Pulso crítico
J. Enrique Olivera Arce
La crisis post electoral del PAN tras la derrota en la elección presidencial saca a flote las diferencias entre Calderón Hinojosa y Josefina Vázquez Mota, pero también la verdadera intención presidencial de inclinar la balanza a favor del candidato Enrique Peña Nieto como último recurso para dar continuidad al proyecto calderonista, confirmándose que el PRIAN en ningún momento le apostó a un cambio de rumbo y de brújula en la conducción del país.
Calderón fue muy claro al reconvenir a Vázquez Mota por perder dos meses de campaña en explicar por qué era “diferente” en lugar de presumir los logros de los gobiernos emanados del PAN. “Cuando el PAN gobierna ya no queda el eje del cambio, queda el eje de la continuidad…”, dijo el chaparrito pelón de lentes al reprobar ante la cúpula blanquiazul el lema de campaña de la candidata presidencial de su partido. Josefina se fue por la libre y de ahí la falta de un apoyo presidencial más contundente.
Se buscaba que el electorado refrendara el mandato de Calderón y no una propuesta “diferente” que pusiera en duda la intención presidencial de continuidad del proyecto. No se logró, antes al contrario, el electorado derroto tanto el más de lo mismo calderonista como un presunto proyecto “diferente” impulsado por Vázquez Mota.
Así las cosas, para Calderón Hinojosa la opción de continuidad ya no está en su partido sino en el PRI y su candidato presidencial, con un proyecto de cambio “light” opuesto al de un cambio verdadero propuesto por López Obrador.
No es entonces circunstancial que tras la impugnación de la elección presidencial por parte de las llamadas izquierdas, con la reprimenda de Calderón a Josefina se desatara un nuevo embate contra el político tabasqueño y la coalición Movimiento Progresista, por parte de las cúpulas empresariales que están por la continuidad del modelo neoliberal que ha venido impulsando el PRIAN por más de tres décadas, y no por un nuevo proyecto de nación que a decir de la dirigencia nacional del PRI, desestabilizaría al país. El fantasma del “peligro para México” vuelve a las andadas en otro momento y bajo otras circunstancias, pero al fin un riesgo percibido por los poderes fácticos.
Si para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación la presión de la protesta ciudadana es de considerarse, con mayor razón la de las cúpulas empresariales que se suben sin tapujos al ring aprovechando el regaño presidencial a Vázquez Mota. Generándose un escenario en el que todo indica que la calificación de la elección es ya un hecho consumado a favor de Peña Nieto. Confirmándose con la tregua pactada entre Jesús Zambrano del PRD y las Cámaras empresariales bajo la promesa de que las izquierdas respetarían la decisión última, inobjetable e inatacable del Tribunal Electoral.
Hasta aquí llegó López Obrador como candidato presidencial, así estaba previsto. Lo que haga en adelante será bajo su propia responsabilidad y sin el cobijo de las izquierdas electorales, colocándose en la tesitura de tener que enfrentar su circunstancia personal como un luchador social marginal, enemigo del régimen y, por ende, atenido a las consecuencias que ello amerita frente a un régimen autoritario y de mano dura como se espera sea el que presida el Sr. Peña, al gobernar con una base social minoritaria.
Lo comentamos en su oportunidad. Andrés Manuel en su segundo intento no podía aspirar a más en el marco de la partidocracia y los intereses de los poderes fácticos que ésta representa.
De acuerdo con lo declarado por Manlio Fabio Beltrones, la impugnación a la elección se permitió hasta un límite razonable. El arroz ya se coció y antes de la fecha límite el TRIFE declarará presidente electo al ex gobernador de Edomex. El PAN así lo acepta y ya habla su dirigencia nacional de un colaboracionismo acorde con el interés nacional, que no puede ser otro que el que decida el PRIAN en cogobierno.
Si los plazos se le vencieron a López Obrador, queda en el imaginario popular la idea del fraude electoral y, a partir de ésta, la protesta ciudadana por diversos cauces y tonalidades continuará hasta donde el cuerpo aguante. Para la izquierda auténtica, la llama de la esperanza está puesta en un movimiento juvenil que crece cualitativamente en un intento más por democratizar al país desde abajo. Este tiene ahora la palabra, el tiempo dirá hasta donde llega antes de ser acallado. Xalapa, Ver., agosto 8 de 2012.