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Tag Archives: Industria pesquera

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La participación de la industria naval veracruzana en la construcción de flota menor de Pemex, sin duda es una buena noticia. 30 años de capacidad instalada en franco desuso no son cualquier cosa, si tomamos en cuenta el efecto multiplicador de una actividad que requiere de tecnología, materia prima, suministros y equipo y, sin duda, de mano de obra especializada con alto nivel de calificación.

Y si la industria naval asentada en el puerto de Veracruz a lo largo de tres décadas vegetara de espaldas al mar, habría que preguntarse entonces cuantas décadas atrás nuestra entidad se ha manifestado ajena al potencial que nos ofrece un litoral de más de 700 kilómetros de extensión. Si de aprovechar nuestros recursos costeros se trata, que mejor que hacerlo por la vía inmobiliaria y una incipiente industria sin chimeneas, negocios presuntamente más lucrativos y con recuperación casi inmediata del capital invertido, sin importar si estas actividades atenten contra el medio ambiente y sean altamente vulnerables a los caprichos de la naturaleza.

Para quien esto escribe, a vuela pájaro, baste señalar que cuando se habla y festina de la activación de la industria naval veracruzana, lejos se está de considerar a esta actividad como un renglón sustantivo del comercio marítimo de cabotaje y de la pesca de altamar, y de cómo podría incidir en incrementos de producción, productividad, abatimiento de costos y derrama económica en un marco de integralidad en el aprovechamiento de nuestros recursos costeros.

Industria pesquera

Se ha hablado mucho de la importancia que la pesca tiene en la economía veracruzana; se ha presumido del aporte veracruzano al mercado y consumo de alimentos pero, en realidad, lejos estamos de aprovechar toda su potencialidad. Nuestra pesca se sustenta en actividades ribereñas y acuacultura rústica en aguas interiores que, en términos latos se reduce a una actividad primaria, meramente extractiva y muy lejos del status deseable de una industria próspera, tecnológicamente avanzada con un impresionante efecto multiplicador sustentando a otras ramas industriales afines, diversificación productiva, protección del medio ambiente y expansión del empleo tanto en cantidad como en calificación.

Correspondería a los expertos dar cuenta del desempeño de la actividad pesquera en la entidad y de cómo esta incide en la economía estatal, trátese lo mismo de inversión, composición del capital, capacidad instalada, empleo y volúmenes de producción que a su vez, inciden en ingreso y calidad de vida de quienes participan de los beneficios de esta actividad.

Sin embargo, muy poco podrían hablar de las actividades concurrentes que le dan soporte.
Veracruz no cuenta en cantidad y calidad con una industria naval que distribuida a lo largo del litoral surta de embarcaciones de mediana altura y de altura a la actividad pesquera.

Tampoco se conoce de empresas productoras de avíos y artes de pesca o de volúmenes importantes de financiamiento bancario refaccionario y de avío a los productores. Siendo también prácticamente nula la presencia a lo largo del litoral de una red integral de frío para la conservación y transformación, así como de transporte especializado que aporten a una mejor calidad de los productos pesqueros en el mercado nacional e internacional.

La sola inexistencia de este soporte, habla por sí de que en pesca, a diferencia de otras entidades federativas lo mismo en el litoral del Golfo de México que en el del Pacífico o mar Caribe, estamos en pañales desaprovechando nuestro potencial y especulando siempre de espaldas al mar de la riqueza de nuestras costas.

Que mayor prueba que el considerar a la actividad pesquera veracruzana como renglón productivo marginal, ajena a la promoción industrial y atendida como patito feo por una dependencia ineficiente e ineficaz como la Sedarpa, incapaz esta de encauzar por mejores caminos a la pesca artesanal ribereña y a una acuacultura incipiente y tecnológicamente atrasada.

Lo paradójico es que Veracruz ha contado desde hace varias décadas con la carrera de ingeniería naval de la UV, con escuelas técnicas pesqueras a nivel de bachillerato y con un Instituto Tecnológico del Mar, cuyo potencial ha sido miserablemente desaprovechado y peor aún, ignorado por las autoridades en sus fastuosos programas de promoción económica.

Recuerdo bien que ya en tiempos del presidente Ruíz Cortines se hablaba de la marcha al mar. No pasó de un slogan de moda para la entidad veracruzana. En sexenios posteriores se creó la planta industrial de Productos Pesqueros Mexicanos en Alvarado, correspondiendo a los lugareños y al gobierno estatal el dejarle morir. Con el presidente López Portillo se dotó a las cooperativas veracruzanas de barcos camaroneros de median altura, crédito, asistencia técnica y canales de comercialización nacionales y en el exterior -respaldados por Productos Pesqueros Mexicanos y Ocean Garden-, hoy estas naves yacen hundidas en la laguna de Alvarado.

Es obvio y de todos conocido que Veracruz no está aprovechando las ventajas comparativas que le ofrece su exuberante potencial en recursos naturales, clima, población y ubicación geográfica. Baste señalar que el peso específico en la economía agraria veracruzana descansa en el monocultivo de la caña de azúcar -empobrecedor del suelo, con muy bajos índices de productividad- , así como el proceso industrial de la gramínea, obsoleto, en decadencia y permanentemente subsidiado, son una pequeña muestra de ello y, ni qué decir de una ganadería extensiva depredadora del medio ambiente, tecnológicamente atrasada e inserta en un mercado volátil que frena reinversión y expectativas de mejoría para los productores. El permanente ignorar por décadas a la industria pesquera y su rico potencial a lo largo de más de 700 kilómetros del litoral veracruzano, lo confirman.

Hojas que se lleva el viento

En el marco de la celebración del Día de la Libertad de Expresión, se teje fino en la transformación de “tigres de papel” en confortable zalea para amortiguar los pasos de los adelantados por los escabrosos senderos de la simulación y el engaño.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce


Después de ahogado el niño, tras haber eliminado a la Secretaría de Pesca, al Banco Nacional Portuario y Pesquero, a las  paraestatales  Productos Pesqueros y  Ocean Garden, reducido a casi nada el Instituto Nacional de Investigaciones Pesqueras, así como haber incurrido en la aberrante medida de incorporar  al sector a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, el gobierno federal anuncia que se evaluará el impacto del aumento de precio del diesel marino en la operación de la flota nacional camaronera. Pasando por alto que el propio gobierno a lo largo de más de 20 años, se ha encargado de auspiciar el paulatino deterioro de la pesca comercial, de altura y artesanal, hasta ponerla en situación de franco quebranto.


No hay nada que evaluar. El diagnóstico está a la vista a lo largo de toda la cadena productiva, lo mismo en la pesquería de camarón que en las de atún, sardina y escama en general. Lo que fuera una pujante actividad, generadora de alimentos, empleo y divisas, hoy está al borde de la ruina. El alza desmesurada del combustible es apenas la gota que derramó el vaso, provocando la protesta generalizada del sector.


Si para la deteriorada flota mayor el precio del diesel marino hace incosteable la actividad, para la flota menor, que utiliza gasolina, el problema es mayor. La crisis del sector es general y su efecto multiplicador negativo afecta a productores primarios, centros de recepción, fábricas de hielo, congeladoras, transporte terrestre, refaccionarias, talleres de mantenimiento, astilleros, bodegas mayoristas y expendios al menudeo, así como prestadores de servicios en general afines a la actividad.


El mal ya está hecho, el carácter integral e integrador de la pesca como forma de vida comunitaria, que ha venido funcionando a pesar del gobierno (federal y su réplica en las entidades federativas costeras),  amenaza con perderse.


El presidente Felipe Calderón anunció ayer una disminución de 75% en el incremento semanal al precio del diesel, medida demagógica que ya de antemano es rechazada exacerbando el malestar en tanto no resuelve el problema de fondo. El tema no es menor ni se reduce al precio del diesel marino ó a la pesquería de camarón como insiste el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez.


Se requiere de políticas públicas multisectoriales y multiregionales que a más de mantenerse ajenas a intereses políticos partidistas de coyuntura, contemplen de manera integral a la actividad pesquera en todas sus manifestaciones; retornando al esquema organizativo gubernamental que en el pasado rindiera excelentes frutos económicos y sociales. No es lógico ni mucho menos viable,  que el sector esté sujeto a una estructura orgánico administrativa que pretendiendo servir para todo, no sirve para nada, como lo es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, o sus remedos en las entidades federativas. Y aquí incluyo a Veracruz, que contando con la mayor extensión del litoral del Golfo de México, en su llamado «Plan Estatal de Desarrollo», apenas le dedica unas cuantas y deshilvanadas líneas a la actividad, pareciendo que la SEDARPA no parece tener ni la más mínima idea del carácter integral de la pesca y sus efectos multiplicadores multisectoriales. Por cierto que para las Secretarías de Desarrollo Económico y Portuario y Desarrollo Social y Medio Ambiente, dentro de la actual visión gubernamental veracruzana a diferencia de otras entidades federativas en las que es prioritaria la industria pesquera, el problema que acusa el sector no es de su incumbencia, quizá porque para el gobernador Herrera Beltrán «…en Veracruz son pocos los pescadores que salen al mar».


El conflicto está planteado sin solución a la vista y se da en el escenario general de crisis económico financiera global. Cuidado, en el sector agropecuario  tampoco el horno está para bollos, podría haber sorpresas.


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Sube cinco centavos el diesel; la Canacar exige a Calderón que congele su precio

■ Demanda la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga evitar que el sector se colapse


El gobierno federal determinó aplicar el aumento número 37 al precio del diesel desde que se empezó a ajustar en 2008. Así, a partir de los primeros minutos de este sábado su precio se incrementará en cinco centavos por litro.


De esta manera, el litro de diesel, combustible utilizado por 80 por ciento del autotransporte de carga, de pasajeros, flota pesquera y el sector agropecuario del país, pasa de 7.43 pesos por litro, vigente hasta la medianoche de este viernes, a 7.48, confirmó la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas).


Susana González e Israel Rodríguez. La Jornada 17/01/09


Pescadores anuncian para el lunes marcha en seis entidades


Insuficiente, hablar con secretarios: urge dialogar con el Presidente: Canainpesca

Al cumplirse 16 días de paro pesquero, integrantes de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (Canainpesca) coincidieron en que no será suficiente reunirse con los secretarios de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Agustín Carstens, y de Economía, Gerardo Ruíz Mateos, sino que por la gravedad de la situación urge establecer un diálogo con el presidente Felipe Calderón, informó Humberto Becerra Batista, secretario nacional y presidente de la delegación Sinaloa de la citada cámara.


En entrevista, dio a conocer también que el próximo lunes a las 9 de la mañana en Sinaloa, Tamaulipas, Sonora, Yucatán, Campeche y Oaxaca, afiliados a la Canainpesca, pescadores y trabajadores de las empresas empacadoras y congeladoras, así como líderes de las cámaras en las citadas entidades realizarán una marcha en demanda de que se solucione el problema que mantiene paradas casi mil 700 embarcaciones de altamar y navíos menores.


La intención es dirigirse a instalaciones de Pemex, en los estados donde las haya, para «llamar la atención del presidente Calderón de manera pacífica», comentó, al resaltar que con esta situación están en riesgo los 350 mil empleos directos que genera la industria pesquera del país y los más de dos millones 200 mil indirectos.


Carolina Gómez MENA. La Jornada 17/01/09

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