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Tag Archives: Josefina Vazquez Mota

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

La crisis post electoral del PAN tras la derrota en la elección presidencial saca a flote las diferencias entre Calderón Hinojosa y Josefina Vázquez Mota, pero también la verdadera intención presidencial de inclinar la balanza a favor del candidato Enrique Peña Nieto como último recurso para dar continuidad al proyecto calderonista, confirmándose que el PRIAN en ningún momento le apostó a un cambio de rumbo y de brújula en la conducción del país.

Calderón fue muy claro al reconvenir a Vázquez Mota por perder dos meses de campaña en explicar por qué era “diferente” en lugar de presumir los logros de los gobiernos emanados del PAN. “Cuando el PAN gobierna ya no queda el eje del cambio, queda el eje de la continuidad…”, dijo el chaparrito pelón de lentes al reprobar ante la cúpula blanquiazul el lema de campaña de la candidata presidencial de su partido. Josefina se fue por la libre y de ahí la falta de un apoyo presidencial más contundente.

Se buscaba que el electorado refrendara el mandato de Calderón y no una propuesta “diferente” que pusiera en duda la intención presidencial de continuidad del proyecto. No se logró, antes al contrario, el electorado derroto tanto el más de lo mismo calderonista  como un presunto proyecto “diferente” impulsado por Vázquez Mota.

Así las cosas, para Calderón Hinojosa la opción de continuidad ya no está en su partido sino en el PRI y su candidato presidencial, con un proyecto de cambio “light” opuesto al de un cambio verdadero propuesto por López Obrador.

No es entonces circunstancial que tras la impugnación de la elección presidencial por parte de las llamadas izquierdas,  con la reprimenda de Calderón a Josefina se desatara un nuevo embate contra el político tabasqueño y la coalición Movimiento Progresista, por parte de las cúpulas empresariales que están por la continuidad del modelo neoliberal que ha venido impulsando el PRIAN por más de tres décadas, y no por un nuevo proyecto de nación que a decir de la dirigencia nacional del PRI, desestabilizaría al país. El fantasma del “peligro para México” vuelve a las andadas en otro momento y bajo otras circunstancias, pero al fin un riesgo percibido por los poderes fácticos.

Si para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la presión de la protesta ciudadana es de considerarse, con mayor razón la de las cúpulas empresariales que se suben sin tapujos al ring aprovechando el regaño presidencial a Vázquez Mota. Generándose un escenario en el que todo indica que la calificación de la elección es ya un hecho consumado a favor de Peña Nieto. Confirmándose con la tregua pactada entre Jesús Zambrano del PRD y las Cámaras empresariales bajo la promesa de que las izquierdas respetarían la decisión última, inobjetable e inatacable del Tribunal Electoral.

Hasta aquí llegó López Obrador como candidato presidencial, así estaba previsto. Lo que haga en adelante será bajo su propia responsabilidad y sin el cobijo de las izquierdas electorales, colocándose en la tesitura de tener que enfrentar su circunstancia personal como un  luchador social marginal, enemigo del régimen y, por ende, atenido a las consecuencias que ello amerita frente a un régimen autoritario y de mano dura como se espera sea el que presida el Sr. Peña, al gobernar con una base social minoritaria.

Lo comentamos en su oportunidad. Andrés Manuel en su segundo intento no podía aspirar a más en el marco de la partidocracia y los intereses de los poderes fácticos que ésta representa.

De acuerdo con lo declarado por Manlio Fabio Beltrones, la impugnación a la elección se permitió hasta un límite razonable. El arroz ya se coció y antes de la fecha límite el TRIFE declarará presidente electo al ex gobernador de Edomex. El PAN así lo acepta y ya habla su dirigencia nacional de un colaboracionismo acorde con el interés nacional, que no puede ser otro que el que decida el PRIAN en cogobierno.

Si los plazos se le vencieron a López Obrador, queda en el imaginario popular la idea del fraude electoral y, a partir de ésta, la protesta ciudadana por diversos cauces y tonalidades continuará hasta donde el cuerpo aguante. Para la izquierda auténtica, la llama de la esperanza está puesta en un movimiento juvenil que crece cualitativamente en un intento más por democratizar al país desde abajo. Este tiene ahora la palabra, el tiempo dirá hasta donde llega antes de ser acallado. Xalapa, Ver., agosto 8 de 2012.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

2012 quedará señalado en la historia de México como el año de la miseria moral de un régimen político caduco y corrupto que marcha de espaldas a la historia.

El cómputo distrital de la elección confirma el triunfo de Enrique Peña Nieto en la elección presidencial.  Ello debería bastar para dar vuelta a la página. No obstante y con la salvedad de que aún falta solventar la etapa de impugnaciones para que se le expida constancia de mayoría al mexiquense, son más los que protestan que los que festejan, percibiéndose un clima de incertidumbre igual o más complejo que el que se viviera en el 2006 con el apretado triunfo de Calderón Hinojosa avalado por el PRI.

Dimes y diretes van y vienen,  más sin embargo las evidencias confirman en el imaginario popular la sospecha si no de un fraude, cuando menos de un proceso electoral carente de pulcritud y apego a la norma legal, que deja a la ciudadanía un amargo sabor de boca,  abriéndose la puerta a conflictivos sucesos post electorales.

Las reglas del juego son claras, en la guerra como en el amor todo se vale, cuanto más en nuestra incipiente democracia tan afanosamente vulnerada. Este es el mensaje que el régimen político prevaleciente nos trasmite conforme se van acumulando elementos probatorios de que, si no legalmente aceptados si hablan de un burdo escamoteo  más de la voluntad ciudadana, así como de un evidente desprecio a la inteligencia de la mayoría de los mexicanos.

A estas alturas ya no es creíble para nadie que la elección del pasado domingo primero de julio fuera la más limpia y transparente de la historia, como afirma el Instituto Federal Electoral (IFE). Tampoco son creíbles los resultados de los comicios.

La duda supera a la legalidad y certeza de la elección, así como al exceso de triunfalismo anticipado de Enrique Peña Nieto y los partidos que le postularan como candidato a la presidencia de la república. Se exacerba la desconfianza y enojo en millones que confiaran en la fuerza del voto como instrumento de cambio. El sospechosismo tiende a generalizarse poniéndose en duda la legitimidad del proceso electoral y, de paso, a la actuación del “arbitro” de la contienda.

En la democracia a la mexicana de hoy se gana o se pierde por un voto, aun cuando el ganador de la contienda no alcance el 50 % más uno del total de los sufragios emitidos. En eso se está de acuerdo, no hay de otra, más no en que se gane a la mala, reviviéndose las viejas prácticas antidemocráticas presuntamente superadas.

“El PRI nunca pierde y, cuando pierde arrebata”, se decía en mis años mozos. Hoy, ostensiblemente perdió y arrebató con la connivencia de la mayoría de los gobernadores priístas y el disimulo del IFE. Siendo paradigmática la masiva compra de votos. No pasó nada, la impunidad se impuso venciendo a la buena fe de un electorado que hoy rumia su impotencia e indignación.

El triunfo del abanderado priísta es irreversible. Así debemos entenderlo conforme a derecho. La anulación de una elección presidencial en México no se concibe. Habría que preguntarse entonces si para el imaginario popular frente a un triunfo mal habido, lo es también dejar atrás rechazo, frustración e indignación  Si conforme a las reglas del juego electoral para el IFE y el TRIFE el triunfo de Peña Nieto es legal, para la ciudadanía una vez más como en el 2006 la elección se juzga  ilegítima y espuria.

Ganó México, rezan anuncios espectaculares sembrados por el PRI en todo el territorio nacional. Para la gran mayoría de los ciudadanos, por el contrario,  una vez más pierde la institucionalidad republicana. Lejos de avanzar en la construcción de una auténtica democracia representativa, la elección del pasado domingo anuncia singular retroceso. México pierde al iniciarse una nueva etapa de polarización maniquea y desencuentros entre diferentes, de la que no se puede culpar al candidato de las llamadas izquierdas; el partido tricolor y su verde satélite presuntamente ecologista, arrebataron sin decoro alguno. A estos la ciudadanía juzga como responsables al darse por burlada con el “madruguete”, avalado por la mayoría de los medios de comunicación y la propia primera autoridad del país.

¿Quién parará la ola de indignación que anima a una mayoría respetable de ciudadanos a lo largo y ancho del país?. Si la primera autoridad ya antes del cómputo oficial diera por sentado que se tenía un ganador en la persona de Enrique Peña Nieto. Si Calderón Hinojosa perdió su oportunidad de amansar las aguas hoy revueltas, quién o que autoridad dará cauce al justificado enojo. Eh ahí la incógnita que se percibe en el aire. Las marchas de protesta crecen y se multiplican con el riesgo de radicalizarse, no hay consenso nacional en torno a los resultados evidentemente ilegítimos. Peña Nieto asumiéndose ya como presidente electo y los partidos que le postularan permitiéndolo, ocupan lugar prominente en el banquillo de los acusados. No pueden ser juez y parte para acallar la protesta.

México salió perdiendo no porque López Obrador y su movimiento ciudadano sean los derrotados. Ya sabrán estos levantarse de entre las cenizas.

A diferencia de elecciones anteriores la participación ciudadana en las urnas alcanzó más del 65 por ciento del padrón electoral. La participación de un  electorado confiado en la fuerza de su voto venció al abstencionismo pero, justo es decirlo, terminó perdiendo una vez más frente a la corrupción y  criminal prostitución de conciencias y voluntades entre aquellos que menos tienen. La inducción perversa y la compra masiva del voto, quedarán impunes como marca indeleble de lo que para la democracia pudo haber sido y no fue.

Hojas que se lleva el viento

En nuestra próspera aldea del aquí no pasa nada, para algunos que desde el closet no movieron un dedo a favor de López Obrador, hoy se lamentan y juzgan como equívoca su candidatura responsabilizando de la derrota de las sedicentes izquierdas al político tabasqueño. Hubiera sido diferente con Marcelo Ebrard como candidato, dicen. A estos les digo: Si el PRI hubiera postulado a Manlio Fabio Beltrones, otro gallo cantaría a los tricolores. Parafraseando al escritor Rafael Junquera Maldonado, si el presente también es pasado, este no deja de ser un pasado que no tiene regreso. Lo hecho, hecho está y eso es lo que cuenta aunque las apariencias digan lo contrario.

En mi tránsito hacia el sureste,  pude observar ostentosos espectaculares del PRI con la leyenda “Ganó Veracruz”. Curioso consuelo en una entidad federativa en la que los números oficiales del IFE apuntan que en la elección presidencial los veracruzanos dieron el triunfo en las urnas a la candidata del PAN. Entendible, no hay que olvidar que el primer priísta de Veracruz, el que manda, dicen, no alcanza a ver más allá de su ombligo; entretenido como está jugando su propia batalla virtual en el Nintendo no se enteró que en su ciudad natal ganó Josefina

Arribo a Yucatán, entidad en la que la política  se cocina diferente guardándose una prudente distancia con la federación, encontrándome a un pueblo en su mayoría satisfecho con los resultados electorales locales. Con el voto diferenciado ganó el PRI la gubernatura y el PAN la alcaldía de Mérida, ciudad de la paz que con sus municipios conurbados aloja aproximadamente al 50% de la población yucateca. Habrá un sano equilibrio político-administrativo con beneficios en lo económico y social para todos, me aseguran.-  Mérida, Yuc., Julio 7 del 2012.

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Estimado Sr. Emilio Cárdenas Escobosa (*):

Me refiero a su columna del 20 de abril del presente año, “De Interés Público” donde sorprenden sus pronunciamientos sobre el estado de la elección presidencial, porque tienen un contenido partidista que no compartimos muchos panistas, amén de que “las principales encuestas” reflejan en muchos casos, solo el punto de vista de quien las paga. Además, el cúmulo de comentarios adversos a Josefina Vázquez Mota por parte de Carlos Loret de Mola, Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva, Denise Maerker, José Cárdenas, Mario Ávila y otros más, solo reflejan el hilo que conduce a las empresas televisoras que les pagan a estos periodistas, que todo mundo sabe a quien pertenecen y cual es el candidato de sus preferencias. Obviamente que no son, ni JVM ni AMLO.

Pero entremos en materia, de acuerdo con nosotros AMLO tiene doce años en campaña y aún sigue relegado en el tercer lugar. Peña tiene siete años en campaña y apenas está arriba de Josefina Vázquez Mota, unos puntos más, pero cada día que pasa va perdiendo adeptos por mentirle al electorado con sus promesas incumplidas. Josefina fue la única persona que fue elegida democrática y libremente hace apenas unos meses por su militancia, que jamás la va abandonar. Esta es la fuerza moral del PAN y la población lo sabe.

Le recuerdo que el artificio político del PRI, es hacer un escándalo mediático cada vez que se les habla con la verdad. Ante la evidencia abrumadora de las falsas promesas de campaña del candidato priista Peña, lo que hace este partido es responder una y otra vez con mega escándalos mediáticos en detrimento de nuestra candidata, porque en su visión de las cosas, la guerra sucia nunca ha sido un arma electoral utilizada solo por el PRI en contra del PAN; sin embargo, para nuestro partido es como el burro hablando de orejas. Las evidencias demuestran que en el PRI, el viejo, el nuevo o el que quieran, sus correligionarios de siempre han sido incongruentes con lo que hacen, lo que dicen y piensan, pues los discursos, los desplegados en prensa, los videos y las grabaciones de los gobiernos locales en turno, durante las elecciones, siempre serán la prueba irrefutable de que el PRI miente, ya que como dicen una cosa, dicen la otra.

Por otra parte, en primer lugar es increíble que GEA-ISA de un día para otro diga que “cayó” Josefina Vázquez Mota al tercer lugar, en las preferencias electorales. El PAN también lleva un tracking diario y sabemos como va aumentado la preferencia de la gente hacia nuestro partido, desde nuestra perspectiva JVM se aleja todos los días de AMLO y se acerca cada vez más a Peña. De hecho lo está alcanzando, nadie se traga el rollo televiso de que Peña es puntero con veinte puntos de diferencia del segundo lugar.

Esta visión ideal para el PRI, de acuerdo a nuestros datos está totalmente alejada de la realidad, ya que no explica el avance de la democracia en México, que en los últimos años demuestra que el PRI ha perdido mayoritariamente su hegemonía de 8 décadas, que solo le queda aproximadamente un tercio de la votación nacional, que el PRD y las así llamadas eufemísticamente “las izquierdas” y otros partidos, a lo más que pueden aspirar es a un tercio de la votación total, mientras que el PAN detenta el tercio restante. Es más, históricamente en el país en los últimos veinte años, el PAN siempre ha estado incrementado su participación electoral, como lo demuestra el hecho de que en la mayoría de las elecciones que ganó el PRI para gobernador, cuando ganó, solo lo hizo por un estrecho margen arriba del PAN. Ese es el voto duro del PAN.

Volviendo al punto, nuestras encuestas y cálculos nos muestran que JVM anda en los treinta puntos y Peña Nieto en los 37, por lo que cuando Josefina avance cuatro puntos en los próximos días y semanas, Peña Nieto se vendrá abajo, por más publicidad y defensas que le hagan los medios de sus veinte puntos arriba de Josefina. La maquinaria panista apenas comienza a funcionar en el país y no en balde ya hemos ganado muchas elecciones, a pesar de tener los medios perversamente en nuestra contra. La verdad es que Peña Nieto es un pésimo candidato, Manlio Fabio Beltrones era mil veces mejor candidato, por lo que le agradecemos al PRI su dedazo.

Le recuerdo que en casi todas las encuestas de las últimas elecciones para gobernadores y presidentes, el PAN aparentemente en las encuestas de referencia, siempre “ha estado abajo”. Nadie pensaba por la manipulación de los medios masivos de comunicación y las dichosas encuestas, que en Puebla, Sinaloa y Oaxaca fuera a perder el PRI la elección para gobernador, porque se decía todos los días que “en todas las encuestas iba arriba el PRI”. En síntesis, esta estrategia electoral ya no funciona, por lo que es necesario que nos vengan ya con otro discurso.

Por último, es interesante ver como el PRI ha venido ganando las últimas elecciones con sus métodos tradicionales de siempre, ya que vemos que lo hacen en tres tiempos, antes de la elección, durante la elección y después de la elección.

Antes de la elección, con todo el dinero del mundo, durante años, con anuncios, cachuchas, camisas, camisetas, bicicletas, matracas, tamboras, actos masivos con acarreados, obligados o pagados, escándalos mediáticos, encuestas a modo, espectaculares, anuncios en camiones, spots en radio y televisión, etcétera; la cantaleta es abrumar a la población de que van veinte o treinta puntos arriba del segundo lugar. Y eso que no se vale inducir el voto ciudadano ni reducir los topes de campaña.

Durante la elección, con los carros completos, carruseles, urnas embarazadas, compra del voto, coacción del voto, anulando los votos de los contrarios y lo que dicen los conteos en las actas, aumentando las casillas especiales, haciéndole creer otra vez ala población que ya ganaron, saliendo a hacer declaraciones de que ya ganaron, etcétera.

Después de las elecciones, como saben que es difícil que los tribunales electorales desconozcan o anulen una elección, las impugnaciones por lo general nadie las gana, ya que sería como pensar que se aceptará que hubo un fraude electoral y por lo tanto, aunque con trastupijes, la votación ganadora siempre será el mejor argumento para no anular nada en los tribunales y el PRI lo sabe muy bien.

Quedamos cien panistas a sus órdenes para un debate público, de quien gobernó mejor México, el PRI en el siglo pasado o el PAN en este siglo. El reto Incluye a los Ciros Gómez Leyya, los Lorets de Mola o los Josés Cárdenas. Al final del día la economía ficción de la época priísta del siglo pasado o el populismo del Mesías Tropical, no son opciones que hayan funcionado en México. Le recuerdo que el candidato priista Peña Nieto, rehuyó siempre el debate al ex Secretario de Hacienda y al ex precandidato Ernesto Cordero, porque lo iba a poner en ridículo con información dura.

Lo saludo con respeto.

Lino Perea Flores

(*) Nos referimos al artículo “Caída de Josefina complica escenario a Peña Nieto”, donde afirma “…que la caída de Josefina Vázquez Mota al tercer lugar de las preferencias electorales, tal y como se pudo apreciar en la encuesta de seguimiento sobre los candidatos presidenciales levantada por la empresa GEA-ISA bajo el patrocinio de Grupo Milenio, dato conocido esta semana y que seguramente será corroborado por otras casas encuestadoras que harán públicos sus resultados en los próximos días, representa la confirmación de que la campaña de la candidata oficialista hace agua y que pese a los golpes de timón, la guerra sucia y el presunto refuerzo de personajes cercanos al presidente Felipe Calderón, el tour proselitista de la panista va rumbo al naufragio….”

Comentarios: (*) Maestro en Ciencias y Doctor en Economía por la London School of Economics and Political Science, de la Universidad de Brunel y la Universidad de Londres, Inglaterra.

perealino@yahoo.com.mx

 Carta publicada en Periódico Veraz


Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Analistas y expertos tenían razón, las elecciones en julio próximo no pueden considerarse más que como atípicas. No tanto por la conducta social y política de partidos y candidatos en la búsqueda del voto que les asegure el triunfo, que, en lo sustantivo no se diferencia gran cosa de la observada en las dos últimas contiendas presidenciales, sino en el  contexto interno y externo dentro del cual tiene lugar el proceso electoral en curso.

En lo interno, pobreza, desigualdad e inseguridad creciente percibida, condicionan lo mismo lo que la ciudadanía espera de las elecciones que el discurso proselitista enfocado a trasmitir lo que el electorado quiere escuchar. A diferencia del pasado, la audiencia impone el tenor del discurso y los candidatos demagógicamente a ello se pliegan.

En lo externo, la crisis global, -multidimensional como la califica Alfredo Halife Rahme-, que actúa negativamente lo mismo en lo económico y financiero que en lo social y político, requiere de respuestas congruentes y claras para el mediano y largo plazo sobre el rumbo a seguir por un país que, inserto en la globalidad del fenómeno se exige a sí mismo crecimiento económico con justicia social, para así atender a las necesidades crecientes de una población que rebasando los 110 millones de habitantes alrededor del 40% viven en condiciones de pobreza. Partidos y candidatos no pueden obviar el marco referencial de la crisis global, sin perder el marco conceptual de lo que la ciudadanía espera de ellos.

Lo atípico está dado en un proceso apenas perceptible de cambios profundos en el país y en sus habitantes a los que el traje a la medida ya les queda chico, como sucede también en otras latitudes del orbe. Lo típico es que partidos y candidatos se niegan a reconocerlo, pretendiendo ajustar tanto a la política como a los ciudadanos a sus ambiciones y  propósitos y no a la inversa. En el transcurso de las próximas semanas ya se verá de qué cuero salen más correas.

Congruencia

Conciliar el requerimiento electoral en la coyuntura en base a promoción de imagen, discursos a cual más trillados y promesas de campaña, con un planteamiento de fondo que concrete propuestas viables en torno a las reformas y cambios estructurales que el país requiere, es de considerarse nada fácil. Hablarle claro al electorado sobre los escollos a librar para retomar el camino del desarrollo en el mediano y largo plazo, si no se tiene honestidad intelectual y voluntad política para compartir con la ciudadanía un proyecto de Nación distinto y acorde con la realidad de México y del mundo, es bordar en el vacío. Sin congruencia todo queda en el discurso y así termina por juzgarlo un pueblo tan desencantado como incrédulo.

Lo que es o no es posible emprender, siempre bajo la óptica de cada aspirante a la presidencia de la república, debería ponerse en primer plano, aún a costa de sacrificarse aceptación  y simpatía entre aquellos sectores de la población que, privilegiando necesidades sentidas en la coyuntura, no necesariamente estarían de acuerdo en subordinar éstas a las necesidades reales de un país que, acusando estancamiento y retroceso, requiere de drásticas medidas para impulsar los cambios que México requiere.

Esto naturalmente que no entra en los planes y estrategias de campaña. Al electorado lo que hoy este quiere escuchar y está dispuesto a secundar sin mayores compromisos o sacrificios. La tarea inmediata es convencer para obtener el triunfo. El ya mañana Dios dirá termina por dominar la tónica de las campañas políticas, manifestándose como ausente el cómo y el con qué se pretende cambiar a México tras el relevo de titular del Poder Ejecutivo federal.

Complejidad

Lo complejo del asunto para los presidenciables es que para unos segmentos de la sociedad, el país no demanda más allá de maquillajes sectoriales y regionales, en tanto que, para otros, la solución a problemas coyunturales pasa necesariamente por un cambio estructural a fondo que genere las condiciones necesarias para que la atención a necesidades sentidas de la población, vaya de la mano con las reales que el México de hoy demanda, para así enfrentar y salir avante en el entorno de la crisis globalizada y la problemática interna de estancamiento económico con inseguridad.

No se puede satisfacer a todos sin generar conflicto al atentarse contra intereses creados aún siendo estos legítimos y respetables, cuando a diferencia del pasado dominado por el partido hegemónico, la elección presidencial se reducía protocolariamente a un simple cambio de estafeta ó, más recientemente, a la llamada “alternancia”, trasvase entre equipos gobernantes de una partidocracia con intereses y propósitos más o menos comunes.

Otro México, otra ciudadanía

A ello habría que agregar el que los candidatos hoy se enfrentan a una ciudadanía plural, más joven, informada y beligerante que, tras una supuesta apatía e indiferencia, a su modo participa, juzga y califica, como se pudo constatar en Tres Marías, Morelos, cuando Josefina Vázquez Mota queriendo darse un artificioso “baño de pueblo”, interrumpiera el descanso del Jueves Santo de los paseantes ahí reunidos. La irreverencia de la improvisada audiencia que le abucheara a su antojo, le obligó a poner distancia de por medio abandonando el lugar con la cola entre las piernas. Es otro México, otra ciudadanía, a la que hoy enfrentan partidos y candidatos.

Aquí en Yucatán, el priísmo con mayor sensibilidad al contrario, hizo mutis, respetando el asueto generalizado del fin de la Semana Mayor pero, bien se las arregló para financiar el traslado, tortas y refresco de miles de humildes familias de diversos municipios del interior a los más de 10 sitios de playa de la costa yucateca. La compra de conciencias y voluntades no podía faltar dentro de lo típico del proceso electoral en curso, aprovechando el tricolor ocasión y necesidad de la población objetivo.

Hojas que se lleva el viento

Los aspirantes al Senado y a la Cámara de diputados, ayunos de comprensión de la realidad del país y de sus respectivos distritos electorales, carentes de ideas propias para convencer a sus electores se acogen al discurso de los presidenciables, haciéndose eco, sin mayor aporte en su ámbito de competencia, de lo que estos dicen o dejan de decir. El voto diferenciado en su momento les abrirá los ojos.

Chelem puerto, Yuc. 7 de abril del 2012

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En Perspectiva

J. Enrique Olivera Arce

Hasta donde mi percepción lo permite, considero que Calderón Hinojosa no perdió con el triunfo de Josefina Vázquez Mota por sobre las aspiraciones de Ernesto Cordero, como mucho se dice. Al contrario, su partido, el PAN, salió fortalecido de la contienda interna por la candidatura presidencial, mostrando músculo y una estructura electoral inesperada. Se dice fácil, pero lograr que más del cincuenta por ciento de militantes y adherentes, en día domingo partidos de futbol de por medio y con un mínimo de irregularidades,  manifestara en abierto sus preferencias, dice mucho a favor de la estructura panista a nivel nacional.

Ya quisieran tanto el PRI como el PRD, poder llevar a cabo una elección interna abierta sin mayores tropiezos y,  sin que resulte un clásico cochinero de la magnitud a que ya nos tienen acostumbrados.

Ahora bien, considero que no se debe hacer de lado que el triunfo de Vazquez Mota se sustentó en actitud y discurso encaminado a convencer en primer término a una la militancia conservadora por tradición histórica. No podía ser de otra manera so pena de ser rechazada por amplios sectores de lo más radical de la derecha panista. No obstante, a lo largo de su pre campaña dejó entrever presencia, capacidad, experiencia y flexibilidad para convencer a un electorado de indecisos que, sin militar en el PAN, pudieren no comulgar con las propuestas del PRI-PVE y Movimiento progresista. Matando así dos pájaros de una sola pedrada hasta donde lo permitiera un laxo Instituto Federal Electoral.

Esto último apenas una muestra del tono con que Josefina afrontará a sus oponentes a lo largo de la campaña electoral. Sin perder de vista que “Haiga sido como haiga sido”, Calderón estará dispuesto a respaldarle con todo.

En este marco estimo que se van aclarando las cosas en el reacomodo de las diversas fuerzas políticas que electoralmente se expresan en México. Mediando de por medio la mano presidencial, el PAN se correrá hacia el centro, cediendo en donde haya que ceder y apretando hasta donde las circunstancias lo ameriten sin perder su inclinación ideológica de derecha, con una campaña destinada a convencer tanto a lo más conservador de la sociedad mexicana, como a los sin partido que a última hora se inclinan simplemente por cumplir con su compromiso cívico sin mayores broncas.

Por su parte, el Movimiento progresista ya mostró sus cartas. De una izquierda intransigente ha pasado a un discurso suave y terso en las formas y firme en el contenido, corriéndose en igual forma al centro del espectro político electoral para ganarse a una clase media que está y no está por el cambio que requiere con urgencia el país. El pacto de las izquierdas, a mi juicio histórico, entre López Obrador, Marcelo Ebrard y Cuauhtemoc Cárdenas apunta en esa dirección.

En cuanto al PRI, mis dudas. No logra abandonar actitudes, discurso y concepción de estructura partidista  propias del siglo pasado. Pareciendo que se conforma con su voto duro como si este fuera suficiente para alzarse con el triunfo. Paradójicamente lejos de fortalecerse en el centro del espectro, lo mismo coquetea discursivamente con la derecha que con la izquierda sin lograr una clara definición que atraiga a los indecisos, antes al contrario, con sus palos de ciego y su pésima elección de candidatos, se aleja de su ubicación centrista tradicional. Esta percepción obliga a pensar en un desdibujamiento de un PRI otrora triunfador que no aprendió de las lecciones del 2000 y 2006.

Si esta percepción es pretendidamente correcta, estaríamos hablando de una polarización de las fuerzas políticas del país en el que el PRI, sus aliados y su candidato presidencial, jugarían nuevamente el papel de compañeros de viaje sin destino cierto en un proceso electoral en el que el PAN y el Movimiento Progresista, se disputarían nuevamente la presidencia de la República con resultados por ahora impredecibles.

A escasos cuatro meses y medio de la elección, pueden suceder muchas cosas, no obstante, corregir rumbo y visión para adecuarse a las nuevas circunstancias de un México al borde del desastre, resultaría ya extemporáneo para el PRI. Ya lo veremos, si Calderón no dispone otra cosa.

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Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Cada partido, sobre todos los de mayor representatividad, cree aplicar métodos democráticos que sus adversarios observan contaminados porque son distintos a los propios. Y, en cualquier caso, ninguno resulta plenamente satisfactorio. “Nuestra democracia”: Rafael Loret de Mola

 Con el PAN “ni a la esquina”, parafraseando lo dicho por el ex secretario de gobernación y hoy espurio aspirante a senador, Manuel Bartlett, en relación al PRI, aclaramos. No comulgamos con el panismo y mucho menos con sus expresiones de ultraderecha pero, tampoco con la partidocracia en su totalidad que, secuestradora de nuestra incipiente democracia, hoy en nombre de ésta se rasga las vestiduras en un todos contra todos.

Ante los diversos métodos antidemocráticos adoptados por cada partido político para la selección de candidatos a cargos de elección popular, cada uno de éstos descalifica a sus adversarios, asumiéndose como blancas palomas cuando todos, sin excepción, con el mayor cinismo de espaldas a sus militancias, incurren en los mismos vicios.

¿O es acaso que el método adoptado por el PRI tiene mayor contenido democrático que el del PAN, el PRD o la morralla? No hay que ir muy lejos, la ciudadanía, lastimada y empobrecida tiene la respuesta. De todos los partidos políticos en México no se hace uno, como ninguno nos merece ya respeto y credibilidad.

Lo hemos reiterado en estas líneas. En el imaginario popular se percibe que el régimen político en México está en crisis y, por ende, el sistema electoral y de partidos políticos en que se sustenta nuestra deformada democracia representativa. Ni los partidos ni quienes emanan de los procesos electorales, representan a cabalidad la voluntad ciudadana, antes al contrario, se sirven de esta para medrar en pro de sus egoístas intereses personales y de grupo, haciendo de la democracia representativa un mito colosal.

En este marco, cuando un partido político o sus personeros hablan de atentados contra la democracia en referencia a métodos, procedimientos y resultados, en la selección interna de candidatos adoptados por los oponentes, no tenemos otra cosa que la materialización de aquella conseja que dice: “el burro hablando de orejas”.

¿O no suena así cuando el precandidato del PRI a la presidencia se desgarra las vestiduras por la intervención de Calderón Hinojosa en el proceso electoral, olvidando el negro historial de su partido?

¿O en nuestra próspera aldea cuando el aspirante a senador Héctor Yunes Landa, vocifera en contra de un proceso “antidemocrático” en la elección del abanderado, (hoy abanderada) panista a la presidencia? ¿Olvidó que es fruto político del “dedazo”?

El burro hablando de orejas. ¿O alguien se atreve a desmentir lo aquí expresado? Todos son iguales.

Si para el ex alcalde xalapeño, ex secretario de gobierno y ex procurador de justicia en Veracruz, hoy preseleccionado del PRI para contender por una diputación federal, Reynaldo Escobar Pérez, “el presidente de la República no le merece ningún respeto”, para el común de los mexicanos el IFE, los partidos políticos y la clase política en general, tiempo ha que dejaron de ser referentes de representatividad y democracia.

El sonido del hasta hoy silencio en el imaginario popular, es prueba fehaciente de ello. Ya llegará el momento del rescate de la democracia en México. Entonces el pueblo hará sentir su voz.

 

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