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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Elecciones en VeracruzEn el justo medio del cochinero electoral en Veracruz, parece que hay consenso en la percepción.. El responsable del fracaso de la política jarocha, desfonde de los partidos políticos y pérdida de credibilidad en el proceso electoral en marcha, así como el torpedeo tanto al llamado pacto por México como la cruzada del Sr. peña contra el hambre, es uno solo.

El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa sólo es una víctima propicia más en el juego; Miguel Ángel Yunes Linares un pésimo actor al que la prensa infló y sus adversarios sobreestimaron y, no podía faltar el respetable que, desde los tendidos, ve desfilar farsa y actores cual mirón de palo.

Si, aunque de manera tardía, lo que a sotto voce se murmuraba en todos los círculos políticos terminó por imponerse, dándose el consenso. El único responsable del total desbarajuste en la prospera entidad es, ni más ni menos, que el megalómano Dr. por la Universidad Veracruzana y ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.

Se le pasó la mano tejiendo fino y moviendo la cuna, valiéndose de la lealtad de su ahijado y discípulo así como de la servidumbre de sus fieles allegados incrustados tanto en la administración pública estatal como en lo que resta de los partidos políticos. Pero todo tiene un límite, en casa del jabonero el que no cae resbala.

El pensar que con Fidel tenían todas consigo, ensoberbeció a noveles y chuchas cuereras del priísmo jarocho, soberbia, prepotencia y desconocimiento  de la nueva realidad que vive el país les llevó a derrapar.

El dinero no lo es todo, más que Fidel asegurara que en política todo lo que se compra con dinero es barato. También se requiere inteligencia para guardar las formas, tacto y respeto para con el adversario y un desarrollado olfato político para percibir que en el gobierno que inicia Peña Nieto, lo obligado era ocultar la basura bajo alfombra.

Fidel se confió y con el sus beneficiarios, incluyendo al Sr. Dr. Duarte de Ochoa Todo y todos estaban comprados, salvo la botarga que ellos mismos crearan. Miguel Ángel Yunes Linares levantó la cobija destapando la cloaca y el cuetón les trono bajo los pies, exhibiendo corrupción, sí, pero también una ingenuidad política que les llevara a creer a pie juntillas que por sobre los intereses y propósitos del nuevo presidente de la república, en el virreinato simulación e impunidad  seguiría siendo la constante.

Fidel, ignorado por el Sr. Peña, lanzó la piedra para hacerse valer, escondiendo burdamente la mano. Hoy está exhibido.

Si la investigación de la La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) cristaliza porque así convenga al presidente, Salvador Manzur, ahora ex secretario de finanzas del gobierno de Veracruz, se lleva entre las patas al ex gobernador y, de paso, a su compadre, el todavía gobernador.

Si no es así, baste la condena pública. No podía taparse el sol con un dedo, el derrape resultó fenomenal, el proyecto transexenal de la Fidelidad está tronado.

De telenovela y sin derechos exclusivos para el duopolio televisivo. Lo grave es que, como siempre, el respetable desde los tendidos es quien paga los platos rotos. Veracruz en el ojo del huracán saldrá perdiendo. Por lo pronto, si alguien confiaba en la elección de julio próximo con un dejo de esperanza, el proceso para la vida democrática de los veracruzanos está perdido y, con el, un tiempo precioso.

De todos los partidos políticos en la contienda, de todos los candidatos a diputados locales y alcaldes, no se hace uno. En medio de los bacinicazos se votará, si acaso por los menos peores, si es que los hay.

Recomponer el escenario, tiempo perdido, ya lo afirmamos en maquinazo anterior, el mal está hecho y con el los resultados de una elección espuria, así insista en lo contrario el Sr. Dr. Duarte de Ochoa, clamando en el desierto por un clima de limpieza, transparencia, legalidad, confianza y  unidad,  simple espejismo ante sus ojos para una ciudadanía lastimada que se da por burlada y ofendida.

¿Y el hambre de millones de veracruzanos? Ahí queda. La enfermedad del PRI es genética, está en su naturaleza. El huevo estará más caro que los votos  pero con Veracruz adelante, lo que sobran son aquellos huevos tan azules de la fábula.

Hojas que se lleva el viento

No todo está perdido. Álef / Libera el Conocimiento, revista digital de divulgación de la ciencia, la tecnología y el arte cumple su primer año. Desde estas líneas nuestro reconocimiento a sus hacedores, Sandra Isabel Jiménez Mateos y Marco Antonio Aguirre Rodríguez que con su plausible y denodado esfuerzo muestran a propios y extraños que por encima de eso que llaman política jarocha,  está el el compromiso de los veracruzanos con su historia y su destino.- Cd. Caucel, Yuc., mayo 8 de 2013.

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Fabiola Martínez y Alonso Urrutia / La Jornada

Coincidentes de forma unánime en desechar todos y cada uno de los argumentos del Movimiento Progresista en su demanda de invalidar la elección presidencial, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) censuraron a la coalición demandante por la aportación de pruebas calificadas, con matices, de insuficientes, infundadas, inoperantes, genéricas e imprecisas.

Aunque la sesión sólo fue para resolver el último juicio de inconformidad contra los comicios presidenciales, el magistrado Salvador Nava Gomar se adelantó a los plazos y enfatizó que  de aprobarse el proyecto México tiene ya un presidente electo, Enrique Peña Nieto.

De manera unánime condenaron los alegatos de la coalición de izquierdas; sus diferencias radicaron en los énfasis. Las pruebas no hacen prueba, soltó Flavio Galván; son pruebas secundarias, periféricas, sin relación con la demanda, secundó Pedro Penagos. Partieron de premisas equivocadas, coincidieron Alejandro Luna Ramos y María del Carmen Alanís.

 

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La esgrima mediática en relación a la elección presidencial llegó a su clímax. Nada que se agregue a lo expuesto por las partes interesadas modifica el bajísimo nivel en que los partidos políticos han colocado a la incipiente y balbuceante democracia de este país. La supuesta fiesta cívica a decir de unos y el presunto fraude en la percepción de otros, devino ya en un “Thriller” de barandilla en el que la ciudadanía hace las veces de simple espectador.

El imperio de la ley está a prueba y la impartición de justicia, ya de sí cuestionada, rehén de un régimen político cuyo único asidero es la corrupción y la impunidad en un escenario en el que el chisme, dimes y diretes al interior de una humilde vecindad decimonónica, se queda corta. Principios y valores éticos brillan por su ausencia, el objetivo es la toma del poder por el poder mismo,  a cualquier costo.

El sufragio, chueco o derecho, como única instancia para que la ciudadanía se exprese en libertad, perdió su connotación democrática; es hoy el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y su puñado de magistrados, quienes de manera inobjetable decidirán el futuro de la Nación respaldados por una legislación a modo, diseñada, aprobada y avalada por todos los partidos políticos en la que se sigue contemplando a la ciudadanía como menor de edad sin derecho “legítimo” a voz y voto en los altos designios  de los jueces.

Paradójico. En tanto se promueven los juicios orales en la impartición de justicia, en materia electoral la voz del ciudadano no tiene cabida. En un país de papel como lo es México, los papeles hablan y deciden por sí, dando soporte legalista y subjetivo a la libre interpretación por parte de los juzgadores que, con orejeras que les impiden observar el contexto social en el que actúan, sustentan sus sentencias.  La ciudadanía ofendida, víctima indefensa sólo ve y escucha tras la puerta del tribunal lo que en justicia le compete.

Las más que obvias irregularidades de la que se presume democrática, limpia y transparente elección, serán desechadas en la resolución del máximo tribunal en materia electoral; la corrupción evidente quedará  impune y la presidencia de la república (con minúsculas) entregada al mejor postor. Don dinero es el amo sistémico; legal o ilegal no puede ni debe someterse a juicio, en su libre circulación reside su legitimidad. A ello debemos atenernos.La sentencia está dictada de antemano. Gana quien más dinero apuesta, lo demás es lo de menos en el ánimo de magistrados designados a modo e interés de los partidos políticos.

La mala política arrastra al resto, confirmándose cotidianamente la paulatina pero constante descomposición de la sociedad mexicana. El deterioro del tejido social deja huellas indelebles en todos los ámbitos de la vida nacional, sin visos viables de respuestas congruentes y eficaces para frenarle.

No se juzga la elección fallida. Es la democracia quien espera la picota, en nombre de un estado de derecho que tiempo ha que hace agua en este país democráticamente bananero. A tal extremo hemos llegado.

¿Es que acaso podría esperarse otra cosa?

Hojas que se lleva el viento

Aunque usted no lo crea estimado lector, pero las entidades federativas con mayor peso específico en la industria sin chimeneas son las que menos hacen ostentación mediática de su situación. Lejos de asumirse triunfalistas simplemente trabajan para hacer del renglón turístico su gallina de los huevos de oro. Naturalmente Veracruz no figura entre estas, de ahí su constante presumir de lo que no tiene.

Por cierto, si no logramos remontar el turismo de jícama y horchata, en otros renglones de la vida económica veracruzana estamos igual o peor que en la industria sin chimeneas. Leo que muchos afirman que con la reordenación de la plantilla de los altos mandos de la administración pública veracruzana se abre un nuevo ciclo de bonanza para la entidad, aplaudiendo el acierto del gobernador por el quitar y poner de funcionarios, sin parar mientes en que el problema mayúsculo de ineficiencia e ineficacia gubernamental no reside en los empleados, sino en quien les paga. El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa desde los inicios de su administración no ha sabido dar rumbo cierto a Veracruz. Cual aprendiz de brujo todo lo que emprende sale mal, aunque con el auxilio mediático propale lo contrario.

Y espérese, Ante la proximidad de la amenaza de la quinta tormenta tropical de la temporada en el Atlántico, el gobierno del estado ya afina los instrumentos para hincarle el diente al FONDEN. Agenda obligada que se repite año con año sin que se tomen medidas eficaces para paliar con acierto el vendaval. Los jodidos de siempre pretexto para extender la mano en busca de un auxilio federal en metálico que nunca llega a las manos de quien lo necesita.  ..

¿Ya se entero estimado lector que Veracruz es potencia mundial en atletismo?

Mérida, Yuc., agosto 5 del 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

2012 quedará señalado en la historia de México como el año de la miseria moral de un régimen político caduco y corrupto que marcha de espaldas a la historia.

El cómputo distrital de la elección confirma el triunfo de Enrique Peña Nieto en la elección presidencial.  Ello debería bastar para dar vuelta a la página. No obstante y con la salvedad de que aún falta solventar la etapa de impugnaciones para que se le expida constancia de mayoría al mexiquense, son más los que protestan que los que festejan, percibiéndose un clima de incertidumbre igual o más complejo que el que se viviera en el 2006 con el apretado triunfo de Calderón Hinojosa avalado por el PRI.

Dimes y diretes van y vienen,  más sin embargo las evidencias confirman en el imaginario popular la sospecha si no de un fraude, cuando menos de un proceso electoral carente de pulcritud y apego a la norma legal, que deja a la ciudadanía un amargo sabor de boca,  abriéndose la puerta a conflictivos sucesos post electorales.

Las reglas del juego son claras, en la guerra como en el amor todo se vale, cuanto más en nuestra incipiente democracia tan afanosamente vulnerada. Este es el mensaje que el régimen político prevaleciente nos trasmite conforme se van acumulando elementos probatorios de que, si no legalmente aceptados si hablan de un burdo escamoteo  más de la voluntad ciudadana, así como de un evidente desprecio a la inteligencia de la mayoría de los mexicanos.

A estas alturas ya no es creíble para nadie que la elección del pasado domingo primero de julio fuera la más limpia y transparente de la historia, como afirma el Instituto Federal Electoral (IFE). Tampoco son creíbles los resultados de los comicios.

La duda supera a la legalidad y certeza de la elección, así como al exceso de triunfalismo anticipado de Enrique Peña Nieto y los partidos que le postularan como candidato a la presidencia de la república. Se exacerba la desconfianza y enojo en millones que confiaran en la fuerza del voto como instrumento de cambio. El sospechosismo tiende a generalizarse poniéndose en duda la legitimidad del proceso electoral y, de paso, a la actuación del “arbitro” de la contienda.

En la democracia a la mexicana de hoy se gana o se pierde por un voto, aun cuando el ganador de la contienda no alcance el 50 % más uno del total de los sufragios emitidos. En eso se está de acuerdo, no hay de otra, más no en que se gane a la mala, reviviéndose las viejas prácticas antidemocráticas presuntamente superadas.

“El PRI nunca pierde y, cuando pierde arrebata”, se decía en mis años mozos. Hoy, ostensiblemente perdió y arrebató con la connivencia de la mayoría de los gobernadores priístas y el disimulo del IFE. Siendo paradigmática la masiva compra de votos. No pasó nada, la impunidad se impuso venciendo a la buena fe de un electorado que hoy rumia su impotencia e indignación.

El triunfo del abanderado priísta es irreversible. Así debemos entenderlo conforme a derecho. La anulación de una elección presidencial en México no se concibe. Habría que preguntarse entonces si para el imaginario popular frente a un triunfo mal habido, lo es también dejar atrás rechazo, frustración e indignación  Si conforme a las reglas del juego electoral para el IFE y el TRIFE el triunfo de Peña Nieto es legal, para la ciudadanía una vez más como en el 2006 la elección se juzga  ilegítima y espuria.

Ganó México, rezan anuncios espectaculares sembrados por el PRI en todo el territorio nacional. Para la gran mayoría de los ciudadanos, por el contrario,  una vez más pierde la institucionalidad republicana. Lejos de avanzar en la construcción de una auténtica democracia representativa, la elección del pasado domingo anuncia singular retroceso. México pierde al iniciarse una nueva etapa de polarización maniquea y desencuentros entre diferentes, de la que no se puede culpar al candidato de las llamadas izquierdas; el partido tricolor y su verde satélite presuntamente ecologista, arrebataron sin decoro alguno. A estos la ciudadanía juzga como responsables al darse por burlada con el “madruguete”, avalado por la mayoría de los medios de comunicación y la propia primera autoridad del país.

¿Quién parará la ola de indignación que anima a una mayoría respetable de ciudadanos a lo largo y ancho del país?. Si la primera autoridad ya antes del cómputo oficial diera por sentado que se tenía un ganador en la persona de Enrique Peña Nieto. Si Calderón Hinojosa perdió su oportunidad de amansar las aguas hoy revueltas, quién o que autoridad dará cauce al justificado enojo. Eh ahí la incógnita que se percibe en el aire. Las marchas de protesta crecen y se multiplican con el riesgo de radicalizarse, no hay consenso nacional en torno a los resultados evidentemente ilegítimos. Peña Nieto asumiéndose ya como presidente electo y los partidos que le postularan permitiéndolo, ocupan lugar prominente en el banquillo de los acusados. No pueden ser juez y parte para acallar la protesta.

México salió perdiendo no porque López Obrador y su movimiento ciudadano sean los derrotados. Ya sabrán estos levantarse de entre las cenizas.

A diferencia de elecciones anteriores la participación ciudadana en las urnas alcanzó más del 65 por ciento del padrón electoral. La participación de un  electorado confiado en la fuerza de su voto venció al abstencionismo pero, justo es decirlo, terminó perdiendo una vez más frente a la corrupción y  criminal prostitución de conciencias y voluntades entre aquellos que menos tienen. La inducción perversa y la compra masiva del voto, quedarán impunes como marca indeleble de lo que para la democracia pudo haber sido y no fue.

Hojas que se lleva el viento

En nuestra próspera aldea del aquí no pasa nada, para algunos que desde el closet no movieron un dedo a favor de López Obrador, hoy se lamentan y juzgan como equívoca su candidatura responsabilizando de la derrota de las sedicentes izquierdas al político tabasqueño. Hubiera sido diferente con Marcelo Ebrard como candidato, dicen. A estos les digo: Si el PRI hubiera postulado a Manlio Fabio Beltrones, otro gallo cantaría a los tricolores. Parafraseando al escritor Rafael Junquera Maldonado, si el presente también es pasado, este no deja de ser un pasado que no tiene regreso. Lo hecho, hecho está y eso es lo que cuenta aunque las apariencias digan lo contrario.

En mi tránsito hacia el sureste,  pude observar ostentosos espectaculares del PRI con la leyenda “Ganó Veracruz”. Curioso consuelo en una entidad federativa en la que los números oficiales del IFE apuntan que en la elección presidencial los veracruzanos dieron el triunfo en las urnas a la candidata del PAN. Entendible, no hay que olvidar que el primer priísta de Veracruz, el que manda, dicen, no alcanza a ver más allá de su ombligo; entretenido como está jugando su propia batalla virtual en el Nintendo no se enteró que en su ciudad natal ganó Josefina

Arribo a Yucatán, entidad en la que la política  se cocina diferente guardándose una prudente distancia con la federación, encontrándome a un pueblo en su mayoría satisfecho con los resultados electorales locales. Con el voto diferenciado ganó el PRI la gubernatura y el PAN la alcaldía de Mérida, ciudad de la paz que con sus municipios conurbados aloja aproximadamente al 50% de la población yucateca. Habrá un sano equilibrio político-administrativo con beneficios en lo económico y social para todos, me aseguran.-  Mérida, Yuc., Julio 7 del 2012.

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J. Enrique Olivera Arce

“Señor, si me quitas el éxito déjame fuerza para triunfar del fracaso”: Mahatma Gandi

¡¡Te lo dije!! Me escribe un buen amigo, advirtiendo que “si Ebrard hubiera sido el candidato de las llamadas izquierdas, Peña Nieto no gana la elección”.

El hubiera no existe en política. El candidato fue Andrés Manuel y a ello debemos atenernos. Sin embargo la expresión de mi amigo da tema para la reflexión en torno a una situación que me llamara poderosamente la atención y que dejara asentado en mi artículo publicado el 22 de abril bajo el título “Andrés Manuel baila con las más feas. No hay de otra”. El político tabasqueño ha sido postulado por la coalición integrada por el PRD y las morrallas denominadas Partido del Trabajo y Movimiento ciudadano. Institutos electorales que en el marco de una partidocracia rampante y un régimen político obsoleto y corrupto, carecen de autoridad ideológica, moral y política para ser considerados como de izquierda. Una y otra vez señalé que estos partidos políticos más que aportar a la campaña electoral de López Obrador, constituían una pesada loza sobre las espaldas del candidato presidencial.

López Obrador superó los 15 millones de votos legítimos a pesar de, y no por el trabajo político desarrollado por la cúpula partidista de la Coalición “Movimiento Progresista”. Los candidatos al Senado y Cámara baja en su gran mayoría cartuchos quemados impopulares impuestos por “los chuchos” de ello dan constancia. El resultado aún en trámite de la elección confirma tal percepción.

Se jugo en la cancha de la partidocracia conforme a sus reglas y sus prácticas antidemocráticas. Luego nadie puede darse por sorprendido ante la cada vez mayor evidencia de escamoteos de la voluntad popular a lo largo y ancho del país. No obstante, gracias al Movimiento de Regeneración Nacional, “Morena”, en el que participan millones de ciudadanos convencidos de la necesidad de un cambio verdadero, irregularidades aparte de un proceso electoral inequitativo y amañado, Andrés Manuel llegó hasta donde le permitieron llegar. Hoy la decisión final y el futuro de México está en manos del “arbitro” y del Tribunal Federal Electoral, así es el juego. Los partidos postulantes de la llamada izquierda electoral ganan perdiendo.

“Morena”  trabajó intensamente a ras del suelo, en la calle, en las aulas, en el taller, en el surco, en el hogar, siempre confiando con voluntad de triunfo en el liderazgo del político tabasqueño. Jóvenes y no tan jóvenes se pusieron la camiseta y, contra la corriente y contra la estructura partidista de la coalición dominada por las tribus perredistas y sus corruptas y oportunistas dirigencias, sacaron adelante la campaña presidencial. De eso no tengo la menor duda.

Andrés Manuel cometió errores, no se puede negar. Pero así como se equivocó confiando en las estructuras partidistas coaligadas, fue certero al sustentar su campaña en “Morena”. Fue la ciudadanía organizada y movilizada la que le impulsó para cuesta arriba dejar atrás a Josefina Vázquez Mota y alcanzar a Peña Nieto. Con este impulso López Obrador gana en su propósito democratizador al lograr movilizar a más de 15 millones de mexicanos en pos de la esperanza democrática. La ciudadanía salió a la calle y con su voto manifestó su voluntad de cambio. Si hoy se pierde la elección, no fue en vano. La ciudadanía con su participación activa gano terreno y experiencia en la búsqueda de un camino más amplio para avanzar el  rescate de la voluntad popular, hoy secuestrada por la partidocracia y los poderes fácticos.

La construcción de la anhelada democracia transita por un largo camino de aciertos y errores, triunfos y derrotas. Los resultados no se alcanzan en meses o años sino en períodos históricos. Pero cada paso dado fortalece a quienes lo emprenden. Estoy seguro de que la experiencia vivida por la ciudadanía movilizada en este proceso electoral, pesará más en la vida política de México que el triunfo mismo de las llamadas izquierdas. Un importante segmento de la sociedad ha dicho basta y encontró el camino para avanzar participando consecuentemente.  Esto es un logro a mi juicio histórico. No cabe la frustración ni el desanimo, se dio el primer paso y eso es lo que cuenta. Lo que sigue para la izquierda consecuente es la autocrítica y sacar las conclusiones pertinentes para seguir marchando a paso firme y con la frente en alto.

Si Peña Nieto de ser ungido como presidente quiere gobernar, lo tendrá que hacer no en el vacío con el indignante y lastimero voto comprado. Más temprano que tarde tendrá que recurrir a la ciudadanía movilizada. En ella está el que se avance o se retroceda en la construcción del futuro de México.

Hojas que se lleva el viento

En nuestra próspera aldea jarocha siempre sí la elección presidencial, de acuerdo a los resultados preliminares (PREP), se fue a tercios. El triunfalismo priísta se vino abajo y el cacaraqueado triunfo por parte de su dirigente estatal, Erik Lagos fue pírrico. La dupla PRI-PVEM obtuvo un total de 1, 180,147 votos contra 1, 179,327 del PAN. Por su parte Movimiento progresista 1, 1012,818 sufragios. Así, Peña Nieto obtuvo menos votos en Veracruz que los obtenidos por Javier Duarte de Ochoa como candidato a la gubernatura. No cabe duda de que hizo falta el alquimista Fidel Herrera Beltrán para cumplirle satisfactoriamente al mexiquense de acuerdo a lo ofrecido.- Xalapa, Ver., Julio 4 de 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Andrés Manuel López Obrador afirmó que todavía no está dicha la última palabra. Y en efecto, así es. El Programa Preliminar de Resultados tiene carácter informativo pero no legal. Será cuando el IFE y el TRIFE tras completado el cómputo declaren formalmente el resultado de la elección presidencial y no antes, cuando se tenga un ganador. Cuando ese momento llegue entonces sí partidos y candidatos de conformidad con la legislación de la materia podrán aceptar el resultado o impugnarlo. Respetar tiempos y procedimientos es cumplir con la ley, el pacto de civilidad signado por los presidenciables a ello obliga.

De acuerdo a lo interior, mi optimismo se derrumbó. En mi artículo anterior escrito la tarde del domingo, señalaba que partía de un optimista supuesto de que en esta ocasión al pueblo de México no se le ha escamoteado una vez más su voluntad ciudadana. Mi optimismo se derrumbó por la noche de ese mismo día cuando el Consejero Presidente del IFE,  basado en las encuestas de salida  y apenas iniciado el Programa de Resultados electorales previos (PREP), anunciara que ya se tenía un ganador de la contienda, siendo  avalado instantes después por Felipe Calderón en Cadena Nacional.

La sospecha de un plan preconcebido para impedir una vez más el arribo de las llamadas izquierdas a Los Pinos se impuso por sobre mis buenos deseos. Amor con amor se paga, si el PRI avalara el triunfo de Calderón Hinojosa en el 2006, hoy éste avala el presunto triunfo de Enrique Peña Nieto. Sospecha sembrada a lo largo del proceso, abonada desde la presidencia de la República y exacerbada con el imponente despliegue mediático que da por hecho el que México cuente ya con presidente electo.

Sospecha que en tierra fértil ya hace suya importante sector del electorado, estimando que nuevamente la voluntad popular ha sido burlada. Percibiéndose el dejavú de un círculo perverso que nos regresa al pasado.

Pero no anticipemos vísperas. Ni festín ni enojo, como en el futbol, esto no se acaba hasta que se acaba y obligados estamos, sin mediar pacto de civilidad alguno, a respetar lo dispuesto por la ley. Partidos y candidatos si así lo juzgan conveniente, habrán de recurrir a las impugnaciones y, resueltas estas, entonces se dará el resultado final de la elección. Nada se gana con dejarse llevar por la euforia o la indignación dando por hecho lo que aún está pendiente de resolverse.

Una vez que el triunfador de la contienda sea declarado presidente electo de México, entonces chueco o derecho, haiga sido como haiga sido, el resultado será oficial y, al que no le guste que se aguante, pues por muy incipiente que sea nuestra democracia, en ella se gana o se pierde.

Me mantengo en lo dicho es en lo concerniente a las tareas y retos para gobernantes y gobernados: “Los tiempos para dejar hacer dejar pasar, se agotaron. Una nueva sociedad, más informada y participativa se ha manifestado en tal sentido a lo largo del último tercio del proceso electoral, poniendo en jaque a la partidocracia. O se avanza en la democratización del país u ominosos nubarrones de tormenta ensombrecerán el horizonte futuro de México”.

Sea quien fuere el uncido como presidente electo, su tarea inmediata debería ser el  recuperar confianza en el estado de derecho, construir la urgente y necesaria unidad nacional y asumir un liderazgo auténtico que con la participación y concurso de todos, impulse los cambios que el país exige para salir avante. Si este propósito no se emprende con visión de Estado y voluntad política, México seguirá empantanado en la espiral de violencia y corrupción que hoy nos tiene postrados de rodillas.- Xalapa, Ver., Julio 3 de 2012.

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J. Enrique Olivera Arce

Chueco o derecho el proceso electoral 2012 concluyó hoy domingo para los ciudadanos de a pie. En el terreno de la institucionalidad democrática el balón ya está en manos del IFE y, en su caso, en el Tribunal Federal Electoral. Con el sufragio la ciudadanía refrendó su decisión de transitar por el camino electoral en la búsqueda incesante por alcanzar mejores condiciones de vida y bienestar. Toca ahora a la autoridad hacer valer la voluntad popular, computar con transparencia y pulcritud el sufragio emitido y dar a conocer los resultados de lo que ya se considera el proceso electoral más competido  así como oneroso de la historia de México por el enorme e innecesario despilfarro de recursos del contribuyente. Así que a otra cosa mariposa.

Quien resulte triunfador en la contienda ya deberá saber por descontado que gobernará a un México diferente. No es el de 2006 y, ni siquiera el del primero de enero del 2012. La sociedad dio un vuelco, encontrando la ciudadanía en el proceso electoral la oportunidad de participar intensamente en la vida pública del país, manifestando lo mismo voluntad de cambio que cuestionando a un régimen político ya caduco e inoperante que ha dejado de ser referente para una sana y civilizada convivencia entre diferentes.

Con más de 110 millones de habitantes en el territorio nacional, México arrastra rezagos estructurales que ya no se pueden ni ocultar ni minimizar. Quien se haga cargo de la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, tendrá que afrontar la tarea de impulsar el abatimiento de la desigualdad, pobreza y corrupción que el país demanda tanto para crecer en lo económico, como para con justicia y equidad dar sustentabilidad al desarrollo humano en todos los órdenes de la vida nacional. Tarea que de acuerdo a la experiencia ya no puede soportarse con programas asistencialistas que distorsionando la fábrica productiva del país posponen y agravan desigualdad y pobreza.

Los tiempos para dejar hacer dejar pasar, se agotaron. Una nueva sociedad, más informada y participativa se ha manifestado en tal sentido a lo largo del último tercio del proceso electoral, poniendo en jaque a la partidocracia. O se avanza en la democratización del país u ominosos nubarrones de tormenta ensombrecerán el horizonte futuro de México. Con la irrupción de los jóvenes en la vida política del país, talante crítico y talento propositivo marcan un nuevo derrotero para la sociedad en su conjunto. Quién resulte triunfador en la contienda electoral deberá así visualizarlo interpretando el sentir de las mayorías y actuando en consecuencia. No más gatopardismo ni acuerdos cupulares lesivos al interés nacional.

Quiero partir de un optimista supuesto de que en esta ocasión al pueblo de México no se le ha escamoteado una vez más su voluntad ciudadana como lo indican ya múltiples indicios a lo largo y ancho del país. Éste ya ha hablado en las urnas y “haiga sido como haiga sido”, sea cual fuere el resultado de la elección ésta debe respetarse por tirios y troyanos. Ni vencedores ni vencidos que polaricen la vida nacional en una circunstancia coyuntural en la que el país demanda unidad y a su búsqueda debemos comprometernos todos. Sólo con unidad de propósitos y esfuerzos se abonará al camino del fortalecimiento de la vida en democracia en el largo camino de la construcción del desarrollo. Lograrla es la tarea primaria de quien habrá de gobernarnos.

Sin liderazgo político el país seguirá sumido en el atraso, inseguridad y desconcierto. Quién resulte ganador de la elección deberá legitimarse con inteligencia y voluntad política para asumirlo, proponiéndose de palabra y en los hechos gobernar para todos como lo exige un Estado nación tan plural como desigual, manifestándose en todo tiempo como fiel intérprete de la voluntad ciudadana. No más simulación,  no más exclusión,  frente al cáncer de la corrupción e impunidad al toro por los cuernos.

Nada facil la tarea ni posibilidad alguna de que esta ofrezca resultados en el corto plazo. Si el horizonte en el mediano y largo plazo es de sí difuso ante la ausencia de un proyecto de Nación consensuado por las mayorías, en la coyuntura, con la permanente amenaza de la violencia criminal y una estructura social y política enferma hasta el tuétano de corrupción, impunidad y cinismo extremo, el transformar a México ni es facil ni es viable para quien habrá de gobernarnos, si este no se hace acompañar del concurso de todos.

Lograr en el corto plazo tal concurso es a mi juicio el primer reto para el próximo presidente de la República. Conjugar lo deseable con lo posible a partir de lo disponible como reza el principio sustantivo de todo proceso de planificación, es el camino. No se puede transformar la realidad del México de hoy sin entenderla integralmente poniendo en la balanza de las disponibilidades, fortalezas y debilidades del Estado-Nación para afrontar el reto con realismo. Promesas y propuestas de campaña han quedado atrás perdidas entre parafernalia y hueco discurso, hoy toca poner los pies sobre la tierra y reconocer que el mosaico nacional supera a la más lúcida imaginación. Una cosa es lo deseable y otra, muy lejana es lo posible y así debe ser entendido por la sociedad toda.

Convencer con la razón por delante al pueblo de México de la necesidad de construir lo posible para avanzar en el largo camino que conduce a lo deseable, ganándose la confianza y voluntad ciudadana, es reto y tarea para lo inmediato. En el logro de la unidad de propósitos y esfuerzo compartido, descansará la legitimidad de quien habrá de gobernarnos. Sin la participación consecuente de la ciudadanía en el marco de una democracia participativa de hecho más que de derecho, el gobernante bordará en el vacío, con el riesgo que ello implica en la compleja coyuntura presente.

Los resultados comiciales definitivos se sabrán en fecha próxima y con ello, el inicio de una nueva etapa. Hagamos nuestros mejores votos de que esta sea para bien de México; que nuestro compromiso individual y colectivo solidariamente sea de intenso trabajo compartido. La esperanza muere al último, no anticipemos su deceso. Xalapa, Ver., Julio 1 de 2012

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La Jornada / Editorial

02/07/2012

El proceso electoral que habría debido culminar ayer con resultados confiables y un ganador inobjetable de la contienda presidencial se encuentra, en cambio, en un preocupante compás de espera y se ha visto contaminado por malas conductas institucionales, civiles y mediáticas.

De entrada, la elección fue precedida por una parcialidad tan pronunciada de los medios –especialmente, de los electrónicos–, que derivó en la fabricación de una candidatura presidencial con base en el desmesurado poder de la pantalla televisiva sobre la opinión pública. Tal proceso no se limitó a la aplicación, para efectos políticos, de la mercadotecnia y la publicidad comercial tradicionales, sino incluyó campañas de descalificación y distorsión contra eventuales competidores del aspirante priísta, así como una manifiesta inequidad informativa muy semejante a un bloqueo. Otra vertiente de esa construcción de la candidatura de Enrique Peña Nieto fue la elaboración de cientos o miles de encuestas a todas luces divorciadas de la realidad.

Ya en la fase de las campañas electorales propiamente dichas, el Partido Revolucionario Institucional recurrió a su arsenal de maniobras tradicionales de manipulación y distorsión electoral: la compra y coacción de votos, el amedrentamiento y la agresión a simpatizantes de otros institutos y fórmulas políticas, así como un derroche aplastante de dinero en publicidad, logística y reparto de bienes o efectivo a cambio de voluntades ciudadanas. Ante tales prácticas indeseables y delictivas, tanto el Instituto Federal Electoral (IFE) como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se comportaron con una tolerancia cercana a la omisión de sus facultades y obligaciones legales.

En la jornada del domingo proliferaron las denuncias de irregularidades –las más reiteradas se refirieron a la compra de votos, pero también las hubo por robos con violencia de urnas, así como por agresiones contra ciudadanos de fórmulas distintas a la que encabeza Peña Nieto y por manipulación indebida de papelería electoral por presuntos operadores priístas–; sin embargo, tanto los altos funcionarios electorales y judiciales como los portavoces de los medios informativos se empeñaron en retratar unos comicios limpios y apacibles.

Sin ser una cosa ni la otra, la elección tuvo, empero, una notable virtud: la alta participación ciudadana y el resurgimiento de un interés cívico que restableció el vínculo con las urnas –y con la política en general– de grandes sectores de la ciudadanía. La expresión más notable de ese fenómeno positivo es el surgimiento –al calor de las campañas– del movimiento estudiantil y juvenil #YoSoy132, el cual tuvo por elemento articulador un vasto malestar ante las miserias de un régimen político en el que participan, sin atribuciones legales, poderes fácticos como el de los medios electrónicos y, a estas alturas, de las casas encuestadoras que parecen más preocupadas por inducir tendencias electorales que por retratarlas.

Al fin de la jornada, cuando el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) llevaba computadas menos de 10 por ciento de las casillas, el presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, salió a anunciar en cadena nacional los resultados de un sondeo rápido que difieren notablemente de los números del PREP, pero que convergen con los de las encuestas más impugnadas por la opinión pública. Inmediatamente después, el aún titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, hizo uso del enlace nacional para proclamar el triunfo de Peña Nieto. Todo ello con el telón de fondo de medios informativos que no vacilaron en proclamar vencedor al aspirante priísta, el cual, posteriormente, pronunció un discurso de presidente electo, sin serlo.

Estos desfiguros institucionales e informativos resultan lamentables en la medida en que vician el proceso electoral e introducen en él factores de incertidumbre y hasta de sospecha. En un escenario competido, en efecto, proclamar ganadores cuando no se tienen resultados constituye una temeridad y puede dañar de manera irreparable a la elección en su conjunto.

Por su parte, el candidato presidencial de las izquierdas anunció que esperaría al recuento total de los votos para asumir una posición y llamó a la calma y a la civilidad a sus seguidores. No podrá achacársele, en consecuencia, la paternidad de una incertidumbre electoral que se gestó, en cambio, en el sistemático manipuleo televisivo, en la sostenida intromisión de la administración calderonista, en la pusilanimidad de las autoridades electorales y en la aplicación de las tradicionales malas artes comiciales del Revolucionario Institucional.

Lo cierto es que se ha vuelto a colocar al país en un escenario de falta de credibilidad que podría derivar en circunstancias ingobernables o en seis años más de un gobierno privado de legitimidad. Cabe esperar que ninguna de esas perspectivas se concrete y que, por el contrario, el cómputo total de los sufragios y la rápida resolución de las impugnaciones dé certeza sobre el sentido del veredicto popular emitido ayer en las urnas.

Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

Si el movimiento universitario #yosoy132, se ha declarado apartidista y así lo reconocen partidos políticos y candidatos en contienda, el riego que implica el debate convocado por los jóvenes se entiende que es parejo. ¿Por qué Enrique Peña Nieto se rehúsa a participar?

 A unos cuantos días de la elección presidencial 2012 y a dos del segundo debate que tendrá lugar en Guadalajara, la argumentación de respaldo a lo que los candidatos ofertan al electorado está agotada. Como era previsible dado el movimiento de los nomios en las encuestas, lo que de aquí a los cierres de campaña se concretará a una arremetida de descalificaciones, dimes y diretes mediáticos que bien podrían calificarse como de “guerra sucia”. Con la salvedad de que en esta batalla por nauseabundo que sea el contenido, la bacinica resulta ser un arma electoral “Light” lo mismo por su extemporaneidad que por resultar contraproducente y, también, porque el IFE no quiere darse por enterado de que algo apesta en el ambiente.

 Spots, denuncias van y vienen y, de ser atendidas por el árbitro de la contienda, será cuando ya sea demasiado tarde para remendar el descosido. Así se percibe y así lo cree a pie juntillas un buen de ciudadanos que duda de la eficacia del papel que el Instituto Federal Electoral juega en el proceso comicial en curso. Lo que no sabemos es si contrariamente a su propósito el órgano arbitral responda a un llamado desde las alturas para favorecer en tiempo y forma a un partido o candidato. Todo es posible en la viña del señor y la experiencia habla por sí misma.

 Ya había señalado que a mi juicio el proceso electoral es de “risa loca” más que ámbito propicio para la aplicación eficaz de lo que se da por llamar “guerra sucia electoral”. Primero, por lo pueril de las acusaciones y de los contenidos que a ellas dan lugar y, en segundo término, porque ya nadie se chupa el dedo. La argumentación que se esgrime para descalificar al contrario es de tal manera simplista que lo obvio es no darle credibilidad, resultando no sólo contraproducente en el ánimo e inteligencia del electorado, sino que se revierte en contra de quien acusa y demanda. Nada de la porquería que unos y otros se lanzan es nuevo bajo el sol, reduciéndose a un “deja vu” que nos remite a la fallida elección presidencial del 2006.

 No es circunstancial que el senador panista Ricardo García Guzmán saliera a sostener que “… intentar hoy engañar a los ciudadanos es cada vez más riesgoso y espero que cada vez tengan menos éxito los spots y tengan más existo las razones y los argumentos”.

 Habiendo dejado de tener efecto las encuestas, mediáticamente esgrimidas como propaganda para convencer al electorado que el candidato Peña Nieto era virtualmente inalcanzable por sus oponentes, ya a estas alturas del proceso nada que modifique las estrategias partidistas tendrá el impacto deseado. Salvo un imponderable contundente, el electorado ya tomó su decisión, lo mismo en su preferencia respecto a sufragar por tal o cual candidato que en darle la espalda a los comicios ó vender el voto al mejor postor. El segundo debate del próximo domingo no  será más que una confirmación de propuestas ya de todos conocidas. Si existe alguna expectativa al respecto es de simple morbo esperando que los candidatos se hagan pedazos con señalamientos y cuestionamientos reiterativos.

 Lo que sí da que pensar es el debate convocado por el movimiento universitario “#yosoy132”, al que ya confirmaran su participación los presidenciables con excepción de Peña Nieto, quien sin tapujos declarara que no va ante el temor de ser abucheado por los jóvenes, convencido del supuesto triunfalista de que con un tercer debate o sin este el primer domingo de julio recibirá la llave de la puerta grande de “Los Pinos”. Allá él, desdeñar a los jóvenes no es cualquier cosa.

 Lo que si es grave, más que la guerra de lodo y las charadas, debiendo  estar en primer plano a unos días de la elección, es la descarada operación de compra de votos entre los sectores de la población más vulnerables. La aberrante práctica antidemocrática, atentatoria de dignidad y derechos ciudadanos está en marcha y en vías de consolidarse, como ya es del dominio público. El valerse de la miseria de los pobres, corrompiéndoles con dinero, bienes muebles o amenazas  no es nuevo, en el PRI es de vieja data y el PAN no se queda atrás habiendo resultado tan o más dañino para la democracia que el priismo corruptor. Ríos de dinero corren con tal propósito. Todo mundo lo observa y comenta, el IFE hace como que la virgen le habla, ni ve ni escucha, conformándose con declarar que la elección está blindada.

 A la par de la compra venta de votos, la estructura de mapaches no se hace esperar. Si la propuesta no impactó, queda el recurso manido del fraude electoral. No porque López Obrador lo contemple o no como argumento para no aceptar los resultados, la población no es ciega ni sorda y observa como se teje la telaraña por la maquinaria partidista del PRIAN, principalmente en los distritos electorales rurales o en los cinturones de miseria de las populosas conurbaciones urbanas. La pregunta que flota en el ambiente es si en esta ocasión el trabajo de los mapaches será eficaz o será impedido por la movilización popular.

 La moneda está en el aire. Con la elección presidencial se juega algo más que el efímero triunfo del poder por el poder de un partido o candidato. El destino de México está de por medio y, en este marco, el futuro de las nuevas generaciones que para fortuna de todos, alza la voz para expresar su ¡Ya basta!

 Xalapa, Ver., 8 de junio del 2012

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Pulso crítico

 J. Enrique Olivera Arce

 No hay que ser genio para entender que a estas alturas del proceso electoral el PRI, en su nerviosismo por haber desarrollado una estrategia fallida equivocándose de adversario a vencer, recurrirá a cualquier cosa para impedir que a nivel nacional López Obrador desbanque a Peña Nieto del presunto primer sitio en las encuestas, como si estas realmente fueran determinantes a la hora del sufragio.

 Lo que estaría por verse es si la dupla PRI-PVEM, ahora caminando de la periferia a un centro que le es hostil, tenga tiempo con amagos de “guerra sucia” para impedir que el candidato de las llamadas izquierdas se alce con el triunfo.

 En este escenario de descompuesta crispación del tricolor habría que ubicar la demanda en contra de Andrés Manuel López Obrador por la sola presunción de que éste obtiene financiamiento ilícito para su labor de proselitismo. Golpe bajo sin sustento como respuesta al permanente cuestionamiento público por los excesos priístas en gastos de campaña y el abierto apoyo en recursos humanos, materiales y financieros de gobiernos estatales y municipales que reciben Peña Nieto y Josefina, sin que el IFE, árbitro electoral en la contienda, mueva un dedo para impedirlo.

 Como la experiencia indica, faltando 27 días escasos para la elección cualquier impugnación que en éste lapso se presente, esta será resuelta por el Tribunal Federal Electoral meses después de ahogado el niño, salvo consigna en contrario. La aceptación tácita de Vicente Fox de haber metido la mano en la elección presidencial del 2006 sin que pasara nada, es prueba evidente de ello. De risa, pero así es la incipiente democracia en México.

 No obstante, por salud pública Andrés Manuel López Obrador, su equipo de campaña y los sedicentes partidos de izquierda que le postulan, están más que obligados política y moralmente a transparentar origen, legitimidad y aplicación de los gastos de campaña autorizados por el IFE.  El presunto “pase de charola” es golpe dado y, de no aclararse oportunamente a satisfacción del electorado, ni Dios lo quita en demérito de la imagen de frugalidad y honestidad que como tónica de campaña proyecta Andrés Manuel.

 El domingo 10 de los corrientes con el segundo debate de los presidenciables en Guadalajara, será la última oportunidad para que el PRI recomponga la ya deteriorada imagen pública de su abanderado presidencial y, para eso, sin duda pondrá en primer plano del encuentro el presunto “pase de charola” que le imputa a López Obrador. Tema que por su parte procurará capitalizar la Sra. Vázquez Mota para justificar su fracaso ante Calderón Hinojosa, así que Andrés Manuel no podrá andarse por las ramas prestándose  al juego de dimes y diretes a sabiendas de que sus oponentes ya están a la defensiva. Cuentas claras y a otra cosa mariposa.

 En última instancia, á unos días de la elección lo que deberíamos considerar no es saber quién como el comal y la olla se presenta más tiznado, sino quién de los candidatos concrete la mejor propuesta. El electorado tendrá que decidir, con conocimiento de causa si el sufragio ciudadano favorece al más de lo mismo o se arriesga a apostarle a la opción de cambio cuando lo que está en juego es el futuro de la Nación.

 Lo que si debería ser motivo de preocupación para todos es que el PRI se desgarre las vestiduras ante una presunción no probada y, con el mayor desparpajo y sin chistar acepte en la Cámara de Diputados que los representantes populares se premien repartiéndose 230.3 millones de pesos de un cochinito engordado con esmero. Doble moral que no extraña a nadie pero que confirma el cuestionamiento simultáneo a un régimen político decadente y a la candidatura de Enrique Peña Nieto. El interés personal y de grupo de la diputación federal estando por encima del bien común es apenas un pálido reflejo de lo que la juventud de México condena.

 Hojas que se lleva el viento

 En nuestra próspera aldea, la abrumadora cargada de la mayoría de medios de comunicación y comentaristas que en respaldo al Sr. Peña daban por muerto a López Obrador se desvanece. Ya sólo los más obcecados y con mayor nivel de entrega y compromiso con el gobierno priísta estatal, insisten en el triunfo inobjetable del abanderado tricolor poniendo el énfasis en la lucha por el segundo lugar entre Andrés Manuel y Josefina.

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Al margen de otras consideraciones, vale la pena destacar que Alejandro Montano, candidato Coalición Compromiso con México a la diputación federal por Xalapa rural (8vo. Distrito) asumió una actitud franca en su encuentro con los integrantes de la Asociación Civil Otero Ciudadano. Sin tapujos hizo referencia lo mismo a las fortalezas que a las debilidades de la región que le correspondería representar, aceptando que por encima del enorme potencial en recursos naturales y humanos con que se cuenta, el rezago, desigualdad,  y pobreza sobresalen en el paisaje. Carencias en infraestructura carretera y de atención a la salud, así como de fuentes de empleo apoyo al campo e inversión productiva fueron destacados a detalle como principales reclamos de la población. Nada que ver con la idea del Veracruz próspero que desde las esferas del poder se nos quiere enjaretar. Sin un proyecto claro de Nación para los próximos sesenta años, alimentado con un proceso de planeación del desarrollo regional respaldado desde el Congreso de la Unión, Veracruz y el país seguirán aletargados, expresó sin falso triunfalismo el ex secretario de seguridad pública.

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 Crónica del Poder, joven portal veracruzano de noticias en la Internet mostró el músculo en la celebración de su IV Aniversario con una comida a la que fueran convocados colaboradores, amigos, políticos y representantes de organismos empresariales. Su destacada presencia en la Web fue confirmada con cientos de felicitaciones que con motivo de un aniversario más recibieran sus distinguidos directores. Mi reconocimiento sincero a un esfuerzo periodístico, plural, respetuoso y de indudable calidad profesional en el que tienen cabida todas las voces.  

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