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Tag Archives: Impugnación

Fabiola Martínez y Alonso Urrutia / La Jornada

Coincidentes de forma unánime en desechar todos y cada uno de los argumentos del Movimiento Progresista en su demanda de invalidar la elección presidencial, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) censuraron a la coalición demandante por la aportación de pruebas calificadas, con matices, de insuficientes, infundadas, inoperantes, genéricas e imprecisas.

Aunque la sesión sólo fue para resolver el último juicio de inconformidad contra los comicios presidenciales, el magistrado Salvador Nava Gomar se adelantó a los plazos y enfatizó que  de aprobarse el proyecto México tiene ya un presidente electo, Enrique Peña Nieto.

De manera unánime condenaron los alegatos de la coalición de izquierdas; sus diferencias radicaron en los énfasis. Las pruebas no hacen prueba, soltó Flavio Galván; son pruebas secundarias, periféricas, sin relación con la demanda, secundó Pedro Penagos. Partieron de premisas equivocadas, coincidieron Alejandro Luna Ramos y María del Carmen Alanís.

 

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La esgrima mediática en relación a la elección presidencial llegó a su clímax. Nada que se agregue a lo expuesto por las partes interesadas modifica el bajísimo nivel en que los partidos políticos han colocado a la incipiente y balbuceante democracia de este país. La supuesta fiesta cívica a decir de unos y el presunto fraude en la percepción de otros, devino ya en un “Thriller” de barandilla en el que la ciudadanía hace las veces de simple espectador.

El imperio de la ley está a prueba y la impartición de justicia, ya de sí cuestionada, rehén de un régimen político cuyo único asidero es la corrupción y la impunidad en un escenario en el que el chisme, dimes y diretes al interior de una humilde vecindad decimonónica, se queda corta. Principios y valores éticos brillan por su ausencia, el objetivo es la toma del poder por el poder mismo,  a cualquier costo.

El sufragio, chueco o derecho, como única instancia para que la ciudadanía se exprese en libertad, perdió su connotación democrática; es hoy el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y su puñado de magistrados, quienes de manera inobjetable decidirán el futuro de la Nación respaldados por una legislación a modo, diseñada, aprobada y avalada por todos los partidos políticos en la que se sigue contemplando a la ciudadanía como menor de edad sin derecho “legítimo” a voz y voto en los altos designios  de los jueces.

Paradójico. En tanto se promueven los juicios orales en la impartición de justicia, en materia electoral la voz del ciudadano no tiene cabida. En un país de papel como lo es México, los papeles hablan y deciden por sí, dando soporte legalista y subjetivo a la libre interpretación por parte de los juzgadores que, con orejeras que les impiden observar el contexto social en el que actúan, sustentan sus sentencias.  La ciudadanía ofendida, víctima indefensa sólo ve y escucha tras la puerta del tribunal lo que en justicia le compete.

Las más que obvias irregularidades de la que se presume democrática, limpia y transparente elección, serán desechadas en la resolución del máximo tribunal en materia electoral; la corrupción evidente quedará  impune y la presidencia de la república (con minúsculas) entregada al mejor postor. Don dinero es el amo sistémico; legal o ilegal no puede ni debe someterse a juicio, en su libre circulación reside su legitimidad. A ello debemos atenernos.La sentencia está dictada de antemano. Gana quien más dinero apuesta, lo demás es lo de menos en el ánimo de magistrados designados a modo e interés de los partidos políticos.

La mala política arrastra al resto, confirmándose cotidianamente la paulatina pero constante descomposición de la sociedad mexicana. El deterioro del tejido social deja huellas indelebles en todos los ámbitos de la vida nacional, sin visos viables de respuestas congruentes y eficaces para frenarle.

No se juzga la elección fallida. Es la democracia quien espera la picota, en nombre de un estado de derecho que tiempo ha que hace agua en este país democráticamente bananero. A tal extremo hemos llegado.

¿Es que acaso podría esperarse otra cosa?

Hojas que se lleva el viento

Aunque usted no lo crea estimado lector, pero las entidades federativas con mayor peso específico en la industria sin chimeneas son las que menos hacen ostentación mediática de su situación. Lejos de asumirse triunfalistas simplemente trabajan para hacer del renglón turístico su gallina de los huevos de oro. Naturalmente Veracruz no figura entre estas, de ahí su constante presumir de lo que no tiene.

Por cierto, si no logramos remontar el turismo de jícama y horchata, en otros renglones de la vida económica veracruzana estamos igual o peor que en la industria sin chimeneas. Leo que muchos afirman que con la reordenación de la plantilla de los altos mandos de la administración pública veracruzana se abre un nuevo ciclo de bonanza para la entidad, aplaudiendo el acierto del gobernador por el quitar y poner de funcionarios, sin parar mientes en que el problema mayúsculo de ineficiencia e ineficacia gubernamental no reside en los empleados, sino en quien les paga. El Sr. Dr. Javier Duarte de Ochoa desde los inicios de su administración no ha sabido dar rumbo cierto a Veracruz. Cual aprendiz de brujo todo lo que emprende sale mal, aunque con el auxilio mediático propale lo contrario.

Y espérese, Ante la proximidad de la amenaza de la quinta tormenta tropical de la temporada en el Atlántico, el gobierno del estado ya afina los instrumentos para hincarle el diente al FONDEN. Agenda obligada que se repite año con año sin que se tomen medidas eficaces para paliar con acierto el vendaval. Los jodidos de siempre pretexto para extender la mano en busca de un auxilio federal en metálico que nunca llega a las manos de quien lo necesita.  ..

¿Ya se entero estimado lector que Veracruz es potencia mundial en atletismo?

Mérida, Yuc., agosto 5 del 2012

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

A no dudarlo, existía consenso en torno a la posibilidad, como un nada oculto deseo, de que tanto la elección presidencial como las de senadores y diputados federales, así como, en su caso, las de gobernadores, diputados locales y alcaldes, se diera en un marco de civilidad y de respeto a un mínimo de valores éticos que aseguraran un paso adelante en la construcción de ciudadanía y democracia.

Desafortunadamente tal posibilidad no se dio, frustrándose los buenos deseos  de una mayoría ciudadana y confirmándose el rezago de la incipiente vida en democracia en el país. Pesó más el caduco estilo de corrupción, manipulación y engaño de un viejo régimen que se resiste a morir, que la esperanza de renovados cauces de libre participación de la voluntad ciudadana. El temido conflicto post electoral y la judialización de la elección dejando en manos de un puñado de magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo que debió decidirse en las urnas, confirma el déficit democrático que no logramos superar.

Y aún así, no faltan aquellos que ocultando la viga en ojo propio, se desgarran las vestiduras y ponen el grito en el cielo acusando de enemigos de la democracia a los gobiernos latinoamericanos con los que no se comulga. Pasando por alto que en México el régimen político sustentado en la corrupción y la impunidad no es nada de lo que deberíamos sentirnos orgullosos ni mucho menos, considerarlo paradigma democrático para propios y extraños.

La elección fue un “cochinero”, declaró Xochitl Gálvez, haciéndose eco de la percepción que del proceso y sus consecuencias anida en la mayoritaria de un electorado burlado. Pese a buenos deseos y ahora infundadas esperanzas, no podía haber sido de otra manera. Gallina que come huevo aunque le quemen el pico, las reglas electorales establecidas por el régimen político prevaleciente están diseñadas para violarlas y los órganos encargados de hacerlas valer, actúan en consecuencia frente a un indefenso ciudadano obligado a dejar hacer dejar pasar por no contar a juicio del TRIFE con la  “legitimidad” sólo acreditable a los partidos políticos.

Para observadores de democracias occidentales maduras, la sola sospecha de un irregular origen de recursos aplicados a gastos de campaña sería factor más que suficiente para nulificar la elección. En México no basta, la impunidad raya en el cinismo y la desvergüenza.

Si el cochinero hoy se expresa en una fallida elección, no es más que la punta del iceberg de un cochinero mayor que, en todos los ámbitos de la vida social y económica de México, flota a la deriva en un mar de simulación, corrupción e impunidad. Basta un botón de muestra: la irrisoria multa de 376 millones de pesos aplicada al banco HSBC por el blanqueo de 7 mil millones de U.S. Dólares, o bien, el veto presidencial a la Ley de Atención a Víctimas ó la impune intervención en la política interna de México del general colombiano Oscar Naranjo, asesor extranjero en seguridad interna de Enrique Peña Nieto.

Vistas así las cosas, no debería causarnos extrañeza el que López Obrador emprenda una nueva batalla con el programa nacional de defensa de la democracia y de la dignidad de México. Millones lo respaldan y el país entero lo exige más allá de sus consecuencias electorales de coyuntura. México no puede seguir siendo rehén de la corrupción e impunidad de un régimen político obsoleto, impopular y antidemocrático.

A la movilización social ya nadie la para. Del #yosoy132 se pasó al “somosmuchos”, unificando a diversos movimientos de también diverso origen que se van sumando a una protesta propositiva en contra de la imposición de Peña Nieto. Nadie se atreve ya a calificar como tersa la transición del poder presidencial. Hoy mismo leí un artículo periodístico(Álvaro Cepeda Neri, “Por Esto Yucatán” 27/07/2012), en el que el autor señala que si el aún candidato de la dupla PRI-PVEM fuera un político medianamente inteligente, renunciaría a su presunto triunfo numérico atendiendo a la calidad y legitimidad de la protesta social en su contra.

Como a todos consta, entre las virtudes de Peña Nieto no sobresale precisamente la de la inteligencia, por lo que respaldado por el autoritarismo priísta se aferrará al papel asumido de presidente electo hasta sus últimas consecuencias. ¿A que costo para el país? Esto aún está por verse, pero seguramente no será nada gratuito. López Obrador con cochinero o sin este, le pisó la sombra.- Chelem Puerto, Yuc., 27/07/2012

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