seguir, Peña Nieto no podrá desprenderse ni de su carga histórica ni mucho menos de la opinión que sobre su persona y candidatura anida ya en varios millones de mexicanos, especialmente de una juventud a la que se le colgara irresponsablemente  la etiqueta de intolerante, manipulable e incapaz de discernir con claridad lo que a México conviene.

 En este marco de referencia, es de llamar la atención el parloteo inconsecuente y  oportunista de Héctor Yunes landa, candidato priísta a senador por Veracruz, quien en defensa de Enrique Peña Nieto blande el hacha manifestando en su último artículo publicado bajo el título “Incapacidad para el diálogo o manipulación, que la repulsa al mexiquense fue, ni más ni menos, que “un aberrante acto de intolerancia y cerrazón”, abundando en que no obstante no existir pruebas rotundas “algo igualmente grave puede estar en el trasfondo de ese hecho, si como se sospecha por algunos indicios, la agresividad contra Peña Nieto fue un acto artificial, una acción inducida de manipulación de los universitarios”

 Saber cuando hablar y cuando guardar silencio no es su fuerte, exhibiéndose como un gamberro de la política cuando el aspirante a senador se hace eco de la artificiosa construcción mediática de un “complot” en contra del candidato  a la presidencia de la República, elevando al Sr. Peña a la calidad de “mártir” crucificado apenas por un puñado de jóvenes estudiantes.

 Actitud de defensor de oficio por cierto asumida por el ex presidente estatal del PRI desde el inicio de su campaña; faltándole inteligencia y sensibilidad política para entender que en  una sociedad plural cabe todo, incluso la intolerancia y cerrazón.

 No, no lo percibe ni lo entiende acostumbrado a descalificar a priori lo que con su corta visión contempla como “moros con tranchete”. Si el enemigo de siempre no es Miguel Ángel Yunes Linares y su estirpe, lo será Felipe Calderón Hinojosa y Josefina Vázquez Mota y, mañana, un Andrés Manuel López Obrador que buscando la revancha avanza a paso firme en suelo veracruzano.

 Lejos está de entender que un senador representa en la Cámara alta sentimiento e intereses de todos sus coterráneos, no solamente a los dóciles y bien portados de su partido.

 Más leña a la hoguera agrega Yunes landa en un debate nacional en el que el centro lo ocupan los fantasmas de Peña Nieto. No sólo arremete en contra de un grupo estudiantil, golpea sin misericordia alguna a la juventud estudiosa de México que no comparte la misma visión del aspirante a senador ni está dispuesta ya a dialogar en una mesa de sordos, no por incapacidad sino acaso porque el priísmo maniqueo, agotado en la mayor parte del país ya no tiene nada nuevo que aportar.

 Hojas que se lleva el viento

 Se quiera o no, en estos tiempos que corren el lamentable accidente carretero que en Campeche cobrara la vida de un trabajador de Pemex, habrá de politizarse. En día y hora laborable 1,600 obreros de la paraestatal petrolera en 21 autobuses fueron acarreados por el sindicato a un acto proselitista de Enrique Peña Nieto. Una raya más al tigre en la corrupta relación entre la burocracia sindical, el PRI y PEMEX, empresa del Estado mexicano al borde de la quiebra como resultado del saqueo de que sigue siendo objeto.- Mérida, Yuc., 16 de Mayo de 2012

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